Producto de mis decisiones: Cap 15 y 16

Playa, juegos, diversión... todo es genial en vacaciones si no tienes una mujer atractiva que atrae todas las miradas.

CAPÍTULO 15

¿Una maldita playa nudista? ¿En serio?

Con lo pudoroso que yo era, al igual que Aina… después de decirle que el bañador blanco le iba demasiado apretado, estaba seguro que ya no se lo pondría más. Simplemente por no querer discusiones, ella era así de buena. Casi nunca le decía nada de su vestimenta pero si algo no me terminaba de gustar, se lo comentaba y no se la volvía a poner.

De hecho en la habitación la había visto trastear con el otro bikini, señal que por mis palabras o simplemente por cambiar de look, llevaría otro. Y el gilipollas de Ricardo, o Jairo o quien hubiera tenido la idea… querían ahora ir en bolas. Estaban flipando.

-Uf no sé… Por muy tranquilos que estamos… o sea lo de la ropa pff- Raquel estaba en desacuerdo con la idea, pero no podía argumentar demasiado con lo que había bebido.

“Hijo de puta” pensé, había soltado la maldita propuesto justo cuando prácticamente todos estaban bebidos, menos yo. A Rocío la idea incluso le gustaba:

-¿Claro porque no? ¡Con Miguelito hemos ido a alguna en Sevilla y se está de lujo illo!

-Pues sí chocho, por mi genial también- Su marido le apoyaba, mientras que yo seguía queriéndome oponer, aunque sin saber cómo decirlo.

-Pues no sé… no le veo la gracia la verdad- Aina pensaba como yo, pero tampoco tenía argumentos sólidos con los cubatas que llevaba en el cuerpo.

No me atreví a decir nada, ya lo diría a la mañana siguiente con todos más cuerdos. No era tampoco como ir al matadero, pero no me hacía ni pizca de gracia lo de la maldita playa. Y tenía muchos motivos, demasiados.

Que vieran algo de más a Aina lo primero. Que aunque ya había transparentado mucho dos días, no era ni por asomo lo mismo que no llevar ropa, aunque fuera topless. Ella nunca había hecho y yo nunca la había animado, así que nunca se planteó ese debate. Luego el pequeño complejo que tenía con mi pene, que sin ser minúsculo… no me apetecía demasiado enseñarlo por ahí. Y menos con Ricardo al lado con lo que calzaba. Sería bastante vergonzoso y con mis otros dos amigos también salía perdiendo.

Llegamos a casa y dormimos, aunque a mí me costó coger el sueño pensando en lo que podría pasar en unas horas. Ya tan siquiera me importaba tanto mi propio pudor, sino como verían a Aina y lo inferior que me vería yo. Nos despertamos ese sábado a media mañana, con un plan similar al del día anterior aunque cambiando la playa. Por desgracia, Ricardo seguía con la idea de ir a la nudista con Jairo. Encima contaba con el apoyo de todos, menos Aina, Raquel y yo. Me sorprendía que Mauri también quisiera ir, con lo pudoroso que él era.

-Venga no me jodáis. Que todos nacemos desnudos jajaja y tampoco veréis ni os veremos nada que no hayamos visto- Miguel nos quería animar, aunque Ricardo fue quien lo consiguió con un argumento más “razonable”:

-Nada es obligatorio. Vamos, quien quiera se desnuda… y quien no pues no. No se van a comer a nadie por ir vestidos. A malas si nos llaman la atención pues cambiamos de playa.

En eso estuvimos de acuerdo, como mucho nos podían echar pero había más playas donde ir. Así que nos preparamos y ahí que fuimos. Y en efecto vi como Aina cogía otro bikini antes de ir al lavabo a cambiarse. Uno rojo muy sexy, que le alzaba el pecho y daba efecto de tenerlo aún más grande. Mejor ese sexy que uno transparente sin duda.

