Probando, probando... (Capítulo 7)

Todos los planes previstos por la sobrina, superan con creces lo esperado. Para el tío además, supone que todo sea cada vez más loco y más increíble.

Probando, probando…

Capítulo 7

Tras este día tan especial y que va a ser muy difícil de olvidar, sigo tan cachonda que sueño con una buena polla que me cure de mis males con la medicina que tanto necesito.

Al llegar a casa está mi chico viendo la tele tranquilamente. En ese momento vuelvo a pensar en mi tío, en su verga, en cómo ha regado todo mi cuerpo con su semen y cómo me ha limpiado él mismo a mí, rozándome el clítoris con sus dedos, llevándome al cielo en uno de esos orgasmos inolvidables.

-       Hola cariño, ¿qué tal el día? – me pregunta mi chico en cuanto llego.

-       Hola, amor. – le respondo.

A continuación me subo a horcajadas sobre él para besarle besándole con todas las ganas metiendo mi lengua en su boca sedienta de sexo al máximo.

-       Vaya, si que has venido con ganas. – me dice con cara de sorpresa sobando mi culo sobre el vestido pudiendo notar cómo crece el bulto bajo el pantalón de su pijama.

-       Y tanto cariño, te he echado de menos y estoy caliente.

-       Ya veo. ¿Hoy no fuiste a tomar el sol con tu madre?

-       Sí, fuimos a la finca del tío y estuvimos tomando el sol todo el día.

-       Ya, te noto más morena. ¿Y lo hicisteis desnudas?

-       ¡Claro!

-       ¡Qué pena no haber estado allí! Otro día que no tenga trabajo me avisas.

Vuelvo al ataque y sigo morreándome con Jorge sin poder olvidar cada escena del día de hoy, yo desnuda apareciendo en la cocina delante del tío o luego junto a mamá, mi tío pasando desnudo con su tremenda erección ante nosotras, para luego masturbarme con él en el baño… ¡Uno al otro!

-       Seguro que tu tío estaba escondido por ahí. –me comenta Jorge acariciando uno de mis pechos sobre la tela del vestido.

-       No, hoy estuvo un rato, pero se tuvo que ir a trabajar. – le miento.

-       Vaya, también se lo perdió. Y yo a tu madre, que está buenísima.

Le doy un pequeño coscorrón en la cabeza pero cuando noto sus manos entrando por atrás y rozando mi culo no puedo más que ronronear como una gatita y dejarme acariciar por sus habilidosas manos.


Estoy trabajando y no logro concentrarme en los papeles, por mucho que lo intente. Una y otra vez aparecen en mi mente las escenas vividas en este día y es que no consigo asimilar que me he corrido sobre el cuerpo desnudo de Andrea y después he hecho que ella misma se corriera con mis propios dedos. ¡Esto es una auténtica barbaridad!

En ese momento recibo un mensaje de mi hermana Rosa.

- Hola hermanito. Necesito que hablemos un momento. ¿Tienes un rato al final del trabajo?

- Sí, claro. A las ocho nos vemos en la cafetería.

- No, mejor vente a casa. No quiero que nadie nos oiga… - añade.

Esas palabras me dejan completamente aturdido y bastante nervioso. Entiendo que quiere hablarme de algo serio, pues así suele ser cuando quiere que vaya a su casa para charlar sin que nadie nos escuche. Me pongo en lo peor y es posible que su hija le haya contado lo sucedido, en un momento de euforia o quizás de arrepentimiento por parte de ella… ¡Dios!

Al llegar a casa de mi hermana, ella aparece en la puerta con una pequeña batita de seda, de color rojo que muestra gran parte de sus hermosas y morenas piernas. Inmediatamente un cosquilleo recorre mi cuerpo y mi polla empieza a despertar. ¡No mires así a tu hermana! – me digo a mi mismo.

- Hola hermanito – me dice dándome dos besos, como siempre y pegando su pecho al mío, notando la tersura de esos globos adorables. ¡Está para comérsela!

Vaya, mi hermana está queriéndome hablar de algo serio y yo pensando en ella como una bomba sexual. Desde luego estoy para encerrarme o ir a un tratamiento de choque. ¡Soy un depravado!

- ¿Qué es eso que quieres contarme, Rosa? – le pregunto intrigado.

- Ven, vamos al sofá. – me dice caminando delante de mí y yo solo me quedo con el cadencioso vaivén de sus caderas.

Nos sentamos y ella está en silencio durante un rato mirando al suelo, mientras mi vista se dirige a sus muslos morenitos que se me ofrecen más que apetitosos al subirse la bata ligeramente.

- Quiero hablarte de lo de hoy. – me dice al fin y yo tengo que tragar saliva y ponerme en posición de recibir la mayor bronca de mi vida.


Mi novio sigue besándome y rozando mi culo mientras nos comemos mutuamente las bocas con total entrega.

-       Cariño, no llevas braguitas – indica mi chico cuando separamos nuestras bocas un segundo y percibe que no llevo nada bajo el vestido.

-       No. ¡Y necesito una buena verga ya! – le reclamo desesperada.

-       Vaya, ¿estás segura de que no estuvo el tío mirando de nuevo cuando estabais desnudas y por eso andas así de caliente?

Me le quedo mirando y por un momento siento la necesidad de decirle la verdad, de confesarle que mi tío acaba de correrse hace un rato sobre mi cuerpo y que después me ha hecho una paja maravillosa, haciendo que me corriera como una loca… pero no soy capaz.

-       Que no, solo estuvimos mamá y yo desnudas y nadie más. – digo intentando que no se me note la mentira.

-       Bueno, de algo habrás hablado con tu madre para estar tan cachonda.

-       Sí, claro. Hablamos de hombres… - le digo disimulando.

-       Oh, vaya… ¡De hombres! ¿y de qué concretamente?

-       ¡De tu polla! – le digo de sopetón.

