Probando algo diferente...
Siempre había creído que los bisexuales eran gente de marte, pero...
Los acontecimientos que voy a narrar sucedieron hace algún tiempo, y marcaron mi vida para siempre, pues para mi determinaron el conocer un nuevo mundo sexual.
Contaban con 21 años, estudiaba con muy buenos resultados en una Universidad local; mi novio Carlos era 4 años mayor que yo. Teníamos una vida sexual nada extraordinaria, ni fuera de lo normal y si tuviera que definirla con una palabra diría que "agradable" sería el calificativo mas apropiado.
Quería mucho a Carlos, no con una pasión loca y desenfrenada como se acostumbra en una mujer enamorada, pero de todas formas me sentía muy cómoda con él. Talvez justamente por esa relación un poco sosa, a Carlos se le ocurrió proponerme introducir a otra chica entre nosotros; según él para "realzar" nuestra vida sexual; por supuesto, como toda chica "digna", me ofendí con la sola idea y lo mandé a freír espárragos; aunque una vez a solas y en mis adentros sentí que me picó el gusanito de la curiosidad.
Trataba de imaginarme, acariciando a otra mujer, y la verdad no me creía capaz de hacerlo, incluso sentía algo de repulsión con solo imaginármelo. Pero por otro lado, traté de imaginarme sintiéndome objeto de dichas caricias por parte de otra chica y hasta me subió un poco la temperatura.
Por supuesto, también me puse a fantasear con la posibilidad de estar con dos hombres al mismo tiempo y no pude evitar la tentación de tocarme con esas imágenes en mi cabeza; la que más me inquietó era una en que, estando yo en "cuatro", un hombre penetraba mi vagina por detrás, mientras que yo me llenaba la boca con el pene de otro hombre; esa sola idea logró que alcance un orgasmo muy fuerte.
Debo aclarar, que sin ser una mojigata, siempre me he considerado una persona con sólidos principios morales, los mismos que me fueron inculcados desde la niñez bajo la norma de una educación religiosa; sin embargo, al mismo tiempo me he considerado muy tolerante con los gustos y aficiones del resto del mundo, sobretodo en temas sexuales; he conocido homosexuales y lesbianas, aunque nunca he tenido ninguna relación cercana con ninguno de esos grupos.
Dentro de ese marco de tolerancia, trataba de entender ese tipo de inclinaciones como algo normal; y supongo que esa apertura para con los demás, me permitió "perdonarme a mi misma" por tener este tipo de inquietudes. El asunto es que de alguna manera decidí tratar de probar esas experiencias; decisión sin ningún piso, pues no tenía ni idea como iba a atreverme a hacer algo así.
Carlos volvió a buscarme como un "perrito apaleado", pidiéndome que le perdone. Por supuesto lo perdoné, con una cierta esperanza de que insista en sus ideas y de alguna manera "dejarme convencer". Pasaron varios meses antes que el muy cobarde demuestre de nuevo sus intenciones, aunque debo reconocer que fue muy sutil; Durante un encuentro sexual especialmente intenso (cosa rara entre nosotros); yo estaba realmente excitada, y él me estaba dando por detrás, y yo gimiendo sin cesar; en esas circunstancias me dijo:
Te imaginas que tuvieras otra verga para mamar en este instante???.
Hasta hoy no sé si le comenté alguna vez esa fantasía o el muy maldito me la adivinó; de todas formas el asunto es que pegó centro; pues en esas circunstancias di rienda suelta a mi fantasía y le contesté:
Hay papacito, sería por demás fantástico tener dos vergas para mi solita.
Y acto seguido alcancé un orgasmo tremendo, y él por supuesto se dio cuenta por el estruendoso grito que pegué.
Carlos estaba feliz por mi reacción, pues ya cuando todo pasó, me preguntó nuevamente:
De veras te gustaría estar con dos hombres al mismo tiempo?
Yo me sonrojé mucho, pues a pesar de lo mucho que le había echado cabeza al asunto, me era muy difícil admitirlo delante de otra persona. El insistió:
Anda dime, no voy a pensar nada malo.
Pues....., no sé, creo que eso lo dije solo por el momento; no creo que me atreviera.
Pero si tuvieras la oportunidad, sin que tengas que hacer nada, te dejarías llevar?.
Mira, dejemos el tema, me hace sentir muy incómoda.
Anda confiésalo; te gustaría, no?.
Cambiemos de tema si?, ya no quiero hablar de eso.
Supongo que recordó la vez pasada, pues no insistió mas y se puso a hacerme cosquillas y a juguetear un poco; en verdad era muy dulce.
