Probando a Harry Potter 3
Harry y Hermione han empezado a follar a diario. Todo cambiará cuando Ginny aparezca una mañana pidiéndole ayuda a Hermione. Al fin y al cabo las amigas deben ayudarse.
Las siguientes mañanas se repite la historia. Ginny sale a correr, yo voy al baño y hacemos el amor Harry y yo. Otras veces Harry viene a mi habitación y lo hacemos en la cama. Todos los días. No sé de dónde saca tanta energía porque cuando llega Ginny también le da lo suyo a ella. Aunque ahora el turno de Ginny ha pasado a media mañana.
El resto del día lo paso leyendo o repasando en la habitación. He perdido un año de curso y quiero volver a terminar. Un año de curso que tendré que pasar con Ginny, en clase juntas, durmiendo juntas…
Aquella mañana esperaba con impaciencia que Ginny saliese a correr como siempre. Ya me estaba tocando por encima de las bragas, esperando oír el sonido de la puerta. Cuando en su lugar veo, que se abre la puerta de mi habitación. ¿Es qué Harry no puede esperar a que se marche Ginny? No sé si estoy más enfadada o excitada.
-Hermione, soy yo- dijo la dulce voz de Ginny sin llegar a entrar- ¿Puedo pasar? Necesito pedirte un favor.
Me quedo helada dentro de la cama. La voz se me seca en la garganta. Por fin consigo respirar hondo y.
-Sí, Ginny, entra.
Observo como entra en camisón su melena pelirroja cae sobre uno de sus pechos, el otro se asoma constantemente por debajo de su camisón, tan escotado y fino que apenas le cubre los senos. Se sienta en mi cama y me mira en silencio.
-Últimamente Harry ya no es tan fogoso como antes. Creo que le pasa algo.-Mi corazón está a mil, ¿Nos ha descubierto tan pronto?- Creo que echa de menos a las chicas muggle. Al fin y al cabo Harry creció como uno de ellos.
“¿Qué, en serio?”
-Entiendo. ¿Y en que puedo ayudarte?-pregunto fingiendo calma.
-Me gustaría que fuésemos al Caldero Chorreante, pero no para ir al callejón Diagón. Esta vez quiero ir al Londres muggle. Quiero comprar algo de ropa del estilo de las chicas muggle y pensé que podrías ayudarme.
-La verdad es que yo también echo de menos ir de compras con una amiga, me encantaría ir contigo Ginny, hasta puede que me compre algo yo.
“No puedo creer que acabe de decir eso”.
-Gracias Hermione, eres una buena amiga.
Se acerca a abrazarme y me da un beso en la mejilla, bueno en realidad se acerca más a la comisura de los labios que a la mejilla. Empiezo a pensar que va a ser un día muy interesante.
Nos vestimos, y después de un breve desayuno nos ponemos delante de la chimenea preparadas para salir. Yo llevo mis vaqueros cortos y una camiseta de tirantes perfecta para esa calurosa mañana de verano. Ginny lleva una blusa de anciana con una falda color marrón a juego. Espero que encontremos una tienda pronto porque lo necesita urgentemente.
No tardamos en llegar al Londres muggle y a sus calles abarrotadas de gente. Incluso en la marea de gente Ginny destaca, en parte porque está buena, pero en ese momento destaca más por su ropa tan horrible. Como todos los magos cuando se intentan disfrazar.
Ginny tiene la boca abierta y mira todo como una niña pequeña en una calle en navidad. Me siento un poco como una hermana mayor, llevándola a descubrir la ciudad. Nos paramos delante de un escaparate lleno de maniquís de chicas jóvenes, es una tienda muy cara del Londres, pero tenemos dinero de sobra sacado de nuestro banco mágico, Gringotts.
Nos dirigimos a la zona juvenil, empiezo a elegir modelos y los voy probando al ponerlos delante de Ginny. Al final tenemos un montón considerable de vestidos. Nos dirigimos a los probadores, que están todos ocupados, así que nos toca esperar fuera.
-Hermione, muchas gracias por hacer esto por mí. Harry es el hombre de mi vida y quiero ser lo mejor para él.
-Me alegra poder ayudarte Ginny.- digo mientras le acaricio la espalda, sintiéndome culpable.
-Al principio es complicado salir con Harry, tantas chicas que quieren un trozo de él, solo por su fama. Tú y yo somos las únicas que le conocen de verdad. De hecho no me extrañaría que Harry se sintiese atraído por ti.
Me pongo roja como un tomate.
-No digas eso Ginny.
-Pero es verdad, estás muy buena. Mira que cintura tienes y menudas tetas. Ya me gustaría tener unas así.
