Probando, probando... (Capítulo 13)
El tío lleva muchos días sin meterla y eso le nubla la vista y los pensamientos... la sobrina aprovecha la ocasión y la madre, algo más reticiente, pero se ve obligada a participar del festín.
Probando, probando…
Capítulo 13
Mi chico se sorprende de lo caliente que he llegado a casa y que le haya desnudado en pocos segundos para comerle la polla como una loca. Ahora, tras ponerle bien duro su miembro me subo precipitadamente sobre él pues estoy demasiado cachonda tras la visita a la finca y cabalgo como una amazona sobre su cuerpo, acariciando su pecho. Cierro los ojos pensando en el tío y mientras me clavo la verga de mi novio, sigo pensando que no es la suya sino la de ese hombre al que idolatro. Es tanta mi dedicación que mi chico se corre enseguida en mi interior y yo apenas unos segundos después. Permanezco con mis ojos cerrados, pensando incesantemente que cuando les abra es la cara de mi tío la que tengo ahí debajo.
- ¡Cariño, vaya polvazo! – me dice Jorge despertándome de mis ensoñaciones.
Sin sacar su polla de mi coño sigo apretando los músculos de mi vagina y mi novio disfruta de esos masajes, después de su corrida que noto deslizar a borbotones por mis muslos. Me gusta esa sensación. Le beso tiernamente.
- ¿Te ha gustado entonces? – le pregunto.
- Uf, cariño, follas como nadie. Ese coño tuyo hace milagros.
- Eso es gracias a mi madre. – añado botando lentamente sobre su polla.
- ¿A tu madre? – pregunta confuso pellizcando mis pezones.
- Sí, ella me enseñó esa técnica y el buen uso de un coño entrenado.
- De modo que ella… ¿también sabe hacer esas cosas?
- Incluso mejor que yo. – le respondo sonriente recordando las buenas enseñanzas de mamá y cómo siempre me supo instruir en cómo dar gusto a un hombre y al tiempo recibir placer una misma.
Como me imaginaba a mi chico se le ha vuelto a poner dura en cuanto nombro a mamá, o mejor dicho, gracias a mi coño pero pensando en mi madre. En ese momento se me enciende la bombilla y pienso en cómo puedo trazar mi siguiente plan:
- Amor, ¿tu amigo Germán sigue teniendo su casa de la playa?
- ¿Qué quieres volver a chupársela? – me dice riendo mi chico.
- Calla bobo. Estaba borracha en aquella playa nudista, tú estabas trabajando... – respondo intentando excusarme.
- Lo sé, amor, ¿Por qué preguntas lo de la casa?
- ¿Crees que nos dejaría pasar allí este fin de semana? Me gustaría ir.
- Ah, una velada caliente tú y yo...
- Había pensado en invitar a mamá.
Nada más decir eso, mi chico tensa su polla y me sonríe al mismo tiempo. Eso le ha excitado más y está dispuesto a un segundo polvo.
**
Apenas ha pasado una hora desde que Andrea y su madre se fueran de la finca y aquí estoy yo, desnudo en la tumbona de la piscina, masturbándome una vez más, en total dedicatoria a esas dos bellezas.
Me vienen a la mente, cuando estuve en la cocina con mi sobrina y empecé probando cada porción de su dulce preparado sobre su fina piel. Desde luego es cierto que el sabor se potencia de una manera extraordinaria, hasta el límite de dejarme llevar y no controlarme, incluso comiéndole el coño cuando depositó sobre él una buena porción de nata. Mi lengua y todos mis sentidos disfrutaron de ese momento único e increíble. Nunca pensé que podría comerle la rajita a mi sobrina ni que mi polla se apoyara sobre ese mismo lugar prohibido y casi a punto de atravesar la frontera y follármela. Apenas entró la punta de mi verga en ese cálido lugar estrecho y caliente, pero no dejo de pensar en cómo sería tenerla realmente dentro. Ufff, mientras lo pienso sigo pajeándome pensando mi tierna e inocente sobrina, que ahora es toda una mujer.
Luego, me viene a la mente la imagen de su madre junto a ella y cómo ambas jugaron a esparcirse la misma delicia dulce por sus respectivos cuerpos y me dieron la oportunidad de probarlo, chupar sus pezones, morder sus culos, dar unas buenas lengüetadas a sus coños, disfrutar de esos jugos mezclados, hasta hacer que se corrieran, lo mismo que a mí después, cuando se disputaron mi polla entre ambas, untando la mezcla dulce sobre mi capullo y que retiraban alternadamente, unas veces con sus labios, otras con su lengua e incluso abordando su boca y tragándose por entero mi sable. Nunca hubiera imaginado de ninguna de ellas esa habilidad bucal. Debe ser algo genético.
Luego estaba la imagen de mi corrida sobre sus caras y eso me está haciendo de nuevo correrme irremediablemente en este mismo momento volviendo a recordarlo. ¡Dios, esto no puede ser!, ¡Me estoy corriendo imaginando a mi hermana y a mi sobrina en plena acción!
Intento serenarme, pensando en que todo esto es un tremendo lío, que no sé ni cómo ha empezado. Quizás ellas han empezado de la manera más inocente o casual, pero también es verdad que yo he contribuido y de qué manera. Como hermano mayor y tío, casi padre de Andrea, tenía que haberlo parado y no permitir que pasaran estas cosas. Lo curioso es que lo estoy diciendo después de haberme desahogado rememorando cada instante. Me siento sucio. La mente me está jugando malas pasadas.