Creo que todas las mujeres tenemos un tipo de hombre que (al menos físicamente) es nuestro ideal; el mío es alto, tez entre blanca y morena (dorado), ojos claros, mirada intensa, manos grandes, velludo en el pecho, etc, etc, etc. Días después del episodio que narraba, pensé que Carlos ya no iba a insistir, estábamos caminando por la calle, y nos cruzamos con un tipo que calzaba con mi ideal en forma perfecta; y aunque traté de disimular cuanto me atraía, Carlos se dio cuenta, y sonriendo me dijo:
Lo invitamos, para hacer realidad tu fantasía?.
Mmmm, sería todo un evento!!!!.- Le contesté.
Ajá, con que sabes a qué fantasía me refiero, no? Pícara.
El muy canalla me tomó completamente desprevenida y no pude negar absolutamente nada, pues cuando él me hizo la pregunta, justamente estaba pensando en eso, de allí mi respuesta tan inmediata. Carlos se rió un poco, luego se puso algo serio y me dijo:
En serio amor, quisiera que admitamos nuestras fantasías y hablemos abiertamente de esos temas. Te atreverás?.
Lo dijo con tal seguridad y afabilidad que no pude evitar asentir:
Está bien, canalla, te saliste con la tuya, verdad?
Je je je, todavía no, pero espero hacerlo.
En la noche me invitó a salir, comimos algo y durante la sobremesa abordó nuevamente el tema; me pidió que le cuente cual era realmente mi fantasía; debo decir que con mucha vergüenza y también algo de esperanza se lo conté en una forma muy general.
Y tienes en mente algún hombre con el que te gustaría estar aparte de mi?.
Por supuesto que no- Le dije: -No es algo que venga planeando, es apenas un deseo reprimido y nada más.
Y te atreverías a hacerlo con otra mujer y conmigo?.
Ja, ja, ja... Claro, te demoraste mucho en sacar ventaja, no?
No, no es lo que piensas; solo que en este momento sería mucho más fácil conseguir a otra chica que a otro chico; pues conozco una que creo que estaría dispuesta a jugar con nosotros.
Ah si?. Y quien es ella?.
En este punto yo me estaba enojando, pues suponía que el muy canalla se estaba acostando con otra chica a mis espaldas y que ahora quería tenernos juntas al mismo tiempo. Carlos se dio cuenta de mis sospechas, pues se apresuró a decir:
Vamos, no pienses lo peor; se trata de Susana, la recuerdas? Era compañera tuya el año pasado.
La recordaba, era una chica menuda, aunque no era muy bonita de rostro, debo reconocer que tenía un cuerpo muy atractivo, pues todos los chicos de la Universidad alababan su trasero, que contrastaba mucho con una cintura muy estrecha, lo que le daba un aspecto realmente espectacular a sus caderas.
Y porqué crees tú que ella estaría dispuesta. Acaso has hablado ya con ella?.
No, claro que no. La vi hace un par de semanas, está trabajando como recepcionista en una empresa cliente de la que yo trabajo. Y pienso que estaría dispuesta porque siempre coqueteó conmigo.
El que haya coqueteado contigo, quiere decir que estaría dispuesta a acostarse contigo, pero no a hacer un trío como el que propones. Además dudo que ella te coquetee a ti; simplemente ella es así, desde que la conozco es una chica muy atenta, conmigo misma siempre ha tenido muchos gestos de simpatía; y los hombres siempre confunden lo uno con lo otro.
Es posible; pero tengo un plan que podría funcionar. Quieres escucharlo?.
Mira, me parece que estás queriendo usarme; pues empezamos hablando de MI fantasía y ahora resulta que ya tienes plan y todo para llevar a cabo TU fantasía.
No amor, lo que yo quiero es ampliar mi vida sexual, quisiera probar nuevas cosas y experiencias; una de ellas es esta: estar con dos chicas a la vez. No tendría ningún problema en probar el compartirte a tí con otro hombre, es algo que también me llama la atención pues quisiera ver como gozas tu fantasía. Pero por ahora, no veo como llevar a cabo eso; en cambio esta posibilidad la veo mucho mas factible para cumplirse de inmediato. Me entiendes?.
Su argumento sonaba muy convincente, así que haciendo un gesto de resignación le conteste:
Está bien, escucharé tu idea, pero con una condición.
La que sea...
Que luego de esta experiencia también buscaremos la manera de hacerlo con otro hombre. De acuerdo?.
Eso no tienes que decirlo. Ya te dije que también quiero probarlo.
El muy canalla me besó para terminar por convencerme.
Su idea era la siguiente: Si, como él suponía, le gustaba a Susana, le sería muy sencillo seducirla, la llevaría a su departamento y se acostaría con ella; calculando que ellos estuviesen ya en "faena", yo llegaría, abriría con mi llave y los "sorprendería". Me pondría muy mal, le haría una escena de celos; él se levantaría a tranquilizarme y a explicarme la situación; poco a poco yo me iría calmando hasta el punto de dejarme convencer.