Llegamos a la playa, algo más apartada que otras y ahí estaban Jairo y un par de amigos de su edad. Todos con bañador aún. Aún… porque fue saludarnos y los tres se lo quitaron como si fuera una norma no escrita. No había demasiada gente en la playa, aunque la inmensa mayoría sin nada de ropa y algunas chicas simplemente en topless.

Era el momento de la verdad. Quien se desnudaría, quien no. “Jairo and friends” ya lo estaban y la verdad que calzaban bastante buenas herramientas. Sí, era inevitable fijarse aunque con disimulo, evidentemente. Sin ser exageradas, eran bastante mayores que la mía. Otro argumento para no sacarme el slip ni con agua caliente. La primera que se animó en nuestro grupo fue Rocío. La única parte buena, si la había, era esa. Podría ver su anatomía, por desgracia no la de Raquel. Rocío siempre vestía provocativa, con sus grandes pechos operados. Y en escapadas de años anteriores ya le había visto un par de veces las tetas al aire en la playa, aunque fuera por algún descuido. Ahora era distinto, las dejaba al aire en todo su esplendor.

Aún las estaba mirando, de refilón, cuando vi que era Ricardo el siguiente en desnudarse. Tampoco me pilló por sorpresa, ya había visto su anaconda y la verdad es que impresionaba. Lara también la había visto, pero no le quitaba ojo al igual que Rocío. Raquel y Aina disimulaban como si no se hubieran enterado, pero esbozaron una sonrisa traicionera. Nunca supe con exactitud cuánto le mediría, pero si en “acción” superaba los 25 centímetros, en reposo no bajaría demasiado de los 20. Tampoco el grosor, pero parecía una tercera pierna. No sabía como un blanco podía tener esa polla de negro. No podía culpar ni a Aina ni a nadie de quedarse paralizado ante algo así.

De hecho, mientras Miguel también se quitaba su slip, Aina se giró hacía la posición de Ricardo y al ver su aparato ya sin necesidad de disimular, vi como se quedaba embobada mirando aquello con los ojos fuera de sus órbitas. No la podía culpar repito. Eso se convirtió en un concurso de pollas. Tras Miguel, fue el turno de Mauri. Ambos la tenían de tamaño similar. Ambas algo más grande que la mía. Lara también se animó y sacó a pasear su bonita delantera. Por fin una buena noticia.

De hecho fue un paso más allá y siguiendo estrictamente la palabra “nudista”, se quitó también la parte de abajo. Ahora el embobado era yo, viendo ese coño totalmente afeitado. Rocío la siguió y me excité aún más, con ese cuerpazo ancho que tenía y en su caso, una pequeña línea de pelo adornando su pubis, similar a la de Aina que pudimos apreciar ligeramente tras el bañador el día anterior.

Ya solo quedábamos con ropa Raquel, Aina y yo. No quería que mi pareja y yo fuéramos los únicos “cagados”, por suerte Raquel también era pudorosa, aunque los demás nos intentaban animar, sobretodo Ricardo:

-Va joder que no pasa nada, estamos todos en pelotas ya.

No tenía ninguna intención en cambiar mi postura, hasta que Raquel lo jodió todo:

-Bueno, pero yo solo me quito la parte de arriba eh.

Se quitó de golpe el sujetador del bikini y ahí estaba con sus pequeñas tetas al aire. La pelota estaba en nuestro tejado. Aina lo sabía y me miró, como preguntándome por nuestro siguiente movimiento. Los demás aún estaban aplaudiendo la decisión de Raquel cuando, como no Ricardo, quería más:

-¡Parejita! ¡Que sólo quedáis vosotros coño!

-¿Me quito solo lo de arriba vale cari? Sino quedamos fatal… si hasta Raquel se lo ha quitado- Me susurró en voz baja Aina.

¿Qué podía decir? Asentí con la cabeza, a lo que ella se levantó y ante la mirada expectante de todo el grupo, deshizo el lazo de su bikini, cayendo éste al suelo y mostrando sus enormes pechos que rebotaron ligeramente por la gravedad.

