Probando, probando... (Capítulo 14)
La fiesta ha sido una locura y a pesar del arrepentimiento de los hermanos, la sobrina no va a cejar en su empeño de conseguir su objetivo.
Probando, probando…
Capítulo 14
Mi hermana y yo permanecemos callados, sentados uno junto al otro, totalmente desnudos sin saber ni qué decir. De vez en cuando desviamos la mirada, avergonzados por todo lo sucedido en esta locura de noche.
- ¿Sabes de lo que me estoy acordando, hermanito? De cuando éramos críos y tomábamos un vaso de leche antes de dormir en la cocina. ¿Lo recuerdas? – me pregunta.
- Claro. Era cada vez que hacíamos una trastada. Nos levantábamos de noche a hurtadillas a comentar lo sucedido.
- ¡Hagámoslo ahora! – añade tirando de mi mano hacia la cocina y yo voy tras ella, contento mientras contemplo su culito desnudo avanzar. ¡Mi hermana está buenísima!
Rosa mete dos tazas con leche en el microondas y apoya su trasero en la encimera. Está tan atrayente, con su linda desnudez, que no la veo como una hermana, sino como una hembra más que deseable. Tras un sorbo a la leche caliente, me mira seria y me dice:
- No sé cómo hemos llegado tan lejos. Te pido por favor que lo paremos ya. ¿Lo harás por mí?
- Claro que sí Rosa. Estoy de acuerdo que todo esto no es ni medianamente normal. Quizá es mejor que me vaya a mi casa y así evitar tentaciones.
- ¡No!, ¡De eso nada! – responde enérgica sosteniendo mis manos entre las suyas.
- ¿No quieres que me vaya?
- Por supuesto que no. Somos adultos para afrontar esto. Los chicos son jóvenes y con las hormonas más disparatadas, pero nosotros debemos ser sensatos. ¿No crees? – añade ella.
No me puedo creer que esté aquí, frente al cuerpo desnudo de mi hermana admirándolo junto a sus movimientos hipnóticos cada vez que se gira, bebe la leche o se coloca su pelo tras la oreja. ¡Es tan sexy!
- Hermanito, entiendo que no puedas resistirte a los encantos de Andrea, pero no puedes follártela. ¡Es tu sobrina! – me dice.
- Claro. Eso no va a pasar, Rosa. Te lo aseguro.
- Yo no estoy tan segura.
- Te lo prometo. Soy el primero que tiene ver esto de forma sensata.
En ese momento mi hermana se pega a mí, notando sus redondos pechos contra mi tórax, algo que no evita en absoluto que mi polla se vuelva a poner dura en un momento. Me planta un pequeño beso en los labios.
- Gracias – me dice y tras mostrar su gran sonrisa abandona la cocina en dirección a su cuarto dejándome con una gran erección.
**
Jorge está sobre mí y me está follando en plan salvaje, como pocas veces, sin que ninguno de los dos hablemos, ni comentemos nada de lo sucedido en esta casa hace apenas unos instantes. Solo nos limitamos a gemir, a bufar o emitir pequeños gritos de placer. Su polla, que noto más grande que nunca está a punto de reventar dentro de mí y notarme así de llena provoca que un orgasmo me asedie y me entregue a ese placer y a sus besos cerrando los ojos. Una vez más sueño que la polla que me martillea es otra distinta a la que está realmente dentro de mí.
Tras reponerme de ese orgasmo, cuando aprieto los músculos de mi vagina, sé que mi chico no puede aguantar mucho más y tras decirle un mimoso “te quiero” se derrama en mi interior en unos espasmos que le hacen temblar. Permanecemos callados, desnudos sobre las sábanas mirando al techo, hasta que por fin hablo yo.
- Ha sido tremendo, ¿no?
- Si, cariño, ¡vaya polvo! – responde eufórico.
- No, amor, me refiero a lo sucedido en el salón.
- Ah sí, claro. Creo que hemos bebido demasiado.
