Producto de mis decisiones (Parte 2): Cap 55 y 56

La noche sigue y tanto Lara como Javi regresan con los demás.

Capítulo 55

Yo estaba de piedra. En una sola frase, Aina me había dejado a cuadros.

Carla le contaba cosas de los polvos con Ricardo. Y encima eso, que lo hacían varias veces. Y en unos segundos, había “analizado” la cantidad de semen de Ricardo para concluir que era el primer polvo. Tenía lógica, esa cantidad no tenía pinta de ser “la segunda bala”, pero me sorprendía que mi mujer hablara de ese tema con tanta naturalidad.

Decidimos primero de todo mear y ver como salíamos de ahí luego. A malas, pensé que podríamos quedarnos ya en una habitación, aunque de esa forma Carla sabría que nos habríamos colado mientras ella se tiraba a Ricardo. Aunque visto lo visto, todo el mundo conocía esos polvos… menos el cornudo de Javi.

Salí del baño tras Aina que fue la primera en entrar. Ella ya estaba en el pasillo, mirando hacia el salón. Fui sigilosamente hacia ella, pillándola “in fraganti”. No estaba haciendo nada malo, pero le vi de nuevo la cara de embobada que tenía. Eso solo podía significar una cosa, así que miré dentro del salón y se confirmaron mis sospechas.

Esos dos habían retomado su actividad sexual. Aunque esa vez nos sería más complicado pasar desapercibidos. Carla estaba estiraba boca abajo en el sofá, mirando hacia donde habíamos entrado. Ricardo encima de ella, follándola con una gran cadencia.

-Ah ahhh ahh ah ahhh vamos ahhh- Gemía Carla, mientras Ricardo mantenía su ritmo.

Ambos miraban hacia la salida así que el tema se complicaba. Le dije a Aina de quedarnos ya en una habitación, pero me dijo de esperar unos minutos a ver si cambiaban de postura y podíamos escaparnos. Yo empezaba a estar un poco harto del asunto. Era curioso como meses atrás era yo quien espiaba a Ricardo follando, intentado que Aina no supiera nada. Mientras que en esos momentos, parecía Aina la que disfrutaba con esos espectáculos. No es que fuera ese el motivo, estaba convencido que Aina quería simplemente escapar tal como me había dicho. Pero no parecía molestarle ese polvo, ni mucho menos.

Esperamos ahí como media hora, donde cambiaron varias veces de posición pero siempre mirando alguno de los dos a la salida. Yo estaba con el móvil, mirando de vez en cuando qué pasaba. Mientras que mi chica parecía no querer perderse ningún detalle. Por supuesto que me molestaba, las comparaciones son odiosas y estaba claro que Ricardo follaba mucho mejor que yo. Encima él, Ricardo, el que tantos dolores de cabeza me había traído esos últimos meses. Que Aina viera su potencial no me favorecía demasiado, aunque no consideraba que fuera algo clave, ella me había demostrado su fidelidad.

Aún así, estaba bastante cansado ya y decidí acoplarme en una de las habitaciones. Aina entró a los pocos minutos, diciéndome:

-Mejor nos quedamos…

-¿Aún siguen no?- Le pregunté.

-Sí… Ricardo se ha vuelto a correr, se ha limpiado un poco y ahora Carla se la está… ya sabes...

-No, no sé.

-Joder Mario, se la está comiendo, se la está chupando… le está dejando seco. Aunque debería estarlo ya.

Aina parecía decir aquello con sorpresa, incluso con admiración. La verdad es que tenía mérito llevar mínimo dos polvos seguidos y tener aún “munición” para que te la chupen. Nos quedamos ambos ahí, donde apenas se escuchaba nada, para pasar el rato hasta que todos volvieran.

Pero me dormí, no sé cuanto tiempo pasó hasta que me despertó un ruido. Estaba tumbado en la cama y abrí los ojos ligeramente. Y las vi, a Carla y Aina hablando en la puerta. Eso me debió despertar, aunque hablaban bajito.

-Joder el pelo…- Decía Aina muy flojo.

-Sí tía tal cual, parecía su yegua jaja.

-No hables tan alto plis, que lo vas a despertar- Susurró Aina, en referencia a mí.

-Da igual, ya ves tú… en fin, tu mira el móvil eh jajaja.

