Probador caliente. Yumina. Segunda parte.

Seguimos con Yumina, una malagueña bastante ardiente que estaba probando el sexo en un probador, aunque realmente empezaba a gustar eso de follar en sitios con gente, pero que encima descubriera en un maduro el placer de ser desvirgada por su culo hizo confirmar sus deseos, tenerlo como Corneador.

Nota de autor:

Si quieres saber porque empieza esta historia real, te recomiendo que leas la primera parte, algo suave y de introducción para que sepas realmente todo lo que paso un día de diario, normal y corriente del mes de diciembre del año pasado, a vísperas de las navidades, pero que se hizo en un centro comercial de la provincia de Málaga, en mi país, España. Y ahora, seguimos con lo que paso en el resto de lo que yo llamo “una cita esperada y llena por todos lados”.

Continuamos:

Yo no sé lo que puede sentir la gente cuando está viendo lo que ocurría a escasos centímetros de mi polla, pero yo explico lo que hizo que mi polla pasará de un estado flácido y casi deshinchada a tener de nuevo una dureza, erguida y con ganas de seguir taladrando a Yumina, una mujer que aunque estaba cerca de sus cuarenta y dos años, podría parecer que tenía unos treinta y cinco, por lo bien que se conservaba, por sus ganas de seguir teniendo sexo con ese nuevo corneador que había elegido ella. La cuestión es está. El cornudo, arrodillado en mitad del campo, rodeado por nuestros dos coches, para evitar miradas que no estaban invitadas. Lamiendo los labios y clítoris de su esposa. Metiendo incluso dentro de su coño, uno o dos dedos, para ir sacando todo lo que antes había entrado, es decir, mi leche y los orgasmos de su preciosa y zorra esposa. Tragando ese cóctel blanquecino de leches de ambos. Mientras notaba como Yumina seguía jadeando, ya que su marido parecía que sabía lamerle bien su vagina, tanto fue así que en un momento en que yo ya tenía mi empalmada, me agarro ella con su mano y empezó a realizar la maniobra “zambomba” conocida mundialmente como si le fuera la vida en ello.

Lógicamente uno no es de piedra, y viendo como estaba siendo preparada para una nueva follada pero pensando en que sería algo estúpido hacerlo de nuevo en mitad del campo, me acerque a su cuello, y mordiendo literalmente hice que dejará de mirar a su cornudo como le chupaba y limpiaba nuestros restos de corrida y sus ojos se fijaran casi marcando el próximo objetivo de su cuerpo, mi erección era tan alta que hice que ella solo se quedará hipnotizada por lo que estaba sintiendo en su mano, una potencia sanguínea concentrada en un musculo, mi musculo del sexo, y notando que mientras ella sentía la lengua de su cornudo humillado en sus labios, ella se relamía por volver a tener ese trozo de carne metida en sí, pero yo entonces le dije a ella que ya estaba más pendiente de mí que de su marido:

— A ver zorra, ¿qué te parece si volvemos al centro comercial, a la misma tienda en donde me has hecho esa mamada y te follo el culo mientras el cornudo entretiene a la dependienta con preguntas absurdas que hará que al menos tengamos media hora libre para nosotros en el probador?— Yo estaba pensando en destrozar ese culo tan cerrado que había visto en distintos momentos de la tarde y la verdad sea dicha, saber que podría entrar y hacerle mi famoso “taladro lento” pues incluso me hacía que deseará obligarla a hacerlo, pero en ese momento, el cornudo tuvo que dar su primera respuesta no aceptada por la zorra y por mí.

— Mi mujer es virgen del culo y nunca me ha dejado que se lo folle, además tú tienes un grosor considerablemente grande para ella. — Indico mientras dejaba de lamer el coño de su mujer, que estaba ya más que limpio de nuestros líquidos.

No es que no me guste que los maridos me informen de sus esposas, es más, muchas veces necesito de dicha información para saber los gustos y las necesidades de ellas antes de follarlas, pero en este caso, digamos que tanto Yumina como yo nos pusimos de acuerdo en decir la misma palabra, por eso, cuando le miré con cara de “no me importa para nada lo que dices”, pues hizo que tanto ella como yo, le respondiéramos duramente con:

— Cállate y sigue chupando. — Al mismo tiempo, estaba claro que ambos ya nos habíamos compenetrado bastante, y casi sin reírnos delante de él, pero con una sonrisa maliciosa por parte de los dos, nos besamos mientras el cornudo volvía a su tarea de limpiar el coño de su puta esposa.