Ya una vez tranquila, el me besaría poco a poco, cada vez más intensamente hasta llegar a excitarnos; me llevaría a la cama y empezaría a hacer el amor conmigo. Carlos contaba con que, durante todo ese tiempo Susana estaría mirándonos callada sin saber que va a pasar, y que cuando empecemos nosotros a hacer el amor, ella se integraría con cierta facilidad.
Ahora, relatándolo me parece un plan muy bobo y lleno de fallas; pero cuando Carlos me lo propuso me pareció coherente y convincente, por lo que, sin saber por las que yo iba a pasar, lo acepté y lo programamos para el siguiente fin de semana.
Era pasado el mediodía cuando fuimos a un bar donde Carlos la había citado; Carlos entró solo al bar y se sentó en una mesa junto a una ventana muy grande que tenía el local. Yo entré en un café que quedaba frente al bar y los podía ver claramente.
Susana llegó vestida con una mini muy sexy, una pupera (esas camiseta pequeñas que dejan ver el ombligo) y botas,; estaba visto que ella también iba de cacería. Estuvieron cerca de 1 hora charlando y riéndose, y mientras yo los miraba maldiciéndome a mi misma por haber aceptado esa brutalidad; además que estaba rabiando de celos.
Cuando salieron, Carlos miró hacia donde estaba haciéndome un gesto afirmativo; se subieron en su moto y se marcharon; esperé media hora más antes de tomar un taxi y seguirlos.
Durante el trayecto, mi corazón saltaba como enloquecido. Qué diablos estaba haciendo?. Simplemente yo no era así; no me reconocía a mi misma haciendo lo que estaba haciendo. Qué pasaría si Susana reacciona mal a mi entrada?. Empezaba a encontrar toda una serie de reparos al plan de Carlos.
Por otro lado, la oportunidad de probar esa situación "prohibida" podría no volver a presentarse nunca más, y yo me recriminaría como una cobarde por no haberlo por lo menos intentado. Quería hacerlo, lo deseaba, pero estaba realmente aterrada.
Finalmente, sentía que estaba siendo utilizada por Carlos; aunque él me hizo sentir que no era así cuando me convenció, no podía evitar darme cuenta de esa realidad, y esa certeza me molestaba cada vez mas.
Con este torbellino de sentimientos llegué al departamento de Carlos; entré al edificio y me quedé parada en silencio frente a la puerta, tratando de escuchar algo que me sirva de señal para entrar; no fue difícil, pues se escuchaban fácilmente unos quejidos de Carlos, supongo que a propósito pues conmigo no era tan bullicioso, y uno que otro de ella.
Aún así me quedé helada aún indecisa de abrir o no esa puerta; tenía la boca completamente seca y las manos húmedas y temblorosas. Empecé a buscar las llaves en mi bolso y éste se me cayó de las manos; me quedé mirándolo unos instantes antes de recogerlo. Todo parecía irreal, como si lo estuviera viendo en una película.
Finalmente saqué las llaves, abrí la puerta tratando de hacerme una idea de lo que iba a encontrar; pero nada podría haberme preparado para encontrar a Carlos acostado boca arriba comiéndole el coño a Susana, mientras ella tenía su pene en la boca en un 69 desesperado.
Realmente no necesité fingir que lloraba; sentí un enorme y doloroso nudo en la garganta, y las lágrimas se agolparon en mis ojos sin que yo necesite esforzarme en ello; se me escapó un gemido que llamó su atención. Ambos se quedaron estáticos, incluso Carlos que pensé que se levantaría de inmediato.
Me llevé la mano a la boca y sin dejar de mirarlos empecé a sollozar sin control. Carlos se dio cuenta que no estaba fingiendo y supongo que fue eso lo que le sorprendió. Susana se levantó, se cubrió con una sábana y se recostó en la cama; mientras Carlos se levantaba muy despacio sin saber que hacer.
Se me acercó y sin decir una palabra me abrazó. Pasaron unos minutos y mi llanto fue pasando. Carlos me levantó la cara y me dio un beso muy suave primero; le miré a los ojos y creo que vi algo de dolor en ellos; como si se hubiera arrepentido por verme en ese estado (nunca antes me había visto llorar). Esto terminó de tranquilizarme, y correspondí a su beso muy levemente. El me miró a su vez y se sorprendió un poco; un poco dubitativo volvió a besarme un poco más firmemente, y también correspondí.
Entonces me dio un beso muy apasionado que también correspondí con mucha vehemencia. El pareció entender que todo estaba bien y que el plan seguía adelante; lo cual era verdad; pues pasada la primera impresión, que fue la que tanto dolió, me sentía con una seguridad que no pensé sentir.
Mientras me besaba, Carlos hizo que giráramos de modo que yo estaba de espaldas a Susana; sentí que una de sus manos dejó de abrazarme, por lo que supuse que le hizo alguna señal.