-       ¿Cómo? – me pregunta asombrado dejando de acariciar mis nalgas.

-       Sí, hablamos de tu preciosa verga y le enseñé unas fotos. – le comento sin pensar. Me sale de pronto.

-       ¿Le enseñaste a tu madre unas fotos de mi polla?

-       Sí, le parece preciosa. Tiene buen gusto… pero ¡Fóllame ya! – le ruego.

En ese momento Jorge se levanta cargando con mi cuerpo y me tumba enérgicamente sobre el sofá, levanta mi vestido hasta dejarlo a la altura de mi cintura y mi coño queda expuesto, ante él. Se baja el pantalón del pijama mostrando su gran verga para en un abrir y cerrar de ojos abalanzarse  sobre mí, orientar ese miembro a la entrada de mi rajita y penetrarme vigorosamente.

-       ¡Oh cariño! – le digo gimiendo al sentir eso tan duro que ha invadido mi vagina con tanto vigor.

Jorge sigue follándome pero lo hace con más velocidad de la normal, se ve que está muy excitado y estoy segura de que no me ve a mí, después de lo que le he contado, está viendo a mi madre y está echándome un polvo como nunca, penetrándome con tanto brío e imaginado que es ella a quien tiene debajo. El caso es que consigue hacerme correrme en un instante pues mis pensamientos también van por otro lado y otra polla que no es precisamente la que me está penetrando. Clavo las uñas en su espalda y mi chico se viene dentro de mí llenándome, mientras él respira, bufando como un toro.

**

Mi hermana sigue callada, con la vista clavada en el suelo y sospecho que avergonzada. Creo que no sabe cómo arrancar para hablar sobre el tema.

- Yo, lo siento mucho, Rosa – acabo diciendo yo, rompiendo el hielo.

- ¿Cómo? – responde mirándome tímidamente a los ojos - No, la que tiene que pedir perdón soy yo. – añade con sus carrillosmuy roja.

Su respuesta me deja descolocado del todo y aunque no puedo evitar mirar sus piernas, vuelvo a sus ojos que quieren contarme algo y no saben cómo.

- Supongo que me dejé llevar por el momento del juego y ahora me siento muy avergonzada – añade.

- ¿Pero por qué? No te entiendo.

- ¿Te parece poco, quedarme desnuda delante de ti? – comenta.

- Ah… - respondo ciertamente aliviado al saber que solo era por eso.

- No te preocupes, la culpa fue mía, porque dejé a tu hija jugar con eso de desnudarse. Además yo salí de la piscina de aquella manera. ¡Dios, yo también estoy avergonzado, Rosa!

- No, si eso lo entiendo. Es normal que te pusieras así, eres un hombre. A ver… ella es joven, bonita, con un cuerpo para lucir y supongo que tiene ganas de enseñarlo, aunque seas tú quien la mire y claro lógicamente ese cuerpo impacta, aunque seas su tío y es lógico que tuvieras semejante erección.

- Rosa ¿Pero qué estás diciendo? Si me puse así no fue solo por tu hija. Tu cuerpo no tiene absolutamente nada que envidar al de ella. Si estuve empalmado fue claramente por ambas. Y siento mucho que te incomodaras.

Mi hermana se me queda mirando con los ojos abiertos y después añade.

- ¿En serio?, ¿Incomodarme? Si fuera cierto, sería un halago.

- Te juro que es cierto, Rosa, si tuve esa erección fue por las dos. Sois diferentes, lógicamente, con cuerpos diferentes, pero tremendamente bellos ambos. Las dos habéis sido misses en varios concursos de belleza. ¿Por algo será?

- Hace mucho del mío, hermanito… Ya no soy aquella.

- No, no lo puedo aceptar, eres una mujer bellísima con un cuerpo que levanta pasiones, de eso estoy seguro y has conseguido ahora mismo que vuelva a estar empalmado – digo precipitadamente sin pensarlo.

Mi hermana se levanta y se me queda mirando hacia el bulto que promete bajo mi pantalón y no me doy cuenta de que ella quiere arreglarlo y yo lo estoy estropeando más, intentando parecer natural. ¡Qué difícil es esto!


Hemos quedado exhaustos mi chico y yo. Nuestras respiraciones agitadas es lo único que se oye en ese salón y por fin él se levanta de mi cuerpo que ha quedado atrapado bajo el suyo. Se me queda mirando con esos ojazos.

-       ¡Vaya polvazo, cariño! – le digo.

-       Sí, ha sido increíble. Corto pero intenso. – me dice él.

-       Ya lo creo. Nunca te había visto así.

-       Sí, has conseguido ponerme burro en un instante, eres increíble, nena.

Me levanto y nos damos unos cuantos besos mientras vuelvo a acariciar su polla que recobra vida entre mis dedos.

-       ¿No será porque te he dicho lo de mi madre? – le pregunto retadora.

Inevitablemente la polla de mi chico se pone durísima al instante, nada más nombrarle a mamá y es algo que debe tenerle realmente loco en sus fantasías.

-       Cariño, yo te quiero a ti – me dice Jorge, que no quiere meterse en líos.

-       Sí lo entiendo, cariño. No me mosqueo, mi madre tiene un cuerpazo, está buenísima… es normal que te pongas así – añado acariciando su hinchado pene.

-       ¿No te pones celosa?

-       Sabes que no lo soy. ¿Tú tampoco verdad? – le digo sabiendo que yo no soy inocente en mis pensamientos, precisamente.

-       No, ambos sabemos que nos queremos y bueno, somos jóvenes, supongo que es natural sentirnos atraídos por otras personas.

Volvemos a besarnos y a acariciarnos. Yo sigo acariciando su verga que está durísima y él lo hace con cara interna de mis muslos hasta llegar a mi conchita.

-       ¿No te gustaría que te la chupara mamá? – le pregunto de pronto.