Fue una escena muy sensual y a la vez un pequeño puñal a mi corazón. En el fondo era celoso y no me gustaba esa escenita. Lo peor de todo, es que era mi turno y no solamente tenía mi complejo, sino que seguía con la erección provocada por esa consecución de stripteases.

-Venga Mario, enséñanos tu cosita- No sabía si Ricardo lo había dicho con doble sentido, pero provocó unas risas en el grupo de Jairo.

Esperé lo suficiente para que mi pene bajara un poco la erección y me quité el slip, dejando al aire mi “cosita”.

-¡Ves como no hay para tanto! ¡¡Quien se viene al agua!!- Miguel fue el primero en irse directo hacia la orilla, seguido de los demás.

Me temía alguna risa floja, algún comentario… pero no pasó nada ante mi desnudez. Era más el complejo que tenía que no la situación en sí. Era una playa nudista y tampoco tenía un micro pene, no había para tanto. Aunque las miradas de Jairo y sus colegas parecía que seguían, puede que sensación mía.

Fuimos al agua a jugar un rato, excepto Lara y los dos acompañantes de Jairo que se quedaron charlando en las toallas. Si ya me molestaba la presencia de Jario, que decir de esos dos acoplados. Pero ya de perdidos al río… bueno a la playa. Con el paso de los minutos, la desnudez se hizo por suerte invisible. De hecho tenía miedo que volviera a tener alguna erección… pero sorprendentemente no. Ni me fijé más en los cuerpos de mis amigas, ni nadie se fijó en nada especial. Parece un tópico, pero realmente al estar en confianza y en un contexto donde la desnudez era algo normal, habíamos olvidado cualquier complejo y ahí estábamos disfrutando en el agua.

Decidimos volver a las toallas, aunque Ricardo nos reunió a Miguel, Mauri y a mí aún en el agua, nos quería decir algo solamente a nosotros tres:

-Ahí hay una cueva muy bonita, a unos pocos minutos nadando. ¿Me acompañáis?

Le dijimos que vale y ahí que fuimos. Seguro que era preciosa, aunque no entendía el porqué de no avisar a los demás también. Al poco rato llegamos, estaba bastante apartada y si no sabías que eso existía difícilmente alguien iría hasta allí. Avanzamos hasta una zona donde no cubría y empezamos a escuchar gemidos, que resonaban en esa pequeña cueva. Ahora entendía por qué nos había traído hasta allí y solo a nosotros.

-¡Las que me he follado aquí! jajajaja- Ricardo no desaprovechaba una para fanfarronear.

Seguimos avanzando con sigilo, con el morbo de espiar a esa pareja. Aunque cuando lo vimos, nos quedamos a cuadros. No era una pareja. Era una chica y dos chicos, uno follándole el coño y el otro el culo. A la vez. Y no eran dos chicos “normales”, eran los dos amigos de Jairo.

Si la imagen ya era grotesca, descubrir que la chica era Lara fue demasiado. No vi las caras de mis amigos porque me tenía que frotar los ojos para creerme aquello. Relativamente, porque ya la había visto follar la noche anterior, mínimo con dos. Y también por detrás. Pero dejarse follar por dos prácticamente desconocidos, a la vez… en fin. Miré a Ricardo y también parecía sorprendido, aunque no se le borraba su eterna sonrisa. Miguel y Mauri como yo, seguían patidifusos.

Volvimos hacia las toallas, donde también volvió Lara al poco rato y finalmente unos minutos después, los colegas de Jairo. Tomamos el sol un rato y nos despedimos de ellos, ya que el tiempo había pasado volando y habíamos llegado bastante tarde a la playa también.

No se acabaría ahí la pesadez de Jairo, ya que también nos acompañó a comer, con la excusa de presentarnos a sus hijos. Uno se llamaba Darío, el dj de la noche anterior. Era parecido a su padre, también de complexión fuerte y evidentemente de mejor ver por la diferencia de edad. La otra diferencia con su padre, es que en este caso el hijo era rubio con larga melena. En cuanto al otro gemelo, David, era muy parecido, aunque sin estar tan fuerte y con el pelo mucho más corto. Aún así, manteniendo un gran atractivo al igual que su hermano y su padre. En este caso él era cocinero de ese mismo restaurante, aunque tenía también fiesta al igual que Darío.

