Probé mi bisexualidad y mi novia me castigó

En una playa aproveché mi oportunidad de probar si era bisexual, pero mi novia me pillo y recibí un duro castigo.

El siguiente relato es completamente ficticio. Me llamo Mikel tengo 23 años, desde hace un par de años estoy saliendo con una chica de mi misma edad llamada Marta. Yo soy un chico normalito, con un cuerpo normal y una dotación también de la media, pero ella es una chica muy guapa con un cuerpo muy atractivo, mide 1,63, delgadita pero con unos pechos y un culo de escándalo. En el sexo siempre hemos sido normales, como cualquier pareja de nuestra edad. Yo siempre he sido heterosexual, pero desde hace un tiempo pienso que me gustaría que me hicieran sexo anal, solo por probarlo. Nunca se lo he dicho a Marta.

El verano pasado fuimos a una playa, como solemos hacer en el periodo estival. Fuimos a una playa del norte apartada, suele haber muy poca gente por el difícil acceso que tiene. Llegamos temprano, la playa estaba casi vacía, como suele ser habitual. Buscamos un sitio y colocamos las toallas. Nos quedamos en bañador y nos pusimos a tomar el sol.

A Marta la gusta mucho tomar el sol, a mí no tanto, en seguida me canso de estar quieto y me suelo ir a dar una vuelta por la orilla. Así que después de un rato la dije a Marta:

-        Cariño

-        ¿Sí? ¿Qué pasa?

-        Voy a dar una vuelta por ahí que estoy un poco aburrido.

-        Vale

Me levanté y fui a andar un rato por la orilla. Hacia un día excelente para ir a la playa, sol, calor y un suave viento que hacía más agradable estar tomando el sol. Estuve un buen rato andando, la playa es muy grande, es completamente natural, y combina zonas de arena con zonas con una frondosa vegetación.

Me percaté de que en una de las zonas con vegetación había un chico, estaba levantado, los matorrales solo me permitían verle  la cara y parte del pecho, me estaba mirando fijamente. Yo seguí caminando como si nada, pero le miraba de reojo y podía ver que seguía con la mirada clavada en mí.

La verdad es que ese chico me estaba empezando a poner un poco nervioso, pero seguí sin cambiar de dirección. Al pasar justo por delante del él no pude evitar girar la cabeza para verle, el seguía mirándome fijamente. Justo coincidió que a través de los matorrales pude ver su cuerpo entero. Estaba completamente desnudo, pensé que estaba practicando el nudismo, la verdad es que es un sitio muy propenso para ello al estar tan apartado. Pero al bajar un poco su vista hacia su entrepierna me quede sin palabras. Tenía la polla completamente erecta, y menudo miembro, aun estando a una cierta distancia pude calcular que le media unos 22 centímetros por lo menos. La verdad es que me entro un calentón que nunca me imaginé que me podría ocurrir al ver a un hombre desnudo.

Aparté la mirada y seguí caminando, pero los pensamientos que me surgían me incitaban a darme la vuelta e ir donde esa gran polla, solo por verla.  Mi mente estaba dividida en dos, no sabía qué hacer. Me pare y disimule haciendo que miraba al mar. Esa podía ser mi gran oportunidad de probar una polla y de comprobar si me gustaba o no, estaba claro que un miembro de ese tamaño sería difícil de encontrar.

Finalmente me decidí, tenía que probarlo, me di la vuelta y me dirigí hacia él. Me seguía mirando fijamente, él se dio cuenta que me dirigía hacia él, cogió y se tumbó. Los arbustos me impedían verle ahora, pero sabía dónde estaba más o menos. Me fui abriendo paso entre los matorrales hasta que llegue hasta él, y vaya imagen. Ahí estaba el, tumbado boca arriba y con el pedazo de miembro que parecía un mástil, que calentón me volvió a entrar al verla. Me detuve a cierta distancia, el me miro y me hizo con la cabeza un gesto pata que me acercara a él.