-Que si zorra, venga vete ya hablaremos- Le dijo mi chica despidiéndose, instante en el que cerré los ojos de nuevo para disimular.

Estaba claro que hablaban del polvo de Ricardo. No le di demasiada importancia, ya sabía de antes que se lo debía contar Carla a Aina. Lo que me dejó un poco descolocado fue lo del móvil. No sabía que tendría que decirle, para avisarla de mirarlo. El caso es que me hice el dormido unos minutos más hasta que me incorporé un poco, preguntando a Aina por la situación.

-Carla ha ido ahora a por Javi, así que estarán al caer. Ha venido aquí y me ha dicho eso… que nos quedáramos ya aquí y que ahora venían.

-¿Y Ricardo? Y que te ha dicho de lo de “colarnos” en su casa?- Le pregunté.

-Ah nada, o sea ha entendido que nos estábamos meando y que ella nos dio permiso para venir. Se ha disculpado por lo de follar ahí en el salón, que lo correcto sería ir a una habitación y tal pero bueno les pilló el calentón ahí. Ah y Ricardo se ve que fue en busca de una amiga.

-¿Como que una amiga?- Pregunté.

-Pues eso, conoce a una tía de otra carroza y creo que se la traerá. Y sí, con traer quiero decir tirársela- Me dijo Aina.

-Ah genial, no ha tenido bastante parece… ¿Y a Carla no le importa que se folle a otras?

Entonces Aina se puso a reír y me dijo:

-Tú eres el que más conoce a Ricardo seguramente. Es como prohibir a un tigre cazar. Carla lo sabe, disfruta con él mucho pero tampoco son pareja. Tú déjales que disfruten y hagan su vida, ya Carla sabrá cuando buscarse a alguien serio.

-Claro porque Javi…

-Romperá con Javi, ya te lo dije. Está buscando el momento idóneo para decírselo y así no hacerle daño- Me contestó Aina.

-Claro, follarse a un amigo suyo cada día no es hacerle daño- Me salió el alma decir aquello, metiéndome en algo que no me favorecía en absoluto.

-Mario por favor, no empieces. Ya son grandecitos todos. Yo tampoco creo que sea la mejor opción pero es su vida, no la nuestra. Si quiere poner los cuernos a Javi pues mira, que apechugue con las consecuencias. Pero no por eso deja de ser mi amiga.

Dejamos por suerte ahí el tema y nos cambiamos para ya sí, ponernos a dormir. Yo llevaba una mochila con nuestros pijamas. Ahí guardé también los disfraces que teníamos que devolver el día siguiente. Aunque antes de ponernos esos pijamas, ambos completamente desnudos, nos miramos. Y ambos sabíamos que significaba esa mirada, ambos queríamos lo mismo. Aina se me puso encima y nos besamos con pasión. Estuvimos así unos minutos, aunque me cortó el rollo:

-Joder… pero no tenemos condones.

-Bueno Aina… a ver no te enfades. Pero yo creo que por un día…

-No Mario, ni de coña. Me da mucho respeto ya lo sabes. Y no quiero estar jodida con pastillas… por un día nos aguantamos. A parte podemos hacer otras cosas.

Y tras decir aquello, Aina giró su posición hasta quedar en un 69 que empezamos a disfrutar. Su vagina era deliciosa, de vez en cuando pasaba mi lengua por su arreglado pubis. En esa época lo solía tener algo más poblado, ocupando el vello gran parte de la zona. Aún así, se lo retocaba de vez en cuando para tenerlo corto, pese a ocupar prácticamente todo el pubis. Ella me comía lo mío también, aunque yo casi nunca me depilaba y tenía la zona bastante poblada. Aina nunca hizo ascos a eso y a mí me daba bastante pereza depilarme, así que lo llevaba así siempre exceptuando alguna ocasión concreta.

Seguíamos a lo nuestro cuando el móvil de Aina vibró varias veces. Lo tenía solamente en vibración por lo que no sonaba, pero era evidente que alguien le estaría mandando mensajes. Y a esas altas horas de la madrugada… solo podía ser Carla. Me corrí a los pocos minutos, dejando la lefa en el pecho de Aina. La hice correr también a ella y entonces se vistió con el pijama y se fue al baño a limpiarse tras contestar a los mensajes del móvil. Yo sería el siguiente tras su vuelta.