Mamá y yo vamos de compras, como solemos hacer cada jueves y en la cafetería hablamos de nuestras cosas, aunque esta vez, preparando mis planes de ataque, voy directa al grano.
- Mamá, había pensado en que podríamos dedicarle este fin de semana al tío, antes de que regrese la tía de su viaje.
- ¿Y qué es eso en lo que habías pensado? Miedo me das…
- Pues un fin de semana en una casa de la playa de un amigo que nos la presta.
- ¿Germán? ¿El que tiene la casa junto a la playa nudista? Olvídate, cariño.
- Pero mamá…
- Ya lo hemos hablado, Andrea. Lo mejor es que dejemos a tu tío tranquilo. No creo que la mejor solución sea volver a estar desnudas junto a él. Te conozco demasiado, cariño. Volver a estar con el tío en esa situación significa que no vamos a controlarnos y francamente, tengo miedo de que cometas esa locura que casi te llevó a follártelo. Sé qué eso te tiene obsesionada.
- No, mami, no es eso. Era solo pasar un finde tranquilo, los cuatro.
- ¿Los cuatro?
- Sí, Jorge también. De hecho, me ha dicho que le haría mucha ilusión que vinieras. Tiene ganas de verte…
La cara de mamá se ilumina de la misma manera que la de Jorge cuando le hice la misma propuesta hablando de ella. Todo va saliendo a pedir de boca.
- ¿En serio que Jorge te ha dicho eso? – me interroga.
- Por supuesto. Me dijo que sería una maravilla volver a verte desnuda, aunque no estaba muy seguro de que te atrevieras a hacerlo en esa playa en público.
- Por supuesto que me atrevería, si todos lo estamos. – añade ella tal y como me imaginaba, pues retarla es hacerla caer en la trampa.
- Así verías la polla de Jorge de nuevo, ¿No? – le comento insinuante.
- ¡Qué boba eres! Hija: Jorge es tu chico.
- Y su polla te encanta, no quita lo uno con lo otro y seguramente que lo pasamos genial.
- No sé…
- Yo estaré con mi novio, no tendrás que preocuparte por el tío, no me lo voy a follar… Tampoco lo hagas tú, claro.
- ¡Tonta!, ¿Tú crees que el tío querrá venir? – pregunta ella aunque está dando por hecho que el viaje está hecho y eso me hace sonreír.
- ¡Déjalo de mi cuenta!
Todavía no sé cómo me he dejado convencer por mi sobrina para pasar este fin de semana junto a su madre y su novio en una casa junto a una playa nudista. Una cosa es estar despelotado junto a ellas, algo a lo que curiosamente ya me estoy acostumbrando y otra bien distinta es que esté Jorge delante, eso me incomoda realmente. Francamente me preocupan mis reacciones y las suyas en cualquier tipo de acercamiento hacia Andrea. El caso es que ahora mismo estoy sentado a su lado en el coche y él es el que parece animarme a mí, mientras las chicas van detrás riendo hablando de sus cosas.
- No te preocupes por lo de la playa. – añade Jorge.
- No sé. Nunca he ido a una playa nudista. – le respondo.
- Es genial. ¿Qué te preocupa?, ¿Qué te empalmes?
Pienso en eso y el pobre hombre no puede imaginar todo lo que ha ocurrido con su propia novia y su futura suegra en estos días pasados.
- Sí, claro. Supongo que eso puede pasar.
- Te garantizo que eso te va a pasar. A mí me ocurre constantemente y más todavía si llevamos a estas dos maravillas con nosotros. – añade mirando a las chicas por el espejo.
Andrea le pega un coscorrón, pero en el fondo creo que le gusta cuando habla de empalmarnos por su culpa. Luego mi sobrina me da un besito en la mejilla mientras acaricia mis hombros.
- Tú tranquilo, tío. Relájate y disfruta. – añade en un susurro.
Cuando llegamos a la playa, la vista es impresionante. Lo primero por la propia arquitectura de la casa, toda ella de madera. Luego las vistas hacia una playa coronada por diversas dunas y otras casas.
- ¿Qué te parece?, ¿Te gusta? – me dice Andrea pegándose tras de mí, agarrada a mi cuello y pegando su cara a la mía justo cuando estoy mirando al firmamento de ese mar en calma. Noto sus tetas pegadas en mi espalda y eso me hace estar inquieto de nuevo aunque lo disfruto irremediablemente cerrando los ojos.
- Me encanta. – respondo.
- Pues verás cuando bajemos a la playa. Vas a alucinar.
No sé si esto lo dice por las vistas de la playa o porque voy a volver a alucinar con su cuerpo y con el de su madre. .
Tras subir las cosas a la casa, nos repartimos en las tres habitaciones que tiene la casa. Una para Jorge y para mí, evidentemente, otra para mamá y la tercera para el tío. Ya sé que lo ideal hubiera sido dormir con él, pero cada cosa a su tiempo, todo se andará. De momento, la cosa está saliendo como tenía previsto y nadie parece poner pegas.
- Espero que te comportes, estando tu chico delante. – me dice mamá en un momento en que estamos solas preparando la comida mientras los chicos limpian y ordenan un poco la casa.
- ¡Mamá! – le respondo en plan queja.
- Es que te temo.
- Y yo a ti.
- ¿A mí, hija?
- Eres tan caliente como yo. ¿Sabrás controlarte con el tío o con Jorge?
Mamá se queda en silencio ante mi sentencia, que tenía más que premeditadamente estudiada. Al final, decidimos que primero una comida ligera a base de ensalada con algo de pasta para luego bajar a la playa y darse un baño en ese inmenso mar que tenemos frente al ventanal del salón.