-        Hola – le dije con gran timidez.

-        Hola, ¿Qué tal? ¿Dando un paseo?

-        Si, aprovechando el día – le contesté.

La verdad es que no podía mantener una conversación con ese chico así, su polla no bajaba lo mas mínimo, seguía tan dura como un hierro. Él se dio cuenta de que no podía apartar la vista de su miembro y me dijo:

-        ¿Qué? ¿Te gusta lo que ves?

-        Eeeee… bueno… si… quiero decir… está bastante bien – le dije con la voz entrecortada.

-        Tranquilo, la gente se sorprende cuando la ve.

-        Normal, es que es de un tamaño… poco común.

-        Si, la verdad es que si ¿quieres probarla?

Bufff, pues claro que quería probarla, pero estaba debatiéndome que hacer, al final tomé la decisión de que no podía dejar pasar esa ocasión.

-        Bueno, si no te importa – le dije mientras me acercaba lentamente a él.

-        Claro, ven aquí.

Me senté a su lado, por fin podía ver en detalle ese miembro, era perfecto. No había calculado mal las medidas, media 22 centímetros y bien gorda, se podían ver las venas perfectamente, era algo impactante. Tenía que palpar eso, así que comencé a acercar con cierta duda mi mano al “mástil”, él se dio cuenta y antes de que pudiera tocarla me dijo:

-        No te cortes, adelante, es toda tuya.

Al tocarla pude notar como estaba tan dura como una piedra, eso no se doblaba, estaba todo rígido, podía notar las venas, era impresionante. Comencé a movérsela poco a poco, con discreción, con miedo de que me dijera que parara. Pero hizo todo lo contrario:

-        Muévela mas rápido – me pidió.

Inmediatamente comencé a meneársela más rápido, en un impulso que me dio, me abalancé sobre ella y la comencé a chupar, nunca había chupado una polla, pero no pude aguantarme.

-        Oh si, mámamela, si – me dijo con una voz jadeante.

Ahí estuve un buen rato, la verdad es que me puse súper cachondo, la tenía dura y se me podía notar perfectamente debajo del bañador. Mi saliva lubricaba aún más y hacia que resbalara más al metérmela en la boca.

-        Joder, que bien la chupas, ¿habías chupado una antes? – me pregunto entre jadeos de placer.

Yo negué con la cabeza mientras seguía saboreando su polla, no quería sacarla de mi boca.

-        Pues que bien lo haces, para un momento – me dijo mientras me apartaba la cabeza con su mano.

Pare y me saque  su polla de mi boca, podía ver como mi saliva chorreaba por ella. Yo estaba cachondísimo, pero no sabía por qué me había dicho que parara:

-        ¿Qué pasa? ¿No te gusta? – le pregunté.

-        Claro que me gusta – me contesto – pero no quiero correrme sin follarte el culo.

Al escuchar esto me asusté, nunca me habían follado, y que mi primera polla fuese esa me inspiro bastante miedo y él se dio cuenta.

-        Tranquilo – me dijo – que tengo lubricante, no te dolerá. Quítate el bañador.

Le hice caso, me levanté y me quite la única prenda que tenía, el bañador. Yo tenía mi polla durísima también, y al quitármelo él se dio cuenta de cómo estaba.

-        Uf, como la tienes eeee, se nota que te gusta.

-        Si… bueno…nunca había hecho esto – le dije tímidamente.

-        Tranquilo, no pasa nada, no te avergüences, ven aquí y ponte a cuatro patas.