Me retiré de la boca de ella, y le dije al cornudo sin dejar de mirar a su hotwife:

— ¿Quién te ha dado permiso para que hables? Tu esposa no te ha dicho nada al respecto y yo no creo que te haya dado la sensación de que digas lo que acabas de indicar, pero ahora que me dices que es virgen de su culo, con más ganas se lo voy a follar. — Le respondí mientras veía como Yumina movía su cabeza en el sentido de afirmación, indicándome que, si quería que la desvirgara su culo, necesitaba incluso sentirse poseída por un verdadero hombre que la supiera sacar lo que su marido y algún que otro hombre intentaron antes de conocerme. Pero le seguí dando órdenes al cornudo.

— Y como me has dicho que es virgen de su culo y ella quiere que se lo abra, antes pasaremos por una farmacia, compraras un bote de gel lubricante anal, que los hay y una compresa o un paquete, que tu esposa te dirá de cuales, sobre todo de las más absorbentes. Te meterás con ella en los aseos de mujeres, le introducirás un dedo suavemente en su culo, untado de lubricante, muy delicadamente para que ella se vaya adaptando a que va a ser penetrada. A continuación, le mete medio bote, y te digo que tiene que ser medio, por dentro de su ano, para que esté lubricado el interior de su esfínter, y luego le pones una compresa o que se la ponga ella, porque le va a ir saliendo liquido de su culo, gesto de que va haciendo efecto, pero no quiero que ella se sienta incomoda mientras volvéis donde yo esté, por eso lo de la compresa. Y cuando ella esté decidida a entrar el en probador, tú le quitaras la compresa y así podré yo disfrutar de esta zorra que ya desea que nos vayamos. — Creo que la manera dura y convencida en que se lo dije, hizo que se levantará y con la cabeza agachada fue ayudando a su esposa a vestirse, para irse de nuevo a sus coches, pero esta vez Yumina se vino conmigo, porque el cerdo de su cornudo, había manchado con su leche el asiento de ella, y no era cuestión de ir con una mancha blanca en su falda.

Por eso, cuando nos subimos en mi coche y fuimos detrás del cornudo en su vehículo, Yumina no paraba de masajear mi polla mientras iba conduciendo, creo que deseaba que yo estuviera empalmado todo el trayecto hasta el centro comercial, pero en mi caso no es que fuera un problema, al contrario, me gusta que me toquen para saber que eso es producido por ella, por eso, en cuanto aparcamos los dos coches en el aparcamiento, pegados como quien dice, y nos bajamos de ellos, me acerque al cornudo, mientras su esposa estaba abrazada a mi cuerpo y le dije:

— Ahora te vas con tu mujer a la farmacia y luego a los aseos. Compráis el gel y las compresas. Podéis tardar lo que sea, ya que sé que en la hora que estamos (mire mi móvil y ponía las diecinueve: veinte de la tarde) y en cuanto estéis listos, me hacéis una llamada perdida para deciros en que tienda voy a estar, porque está claro que no lo haremos en la misma, no es cuestión de dar posibles pensamientos de que hacemos, por tanto, buscaré otra. Y ten en cuenta que el centro comercial cierra a las diez de la noche, así que imagina el tiempo que voy a estar follando el culo de tu mujer y tú lo vas a saber, pero ni lo veras.

En mi país los centros comerciales suelen cerrar a las diez de la noche, pero cuando están en vísperas de fechas como las navidades, incluso cierran un poco más tarde, porque su negocio es vender y cuanto más tarde cierren, más ganancias obtendrán, por eso le hice ver al cornudo que al menos íbamos a estar dos horas metidos en el probador, enculando a su esposa, por lo que tendría que hacer lo posible para entretener a la dependienta de la tienda y que no se acercará por los probadores, porque estaba claro que nos podría pillar e incluso llamar a la seguridad del centro comercial y tener problemas. En estos casos es mejor tener todo controlado antes de tener que dar explicaciones a quien no tiene por qué saber las cosas.

