Producto de mis decisiones (Parte 2): Cap 47 y 48
Se acercan fechas señaladas, en las que Marcos y Núria empiezan a integrarse en el grupo.
Capítulo 47
Me vestí rápidamente, quería evitar que Aina me pillara.
Su vuelta a casa había sido idónea y no quería destrozar el día. Ya me inventaría alguna excusa al volver, pero no quería que me preguntara nada sobre esa escapada repentina. Una escapada tras el polvo y estando ambos relajados en el sofá. No sabía que me inventaría, pero necesitaba hablar con Lara. Bueno, realmente ella necesitaba hablar conmigo. Pero esa posible ruptura era algo muy serio y si la quería mantener a mi lado, necesitaba poner de mi parte también.
Y es que la noticia me había puesto la piel de gallina. Había que confirmarlo, pero esa ruptura significaba muchas cosas. Que Lara tendría más tiempo para ayudarme, que Juan Carlos no le podría comer la cabeza y la más importante… que se alejaría por fin de nuestras vidas. Aunque físicamente nunca había hecho demasiado acto de presencia, los últimos acontecimientos habían demostrado que en la sombra era un verdadero peligro. Ya tenía suficiente dolor de cabeza con Ricardo. Sus conquistas sobre Raquel y Rocío, así como su ojo puesto en Aina, eran mi mayor preocupación.
Y en esas últimas semanas había surgido ese nuevo enemigo llamado Juan Carlos. El novio de Lara, siempre apartado de nosotros, pero que de repente se había interesado en las chicas de nuestro círculo. Jodiendo la boda de Rocío y Miguel, jodiendo posiblemente el matrimonio de Raquel y Mauri… y quien sabe si fijándose también en mi esposa.
Me vestí y pude evitar los reproches de Aina, que estaba ya completamente frita en nuestro sofá. Me dirigí al parque de siempre, pensando de nuevo en como podía afectar esa última revelación a tal complicada situación. Estaba feliz pero sin tenerlas todas conmigo. Y es que Juan Carlos se había liado con ambas chicas sin apenas aparecer en nuestras vidas. No sabía si era ruptura realmente le alejaría al 100% de nuestras vidas… o seguiría con su afán de jodernos a todos.
Llegué al parque donde ya estaba Lara en un banco y me despejó rápidamente esa duda:
-Te cuento… Juan Carlos tiene que ir a trabajar a Barcelona unos meses y hemos visto que esto sería insostenible ya.
-Ah entiendo… pensaba que sería algo más sentimental- Le dije, contento por la marcha de Juan Carlos pero sin entender demasiado la situación.
-Qué va. Aunque es un factor también claro. Soy consciente de sus aventuras y él de las mías, pero estar acechando a mis amigas tampoco me mola sabes.
-Claro- Le dije.
-Pero vamos, el motivo principal es ese. Podíamos aguantar la situación estando cerca y tal. Pero si se va lejos tanto tiempo la verdad es que no veo sentido a seguir juntos. Prefiero estar 100% libre y que él lo esté también. Poder hacer nuestras vidas y ya.
-¿Y cómo te encuentras?- Le pregunté, ya que por teléfono parecía mucho más afectada. Mientras que en esos momentos estaba como si nada hubiera pasado.
-Bueno… me jodió bastante no te voy a mentir. Pese a todo, llevamos un buen tiempo juntos… y nadie me folla como él- Me soltó.
La verdad es que Lara no había sido demasiado profunda nunca ni parecía afectada precisamente por la relación en sí… sino puramente por el sexo. Quise añadir algo, que si no lo decía reventaba:
-Bueno y Ricardo…
-Ricardo es otro nivel, tan siquiera lo pongo en la lista jajaja- Me dijo, aunque paró en seco su risa, posiblemente consciente de el valor y daño de esas palabras.
Sabía obviamente que Ricardo era mi mayor enemigo, que ambos estábamos intentando pillarle para que dejara en paz a Aina… y soltar eso no había sido lo más inteligente. Y por ese motivo, ante mi silencio, lo intentó arreglar:
-A ver Mario… no nos vamos a engañar. Sabemos qué tipo de persona es Ricardo. Y sabes que haré todo lo posible para ayudarte a tener alguna prueba contra él y que os deje en paz. Pero eso no quita que sea una bestia en la cama.
Lo “arregló” a su manera, aunque yo tampoco estaba colaborando en dejar atrás esa conversación:
-Y… ¿Te lo sigues tirando?