Siento como me sube la temperatura, veo que uno de los probadores se queda vacío y me meto corriendo con mi ropa. Una vez dentro, respiro agitadamente ¿De qué va todo esto? Empiezo a desnudarme y me quedo en bragas dentro del probador. Me estoy mirando en el espejo cuando veo que Ginny abre y entra cargada con sus vestidos.
-Podemos compartirlo, no se queda libre ninguno.
Asiento con la cabeza y veo como cierra la puerta.
-Me ayudas, no se me da bien quitarme esta ropa muggle y aquí no puedo hacerlo con magia.
Una amiga debería ayudar en estas cosas, pienso mientras me pongo delante y empiezo a desabrocharle los botones. Me tiemblan las manos cuando empiezan a asomar los pechos de Ginny, pequeños y firmes por debajo de la blusa, tampoco lleva sujetador. Me sorprendo cundo llevo mis manos a sus pechos y los sujeto, los mido.
-Los tuyos tampoco están mal-añado tras unos segundos de silencio-Tienes un escote precioso.
-¿Tú crees?- contesta sin quitarme las manos de sus tetas. –Porque a mí me gustan más las tuyas.
En ese momento lleva sus manos a mis pechos y los mide como yo. Sólo que ella aprovecha para pellizcarme los pezones ligeramente, estos no tardan en ponerse duros.
-Déjame, me haces cosquillas- Miento, las cosquillas nunca me han calentado tanto el coño. Y desde luego no le aparto las manos.
Sigo desabrochándole la blusa, se la quito y le indico que se gire para que le pueda desabrochar la falda. Le bajo la cremallera y empieza a bajarla, Ginny empieza a doblarse por lo que yo que estoy detrás de ella tengo una vista genial de su culo, redondito y firme. Me fijo en que no lleva bragas. Aprovecho para darle un azote cariñoso. Lo que la hace dar un respingo.
-¡Culona!- añado mientras las dos reímos. Ella se me acerca y me agarra los pechos, yo inconscientemente echo los brazos atrás para ayudarla.
-¡Tetona!
Nos reímos como dos crías, entonces Ginny da un paso al frente y mete uno de sus pies debajo de mí. Sus manos se van a mi culo y me atraen, de tal forma que mi entrepierna se frota con la rodilla de Ginny, que ha levantado ella un poco para que llegue. Nos miramos a los ojos, de repente noto que los cierro y lo siguiente es que tengo la boca abierta y la lengua de Ginny jugando con la mía. Empezamos a enrollarnos, mis manos se pasean por el cuerpo de Ginny y las suyas hacen lo mismo con el mío.
Doy un respingo cuando noto que Ginny lleva su mano a mi coño y empieza a acariciarlo por encima de las bragas. Pues a este juego yo también se jugar. Hago lo mismo y llevo la mano a su sexo. Nuestras respiraciones y manos van al mismo ritmo mientras nos seguimos besando, en la boca, en el cuello. Al final no puedo más y meto un dedo dentro de Ginny, ella emite el primer gemido y hace lo mismo conmigo, sus dedos me abren los labios y entran un poco en mi interior.
Empezamos a hacernos un dedo la una a la otra, cada vez vamos más deprisa, noto los fluidos de Ginny resbalar por mi mano, noto el chapotear de los míos al entrar y salir los dedos de mi mejor amiga. Nos miro en el espejo y la escena hace que me corra. Seguimos pajeándonos, noto como se van tensando los músculos de Ginny y como acelera el ritmo, la muy… me va a matar de gusto, acelera tanto que yo también empiezo a tensarme.
-Ya estoy casi- jadeo.
-Yo también- contesta Ginny, noto que me estoy corriendo, al mismo tiempo noto como su vagina empieza a contraerse en un orgasmo que parece no terminar nunca.
Nos quedamos en silencio, abrazadas. Por fin Ginny lo rompe.
-Creo que deberíamos comprar algo o nos van a mirar mal cuando salgamos.
Nos reímos juntas, nos probamos unos vestidos, yo llevo un vestido rojo muy vaporoso con la espalda al aire. Ginny lleva uno gris con un enorme escote en V y la espalda descubierta. Las dos tenemos la falda con una abertura por donde asoman unas piernas torneadas.
Les quitamos la etiqueta y nos los llevamos puestos. Pagando antes, claro. Salimos a la calle cogidas de la mano, llevando nuestras manos al trasero de la otra. De vez en cuando no podemos aguantar más y nos enrollamos en medio de la gente. Los hombres nos miran, me dan lástima, creen que tienen alguna oportunidad, nosotras ya tenemos los mejores hombres del mundo mágico o muggle.
Le digo a Ginny que esa noche podíamos quedarnos, Ron está viviendo una temporada en el caldero chorreante y me gustaría pasar un tiempo con él. Ella lo entiende, quédate tú también, seguro que tengo tiempo para los dos, añado mientras nos besamos con lengua.
Creo que va a ser una noche muy interesante.