Producto de mis decisiones (Parte 2): Cap 59 y 60
Fin de la parte 2.
Capítulo 59
Llegamos a la disco y ahí estaban Marcos y Núria en la puerta, esperándonos. Ya habíamos hablado de quedar ahí ya que básicamente éramos los únicos que nos conocíamos entre nosotros en esa fiesta. Ya solo faltaba Lara, mi gran y única aliada esa noche. Ella llegó a los pocos minutos y ya estando todos, entramos. La música estaba a tope y no había casi ningún rincón vacío. El ambiente era totalmente distinto al del local donde trabajaba Lara, donde siempre nos reuníamos. Había pedido fiesta expresamente para esa ocasión, se notaba que tenía ganas de desprenderse de las malas vibraciones de Ricardo, de apartarlo de nuestras vidas. Si todo iba bien, esa noche sería el fin de todo.
-Bueno Ricardo está al llegar supongo, no es el tipo más puntual del planeta. Por ahí delante hay otra sala donde ha reservado unas mesas y así podremos estar mejor, luego ya a bailar y divertirse jajaja- Dijo Lara.
Nos fuimos hacia la otra sala y en efecto, se estaba bastante más tranquilo. Había gente, pero casi todo eran sofás y mesas por lo que no había tanto “movimiento”. Nos sentamos en uno de los sofás los cinco, esperando la llegada de nuestro amigo. Mientras, yo las dos parejas íbamos hablando y Lara estaba con el móvil. Me fijaba en Núria e iba muy guapa también, al igual que Lara. Aunque cada una en su estilo. Lara como siempre muy exuberante, mientras que la mujer de Marcos llevaba un vestido de fiesta, largo y de color azul marino. Sobrio y elegante, pero a la vez moderno y que le remarcaba el buen cuerpo que tenía.
De repente Aina y Lara se levantaron. Y eso fue ocasionado por la llegada de unos chicos, encabezados por Roberto, el tonto del gimnasio. Eran todos del mismo corte, en cuanto a físico, rostros e incluso peinados. Parecían clones. Menos uno, un hombre que superaba seguro los 40 años y tenía el pelo canoso. No tenía ni idea de qué pintaba ese personaje ahí. Aina me hizo un gesto, como pidiendo mi presencia, así que no tuve otro remedio que levantarme e ir con ellos.
-Mira Mario, bueno a Roberto ya lo conoces jajaja. Pues estos son Alfonso, Rafa, Arturito, Esteban y Óscar.
Les fui dando la mano uno por uno, fijándome en que tendrían unos 20 más o menos, como Roberto. Menos Rafa, el hombre maduro del que me había percatado antes. Tenía pinta de estar fuerte también, aunque sin tener el cuerpo típico culturista de los otros “niñatos” que estaban ahí. Volvimos al sofá y Aina me habló un poco de ellos. La mayoría eran simplemente socios del gimnasio y los veía de vez en cuando. Amigos de clase de Roberto todos, menos Rafa, que según mi mujer era un amigo del padre de Roberto.
-Es actor… y bueno, estos últimos meses ha tenido que apuntarse para estar más en forma para nuevos rodajes- Me dijo Aina.
-Ah genial, ya me extrañaba que estuviera con todos esos- Le respondí.
-Sí jajaja. Ya digo que todos son amigos de Roberto y bueno con Ricardo se llevan bien y tal. Y el Rafa este pues ha posado alguna vez para Ricardo, para promocionar las pelis y tal- Me seguía contando.
-Ostas, pensaba que Ricardo solo hacía desnudos.
-Sí… bueno hace a veces cosas con hombres también… en fin vamos a tomar algo va- Y tras decir eso, nos fuimos ambos a la barra a pedir algo.