Y así lo hice, me puse a cuatro patas, el cogió de su mochila un bote de lubricante. Se echó una cantidad considerable en la mano y comenzó a lubricarme el culo, era un lubricante especial para sexo anal, tenía una consistencia densa y era de un tono blanco bastante llamativo. Lo hacía con delicadeza, estaba claro que al decirle que era mi primera vez él se lo tomo con mucha tranquilidad y paciencia, queriendo hacer que mi primera experiencia fuera muy placentera. Estuvo un buen rato jugando con sus dedos alrededor del agujero de mi culo hasta que finalmente comenzó a meterme uno. Estaba claro que el lubricante hacia su trabajo, le entraba el dedo perfectamente y sin esfuerzo. Después me metió otro dedo, y otro más. Me iba dilatando el culo poco a poco, echándome lubricante cada poco tiempo. Cuando llevaba un rato saco un plug de su mochila. Yo en ese momento no sabía que era eso y con voz asustada le pregunté:

-        ¿Qué es eso?

-        Tranquilo, esto es un plug anal. Te lo meto y se te queda en la entrada del ano para que se vaya dilatando.

-        Bueno vale – le dije.

-        Tu tranquilo que esto no te va a doler, tienes ya el culo bastante dilatado.

Así que lubrico el plug y me lo metió. Era una sensación extraña, podría notar como la entrada de mi culo estaba bloqueada por ese artilugio que impedía que mi culo se cerrara. Mientras yo experimentaba las sensaciones que me daba el plug, él se lubricaba la polla, la cual seguía igual de dura, no había bajado lo mas mínimo.

-        Bueno, ya está – me dijo - ¿estás listo?

-        Sí, pero hazlo despacio – le contesté con la voz aun un poco temblorosa.

-        Tu tranquilo, que te lo voy a hacer muy despacio, tu marcas el ritmo.

Se colocó detrás de mí, yo seguía a cuatro patas. Me saco el plug del culo y volvió a echar más lubricante, coloco la punta en la entrada y comenzó a meterla. Era una sensación muy placentera, notar como iba poco a poco entrando ese pedazo de polla dentro de mi culo, parecía no tener fin, seguía y seguía entrando. Finalmente llego al tope, notaba perfectamente ese trozo de carne dentro de mi cuerpo.

-        ¿Qué tal? – me preguntó.

-        Muy bien – le contesté – me da mucho placer.

El empezó a moverla adentro y afuera poco a poco, que placer me daba. Cada vez iba más y más rápido, aumentando el ritmo cada cierto tiempo, cuanto más rápido iba más me gustaba. El tío me tumbo boca abajo sobre la toalla y siguió follandome encima de mí. Estaba claro que en esa postura se manejaba mucho mejor que a cuatro patas por la intensidad con la que me metía la polla cada embestida. El tío no paraba el ritmo, todo lo contrario, cuando yo creía que era imposible que fuera más rápido el me sorprendía dándome aún más caña. Al principio se me escapaba algún que otro gemido, pero ya con ese ritmo mis gemidos eran constantes. Parecía que estaba en el cielo, nunca había sentido tanto placer, pero de repente:

-        ¡¡¡¡MIKEL!!!!

Gire mi cabeza hacia la dirección donde provenía el sonido y ahí estaba Marta, mirándome con la boca abierta, inmediatamente el tío paro de follarme pero no saco su polla de mi culo

-        ¡¡Joder!!, ¿pero qué haces? – me pregunto aun boquiabierta.

-        Esto… yo…Marta….

No podía gesticular ninguna palabra, no sabía que decir, un tío me estaba dando por el culo y mi novia me había pillado, ¿Qué se puede decir en esa situación?

-        A ver…tranquila… - la dije.

-        ¡¡¿Pero qué tranquila?!! – me dijo gritando – joder, ¡¡que te está follando el culo!!

-        Ya… ya… lo siento… estaba dando un paseo y le he visto y ha surgido… no sé qué decirte.

Ella no me dijo nada más, se quedó ahí como una piedra con la misma cara de sorpresa. El chico tampoco se había movido desde la pillada y aún seguía su pene dentro de mi culo.

-        A ver Marta, ve a la toalla donde estábamos y ahora voy yo y hablamos.