Sin dejar de besarme muy intensamente (lo que estaba empezando a excitarme...), me empujó poco a poco hacia la cama e hizo que me recostara. Se colocó encima de mi siempre besándome, solo que una de sus manos estaba ya sobre mi pecho acariciándome a través de la ropa. Yo tenía los ojos cerrados, y me había propuesto no abrirlos pase lo que pase; pensaba que de esa forma la presencia de Susana se me haría más soportable.
Empecé a excitarme en una forma algo rara, era un placer muy intenso, pero de alguna manera sentía mi cabeza fría; es decir, estaba realmente disfrutando las caricias de Carlos, pero no me dejaba llevar como normalmente me sucedía. Sentía que tenía el control de la situación.
Carlos me había ya abierto la blusa y el brasier, y en ese momento me estaba chupando un pezón, mientras con la otra mano me pellizcaba el otro. Me había propuesto ignorar la presencia de Susana; pero no fue muy sencillo hacerlo...
En un instante, Carlos dejó de pellizcarme el pezón y sentí otra boca chupándolo. Me quedé completamente estática; tenía mis ojos cerrados, pero obviamente esa boca tenía que ser de Susana. Mi cabeza me daba vueltas, no sabía como reaccionar; sentí un primer impulso por levantarme, no podía concebir que eso estuviera sucediendo; yo suponía que si ella decidía integrarse, lo lógico era que compitiera conmigo por la atención de Carlos; es lo que yo suponía que sucede cuando dos mujeres comparten un mismo hombre. Pero ahora otra mujer estaba besando mis senos.....
Me dejé hacer por unos minutos que me parecieron siglos, y durante esos segundos no pude evitar comparar las caricias que me daba Carlos y las que me daba Susana. Carlos era impetuoso, mordisqueaba, chupaba, jalaba; mientras que Susana era mucho mas suave, se limitaba a pasar su lengua plana por mi aureola, y ocasionalmente subía al pezón y lo chupaba como por "accidente", otras veces usaba su lengua como un pequeño látigo y golpeaba con ella mi pezón, y esa suavidad húmeda y sensual me estaba volviendo realmente loca.
Luego de un momento sentí una mano que me estaba acariciando el vientre y que poco a poco bajaba hasta mi templo de placer, se detuvo a juguetear con mi vello púbico por un momento, y luego bajó un poco mas; un dedo travieso rozaba levemente el borde superior de mi abertura, y empezó a recorrerla sin abrirla; se tomaba tanto tiempo que me hizo sentir cierta premura, cierto deseo de sentir ese dedo en mi interior, acariciando mi clítoris, invadiendo mi ya húmeda vagina; pero no sucedía, se limitaba a recorrerme sin invadirme. Esta expectativa sumada a las caricias que recibían mis senos, hicieron que mi temperatura sexual subiera a niveles realmente nuevos para mi, y me encontraba sorprendiéndome conmigo misma, cuando de pronto me asusté nuevamente, cuando me di cuenta que ese dedo también debía ser de Susana, pues Carlos nunca me había acariciado de esa forma. Y me asusté principalmente por lo mucho que me gustaba; no estaba bien, no era correcto; me sentía como una depravada por disfrutar de ese tipo de caricias.
Mi corazón empezó a latir con una fuerza inusitada, no solo por la excitación que sentía debido a las caricias que me prodigaban, sino también por darme cuenta de encontrarme en una situación "prohibida". Mi cuerpo me pedía continuar... Pero mi mente, mi razón y sobretodo mis prejuicios me lo impedían.
Levanté mis brazos, separando a Carlos y a Susana de mis pechos y me levanté poco a poco. Me quedé sentada al borde de la cama sin atreverme a abrir los ojos; suponía que Carlos y Susana me miraban sin saber como actuar ni qué hacer; esperaba que Carlos me diga algo, que tratara de convencerme de continuar; pero sucedió lo inesperado. Sentí que unos brazos me rodeaban por detrás, y las manos se apoderaban nuevamente de mis senos y una nueva y excitante sensación al sentir como dos suaves y calientes globos se presionaban en mi espalda.
Susana me besaba mi oreja y me susurró:
No te sientas mal bobita, una caricia es una caricia no importa de quien venga.... Por ejemplo, dime que esto no te gusta.....
Y acto seguido tomó mis pezones entre sus dedos índice y pulgar y tiró de ellos hacia delante; fue un gesto tan inesperado y que produjo un efecto tan intenso que no pude evitar que se me escape un gemido....
Ohoooooo-.
Lo ves?, tienes unos senos muy hermosos, me encanta acariciártelos.