Nada más terminar de comer, me pongo en pie y saco mi top por mi cabeza, quedándome en tetas delante de los dos hombres que dirigen sus miradas a mis pezones tiesos. Estoy cachonda, eso no lo puedo remediar. Luego, bajo la faldita y al no llevar nada debajo me quedo en pelotas dando saltitos y animando al resto a que me imite.
- Vamos, que hay que aprovechar este día. – añado aplaudiendo.
Mi madre es la siguiente que parece seguir mi petición y en un momento se saca el vestido veraniego por su cabeza quedando desnuda junto a mí. Está deseando hacerlo, especialmente delante de mi chico que la mira embobado.
- Ya estoy lista – añade ella.
Mi chico sigue hipnotizado con el cuerpo desnudo de mamá, como era de prever y luego el tío que está apurado pero con su vista clavada en mi coño. ¿Estará pensando en cuando estuvo a punto de metérmela? Yo sí. Mmmm, eso me pone a cien.
- Qué maravilla de mujeres. Se me ha puesto dura nada más veros. – dice de pronto Jorge descaradamente haciendo que mamá y yo riamos mientras el tío se queda algo flipado
**
Lo que acaba de decir Jorge me está pasando a mí. No me creo que vuelva a tener delante a esas dos bellezas desnudas y sigo con la vista clavada en el coño de mi sobrina, como queriendo adivinar cómo se debe sentir uno con la polla clavada en él. No dejo de pensar en el momento en el que estuve a punto de penetrarla. Hubiera sido tremendo, en todos los sentidos, pero algo inolvidable también.
De pronto, Jorge se anima. Se pone en pie y se quita la camiseta, mostrando su torso musculado mientras las chicas desnudas aplauden entusiasmadas.
- ¡Queremos ver ese pollón! ¿Verdad, mami? – comenta Andrea a su madre, que parece enrojecer ante su descarado comentario.
Jorge se suelta el botón de su bañador y se despelota ante todos dando un giro sobre sí mismo exhibiendo su desnudez. Observándole, me sorprendo por la erección que ofrece y más todavía tratándose de una polla realmente enorme. Vuelvo a recordar las palabras de Andrea cuando hablamos en varias ocasiones de sus “problemas” con su novio y entre ellas me pareció entender que su verga no era precisamente grande. Ahora veo que debí entenderlo mal, pues el chico está más que bien dotado. Lo noto en la mirada de Rosa que no quita ojo a ese cilindro gigante totalmente enhiesto. ¡Qué lástima que Andrea no lo disfrute como tanto ansía!
- Bueno, hermanito, solo quedas tú. – me aviva Rosa.
Veo a los tres delante de mí, desnudos y no quiero ser el que rompa la baraja. Me saco la camiseta, después mis pantalones, quedando en pelotas como ellos. Evidentemente mi polla, no tan grande como la de Jorge, está en erección y veo a las chicas que parecen celebrarlo sonriendo y con algunos cuchicheos entre ellas. ¿Hablarán de las veces que me han comido la polla? Miro a Jorge y sonrío algo cortado.
Al final, tras calmarnos un poco, recogemos unas toallas y nos bajamos a la playa cuando nuestras erecciones son menos evidentes y vamos directamente al agua para apagar el calor. Dentro del mar jugamos como hemos hecho otras veces en otras playas, con la ligera diferencia de que estamos desnudos los cuatro. Es inevitable el roce de mi polla en alguno de esos redondos culos o que una teta se apoye en mi espalda o roce accidentalmente alguna de esas dos rajitas. En el fondo pienso si yo mismo provoco esos roces, pues con Jorge casi no tengo contacto.
Después de unos cuantos chapuzones y juegos con roces bajo el agua, el tío decide salir pues parece algo contrariado. Noto que en uno de sus contactos, su polla ha tocado mi culo llegando a acariciar levemente mi sexo. Eso, junto a su forma de mirarme, me hace pensar que vuelve a sentirse encendido.
- ¿Qué ocurre, hija? – pregunta mi madre al ver que mi tío sale del agua.
- No sé, creo que se siente algo cortado. Voy a ver qué le pasa. – digo saliendo corriendo a su encuentro y llego a su altura en un instante.
- ¿Estás bien, tío? – le pregunto permaneciendo de pie junto a él, percatándome de que sus ojos siguen clavados en mi rajita.
- Sí, cariño, pero tenía frío. – dice él sin despegar la vista de mi entrepierna que yo le ofrezco abriendo ligeramente mis piernas.
- ¿Frío o calor? - pregunto irónicamente.
- Bueno, es algo incómodo, con tu madre, tu novio… tú.
- Ellos no parecen estar cortados. – añado señalando hacia la orilla.
Me siento junto al tío para observar que los otros dos siguen jugando en el agua. Mamá está abrazada a Jorge y este parece estar diciéndole cosas al oído. Tal y cómo pensaba, ninguno de los dos ha podido reprimirse, lo que les lleva a desearse más de la cuenta. Dos cuerpos desnudos abrazados, es lo que tiene… Aunque no lo veo, supongo que la polla de mi chico está a tope, para disfrute de mamá, que posiblemente le esté masturbando bajo el agua, pues una de sus manos no es visible. Me encanta cómo va saliendo todo.
- Jorge es un buen chico. – me dice el tío queriendo ofrecerme una visión menos erótica de lo que se ve claramente en los juegos de la orilla.
- Sí, lo es. – respondo.
- He visto que tiene un buen…
- ¿Pollón? – le termino la frase que no parece decidido a terminar.