Me cayeron ambos mucho mejor que el padre sin duda. Muy educados, incluso les vi algo pijos. Pero sobretodo manteniendo siempre las formas. Comimos y charlamos hasta que ya llegó la hora de irse y el subnormal de Jairo volvió a organizar nuestro viaje como llevaba haciendo días:

-¿Esta noche nos vemos de nuevo no?

-¡Claro bro! Donde siempre jajaja- Añadió Ricardo, cómplice.

-¡Sii genial! Ayer nos lo pasamos mazo bien- Dijo Lara… que sin duda se lo pasó “mazo bien”, pasándose por la piedra a media discoteca.

Los demás también se animaron, así que me esperaba otra noche de mierda. Pensé que lo mejor sería beber un poco también e intentar relajarme, porqué sino no aguantaría otra vez ese ambiente de drogadictos y borrachos. El caso es que dimos una vuelta por la zona, compramos algo para cenar en casa y allá que fuimos, donde nos duchamos, descansamos y finalmente cenamos. Suerte que había dos baños si no podíamos tardar media vida. Suerte también que Miguel y Rocío solían ducharse juntos.

Aina también me lo propuso el primer día, así también tendríamos más intimidad. Pero me negué ya que tampoco quería armar jaleo ahí dentro. Aunque con el paso de los días y sin follar… me arrepentía de eso, pero mi orgullo me impedía dar marcha atrás y pedírselo.

Fuimos a la discoteca y estaba igual de petada que la noche anterior. La velada también transcurrió de forma similar, aunque yo evitaba ir al baño para no tener más sobresaltos. Los hijos de Jairo y él también estaban por ahí. Los gemelos tratando de ligar como era lógico en esas edades. Jairo por su parte, restregando cebolleta a todo lo que se movía al igual que la noche anterior.

No pasó nada más especial, yo bebí un poco para amenizar todo eso. Ya estábamos a punto de irnos, pero otra vez la saga Jairo tenía que joderla. En este caso el hijo dj, Darío, que nos invitó a seguir la fiesta de una forma peculiar:

-¿Os queréis venir a nuestra casa? ¡Os encantará! ¡Y así nos tomamos la última y jugamos a un juego muy divertido!

CAPÍTULO 16

Un juego divertido, como fuera tan divertido como esa discoteca...

-¡Claro venga! Tenemos un parchís y bebidas… y mucha imaginación jajaja seguro que lo pasamos genial- Añadió el otro hermano.

-Puede estar bien salao… ¡Venga me apunto!- Añadió Rocío apoyada por los demás.

Yo no era mucho de beber así que no me entusiasmaba la idea, de hecho tenía unas ganas locas de tragarme el orgullo y hacer una visita con Aina a la ducha para romper la sequía sexual de tantos días. Pero tendríamos que esperar. Con lo bien que me estaban cayendo los hermanos… ya tardaban en sacar los genes del padre. No quedó otra que ir y tomarnos la “última”, así como jugar a ese estúpido juego.

Fuimos a esa casa. Nos comentó Jairo que la tenían alquilada para los veranos, para estar cerca de la zona ya que ambos hijos solían trabajar bastante por ahí en esa época. El propio Jairo también se pasaba alguna vez si estaba vacío, la verdad que era muy bonito. No demasiado grande, pero era para simplemente los dos hermanos. Con un pequeño jardín, era un lugar idóneo para relajarse. No tenían aire acondicionado dentro, solo ventiladores, así que preferimos pasar el rato fuera en la hierba.