Por eso, en cuanto se fueron, yo necesitaba despejar un poco mi mente, sobre todo, porque seguía con mi bulto dentro de mi pantalón. Y puede parecer incluso raro o alucinante, pero tener una dureza en tu órgano reproductor, que llevaba al menos más de media hora dura como la palanca de cambios de cualquier coche, que necesitaba entrar de nuevo en el cuerpo de Yumina, pues me hacía tener incluso un dolor de testículos que necesitaba que se calmaran y como todos los hombres, o descargas follando o piensas en cualquier cosa que no te haga estar excitado, por eso, mientras que la pareja se iba a la farmacia y hacia lo que yo les había ordenado, yo me fui a una tienda de videojuegos, para no pensar en ella, para no pensar en sexo, y porque también me gusta distraerme, así que, estuve mirando títulos que luego me compraría en enero, con las rebajas, que no da igual pagar por un título, antes de las navidades casi un precio de salida, que pagar después de las navidades, rebajado a la mitad. Por el precio de uno, me llevo dos, o al menos yo pensaba que sería así, pero también es cierto que había en dicha tienda una chica joven que me fije en que estaba muy apetecible, y aunque yo suelo follar con mujeres de la edad de su madre, digamos que también me merezco alguna vez llevarme un bombón joven para disfrutar de su cuerpo, por eso, digamos que haciendo que la espera no fuera tan larga viendo solo títulos, pues me puse a charlar con ella, sobre los productos que tenía y mis gustos y así, poco a poco, se me paso casi la media hora que tardaron en llamarme la pareja. Incluso ni me acordaba de que me tenían que llamar, de lo interesante que era la conversación con esa chica que tendría unos veinte tres años, pero parecía menos.

Vibro mi móvil dentro de mi pantalón y cuando fui a sacarlo, mientras seguía charlando con esta jovencita, pero a la vez mujer muy interesante, pues le hice el gesto de “disculpa, tengo que atender la llamada” pero no deje de hablar con ella. Escuche la voz de Yumina que me decía que ya habían acabado y que deseaba que la rompiera por primera vez su culo. Eso me hizo volver en sí y entonces le dije el nombre de la tienda de ropa que tenía justo enfrente de la tienda de videojuegos en la que yo me encontraba. Me despedí de esa belleza, pero discreta chica y le dije que, si seguía en la tienda para después de las navidades, incluso podría llevarme más títulos de los que me había indicado, pero le indique que solo sería con ella, para que se llevará la comisión, y entonces me dijo que después de las navidades se solía coger unas pequeñas vacaciones, pero para finales del mes de enero, estaría sobre todo por las mañanas, así que quede en volver para esa fecha. Salí de la tienda mientras veía como entraba la pareja que estaba disfrutando de ella. Le indique al cornudo con un gesto de mi mano, que se fuera primero con su esposa a elegir la ropa que ella quisiera probarse en el probador, y que le regalaría a ella por navidades, mientras yo hacía que escogía un par de prendas para probarme en el probador.

Yumina se quedó mirando, pero sabía que realmente estaba muy excitada, porque iba a entrar en un probador de ropa, porque le iba a desvirgar su culo. Esta situación puede parecer normal y que no es para ponerse nerviosa nadie, bueno, pues digamos que yo sabía que ella estaba muy nerviosa. Tenía medio bote de lubricante dentro de su ano, que además le salía un poco cada vez que andaba, por eso, su cornudo marido le había puesto un par de compresas para que no le resbalará tanto gel por sus muslos. Ella estaba además con ganas de ser penetrada por ese hombre que había elegido entre varios y que ya le había dado el placer necesario al menos por ese día, pero sabía que deseaba más, y encima su culo. Un culo cerrado, que solo había entrado un dedo en toda su vida, momentos antes, el de su marido. Los nervios se mezclaban con la excitación y el morbo de hacerlo dentro de un probador de una tienda. Pero si encima aumentamos los nervios de que ella estaba siendo usada por un hombre. Mayor que ella. Con una polla el doble de gorda y dura que la de su marido, que él tenía lo que su naturaleza le había dado. A todo esto, le sumamos que, para sujetar las compresas en su culo, tuvieron que comprar rápidamente unas bragas en una tienda cercana, y con todo ello, solo habían tardado media hora. Los nervios y las prisas son normal que yo me la encontrará con su respiración acelerada y sin apenas saber qué hacer, pero eso se le acabaría en cuanto yo me metí en uno de los probadores y ella me siguió, casi sin saber a dónde se dirigía, pero sabiendo que ese probador le marcaria para toda su vida. Iba a entregar su culo a un hombre que la había follado en el campo momento antes, de una manera tan brutal que incluso la había hecho tener más orgasmos de lo normal para encima acabar siendo chupada por su cornudo. Yumina estaba muy nerviosa.