- ¿Qué te pareció verme así con el tío y que se corriera sobre mi cuerpo?
- Me encantó. Te vi disfrutar tanto, que eso me hace disfrutar a mí.
- Pero, Jorge, ¿No sentiste celos?
- En absoluto, sabes que entre nosotros eso no existe, además, no es lógico que los sintiera después del regalo que me hiciste tu a mí.
- ¿Regalo?
- ¡Claro! Ponerme a tu madre como pareja. Sé que lo hiciste a propósito, sabiendo lo mucho que me pone ella.
- Fue un placer para mí hacerlo, cariño, además, tú también le pones a ella. – añado sonriéndole mientras acaricio su polla algo blandita.
- ¿Yo le pongo a tu madre?
- Sí, me dijo que nunca había sentido nada igual y que tu polla es preciosa, que si no fueras mi novio y estuviéramos aquí, que le encantaría sentirla dentro.
- ¿Dijo eso? – pregunta Jorge mientras noto la tensión en aumento de su polla entre mis dedos.
- Sí. A la pobre le da apuro por mí, pero creo que le gustaría follar contigo.
- ¿En serio? – pregunta mi chico incorporándose mientras apoya sus codos en la almohada y me mira fijamente ya con su miembro a tope.
- Estoy segura, cariño. – añado mientras le pajeo suavemente.
- ¿Y a ti no te importa?
- Para nada, pero a mamá tengo que darle la idea de que me molesta, ya me entiendes… - añado y Jorge, totalmente cachondo, se vuelve a subir sobre mí para clavarme de golpe su pollón hasta adentro.
**
En cuanto me tumbo en mi cama, miro al techo y vuelvo a recordar cada instante de esta noche, mientras me masturbo lentamente. De pronto se abre la puerta y es la cabeza de Rosa la que asoma.
- Hermanito, ¿duermes? – pregunta aunque su vista clavada en mi polla no necesita respuesta por mi parte.
Ella se acerca sigilosamente con sus andares hipnóticos y se arrodilla a los pies de la cama. Su cuerpo desnudo, aun siendo ya habitual verla así, es todo un regalo para la vista.
- Me dio pena dejarte así, en la cocina. – añade mimosa.
- ¿Cómo?
- Sí, que ahora tengas que masturbarte y yo haga lo mismo en mi cuarto… en fin, estoy oyendo a los chicos y creo que van por el tercer polvo y claro, nosotros tampoco somos de piedra.
Permanezco callado con mi vista en sus tetas, cintura, caderas, su sexo…
- ¿No pretenderás que follemos tú y yo? – pregunto y me suena raro hasta pronunciarlo.
- ¡No, tonto! – contesta con los ojos muy abiertos. - Había pensado en consolarnos sólo un poco.
Miro a sus tetas y percibo la dureza de sus pezones y como sus piernas ligeramente abiertas ofrecen un brillo en su sexo fuera de lo normal. Entonces me doy cuenta de que de su rajita sale un pequeño cordón.
- ¿Llevas bolas chinas? – le pregunto.
- Sí, estuve jugando con ellas ¿me ayudarás a sacármelas?
La respuesta de Rosa es una invitación en toda regla. Me incorporo y a gatas me acerco hasta el cuerpo de mi hermana que brilla en un ligero sudor, mezcla del calor y de excitación. Mis manos acarician sus pezones a la par y ella apoya su cabeza en mi hombro.
- ¿Puedo besarte? – es lo primero que le pregunto, muy excitado, sin dejar de acariciar suavemente su seno derecho.
- Por favor. – añade ella casi en un suspiro.
No sé si su respuesta es negativa o positiva, pero me uno a su pecho y tras agarrarla del culo comienzo a besarla apasionadamente, sacando mi lengua que ella atrapa entre sus labios haciéndome estremecer.
**
He quedado abrazada sobre Jorge, tras llevarme a un nuevo orgasmo antológico como pocas veces. Yo sé que los dos tenemos pensamientos encontrados y follamos con el pensamiento puesto en una tercera persona, aun haciéndolo uno con el otro. Pero esto es lógico y acorde a lo que yo tenía pensado. Ni yo misma me creo que todo esté saliendo tan bien.