Y hablando de hierba, fue Darío el primero en sacar unos porros. En principio para él y su padre, aunque también nos invitó a los demás. Yo apenas bebía, mucho menos fumar. Muchísimo menos fumar hierba. Y aunque pensaba que mis amigos tampoco, la primera en romper el hielo fue Lara que aceptó la invitación encantada. Rocío también se apuntó. A la vez que se lo fumaba, Darío empezó a contarnos el juego:

-Es como el parchís tradicional, pero añadimos pequeñas modificaciones. Cada vez que comemos ficha, el jugador que sea comido se tendrá que quitar una pieza de ropa.

Como me temía, esas modificaciones serían con connotación sexual. Vaya hijos de puta. Darío prosiguió con su explicación:

-Cuando un jugador llega al final, puede retar a algo a otro jugador que él elija. Mientras que el ganador, podrá retar también pero a todos los demás.

-Lo veo raro… encima que deberíamos ser solo cuatro- Raquel dijo eso y parecía que nos podríamos librar de ese estúpido juego, ya que tenía más razón que una santa.

-No te preocupes, hacemos equipos y ya está- Nos intentaba convencer ahora el otro hermano, David.

-Y por la ropa y retos no os preocupéis joder- Ya nos hemos visto todo por la mañana jajaja estamos en confianza- Añadió Jairo.

-¡Exacto! Y los retos, sería algo razonable. Si no se quiere hacer algo pues no se hace- Apuntilló Ricardo de una forma similar a lo que dijo por la mañana, que no hacía falta desnudarnos… pero a la hora de la verdad bien que nos presionó.

Otra vez cedimos, así que ahí estábamos a punto de iniciar el juego. Teníamos que ser cuatro equipos y lo ideal era que fuéramos ocho jugadores, pero éramos once. Vi la oportunidad perfecta para renunciar a ese juego, así como hacer renunciar a Aina y evitar esas chorradas. Pero Mauri se me adelantó, buscando también la complicidad con su mujer. Aún quedaban dos personas por salir, teníamos que ser Aina y yo.

-Pues yo paso también, me sacrifico por el grupo jajaja- Dije, justo cuando miré a Aina para decirle a ella que renunciara también al igual que yo y lo hiciera antes que Raquel.

Aina pilló mi mirada, estaba convencido que tampoco quería participar en ese juego, pero en esos segundos de miradas, antes que mi mujer pudiera abrir la boca, quien se nos adelantó fue sorprendentemente Jairo:

-Yo paso también tíos, me termino el porro y me voy a dormir un rato dentro.

No dio opción a réplica y se fue directamente a estirarse a unas hamacas que había ahí al lado. Pues ya eran ocho… Mauri y no nos habíamos quedado fuera como queríamos, pero nuestras mujeres jugarían así que no habíamos conseguido el objetivo ninguno de los dos. Los equipos se hicieron en parejas de chico-chica, con la siguiente distribución:

Primer equipo formado por Miguel y su novia Rocío, el segundo formado por Ricardo y Lara, mientras que los dos hermanos tenían que emparejarse con mi mujer y la de Mauri. Lo echaron a cara o cruz. Darío se fue con la mía y David con Raquel. Mauri y yo nos fuimos a las hamacas con Jairo, a pasar el rato mientras los otros se divertían. A ver si terminaba pronto el juego y nos marchábamos a casa.

Como ya dijo Darío minutos antes, cada comida de ficha significaba que el otro equipo se debía quitar una prenda de ropa. Pensaba que lo más lógico era hacerlo por turnos, primero un componente del equipo y luego otro… pero finalmente decidieron que ambos a la vez.

En cuanto a llegar a la casilla final, lo mismo que nos contó antes. El equipo que llegase con una ficha al final, retaba a otro equipo pudiendo elegir tanto el equipo como el reto. Ahí el propio Darío nos sorprendió con unas cartas que parecía tener ya preparadas:

-Como el tema de los retos puede que nos cueste un buen rato pensarlos y tal, aquí tengo unas cartas de otro juego, donde hay retos escritos en cada una, tipo beber, algún beso y cosas del palo.

Veía normal lo de beber… ¿Pero besar? De que juego eran esas carta? La cosa no me gustaba ni un pelo, al igual que a Aina:

-¿Besar? ¿Pero serán cosas lights no?