- Sí. Es muy grande. No me dijiste que fuera así…
- Bueno no le doy importancia, quiero decir, que sí, es grande y bonita, y me gusta mucho, pero no tanto como la tuya. – le respondo y en ese mismo instante meto mi mano bajo sus piernas flexionadas y acaricio su verga que noto endurecerse entre mis dedos.
- Andrea… por favor - intenta protestar sin mucho afán cuando mis dedos siguen pajeándole suavemente. Me encanta sentir esa dureza.
- No te cortes tío. ¿Ves a mi chico? Seguro que se folla a mamá. Y ella encantada. La tiene cachonda perdida.
- No sé cariño, creo que solo están jugando. – añade entrecortadamente.
En ese momento Jorge y mamá salen del agua y el tío retira mi mano bruscamente aunque estoy segura de que le hubiera gustado más rato.
**
La imagen de Rosa acercándose con esos andares no disminuyen mi erección por mucho que lo quiera disimular, pero veo que Jorge no se corta en absoluto mostrando su enorme rabo tieso delante de todo el mundo. ¿Será verdad que bajo el agua ha habido algo más que juegos entre ellos dos? ¿Puede ser cierto que se atraigan tanto como para dejarse llevar a tener sexo? Me niego a pensar que mi hermana pueda hacerle esa jugarreta a su hija, más sabiendo que es la que controla sus hormonas juveniles revolucionadas.
- ¿Qué tal lo habéis pasado? – pregunta con cierto tono irónico Andrea a su madre.
- Muy bien cariño. Jorge es un encanto… y muy bromista. – responde Rosa sin dejar de reír.
La conversación no va más allá y decidimos tomar el sol el resto de la tarde, hasta que es hora de regresar a la casa.
- ¿Qué tal si nos quedemos desnudos los cuatro todo el fin de semana? – dice de pronto Andrea.
- ¿En casa también? – pregunta esta vez Rosa sorprendida.
- Claro, es más divertido. ¿No? – añade su hija mirándome fijamente.
No puedo negar que la idea es atrayente, pues voy a poder disfrutar de ambas bellezas por entero durante estos dos días, pero por otro no sé si se me va a notar demasiado mi nerviosismo, mi excitación y los juegos inocentes de mi sobrina, delante de su novio que me llevan a la perdición. No parece haber objeción, incluso Jorge parece encantado, con eso de poder seguir en pelotas todo el día. Miro a su miembro que ya no está a tope, pero sigue siendo enorme pese a estar en semi erección. Ahora entiendo que Andrea quisiera tener esa polla en contacto directo con su sexo, sin un condón de por medio.
- ¿En qué piensas tíito? – dice de pronto Andrea en mi oído pegando una vez más sus tetas a mi espalda.
- No… esto… nada.
- Yo estaba pensando en el otro día, cuando tu polla estuvo rozándome. No consigo quitármelo de la cabeza. – me susurra.
Aunque debería reprender a mi sobrina por su descaro, me ocurre lo mismo a mí, así que no puedo más que disimular y sigo poniendo la mesa con una excitación fuera de lo normal.
- ¿Crees que es buena idea estar todo el día en pelotas? – me pregunta mamá cuando volvemos a estar ella y yo a solas.
- ¿Acaso no te gusta? – le pregunto.
- Sí, claro, pero el tío está algo tenso, además tú te vas a aliviar esta noche con Jorge pero claro, nosotros dos… nos quedamos a dos velas.
- No hagáis cochinadas entre vosotros, ¿eh? – le digo riendo.
Espero que mamá se comporte y desde luego, estoy segura de que lo último que pasa por su cabeza es follarse a su hermano, o eso espero.
El resto de la cena es un no parar de reír con chistes, bromas y anécdotas de lo más variado, pero lo mejor de todo es compartir esta velada, totalmente desnudos los cuatro, lo que nos desinhibe aún más para todo. Una vez que han empezado las copas, la cosa se va soltando más, con atrevimientos a la hora de confesar cosas, así que propongo un juego que tenía medio planeado.
- ¿Sabéis jugar a la carta más alta? – digo levantándome.
- ¿En qué consiste? – pregunta el tío con curiosidad.
- Muy sencillo. Sacamos una baraja y el que tenga la carta más alta, elige pregunta para el segundo y un castigo para los que saquen más baja su baza. ¿Lo entendéis?
Tras una ronda de chupitos que nos pone a tono a todos, nos sentamos en el sofá y los dos sillones adyacentes dispuestos a jugar. Reparto las cartas sobre la pequeña mesita auxiliar que ponemos enfrente. Miro a todos y me encanta la situación. ¿Puede haber más morbo?
- Ah, el castigo debe durar un minuto. – aclaro.
Mamá me mira con cierto recelo, pero con solo dirigir mis ojos hacia mi novio, parece que la cosa le gusta más de lo debido, porque sabe que voy a darle “juego”, nunca mejor dicho. El primer reparto queda de la siguiente manera. Yo saco la carta más alta, mi chico es el segundo y mamá con el tío han sacado apenas un dos y un tres respectivamente.
- ¿Cuál es tu fantasía sexual incumplida? – es mi pregunta para mi chico por ser el segundo. Duda unos instantes y al final acaba diciendo:
- Mi fantasía sería hacerlo con una MILF. -
- ¿Qué es eso? – dice el tío.
- Una tía madura buenorra, que podría ser su madre. – añado yo y todos reímos pero noto a mamá algo más nerviosa.