El recorrido fue lento y complicado. Estaba lleno de gente, la mayoría críos veinteañeros como los amigos que me había presentado Aina. Y como no, con las hormonas disparadas y mirando a mi mujer sin disimulo alguno. Estaba acostumbrado de otras veces, pero tampoco solíamos estar en esos ambientes y me tocaba un poco los cojones esa desfachatez de los críos. Por fin pudimos pedir un par de refrescos y volvimos al sofá, donde todo seguía igual. Roberto y los demás estaban por la pista bailando, mientras nosotros seguíamos ahí charlando.
Por fin llegó Ricardo, dando la nota como siempre:
-Muchas gracias por venir de verdad, os lo agradezco. Espero que os divirtáis, ahora os daré unos vales para consumiciones gratis. Tres o cuatro para cada uno está bien. ¡Si necesitáis más me pedís sin compromiso! Y si no me encontráis pues le pedís a este chaval de aquí que se llama Mario, que seguro le sobrarán jajaja.
Noté las risas de la gente, tanto de la panda de Roberto como otros tíos de más edad que habían llegado con Ricardo y que suponía serían otros amigos. Me encontraba en una situación de ridículo, aunque el tema no fue a más. También llegó más gente y ese comentario quedó en nada, aunque me dolió.
-Ya sabes como es, no le des importancia. Yo tampoco bebo y no me ha dicho nada, conmigo no se atreve jajaja- Me dijo Aina, con intención de quitarle importancia al tema, aunque reflejando que mientras a ella la respetaba, a mí no.
La propia Aina le levantó para saludar a más gente, esta vez del trabajo. Yo me quedé con Lara relativamente a solas hablando, mientras Marcos hacía lo propio con Núria.
-Bueno… tú aguanta que pronto nos lo sacamos de encima- Me dijo Lara.
-Pfff no las tengo todas… Aunque todo funcione, no sé como reaccionará Aina.
-Tranquilo que cuando vea la grabación, se dará cuenta del tipo de persona sin escrúpulos que es Ricardo- Me seguía diciendo.
-Sobre eso, he pensando que sería mejor que Aina lo viera… no sé. En directo como que le impresionará más y así nos aseguramos el tiro- Le dije.
-Mmm uff no no. Hacer que venga y tal… y que esos aún estén a lo suyo… no no. Tampoco sabemos qué va a pasar ni cuanto durará… a lo mejor viene Aina y ya han terminado o nos pillan. Mejor les grabo y ya se lo enseñaremos. Tú ocúpate de Marcos y lo demás déjamelo a mí- Me terminó diciendo.
Pasaban las horas, nosotros seguíamos aburridos mientras toda la sala bailaba sin parar. Lara y Aina se animaron a hacer lo propio, incluso Núria de unió al rato. Nos quedamos como no, Marcos y yo. Los dos fiesteros por excelencia…
-Que termine ya esta mierda y nos vamos- Me dijo mi amigo.
-Pues sí… encima me dijo Lara que si había tiempo irían a una casa que tienen sus padres y está vacía, a terminar la fiesta- Le respondí.
-Ahí no me verán, te lo aseguro. Cumplimos el trámite y para casa.
Ese tema, el de la casa, tampoco lo tenía muy claro respecto al plan. No habíamos hablado más de eso con Lara y aproveché un momento en el que Marcos fue al baño para ir a buscarla. Por suerte la encontré con facilidad, perreando sola. Ahí mismo, le dije:
-Oye una cosa… lo de la casa de Ricardo y eso…
-¿Qué pasa?- Me preguntó.
-Me refiero, ahí no iremos supongo…
-No no, o sea me equivoqué Mario. Pensaba que querrían ir o algo pero nada, déjalo estar- Me dijo, aunque sin dejar de bailar.
-Vale vale…
Volví al sofá donde ya estaba Marcos, sin entender si al final irían o no. Visto lo visto no entraba en el plan, así que todo ocurriría en esa misma discoteca. Desconocía donde estaban los reservados, ni donde quería Lara ”drogar” a Núria. Seguía bailando y bailando, como si nada tuviera que suceder.
