Probando a otros. Parte 3 -Final

En medio de mi calentura llegué a pensar: “Si soy una puta. Aquí estoy con el novio de mi hermana, queriéndomelo coger. ¿Quién haría eso? Una puta”

Me senté en el sillón donde momentos antes habían estado sentados mi hermana y el chavo. Miré la tele, pero estaba distraída. Andar caliente sacaba lo peor de mí. No pensaba en otra cosa, solo en tener una verga.

Me imaginé a mi hermana y a su amigo. Por como los encontré sin duda estaban fajando. “¿Mi hermana estaría arriba de él? ¿Cómo se estaría moviendo? o ¿Solo se estaban besando? Quizá estaban sentados, uno al lado del otro, besándose. El chavo le estaría agarrando las piernas, las nalgas, mientras que mi hermana le estaba agarrando la verga. Mi hermana tan chica ¿ya conoce estas cosas?” . Me calenté mucho.

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Tomé mi celular, vi que eran casi las 2pm. Escribí:

“Amor, ven. Te necesito tanto. Necesito esa verga tuya dentro de mí. Quiero que me cojas, ven rápido.”

Vi el mensaje y me espanté. Y al mismo tiempo me encantó. Las palabras me habían salido solas, y fueron sinceras. Y sabía que a mi novio le encantaban. Se lo envié.

Mientras esperaba la respuesta, necesitaba calmar mi calentura. Con mi hermana y su amigo allí, iba a ser difícil masturbarme.

-July. –Me dijo mi hermana. – ¿Estás ahí? –Y me movió.

Reaccioné.

-Sí, ¿qué pasa? –Dije, asustada.

-Tengo rato hablándote. –Me dijo. –Vamos a ir  la tienda a  comprar unas cosas para el trabajo que estamos haciendo. Ahorita venimos.

Vi mi oportunidad.

-Sí, está bien. –Le dije. Se notaba felicidad en mi voz.

Llegó el mensaje de Rafa:

“Que rico mensaje amor. Yo también deseo tanto cogerte. Mamarte tú panochita, que me mames mi verga. En unos 40 minutos llego.”, me puse aun más feliz.

Salieron y vi por la ventana que se fueron caminando. El amigo ya no traía la erección. Corrí rápido a buscar el cepillo, luego regresé a la ventana. Me iba a masturbar en la ventana para vigilar. Mi corazón latía muy de prisa. Metí el cepillo en mi boca para lubricarlo, aunque con lo mojada que andaba, no iba a ser necesario.

Guié mis manos debajo de mi falda. Me asusté muchísimo. No traía ropa interior, había dejado mi calzón en la casa de Víctor, en su cuarto. Y ellos entraron y ahí estuvieron. “¿Se habrá dado cuenta Marce? Si se hubiera dado cuenta, ya me habría mandado un mensaje”, pensé. Me tranquilicé. Me calenté de nuevo. La verdad es que no me importaba que Marcela se diera cuenta, estaba caliente y solo deseaba calmar mis ganas.

Me saqué el cepillo de la boca, con mucha saliva. Casi al momento de meterlo en mi panochita, vi que mi tía llegó. Solté una grosería.

Corrí al baño a limpiar el cepillo y a acomodarme un poco.

Me senté en el sillón y actué normal. Entró mi tía.

-Hola Julia. –Saludó

-Hola tía. –Respondí.

-Y, ¿Olga? –Me preguntó por mi hermana.

-Salió a comprar unas cosas con un amigo. Están haciendo tarea. –Señalé la mesa.

-Y ¿Tú no vas a salir con tu novio? … ¿Rafa? Si no me equivoco.

-Sí, Rafa. Va a pasar más tarde por mí. –Le respondí.

-Voy a cambiarme para hacerles de comer. –Dijo y se fue a su cuarto.

Estaba caliente, ansiosa, deseaba tanto masturbarme, coger… pero no se podía, tenía que esperar a Rafa 40 minutos, y luego que me llevara a otro lugar para poder estar tranquilos. Era mucho tiempo.

A los 5 minutos llegó mi hermana.

-Que coraje. No había nada de lo que necesitábamos. –Dijo enojada. –Necesitamos ir hasta “x” tienda y queda lejos para ir caminando. A esperar que llegue mi tía para que nos lleve. Mientras vamos a hacer el resumen que también es mucho. –Le dijo al chavo. –Odio a la maestra.

-Mi tía ya llegó. –Le dije. –Se está cambiando en su cuarto.

-Nos salvó. Ahorita que salga, le diré que nos lleve. –Me dijo mi hermana.

“Otra oportunidad” , pensé.

Salió mi tía.

-Tía, necesito que nos lleves a “x” tienda a comprar unas cosas. –Dijo Olga, mi hermana.

-¿Dónde es? –Preguntó mi tía mientras abría el refrigerador para sacar comida.

Le dijo. Los veía pero no ponía atención. Solo deseaba que ya se fueran para masturbarme.

-Está bien. –Dijo mi tía. –De pasada llegamos a la tienda, voy a comprar algunas cosas para hacerles de comer.

Se quedó callada mi hermana, pensando.