Pero se dejó el móvil ahí, abierto… y vi la oportunidad perfecta para sacarme varias dudas de la cabeza. Nunca le cogía el móvil, de hecho yo era tan torpe que seguro que Aina me hubiera pillado alguna vez. Y tampoco sabía su contraseña, unido a que era bastante ordenada y nunca se lo dejaba abierto. Pero esa vez, seguramente por las prisas, se lo había dejado tras responder. La curiosidad me pudo de nuevo y lo cogí, para descubrir con quien chateaba a esas horas.

Miré sus chats por encima, sin ver nada demasiado destacable. Solo observaba los nombres de las personas y no había nada raro. Los últimos mensajes eran con Carla y ahí sí que me detuve. Le había dicho a mi mujer un rato antes que se acordara de mirar el móvil. Pero no había nada reciente. Solamente hablaban de tonterías. Lo único relevante que pude observar fue un intercambio de mensajes donde Carla le confesaba a Aina que iba con Ricardo a casa para “terminar la faena”. Eso me dio una idea: Buscar en el chat la palabra “Ricardo” y así saber qué hablan ambas en privado sobre mi mayor enemigo. Pero me la estaba jugando mucho así que solamente me dio tiempo de buscar un par de conversaciones… aunque fueron suficientes.

Carla le contaba a Aina lo genial que era Ricardo, sobretodo en la cama. Lo bien que la follaba, lo grande que la tenía… y que no se podía saber lo que se sentía hasta que se vivía en primera persona. Tras eso dejé el móvil donde estaba, esperé a la vuelta de Aina y me fui a asear también, dándole vueltas a la cabeza. Me imaginaba que ambas hablarían de Ricardo, sobretodo que Carla hablaría maravillas de él. Era lo lógico, pero una cosa era imaginarlo y otra verlo. Por suerte parecía que Aina simplemente le seguía el rollo, sin preguntar demasiado. Aunque solo eran un par de charlas y faltaba el mensaje pendiente de Carla, del que estaba seguro que le contaría cosas sobre el polvo con Ricardo de esa misma noche.

Volví del baño y Aina me informó de la situación:

-Bueno, pues ya estamos todos.

-Ya han llegado Javi y Lara?- Pregunté.

-Sí, están en el salón....

-¿Pasa algo?- Le pregunté, tras ver que su tono indicaba una ligera preocupación.

-Míralo tú mismo… si quieres- Me respondió, a lo que salí despacio hacia el salón para ver qué ocurría.

Y lo que ocurría era algo que en ningún momento se me había pasado por la cabeza.  Estaba Javi estirado en el sofá, con los ojos cerrados. Y con Lara chupándole la polla a gran velocidad. No entendía nada, ella debía cuidar de él… pero no en ese sentido. Nunca habría imaginado eso, una infidelidad de Javi y encima con una amiga de Carla. Al final mi mujer tendría razón, que Carla se merecía algo mejor…

Javi seguía con los ojos cerrados, aunque sujetando ligeramente la cabeza de Lara que subía y bajaba por su gran polla. Porque estaba bastante bien dotado, sin llegar a lo de Ricardo pero con una longitud bastante generosa. Lara seguía a lo suyo y yo no sabía como acabaría aquello. No solamente me excitaba la escena, sino que quería saber si darían un paso más y follarían. Pero al cabo de poco, él se corrió, echándolo todo en la boca de Lara. Ella tendría que ir al baño, así que me escondí rápidamente en la habitación, esperando por si había una segunda ronda.

Capítulo 56

Llegué a la habitación y le conté lo sucedido a Aina, que me dijo:

-Yo te avisé… Carla merece algo mejor.

Sabía que me soltaría esa frase. Y es que tenía razón. Aina siguió:

-Todos sois iguales… a la mínima que os viene una tía buena perdéis la cabeza… es que pensáis con la polla joder…

-Bueno cielo… te recuerdo que empezó Carla- Le dije.

-Porque ya se olía algo seguramente. Nunca me lo ha dicho, pero me ha contado muchas veces que Javi bebe, que es poco atento y que esto podía ocurrir…

-¿Y lo de ahora… lo sabe?- Pregunté.