-Sí Mario. Poco, mucho menos que antes, pero sí. Me invita de vez en cuando a casa y nos limitamos a follar. De hecho, lo hago por ti- Me dijo Lara.
-¿Cómo?
-Joder Mario. Si quiero tener relación con él, no será precisamente como amigos. Tampoco trabaja ya en el local conmigo. Ni apenas le vemos el pelo. Así que si quiero estar cerca de él y seguir teniendo relación…
Lara tenía parte de razón. Difícilmente Ricardo perdería su tiempo en charlar con la gente precisamente. Y menos con Lara, que no era la chica más culta del lugar. Si quedaban y mantenían el contacto era básicamente para follar. Aunque para Lara no fuera tampoco un gran sacrificio, visto lo visto. No hablamos demasiado más y me fui hacia casa, previo abrazo afectuoso de Lara. No era demasiado habitual en ella y me sorprendió, aunque debió ser por su estado emocional. Aunque se mantuviera firme, seguía siendo una ruptura y no era plato de buen gusto.
De camino a casa, pensé qué decirle a Aina. Era bastante arriesgado usar la excusa de siempre de comprar algo, ya que ni la había avisado ni faltaba nada. Pensé en contarle la verdad, a medias como siempre.
Que Lara había roto con Juan Carlos y me lo quería contar en persona. Eso le dije al llegar a casa y aunque no le molestó, sí que se extrañó por lo repentino de la situación:
-No pasa nada claro, joder pobre Lara. Pero bueno, se saca un peso de encima visto lo visto… vaya pieza ese Juan Carlos. Pero joder, podías haberme avisado…
-Ya… es que fue así repentino y tampoco quise molestarte cielo.
Dejamos el tema ahí y nos pusimos a ver la tele de nuevo, como antes de marcharme. No necesitábamos demasiado más, nos teníamos el uno con el otro. De hecho, antes del reencuentro con Ricardo, esa era nuestra vida. Una feliz rutina, sin demasiada vida social pero también sin problemas.
Pasaron varios días con esa tranquilidad, algo que realmente añoraba. Se acercaba nuestro primer aniversario de casados. Y eso provocaba en mí una mezcla de sentimientos. Por una parte estaba muy feliz de esa fecha, de celebrar que había pasado un año ya desde el enlace con la persona que más quería en mi vida. Pero por otra, tenía cierto pánico al festejo. Sabía que no sería nada especialmente grande, pero tener que aguantar a Carla y a lo mejor a Ricardo… me ponía histérico.
Pero me tenía que ir acostumbrando, porque tarde o temprano volveríamos a tener nuestras quedadas con ellos. Y por suerte, tenía a Marcos de mi lado también. Eso le comenté a mi mujer en un momento de relax en casa:
-¿Cuando hagamos algo por el aniversario de bodas… ¿Invitaremos a Marcos y a Núria no?
-Sí, supongo jajaja. Las dos parejas que ya sabes se han caído del barco… así que si no queremos celebrarlo con nuestras sombras sí, no estaría de más- Me dijo.
-¿Y tienes algo pensado?
-Pues la verdad es que no… No sé si invitar a la gente a casa, ir a cenar a algún sitio… soy nueva en esto jajaja- Me respondió con su sentido del humor.
-Jaja ya. Bueno cuando hemos celebrado los aniversarios de Mauri y Raquel, hemos ido por ahí a tomar algo sin más. La cena ya la hacían ellos en privado- Le dije.
-Pues sí, pero lo veo cutre. Creo que lo mejor sería hacer una cena en casa o algo- Dijo ella pensativa.
-Y encima nuestros cumpleaños...
-Joder Mario no me estreses jajaja. Esto de casarnos tan cerca de nuestros cumples es como nacer en Navidad jajaja mitad de fiestas, mitad de regalos- Me dijo.
-Podemos juntarlo todo y hacer una mega fiesta- Le dije en tono jocoso.
-Claro una mega party de pijamas jajajaja joder Mario.
-No pero yo que sé. Siempre celebramos nuestro cumple juntos, por añadir otra fiesta ya que no quede jaja.
Y es que ambos cumplíamos años con una semana de diferencia. En un par de semanas yo cumplía los 29, mientras que siete días después ella hacía sus 28. Nos acercabamos ya a la treintena, una treintena que cumpliría precisamente Ricardo en unos meses. Otra fecha señalada que esperaba poder evitar, ya que conociéndolo sabía que intentar hacer una fiesta por todo lo alto. Y tenía las mismas ganas de aguantar su fiesta como de ver a mi equipo encajar el gol de la derrota en el minuto 90.
