Problema resuelto

Una fantasía de mi mujer, ganas de solucionarla, como siempre las cosas no salen como se pensaron. Esta historia tiene un punto de thriller.

Este relato empieza como otros muchos relatos, alguien tiene un deseo o fantasía sexual excepcional. Mi mujer un día suelta una bomba; acabábamos de hacer el amor, tan agradable como siempre, estábamos desnudos en la cama y estábamos abrazados, ella con la cabeza encima de mi hombro, yo con una mano abrazando la espalda llegando con mi mano a la cadera, era la hora de las confidencias.

-Sabes, no te enfades, no es más que una fantasía, nunca en la vida he tenido la experiencia de estar con otro hombre ni siquiera me he besado con nadie que no seas tú. Empezamos cuando era muy joven. Tú eras algo mayor. Sé que lo que pasó, paso. Nos enamoramos pronto, yo por supuesto, hicimos lo que teníamos que hacer.

-Nadie nos habría podido parar- siguió -Incluso me desvirgaste en un proceso que duró varias semanas. Fue maravilloso, desde que nos fuimos a la cama hasta que me penetraste paso bastante tiempo. Ni siquiera me hiciste daño. Yo tenía miedo al coito pero con tus delicadezas fuimos tan lento que cuando entraste estaba muy dilatada y no me dolió. Ninguna mujer puede pedir más.

-Sé por muchas amigas que eso duele, no es que sea muy grave, ninguna se queja demasiado, pero duele, a mí nada, ni una pizca. Con lo cual perdí el miedo para siempre y hemos tenido unas relaciones que no podían haber sido mejores, estoy muy contenta de mi relación contigo.

-Pero desde hace unos meses me ha aparecido una fantasía, otro hombre me la mete.

Yo escuchaba en silencio. Ni siquiera se me pasaba por la cabeza resolver esta fantasía. Estamos muy bien y hacer cualquier cosa fuera de eso sería poner en peligro lo que tenemos que es mucho.

Cuando de vez en cuando dejaba de hablar yo la besaba y le decía -Te escucho- ella seguía hablando -No no hay mucho más que decir, eso era solo una especie de idea fija que me viene a la cabeza. Deseaba complacerla pero no me hacía gracia que se echara un amante, a saber dónde iría a parar eso.

Ahí quedó la cosa, pero no en mi cabeza que daba vueltas a un asunto aparentemente sin solución. La vida siguió apacible yo me volví más solicito, si cabe, con ella y trataba de complacerla lo máximo posible en el sexo. Como siempre, más o menos, solo que ahora más consciente de que ella tenía que disfrutar.

Otro día después de hacer el amor estábamos en la misma postura.

-¿Has vuelto a tener la misma fantasía?

-Escucha, no tiene ninguna importancia, te lo he contado pero no es nada, es un pensamiento casual que me ha venido a la cabeza.

-Pero, ¿lo has tenido?

-Sí, me ha servido para hacerme alguna paja- Se rió -Ya sabes, si no puedes contra tu enemigo alíate con él. Alguna vez lo he utilizado para acelerar un orgasmo estando contigo. ¿Te parece mal?. ¿Tú no utilizas a veces pequeños deseos?, lo hace mucha gente.

-Pues me parece bien, yo también me masturbo, todo el mundo necesita hacerlo de vez en cuando y también utilizo imágenes o fantasías para estimularme. ¿Cómo te imaginas a este sujeto?

-No le pongo cara es un personaje misterioso. Un Sin Cara que comienza a tocarme y termina metiéndome el pene- Lo último me lo dijo con voz de dar miedo.

-¿Y te lo pasas bien en tus fantasías?

-Bueno teniendo en cuenta que me masturbo..., sí, me ayuda, esa será la función, ayudar a hacerme una paja- y volvió a reir.

Aparentemente no di ninguna importancia pero por dentro me quedé con la mosca. Mi cabeza desarrollo bastantes ideas algunas muy descabelladas, había una algo menos descabellada, o sea fui elaborando un plan.

-He dado muchas vueltas a tu amante imaginario ¿te gustaría que fuese real?

-No, ni en broma, no quiero cambiar, ¡qué horror que otro me la meta de verdad!.

Poco a poco fui sacando el tema, ahora como una fantasía mía.

-Ahora soy yo el de la fantasía, te imagino atada a la cama, desnuda y un hombre que te tiene a su disposición y yo mirando me pongo caliente, Es más, solo de verbalizarlo me he puesto caliente ¿te puedo besar? Estábamos en la cama pero con pijama y todo.

-¿Quieres que te haga una paja?

-No te gustaría correrte también

-Si

Hicimos el amor cuando no tocaba, y con mucha pasión.