-       Andrea…

-       No, en serio, no solo digo que te atraiga el cuerpo de mamá y que te excites pensando en ella, me parece también que quisieras sentir su boca si tuvieras la oportunidad.

-       Pues sí, claro, sería un sueño que te la chupe una mujer como tu madre.

-       Vaya, sí que te gusta. – añado notando su rabo creciendo en mi mano.

-       Pues sí, si tú no fueras su hija y mi novia, seguramente ya le habría entrado. Es una mujer madura pero increíblemente sexy.

-       Lo sé.

-       ¿Y a ti, te gustaría que te follara tu tío? – me dice de pronto, dejándome en shock sin poder contestarle, tan solo me quedo mirando su sonrisa.


Veo a mi hermana allí de pie y antes de que se sienta con las ganas de mandarme a la mierda por confesarle que me la ha puesto dura de nuevo, le pido disculpas por mi atrevimiento.

- Lo siento, Rosa. No quería molestarte.

- ¿Molestarme? Mira, hermanito, si es verdad eso, no es solo un halago como mujer saber que pueda ponérsela dura a un hombre, sino que además sea a mi propio hermano, eso sería increíble.

- Y es cierto, lo has conseguido, no sé por qué no me crees.

- ¡Enséñamelo! Quiero ver esa verga y saber si está tiesa por mí.

- ¿Cómo? – pregunto asustado ante su petición.

A continuación mi hermana sin dejarme reaccionar se quita el nudo de la bata de seda. La prenda cae por su espalda al suelo hasta quedar a sus pies ¡Está completamente desnuda delante de mí! Por un instante su cuerpo parece una escultura. Estoy totalmente flipado. Me pongo de pie, ante esa musa desnuda y bellísima. Ella está roja, supongo que muy cortada, pero siente la necesidad de sentirse atraída, algo que hace al máximo, pues yo estoy que no puedo más. Viendo sus preciosas y tersas tetas, viendo sus muslos robustos y ese coño tan colosal, hermosamente adornado con un vello fino alrededor y bien recortado. ¡Cuánto se parece a su hija!

- ¡Rosa! – digo extasiado ante ese bellezón que se me ha despelotado delante de las narices.

- ¿Te gusta mi cuerpo entonces? ¿Te excita? Enséñame si he conseguido ponértela dura yo sola, sin ayuda de Andrea. – dice sin dejarme contestar para certificar sus dudas.

Eso vuelve a dejarme descentrado, pues ella conoce mi debilidad por mi sobrina y que es muy especial para mí, aunque no sé si sabe cuánto.

- Rosa, eres preciosa. Y puedo jurarte que me la has puesto dura.

En ese momento veo que mi hermana avanza hacia mí y así como está, desnudita, comienza a desabotonarme la camisa y luego mi pantalón, dejándome desnudo en un tiempo record. Supongo que es el sueño de cualquier mortal, ser desnudado por esa divinidad. ¡Pero es mi hermana!

Evidentemente mi polla está a tope y ahora estamos desnudos el uno frente al otro  sin saber que decir, solo mirando nuestros respectivos cuerpos y aturdidos. Aturdido, me pongo la ropa urgentemente saliendo de allí completamente hipnotizado por ese cuerpo huyendo de algo que me estremece.


Estamos tan solo a tres días de la boda por lo que mamá y yo acudimos nuevamente a la finca del tío con la intención de ponernos más morenitas y la verdad es que lo estamos consiguiendo, pues tenemos un tono por todo el cuerpo que destacará con nuestros vestidos y seremos la atención del resto de invitados a la boda.

Es curioso, pero veo a mamá tan decidida que ha llegado a la zona de las hamacas y se ha desnudado al completo sin esperar a que el tío se marche. Me hace gracia que ella se haya lanzado tanto últimamente dejándome muy sorprendida por su decisión, algo que siempre ha tenido en todo pero en esta faceta sexy y atrevida, resulta todavía más admirable en ella. Yo, lógicamente hago lo mismo quedando desnuda junto a ella. Nos miramos y reímos a carcajadas en plena complicidad de madre e hija.

Cuando mi tío aparece en el jardín con unas bebidas que nos había preparado, casi se le caen al suelo al vernos. Mamá y yo reímos de nuevo ante su reacción de sorpresa.

-       ¿Qué pasa hermanito? Parece que no hayas visto nunca a una mujer desnuda… o mejor dicho a dos, jajaja.– señala mamá riendo.

-       Yo…

-       Vamos, únete a nosotras y quítate el bañador, que también queremos alegramos la vista. – agrega mami dejándome flipada pero a él no digamos.

-       No, es que tengo que irme. – dice el otro, apurado.

-       No es justo. Nosotras nos hemos desnudado. – protesta de nuevo mamá. ¿Quieres que te ayude?

-       No, otra vez no.

Supongo que se refiere a cuando estuvo desnudo la vez anterior, pero viendo que mi madre se acerca a él, mi tío asombrosamente se baja de golpe el bañador, quedándose totalmente desnudo, igual que nosotras, como si se le acercase una fiera o no quisiera meterse en más líos.

Por un momento se queda ahí parado de pie, con su miembro completamente erecto. La imagen es tan excitante, que tengo que acariciar mi rajita con cierto disimulo y vuelve a mi mente la imagen de cuando se pajeó delante de mí, a tan pocos centímetros y esa maravillosa verga me regó por todo el cuerpo. Miro a mamá que tiene su vista fija en ese falo que se ve tan tenso como grande.

¿Qué pensará mi madre? ¿Soñará con la verga de su hermano en su chochito como lo hago yo?

**

Mi verga sigue a tope, pero no me siento incómodo, incluso creo que me gusta lucirme así, en esta erección suprema. Es posible que si me preguntaran días atrás no sería capaz de ni siquiera insinuarlo, pero ahora me siento admirado por dos mujeres espectaculares y soy como ese macho especial que ellas necesitan, al menos esa es la idea que pasa por mi cabeza. No me importa que sean mi hermana y mi sobrina. Lógicamente no voy a ser el macho alfa ni voy a follar con ninguna de ellas, pero no sé es como sentir cierta sensación de exhibición que me gusta bastante.