Pero eso eran hipótesis, lo importante era el presente. Teníamos nuestros dos cumpleaños a la vuelta de la esquina, así como el aniversario de bodas. Nos casamos justo unos días después del cumpleaños de Aina, por lo que el año pasado ya fueron unos días raros. Celebramos nuestro cumple de forma conjunta pero de una forma bastante íntima, solamente con Carla, Javi y algún otro amigo. Esta vez sería parecido. Y es que era muy curioso. Como justo un año después, con la aparición de Ricardo entre medias así como retomar la relación con Miguel y Mauri… volvíamos al punto de partida.
Carla, Javi, Lara, Aina y yo. Los mismos que fuimos meses atrás al extraño local apartado donde nos encontramos a Ricardo. Nosotros cinco éramos el círculo de amigos verdaderos, aunque esos meses habían servido también para estrechar lazos con Lara… y empezar a odiar a Carla.
Aina interrumpió mis pensamientos con una propuesta:
-Pues… a ver. Podemos celebrar nuestro cumple aquí en casa con una cena así con Carla y Javi por ejemplo. Y luego para el aniversario de bodas algo más casual tipo yendo al local a tomar algo y ya… no sé.
La verdad es que no éramos precisamente muy fiesteros y eso nos venía un poco grande, aunque la idea no estaba del todo mal. Pese a todo, consideraba que el aniversario de bodas era más especial así que le sugerí un cambio:
-Pues yo lo haría a la inversa. Celebramos nuestro cumple como siempre, saliendo de tranquis y tal. Y ya para lo de la boda hacemos la cenita.
-Vale sí, me mola. Y bueno, lo de quedar supongo que Carla, Javi… Lara que estará por el local. ¿Pero para la cena?- Me preguntó mi mujer.
-Pues mira, podríamos invitar a Marcos y Núria. Lo he hablado con él alguna vez y no les parece mal venir con nosotros a tomar algo de vez en cuando. Así con la excusa aprovechamos y que se vayan adaptando en la cena.
A mi chica le pareció bien, así que quedamos en eso mismo. Se me ocurrió en ese mismo instante el tema de Marcos, ya que no sabía realmente como integrarlos al grupo así de buenas. Acoplarse en el local sería algo extraño, así que la cena sería el momento perfecto.
Transcurrieron los días hasta llegar a mi cumpleaños. Recibí las típicas llamadas de familiares y amigos, lo celebré con un buen polvazo con Aina y poco más. Antes de mudarnos solíamos ir a casa de mis padres o de los de Aina a celebrarlo también, pero ya tras el año anterior con el lío de la boda no hicimos nada y esta vez se quedó el tema igual. Mi hermana seguía en casa de mis padres ya que su pareja aún se encontraba recorriendo mundo por trabajo, así que los tres vinieron a casa a felicitarme también durante esa misma tarde. Quedamos con ella que vendría también al local ese viernes por la noche, donde celebraríamos los cumples de Aina (por adelantado) y mío a la vez.
Llegó esa noche del viernes y nos fuimos al local. Ahí estábamos tranquilamente Carla, Javi, Aina, Marta y yo. También Lara se acoplaba de vez en cuando si había menos trabajo. Todo transcurría con normalidad, la otra pareja nos dio su regalo (unos libros de mierda), Lara el suyo (unos altavoces de mala calidad viendo la marca) y mi hermana el único regalo decente, una colonia para cada uno.
Marta se acopló de forma fácil al grupo. Apenas conocía a los demás pero era bastante más abierta que yo. Sugirió incluso venir alguna vez más, algo que no me desagradó. Así por lo menos tenía otra persona con quien hablar, porque con Javi apenas tenía gustos en común y a Carla no la quería ni saludar… aunque guardabamos ambos las apariencias.
Era ya casi el momento de irnos cuando escuchamos una voz conocida, una voz que hacía tiempo no escuchaba y que era precisamente la última que quería escuchar:
-¡Amigos cómo estáis! Joder que faltan mis regalos jajaja. Siento venir tan tarde pero me dolía aún bastante la rodilla… tenéis que valorar mi esfuerzo jajaja.