-Claro nena no te preocupes. De hecho aquí tengo un dado con partes del cuerpo, así si toca algo similar pues tiramos el dado y nos dirá si besar en las manos, en la frente, etc- Dijo el otro hermano, que fue un momento a buscar ese dado. Si solo eran esas partes aún…

Empezó el juego de forma normal, como en cualquier partida de parchís. El equipo de Ricardo y Lara iba algo en cabeza, mientras los demás estaban muy iguales. Llegó entonces el primer punto conflictivo, cuando el “Team Darío” le comió una ficha al de Ricardo, con lo cual él y Lara debían desprenderse de una prenda de ropa.

-Bueno pues me voy quitando el reloj jajajaja- Bromeaba Ricardo, plenamente consciente que los accesorios no contaban.

-Que tonto jajaja. ¿Venga las camisetas no?- Le preguntó Lara.

-Claro que sí mamá, lo que tú ordenes- Y Ricardo se quitó la camiseta al instante.

Lara hizo lo propio, quedándose con el sujetador al aire. La partido prosiguió, sin sobresaltos. De hecho Mauri estaba ya medio dormido y a Jairo poco le faltaba, hasta que se despidió de nosotros dos y se fue hacia dentro de la casa a tumbarse más cómodamente. El equipo de Darío y Aina colocaron la primera ficha en la llegada, así que debían retar a otro equipo. Darío llevaba la voz cantante, para variar:

-A ver a ver… A esos dos ya les ha tocado desvestirse, pienso que tú, hermanito…

-¡Miguel y Rocío mejor! Ya que es el primer reto, que lo prueben ellos como buena pareja jajaja- Interrumpió Aina a su compañero de equipo.

-Venga va es buena idea. ¿Qué hacemos entonces?- Se preguntaba Miguel.

-¡Pues cogéis cada uno una carta de esas y a ver que toca!- Dijo Darío acercándoles las cartas a ambos.

-Vamos a ver… masajear durante un minuto. ¿Qué hago entonces tíos?- Seguía preguntando Miguel tras sacar esa carta.

-Ya lo dije, si toca algo de tocar y tal, tiramos el dado para saber la parte del cuerpo- Repetía Darío las explicaciones, que visto lo visto no habían quedado demasiado claras.

-Pues vaya mierda cartas illo. ¿Ya podría estar to’ junto no? ¿Y lo de beber?- Añadió Rocío.

-Joder pues no sé… alguna carta hay de beber pero pocas- Dijo Darío.

-Mirad ya sé. Hacemos una cosa. Este juego es una puta mierda y el creador tiene menos imaginación que un cantante de reggaetón… así que propongo un pequeño cambio- Propuso Ricardo, sonriendo como siempre. Siguió así:

-A parte de todas esas mierdas, por cada “6” que saque un equipo, ambos miembros dan un trago. ¿Qué os parece?

Absolutamente todos estaban de acuerdo, así que el juego siguió añadiendo esa nueva norma. Antes de eso pero, Miguel tiró el dado para ver donde era el masaje y salió “pierna”, así que él masajeó a Rocío en las piernas durante un minuto y viceversa.

El juego siguió: Algunas comidas de fichas, casillas que llegaban al final con el consecuente reto… la verdad que hasta el momento todo bastante light. Aún nadie se había desnudado por completo, los retos eran cosas básicas como tocar, dar un beso o pellizcar, en partes nada comprometedoras como axilas, frente, pies, etc.

Lo que sí abundaban eran los “6”, con sus tragos correspondientes. No sabía de qué era la botella que ahí tenían, solo sabía que se estaba vaciando con mucha rapidez tras la nueva regla de Ricardo. Pero no tardaría en llegar el primer conflicto, cuando el equipo de Ricardo metió la tercera ficha dentro y él mismo retó a Darío y a Aina:

-A ver vosotros, que estáis muy quietos. Sacad carta.