Note como estaba cuando entro conmigo y se quedó quieta en la pared del probador, mientras yo cerraba la puerta de este probador, que llegaba a ser una puerta normal, de las que no entra nada de luz ni por arriba ni por abajo, vamos, que era un habitáculo cerrado, y eso incluso era mejor para lo que íbamos hacer, para que apenas hubiera ruido y sonidos por nuestra parte, aunque la música que había en los altavoces ayudaba mucho a lo que ella en ese momento empezaría a sentir, pero le dije que se tranquilizará:

— Yumina, cielo (mientras la iba besando y abrazando, para que se le quitará incluso ese temblor de nervios que le empezaba a contagiar todo su cuerpo), necesito que te relajes, porque con nervios no se puede hacer y no vas a disfrutar. Además, quiero que tú desees que te folle, no quiero que sea una obligación, eso solo es para tu cornudo, que parece que le gusta la idea de que te desvirgue. — Le indique mientras la besaba y abrazaba ligeramente, para que se sintiera deseada, pero a la vez protegida. Ella entonces me respondió:

— Si realmente quiero que seas tú el que me lo haga por primera vez, y sé que vas a ser muy cuidadoso, sobre todo por ese gel que le has dicho que me lo meta, que la verdad, lo tengo ahora mismo más mojado que mi propio coño, pero entiéndeme que esté así. La situación. Las ganas. El morbo que sabes meterme. Tu polla (indicando con el dedo índice como la tenía ya de dura) y el grosor, que no sé si me cabra, que lo tengo muy cerrado. En fin, son muchas cosas. Pero si quiero que lo hagas. Necesito que lo hagas y así sentir lo que he visto, oído y leído millones de veces cuando se hace por atrás y quiero que seas tú, nadie más, ni mi marido me lo va a hacer, porque nunca se le hubiera ocurrido lo del lubricante. — Estaba temblando su voz según me iba contando las cosas, hasta que al final ella sola y besándome, me pidió que se lo hiciera, pero que ante todo no fuera brusco.

A ver, seamos sinceros. Una mujer casada con su marido, pasando una tarde de sexo en un centro comercial, con un hombre mayor que ella, en donde le estaba dando todo, hasta su virginidad anal, es para alucinar, pero yo sabía que ella necesitaba tener un corneador que supiera en todo momento tratarla como necesitaba, y en este mismo instante ella necesitaba un hombre que la comprendiera y que no tuviera prisa por follarla, por eso hice que nos besáramos, además así también se le quitarían un poco los nervios.

Para muchas mujeres que lean la historia, pueden pensar que es una tontería tanta delicadeza, pero piensen en la primera vez que les follaron su culo. Supongo que fue maravilloso, ¿pero tuvieron la delicadeza de hacer que no tuvieran ni dolor ni nervios como para desear que las sigan follando siempre por su culo? Bueno, pues yo eso es lo que hice, hacer que se sintiera como si fuera por su coño. Ante todo, tratarla con cariño y que supiera que no iba a realizar nada que no quisiera, por eso en cuanto note que se iba soltando de ese nerviosismo ella sola se agacho y empezó a realizarme una mamada lenta y suave. Se tragaba poco a poco mi polla hasta que incluso se agarró a mi culo para meterse toda dentro. Era una de las mejores caricias bucales que me estaban haciendo desde hacía mucho tiempo, pero yo necesitaba que se relajará más e incluso que empezará a ponerse muy excitada y cachonda, por eso le saque de su boca mi trozo de carne y girando para ella se viera en el espejo del probador, fui metiendo por su coño, lentamente. Jadeaba solo con sentirme, mientras yo notaba como de su culo iba saliendo ese líquido que le había metido su cornudo momento antes. Es más, entre lo lubricada que estaba ella en su coño y lo que salía de su culo, pude incluso empezar a meter un dedo mío sin ningún obstáculo por parte de su esfínter, pero lo hice delicadamente, como entraba en su coño, para que ella sola incluso culeara un poco y deseará que entrará todo. Estuve follando lentamente su coño un buen rato, hasta que la tuve totalmente dura y preparada para entrar en su agujero oscuro, porque no es nada agradable ni para la mujer ni para el hombre, entrar sin toda la dureza necesaria por un musculo, por propia experiencia, y le puse mi capullo en su entrada. Empuje un poco, pero note que le costaba tragar todo el capullo, por lo que volví a entrar en su vagina, ahora empezando a follarla algo más rápido, para que no perdiera la excitación. Incluso empecé a masturbar su clítoris mientras la follaba y mientras con la otra mano metía ahora dos dedos, lentamente. Tenía que ir abriendo ese agujero cerrado y estimularla para que deseara de verdad que la desvirgará.