Me incorporo sentada sobre su polla sin sacarla de mi coño, tras ese tercer polvo y mi chico parece no tener fin, pues aun noto que revive cuando le pregunto:
- ¿Te gustaría follarte a mamá?
- ¿Lo dices en serio? – me pregunta él a mí, acariciando mis tetas.
- Sabes que sí. Ahora mismo me apetece mucho que lo hagas, sabiendo que ella lo está deseando y tú también, pero hay algo que le frena a hacerlo. La noto reticente, pero deseosa de que la partas en dos.
- ¡Joder nena, qué fuerte!
- Sí, pero ella piensa que todo está mal y algo por dentro la frena a dar el paso.
- Ya, como el hecho de que tú estés loca por follarte a tu tío.
- ¿Cómo dices?
- Princesita, no tienes que engañarme, ni a tu madre tampoco. Es lo que más deseas en este momento. Estás loca por hacerlo con él.
No puedo evitar soltar una pequeña sonrisa, sabiendo que Jorge me conoce tan bien, que es difícil engañarle más tiempo en algo que se me nota demasiado.
- ¿A ti te importaría? – le pregunto esta vez yo.
- En absoluto. Nada me gustaría más que verlo en primera persona y verte gozar con tu tío. Tiene que ser la bomba.
- ¿De verdad?, ¿No te molestaría nada?
- Claro que no, amor.
- Pero, no creo que ninguno de los dos acceda. Para empezar mamá no lo haría contigo, porque eres mi novio… y luego el tío, ya has visto.
- Pero seguro que tienes un plan. – añade sonriente – cómo todo lo que has preparado este finde.
- Eres un cabrón, ¿sabes? – le digo notando la dureza de su polla en mi coño por lo que aprovecho para subir y bajar sobre él lentamente.
- ¿Yo soy el cabrón? – dice sobando mi culo.
- Si te ayudo a follarte a mamá, ¿me ayudarás a follarme al tío?
- Preciosa, eso está hecho. Me encanta el plan.
- Pues déjame a mamá de mi cuenta.
A continuación acelero el ritmo y volvemos a follar nuevamente.
**
Nos besamos con toda la pasión y todas las ganas del mundo, olvidando por un momento que somos hermanos. Rosa me sonríe y me dice:
- Tú y yo tampoco vamos a follar, ¿eh? – me avisa acariciando mi polla con sus dedos que se endurece al sentirlos.
- No, claro que no, Rosa. – respondo aunque creo que ambos lo haríamos sin problema con tanto ardor como llevamos dentro.
- Sácame esas bolas. Como lo hiciste con la niña – me ruega.
A continuación se tumba boca arriba sobre mi cama abriendo sus piernas ligeramente quedando expuesta ante mí. Admiro de nuevo ese asombroso cuerpo desnudo y me siento feliz de poder tener esta hermana que esté tan buena. Ahora mismo me la comería entera. Me arrodillo entre sus piernas y lentamente tiro de la cuerda que arrastra tras de sí la primera bola plateada. Ella cierra los ojos, mordiendo el dorso de su mano, pues no quiere hacer ruido y poder ser escuchada por los chicos. Tras admirar ese coño abierto con la primera bola, tiro un poco más de la cuerda para sacar la segunda notando como se dilata su rajita para escuchar como ella suelta un pequeño suspiro al extraer la tercera. Abre la boca y me sonríe.
- ¿Quieres chuparlas? – dice muy excitada al verme con las bolas en mi mano.
- Si. – respondo eufórico.
Me llevo la primera bola a la boca y saco todo ese juguito que la baña, que no es otro que los fluidos del coño de mi propia hermana. Así hago con el resto limpiándolas por entero, dejándolas relucientes. Nuevamente las vuelvo a meter una a una, mientras ella no deja de jadear, algo que me estremece. Entonces las saco una vez más para chuparlas con deleite.