Aina le cedió la elección a Darío, que pareció contento con el resultado por la sonrisa que trataba de ocultar:

-Chupar durante tres minutos… se pone interesante. ¿Tiras tú el dado Aina?

-Venga, vamos a ver- Mi mujer tiró el dado y el resultado no dejó indiferente a nadie, yo no podía ver el dado, pero si sus caras, así como la rápida reacción de mi mujer:

-No te voy a chupar el pecho. Y mucho menos me los vas a chupar tú a mí.

Suerte que tuvo la cordura de decir eso, sino me iba a meter para evitar tal chorrada,

-Las reglas son las reglas…-Darío reclamaba su premio.

Ahora sí que iba a saltar, a darle una ostia al puto crío, aunque no hizo falta.

-Tío no quiere, pues no pasa nada. Lo podemos cambiar por tres tragos, uno por minuto. ¿Qué te parece Aina?- Propuso Ricardo.

-Oye pues si… ya voy un poco piripi pero creo que es justo- Y cogió el vaso del chupito para meterse los tres tragos.

Mauri estaba totalmente dormido y yo, entre el aburrimiento y el saber que Aina no cometería ninguna estupidez en ese juego tras esa reacción, empecé también a relajarme y a dormirme poco a poco.

Abrí los ojos de repente, me habría dormido algunos minutos y una carcajada me había despertado. Miré y ahí seguían, aunque haciendo una prueba. Miguel y Rocío, ambos en ropa interior, estaban por el suelo intentando pellizcarse el culo.

Veía a todos reírse mucho, entre la escena y los efectos del alcohol sin duda. Menos Raquel, que parecía haber bebido demasiado y estaba algo mareada. Yo, ya despierto y viendo que nadie le hacía caso, fui para allá a ver qué le pasaba:

-¿Ey Raquel estás bien?

-Sí sí… debe ser el calor y estoy algo débil, pero sin más- Me contestó.

-No le ha sentado bien el beso jajajaja- Dijo de repente Darío, al que Ricardo mandó callar.

-Venga te llevo dentro y descansas un rato. Tu marido está ahí en la hamaca así que estate tranquila- Le dije, a lo que asintió.

-No te preocupes, ya la acompaño yo que conozco mejor mi casa- Me dijo David, añadiendo:

-A parte que es mi compañera de partida y tampoco podría seguir, así descanso también.

Le dije que vale y ambos fueron dentro de la casa a tumbarse. Yo volví a la hamaca, pensaba que lo mejor era despertar a Mauri para que fuese con su mujer pero le vi tan dormido que descarté la idea y me puse a dormir igual que él.

Me volví a despertar, aunque esta vez sin ruido de por medio. Tampoco estaban ya mis amigos jugando al juego, estaba todo vacío. Solo estaba Mauri, igual de dormido que antes. Estarían ya dentro, así que me levanté para ir a buscarles.

En los sofás del comedor estaba Jairo dormido, que había sido el primero en retirarse. En el sofá de al lado, Rocío y Miguel durmiendo plácidamente también. Faltaban los dos hermanos, Ricardo, Aina, Raquel y Lara. Fui hacia las demás habitaciones, sin saber demasiado donde me metía al no conocer la casa, hasta que un pequeño grito me guió:

  • ¡!!!Vaaamos más más!!!- Era la voz de Lara sin duda, que debería estar follando con Ricardo.

Cerré la puerta del comedor y fui avanzando en búsqueda de Aina, asomándome un momento a la habitación del grito para cotillear el polvo de Lara. No era la primera vez que les vería follando… pero mi mente explosionó al ver que ni era Ricardo ni era un sólo tío.

Lara se la chupaba a David, al que veía medio recostado en la cama con los ojos cerrados. Mientras, el que se follaba a Lara a cuatro patas lo tenía de espaldas, pero no fue difícil reconocer que era el hermano. Otro trío que se montaba la tía, tras el de la playa.

Con mi mente aún hecha pedazos y el pene cogiendo volumen ante tal excitación, se bajó todo de golpe ante mi siguiente pensamiento: “¿Y Ricardo... y Aina?”