Probando cosas nuevas...Parte II

Entramos a la habitación y observamos dos sillas dispuestas para nosotros, la luz apagada y la zona del fondo alumbrada por numerosas velas, al levantar la vista ya Oscar estaba de pie junto a una cama besándose con una chica en lencería, ella era bastante delgada, llevaba un picardías rojo transparente algo hortera y unos tacones negros. La iluminación dejaba nuestra zona casi en penumbras. Ella le besaba el torso, mientras él ya buscaba el sexo de la chica con su mano, se arrodillo frente a él y comenzó a desabrocharle el vaquero, le bajó a la vez el pantalón y el boxer y su miembro erecto se liberó con un respingo

cONTINUACION------

Me tumbo abrumado en la cama, con una mano acuesto a Marta sobre mi pecho, aun jadea, le digo cuanto la quiero al oído, lo mucho que la amo y que siempre estaremos juntos y se desploma sobre mi. Poco a poco su respiración agitada va menguando hasta normalizarse. Sube su cabeza a mi cuello y me besa dulcemente, con voz delicada y entrecortada me devuelve un –Te quiero- y nos dejamos dormir.

Por la mañana, antes de bajar a desayunar, disfrutamos de un ¨aquí te pillo aquí te mato¨, corto pero intenso, al introducirme en ella estaba totalmente empapada, aun  su mente se deleitaba con haber disfrutado de dos hombres sólo para ella.  Nos despedimos del Hotel al mediodía y volvimos a casa para enfrentarnos a la rutina diaria.

Las semanas siguientes, el sexo seguía siendo de fin de semana, pero nuestros encuentros eran más apasionados que de costumbre, Marta comenzaba a dejar de poner cortapisas a su imaginación, comenzaba a ser más obediente y ambos disfrutábamos de cada encuentro como si fuese el último. Se mezclaban dulces momentos donde nos comíamos a besos mientras nuestros cuerpos se fundían en uno con salvajes envestidas con faldas subidas hasta la cintura y tanguitas de encaje rodados a un lado.

Había pasado ya casi un año, desde que acordamos mutuamente, probar nuevas cosas, dar un poco de picante a nuestro matrimonio. Yo, como de costumbre, recelaba de su colaboradora actitud y le dije que sí era cierto quería hacer algo especial, sin tabús, donde ambos disfrutásemos mínimo tres veces al año.  Tras algunas vacilaciones  y una trabajada negociación, no se porqué las mujeres se hacen tanto de rogar, acordamos que fuese dos veces al año y trazamos ciertos límites, todos ellos más que obvios.

No había tampoco prisa ni fechas fijadas, cuando tras contratar una buena oferta de hotel, decidimos irnos un fin de semana fuera de la ciudad y ahí sucedió ese primer episodio para enmarcar.

Casi siete u ocho meses después, aunque yo aun recordaba su cara de gozo y su mirada lasciva y penetrante mientras disfrutaba en el hotel como si fuese ayer, conseguimos entradas para una función teatral en la capital.

Yo esperaba en el salón oyendo música cuando ella salió por fin del baño, llevaba un traje azul  marino ceñido a la cintura por un cinturón ancho de color negro, sujetador con el escote engalanado en encaje negro que sobresalía ligeramente, puff, seguramente que tanguita de encaje negro a juego, taconazos negros que no falten,… en definitiva estaba para comérsela.

Conducimos hasta el extrarradio de la ciudad y aparcamos cerca de la zona de marcha que frecuentábamos, bajar en tranvía era lo mejor para evitar atascos en la capital. Disfrutamos de la función y nos dirigimos a pie a un restaurante cercano donde habíamos reservado un Gruopon para un menú degustación. Cenamos, charlamos un rato, la comida típicamente escueta pero riquísima. El menú incluyó dos copas de vino, más otras dos que pedimos aparte.

Tras la cena decidimos ir a nuestro bar de copas favorito y tomarnos algo. En cinco minutos estábamos ya en  el tranvía, en veinte minutos llegaríamos. Íbamos de pie, ella aferrada a la barra superior y yo detrás de ella abrazado a su cintura. Sabía que hoy iba a ser una noche especial, así que de vez en cuando le daba mordiscos cariñosos en el cuello, ella me devolvía algún beso. Sentía bajo su vestido el elástico de su ropa interior. A mitad del recorrido la bese en una mejilla, la abracé fuerte (ella seguro que notaba mi erección contra sus nalgas) y le susurre al oído  --Esta noche toca--- .