-No, ella está durmiendo en la habitación ya… no sé qué hacer. Si ir a avisarla, si decírselo mañana… si ocultárselo- Me dijo Aina.

Era curioso como era disyuntiva la había tenido yo meses atrás, tanto con Mauri como con Miguel. Ahora era Aina la que veía como le ponían los cuernos a una amiga suya. Y como yo entonces, no sabía qué hacer. Aunque esa situación era algo distinta, ya que Carla era de igual forma infiel y reincidente desde hacía meses (Aunque Aina no lo supiera). Por lo que simplemente Carla tomaba de su propia medicina. Pero eso mi chica no lo sabía, conocía las infidelidades de Carla con Ricardo pero solamente las recientes, desde la crisis con Javi. Si supiera que ya meses atrás esos dos follaron… pero no había ninguna prueba.

Aún pensando en eso, escuché la puerta del baño cerrarse. Abrí la nuestra con cuidado y eché un vistazo pero no vi nada. Aina estaba con la misma preocupación que yo y decidí actuar. Lara era mi amiga y si alguien podía decirme qué estaba pasando, era ella. Me la jugué y sin pensar le envié un mensaje:

-No es asunto mío, pero te he visto con Javi en el salón… en fin. Solo quiero tener la noche en paz.

Apenas dos minutos después, llegó la respuesta de Lara:

-Se ha ido ya a dormir cn Carla, mñn hablmos.

Se lo comuniqué a Aina y por fin nos quedamos más tranquilos. Ninguno de los dos deseábamos que Lara y Javi culminaran la infidelidad con un polvo. Mi mujer preocupada por Carla… y yo por Javi. Porque él le estaba dando ya vía libre a su chica para serle infiel. Hasta el momento, aunque tuvieran sus problemas, él se mantenía fiel y la única culpable que ponía los cuernos era Carla. Pero lo de esa noche cambiaba el asunto y Javi demostraba ser igual de infiel que Carla… aunque por el momento no se había tirado a Lara.

Aina y yo nos fuimos a dormir, con la situación más calmada. Habían sido unas horas muy intensas, con Carla y Ricardo follando, luego nuestro polvo y al final la mamada de Lara a Javi. Parecía que los únicos fieles de la tierra éramos precisamente Aina y yo. Pero la calma duró poco, ya que escuchamos alrededor una hora después unos gritos.

Realmente solo los escuché yo porque me despertaron, Aina estaba dormida. Presté atención y venían de la habitación de al lado. Eran bastante sonoros… pero no violentos. Alguien estaba follando, estaba claro. Desconocía la distribución de las habitaciones así que no tenía ni idea de quién serían los dos “afortunados”.  Tampoco escuchaba con claridad el tono de voz de la chica, así que no tenía ni idea de quien sería. Lo más lógico era pensar que serían Ricardo y su amiga. Pero temiendo alguna nueva sorpresa o infidelidad, decidí ir a dar un vistazo.

Salí de la habitación poco a poco, sin querer despertar a Aina. No tenía miedo a que me pillara, ella había demostrado ser tan cotilla como yo. Pero aún así prefería hacerlo en secreto. Me aproximé a la habitación de al lado, aunque estaba cerrada así que sería imposible ver nada. Podía abrir la puerta poco a poco y dar un ojo, pero el riesgo era enorme. Decidí descartar esa idea y simplemente escuchar a ver si reconocía alguna voz.

-Uff… mmm… uffff.

Se escuchaban solamente leves suspiros de una chica. Una chica a la que por ese tono de voz no reconocía. Pero en un minuto resolví la duda, al escuchar la voz de Ricardo.

-Jajaja estás cachonda eh puta, así amordazada como la perra que eres.

Como sospechaba y como dictaba la lógica, era simplemente Ricardo con su amiga. No sabía como sería y me daba mucho morbo poder verla. Ver la nueva presa de Ricardo, a ver qué pibón había conseguido ligarse esa noche. Se seguían escuchando los suspiros y bufidos de la chica, aunque amortiguados por la mordaza que llevaría puesta. De repente pero, esos bufidos se transformaron en gemidos. Aún ahogados, pero mucho más intensos:

-MMM....UFFF MMM PFFF…

-Joder ya era hora de estrenarte ese culito… menos mal que estás mordiendo tus bragas si no se enteraba hasta el alcalde jajajaja- Dijo Ricardo.