**
Tras la respuesta de Jorge y las risas de todos, parece que Andrea tiene algo de razón en la forma de mirar y desear su novio a su madre. No me acabo de creer que estemos en bolas y jugando a un juego que se puede tornar del todo loco. Lo que es inevitable es cruzar miradas y observarnos mutuamente. Llega un momento en el que nos sentimos menos cortados.
- Bueno, ahora el castigo es para los hermanos… - añade mi sobrina jugando con la baraja entre sus dedos.
- ¿Y bien? – pregunta su madre algo nerviosa.
- Ponte en pie y dale un masaje de tetas al tío. – ordena.
Mi hermana, lejos de amilanarse, se levanta y empieza a pasarme las tetas por la cara, haciéndome sentir una sensación muy placentera. Luego las restriega por mi pecho, para después jugar con sus redondeces sobre mi verga que parece estirarse por momentos. Es mi hermana la que me está masajeando con sus pechos y me está pareciendo un auténtico sueño. Andrea pone punto final al tiempo al decir que ha pasado el minuto reglamentario. Reconozco que me hubiera gustado seguir un rato más. Cuando Rosa se va a sentar me ofrece desde atrás su coñito empapado. Sin duda que el castigo la ha puesto bien cachonda. Es ella, una vez que se sienta, la que reparte las cartas. Jorge se coloca primero sacando un siete, Rosa segunda y Andrea y yo los últimos.
- Bueno, Rosa, la pregunta es: ¿Cuántas veces te masturbas por semana? – lanza Jorge con descaro a su futura suegra.
Mi hermana enrojece ligeramente y mi polla da un respingo cuando ella afirma que son tres o cuatro veces por semana, a veces incluso una pajilla diaria. Alucino con mi hermana, nunca imaginé que fuera tan caliente. El castigo que propone Jorge es que Andrea y yo nos demos un morreo de un minuto.
- ¿Seguro? – pregunto en un afán de poner cordura pues me está proponiendo morrearme con su chica.
- Claro – afirma Jorge decidido – y quiero ver esas lenguas moverse.
Mi sobrina se pone en pie y nuestros cuerpos desnudos entran en contacto. Comenzamos a besarnos, primero suavemente con los labios y después con nuestras lenguas aprovechando ese momento corto pero tan intenso. Me decido a acariciar su culo, sabiendo que Jorge no pone objeción y aunque no esté dentro del castigo, a ella parece encantarle. Cuando nos separamos noto en sus ojos el deseo dibujado.
Cuando el tío se sienta no puedo evitar admirar esa polla que tengo ganas de volver a tocar y que ha estado alojada entre nuestros cuerpos desnudos.
En la siguiente tirada, gano yo, el tío en segundo lugar, acaba confesando que se ha masturbado pensando en alguien que se encuentra en la habitación. Naturalmente, doy por hecho que es pensando en mí, aunque seguramente lo ha hecho imaginando a mamá también. El castigo que propongo para mi madre y Jorge es que ella se siente sobre su regazo de espaldas a él y se mueva sobre su polla refregándose durante un minuto.
Los ojos del tío parecen querer salirse de las órbitas, pero en cambio es mamá, la que se levanta sin rechistar pues va a probar eso que tantas ganas tiene. Jorge se agarra a su estrecha cintura y admira el culo redondo de mamá que baja lentamente sobre su cintura hasta posarse sobre ese pollón que porta mi chico totalmente tieso. Noto a mami cachonda al notar ese contacto de su sexo con el de Jorge y cierra los ojos presa de un gran placer. No pongo en marcha el cronómetro todavía, me gusta verla tan encendida y Jorge está igual.
- Vamos mami, el castigo es que te frotes como si estuvierais follando – añado yo caldeando más la cosa ante la atónita mirada de todos.
Mi madre abre la boca cuando se separa su cuerpo del de Jorge que la eleva ligeramente de sus caderas haciendo que su glande se frote con su rajita durante un buen rato mientras ella hace pequeños movimientos con su sexo, como si la tuviera realmente dentro… y estoy convencida de que le hubiera encantado sentirla. Se refriegan durante un buen rato sexo con sexo.
- ¡Tiempo! – grito
Mamá se levanta y veo que tiene el coño empapado mezcla de sus fluidos y los de Jorge que acaba de restregarle por el coño esa vergota tan deseada. Los ojos de mi chico son la evidencia de estar más que caliente y me sonríe como agradeciéndome ese regalo que sé que le ha encantado. Por suerte, es él quien saca la mejor tirada, yo soy la segunda. Mamá pierde junto al tío.
- Nena, quiero que me respondas cuál es tu fantasía incumplida. – me pregunta Jorge.
- Pues… tener dos pollas a la vez.
- ¿Cómo es eso? – pregunta el tío atónito.
- Pues una en mi coño y otra en mi culo, naturalmente. Eso sería todo un sueño. – respondo viendo en su cara más confusión e incredulidad.
**
No hago más que pensar en el precioso y frágil cuerpo de Andrea y cómo sería tener dos vergas clavadas en él. Eso me parece imposible pero tremendamente cachondo, lo que provoca un respingo de mi miembro ante la sonrisa de mi sobrina.
- Bueno el castigo para los hermanos es… - Jorge le pone emoción haciendo un silencio.
- No seas muy duro con tu castigo – añade Rosa.
- Os tenéis que hacer una paja mutuamente. – añade él.
Rosa tras unos segundos de intensa mirada a mis ojos se levanta y se acerca a mí. Mi polla vuelve a dar un brinco al sentir acercarse a esa maravilla de mujer despelotada y… aparentemente desmelenada.