- Caramba, tío, estás a tope -  apunta mi sobrina.

- Ya lo creo… - añade su madre con los ojos como platos.

Me paseo delante de ellas y me meto en la piscina para remojarme. Se quedan un rato observándome hasta que deciden acompañarme y nos bañamos los tres desnudos con una ingenuidad extraña para mí, pero que resulta hasta espontánea, pero al tiempo extremadamente placentera.

Estar rodeado de esos dos primores nadando a mi alrededor, es algo que me excita enormemente y mi calentura no baja con la temperatura del agua, al contrario, tenerlas tan cerca me provoca más y más calor en mi interior. Es demasiada la tentación que tengo a mí alrededor.

Andrea comienza con sus juegos, como ha hecho otras veces, pero ahora la diferencia es que estamos totalmente desnudos. Primero me empuja, se sube a mi espalda, rozándome por entero con sus pechos, luego sus piernas intentan atrapar mi cintura y veo que mi hermana por fin se decide y se une a los juegos y yo la persigo por la piscina, como siempre.

En un momento la imagen debe ser cuanto menos increíble, pues tengo a mi sobrina colgada en mi espalda y yo inmovilizando a mi hermana de espaldas a mí contra el borde la piscina y mi polla entre sus glúteos. No puedo echarme para atrás, en ninguno de los sentidos, porque físicamente me resulta imposible con el peso de Andrea detrás, pero es que me gusta sentir el cuerpo desnudo de Rosa delante y mi polla erecta entre sus muslos, jugando a rozar lugares impensados apenas hace unos días.

- ¡Hermanito, para por Dios, que no soy de piedra! – aclama mi hermana y se desembaraza de mí, algo cortada saliendo del agua.

Me doy cuenta de lo delicada de la situación y decido salir yo también, con mi verga a tope, que vuelve a ser escaneada por esas dos preciosidades y me meto en la casa dispuesto a irme de allí, antes de cometer una locura mayor. Todavía me queda algo de compostura y de vergüenza moral.


Mamá se seca y luego se tumba en la hamaca tocándose con los dedos su conchita que se nota hasta más inflamada de lo normal. Sin duda los tocamientos bajo el agua, dentro de juegos aparentemente inocentes, no han conseguido más que ponerla a tope y la verdad, no me extraña. Mi tío desnudo la tenía bien atrapada.

-       Te ha puesto bien cachonda el tío ¿no? – le comento.

-       Andrea… es que ha sido muy fuerte. Su verga se metió entre mis muslos.

-       Ya veo que te puso cachonda. No hay más que ver tus pezones.

-       Ay, hija, es que tanto roce y es que llegó un momento en que esa cosa dura rozó mi rajita. La noté tan pegada, que me temí que pudiera entrar.

-       ¡Guau, qué envidia!

-       Andrea, cariño, es el tío… eso no puede ser.

-       Bueno, eso no quita para que hayas puesto calentísima con sus roces.

-       Eso es verdad, por eso me salí, me parecía algo raro... impropio.

-       Si no fuera tu hermano…

-       Si no fuera mi hermano, habría echado el polvo de mi vida, hija mía.

En ese momento mamá enrojece por pronunciar esa frase, que le ha salido tan llanamente, pero es que es cierto, lo único que nos frena y especialmente a ella es el hecho de que él sea su hermano, de otro modo la situación habría acabado de forma bien diferente.

-       Qué polla tan linda tiene. – le digo y ella tarda en contestar.

-       Sí, está muy bien.

-       Ya sé que no es como la de Jorge, pero me gusta su forma, es tan rígida con esa cabezota grande en su punta.

-       Ya, tiene una cabeza más grande que el tronco. ¿Eso será más placentero? – añade mamá pensativa.

Se ve que ella sigue con esa excitación que no puede evitar y acaricia levemente la cara interna de sus muslos.

-       Mamá, hazte una paja, por mí no te cortes.

-       ¡Hija! – protesta.

-       Pues yo lo voy a hacer. No aguanto esta calentura.

Ni corta ni perezosa, comienzo a masturbarme soñando con la polla del tío y mi madre después de mirar a su alrededor, aunque evidentemente no hay nadie se comienza a masturbar junto a mí sabiendo que estamos solas.

**

Aunque les he dicho a las chicas que me voy a trabajar, en realidad, tras vestirme, he dado la vuelta a la casa para colocarme estratégicamente escondido tras los arbustos a espiarlas, pero esta vez mucho más cerca que la otra vez, pudiendo tener frente a mí, la visión de ellas dos desnudas a tan solo unos veinte metros.  Guardo silencio y me quedó allí agazapado.

Es increíble, pero se están masturbando. La imagen me choca y me pregunto si todo habrá sido por mi culpa. Eso me excita enormemente y tengo que sacar mi polla al aire para machacármela viendo a esas dos linduras haciéndose respectivamente una pajilla con sus dedos.

Las dos tumbonas del jardín están casi pegadas y dos divinidades espectaculares sobre ellas, tocándose sin pudor alguno. De pronto, Andrea abre sus ojos y observa a su acompañante que sigue concentrada en su propio placer, entonces, le quita la mano del coño para ubicar sus dedos y ser ella misma quien acaricie la rajita de su madre. Al principio esta se muestra reacia, pero cuando Andrea sigue masajeando esa parte tan sensible la otra deja caer su cabeza y suelta un alargado suspiro. ¡Andrea está masturbando a su propia madre!

- ¡Hija! – dice mi hermana ante el placer inusitado que le está proporcionando su hija.

- ¡Tócame tú! – le ordena entonces mi sobrina a su progenitora.