- ¡Qué maravilla, hermanito! – dice ella acariciando sus pechos.
- ¿Te gusta?
- Sí, estoy cachondísima. ¡Cómeme el coño!
Miro a los ojos a Rosa, pero entiendo que no hay motivo ni razón para parar esto. Meto mi cabeza entre sus muslos y tiro de sus caderas para acercar su chochito a mi boca. La primera lengüetada hace que todo su cuerpo tiemble al tiempo que un largo suspiro sale de su boca. Mi lengua entonces acaricia sus labios mayores, jugando con ellos, notando ese suave vello que los rodea. Luego separo esos labios y aparece su rosadita raja que devoro hasta que logro hacerla correrse entre gemidos, mientras acaricia mi cabeza presa de un intensísimo orgasmo.
**
Me acerco a la habitación de mamá, para ver si está dormida y para mi sorpresa veo la cama revuelta pero vacía y eso que me había parecido escucharla gemir, presa de algún orgasmo con uno de sus consoladores o sus bolitas. Pienso si ha podido bajar a la cocina pero nada, no está. Entonces al volver a subir acerco mi oreja a la puerta del tío y oigo unas voces, que indican que no debe estar soñando sino hablando con mamá.
- ¡Sí, hermanita, qué bien lo haces! – se oye la voz del tío.
- ¿Te gusta? – esta vez son las palabras de mamá entrecortadas.
- ¡Sí, me corro, me corro! – añade el tío casi gritando.
- ¡Será puta! - digo en mis pensamientos, pero creo que hasta lo he hecho en voz alta.
En ese momento abro la puerta de par en par. Me encuentro al tío sentado en el borde de la cama y mamá arrodillada a sus pies comiéndole la verga con total entrega, hasta hacerla desaparecer por completo en su boca.
- ¡Dios! – dice el tío descargando todo su arsenal de semen en la boquita de mi madre que traga y traga sin rechistar.
De pronto mamá se vuelve y ve que estoy paralizada en la puerta. Un pequeño reguero de semen se desliza por su barbilla.
- ¡Hija! – dice al verme y el tío abre los ojos para descubrirme allí.
- ¡Ya os vale! –les digo y cierro de un portazo saliendo de la habitación.
Mamá sale corriendo tras de mí, para intentar apaciguar mi enfado, aunque en el fondo no lo estoy tanto, pues eso me va a ayudar a elaborar mejor mi plan.
- ¿Te has enfadado cariño? – me pregunta mientras me gira y me pone frente a ella. Ambas nos miramos y nos unimos en un abrazo de cuerpos desnudos.
- Mamá, sabes que no, pero un poco más y te follas tú al tío.
- No, hija, eso no iba a suceder. Hemos puesto límite a eso como un imposible.
- Pero ibais muy lanzados. No lo veo tan imposible.
- No, es que tu tío me hizo una comida de coño brutal y no podía dejarle a él con ese calentón. Vosotros ya veo que lo habéis pasado bien.
- ¿Nos oíste?
- ¡Como para no, hija!
- Es que Jorge estaba muy caliente desde que te frotaste con su cuerpo.
- ¿Le gustó?
- Me ha dicho que sería un sueño follarte de verdad. Pobrecito.- le digo mientras noto sus pezones endurecerse.
**
Tras pasar una noche algo inquieto por todo lo sucedido y por ver el enfado de Andrea que debe estar tan desconcertada como yo con todo esto, me levanto y al llegar a la cocina me encuentro a Jorge preparando el desayuno, naturalmente en pelotas como lo estoy yo.
- Buenos días, Jorge. ¿Estás solo? – le pregunto.
- Sí, tu hermana sigue durmiendo y tu sobrina se bajó a la playa. Quería estar sola. ¿Tú has dormido bien?
- Sí, bueno he dado vueltas, pero bien.
- No me extraña. Me contó Andrea lo de anoche con tu hermana.
- ¿Cómo?, ¿Te contó...?