- Bueno, para hacerlo más cómodo me pongo sobre ti – añade y sin mediar más palabra se sube a horcajadas sobre mis rodillas, quedando su sexo frente al mío a pocos centímetros.
- ¡Bien, esos hermanos cachondos! – aplaude Jorge y yo sigo inmóvil atento al próximo movimiento de Rosa.
Ella agarra mi falo y le da un par de meneos sin dejar de mirarme mientras pasa la punta de su lengua por los labios.
- ¡Vamos, hermanito, hazme un dedito!
Mi mano temblorosa se dirige a la conchita de mi hermana a quien tengo subida sobre mí a tan pocos centímetros que sus pezones rozan de vez en cuando mi pecho. Por la postura parece que estemos ensartados y reconozco que me apetecería mucho metérsela en este momento. Su mano se mueve ahora más enérgicamente y cuando mis dedos encuentran su rajita, que está empapada, ella no puede evitar lanzar un gemido que noto en un cálido aliento sobre mi cara. ¡Está cachondisima!
Por un momento no quiero que el tiempo acabe porque es una delicia notar esa mano suave pajeándome mientras yo acaricio su sexo, notando la suavidad de una vagina ardiente. Más atrevido, meto un dedo en su agujero y ella lanza un gemido ante los nuevos aplausos de Jorge que parece divertirse viendo a dos hermanos cometiendo este pecado escandaloso y al mismo tiempo, delicioso. Rosa se pega más a mí y yo le agarro su culo y lo amaso mientras nuestros sexos entran en contacto levemente pudiendo notar como la piel de mi prepucio sube y baja siendo acariciada por ese coño. ¡Guau!
- ¡Tiempo! – grito, dándome cuenta de que Jorge no controla el cronómetro y me está resultando demasiado largo el rato que mi madre y mi tío cumplen su castigo.
Reconozco que siento algo de celos al verlos juntos frotándose mutuamente, pero entiendo que es el riesgo que tengo que correr si quiero que todo salga a la perfección. Cuando mamá se separa del cuerpo de mi tío noto su cuerpo tembloroso, sus pezones tiesos y su conchita mojada. Me hubiera gustado ser yo la receptora de ese castigo. Tras unos chupitos que nos entonan algo más, sacamos una nueva baza en la que Jorge vuelve a ser el primero, mi tío queda segundo con un siete y nosotras apenas un cuatro cada una. Mi chico aplaude eufórico por haber ganado, aunque en el fondo, el ganador aquí es el que pierde, por lo que veo.
- Bueno, la pregunta: ¿Qué es lo que nunca has hecho en el sexo y te gustaría? – pregunta Jorge al tío.
El otro se queda contrariado y tras mirar a mi novio y después a nosotras responde algo cortado:
- Yo… practicar sexo anal con una mujer. – se sincera al fin y noto un pinchazo en mi culo imaginando ser yo la que le desvirgue con mi culito.
- No sabes lo que te pierdes. – añade Jorge.
- Entonces... ¿tú lo has probado? – interviene el otro confuso.
- Alguna vez que otra. – responde y me mira sonriente, ante mayor confusión del tío pues sigue creyendo que soy virgen en mi agujerito posterior y que a Jorge no le gusta, cuando es todo lo contrario.
- Bueno, ahora las chicas: Quiero que hagan un 69. – ordena mi chico.
Yo no pongo peros, pero mamá tampoco, por eso que rápidamente se tumba en el sofá y yo sobre ella de forma inversa, quedando mi boca en su sexo y ella viceversa. Tras indicarnos que podemos comenzar, ambas nos esmeramos en una mutua comida de coño que debe dejar a los hombres anonadados, pues nos entregamos a tope, haciendo que temblemos y gimamos constantemente. En eso mamá y yo somos la caña. Al levantarme con el tiempo acabado, veo que los chicos se están pajeando ante esa visión lésbica tan loca. El ambiente está más que caldeado, mucho más de lo que tenía previsto. En la siguiente ronda gano yo, segunda es mamá y pierden Jorge y el tío.
- Bueno, mami, te toca confesar tu fantasía más añorada.
- Yo… siempre he soñado con tener una polla que me llene entera. – añade y todos reímos mirando la verga grande de mi chico.
**
No hay duda de que mi hermana habla de una polla y que sin decirlo específicamente se está refiriendo a la de Jorge. Él sonríe sabiéndose poseedor de una herramienta que mi hermana parece ansiar. Eso me hace pensar que ambos se atraen más de la cuenta tal y como insinúa Andrea.
Todavía no sé cómo puede estar sucediendo todo esto y el hecho de haber llegado tan lejos, sin que nadie muestre un ápice de vergüenza, decoro y raciocinio. El caso es que yo tampoco voy a vetar nada ni a nadie.
- Bueno, ahora el castigo para los chicos… - añade Andrea mirándonos a ambos con su gran sonrisa dibujada.
Por un momento pienso que su orden pueda llevar a tener algún tipo de relación íntima entre nosotros. Jorge y yo nos miramos con cara de susto y luego nos quedamos observando a su novia esperando su nueva orden. Ella parece leer en nuestras caras de estupefacción ante esa incomodidad que debemos mostrar.
- Tranquilos, ya sé que solo os van las tías.
- Uf, menos mal cariño, no me hubiera gustado nada. – apunta su chico.
- A mí tampoco – añado yo.
- No quiero que se os sintáis incómodos, sino todo lo contrario. Mi castigo es que tenéis que adivinar cuál es el coño correcto. – apunta Andrea.
- ¿Cómo es la cosa? – pregunto confuso ante esa nueva propuesta que no sé de qué va, pero que imagino tan alocada e increíble como todas las que están saliendo en esta casita.