Tras dudarlo unos instantes pero presa de ese placer tan grande, Rosa apoya su mano en el coñito rasurado de Andrea y la pajea del mismo modo que hace ella con el suyo. Ambas gimen y yo sigo machacándomela.

La imagen no puede ser más impactante. Están ahí tan cerca, mis dos adoradas ninfas del placer dándose gusto mutuamente, que no puedo evitar correrme en un instante regando todos esos arbustos que tengo ante mí y que me sirven de parapeto.

A los pocos segundos, las respiraciones de ambas mujeres se vuelven más intensas, hasta que las dos entran en trance y en dos respectivos orgasmos llenos de gemidos e incluso pequeños gritos.

Tras quedarme un buen rato disfrutando de ese precioso paisaje surrealista pero tremendamente ardiente, aprovecho la ocasión para salir de allí a hurtadillas sin ser visto por ellas y justo cuando salgo del jardín me llega un mensaje a mi móvil. Es Jorge que dice:

- ¿Están mis bellezas desnudas?, voy para allá.


Todavía tengo un gusto en mi interior que no es normal y mamá sigue respirando agitadamente. Entonces recibo un mensaje del tío. Si supiera que nos hemos masturbado mutuamente y que todo es por culpa de él. Cuanto me hubiera gustado tenerle cerca y que nos hubiera podido ver.

-       Cuidado, va Jorge para allá. Avisa a tu madre. – dice el mensaje escueto y directo del tío.

-       ¿Por qué?

-       Porque va a veros desnudas.

-       Bueno, que envidioso, ¿no querrás tener esto en exclusiva? – le contesto.

-       No, cariño, pero tu madre se puede sentir molesta.

-       Bueno, tu no digas nada, a lo mejor Jorge se anima viendo a mamá y entonces me deja hasta chupársela, esta noche, ¿Tú qué crees?

El tío tarda en contestar, seguramente siempre tan correcto en todo lo que le digo por muy fuerte que sea. Estará imaginando que mi novio me va a dejar mamársela esta noche como si fuera la primera vez… si supiera que es lo que más le gusta a Jorge que le haga.

-       No sé… - responde el tío al fin.

-       Vaya ánimos.

-       Bueno, seguramente sí. Pero tu madre se puede enfadar si no la avisas.

-       No. Tranquilo. Déjamelo a mí.

En ese momento estoy a punto de avisar a mi madre para decirle que Jorge se acerca y que va a pillarnos despelotadas, aunque a mí, lógicamente, ya me tiene muy vista, pero decido no comentarle nada y que todo surja por su propia inercia, sin avisos previos, porque la idea de ver su cara al descubrir la polla de mi chico, me intriga profundamente. Y no digamos la cara de Jorge al verla desnuda.

Al cabo de unos minutos llega mi chico y cuando aparece en el jardín, mamá se queda muy sorprendida y tapa su sexo con ambas manos, muy avergonzada, pero esa reacción no hace más que despertar mayor deseo a Jorge que tiene un enorme bulto bajo su bañador mientras se acerca a nosotras.

-       ¡Vaya, dos pibones para mí solo! – añade él sin cortarse en absoluto conmigo pero tampoco con mi madre.

Ipso facto, se baja el bañador y se queda en pelotas para asombro mío pero aún mayor de mamá que abre los ojos como platos al ver su enorme rabo firme.

-       Vosotras a lo vuestro como si yo no estuviera – añade mi chico y se lanza a la piscina.

**

Por más que intento serenarme, no lo consigo. Primero por haber tenido a esas dos perfecciones desnudas en una escena de mutua masturbación en mi propio jardín que no voy a olvidar mientras viva y después esperando cómo reaccionará mí hermana ante la visita inesperada de Jorge. ¡Estoy de los nervios!

- ¿Cómo va la cosa? – le pregunto impaciente a mi sobrina en un mensaje de texto a su móvil.

No contesta y le tengo que repetir la pregunta dos veces más, hasta que por fin responde.

- Vaya, sí que estás intrigado, tíito. – me responde al fin en su mensaje.

- ¿Ha llegado Jorge? – añado.

- Claro y ¿sabes lo que ha hecho?

- ¿Qué?

- Quedarse en pelotas delante de nosotras como si tal cosa y con su polla a tope.

- ¿Cómo? – pregunto alucinado.

- Sí, igual que tú, tío. Se ha bajado el bañador y ahora mismo se ha lanzado a la piscina, pero nos ha sorprendido tanto o más que tú.

- ¿Y tu madre que ha hecho?

- Pues se ha sentido cortada, la verdad.

- Claro…

Estoy alucinando con el descaro de Jorge, pues no se ha cortado ni un pelo a la hora de mostrarse delante de mi hermana, totalmente desnudo y empalmado, aunque claro, pensándolo bien, yo también he hecho lo mismo hace apenas media hora, es algo alucinante, por mucho que me empeñe en ver natural salir en pelotas delante de mi sobrina y de mi hermana con mi rabo totalmente tieso. Ahora es el turno de Jorge y eso, francamente, me incomoda bastante.

- Cuéntame. ¿Qué está pasando? – le mando otro mensaje a Andrea sin poder controlar esos nervios y esa angustia de saber lo que está ocurriendo en el jardín.

Mi sobrina no contesta, sigue sin hacerlo incluso después de mandarle a los pocos minutos un montón de interrogaciones para saber qué está pasando. ¡Me tiene en ascuas!

Sigue pasando el tiempo y yo sin saber qué ocurre con ellos tres desnudos en mi jardín. Estoy por ir para allá.


Cada mensaje del tío me gusta más, porque veo su desesperación ante el hecho de no saber lo que está pasando realmente aquí y yo también estoy deseando que ocurran cosas, no sé por qué pero estoy muy excitada con todo esto.