- Sí, hombre, no hace falta que disimules, os pilló cuando te hacía una buena mamada. ¿La chupa bien tu hermanita?
- Yo… esto, no sé...
- Que no pasa nada, hombre que es normal.
- Bueno normal, no.
- Con una mujer como tu hermana es lógico perder la cabeza. Lo malo es que Andrea se disgustó un poco. – me comenta serio.
- Ya, entiendo, se mostró enfadada.
- Bueno, se le pasará. Aunque sería bueno que hablaras con ella.
- Sí, creo que es buena idea hablar con ella.
- Pues adelante, ve a la playa que cuando se despierte Rosa, bajamos con vosotros.
Tras tomarme el café, sigo los consejos de Jorge y voy a hablar con mi sobrina. Seguramente ella está enfadada conmigo porque no he sabido estar a la altura de las circunstancias, porque además confía mucho en mí y los juegos se han desbaratado demasiado. Me parece haberle traicionado con mi comportamiento, haciendo que mi hermana y yo nos hayamos dejado llevar por la pasión sin pensar en lo que eso puede representar para nosotros mismos y sobre todo para su hija.
Me acerco a la orilla donde se encuentra Andrea sentada en una toalla observando el mar. Me siento a su lado.
- Hola princesa, ¿estás enfadada? – le pregunto y ella me mira seria.
- No estoy enfadada, tío, solo me siento algo rara.
- Claro, todo es un lío y al vernos anoche a tu madre y a mí…
- Bueno, eso es normal, tío. Entiendo que no puedas controlarte. Lo que me molesta es que yo pueda tener sexo como tú.
- ¿Tú con Jorge no…?
- Sí, tuvimos sexo, pero ya sabes que él no quiere que se la chupe y mucho menos hacerlo a pelo. Me distéis tanta envidia… - responde con su cara compungida.
**
Mi tío sigue flipando con mi falsa confesión. Sigo en mi papel de enfado y todo va saliendo como está planeado. Sé que está mal, mentir de esa manera y poner hasta toques dramáticos, pero creo que el fin justifica los medios ¿no?
- Tío ¿A ti te gustaría follar conmigo? – le pregunto de golpe, mirándole fijamente a los ojos.
- ¡Andrea!
- Vamos, tú sé sincero. Es sólo una pregunta.
- No podemos hacer eso, ya lo sabes.
- No hablo de hacerlo, digo si te gustaría, ¿Qué sentiste anoche cuando nos rozamos sexo con sexo y te corriste sobre mí?
- Cariño eso fue…
- ¡Maravilloso! – contesto y esta vez sonrío notando que él se siente halagado.
- Fue una locura, princesa.
- Sí, lo fue y no he dejado de pensar en toda la noche cómo hubiera sido sintiendo un polla como la tuya dentro de mí.
El tío enrojece ligeramente y noto que su polla vuelve a crecer aunque él lo oculte encogiendo sus piernas e intentando tapar una incipiente erección.
- Pero, tuviste buen sexo con tu chico, ¿no? – me pregunta.
- Sí, claro, pero ya sabes, con condón. – le miento de nuevo.
- Vaya. Supongo que para ti debe ser algo frustrante.
- Muchísimo, tíito. Es que ni siquiera me deja una mamada.
- Me dejas alucinado, pues con tu madre se le vio muy suelto.
- Ya, porque era en plan juego, supongo que eso le animó.
- Ya, pues tendrás que seguir jugando.
- Sí, pero para eso necesitaría de tu ayuda una vez más. Ahora ya sé lo que es chupar una polla y por cierto la tuya es deliciosa.
- Uf, Andrea, gracias, pero… ¿De qué modo puedo ayudarte yo?
- Pues igual que lo que sucedió anoche. Podemos planear otro juego y así, a ver si Jorge se va animando.
- Si, el juego y el alcohol hicieron su papel.
- Pues por eso quiero tu complicidad conmigo y por supuesto que mamá no sepa nada, pues ella cree que mi vida sexual con Jorge es excelente.