Yo estaba súper excitado. Me fui al baño a mojarme la cara, pero incluso desde ahí se escuchaban los gemidos. Seguía siendo ahogados y eso daba incluso un punto más de morbo al asunto. Estaría siendo dominada totalmente… y por el culo.

Me mojé la cara pero ya no pude aguantarme. Me senté en la taza del váter y me saqué el rabo, empezando la paja. Estaba tan cachondo por todo lo ocurrido las horas antes, por los gritos que estaba escuchando… y con una privacidad que no solía tener, que me corrí en apenas un par de minutos. Ellos seguían a lo suyo, pero yo por lo menos me había podido saciar. Volví a la habitación y la sorpresa es que Aina estaba despierta.

-¿Qué haces cielo?- Le pregunté a mi chica.

-Estos que no callan… joder con la tía esa vaya una fulana. Debe tener algo en la boca porque se escucha raro, pero no veas como grita- Me dijo.

-Pues sí. A mí me han despertado también y he aprovechado para ir a mear.

-Pues mira, iré yo también, porque dormir está complicado- Me dijo, antes de ir al cuarto de baño.

Yo seguía empanado, escuchando a Ricardo y su amiga follar, cuando vi que de nuevo Aina se dejó el móvil en la cama. Debería estar chateando en esos momento y aproveché para volver a espiar sus conversaciones. Y esa vez, a diferencia de la anterior, sí que vi algo relevante. Eran las últimas frases de su chat con Carla:

-Joder Carla pero podíais ir a una habitación.

-Que ya te lo he dicho, nos ha pillado así tía.

-Pero era algo secreto coño. Ahora Mario lo sabe. Y tampoco hace falta hacer más daño a Javi.

-Bueno Aina tía… que piense lo que quiera. También ha visto a Javi con Lara, al final van de buenos pero mira.

-Pero Carla, que Javi está súper pedo y Lara es como es… a parte que seguro ya sospecha de ti.

-Sí sí, pero la mamada ya se la ha llevado. Y que se tire a esa guarra si quiere, en breves lo dejaremos. En fin mañana hablamos. A ver si Ricardo se termina de tirar a esta otra y nos deja dormir que vaya escándalo.

-Es… ¿Es esa no?

-Sí Aina, qué pesadita estás jajaja. Es la rubia de tu departamento sí.

-La puta Alba… parece que lo está gozando jajaja con lo tímida que parece en la oficina, en fin mañana hablamos.

Así se despedía Aina y así terminaba el chat. Dejé el móvil rápidamente en su posición, lo último que quería era otro lío con mi mujer. Pero seguía sin entender lo que había leído. Estaba Claro que Aina sentía “lástima” por Javi y veía difícil justificar lo de Carla, aunque al final Javi había caído a la tentación y había tenido sexo oral con Lara. Una Lara con quien tendría que hablar al día siguiente. El caso es que Aina no parecía demasiado disgustada por aquello, pese al intento inicial de regañar a su amiga.

Y la última parte aún me dejó más descolocado. Ricardo se estaba tirando en esos momentos a una compañera de trabajo, del mismo departamento que Aina. Una tía a la que mi mujer conocería bastante bien y que según lo leído, ya tenía sospechas que algo podría pasar. Y lo peor de todo, es que no parecía molestarle aquello.

Volvió Aina e intentamos dormir, aunque sin éxito. Esos dos seguían a lo suyo, follando y follando durante largos minutos. No sé si por fruto de la excitación o por el hecho de no poder dormir, pero Aina se me puso encima y nos empezamos a besar. Nos fuimos calentando hasta terminar en un 69 como horas antes en esa misma cama. No era habitual hacerlo dos veces en ese corto espacio de tiempo, encima me acababa de hacer una paja en el baño. Así que tras dos corridas en esa noche, Aina intentó levantármela pero sin éxito. Estuvo varios minutos tocándomela, dando besitos, lengüetazos y otras atenciones… pero nada.