Solamente alcancé a dejar caer mi cuerpo hacia atrás apoyándome en ella. Carlos que hasta ese momento había estado muy quieto y callado, al ver mi reacción, se arrodilló delante de mí, me abrió las piernas y empezó a lamerme la vulva; pero lo hacía con la brusquedad de siempre; en ese instante deseé con todas mis ganas que fuera Susana quien me chupara, no sé porqué tenía la seguridad que ella me haría gozar mucho mas que Carlos.
Creo que las palabras de Susana hicieron mella en mis prejuicios; sentí que tenía razón, hasta ahora no había abierto los ojos, por lo tanto era muy posible que ese placer que estaba obteniendo podría ser de Carlos o de otro hombre o.... también de otra mujer. Cual era la diferencia; lo importante era que me encantaba.
No estoy segura que era exactamente lo que me excitaba más, la lengua de Carlos repasando mi vulva una y otra vez, las suaves y sensuales caricias de Susana en mis senos, que como una verdadera experta me tocaba de una manera increíble, o simplemente era el morbo que estaba sintiendo por la situación.
Carlos al ver que yo me había ya abandonado, tomó mucho ímpetu y empezó a tratar de guiarnos en lo que debíamos hacer. Nos pidió que nos levantáramos de la cama y él se acostó boca arriba , y me pidió que me sentara encima de su ya muy inflamado miembro; yo intenté hacerlo con cuidado, pero bastó que me coloque la punta de su pene en mi gruta cuando Carlos me jaló hacia abajo, obligándome a sentarme con algo de brusquedad.
Al estar tan lubricada mi vagina, debido tanto a mis propios líquidos como también a la saliva de Carlos, su pene entró en mis entrañas como un cuchillo caliente en mantequilla; haciéndonos sentir a los dos un enorme placer; Carlos lanzó un gemido muy fuerte y empezó a moverse inmediatamente obligándome a cabalgarle, lo cual hizo que yo alcance casi inmediatamente mi primer orgasmo; el mismo que me sorprendió por lo pronto que lo alcancé, pues normalmente me demoro un poco en obtenerlo, cuando lo obtenía.
Yo seguía tratando de ignorar a Susana; aceptaba sus caricias, pero no me atrevía a mirarle a los ojos; pensaba que eso habría significado traerme a la realidad y romper la magía de ese momento. Pero no pude evitar que nuestra miradas se crucen cuando se plantó delante de mí, se sujetó en mis hombros y se sentó sobre la boca de Carlos.
En esa posición Carlos me estaba dando verga a mí mientras se la chupaba a Susana; a partir de ese momento en cambio ya no pude separar mis ojos de ella. Sus ojos expresaban una lujuria que nunca había visto en otra persona; su manera de moverse sobre Carlos denotaba que realmente disfrutaba del trabajo que estaba recibiendo, al mismo tiempo se acariciaba los senos y se relamía sus labios gimiendo cada vez mas.
A pesar del orgasmo que yo había tenido, mi temperatura no había descendido como normalmente me sucedía, sino por el contrario, sentía que seguía subiendo cada vez mas. En otras circunstancias, ese orgasmo habría resultado para mí el fin del momento; pero en esta ocasión sentía que apenas estaba empezando; y no me equivocaba.
Susana, sin dejar de clavarme sus ojos estiró su brazo derecho y me empezó a acariciar nuevamente uno de mis senos; al mismo tiempo que con la otra se seguía acariciando el suyo. Ese gesto tuvo la virtud de enloquecerme, a tal punto que empecé a saltar mas fuertemente sobre la verga de Carlos, quería clavármela en lo más profundo de mis entrañas; si eso me pasó con que solo me tocara, imagínense lo que sentí cuando Susana se apoyó en mi cintura, y me empezó a lamer nuevamente los senos.
Tuve un orgasmo mucho más fuerte que el anterior, y lo mejor de todo era que fue muy largo, pues no duró los pocos segundos como normalmente me sucedía, sino que hasta perdí la noción del tiempo; y estaba en la cumbre del mismo cuando sentí algo que no esperaba.... Carlos alcanzó su orgasmo y me estaba inundando la vagina de semen. Esto me cortó mi delicioso orgasmo, pues conocía a Carlos y sabía que él era del tipo de hombre que solo es capaz de un solo tiro. Esto era todo para él..... y me temía que eso era todo del delicioso momento que yo había empezado a disfrutar.
Me detuve y me bajé de encima de Carlos, sintiendo algo de rencor con él, pues yo quería más; necesitaba más...... Cuando me detuve, Susana me miró y también lo hizo... Como me imaginaba Carlos simplemente se sentó y me miró con una estúpida sonrisa de satisfacción en el rostro. No me había equivocado; fue demasiado para él, y no daba para mas.