-        No, yo no me muevo de aquí – me dijo.

Yo no quería que ella viera el tamaño de la polla que me estaba follando, me daba una vergüenza terrible que mi novia viera eso.

-        Marta por favor, sal un momento de aquí y ahora voy yo – la supliqué.

-        Que yo no me muevo de aquí – me volvió a negar – he visto cómo te follaba y los gritos que pegabas y eso no te daba vergüenza, así que ahora no la tengas, yo de aquí no me muevo.

-        Joder, Marta, ¿entonces qué quieres?

-        Quiero que sigas.

-        ¿Qué? – la dije sorprendido – a ver Marta que esto no es lo que quiero.

-        Ya claro, ahora te jodes y quiero que te follen delante de mí.

He de admitir que el que mi novia nos pillara me puso aún más cachondo.

-        ¿Cómo te llamas? – le pregunto al chico que me estaba follando.

-        Juan – la contestó.

-        Vale Juan, quiero que le revientes el culo a mi novio, follatelo lo más duro que puedas, quiero que le dejes seco.

Antes de que yo pudiera decir algo el tío empezó a darme caña a una intensidad que doblaba a la de antes. Su polla parecía un martillo neumático. Había visto varias películas porno durante mi adolescencia, y había visto muchas veces a tíos follando durísimo a tías, pero como me estaban follando a mí nunca lo había visto. Y ahí seguía mi novia, atenta a como me reventaba el culo.

-        ¿En qué parte de tu novio quieres que me corra? - la preguntó a mi novia.

-        Córrete en su cara – le contestó.

El tío debía estar a punto de correrse, sacó su polla de mi culo. Al hacerlo pude ver como mi novia se quedaba totalmente anonadada viendo su miembro y pude escuchar como decía por lo bajo:

-        Ostias, pedazo de polla.

El tío me puso boca arriba y acerco su polla a mi cara donde empezó a pajearse. No tardo ni diez segundos en correrse, me llenó la cara de semen, no paraban de salir chorretones de su polla. Me limpié un poco con los dedos el semen que me había caído en los ojos para poder ver. No pensaba que era posible correrse tanto, podía notar toda mi cara llena de su lefa y parte del pelo también. Mi novia debió ver que yo tenía la polla erecta, toda esa situación me había provocado una excitación brutal. El chico se puso de pies y fue a vestirse, pero mi novia le paró diciéndole:

-        Espera un momento, ayúdame a una cosa.

-        Si claro, dime.

-        Levanta las piernas de mi novio, quiero que se corra y su semen le caiga también en su cara.

Así lo hizo, me levanto las piernas y el tronco inferior y lo doblo sobre mí, quedando mi polla justo encima de mi cara a pocos centímetros. Mi novia comenzó a masturbarme.

-        Abre la boca- me ordenó.

-        ¿Qué? – la dije yo sorprendido.

-        Te vas a tragar tu propio semen, así que abre la puta boca.

-        A ver Marta, que me da asco tragarme el semen – la dije con la cara completamente impregnada del semen del tío

-        Mira, te he estado grabando como te follaba el culo, o abres la puta boca y te tragas tu semen o le mando el video a todo el mundo.

Al escuchar eso asentí con la cabeza y abrí mi boca lo máximo que pude.

-        Así me gusta, ya verás que rica esta – me dijo ella con una sonrisa en su boca.

Ya no podía aguantar más y comencé a correrme. Marta al ver que me corría apunto mi polla hacia mi boca y lo hizo muy bien, todo cayo dentro de mi boca, no fallo ni un chorretón.

-        Eso es, ahora trágatela.

Me la trague, tenía un sabor asqueroso, pero no tenía otro remedio. El chico me bajo las piernas y se fue a vestir. Yo me levante también y me fui a poner el bañador y a limpiarme el semen que aún tenía en la cara.

-        Eh eh eh ¿Qué haces? – me dijo Marta.