Debería estar celosa por mi novio, porque sea mi madre la otra mujer por la que Jorge pierde totalmente su vergüenza, pero hay algo dentro de mí que me incita a seguir este maravilloso y extraño juego.

-       Mami, relájate. – le digo cuando veo que sigue tapando su sexo.

Ahora veo a mi madre y entiendo que Jorge esté loco con este cuerpo, es normal, porque ella es una mujer preciosa con un cuerpo exuberante.

-       Mamá, tienes a mi novio loco. – le digo y retiro sus manos que están cubriendo su sexo.

-       ¡Hija! – protesta levemente.

-       Muéstrale a mi chico eso que tanto le encanta. – le digo señalando su sexo.

-       ¿Qué dices hija?

-       Lo que oyes. Jorge no te quita ojo. Está a tope, el pobre y ese coño sobre todo. ¡Déjale que se lo disfrute!

Ella me mira sorprendida y luego veo como vuelve a mirar a Jorge que sigue nadando con su verga totalmente tiesa.

-       Es verdad, mamá, no me mires así. No estoy celosa. Me gusta que mi chico se vea atraído por ti. Lo mismo que tú por su verga.

-       No es cierto, Andrea.

-       Vamos, mamá. ¿Otra vez con excusas? Si has reconocido que te encanta.

-       Sí, me gusta… pero, hija, estamos hablando del pene de tu novio.

-       ¿Y qué? Eso no quita para que te atraiga, para que te pongas cachonda con solo verla. Es normal. Lo mismo que él te vea desnuda y babee con esas tetas y ese chochete. Mamá, que te conozco. Me gusta que te pongas insinuante, que le ofrezcas tu cuerpo, no me molesta, en serio, mientras no te lo folles, jajaja.

Mamá enrojece y se queda mirando a Jorge cuando sale del agua con todo su miembro enhiesto. Me siento orgullosa como hija, de una madre que despierta a su futuro yerno tantas cosas y le tiene loquito y por otro lado orgullosa de novio, de esa polla que es la envidia de cualquiera, pero además que sea mi madre una de las mayores admiradoras de su miembro. Estoy segura de que si no fuera Jorge, mi madre ya se lo habría echado encima y eso por no hablar de él. Estarían follando como conejos ahora mismo. La idea me excita también.

**

Sigo desesperado mirando al móvil esperando a que Andrea me conteste en algún mensaje, pero nada, sigue sin hablar y yo sin saber qué está pasando en la finca.

Por un momento pienso que mi hermana haya podido salir corriendo avergonzada al ver a Jorge en pelotas y sin cortarse ante ella. Pero después pienso, por lo que dice Andrea, que no parece que le moleste tanto.

Yo sí estoy molesto, no sé muy bien si es envidia, celos, rabia o todo mezclado, primero por no estar allí controlando la situación desmadrada en mi propia casa, segundo por sentir que mi hermana se pueda sentir mal ante ese momento incómodo y para colmo por mi sobrina, que tampoco sepa cómo afrontar eso, sin darse cuenta de lo incómoda de la situación para su madre. La pobre estará pasando un mal rato.

Pero lo que me parece todavía más despreciable, es que Jorge, que tiene tan desatendida a su novia, se sienta con tantas ganas de coquetear y de mostrar su virilidad ante su futura suegra, no me parece de recibo.

Vuelvo a pensar en la imagen de esos dos cuerpos desnudos, sus dos preciosos coños y entiendo que en la posición de Jorge no se haya podido resistir, pues el hecho de tenerlos ahí delante nubla la mente a cualquiera y lo digo con conocimiento de causa. Ahora mismo estoy sentado en mi despacho masturbándome pensando en esos cuerpos, esas tetas, esos labios, esas dos mujeres increíbles y mi polla está a tope recibiendo mis caricias imaginando que son sus bocas, sus pieles, sus tetas o sus coños los que me rozan sin cesar…

- ¡Andrea, por Dios, dime algo! – añado en un nuevo mensaje sin dejar de tocarme.

- Jajaja, tranquilo tío, está todo controlado. Te noto muy nervioso. – responde ella al instante.

- ¿Te parece normal?

- Tío, no se acaba el mundo por esto. Tú has estado hace un momento igual. Hoy tenemos ración doble de “carne”.

- Yo…

- No te preocupes. Además, aunque mamá está cortada, esto me puede ayudar para esta noche. Seguro que Jorge me dejará chupársela o incluso que él me coma el coño. Nunca he sentido una lengua ahí, tiene que ser increíble. Y hoy le veo muy lanzado.

Mi polla da otro respingo con esa frase de Andrea y me encantaría que fuera mi lengua la que explorase por primera vez esa preciosa rajita


Veo a Jorge avanzar hacia nosotras con todo el descaro y chulería, pero es que en el fondo me encanta esta sensación. Mamá me mira y forzando su sonrisa, intenta no sentirse violenta. Ella admira el cuerpo de mi novio y estoy orgullosa de ese momento y de que él haga lo mismo pasmando con el cuerpo de mamá hasta llegar a nosotras con su polla que está, por cierto, pletórica.

-       Guau, vaya dos coñitos más lindos – añade Jorge sin cortarse. Siempre ha sido algo descarado, pero hoy está más desvergonzado que nunca.

Mamá me mira como queriendo ver en mí una postura firme y que reprenda a mi novio por hacer esos comentarios sobre nosotras y especialmente por ella, pero simplemente me limito a sonreír.

-       Estás a tope viendo tanto coño – le digo de pronto a mi novio.

Acerco mi mano y comienzo a pajear la verga de Jorge ante la atónita mirada de mamá. Me encanta sentir ese enorme instrumento entre mis dedos y la cara de sorpresa de mi madre.

-       ¿Te gusta este pollón mamá? – digo mirando a sus ojos fijamente.