Seguían pasando las horas y el ritmo en la sala no bajaba. No quería imaginarme como estaría la otra, la de al lado donde habíamos pasado primero. Aina y Núria ya estaban en el sofá, aunque de vez en cuando se levantaban para bailar. Por suerte no iban demasiado lejos y las podíamos ver casi todo el rato. A quien también veía todo el rato era a Marcos, que parecía nervioso. En teoría no sabía nada de lo que iba a ocurrir, pero parecía como si oliera algo. Yo charlaba con él de vez en cuando, intentando relajarlo un poco.
También pensaba en que por suerte, Carla no había venido finalmente. No dejaba de ser el gran apoyo de Ricardo y si sospechaba algo, hubiera podido joder el plan. Pero no estaba presente, así que un problema menos. Quien sí había venido era Alba, la tía que Ricardo se folló en carnavales. Aina me había señalado su posición, junto a otras compañeras de trabajo. La verdad es estaba de muy buen ver, relacionaba los gemidos ahogados que escuchamos ese día con su rostro y se me ponía dura.
-Tías acompañadme un momento al baño que aquí sola me pierdo- Dijo Lara a Núria y Aina, que aceptaron.
Habían bebido lo suyo aunque no fuera alcohol y aún no habían ido a mear, así que era complicado resistirse. No sabía si sería el momento en el que Lara ejecutaría su plan, pero parecía un contexto ideal. Me quedé de nuevo a solas con Marcos, que seguía rallado:
-Tío no es a malas… pero no sé qué le ves a Lara.
-Pues nada… no quiero nada con ella- Le dije.
-No coño, ya lo sé. Pero como amiga- Qué sí, que os conocéis de hace tiempo… pero no todas las amistades tiene que basarse en el tiempo- Me dijo Marcos.
-Claro, tú que apenas tienes contacto con la gente de la uni jaja.
-Tengo a la gente que me importa, como tú y Aina. También alguno más que vemos de vez en cuando. Y del colegio más. Pero los justos y por su calidad humana, no por ser “antiguos”. Ya te lo comenté un día- Me seguía diciendo.
-Ya… pero no sé. Aina y yo no somos muy sociables. Ella apenas tiene amistades de antes y yo pues mira… los que tengo los quiero conservar- Le dije, aunque estaba a punto de perderle a él también si el plan tenía éxito.
-Bueno, Núria y yo tampoco somos relaciones públicas precisamente. Pero a lo que iba, es que gente como Lara, Ricardo… no veo la necesidad- Terminó diciendo, a lo que asentí aunque sin comentar nada más.
Pasaron los minutos y las chicas no volvían. Notaba a Marcos ligeramente preocupado, aunque yo lo estaba también. No tenía ni idea de qué estaría pasando, si estaba relacionado con el plan o no. Marcos me dijo que iba a buscar a su mujer. Quería evitarlo pero sería en vano, así que decidí acompañarle. Nos dirigimos al baño, pasando entre la multitud como pudimos. Llegamos y la sorpresa es que en la puerta estaba uno de los amigos de Ricardo, que nos dijo:
-¿Buscáis a Lara y a las otras no? Se fueron a la otra sala un momento que Lara conocía a una chica.
Marcos se fue directamente hacía ahí, mientras el amigo de Ricardo me guiñó un ojo. No entendía nada, si lo hizo porque sí… o porque era conocedor del plan. Lo que estaba claro es que ese plan ya había empezado, no había vuelta atrás.
Llegamos a la sala del principio, pasando de nuevo por toda la multitud. Sería muy complicado encontrarlas, de hecho Marcos llamó a Núria pero no se lo cogía. Estábamos ahí en la pista, mirando a un lado y al otro. Yo no sabía qué hacer, esperaba alguna señal de Lara… y llegó.
-Ey chicos, ¿Qué hacéis aquí?- Nos dijo Lara.