-        Limpiarme y vestirme – la contesté.

-        No majo, tú vas a ir desnudo por toda la playa hasta el coche, y vas a ir con la corrida del chico en tu cara, hasta que no llegues al coche no te puedes vestir ni limpiar.

Y así tuve que ir, durante el recorrido hasta el coche la gente me miraba, no por ir desnudo que era algo más o menos normal en esa playa, si no por el semen de mi cara, se notaba muchísimo que me iban goteado chorretones. La gente también se percataba de las marcas blancas del lubricante que quedaban en mi culo y en las nalgas. Lo peor llegó cuando vimos un grupo de chicos jóvenes más adelante. Yo me desvié más aun para pasar a la máxima distancia de ellos pero mi novia se dio cuenta y me dijo:

-        No no, vamos a pasar por su lado.

-        Joder Marta, que se van a dar cuenta, que tengo el culo lleno del lubricante blanco y la cara llena de semen.

-        Ya lo sé, pero recuerda el video que te he grabado.

Me cogió del brazo y seguimos la ruta que pasaba junto a ellos. Al pasar cerca uno de ellos se dio cuenta del semen de mi cara y grito:

-        ¡¡Ostias tíos, mirad la lefada que lleva ese tío en la cara!!

Todos se giraron y me miraron.

-        ¡¡Joder es verdad, vaya corrida te han echado eeee!! – me dijeron mientras se reían

Miré a mi novia y ella también se estaba riendo con ellos. Se paró y me dijo al oído:

-        Ahora vas a hacer todo lo que yo te diga.

Los chicos seguían riéndose y haciendo comentarios sobre mí y sobre mi novia

-        ¡¡Guapa, ¿Cómo puedes estar con ese maricón? Jajajajaj!!

-        ¡¡Como te gusta el semen eeee maricón jajajaja!!

Y ahí estaba yo, parado al lado de mi novia, desnudo y escuchando ese tipo de comentarios. De repente Marta les dijo:

-        No solo le gusta el semen, también le gustan otras cosas, acercaros guapos.

-        Claro que si preciosa, cuéntanos a ver que le gusta a este maricón – la dijo uno de ellos.

Me sentía humillado, pero mi novia estaba disfrutando de ello, la verdad es que se merecía vengarse de mí después de lo que había hecho.

-        Ponte a cuatro patas – me dijo Marta en voz baja.

-        ¿Qué?

-        Que lo hagas te he dicho, o ya sabes lo que pasara con el video.

Así lo hice, me puse a cuatro patas dejando entrever el agujero de mi culo aun dilatado, rojo y con rastros claros del lubricante blanco.

-        ¡¡Ostias tíos, que también le mola que le peten el ojete jajajaja!!

Llegaron y se pusieron en círculo alrededor mío, vaya humillación, todo eran insultos y risas. Lo peor de todo es que me estaba poniendo cachondo esa situación, luchaba con todas mis fuerzas por evitarlo, podía ser terrible que esos chicos vieran como se me ponía dura la polla. Ahí estaba mi novia hablando con ellos y contándoles lo que había hecho yo hace un momento. Tras un rato de charla les dijo:

-        Voy a recoger la toalla y mis cosas que tengo aquí al lado, os lo dejo para que hagáis con él lo que queráis mientras recojo todo.

-        Vale tranquila, cuidaremos bien de el – la contestaron – ya sabemos lo que le gusta jajaja.

Marta se agacho y me susurro al oído:

-        Enseguida vuelvo, ya sabes que te tienes que portar bien o el video lo verán muchas personas.

Se levantó y se fue hacia donde estaban nuestras cosas para recogerlas. Mientras los chicos comentaban que iban a hacer conmigo.

-        ¿Qué hacemos con el puto maricón este?

-        Tenemos que darle un recuerdo para que no nos olvide jajajaja.