- Claro. Haré lo que esté en mi mano. Cuéntame tu idea.
- Verás, había pensado en repetir esta noche lo del juego de ayer o mejor dicho, algo parecido, para así animar a Jorge, pues veo que es la única manera de que claudique y por fin se la pueda chupar o que me folle sin la dichosa gomita.
- Pero sigo sin saber cómo puedo influir yo.
- Solo te pido que me sigas el juego esta noche y te dejes llevar.
**
Noto la angustia de Andrea por desconocer eso de sentir una polla directamente dentro de su coño, más tratándose de la de su novio que sin duda debería darle muchísimo placer. Lo de chupar, al menos ya lo ha probado conmigo, a pesar de que todavía no me explico cómo haya podido suceder y para colmo, según dice, le ha encantado.
Tampoco sé si yo podré colaborar en ese aspecto durante la velada de esta noche, pero lo que me cuesta asimilar es que ese chico no haya colado su vergota en ese delicioso coñito, yo no lo hubiera dudado un instante, solo con pensar cómo debe sentirse uno atrapado en las paredes suaves de un coño que debe ser tan acogedor…
- ¿En qué piensas tío? – me pregunta al notar mi turbación.
- No, simplemente en que no sé cómo va a ir lo de esta noche.
- Yo también estoy nerviosa, pero tranquilo, voy pensando en algo. El solo hecho de saber que esta noche puedo avanzar en ese tema e imagino que voy a tener por fin una polla dentro de mí por primera vez sin condón, me pone encendida.
Yo sí que estoy encendido con solo imaginarlo, de hecho intento, con poco acierto, esconder mi erección cada vez más escandalosa y Andrea se ríe al ver mi turbación.
- Vamos al agua y así bajamos la calentura, que buena falta nos hace a ambos – comenta mi sobrina tirando de mi mano.
Mi verga está a tope y más cuando voy tras esa chiquilla desnuda que me tiene absolutamente loco. Mientras observo su precioso trasero avanzar delante de mí, Intento poner orden en mi cabeza, pero no dejo de sentir sensaciones confusas con todo esto, sin saber muy bien cómo poner fin, pero es que en realidad creo que no quiero que esto tenga ningún fin. Únicamente imagino lo que debe sentirse follando con esta criatura con la que estoy zambulléndome en el mar.
Jugamos como tantas otras veces, con la diferencia de que ahora estamos desnudos rozando nuestros cuerpos, jugando con nuestras manos, tocándonos aparentemente con inocencia pero lejos de eso, disfrutando de una lascivia que nos tiene absorbidos, aunque ambos lo queramos disimular. Ya no oculto mi erección, ni tampoco las ganas de tocar sus tetas o directamente su coño en un aparente juego que no es otra cosa que un intercambio de caricias de meternos mano a placer. Una vez que hemos remojado nuestros cuerpos y limpiado, en cierto modo, nuestras mentes, salimos del agua y nos secamos.
**
Llegamos a la casa y nos encontramos a mamá y a Jorge, ambos desnudos, naturalmente. Están charlando sentados en el sofá. Por la mirada de mi chico, sé que todo ha ido bien por su parte y disimuladamente me guiña un ojo. Sin duda, Jorge, ha conseguido llevar a mamá al punto donde yo quería y yo al mismo tiempo he hecho mi trabajo con el tío, primero pidiéndole una supuesta ayuda para tener avanzar en sexo sin condón y en segundo lugar encendiéndole en el agua, con juegos aparentemente inocentes pero que le han puesto más caliente y desbocado. Esta noche va a tener que follar o le va a dar algo, pobrecito.
Con cierto disimulo consigo llevarme a Jorge a la cocina, y allí charlamos de nuestro plan de ataque para esta noche:
- ¿Y bien? – le pregunto impaciente juntándome a su cuerpo pudiendo notar como su verga se va endureciendo entre nosotros.
- Cariño, eres una bruja, ha salido tal y como esperabas. – me confiesa.