Ella no contesta. Se limita a mirar mi mano como mece ese trozo de carne que se endurece entre mis dedos. Estoy tan cachonda que no veo más y tirando del rabo de mi chico lo acerco para que quede justo enfrente de mi boca y sin más preámbulos, comienzo a mamárselo, como hago siempre, con total dedicación, pero esta vez no le miro directamente a los ojos, sino que miro a los de mamá que están abiertos como platos. ¡Está flipando, pobrecilla!

-       ¡Qué polla tan rica! -. Digo sacándomela de la boca y masturbándole a continuación a toda velocidad.

Mi chico no deja de gemir y ella observando todos mis movimientos, tanto con mi mano como con mi boca. Me siento una zorra de cuidado, como si fuera una actriz porno en plena película de lo más heavy, pero esta vez teniendo como única espectadora a mi madre.

A ella le está encantando verlo, disfrutando de esa polla metiéndose en mi boca y cómo mis labios siguen abriéndose ante semejante cilindro. Lo cierto es cuando lo hago, me entrego de lleno y creo que hoy estoy más inspirada que nunca, metiendo y sacando la polla de mi chico de entre mis labios, jugando con sus huevos, lamiendo toda su largura, sin dejar de mirar de vez en cuando a mamá que tiene su mano metida entre las piernas. Debe estar cachonda perdida.

**

Acabo de hablar con mi sobrina y quiero pensar que tiene razón, que no hay motivo por el que preocuparse, que estemos hablando de personas adultas que simplemente están tomando el sol, aunque, ciertamente, eso me cuesta asimilarlo bastante.

Intento templar mis nervios e imaginar que puede resultar chocante desde el punto de vista inicial, pero quiero también pensar con mente más abierta, tratando de verlo todo con la misma inocencia con que lo ve mi sobrina. Al fin y al cabo, ¿qué tiene de malo que tres personas estén desnudas?, ¿O realmente lo tiene? ¡Estoy hecho un lío!

Lo que me tortura sobre todo es el hecho de no estar ahí, en ese preciso instante, eso es lo que me tiene más confuso y más intrigado, pero pienso que Andrea lleva razón. Es hacer nudismo, algo que deberíamos tener superado, aunque claro no sé si el hecho de tener una erección como la que debe tener Jorge ahora mismo es del todo normal. Vuelvo a recordar el momento en el que tanto ellas como yo permanecimos desnudos con total naturalidad, aunque pensándolo bien, cuando jugamos en el agua, eso fue demasiado fuerte… No puedo evitar sentir un estremecimiento recordando como mi polla se coló entre los muslos de mi hermana y rozó su rajita.

- Tranquilo tío, que mamá no está prestando mucha atención a Jorge. – dice de pronto Andrea en un nuevo mensaje.

- ¿Cómo?

- Sí, tranquilo, parece que a mamá le gusta más tu polla, la de mi novio no parece atraerle tanto. – añade.

Sorprendido una vez más, ante ese mensaje nuevo de Andrea, que me sigue dejando alucinado, intento cotejar lo que acaba de decir y me sube la moral y un nuevo respingo de mi rabo que parece, por lo que dice, debe ser más grande que el de su chico o que al menos resulta más atrayente y eso logra que uno se sienta más que elogiado por ambas mujeres.

- Y a mí también. Prefiero la tuya. – añade de pronto mi sobrina dejándome aún más deslumbrado.

Me siento francamente orgulloso, no digo que no y en cierto modo sabiendo que no está pasando nada raro en la finca durante mi ausencia… al menos no tan grave como yo podría suponer. Me siento más tranquilo. Al tiempo no dejo de pensar en el idiota de Jorge, con la oportunidad que podría tener con chuparle esa rajita a su chica, que debe ser la mayor de las delicias, eso por no hablar de que ella misma le hiciera una mamada de campeonato, con las ganas que tiene, la pobre y sin embargo sigue así, sólo con las ganas.


Pobrecillo mi tío, le estoy contando que no está pasando nada aquí y si viera la escena estaría escandalizado del todo. Yo sigo por un lado escribiéndole mensajes con una mano mientras con la otra pajeo a mi chico.

Mamá sigue con sus ojos abiertos de par en par, alucinada con mis movimientos y mi descaro. Tanto Jorge como yo la miramos y sonreímos. Después vuelvo a meterme ese delicioso rabo entre mis labios. ¡Como me gusta chupar eso!

-       Este no se corre. ¿Puedes ayudarme? – le digo de pronto a mamá sacando la enorme verga de mi boca.

-       ¡Andrea!

-       ¿Qué pasa mamá?, ¿Te vas a quedar ahí mirando?, ¿No te gustaría chupársela y notar esta dureza entre tus labios?

Mi chico sonríe ante mi atrevimiento y es feliz ante la posibilidad de sentir la boca de mi madre atrapando su dura estaca.  Ni corta ni perezosa tiro de la muñeca de mamá hasta que ambas quedamos arrodilladas a los pies de Jorge. Mi novio vuelve a sonreír ante mis cada vez más alocados progresos y se ve que está a tope disfrutando de nosotras dos, allá abajo, a punto de hacerle una mamada a medias.

-       Hija, no puedo hacer eso. – dice mi madre con sus ojos clavados en el miembro de mi chico.

-       Venga, que no me importa. Dale unos meneos y verás cómo te animas. –añado y la polla de Jorge queda suelta, oscilante, esperando a que alguien la rescate.

Mi madre, como una autómata no puede resistir la tentación y se apodera de la verga de Jorge, comenzando a masturbarle lentamente con su mano. Mi chico al tiempo cierra los ojos y lanza un suspiro al notar la habilidosa mano de mamá pajeándole, pero yo sé que además quiere que esa boquita se la coma.

-       ¡Vamos mamá, chúpasela! – la incito y ella algo reticente se me queda mirando. – Eso sí, no te voy a dejar que esta polla te folle, no te hagas ilusiones. Solo me folla a mí. Que quede claro– añado.