Como Susana no lo conocía, se le acercó con la intención de reanimarlo de nuevo; pero el muy patán, sabiéndose incapaz, la rechazó en una forma realmente grotesca... Susana simplemente lo miró, para luego acercarse a mí y me dijo:
Bueno amiga, parece que nos quedamos solas... este chico resultó poca cosa para dos hembras como nosotras.-
Yo sentí que me habría enfriado del todo y pensé que ya con la cabeza fría, y sin la intervención de Carlos, no tendría el valor para hacer nada más. Pero Susana no dejó siguiera que este pensamiento se desarrollara en mi mente. Se acercó a mi, y tomándome de la cintura, pegó sus senos desnudos a los míos y me besó en la boca, introduciéndome su lengua y enroscándose en la mía.
Como lo acabo de describir, podría pensarse que fue un gesto rudo, pero no fue así; la norma de las caricias de Susana era la suavidad; y esta vez no fue la excepción. Su lengua buscaba la mía, se enroscaba en ella con una suavidad húmeda inigualable; nunca, nadie me había besado de esa forma, y me gustaba, me gustaba muchísimo; al mismo tiempo que sus manos ejercían una leve presión en mi cintura logrando el contacto de cuerpos perfecto.
El otro detalle que hizo que mis ganas fueran de 0 a 100 en cuestión de segundos, era sentir los senos de otra mujer encima de los míos. Nunca había pensado siquiera en esa caricia, y Susana restregaba sus senos contra los míos de una manera deliciosa. Debo decir que Susana tenía unos senos muy bien formados, no muy grandes ni pequeños, pero muy firmes; con unos pezones que en ese momento estaban realmente duros, y que en el roce de cuerpos chocaban con mis pezones que no se quedaban atrás en cuanto a excitación se refiere; y cada choque enviaba oleadas de placer a mi vagina.
Hasta ese momento, yo ni siquiera había tocado a Susana por propia iniciativa; pero en un momento dado, me di cuenta que también mis manos estaban en su cintura; y en el instante siguiente, bajaban y subían a sus nalgas y cada vez bajaban mas.
Había mencionado que Susana tenía un bonito trasero?. Ahora creo que puedo admitir, que cuando hice esa afirmación, pensé que lo hacía, por admiración, o talvez por algo de envidia; sin embargo, ahora casi estoy segura que lo hacía con deseo. No puedo explicar, mi obsesión con ese duro trasero; pues a lo largo del resto de la noche, lo tenía clavado en la mente y no perdía ocasión de tocarlo, besarlo, acariciarlo...
Mientras me besaba, fue empujándome hacia atrás, hasta que sentí la cama y me senté; me recostó boca arriba y ella se me vino encima, continuó besándome los labios, el rostro y bajó por mi cuello; lamiendo, besando, mordiendo. Fue bajando hasta que se encontró con lo que yo deseaba: mis senos.
Me enloqueció nuevamente con esa forma de besar mis senos, que delicia; aún ahora recordando esos momentos, siento un cosquilleo entre mis piernas. Pero el caso es que en esta ocasión no se detuvo allí por mucho tiempo; sino que continuó bajando y yo no pude evitar una rara sensación al adivinar sus intenciones.
Cuando llegó a mi monte de Venus, abrí instintivamente mis piernas; aunque me sentía muy húmeda por el semen de Carlos, no me importaba, quería sentir su lengua en mi vulva; y tal parece que a ella tampoco le importaba, pues empezó a asearme con su lengua; me pasaba su lengua por las partes en que se me había derramado y esto incluía mis vellos, mis muslos, e incluso entre mis nalgas; y nuevamente lo hacía con una suavidad extraordinaria y enloquecedora. A parte del morbo que me provocaba sentir como me pasaba la lengua por mi cuerpo me excitaba tremendamente la espera de sentirla hurgando entre mis labios vaginales; pero la muy malvada me hizo esperar, y cuando por fin decidió dedicarle atención a mi ansiosa caverna, empezó solamente con un breve roce en la entrada, para poco a poco ir profundizando la caricia.
Podía sentir claramente como me iba taladrando con una sensualidad que me hizo gritar de excitación, era como una leve penetración que no decidía a realizarse. Cuando su lengua se abrió paso entre mis pliegues y llegó a mi clítoris, se detuvo allí ejerciendo una leve presión, haciendo que instintivamente yo cierre mis piernas aprisionando su cabeza, como queriendo evitar que escape la causante de ese placer tan grande que estaba que literalmente me estaba matando de gusto.
Empecé a sentir un hormigueo en mis manos, era como si estuviera perdiendo la sensibilidad de las mismas; porque todos mis sentidos abandonaban el resto de mi cuerpo para concentrarse solamente en mi vulva; permitiendo que las sensaciones que percibía a través de ella se multiplicaran por mil, haciéndome estallar en un orgasmo como nunca había sentido, un orgasmo permanente que duraba y duraba y no parecía que iba a terminar; algo que pensé era la perfección misma del placer.