- Claro, ¿qué esperabas?, pero cuéntame.
- Como me pediste, le regalé a tu madre unos cuantos piropos de esos que le encantan e incidí, como me decías, en que es el sueño de cualquier hombre y que me encanta su cuerpo.
- Ella se iría calentando…
- Tal cual. Y luego hablamos de lo de anoche, lo bien que lo pasamos y que me pareció increíble rozarnos de esa manera y que nunca había sentido nada igual, que no he dejado de pensar en follar con ella.
- Ella habrá querido negar que le pasa lo mismo.
- Efectivamente, pero a base de preguntas, tuvo que confesar que le encanta mi polla y que si no fuera el novio de su hija, pues que le gustaría tener este rabo dentro. – añade apretando su pelvis contra mí.
- Genial, eres un artista. – respondo restregando mi cuerpo contra el suyo.
- No, cariño, eres tú la maga y todo ha salido como decías. Cuando le he propuesto que me gustaría volver a jugar esta noche y rozarme con ella de igual forma y otros juegos parecidos, no se ha negado.
- ¡Qué bien! – digo ilusionada dándole un morreo a mi chico.
- ¿Y tú con tu tío? – me pregunta él acariciando mi culo.
- Ha ido muy bien. Le he dicho que tú y yo siempre follamos con condón y que nunca he sentido lo que es tener una polla totalmente a pelo dentro de mí y por supuesto que tampoco te la chupo o que no me chupas tú a mí.
- Pero ¡Qué mentirosa eres! – exclama.
- Ya lo sé, pero con esa excusa, él va a querer ayudarme e intentará convencerte de alguna manera cuando nos metamos en algún juego que nos lleve a probarlo.
- ¿Ya has pensado en algo?
- Por supuesto. ¿Acaso lo dudas? – contesto y me pongo de espaldas a él rozando mi culito con esa verga dura y enorme que tiene.
Mi chico está encendidísimo, igual que yo, porque ambos sabemos que esta noche va a ser especial.
**
Durante el resto de la tarde no puedo dejar de pensar en qué es lo que habrá pensado Andrea para jugar durante esta noche, para animar a todos, especialmente a su madre, pero en eso tengo yo también una misión especial que me ha encomendado Andrea: Intentar hablar con mi hermana para que tras la cena no sea ella la que eche por tierra sus planes. Aprovecho ese momento en el que Rosa está dándose una ducha y entro en el baño cerrando la puerta tras de mí.
- ¿Puedo pasar? – pregunto cuando ella me descubre allí.
- Claro, hermanito. Ahora mismo acabo y te dejo la ducha libre.
- No, tranquila, puedes seguir. No hay ninguna prisa
- Entonces, ¿Querías algo?
- Si no te importa, solo quiero mirarte.
- ¿Mirarme?
- Sí, observar cómo te duchas. Tienes un cuerpo precioso, uno no se cansa nunca de mirarlo.
- Uy, gracias hermanito, eres un adulador.
- De eso nada. Tu cuerpo es para estar enmarcado y como hoy es nuestro último día quiero aprovechar para admirarlo una vez más y que se quede grabado en mis retinas.
- Vaya. – contesta azorada, pero gratamente halagada.
Aunque estoy sobre actuando, es totalmente cierto eso de que el cuerpo de mi hermana es digno de admirar y en cierto modo siento esa angustia de que hoy se pueda poner punto final a esto, al menos de poder disfrutar de esa naturalidad de mostrar mi cuerpo desnudo y de paso admirar el de ella y el de su hija, por supuesto.
- Esta noche habrá que celebrar que es nuestra última noche. – digo, mientras ella sigue aclarándose y pasando sus manos por sus pechos, caderas, frotando con sus dedos entre los muslos…
- Claro, habrá que abrir esa botella de champagne que trajimos.
- Sí y podemos hacer algún juego divertido como el que hicimos anoche.