En ese instante empujo su cabeza hasta que toca el glande de Jorge, que suspira al sentir sus labios. Después, ella abre la boca y comienza a abrirla notando como ese gran trozo de carne se va colando en su boca. Nunca había sentido tanta excitación y ahora más al ver la verga de mi novio atrapada entre los labios de mi madre. ¿No es flipante?

**

No dejo de pensar en lo increíble que resulta que Jorge sienta asco por tener sexo oral con su novia… nada menos que con su linda novia. Si fuera yo, estaría todo el día comiéndole el coño o dejando que su boquita me lo hiciera a mí. ¡Qué capullo y que idiota!, ¡No debe imaginar lo que se pierde!

- Cómo va todo – vuelvo a preguntar a Andrea.

- Nada, aquí todo tranquilo. Sin novedad. – responde ella al momento.

- ¿Y tu madre? ¿Está menos cortada, desnuda delante de Jorge?

- Sí, parece que está más animada. – apunta.

- Bueno, creo que hoy ha tenido demasiadas emociones juntas.

- Y que lo digas. Está desconocida. Creo que le has ayudado mucho, tíito guapo. La veo más liberada.

- ¿Tú crees?

- Claro que sí.

Me siento orgulloso de haber podido ayudado a mi hermana a desinhibirse un poco más aunque no sé si es bueno y tampoco sé si es del todo correcto. Creo que mis convicciones morales o mi reticencia como tío y como hermano, me impiden ver todo con esa claridad que parece asimilarlo Andrea. Ella es más joven y más inocente, supongo que es eso.

No sé desde cuando ha empezado todo esto a desmadrarse, pero creo que fue en la famosa cena de la gala benéfica, donde Andrea y yo empezamos a hablar, más íntimamente, a sentirnos más unidos que nunca y después en el sex-shop con su vestimenta tan atrayente o cuando me confesó lo de su vida sexual tan alejada de lo que ella desearía. Luego todo se ha ido incrementando y no sé si podré parar esta locura. Espero, que al menos sirva para que mi sobrina pueda disfrutar con su novio de todas esas cosas que no ha podido experimentar.

- Oye Andrea, ¿crees que Jorge se animará a tener sexo oral contigo hoy después de ver desnuda a tu madre? – le pregunto a mi sobrina.

- Uff, no creo, tío. Ya sabes que a él no le gusta mucho eso del sexo oral, siempre dice que le da asco eso de que se la chupen.

Es increíble. No dejo de imaginar la boquita de mi sobrina atrapando mi miembro y solo con pensarlo me siento más que excitado.

- Te dejo tío, que mamá necesita ayuda para algo…

- Vale cariño. Me siento más tranquilo sabiendo que está todo controlado.

- Claro. Un besito. Muackks.

**

Mi tío, ajeno a la realidad de lo que ocurre en su finca, debe estar convencido de que aquí no pasa absolutamente nada fuera de lo normal. Imagino la cara que pondría al ver lo que está sucediendo realmente. Me pongo a pensar en todos mis planes y tengo que reconocer que la mayoría de las cosas que están sucediendo se me han ido totalmente de las manos superando con creces todas mis expectativas, como el hecho de ver ahora a mamá junto a mí, comiéndole con tesón la polla a mi chico. ¿No es increíble?

Veo que a mamá le cuesta dominar ese enorme miembro y entre las dos comenzamos a mamársela a dúo a Jorge, que no deja de gemir, cerrando los ojos. Mientras ella se mete la polla en la boca yo le chupo el resto que queda libre o lamo sus huevos…

Mi chico está agonizando de placer y debe ser para él todo un sueño hecho realidad. Dos mujeres, a las que adora, le están haciendo una mamada única. Y nosotras disfrutando con ese mano a mano o ¿debería mejor decir boca a boca?

Jorge sigue disfrutando de unos labios que atrapan su polla que alternadamente vamos turnando, lamiendo la largura tersa de su verga o succionando su brillante glande o sus rugosos testículos.

De pronto notamos la tensión y en el momento en el que mi madre ha hecho una tragada bastante profunda y saca esa porción de sus labios, la polla de Jorge, sin previo aviso, empieza a escupir chorros de semen que bañan nuestras caras, cayendo directamente en nuestros ojos, en el pelo, cejas, en la boca y noto como mamá se está tocando el coño con su otra mano. Debe estar excitadísima y yo no digamos… ¡Esto es una bendita locura!

Mi chico se queda tembloroso después de lo que ha sido, sin duda, una de las mejores mamadas de su vida y miro a mamá con su cara pringada del semen y eso me encanta. Entonces nosotras sin mediar palabra y como si lo tuviéramos pactado,  comenzamos a besarnos y a chuparnos respectivamente los chorros de semen, que han pringado nuestras caras, la una a la otra, limpiando todo lo que nos ha bañado Jorge. Al tiempo que nos besamos, nuestros dedos juegan en nuestros respectivos sexos como hiciéramos apenas una hora antes y la masturbación mutua nos lleva a gozar tanto de nuestros toqueteos, como del sabor en nuestras bocas del tibio semen con el que mi chico nos ha duchado a ambas ¿Puede haber algo más cachondo?

Un intenso orgasmo nos invade a las dos casi a la vez, ante la atenta mirada de Jorge que disfruta de esa sesión lésbica entre madre e hija mientras nosotras gemimos y temblamos ante tanto inusitado placer.

Tras unos segundos de silencio en el que solo hay miradas de complicidad, mamá enrojece, creo que se siente mal y de pronto sale corriendo hacia la casa, supongo que excitada, extrañada y avergonzada.

Miro a mi chico y me sonríe acariciando mi cabello. No hace falta que me diga nada, ni que me agradezca esta maravillosa experiencia. Por su sonrisa, se ve que ha disfrutado de ese regalazo.

-       Oye, de follar con mamá, nada, ¿vale? – le advierto una vez más.

Juliaki

CONTINUARÁ…