-Joder pues que no os encontrábamos y un amigo de Ricardo nos dijo que vinisteis aquí- Dije, suponiendo que era parte del plan.
-No os preocupéis, han vuelto al sofá ya. Os habréis cruzado. Por cierto Mario ven un momento que está ahí Susana y así os veis- Me dijo.
¿-Susana?- Pregunté.
-Sí joder, de la uni, venga ya que estás aquí no te cuesta nada.
Miré a Marcos, que me dijo que sí con la cabeza y se volvió hacia la otra sala. Yo me quedé con Lara, que siguió diciendo:
-Venga, que todo va según lo previsto joder.
¿Pero dónde está Núria… y Aina…
-Aina ya volverá al sofá, Núria está en la zona de los reservados, vamos sígueme- Me dijo y me dispuse a seguirla.
Fuimos a través de la sala hacia el lado opuesto, llegando a un pasillo que conducía a varios reservados. No entendía nada y le pregunté a mi amiga:
-¿Pero qué ha pasado al final? Has podido… ya sabes.
-Qué sí Mario, tú espera y verás. A Aina le he metido unos laxantes hace horas en la copa, así que se ha tenido que quedar en el baño- Me dijo.
¿CÓMO?
-No grites Mario joder. Que eso no es nada, era para perderla de vista y poder llevarme a Núria- Dijo Lara.
-Pero no me dijiste nada de eso- Respondí.
-Sabía que te negarías, pero joder que es un simple laxante. Aina nos ha dicho que se quedaba porque tenía mal la barriga, así que me he llevado a Núria a tomar una última copa… y ya a solas en la barra le he metido la droga en el vaso. Venga sígueme, que todo esto tendrá sus frutos…
Capítulo 60
-Vale, pero qué pasa con Aina…
-El tío que has visto en la puerta del baño es colega mío, se la tiene jurada a Ricardo también y está al corriente del plan. Le he dicho que haga guardia ahí por si veníais. Y que cuando salga Aina, le diga que vuelva al sofá y ya. No te preocupes- Me contestó Lara.
Esperaba que realmente todo eso valiera la pena, porque estaba siendo demasiado complicado. Lo bueno es que Marcos estaría en el sofá también, así que podría enterarme de si Aina habría regresado bien. Seguía a Lara por la zona de los reservados, la mayoría ocupados. Uno de ellos estaba sin gente, solo había unos restos de coca en la mesa y una media negra tirada en el suelo. La gente que iba ahí… iba a lo que iba.
Llegamos casi al final del pasillo, encontrando un pequeño espacio tapado con una especie de cortinas, Lara me hizo a mirar y en efecto, estaban Núria y Ricardo. Aunque no hacían nada, simplemente estaban charlando. También había otra chica… Alba. Lara me dijo en voz baja:
-Me he llevado aquí a Núria antes para relajarnos un poco, la he dejado con Alba.
-¿También conoce el plan?- Pregunté.
-Exacto. Tras el polvo con Ricardo se pensaba que serían felices y comerían perdices… y obviamente no. Ricardo me contó que se pelearon un poco, o por lo menos que ella no quería seguir. Así que la tanteé un poco y ahí está ayudando. Ya ves que Ricardo tiene muchos amigos… pero también enemigos.
-¿Y ahora qué se supone que tiene que pasar?- Volví a preguntar.
-Pues ahora paciencia Mario. Yo le dije a Núria que iba a ver como se encontraba Aina. Y que luego ya vendríamos ambas. Y lo que hice realmente es decirle a Ricardo que Núria estaba ahí en el reservado con Alba y podría intentar algo- Me dijo Lara.
-¿Y qué te dijo Ricardo?
-No tardó ni dos minutos en venir jajaja. Ya lo ves ahí- Respondió.
Y sí, ahí estaban los tres. Alba, Núria y Ricardo. Charlando de forma amena, bebiendo también. Me fijé en el vaso de Núria y por el color, no parecía precisamente un refresco, sino un cubata. Se lo pregunté a Lara:
-¿No le has dado nada más no?