Capítulo 48
Ahí estaba Ricardo, mi gran amigo del alma…
Y tras ese extraño saludo, se dispuso a saludarnos ya individualmente. Y de nuevo me jodió, como con casi todos sus gestos en los últimos meses. Cada movimiento que hacía era un puñal en mi cuerpo… y en ese caso su puñal fue ir primero de todo hacia mi hermana, dándole dos intensos besos en las mejillas.
-¡Marta! Cuánto tiempo ostia puta… ¿Qué tal todo?
-Bien Riqui bien jaja aquí estamos.
Ya me había dicho mi hermana que conocía a Ricardo, en mi última visita a casa de mis padres. Pero realmente no sabía qué tipo de contacto habían tenido, ya que la conversación entre ella y yo quedó a medias. Visto lo visto, hacía tiempo que no se veían. Nos saludó a los demás también de forma cordial. De nuevo como con Carla, nuestras diferencias quedaron momentáneamente aparcadas para salvar las apariencias.
Ricardo siguió con su particular muestra de ego. Nadie le preguntó nada, pero él soltó:
-Y nada, estoy algo mejor ya. Llevo un tiempecito de baja, ya lo sabe Aina… pero bueno me voy pasando por las oficinas a hacer un poco de papeleo y lo demás en casa. Voy yendo a rehabilitación también, a ver como evoluciona la rodilla.
-¿Y en el gimnasio no te pueden ayudar?- Preguntó Aina.
-Qué va tía… si es una mierda ya lo sabes jajajaja. Voy a otro centro y el gimnasio no creo que lo pise en unas semanas, no quiero forzar. También me han dicho que cuando esté mejor vaya en bici por ahí y tal mejor.
Pese a la presencia de Ricardo, nunca bienvenida por mi parte, nos estaba dando buenas noticias. O por lo menos a mí. Ya sabía que se veía muy poco con Aina en el trabajo desde su incidente con Miguel… y ahora nos confirmaba que seguiría un tiempo más sin ir al gimnasio, por lo que no me tenía que preocupar de nada. De hecho estaba pensando incluso en dejar de ir.
Ricardo retomó la palabra:
-Y nada parejita, os traigo mis regalos también. Por eso he venido.
Aina y yo nos miramos extrañados, Ricardo prosiguió:
-Pero son dos cosas secretas, me tenéis que prometer que las abriréis el día que hagáis un año de casados. Ya me ha chivado un pajarito que es pronto y haréis una cena. No podré ir pero os doy los regalos y esa noche los abrís.
Tras decir aquello, nos dio un paquete a cada uno. Se despidió con una especie de saludo militar y ahí nos quedamos los demás… con la duda sobre esos regalos. Fue Javi el primero en preguntar:
-A saber qué chorrada os habrá comprado jajaja.
-Bueno pronto lo descubriremos…- Dijo Aina, mientras Carla replicó:
-¿Entonces la cena tal como me dijiste no?
-Sí sí, será algo muy sencillo ya nos conoces. Al final estaréis vosotros dos, Marcos, Núria, Lara y Juan Ca… y Lara- Dijo Aina, equivocándose momentáneamente y es que Lara ya no estaba con ese indeseable.
-Le preguntaré a ver si vendrá al final, no sé si estará para fiestas- Le dije.
Me levanté un momento y me fui a la barra donde se encontraba Lara. Le pregunté sobre su asistencia y me dijo que seguramente no, que no estaba muy animada. Me imaginaba su respuesta, al fin y al cabo una ruptura es una ruptura.
Nos fuimos para casa y de camino, Aina me picó con los regalos de Ricardo:
-¿Tienes alguna idea de qué puede ser?
-Pues no cielo, están los dos así en cajas cuadradas así que…
-La mía es más grande eh jajaja- Me dijo.
-Te tiene más aprecio, eso está claro…
-Oye no me jodas jajaja. Que tú eres su amigo desde hace el porrón de años- Dijo Aina.
Tenía razón, pero tras todo lo ocurrido era evidente que muchas cosas habían cambiado. Aina era su objetivo sexual posiblemente. Y yo la única barrera que les separaba. Hubiera deseado que nada de eso estuviera pasando. Que nunca le hubiéramos encontrado en el antro de mala muerte. Que Aina y yo siguiéramos igual con nuestras vidas… y con Mauri y Miguel en ellas.