- Muy fácil. Os tapamos los ojos y sin tocarnos debéis adivinar qué coño rozáis con vuestras cositas. – añade mi cachonda sobrina señalando nuestras erectas vergas.
Andrea tapa los ojos a su chico con una servilleta y luego con otra le ata las manos a la espalda. A continuación se acerca a mí y hace lo mismo conmigo. Noto la servilleta tapando mis ojos, sin lograr ver absolutamente nada y también cómo suavemente ata mis muñecas tras mi espalda. Mi sobrina nos indica que nos arrodillemos y esperamos ansiosos la siguiente prueba. Puedo notar los latidos en mi glande expectante de esos roces de los que habla Andrea. ¿Seré capaz de adivinarlo? , ¿Sabré cuál es el coño que rozará mi polla?
Una vez que los chicos están arrodillados, sin poder ver ni tocar nada, le indico a mamá que se ponga a cuatro patas y acerque su culo caminando a gatas marcha atrás hasta alcanzar la polla de Jorge. Ella sonríe por mi locura, pero no protesta. Está nerviosa y contenta de sobarse de nuevo con esa daga y desde luego no es consciente de que eso me permitirá a mí hacerlo con el tío.
Mami se va acercando muy despacio hasta que topa con el falo en ristre de Jorge que abre ligeramente la boca al sentir el contacto de la piel de mi madre. Después ella eleva el culito y la verga se cuela entre sus muslos muy pegada a su entrepierna y rozando su monte de Venus. Le digo con gestos que apriete los músculos de sus muslos y así queda aprisionada el enorme rabo entre ellos. Mamá sonríe y se muerde el labio, pues ese roce le está matando de gusto y por supuesto a él también. Todo va saliendo genial. Estoy contenta y excitada.
Estoy mojada sólo con imaginar que me va a pasar lo mismo. Acerco mi culo hasta que llego a la polla de mi tío que al sentir el contacto de mis posaderas, lanza un “ufff”. Sonrío a mamá y ella sigue mordiéndose el labio. Luego yo levanto mi culo, como hiciera ella hace apenas unos segundos e introduzco el pene del tío entre mis piernas hasta ubicarlo en la parte más alta de mis muslos, justo en el huequito que forman mis ingles y mi entrepierna en esa parte. El roce es total, percibiendo como esa largura acaricia toda mi rajita y la punta sobresale hasta tocar la suave piel de mi pubis rasurado. Ahora pienso que eso puede desvelar a los chicos cual es el coño que tienen rodeando sus respectivos cilindros, pues mamá tiene algo de vello que estará acariciando la punta de la daga de Jorge. De todas formas, ahora mismo, creo que eso es lo de menos. Lo único que importa es seguir con esta locura.
Tras hacerle un gesto a mamá, empezamos un movimiento cadencioso hacia atrás, y nuestros culos impactan contra los cuerpos de nuestros nuevos amantes. Ellos gimen al sentir ese movimiento y nosotras tenemos que intentar no hacer ningún tipo de ruido, algo realmente complicado. Movemos los culitos hacia adelante y volvemos atrás, así una y otra vez, todo ello sin dejar de apretar los muslos con fuerza aprisionando sus respectivos miembros.
Al mirar hacia mi costado veo a mamá en esa postura a lo perrito, con mi novio de rodillas y ella atrapando su polla, parece que estuviera realmente metiéndosela si no fuera porque veo salir esa enorme estaca por delante cada vez que ella se echa hacia atrás y llega casi hasta su ombligo. Es una simulación de polvo en toda regla. Mi espalda se arquea y vuelve a echarse otra vez sobre la polla del tío, al tiempo que aprieto con fuerza mis muslos aprisionando su mástil. De pronto, noto que mamá empieza a respirar muy fuerte, abre su boca del todo y entra en un orgasmo que inunda la habitación. Naturalmente ha quedado en evidencia con Jorge y por ende yo con el tío.
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Yo sabía desde el principio que era el coñito de Andrea el que estaba abrazando mi largura por la fuerza de sus juveniles muslos, por la suavidad de su piel, que es espectacular y por notar que no había nada vello en su monte de venus, algo que notó mi glande al rozar una y otra vez esa parte tan suave. Estoy contento con mi pareja, me alegra volver a rozar ese coñito una vez más.
Aun así, aunque no lo hubiera sabido, los gemidos y gritos que emite Rosa ahora mismo corriéndose como una condenada con Jorge ha reiterado mi teoría. Logro soltar mis manos de la espalda y levanto la servilleta de mis ojos para descubrir a mi hermana Rosa, totalmente borracha con ese gran miembro que sigue martilleando la parte alta de sus muslos, mientras su cuerpo sufre convulsiones en unos gemidos que todavía indican lo tremendamente largo que se hace ese orgasmo, pero más increíble es mirar hacia abajo y ver el culo de Andrea haciendo desaparecer mi polla entre sus muslos, sin dejar de moverse adelante y atrás. Me agarro a sus caderas y me pongo a acariciar ese precioso y suave trasero al tiempo que yo también hago fuerza con mi pelvis, clavándole como si estuviera follándomela realmente. Creo que no voy a poder aguantar mucho más, pues el gusto es intenso, el roce de esas partes sensibles de ambos, el ambiente y todo lo que llevamos acumulado, pero para colmo es Andrea la que empieza a gemir más fuerte consiguiendo excitarme todavía más.Creo que ella tampoco va a aguantar mucho tiempo, tanto por su propio placer como el hecho de escuchar a su madre y verla entregada en ese juego tan chiflado. Su último gemido es para coger aire, volver la vista atrás, clavar sus ojos en los míos y empezar a jadear fuertemente y gemir posteriormente en un evidente orgasmo de lo más espectacular. Sigo apretando ese culo con mis manos y martilleando sus muslos rozando su clítoris con la punta de mi sable mientras ella se corre. Nunca había sentido nada parecido. Verla así de excitada es demasiado para mí y noto que mi propio orgasmo está al límite. Le intento avisar de que voy a correrme pero ella levanta su cuerpo y se agarra a mi nuca con sus manos quedando nuestros cuerpos unidos, arrodillados... mi pecho contra su espalda. Mis manos instintivamente se agarran a sus tetas, mientras ella inmóvil aprieta mi polla aún más, hasta empezar a descargar chorros de semen que bañan toda su tripa, sus pechos, llegando incluso hasta su cuello y bajando después en abundantes ríos por todo su cuerpo.