-Que no joder Mario. Con lo que le metí antes es suficiente. Y ahora parece que está bebiendo alcohol también pero no temas que no pasa nada- Me dijo.
Pasaba el rato y ahí seguíamos, detrás de la cortina espiando de vez en cuando. Estaban los tres de espaldas por lo que no podían vernos, aunque también íbamos con mucho cuidado. De repente Alba se levantó, así que Lara y yo nos apartamos del lugar rápidamente. Alba salió del reservado y nos vio, guiñándome un ojo como había hecho el otro chico en la puerta del baño, un buen rato antes.
Pasó un rato más y Ricardo pareció rozar la pierna de Núria, que se dejaba hacer. Aún así, no se la veía cómoda. No podíamos escuchar lo que se decían, pero ella no paraba de moverse y mirar de un lado para otro. No sabía si por miedo a ser pillada o preocupada por donde estaría Marcos. Ahí seguían ambos, hablando pero sin avances. La que también se empezaba a impacientar era Lara, que tampoco paraba quieta por la zona.
En cuanto a mí, simplemente no sabía qué hacer. Esa situación me superaba y seguía con Aina en la cabeza. Así que hice algo que no estaba en el plan. Le envié un mensaje a Marcos, preguntando donde estaba y si había visto a Aina. Le estábamos traicionando en esos momentos y yo solo me preocupaba por Aina. Difícilmente podía caer más bajo. Obtuve respuesta a los pocos instantes:
-Estoy aquí en el sofá donde estábamos todos, pero hace mucho rato que no os veo ni a ti ni a Aina.
Eso me dejó helado, ella debería haber vuelto ya. No dije nada a Lara porque no debía levantar sospechas con Marcos y lo acababa de hacer, pero todo me olía fatal. Dentro del reservado seguía todo igual. Yo quise esperar, necesitaba esa prueba sí o sí. Cualquier beso me valía… algo. Necesitaba alguna imagen para enseñar a Aina, de hecho Lara estaba móvil en mano para grabar cualquier cosa rara que pasara. Pero no pasaba nada, seguían charlando y ya tan siquiera le ponía una mano encima Ricardo a Núria.
Yo seguía mirando a ratos dentro y a ratos fuera, por si venía alguien. Cuando escuché de la boca de Lara:
-Mierda.
Miré rápidamente dentro y vi como Núria estaba levantada, mirando desafiante a Ricardo. Y dijo algo gritando que sí pude escuchar:
-¡¡¡A MÍ NO ME TOQUES HIJO DE PUTA!!!
Parecía que se iba a girar, así que Lara y yo nos escondimos corriendo detrás de una columna. Núria salió de ahí, sin saber donde ir y visiblemente afectada, fuera por la droga o el alcohol. Aún así pudo cruzar el pasillo e ir hacia fuera. No sabía qué hacer, al igual que Lara. El plan había fallado, así que tenía por lo menos que volver al sofá y no levantar sospechas.
-No no no Mario… espera- Me dijo Lara, agarrándome del brazo.
-Ya lo has visto, no hay nada qué hacer. Por lo menos hoy.
-Espera joder… que le pregunto a Ricardo.
-¿Preguntarle qué? Si no sabe nada, o sea se quiere tirar a Núria porque es un enfermo del sexo pero no sé qué quieres preguntar…
Lara no sabía qué decir… y entonces me imaginé lo peor. Así que decidí actuar:
-Bueno, pregunta lo que sea y vámonos, os espero fuera de los reservados que me estoy agobiando.
-Vale, dame dos minutos. Me dijo Lara, que me vigilaba mientras me iba de la zona.
Pero no me fui, cuando me perdió de vista y entró al reservado de Ricardo, volví rápidamente. Necesitaba saber qué narices estaba pasando. Era complicado escuchar algo, di un vistazo y por suerte estaban de espaldas ambos gracias a la orientación del sofá, así que le eché un par y entré, sin hacer ruido y colocándome detrás del sofá.