Pensé también pero, que recientemente había ocurrido lo de Juan Carlos y no tenía nada que ver con Ricardo eso. Que sin todo lo ocurrido, el ex de Lara hubiera podido igual ligarse a Rocío y Raquel...o no. Era imposible de saber, de encontrar alguna relación. A lo mejor ambas estaban con las defensas bajadas tras sus relaciones con Ricardo. O a lo mejor era su naturaleza… y solo faltaba el Ricardo o Juan Carlos de turno para hacerlas infieles. No lo sabía, pero cada decisión por pequeña que fuera, podía cambiar toda la línea temporal. Por eso debía ir con pies de plomo.
Llegamos a casa y nos fuimos directamente a dormir, aunque yo seguía pensando en mis cosas. Recordé una conversación con Marcos. No era precisamente el gran experto en el amor mi amigo, pero me dijo algo donde tenía toda la razón. Y es que él confiaba plenamente en Núria, le daba igual acercarla a Ricardo, entrar en nuestro círculo pese a conocer la amenaza que podía suponer este tío para su matrimonio.
Él me dijo estar convencido de aquello, pero claro. No era lo mismo alguna quedada esporádica que lo que se traían Aina y Ricardo desde hacía meses. El trabajo codo con codo, las vacaciones viéndose casi desnudos… eran meses y meses de emociones donde Aina se había abierto a Ricardo y eso tenía su peligro. Hasta qué punto, una posible infidelidad dependía de Aina o de Ricardo. En qué porcentaje. Rocío había caído pero era bastante suelta, ahí se le podía echar la culpa. Pero Raquel siendo mucho más recatada también había caído… era complicado ese asunto.
Y es que Marcos me dijo otra cosa también. Más allá de la confianza que tenía en Núria, tampoco le echaría a los leones. Y ahí estaba la clave, todo influía. Una podría ser más o menos fiel, necesitaba más o menos estímulos. Pero si se juntaban varios ingredientes, como la fogosidad, deseo, contacto… podía llegar a surgir alguna chispa. Me dormí pensando en eso, en lo estúpido que había sido de encender la mecha de algo que estaba totalmente apagado. De llegar a crear el inicio de algo que en otras circunstancias nunca hubiera ocurrido. Algo que tenía un 1% de ocurrir y que yo parecía destinado a forzarlo. Aunque mi nuevo yo intentaría corregir ese error y volver al estado anterior, donde ninguna mecha tenía el riesgo de prenderse.
Pasó casi una semana entera sin novedades, yendo de nuevo al gimnasio eso sí, aunque yo siempre estaba pensando que excusa poner para dejarlo. Ya sin Ricardo, me daba igual estar o no. Solamente me quedaba la duda de si Ricardo volvería algún día, por lo que por el momento aguantaba.
Llegó el cumple de Aina y como en el mío, recibió las llamadas pertinentes y poco más. Esa noche lo celebramos nosotros con un buen polvo en la cama. Convencional pero efectivo. Mi vida con Aina al igual que el sexo era regular pero complaciente, así que no necesitaba más.
Y llegamos por fin al último fin de semana de Octubre, con el mes siguiente a la vuelta de la esquina. Era sábado y teníamos la cena esa misma noche, para celebrar que justo un año antes nos habíamos casado. Un año que había pasado relativamente rápido, pero que había sido bastante intenso.
Tras la boda y la luna de miel en Miami, habíamos podido alquilar nuestro piso actual, mucho mejor que el anterior. Eso precisamente me comentó Aina esa mañana:
-Un año… desde la boda y prácticamente del piso.
-Pues sí… y vaya diferencia- Le dije, ya que el anterior piso que alquilamos para estar juntos era bastante peor.
Nos fuimos a vivir juntos a los meses de empezar a salir, pero a un piso que estaba hecho polvo y más pequeño. Nos queríamos, pero no dejaba de ser una relación de meses y tampoco teníamos nuestro futuro tan resuelto como en la actualidad. Al final nos quedamos todos esos años ahí, hicimos de eso un hogar. Pero tras dar el paso de casarnos, quisimos algo de más categoría y si era posible, pagar la hipoteca. Encontramos este piso, perfecto para lo que queríamos, pero con la desventaja que solo podíamos alquilarlo. El dueño nos dijo que en uno o dos años máximo, nos lo vendería y a mejor precio del que tendría en mercado, así que accedimos. No sabía nada oficial sobre eso, pero igualmente nos gustaba mucho y ahí que nos quedamos.