Su cara se desencajó- Como…eh….---

No la dejé que buscase ninguna excusa, pues habíamos acordado que nuestras noches especiales podrían ser de sorpresa y no recuerdo bien que le dije, pero vamos, que no tenía elección.

Marta guardó silencio,  había aceptado, ese era el trato y además estoy seguro de que disfrutará tanto como yo.

Le dí un beso con lengua de pocos segundos y un abrazo tranquilizador..---No tienes de que preocuparte bobita—le dije.

El resto del trayecto fue breve, charlamos de cosas triviales y de la función que habíamos visto. La vi relajada, con una sonrisa espléndida de lado a lado, Dios que guapa es mi mujer.

Andando pronto llegamos a nuestro garito de siempre, buena música, para ser verano no estaba muy lleno y ahí estuvimos unas horas tomando cervezas y hablando. Al volver yo del baño la veo sentada en la butaca moviendo la cabeza al ritmo de la música, distraída, ensimismada, pienso para mis adentros ¿que estará pensando?.. en lo que le espera….o quizás fantasea con algo que yo ni me imagino,  me viene fugazmente a la cabeza sus gemidos  y tengo una erección instantánea.

Pasamos unos minutos más en el bar, ya la tensión iba en aumento, el local está más lleno y mis caricias sutiles sobre sus nalgas y entrepierna pasan totalmente desapercibidas. Su silueta bajo ese vestido es despampanante, de vez en cuando le beso el cuello, el escote, joder vaya pechos que tiene, pechos de esos que arrancan miradas allá por donde van.

Me toca el paquete por encima del pantalón y se ríe ----Joder como estás jajajaj----

Me vibra el móvil, lo miro y ya está preparado. ----Nos vamos le digo--- Nuevamente asoma su nerviosismo, su expresión es casi la de una niña avergonzada, no la dejo hablar y tiro de ella.

Llegamos al portal y toco, nos abren, solo hay que subir un tramo de escalera. Aprieto fuerte la mano de Marta y antes de tocar nos abre la puerta un chico en vaqueros ceñidos y sin camisa. Parece más joven de lo que me había dicho pero tiene buena planta y me pareció bastante simpático por teléfono. Me estrecha la mano con una sonrisa y me saluda efusivamente…

--Pasen, pasen, ya tenemos todo listo—me dice.

Marta está nerviosa, lo sé, yo también lo estoy, seguimos a nuestro anfitrión hasta la habitación del fondo, tiene más espalda de lo que parece, en lo del buen cuerpo, Oscar no me había mentido. Marta prácticamente se esconde tras de mi, en escasos pasos llegamos a la habitación señalada.

Aunque habían pasado escasos segundos desde que entramos hasta llegar a la habitación, se que por la cabeza de mi mujer se habrían pasado mil pensamientos, ---cuando dijo –ya tenemos todo listo--- quizá habrá pensado en otro trío, en tres hombres para ella, a saber en que….

Entramos a la habitación y observamos dos sillas dispuestas para nosotros, la luz apagada y la zona del fondo  alumbrada por numerosas velas, al levantar la vista ya Oscar estaba de pie junto a una cama besándose con una chica en lencería, ella era bastante delgada, llevaba un picardías rojo transparente algo hortera y unos tacones negros. La iluminación dejaba nuestra zona casi en penumbras.

Ella le besaba el torso, mientras él ya buscaba el sexo de la chica con su mano, se arrodillo frente a él y comenzó a desabrocharle el vaquero, le bajó a la vez el pantalón y el boxer y su miembro erecto se liberó con un respingo. No era más larga que la mía, eso sí, era totalmente recta, pero sí que se notaba que era bastante gruesa, no se si Marta la reconocería ( hacía como tres meses en casa le dije que había puesto un anuncio y un chico me había mandado unas fotos. Habíamos bebido bastante alcohol esa tarde, se las enseñe y ella no dijo gran cosa, pero seguro que algo tuvo que ver con la efusividad extra que puso esa noche en nuestra habitación). La chica le practicaba una felación mientras él la cogía por el pelo, casi parecía que le costaba meterse el glande entero en su boca. Tras dos minutos él la tumbó en la cama y se acostó sobre ella.