-        Tengo una idea, ahora vuelto – dijo uno de ellos.

Gire un poco la cabeza y pude ver cómo iba hacia donde tenían las mochilas, el resto de chicos también le miraban expectantes de a ver que iba a hacer. Metió la mano en una mochila y saco una botella de refresco de 1 litro. La alzo para que los demás la vieran mientras venia corriendo hacia nosotros

-        Ese ahí jajajaja – le gritaban – que grande.

Joder, me iban a meter esa botella por el culo, y estos seguro que no son tan delicados como el tío que me acababa de follar. Pero lo peor estaba pasando, se me estaba poniendo durísima por el calentón, estaba rezando por que no se dieran cuenta pero no sirvió de nada, la tenía como una piedra y uno de ellos se dio cuenta.

-        Ostias tíos, ¡¡que se le ha puesto dura al maricón jajajaja!!

-        Ha debido de ver lo que le va a entrar por el culo y se ha puesto “hot” jajaja.

Todo eran risas y humillaciones, y eso me ponía aún más. Finalmente tras una corta carrera el chico llego con la botella.

-        Bueno, ¿Cómo lo hacemos? – pregunto uno de ellos.

-        A ver, hay que abrirle el culo, ¿Quién lo hace?

Todos dijeron que no entre risas. Uno de ellos dijo:

-        A ver, que no hay problema, que le podemos pedir lo que sea.

-        Joder es verdad – dijo otro.

-        Eh tú, maricón – me llamó – ábrete el culo con las manos que te vamos a dar un regalo.

No tenía alternativa, apoye la cabeza contra el suelo y con las manos me agarre las nalgas apartándolas para que tuvieran buena visión del agujero

-        Joder, mirad como tiene el culo, a este le han petado pero bien jajajaja.

Después de la caña que me había dado el chico, notaba como aún tenía el agujero dilatado y con restos del abundante lubricante que me había puesto. El chico que había traído la botella se puso detrás de mí, cogió la punta de la botella y la puso en la entrada de mi culo. Los demás chicos estaban expectantes, para más humillación el chico que sostenía la botella me dijo:

-        A ver, di PATATA.

Yo ya sabía lo que iba a pasar, pero no tenía otra opción, cogí aire y procure relajarme lo máximo posible para lo que iba a venir:

-        PA… TA… TAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH – grité con todas mis fuerzas del dolor.

El cabrón me metió toda la botella de golpe, hasta el fondo, no se cortó nada y ahí me la dejo, metida hasta el fondo.

-        ¡¡Joder chaval, hasta el fondo, se nota que es lo que le mola!! – comentaban los chicos entre risas.

En ese momento llegó Marta y se empezó a reír con ellos al ver lo que me habían metido. Estuvo un rato charlando con ellos, yo ahí seguía, a cuatro patas con la botella metida por el culo y escuchando como los tíos la tiraban los tejos a Marta de una forma descarada. Tras unos minutos que se me hicieron eternos Marta por fin me dijo que nos íbamos. Me dispuse a sacarme la botella, pero ella me volvió a parar:

-        No no, vas a ir con la botella en tu culo hasta el coche.

Me levante como pude y ella se despidió de los chicos que aún seguían riéndose e insultándome. Casi no podía andar con eso dentro de mi culo, y lo peor de todo es que toda la gente con la que nos cruzábamos veía claramente como la tenía metida, algunos se escandalizaban, otros se reían y me insultaban. Se me hizo eterno el camino hasta el coche. Por fin llegamos, me saqué la botella, me vestí y me limpie la cara del semen reseco. Nos metimos en el coche y nos fuimos.

  • Espero que así hayas aprendido la lección – me dijo Marta – que no se vuelva a repetir, si te vuelvo a pillar mandare el video a todo el mundo. Tú eres solo mío, ¿te ha quedado claro?

Asentí con la cabeza, ella dijo que vale y me dio un beso en el moflete.