Otro día en pleno acto sexual con el pene en la puerta de entrada, le decía:

-Imagínate que soy el otro- y eso la ponía caliente. Todo esto formaba parte de un plan.

Un día fui directo:

-Se me ha ocurrido algo, un día busco otro hombre, tú no puedes saber si es alguien conocido o desconocido, puede ser un amigo nuestro al que le hagas tilín o alguien sacado de internet, tú estás con los ojos tapados para que no puedas reconocerle, si es que le conocieses, tú eso no lo sabrás, y con las manos atadas, las piernas no hace falta. Nuestro amigo o no amigo entra, se satisface y te satisface y se va. Yo estoy presente para que no pase nada malo y por qué no me lo quiero perder.

-Ja ja, que tonterías inventas.

A partir de ese día la fui bombardeando con la idea. Cada vez la notaba un poquito menos reticente.

-¿De donde sacarías al tío?- Se ve que la idea le empezaba a excitar o que me llevaba la corriente como a un loco.

Otro día me preguntó:

-¿No tendrías celos?

-Pues no lo sé, eso se verá cuando lo hagamos.

Otro día anuncié:

-Lo tengo todo preparado para la tarde del sábado, tengo citada a la persona para las 7:00. He comprado un antifaz de dormir para que no veas nada y cuerdas para atarte a la cama.

-Estás loco, no sé si quiero, nunca te he dicho que sí.

-Sí que quieres, te excitas cada vez que te lo comento.

No me contestó, o sea no me dijo que no.

Según nos acercábamos al sábado se iba poniendo más nerviosa.

-Es un cuento, no va a venir nadie.

-Bueno, nosotros hacemos los preparativos, y si tienes razón no vendrá nadie y si no la tienes vendrá alguien con muchas ganas de meterte la cosita por ahí. Lo único que te puedo decir es que no es alguien de tu familia, ni mi hermano, ni ninguna otra aberración.

-Y yo ¿qué tengo que hacer?

-Nada, el lo hará todo, disfrutar que no es poco.

Llegadas las 6:30 del sábado me puse a preparar todo, Clara no se lo terminaba de creer.

Le expliqué que como tendría las manos atadas, no podría quitarle la camisa y el sujetador, así que se lo quitaría antes. Los pantalones los podía dejar.

-Me da vergüenza estar en tetas.

-En la playa las enseñas siempre, además son muy bonitas y nuestro sujeto viene a lo que viene y las tetas forman parte del sexo.

Comencé a quitarle la ropa de arriba, me decía -No, por favor- se reía, pero se dejaba hacer. Una vez desnuda de arriba, le até las cuerdas a las muñecas acolchándolas para que no le hiciesen daño y la ayude a tumbarse y até las cuerdas a la cama.

-¿Estás cómoda?

  • Cómoda sí, pero puedo ponerme a chillar en cualquier momento, Ahhh- Me reí y le tapé la boca y le puse el antifaz para que no viese el resto de preparativos. Había preparado un artilugio para llamar al timbre de la puerta desde los pies de la cama, y, sonó el timbre.

-Estoy nerviosa.

-No te preocupes, yo estaré delante y no permitiré que te haga nada malo, si algo no te gusta lo dices. Lo pasarás bien, seguro. El tener los ojos tapados creo que será un estímulo erótico positivo- Empecé a hablar dándole un beso, la pobre estaba como un flan, lo último lo dije caminando hacia la puerta.

En la puerta me puse los zapatos para que se oyesen las pisadas a partir de abrirla, hasta ahora iba descalzo para que no se oyesen. Solo tenía capacidad para que se oyesen las de una persona e iban a volver dos, uno de los dos tenía que ir descalzo.

Cuando se suponía que volvía con él tras abrir la puerta y haciendo ruido con las pisadas, conmigo no había nadie, le di una última indicación.

-Aquí estamos, tiene instrucciones de no hablar por si pudieses identificarle- Paré a los pies de la cama.

-Eres un poco cabrón.

Lo primero que hizo mi personaje fue ir directo a acariciarle las tetas y ella soltó un -Oh-

-Por favor ¿quién hay?

Silencio. Por toda respuesta le desabrochó los pantalones y le metió la mano acariciando toda la vulva, para mi sorpresa ya estaba húmeda, Clara soltó un -Ahh- a la vez que encogía el vientre. Pasó a sacarle pantalones y bragas. Yo me había quitado los zapatos para no hacer ruido. Paré toda actividad y me trasladé. -Me ha hecho un gesto diciendo que tienes un cuerpo muy bonito- Y volví a mi sitio de operaciones desde donde pasé a lamer la vulva, ella empezó a gemir. Puse una mano en cada teta y seguí lamiendo su sexo.