Aunque creo que a partir de ese instante mis facultados mentales dejaron de funcionar de una manera racional, de alguna manera creo que puedo narrar lo que Susana seguía haciéndome, un poco recordando, y un poco adivinando. Lo siguiente que recuerdo era que sentía su lengua enroscándose como una serpiente en mi clítoris, otras veces sentía una especie de mordisco con sus labios, y otras más una succión pues me lo chupaba; manteniéndome como decía en un orgasmo permanente que parecía no tener fin.
Lo que sí recuerdo plenamente era que sin dejar de darme semejante mamada, sentí que me introducía dos dedos en mi inundada vagina, y empezó un mete y saca rítmico con su mano, que complementó de una forma gloriosa las oleadas de placer que mi cuerpo iba recibiendo; hasta que de pronto me sucedió lo increíble.
Estando yo, tocando el cielo, empecé a sentir una sensación como cuando se tiene necesidad de orinar; lo cual me parecía imposible por la situación en la que me encontraba; no era lógico que una necesidad biológica como esa, imponga sus sensaciones sobre las del enorme placer que estaba sintiendo. Sin embargo, en el estado en que estaba, la verdad me importaba un soberano cacahuate esa sensación. Hasta que sucedió.
Exploté en lo que aparentemente era el verdadero orgasmo y expulsé por la vagina una cantidad de líquido impresionante, con la que literalmente bañé a mi adorable amante. Había leído en alguna revista sobre la eyaculación femenina, pero dado que nunca me había sucedido a mí, pensé que era alguna exageración erótica sensacionalista de esas que abundan. Pero no queridos lectores, eso es real, y desde esa memorable fecha soy una de las pocas afortunadas mujeres capaces de obtenerla.
Susana, continuó lamiendo, nuevamente se puso en la tarea de limpiarme con su lengua, esta vez mis propios jugos. Yo seguí recostada, agotada después de semejante desgaste de energía. Sentí que se incorporó y subiéndose encima mío me dio un suave beso en los labios, permitiéndome sentir en su boca el sabor de mis propios jugos.
Cuando se separó me miró a los ojos, y pronunció las palabras que tanto temía y a la vez ansiaba escuchar:
Eres sensacional bonita!!, pero ahora te toca a ti........!
Y acto seguido, sin darme tiempo a que yo responda, se sentó sobre mi cara, y puso su vulva a la altura de mis labios. Estaba muy bien depilada, apenas se había dejado una línea de vellos sobre su Monte de Venus, haciendo mas fácil y deliciosa mi tarea. Recuerden que cuando estuve fantaseando, al inicio de esta historia, pensé en forma repugnante sobre besar a otra chica en sus zonas íntimas; pues déjenme decirles que no sabía lo que decía. Apenas Susana aterrizó sobre mi boca, pude percibir su olor, que era un poco mas salino que el que había probado de mi misma; pero definitivamente era delicioso; además me sorprendió mucho la suavidad del contacto de sus labios vaginales con mi lengua, era como una seda aromatizada, como una rosa abierta esperando ser acariciada.
Ella estaba ya completamente húmeda por la excitación que mis reacciones le habían provocado; y tratando de aplicar la magistral clase que ella me había dado, fui pasando mi lengua por los alrededores de su vagina, sin lanzarme de lleno a ella, como normalmente hacen los hombres.
Luego empecé a dar lengüetazos largos empezando en la parte posterior de sus labios vaginales y avanzando camino a donde se ocultaba su clítoris; primero de una forma muy superficial, para ir aplicando presión poco a poco. Sus gemidos empezaron a intensificarse a medida que yo iba avanzando; sentí como mi lengua iba siendo gratificada cada vez que pasaba por la entrada de su gruta, con deliciosas gotas de líquidos que ella iba dejando caer.
Con mis manos sujeté sus portentosas nalgas (no sé porqué me gustan tanto), y masajeándolas iba haciendo que ella mantenga el ritmo de mis caricias. La experiencia realmente me estaba gustando muchísimo mas de lo que yo había supuesto; y para ese momento había ya perdido todo recelo o temor, y me sentía completamente desinhibida.
Debido a que yo había colocado mis manos bajo sus nalgas, estas estaban muy abiertas, y me atreví a empezar uno de los viajes de mi lengua aún mas atrás, de tal forma que mi lengua rozó su ano. Ella dio un pequeño gritito de placer, por lo que continué haciéndolo y al hacerlo sentí como mi propia vagina empezaba nuevamente a humedecerse.
Cuando por fin hice contacto con su clítoris lanzó un verdadero grito y se sujetó a mi cabellera jalándome para que mantenga la presión sobre ese punto; y después de unos momentos sentí como sus jugos resbalaban por mi cuello en una forma escandalosa; luego me enteré que para Susana era muy sencillo lograr eyacular.