En ese momento Rosa cierra el grifo y sale de la ducha ofreciéndome su cuerpo mojado que resulta aún más increíblemente bello. Le ofrezco la toalla y ella va secándose pero sin dejar de mostrarme sus maravillas desde mucho más cerca.
- Hermanito, ya sabes cómo acabó todo, ¿no? Lo hemos hablado. No podemos poner en riesgo nuestra relación familiar ni la afectiva.
- No, mujer, solo digo que juguemos a otra cosa, pero al menos que disfrutemos del momento, todos desnudos, al fin y al cabo a partir de mañana todo volverá a la normalidad. ¿No crees?
- Es verdad, mañana vuelve tu esposa. ¿Tendrás ganas?
- Por supuesto. Pero ahora mismo lo único que quiero es vivir estos momentso únicos, disfrutar de estos juegos, esto de estar desnudos a todas horas… en definitiva disfrutar a tope de este momento que estamos viviendo los cuatro.
- Pero, tengo miedo de cómo pueda acabar. ¿Tú no?
- Hasta donde tú quieras, hermana. Tú mandas. – añado.
**
Estoy en la cocina preparando la cena junto al tío y en el momento en el que nos quedamos a solas aprovecho para ver cómo ha ido todo en sus conversaciones con mi madre.
- ¿Hablaste con mami? – le pregunto.
- Claro. Ya le comenté, como me pediste, que me apetece mucho volver a jugar hoy. Al principio puso alguna pega, pero yo creo que no dirá que no.
- Genial. Lo importante es que hoy con el juego consiga tener una polla en mi boca y en mi coño sin nada de por medio. Estoy tan nerviosa…
En el momento en el que digo eso, la verga del tío se va endureciendo, supongo que imaginando que hablo precisamente de su bonita polla. La sostengo en mi mano mientras me pongo melosa a pocos centímetros de su cuerpo, mordiendo mis labios y la punta de mi lengua.
- ¿Te gustaría que fuera esta la que estuviera dentro de mí? – le pregunto en susurros acariciando esa deliciosa dureza.
- ¡Andrea, por Dios…! - responde él tartamudeando.
- A mí ya sabes que me encantaría. Sería todo un regalo para ambos. Primero para mí, porque me diste a probar esta vergota en mi boca y ha sido algo inolvidable y maravilloso, así que no quiero ni imaginar lo que sería sentirla dentro de mi coño. Y también un regalo para ti porque te lo mereces, más que nadie en esta ayuda que me estás prestando desinteresadamente a conseguir que Jorge me folle por fin a pelo. No sabré nunca cómo agradecértelo. Mi regalo sería ese, entregarte mi coño. Es todo tuyo, ya lo sabes. – vuelvo a susurrarle junto a su oído sin dejar de pajearle suavemente.
- Preciosa, sabes que eso no puede ser.
- Bueno, al menos llévame a que Jorge me folle sin gomita. ¿Harás eso por mí?
- Sabes que haré lo que me pidas – responde suspirando, muy excitado.
Acelero el ritmo de mi paja y él está con los ojos cerrados sintiendo un gusto intenso en la masturbación lenta de mi mano firme sobre su falo, pero evidentemente tampoco quiero que se corra. Entonces decido parar y dejarle al punto de excitación máxima.
- Bueno, voy a llevar la ensalada a la mesa. Luego vas tú con el resto cuando te baje eso. – le digo riendo, señalando su tremenda erección.
Me acerco al salón y veo que mamá está también haciéndole una paja a mi novio, algo que yo tenía pactado previamente con él. Sin duda que ha seguido estrictamente mi plan y le habrá dicho a mami las ganas que tiene de sentir su mano rodeando su polla y claro, ella viendo ese enorme pollón, no se ha podido resistir.
En cuanto mamá me ve aparecer retira la mano nerviosa y mi chico me sonríe haciéndome tras ella la señal de victoria con sus dedos.
Creo que esta noche va a suceder por fin lo que todos estamos esperando… algunos conscientes y otros menos, pero está claro que hoy tiene que ser una velada muy, muy especial.
Juliaki
CONTINUARÁ…