Cuando la sentí muy húmeda, deje una teta y le metí dos dedos por la vagina percibiendo el llamado punto G pero sin darle importancia. Trataba de hacer cosas distintas de las que suelo hacerle. En los movimientos de mi personaje había cierta brusquedad, Seguí besando y lamiendo labios y clítoris e introduje uno de mis dedos untado en vaselina, que previamente había preparado, en su ano.

Clara, con movimientos incontrolados e involuntarios, subía y bajaba su vientre y prácticamente aullaba hasta que sus piernas flaquearon y llegó a un orgasmo largo y profundo.

Entonces me aparté para desnudarme. Tardé unos segundos que a ella le parecerían eternos.

-¿Qué pasa? ¿qué haces?

Me aparté a un lado para hablar como Jaime.

-Recuerda que no te va a hablar. Se está desnudando, yo también. Me estoy excitando mucho, ¿te parecería mal si me hago una paja?

Tardó un rato en contestar.

-Claro, hazlo si quieres.

Una vez desnudo me puse un preservativo, me subí a la cama coloqué las piernas debajo de las suyas, estimulé algo brusco el clítoris y se la metí, ella flexionó un poco las piernas, puede ser que le hiciese un poco de daño. Yo nunca me comportaba así. Ella gritó por la sorpresa al meterla y una vez dentro empezó a gemir y a descontrolarse, su cuerpo tenía vida propia, su vientre volvió a subir y bajar y empujaba su cuerpo hacia abajo como para querer introducirse más el pene. Cuando vi el momento oportuno ladeé la cabeza y dije:

-Me corro. y cogí una jeringuilla que tenía al baño maría y que había rellenado de una salsa de callos que es como pegajosa y gelatinosa y le lancé a las tetas unas emboladas del líquido. Ella dijo:

-Jaime, lo siento, yo también me voy a correr- y comenzó un orgasmo al que mi personaje simuló acompañar y digo simular porque con tanto preparativo vi que no había forma de correrme de verdad pero dejé salir una exhalación de mi boca e hice lo mejor que supe movimientos dentro de su vagina como si me estuviese corriendo. Luego me salí y desde el lateral le dije:

Me hace una seña de que le ha gustado mucho- Cuchicheé -Dice que gracias- Mientras con el pie movía un poco la ropa para ir aparentando que se vestía, hice un poco más de ruido de vestirme y me puse los zapatos. Me fui por el otro lateral de la cama y la besé fuertemente los labios con una mano en la teta a la que hice varias caricias y estrujé un poco. Y supuestamente me fui acompañándome a mi mismo. Una vez fuera de la habitación me hice una paja para rellenar el condón y volví descalzo escondiendo los zapatos. Mientras tanto había hablado bajito como cuchicheando. Nos despedíamos intercambiando información.

Fui al dormitorio ocultando todo cuerpo del delito, dejé el preservativo con semen en la mesilla y le limpié el falso semen de las tetas y se las besé

-Perdona, me he excitado y me he corrido viéndolo- y le quité el antifaz.

Cogí el preservativo dejando que lo viera.

-Perdona otra vez, se ha quedado con el preservativo en la mano sin saber que hacer con él y le he dicho que lo dejase ahí. Ya lo tiro a la basura.

-Yo me he corrido dos veces. ¿No te molesta? Realmente estamos un poco locos.

-En la puerta me ha dicho que me envidiaba tener una mujer tan guapa, me dijo que esperaba no haber hecho nada que me molestase, creo que he elegido bien, cuanto menos es una persona educada. Mientras hablaba le iba quitando las cuerdas de las manos y como estaba desnudo me tumbé a su lado y nos abrazamos, ella me cogió el pene y me lo enderezó y yo la acaricié ordenadamente, como me gusta, y follamos con muy buenos resultados.

Un mes más tarde me sentó en el sofá, se sentó a mi lado y me contó:

-Me gustó mucho lo del otro día, muchas gracias, él era un poco brusco pero me gustó, incluso que fuese así de brusco. Tú eres muy diferente. Me quedaron ganas de repetir para saber que existe entre tu sensibilidad y la brusquedad de quien sea nuestro misterioso hombre... y... para saber, me he acostado con Jorge que siempre me tira los tejos. Tenía muchas ganas... de probar, Jorge me da lo mismo, pobre, le he utilizado y pensé que una vez roto el tabú no te importaría tanto.

-Has hecho muy bien- ¿Qué le iba a decir? -Y ¿te gustó tanto como el otro?

-No, el otro me excitó más, pero me ha gustado.