No sabía si considerarlo gatillazo, porque ya sería la tercera eyaculación de la noche… pero estaba claro que para Aina era la segunda y hacía ya unas horas, así que entendía su decepción. Por lo menos pude comerle el coño y hacer que se corriera, así por lo menos no podría reprocharme nada. Se fue de nuevo al baño a asearse, aunque esta vez cerró el móvil. Tampoco había escrito nada así que no habría novedades, pero yo seguía rallado, queriendo saber más sobre sus conversaciones con Carla.

Regresó mi mujer del baño (tardando más que las otras veces) y nos pusimos de nuevo a intentar dormir. Seguía con las mejillas algo rojizas, algo habitual cuando se corría. Ya hacía rato de su orgasmo, pero no le bajaba ese color aún. En la otra habitación disminuyeron el ritmo ya que los gritos habían decrecido ligeramente. Gracias a eso parecía que Aina había conseguido conciliar el sueño. Yo por mi parte, seguía en vela intentando hacer lo propio. Tenía mucha curiosidad por saber como sería esa chica, pero ni de coña probaría de espiarles. Tendría que sacárselo a Aina hablando con ella… o espiando su móvil en otra ocasión.

Definitivamente cesaron los gritos y en un minuto se escuchó la habitación abrirse. Aproveché para acercarme a la puerta por si escuchaba algo, pero nada. Me atreví a abrir y salí al pasillo en busca de respuestas, pero ya era tarde. Ricardo la debería estar acompañando a casa. La habitación de al lado tenía la puerta abierta pero estaba vacía. Eché un ligero vistazo pero lo único que se apreciaba eran manchas de humedad. Esos dos se habrían corrido mil veces. Volví a la cama con Aina y ya me dormí tras esas intensas horas.

Al día siguiente nos levantamos, comimos un poco y fuimos a devolver los disfraces. Nadie comentó nada de todo lo ocurrido. Tanto Javi, Carla como Lara tenían mucho que ocultar. También Ricardo, aunque visto lo visto ya no había vuelto. Volvimos a casa y Aina me dijo:

-Joder vaya nochecita… en fin ya hablaré con Carla, tú no digas nada eh.

-¿Qué iba a decir yo?- Le respondí.

-Pues no sé, en plan decirle algo a alguno de los dos. O reprocharle algo a Lara… tú déjales- Me dijo mi mujer.

-Bueno con Lara sí que me gustaría hablar y preguntarle…

-¡Ves! A eso me refería. Tú no le digas nada. Pasó eso con Javi y ya está, es grandecita para saber qué hacer- Me interrumpió ella.

-Pero joder cielo, está destruyendo una relación…

-Qué va. Ambos se están poniendo los cuernos y en poco lo dejarán, ya te lo dije- Me dijo finalmente, tocándome un poco la moral.

Parecía que Aina quisiera que Lara siguiera haciendo “cosas” con Javi. Que incluso fueran un paso más allá y culminaran su infidelidad, si no lo habían hecho ya. Eso justificaría en parte los cuernos de Carla con Ricardo, ya que su pareja hacía lo mismo. Y parecía que Aina buscara eso, que su amiga no fuera la única infiel y culpable de la ruptura. Fuera o no ese el motivo, yo quería hablar con Lara y aclarar el tema. Y lo haría en alguna tarde de la semana siguiente, en nuestros encuentros esporádicos en el parque.

Y eso hice el miércoles de la semana siguiente. Quedé a media tarde donde siempre, dando la excusa de siempre a Aina (ir a comprar cuatro cosas al supermercado). A Lara le dije que solamente quería charlar un poco, aunque ella ya se imaginaba que le preguntaría sobre lo ocurrido unos días antes con Javi. De hecho, fue al grano:

-Venga Mario, pregunta.

-A ver Lara… pues ya sabes. Lo del otro día no me lo esperaba. Ya sabes que me la sudan esos dos, pero si te lías con Javi estás justificando a Carla. Aina os vio también y eso no nos ayuda en nuestro plan- Le dije, lo más suave que pude.

-A ver Mario no me jodas. Hemos intentado pillar a Ricardo y no ha colado. Este plan es una mierda, yo he hecho todo lo que he podido pero no ha podido ser. En el proceso he perdido a mi pareja… no estoy bien Mario…

Tras decir aquello, empezó a caerle una lágrima por la mejilla. Tenía razón en parte, tampoco estaba siendo fácil para ella todo aquello. No podíamos seguir así toda la vida.

La abracé y de repente, Lara me besó.