Tras eso, el reencuentro con Ricardo y la inclusión de nuevo de Miguel, Mauri y sus respectivas parejas. El hecho de volver a los shows de Ricardo, de rememorar tiempos pasados… y al final el fatídico viaje. Muchas cosas en ese año de casados, cosas que no deberían haber ocurrido. Aunque era curioso como el hecho de reencontrarnos con Ricardo, había originado la vuelta de mis dos antiguos amigos también. Lo malo es que en esas últimas semanas había perdido el contacto con ellos, mientras que Ricardo seguía en nuestras vidas.
Llegó la noche y los primeros en llegar fueron precisamente nuestros “nuevos” amigos, Marcos y Núria. La única buena noticia tras tanto jaleo, poder tenerlos a ellos cerca sabiendo que eran ambos gente de bien. No teníamos tanta confianza como tiempo atrás, pero eso precisamente el tiempo lo arreglaría. La verdad es que me recordaban bastante a Aina y a mí. Nuestras esposas eran, por lo menos en lo físico, bastantes superiores a nosotros. Tanto en belleza como en el cuerpo. No éramos unos despojos, pero Núria y sobretodo Aina eran esculturas que suelen ir acompañadas de maromos de casi dos metros y curtidos en el gimnasio. No era nuestro caso, lo máximo que trabajábamos era la mente. Y puede que por eso llamamos la atención de esas dos mujeres cultas.
-¿Cómo estáis? Ya me ha dicho Mario que os veremos bastante próximamente- Dijo Aina, ya sentados los cuatro en el sofá y haciendo tiempo para la llegada de la otra pareja, ya que Lara finalmente no asistiría.
-Sí tía sí jaja. Estos años con tanto trabajo nos hemos distanciado un poco pero bueno, a ver si vamos quedando- Dijo Marcos.
Otra de las diferencias entre Aina y Núria era el carácter, o por lo menos la timidez. Diferencia relativa, ya que ambas eran tímidas. Pero Aina se soltaba en situaciones con poca gente, como en ese momento. En círculos pequeños y con confianza, se desenvolvía con más soltura. En cuanto a Núria, me recordaba algo más a Raquel, sin querer ser nunca el centro de atención. Esa actitud tímida, junto a su cara de niña buena y curvas bastante atractivas… le daban un morbo bastante interesante, por lo menos ante mis ojos. Nunca pensé nada raro de ella, pero como hombre siempre me fijaba en las chicas y el morbo formaba parte de mí.
Seguimos charlando un rato, Aina llevando la voz cantante como buena anfitriona y Núria por fin hablando un poco más:
-Me encanta vuestro piso en serio, está genial.
-¡Gracias! Ya nos invitaréis un día al vuestro jeje- Respondió Aina.
Igual que Marcos y yo, ellas hacían muy buenas migas. Nuestros caracteres tranquilos ayudaban a poder hablar los cuatro con soltura y buen ambiente. Así estuvimos un rato más hasta la llegada de Carla y Javi. En su caso, era una pareja bastante distinta a la de Marcos y Núria. Él un bocazas y ella… una golfa. A parte de eso, bastante prepotente en según qué circunstancias. Pero era amiga de Aina, así que tocaba aguantarla… pese a todo lo ocurrido.
La cena transcurrió con normalidad, los presentes felicitaron la comida y agradecieron la invitación… y se fueron para casa. Fue una velada corta pero agradable. Era el primer encuentro entre estas tres parejas y deberían haber más en el futuro. Me sentí bastante cómodo y pensé que por fin mi vida se estabilizaba. Después de meses convulsos, de recuperar amistades y perderlas o transformarlas en enemistades como con Ricardo, por fin tenía un círculo que podía tener estabilidad. Me sobraba Carla, pero tampoco nos hacíamos demasiado caso y me encontraba cómodo con los demás, incluso con su chico.
De hecho siempre atrás pensé en dinamitar su relación, en intentar pillar a Carla también en sus infidelidades y apartarlos. Pero no era el momento ni ninguna prioridad, así estábamos bien y tranquilos. El kama ya estallaría en su cara angelical algún día.
Nos quedamos ambos solos y la intención era clara: echar un polvo. Pero antes de eso, Aina me dijo:
-Oye, deberíamos abrir los regalos de Ricardo. ¿En teoría eran para hoy no?
-Yo ya los hubiera abierto… o lanzado a la basura jaja. A saber qué mierda es.
-No te pases jajaja. ¿Venga va quien empieza?- Me preguntó.
-Me la suda. Empieza tú va, que te veo con ganas- Le respondí a mi chica.
-Vale jajaja vamos a ver… ¿¿QUÉ COJONES?? QUE BESTIA…