Mientras, yo me había ya sentado con Marta sobre mi regazo en una de las sillas, le besaba el cuello, la apretaba fuerte contra mi entrepierna, los gemidos en la cama iban ya en aumento, y nosotros disfrutábamos de las vistas. Le acariciaba yo a Marta los pechos por encima del vestido y le empecé a acariciar las piernas, la cintura, ella comenzaba a restregarse contra mí. Oscar seguía a lo suyo, la embestía con mucha velocidad y el brillo que le daba a su espalda los primeros sudores acentuaban más su musculatura. El le subió las piernas hasta sus hombros y ahora le daba hondas embestidas, se veía por debajo de sus espalda sus huevos chocando contra el culo de su pareja.

Marta y yo turnábamos apasionados besos con miradas hacia el espectáculo. Conseguí introducir mi mano debajo de su vestido y ya le acariciaba su vagina por encima del tanga.

La pareja cambió de postura y él la puso a cuatro patas, comenzó a follársela fuerte, sin piedad, ella comenzó a jadear con más intensidad… él se aferraba con sus manos a su culo atrayéndola hacia su pelvis para volver a envestirla nuevamente . Se le marcaban y tensaban todos los músculos del cuerpo y el calor hacia que ya comenzara a sudar a chorros.

Marta miraba de reojo la escena mientras yo ya la masturba por dentro del tanga, me moría por lamerla de arriba abajo y comenzar a follarmela ahí mismo pero aguanté. Ella acompasaba con un vaivén de cadera los movimientos de mis dedos en su interior, estaba cachonda y estaba disfrutando..Su respiración era agitada.

--- Ohh.ohh. más fuerte , más fuerte… me corro—esgrimía la chica mientras Oscar soltaba a la vez un sonido ronco y hondo y se desparramaba sobre la espalda de ella quedando tendido a su lado.

---Ya nos podemos ir--- le dije a mi mujer….. nos levantamos, le dije gracias a Oscar ( ya todo estaba hablado) y salimos del piso. Marta aun no decía nada, pero ahora era ella la que me arrastraba por la calle de la mano dirección a nuestro coche.

Nos subimos al coche y le pregunte si le había gustado, aun no había esgrimido palabra alguna.

--Joder claro!!!!!---- el efecto del alcohol ya se notaba y los dos estábamos que nos subíamos por las paredes.

Pronto conducía por la autovía hacia casa. Marta se masturbaba en el asiento del copiloto, cada vez dejaba oír más sus gemidos, se liberaba, gritaba y eso me ponía..joder que si me ponía. Yo disfrutaba la escena, no quería perturbar su disfrute,  veía de reojo como se rozaba los pechos con una mano, con la otra se frotaba su sexo ya desnudo.

---bufff….joder…Dios!!..-gemía mientras se retorcía de placer.

No se de donde, sacó un consolador, a mi el pantalón ya me apretaba demasiado, tenía que estar inundado de liquido preseminal y estaba duro como piedra, tanto que casi que dolía mi erección.

Marta seguía extasiada, ahora con una mano se deleitaba con nuestro juguete y con la otra se frotaba con ansia el clítoris.

Yo no me puede aguantar más, tomé la primera salida que vi y me detuve en una calle secundaria sin tráfico alguno, Marta se convulsionaba mientras se venía….la deje unos segundos que disfrutara de su orgasmo.

Luego, me deshice de mi pantalón y me pasé a su asiento, de rodillas comencé a lamerla, piernas, ingles, su sexo….dudo que ni el mejor profesional le practique mejor sexo oral que yo.

Tras unos minutos yo ya no aguantaba más, me acosté sobre ella y tras rozar sus labios vaginales suavemente con la punta de mi glande, se la introduje con fuerza, ella estaba mojadísima y eso me encanta. comencé a bombearla con fuerza, salvajemente, la embestía mientras la oía gritar de placer….sus cadera se movían frenéticamente acompañando mi compás… sentía sus uñas clavándose en mis hombros…. -----joder Andrés….me corro…..joder dame…. Más… más… joderrr.----- Yo también me corrí, me vacié en su interior mientras rebuznaba de placer ….. joder habían sido dos de nuestros mejores orgasmos.

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