Al mirar a nuestro lado vemos a Jorge extasiado mirando a su propia novia conmigo y con su polla cautiva entre los muslos de su futura suegra, cuando también empieza a correrse impregnando los muslos, el culo y la espalda de Rosa, que todavía está contra el suelo presa de su propio orgasmo.
Parece imposible lo que acaba de pasar. Pero sigo siendo abrazada por el cuerpo del tío a mi espalda, noto sus manos pellizcar mis pezones y su polla todavía palpitante aprisionada en la parte más alta de mis muslos, en contacto directo con mi rajita. Me gustaría sentirle adentro, no aguanto más tiempo sin que me folle de una vez por todas.
Al mirar al lado, también me parece excitante ver a la otra pareja, que no es otra que mi propio novio y mi madre, todavía unidos. De pronto ella levanta la mirada y comprueba mi postura con el tío, con mi cuerpo embadurnado de su semen y creo que hay algo en su mente que debe indicarle que la demencia ha traspasado todas las barreras. Se levanta tira de mi mano para ir juntas al baño.
- ¡Dios hija!, ¡Esto ha sido demasiado! - me dice cuando entramos en la bañera para limpiar los restos de semen de nuestros respectivos cuerpos.
- ¡Y tanto!, ¡Nunca había sentido nada igual, mami! – le respondo eufórica.
- Pero esto es demasiado, ¿No te das cuenta?
- Por mí puede durar toda la noche, mamá. Estoy encantada.
- No cariño, debemos detenerlo ahora. Tengo miedo de que esto pueda causarnos un lío en la cabeza y un arrepentimiento después…
- Pero mamá. Eso es una tontería – le corto.
- Te lo pido por favor… esto no puede estar pasando.
- Mamá, lo importante es lo bien que lo hemos pasado… - intento intervenir.
- Claro Andrea, pero comprende…
- ¿Cómo ha sido esa polla?, dime – la interrumpo antes de que siga con su discurso.
- Genial hija, es enorme, dura… es increíble.
- ¿Ves? Me alegro. Por eso que nos quiten lo bailao. No debes preocuparte más.
- Sí, lo estoy, y mucho, cariño, quiero que no sigamos con esto. Vete con tu novio y termina lo noche con él, ambos tenéis que desfogaros, pero tu tío y yo no podemos estar haciendo esto y por supuesto, tienes que quitarte de la cabeza la idea de fallártelo. ¿Me lo prometes?
Parece que mamá haya leído mi mente y una vez más demuestra lo bien que me conoce. Intento decir algo en mi defensa, pero creo que mamá ahora está bloqueada y no va atender a razones. Tendré que seguir con mi plan B. Simplmente le sonrío pero no soy capaz de prometerle tal cosa.
Aún sigo de rodillas en el suelo flipado con todo lo ocurrido y miro a Jorge a mi lado que se ha quedado sentado en el sillón con su polla todavía en semi erección. Me parece increíble que ese chico se haya dejado llevar tan fácilmente hasta esos límites, cuando Andrea siempre me ha dicho que apenas tiene contacto directo con su pene y ahora él se lo ha restregado directamente a su madre bañándola en semen, algo inaudito con su chica. Justo cuando intento decirle cómo ha podido pasar esto, llegan las chicas recién duchaditas. Es curioso pero mi polla vuelve a latir deseosa de seguir este juego al ver esos dos cuerpos preciosos desnudos acercándose.
- Chicos, esto no puede seguir. – añade Rosa poniendo un poco de orden y en el fondo me siento mal por no haber sido yo, como el más mayor y responsable de todo, el que detuviese este desenfreno.
- ¿En serio? – pregunta Jorge, que parece con ganas de que siga la fiesta, aunque en el fondo lo deseamos todos.
- Sí. Se acabó. Cada uno a su cama. Creo que es lo mejor. –añade seria Rosa secando sus pechos con una pequeña toalla.
Yo le sonrío y vuelvo a admirar su desnudez, sin poder evitar sentir atracción por su cuerpo maduro tan bien formado. Desde luego mi esposa está muy lejos de tener esa figura y ahora mismo, aun estando hablando de parar este tren, siento unas ganas enormes de follarme a mi hermana. Creo que estar tanto tiempo sin follar, me están haciendo ver visiones. Es todo tan loco como ilógico, pero ya no pienso con la cabeza.
Cuando Jorge y Andrea se encaminan a su habitación, mi sobrina me lanza un besito y yo admiro igualmente ese culito que acabo de tener hace nada tan pegado a mí y cómo esos muslos han conseguido llevarme al paraíso corriéndome sobre ella como nunca.
Juliaki
CONTINUARÁ.