-¿Pero qué quieres que haga yo?- Decía Ricardo.
-Joder Riqui... ¿Te follas a todas y no puedes ni besar a esta?- Respondió Lara.
-Pero que no depende solo de mí, la cosa va de dos personas. Supongo que lo pillas.
-¿Pero qué hacemos con Mario ahora?- Dijo Lara, dejándome en shock.
-Pues cambio de planes… relativamente. ¿La cosa era liarme con Núria durante un buen rato y entretenerlo no? Pues no he podido liarme, me jodo… pero lo hemos entretenido. El premio gordo me espera en casa igual, por no comerme el entrante no pasa nada- Respondió el cabrón.
-Sí Riqui, pero si todo salía bien, hubierais estado mucho más rato y Roberto ya te la tendría a punto de caramelo. Encima Mario estaría 100% convencido y satisfecho con la prueba… que yo borraría pero vamos, no hay nada que borrar ya- Dijo Lara.
-Tranquila, lo hemos hecho lo mejor posible. El resultado es el mismo, el tonto ese irá a ver a su mujercita y tienes que seguir mareándolo. Ya sabes, dile que Aina sigue en el baño pero está mejor y tal y tal…
-Vale, pero ahora no sé si colará- Decía ella.
-Ya verás como sí, es medio bobo. Déjame ir al baño, a despedirme de los colegas y me voy para casa. Tú maréalo aunque sea una horita y listos, luego lo mandas a tomar por culo- Respondió Ricardo.
No necesitaba escuchar más. Me fui lentamente hacia fuera del reservado y luego corrí como un poseso por la disco, buscando la salida. Tenía un rato, no sabía cuanto, para llegar a la casa de los padres de Ricardo antes que él. No sabía si realmente estaría ella ahí… con Roberto. Pero me temía lo peor. Le mandé un último mensaje a Marcos, pidiéndole por favor que si veía a Aina me lo dijera. Le estaba pidiendo esa ayuda al amigo que había querido traicionar minutos antes. Y ahora la mujer que estaba en peligro no era la suya… sino la mía.
Durante el viaje, tan siquiera pensaba en nada. Estaba en blanco. Demasiadas cosas que digerir y sobre todo, un objetivo que cumplir. Tenía que llegar a esa casa y ver que ocurría. Según Ricardo, Roberto solamente tendría que calentarla o algo así. Tampoco lo veía muy factible… aunque realmente Aina y él habían pasado muchas horas juntos en el gimnasio. Estaba tan cegado con Ricardo, que nunca me preocupé de él. Y tanto el hijo de puta de Ricardo como la hija de la gran puta de Lara, habían jugado conmigo. Pero no quería gastar energía en eso, ya habría tiempo. La misión era Aina.
Llegué, aparcando lo más cerca posible y me situé en la puerta. Podía saltar la valla sin problemas, pero lo malo sería como entrar en la casa. Me acordé de meses atrás, cuando fuimos, que había bastantes ventanas por la parte trasera. Rezaba para que hubiera alguna abierta, era mi única opción. Fui ahí pero no, todo cerrado. Así que mi mente empezó a funcionar a mil por hora. Tenía que romper una ventana y entrar… pero no sabía cual. La casa era enorme, yo me perdí en la última visita. Necesitaba romper una alejada de las habitaciones… por ejemplo la del baño. Sería complicado saber cual era, no se veía a través. Pero me la jugué, guiándome por la última visita.