Creo que ella pensó que con eso yo tenía; pero yo me había encendido nuevamente, así que cuando se levantó de mi cara, me incorporé, pero hice que se ponga en cuatro; y pude entonces contemplar ese precioso trasero, el mismo que sujeté con ambas manos, antes de empezar a darle lengua a ese hermoso orificio. Al principio solo estuve lamiéndolo, pero luego endureciendo mi lengua como un pequeño pene, empecé a introducirlo en su ano con resultados extraordinarios; por la reacción de Susana, pude darme cuenta que le encantó, pues empezó a gemir como una posesa.
Imitando sus enseñanzas, sin dejar de darle lengua, introduje uno de mis dedos en su vagina, e iba dándole una doble penetración simultánea. Me gritaba que no pare, que continúe haciéndolo, hasta que con verdadero alarido, me lanzó un chisporroteo de jugos que yo me apresuré a tratar de atrapar con mi boca y luego a limpiarla, tal como ella había hecho conmigo.
Ella quedó también agotada, pero ahora el problema era que yo me había encendido nuevamente de una forma increíble; increíble, porque yo jamás había disfrutado de más de un orgasmo por sesión, y menos de los niveles acabo de describír. Por eso me sorprendían las reacciones de mi propio cuerpo. Así que me dejé caer junto a Susana y empecé a darme dedo a mi misma, tratando de calmar ese ardor que me había transmitido.
Ella, mientras descansaba un momento, me miraba divertida; pero luego se acercó a mi y sin tocarme, empezó a besarme con su lengua; limpiando de mi boca el resto de sus jugos. El simple contacto de su lengua en la mía hizo que sienta nuevamente el umbral de otro tremendo orgasmo; por lo que suplicante, le miré a los ojos, y ofreciéndole mis senos, musité un: - Ppor favvvor........
Ella me dio una linda sonrisa, se inclinó y empezó a hacer con mis senos, las maravillas que nunca nadie mas ha logrado conmigo. No tardé mucho en empezar a gritar nuevamente como una condenada, y aunque esta vez no logré eyacular, la intensidad de este orgasmo también fue tremenda.
Cuando me calmé y pude al fin abrir los ojos, encontré a Susana muy cerca de mí, mirándome con una dulzura que nunca imaginé encontrar en otra chica. Yo solamente pude devolverle la mirada con algo de curiosidad y mucho agradecimiento por esa experiencia; fue un momento realmente mágico. Hasta que ella rompió el silencio:
Hoy hice realidad una fantasía que he tenido desde que te conocí !!!!!!
Qué dices? pregunté sorprendida.
Sí... lo que escuchas. Cuando nos conocimos en la Universidad siempre me gustaste y mucho. Me masturbé muchas veces pensando en ti. Pero como sabía que solamente te gustaban los chicos, jamás imaginé que algo como lo de esta noche podría pasar.
Me dejas muda.... contesté Yo nunca me imaginé que tu eras lesbiana, y menos que yo te atraía.
Se rió con una risa clara....
Bueno, aclaremos algo, yo no soy lesbiana sino bisexual, pues aunque me encantan las chicas; siempre me ha gustado también disponer de una buena verga. Aunque hay veces que una sufre "ciertas decepciones".
Y al decir esto, dirigió la mirada hacia la silla que estaba al extremo de la habitación, donde Carlos (de quien hasta me había olvidado, je), trataba de masturbarse acariciándose su alicaído pene; supongo que el tremendo espectáculo que le dimos Susana y yo le puso las neuronas a 100 por hora, pero obviamente su cuerpo no le respondía.
Susana, dirigiendo nuevamente su atención hacia mí, me dijo:
- Verdad que repetiremos esta noche??- Y lo dijo con una especie de súplica en los ojos.
Y yo la verdad no supe responderle. Me levanté despacio sintiendo su intensa mirada sobre mi, recogí mi ropa y me refugié en el baño, donde me asee y me vestí. Mientras lo hacía, mi mente volvió a revivir todos los prejuicios que me habían sido inculcados, y empezaba a sentirme sucia. Como era posible que yo haya hecho algo así?.... Había hecho el amor con otra mujer...... Me sentía como una depravada de la peor especie. Ni siquiera el recuerdo del intenso placer que había disfrutado, podía apaciguar el enorme sentimiento de culpa que tenía.
Cuando salí, no pude mirar a los ojos ni a Carlos y menos a Susana; me sentía estúpidamente avergonzada, y traté de alcanzar la puerta para irme. Pero Susana me sujetó y me dijo:
No te vayas así !!!!, no entiendo porque te sientes mal; esto no tiene nada de malo....
La miré y nuevamente me encontré con esos hermosos ojos suplicantes; pero otra vez no supe que decir, por lo que solo mencioné:
Tengo que irme.... Bye.
Y antes de que Susana tenga ocasión de detenerme, salí del cuarto donde había pasado la experiencia mas grandiosa de mi vida sexual....