Cuando ella volvió a gemir y a notar que le gustaba la follada doble, entonces forcé a meter un tercer dedo, indico que mis dedos estaban completamente embadurnados del gel que le salía a Yumina, por tanto, incluso no tenía que ser tan delicado, sobre todo cuando note que ella sola se echaba para atrás para tragarse mis tres dedos. Estuvimos así un largo rato, hasta que comprobé por sus jadeos y porque ella misma me dijo que se la metiera ya, que necesitaba en ese instante ser follada por su macho. Por eso, saque mis dedos con el gel que le seguía saliendo, apunte mi capullo de nuevo a su entrada rectal y entonces fui entrando lentamente, pero sin pararme, sabía que le iba a doler un poco pero cuando note que se erguía un poco, entonces hice lo que no tenía que haber hecho, y fue intentar sacarla, pero ella al notar que iba a salirme, se echó para atrás de un solo golpe y se la tragaba entera. Se levantó de su espalda para pegarse a mí y entonces con mis dedos empecé a masturbarla su clítoris, muy hinchado y no paré hasta que Yumina empezó sola a culearme, lentamente pero no paro, es decir, le estaba gustando esa mezcla de dolor en su culo mientras la estaba masturbando rápidamente en su coño.

Me paré yo de empezar a follarle su culo, lo hacia todo ella, al principio, lógico, pero cuando ya noté que incluso me miraba a través del espejo con cara de deseo y sonriendo, entonces me sujeté a sus caderas y empecé a follarla sin parar, pero lentamente. Ella a veces se tocaba sus pezones, estirándolos, otras veces solo se tocaba las tetas, en algunas ocasiones se masturbaba su coño, introduciéndose algún dedo, y frotando su botón, hasta que ya no pudo aguantar mucho y fue cuando tuvo uno de sus increíbles orgasmos, notando yo en mi polla como me presionaba toda, por las contracciones de su culo producido por la explosión dentro de su coño, pero yo seguía follando ese culo virgen y más que mojado. Deseaba llenarla de leche, que es lo mejor cuando se desvirga un culo, por eso, cuando noté que ya se estaba recuperando de su orgasmo, aceleré mis movimientos y entonces, en menos de lo que yo creía que iba a suceder, ella volvió a tener otro orgasmo, creo incluso que encadeno unos cuantos, hasta que, con tanta fricción, con tanto deseo, con tantas embestidas por mi parte en su culo, y con todo lo que llevábamos de antes hecho, le empecé a llenar su culo de mi leche. Aceleré tanto, que sé que ella, mi nueva zorra hotwife se volvía a correr mientras sentía mi leche caliente entrar dentro de ella, haciendo una mezcla con el gel que aún tenía dentro, pero no saque mi polla de su culo. Quería que sintiera mis espasmos dentro de su culo.

A todo esto, el cornudo no sabía nada de lo que había ocurrido en el interior del probador, por lo que le dije a Yumina que lo llamará para que le dijera que entrará a ver cómo le sacaba yo la polla de su culo recién estrenado, pero apenas podía ella encontrar el móvil dentro de su bolso, y sin despegarnos, me dijo susurrando y con la respiración acelerada:

— Mejor que no sepa nada ni lo vea, luego yo le cuento como mi macho me ha desvirgado mi culo y puede incluso que le guste tanto que tenga que hacerle una mamada para compensar su excitación.

Respete la decisión de Yumina, total, era ella la que estaba disfrutando de su primera follada en un probador de una tienda, de su primera follada anal y por supuesto, de tener a un hombre que la había tratado de tal manera que no le doliera apenas su culo, porque, aunque no se crea, el gel hace que luego el culo no sienta dolor, como si se hiciera sin nada. Sobre todo, las primeras veces de estrenar un culo con una follada. Por eso, preferí dejar que ella sola se fuera despegando de mí. Que notará como le salía mi leche de su culo, ardiendo que tenía por dentro, por lo que le había metido y, sobre todo, porque sabía que deseaba gozar de mi presencia en aquel habitáculo tan pequeño, pero tan caliente como estaba siendo.

Nota de autor:  En la Tercera parte seguiremos hablando de esta mujer, hotwife y, sobre todo, malagueña caliente.