Y tras mucho tiempo, algo me salió bien. Rompí el cristal con un zapato, entré y en efecto era el baño. Ahí venía el segundo problema… tenía que esperar que no hubieran escuchado nada. Sabía que el baño estaba muy alejado del salón así que había muchas opciones… pero nada era seguro. Esperé ahí unos segundos y no se escuchaba nada, así que abrí la puerta del baño. Fui recorriendo la estancia, pegando la oreja en cada puerta pero sin escuchar nada. Me dirigí finalmente al salón, al lado de la entrada. Estaba la puerta cerrada, pegué la oreja y se escuchaban murmuros. Si Aina estaba en esa casa, tenía que ser ahí.
Y ahí estaba mi dilema, entrar o no. El hecho de irse a esa casa, a solas con Roberto, no era algo bonito lógicamente. Podía entrar a lo bestia y pedir explicaciones. Pero con todo lo ocurrido con anterioridad… podía ser temerario. A lo mejor no estaban solos, solamente escuchaba murmuros. Y seguramente no estarían haciendo nada. Podría pedirle explicaciones y enfadarme, pero el hecho de haberme colado en esa casa, seguirla… sería muy confuso para Aina también. Y no tenía ninguna prueba de nada.
Pero entonces escuché unos pasos, así que me aparté rápidamente de la puerta y crucé la primera puerta que vi. Era una habitación y entré en el armario por si acaso. Esperaría unos minutos, a ver si escuchaba algo. Si no, volvería a salir para investigar qué estaba sucediendo. Pero no hizo falta.
La puerta de la habitación se abrió. Lo supe por el ruido de la puerta, ya que no podía ver absolutamente nada.
-No podemos hacer esto…
Era la voz de Aina. Me quería morir. Tenía que salir… pero aún no había ocurrido nada. Tampoco sabía a qué se refería exactamente, aunque sonaba mal no, lo siguiente. El chico respondió:
-Tú tranquila, relájate.
En efecto, era la voz de Roberto. Estaba hecho un lío, confundido a más no poder. Salir o no del armario… literalmente. Estaba muerto de los nervios, no podía tolerar que nada ocurriera, pero entonces pensé en la conversación de Lara con Ricardo. En teoría, Roberto la tenía que “calentar”. Y Ricardo rematar la faena. Conociendo a ese enfermo, no dejaría hacer nada a Roberto, le cortaría los huevos de lo contrario. Estaba convencido que quería a Aina para ella. Su voz precisamente, cortó mis pensamientos:
-No me encuentro muy bien…
-Normal Aina, la cena te ha debido sentar mal. Por eso hemos venido, así vas al baño tranquila y te relajas- Le dijo Roberto.
-Sí ya he ido… en la disco y aquí. Pero estoy como mareada… y no deberíamos haber venido, Mario…- Decía ella.
-No temas por Mario, ya le hemos informado. Cuando estés mejor te llevo a casa, sin prisa.
Eso me dejaba algo más tranquilo, relativamente. Ella seguía pensando en mí y simplemente se sentía culpable por haber venido a esa casa, que sabía era de Ricardo. Aún así, seguía estando mal y su siguiente frase me dio el motivo:
-No será por las rayas…
-No joder Aina, por un par no pasa nada- Respondió Roberto.
-Pff… si en la disco hasta me quité la media… qué vergüenza… como se lo explico a Mario- Decía ella.
-Tranquila… Te quitas la otra y listos, le dices a tu marido que tenías calor jajaja- Dijo Roberto, riéndose.
Yo estaba al borde del infarto, los restos de coca y la media que había visto en otro reservado… eran de Aina. La había drogado, la había desnudado y a saber qué más. La siguiente frase de mi mujer me mató:
-Bueno… pero me siento sucia. Tocarme así los muslos… rozarme el coño casi…
-Es que vas pidiendo guerra jajaja. Despiertas muchos sentimientos en los hombres, no es na’ malo. Sabemos que quieres a tu marido con locura, por darte un capricho no pasa na’- Respondió Roberto con un tono mucho más suave, mientras que Aina dijo:
-Joder… guárdatela por favor… pff es muy grande.
-Tú tranquila… uff así así, un poco más arriba...
¿Fin?