-Bueno, entonces que se quede July con Miguel para que este le avance al resumen. Yo voy sola contigo. Dijo mi hermana. -¿Si, July?

Reaccioné. “No, que también se vaya” , pensé. Pero no podía decir que no.

-Sí, sirve que mientras espero a Rafa le ayudo.

Recogieron sus cosas y se fueron mi tía y mi hermana. Me acerqué a la mesa donde estaba Miguel, el amigo de mi hermana. Recordé que cuando llegué ellos estaban fajando. Mi imaginación empezó a volar. Me calenté.

-Miguel, ¿verdad? –Le pregunté.

-Sí, y tú eres ¿Julia? –Me preguntó.

-Sí, ¿cuántos años tienes? –Empezamos a platicar.

-Voy a cumplir 13 este año.

-Está bien. ¿Eres novio de Olga?

-Si, en la mañana me le declaré y nos hicimos novios.

“Llevan unas horas de novio y si no llego, hubieran cogido” ,pensé.

-Espero que la quieras de verdad y no solo para otra cosa. Los vi cuando llegué. –Le dije.

Vi que se puso rojo.

-Solo… nos… estábamos… besando. –Tartamudeó, con la cabeza agachada.

“Bueno, esta mejor que se haya quedado.” , pensé. “Me voy a divertir un rato.”

-Tu amigo decía otra cosa. –Le dije y puse una mano en su pierna.

No dijo nada.

-Que no te de pena. Es algo normal. –Le dije.

Seguía sin decir nada y con la cabeza agachada.

-Ven. –Lo tomé de la mano y lo guié hasta el sillón. –Siéntate. –Me puse a un lado de él.

Estaba muy nervioso.

-Relájate y dime. ¿Estaban así sentados?

Dudó. Luego dijo:

-Este… si.

-Y ¿Luego?

-Pues… nos besamos. –Tragó saliva.

-Está bien. Eso hacen los novios y más en estos días. –Le dije y le puse una mano en el hombro.

No dijo nada pero parecía más tranquilo.

-¿Y lo iban a hacer? –Le pregunté

Levantó la mirada asustado.

-¿Qué cosa?

-Tranquilo. –Reí. – ¿Que si iban a hacer el amor?

No respondió.

-Es algo natural. –Le dije.

-Sí. –Dijo Miguel. –Pues… -Dudó. Añadió –No estábamos besando y yo le agarraba sus piernas.

-¿Solo las piernas? –Pregunté. Me divertía y a la vez me calentaba. –No te preocupes, de aquí no sale nada.

-La verdad… es que… si lo íbamos a hacer. –Me dijo rápido y tartamudeando.

-Está bien. Y ¿Traían protección?

-Sí. –Metió la mano al pantalón, sacó el condón y me lo mostró.

-Veo que tenían todo preparado. –Le dije. –Y ¿Dónde lo iban a hacer? ¿Aquí en el sillón?

-Sí. –Tragó saliva.

“Mi hermana está siguiendo mis pasos” , pensé.

-Y ¿A quién se le ocurrió hacerlo?

-Le dije… en… la mañana. –Tartamudeaba mucho. –Y… pues… ella aceptó.

-Cuando llegué estaban muy rojos y agitados. ¿Qué estaban haciendo? –Me estaba poniendo muy caliente.

-Ella… Olga… se había… puesto arriba de mí. –Casi gritó.

Me imaginé a mi hermana arriba de Miguel, comiéndoselo a besos, sintiendo la verga de su novio en su panochita. Había regresado toda la calentura a mí. Ya no aguantaba más…

Sin decir nada, lo recargué en el sillón y me subí rápido. Pude sentir su verga ya erecta en mi panochita. Me mojé. Lo besé. Miguel me respondió el beso. Empecé a brincar sobre su verga.

En medio de mi calentura llegué a pensar: “Si soy una puta. Aquí estoy con el novio de mi hermana, queriéndomelo coger. ¿Quién haría eso? Una puta”

Me detuve y lo vi. Le dije:

-Esto que quede entre nosotros. ¿Está bien?

-Sí. -Asintió con la cabeza. -¿Puedo agarrarte las nalgas?

-Claro. De eso se trata. –Nos volvimos a besar.

Recordé que no teníamos mucho tiempo. Me bajé y me puse a un lado de él.

-Bájate el pantalón. –Le ordené.

Se levantó y lo bajó hasta las rodillas. También su ropa interior. Pude ver su verga, no con mucho bello y era chica. Media algunos 10-12 cm. Se volvió a sentar.

-Ponte el condón. –Lo que quería era ya metérmela en la panochita.

Tardó mucho en hacerlo. Mientras lo hacía, yo vigilaba por la ventana que no llegara nadie. No podía.

-Deja lo hago yo. –Le dije.

Le busqué el lado, se lo puse. Le quedaba muy grande, se lo ajusté y empecé a masturbarlo para que se le acomodara mejor. Escuché el sonido de una puerta de un auto abrirse, luego cerrarse. “Es muy rápido para que sean mi tía y Olga” , pensé. Me asomé por la ventana, sin dejar de masturbar al novio de mi hermana, y vi que Rafa venia. Habiamos perdido mucho tiempo hablando.

