Probando algo nuevo (2)

Como prestar el culo me sirvió en mi trabajo.

PROBANDO ALGO NUEVO II

Me encontraba sin trabajo y sin dinero, por lo que mi situación no me permitía hacerme de rogar con el trabajo que me ofrecieran.

Así, entré a trabajar en una empresa de aseo industrial, haciendo turnos de noche en distintas oficinas, siempre en grupo y siempre en lugares distintos. La verdad hacer la limpieza de oficinas y limpiar baños no era algo que me agradara, pero como dije antes, peor era nada.

Es así como una noche me enviaron a trabajar solo a una oficinas de un sector muy periférico, muy solitario, donde solo se encontraba un guardia de seguridad, que debía tener unos 18 años.

Hable con el guardia para que me mostrara el lugar, el que era bastante grande y me daría bastante trabajo. Di principio al trabajo pasando la aspiradora en el pisos de abajo, y luego el de arriba. Fue en una de estas oficinas que encontré en una gaveta un vestido rojo, muy corto y unos zapatos de tacón, y pensé que esto haría mi trabajo más entretenido.

Me puse esta ropa y seguí trabajando imaginando que era una dueña de casa haciendo aseo en su hogar.

A mitad de la noche se presenta el guardia y me sorprende vestido de chica, se queda mirándome y me dice que venia a invitarme a tomar un café y comer algo para hacer más corta la noche.

Su cara de sorpresa era muy grande, le di las gracias y le pregunté si le molestaba mi apariencia., dijo que no así que bajamos a su garita a comer, lo tomé del brazo y camine de forma muy femenina a su lado.

Le dije que tomara asiento a la mesa mientras le servía café y le preparaba un sándwich, luego preparé el mío y me senté a su lado de una forma que le permitiera ver muy bien mis piernas. Te ves muy bien me dijo, podría verme mejor le respondí si tuviera mi ropa y mi maquillaje a mano.

Podrías traerlo mañana me sugirió, puede ser le dije, pero no serviría de nada ya que tanto trabajo de aseo me dejaría llena de polvo y sudada. Tienes razón me dijo, así que yo haré el aseo y tú ponte bonita. Su oferta me gustó mucho ya que me desagradaba demasiado este trabajo. Lave la loza, limpie la mesa y le pedí que me acompañara hasta las oficinas que estaba limpiando ya que el trayecto era muy oscuro, caminamos con su brazo en mi cintura y a mitad de camino su mano me agarro una nalga y no la soltó hasta que llegamos al segundo piso.

Al otro día metí en mi bolso todo lo necesario para verme linda, y cuando llegue al trabajo este niño ya había limpiado todo y por supuesto esperaba que yo cumpliera mi parte.

Me fui a un baño y me puse un conjunto de sostén y calzón rosados, una blusita blanca con flores bordadas y una mini muy corta y ajustada usando como accesorio un grueso cinturón blanco, para completar mi atuendo use zapatos de tacón, también rosados, una peluca rubia y me maquille en tonos rosados, especialmente la boca. Lo llame por citófono para que me viniera a buscar ya que me da miedo la oscuridad del patio.

-¡Hola bebé! Le dije cuando apareció;

por que me dices bebé?;

porque eres un niño, le respondí,

eso no me gusta, quiero que me digas papi,

esta bien mi papi;

Dicho esto, rodee su cuello con mis brazos y le di un beso en la boca con mucha lengua.

te ves preciosa mi reina;

gracias papi, que bueno que te gusta tu niñita.

Cuando caminamos por el patio me subió la parte de atrás de la mini y me agarro el culo con mucha fuerza, quería llevar bien agarrado el trasero de su nena.

Te traje algo de comer, no es bueno que mi papi coma solo pan y café, lávese las manos mientras le sirvo su plato. Tú no vas a comer, preguntó, no, le dije, tengo que cuidar mi figura para gustarle a mi hombre.

Mientras comía puse la radio y comencé a bailarle siguiendo el ritmo de la música, la hacia de un modo muy caliente, quería excitarlo mucho, que me deseara. Cuando me pareció que se había excitado me arrodille junto a su silla, saque su pene y comencé a chuparlo, primero recorriéndolo completamente con la punta de la lengua, luego haciendo círculos con la lengua sobre la cabeza de su miembro, para luego comérmelo entero, chupando, succionando, todo esto masturbándolo con una mano. Cuando parecía que iba a acabar, apreté con fuerza su glande para evitar la eyaculación, no queria que la fiesta terminara tan luego. Me senté sobre sus piernas para masajear su rica verga con mi culito, moviéndome como desesperada sobre su herramienta, que bien se sentía lo duro que estaba.

Me quite los calzones, me puse en cuatro patas y apoye mi cabeza en el piso, mientras con mis manos abría mis nalgas, lo miré y le dije, papi hazme tuya, poséeme, quiero ser tu niñita. Mi papí se arrodillo a mi lado y comenzó a besarme el trasero a acariciarlas para luego darme un par de sonoras nalgadas. De quien este culito, tuyo papi, lo agarraba fuerte y lo nalgueaba, una y otra vez, luego se coloco detrás de mí y comenzó a hundirme lentamente su pedazo de carne caliente, se abría paso en mi cuevita, decía ¡QUE RICO CULO, QUE APRETADITO, QUE RICO!, ¡SI PAPÍ, Y ES TODO TUYO, YO SOY TODA TUYA!, sentí su excitación al máximo y comenzó a bombearme, meterlo y sacarlo una y otra vez, cada vez con más fuerza, hasta que derramo su semen dentro de mi ano. Quedamos extenuados en el suelo, el no saco su pene de mi ano hasta que estuvo fláccido, me levanté, me puse los calzones, arregle mi falda y como buena mujer lave la loza y ordene el lugar, mientras mi hombre me miraba orgulloso de haberse cogido a su hembrita. Pensaba ojala no me cambien de lugar de trabajo, ya que aquí me hacen el trabajo y además me cogen, que más se puede pedir. Le dí un beso a mi papi, me dio otro par de nalgadas y me despedí hasta la próxima noche.