Escuché el gemido de Miguel, volteé a verlo, luego a su verga y vi que se había venido con la masturbada que le di.

-Que rico. –Me dijo.

Le di un piquito en su boca.

-Vete a limpiar al baño que alguien viene. –Le dije. –Recuerda: nadie se debe enterar de esto. Luego lo repetimos con mas calma.

La calentura hablaba por mí. Miguel asintió y se fue al baño. Tocaron a la puerta. Corrí a abrir. Rafa me vio.

-¿Todavía no te camb…? -No terminó la frase. Lo tomé del brazo y lo jalé hacia dentro. Cerré la puerta y lo dirigí hacia el cuarto de la lavadora. Entramos y cerré la puerta. Rafa no puso ningún pero.

Nos besamos. Rápidamente guié mis manos a su pantalón y le quité el cinto. Le desabroché el pantalón y se lo bajé junto con su ropa interior. Vi como saltó su verga.

Me agaché rápido, me puse de rodillas y me la metí a la boca con mucha desesperación y deseo. Rafa se dio cuenta de la calentura que traía, me tomó de la cabeza y la empujó hacia su verga. La sentía profundo, me ahogaba. Yo quería alejarme pero mi novio me empujaba más, hasta que me soltó y me salí con los ojos llorosos. Lo masturbé mientras tomaba aire para metérmela a la boca de nuevo.

Rafa me tomó de las axilas y me levantó. Me puso de espaldas, y me inclinó. Levantó mi falda.

-Veo que te preparaste. –Me dijo al notar que no traía ropa interior.

-Si ya viste ¿Qué esperas? –Le dije.

De una me la clavó completamente. Puso sus manos en mis pechos y empezó un mete y saca rápido.

“Esto es lo que quería que me hicieras, Víctor” , pensé. Y a los 30 segundos me vino un orgasmo muy intenso. No pude ahogar el grito. Lo solté. Solté mi cuerpo también.

Rafa sacó su verga y me volteó. Vi la mano en su verga y me hizo una seña de que quería que se la mamara. Y así lo hice. Me agaché de nuevo.

-Quita tus manos de mi cabeza. –Le dije.

-Está bien. Pero no te enojes. –Me dijo en tono sarcástico.

Me puse a mamarle la verga. Me la metí toda a la boca y empecé un mete y saca rápido. Así estuve unos 2 minutos. Luego me la saqué y empecé a usar la lengua. La pasé por toda la verga, de arriba-abajo, y me detenía en sus bolas, llenas de bello. Tomaba una con mi boca y me la metía a la boca, se la mamaba con la lengua, lento, con delicadeza, mientras lo masturbaba.

“Esto quería hacerte, Eduardo” , pensé.

-Me vengo. –Me dijo.

Me volvió a levantar y de nuevo me volteó. Me agachó y me la metió de un golpe. Me tomó de los hombros y empujó con mucha fuerza. Empujé mis nalgas hacia Rafa con desesperación. Me gustaba sentirla profunda.

“Así quería estrenarte, Miguel” , pensé.

Me calenté muchísimo, pensando en todas las aventuras que había tenido este 14 de febrero.

A los 20 segundos me llegó un orgasmo que casi hacía que me desmayara.

-Me vengo, me vengo. –Me dijo Rafa.

Sentía como su verga se hinchaba en mi panochita, cada segundo. Hizo que mi orgasmo, que de por sí ya era demasiado intenso, me volviera loca. Grité sin importar que alguien me escuchara.

Se vació dentro de mí. Sentí como su verga se iba poniendo flácida y también como el semen escurría por mis piernas. Nos dimos un beso. Con las manos me limpié como pude el semen. Nos acomodamos y salimos.

Vi que ya había llegado mi hermana y estaba en la mesa con Miguel. Nos vieron pero no dijeron nada.

-¿Dónde está mi tía? –Pregunté asustada.

-Se quedó fuera platicando con la vecina. –Me respondió Olga. –Lo bueno que no entró, sino hubiera escuchado todos tus gritos.

Me morí de la pena. Le había dado un espectáculo a mi hermana. Nadie dijo nada más.

Me metí al baño, me bañé. Me vestí. Estuvimos un rato en la casa viendo películas los 5 (Rafa, Miguel, mi hermana Olga, mi tía y yo). A las 7pm salimos a cenar Rafa y yo. Me dio los regalos que me había comprado. A las 9:00pm regresamos a la casa y nos despedimos.

Mi tía se estaba bañando e iba a salir. Me dijo que cuidara a Olga.

Entré a la habitación, que compartía con Olga.

-Me dijo Miguel que te diera tu número de teléfono para cualquier cosa. –Me dijo mi hermana.

-Está bien.

Me metí entre las sabanas y pensé en todo lo que había pasado en el día; “cogí con Víctor, el novio de mi mejor amiga. Se la mamé a Eduardo, el primo de Víctor. Masturbé a Miguel, el novio de mi hermana y terminé cogiendo con mi novio, y tuve la mejor de las cogidas.”

Me gustaba lo que había hecho y no me arrepentía de nada.