Pro bono

"(...) deje que ella gozara, lleve a un ritmo lento mi penetración, ella mostraba signos claros de que lo estaba gozando al máximo, pues su respiración, sudoración y movimientos la delataban, por momentos me miraba fijamente y con respiración entrecortada me pedía que siguiera (...)"

PRO BONO

Ahí estaba yo, escuchándole, tratando de solo poner atención a lo sustancial para no perder el hilo de su conversación; esporádicamente asentía con la cabeza o exclamaba un pequeño y casi inaudible “si”, solo para que ella viera que mi atención aún estaba con ella; por momentos cuando ella seguía hablando y bajaba su mirada a su regazo yo distendía la mirada y la perdía en cualquier punto de la pared de enfrente.

No, no era desinterés, mi día había sido pesado, no me excuso, pero la vida del abogado litigante es estresante, se lucha a diario a contracorriente por intereses que no son los propios, así que después de haber escuchado a Doña Teresa por más de tres cuartos de hora, lo único que había merecido mi atención lo habían sido los primeros diez minutos, ahí supe lo que me interesaba para trabajar su asunto, lo demás, solo era un desahogo para ella; si, una verdad más: las más de las veces nosotros los abogados ponemos a prueba la paciencia, pues la gente ante su problema te expone no solo sus dudas, sino también necesita desahogar sus temores que generalmente poco tienen que ver con lo legal; así que ahí estaba yo, escuchándole, esperando el momento oportuno para tratar de acortar la conversación.

Ya había recorrido visualmente todo mi despacho, mi pierna comenzaba a cansarse pues bajo el escritorio sin ser vista la movía de un lado a otro, fue cuando ella volvía al principio de su conversación, cuando ella quería nuevamente contarme los hechos en los que desgraciadamente su hijo había sido detenido, cuando decidí interrumpirla, no pensaba escucharla por otros diez minutos más, tosí un poco para llamar su atención y mientras lo hacía me volví a acomodar en el sillón, ella entendió e hizo una pausa, aproveche para tranquilizarle y decirle que su asunto ahora dependía de mí y que a ella solo le restaba tranquilizarse, y que la mantendría informada. Mientras se despedía me decía que era una lástima que su nuera no hubiera llegado a tiempo para escuchar lo que legalmente se realizaría en el asunto de su hijo, le dije que ya habría oportunidad de platicar con ella de eso, que en lo posible ella le comentara, se despidió y salió de mi despacho.

Eran ya casi las nueve de la noche, decidí prepararme para partir, tome el auricular del conmutador y le dije a mi secretaria que podía retirarse, yo cerraría; comencé a preparar todo para irme cuando mi secretaria me interrumpió:

-              Licenciado, está aquí la señora Ana, la nuera de la señora Teresa, ¿aún puede recibirla?

-              Esta bien, que suba; y no te preocupes, puedes retirarte Sandy.

Me volví a acomodar en mi sillón, cuando tocaron a la puerta de mi oficina:

-              Adelante -le dije-

-              Buenas noches señora Ana, gusto en conocerla –continué diciéndole-

Era una mujer joven, entre veinticinco y veintiocho años, de rostro triste –quizá por la situación de su esposo en prisión- de rostro agradable, tez morena, sus ojos eran redondos y de color miel, y lo que más llamó mi atención fue sin duda el embarazo que delataba su vientre abultado casi a término y por ende lo voluptuoso de su senos que eran espectaculares, quizá un 38 D, lo que contrastaba con la delgadez general de su cuerpo, no así de su vientre, me levante y caballerosamente le coloque la silla en una mesa de trabajo cerca de mi escritorio, yo me senté al otro extremo de la mesa redonda frente a ella; comencé a platicarle lo que minutos antes había platicado con su suegra y la estrategia legal a aplicarse en el asunto de su esposo, mientras lo hacía y cada que ella desviaba la mirada yo aprovechaba para verla a detalle; llevaba una blusa de cuello alto color café claro, pero sus hombros estaban al descubierto, un poco ceñida a su cuerpo por el embarazo; también llevaba un pantalón de mezclilla que me llamo la atención ya que éste era a la cadera, algo moderno pues el pantalón aparentaba llevar un cinturón grueso que en realidad era una banda elástica, seguramente cómodo por su embarazo; termine de comentarle lo que legalmente procedería en el asunto de su esposo, y le pregunte si tenía dudas, ella me dijo que no, pero quería saber cuánto tiempo duraría aproximadamente su marido en prisión, iba a explicarle que eso no dependía directamente de mi sino de lapsos marcados en la ley, cuando observe que de su seno derecho a la altura de su pezón, comenzó a humedecerse su blusa, primero una pequeña mancha húmeda, pero rápidamente crecía.

No quise ser muy directo, así que solo atine disculparme y decirle que revisara su blusa, al tiempo que le decía eso, me levante, ella se observó y rápidamente se cubrió con su mano, le dije que si gustaba podía pasar al sanitario y le indique donde estaba, no perdió tiempo y entró mientras se disculpaba, le dije que no tenía importancia, pero lo cierto era que mientras ella estaba en el sanitario, no podía dejar de pensar en esos voluptuosos senos y como sería el ver emanar de ellos la leche materna y lo excitante que sería probarlos, eso me erotizó y de inmediato hizo abultar la entrepierna de mi pantalón por la erección de mi pene.

Mientras ella seguía dentro del sanitario yo elucubraba fantasías; pero pasaron unos minutos y ella no salía, decidí esperar, quizá no tenía con que cubrir la mancha de humedad y pensaba esperar a que secara un poco; esperé. Ya habían transcurrido más de quince minutos cuando escuche un sollozo del interior del sanitario, así que me preocupe y toque a la puerta preguntando si todo estaba bien, ella solo dijo que si, pero aún continuaba escuchando el sollozo, no sabía qué hacer, esperar parecía la única opción mientras ella respondiera que se encontraba bien, y eso hice, sin embargo, pasaron otros diez minutos y ella no parecía tener intención de salir, así que nuevamente toque a su puerta, esta vez ella contesto con un tono de voz desquebrajado:

-              lo siento, enseguida salgo.

En cuanto se abrió la puerta, note que ella no se encontraba bien, su rostro estaba pálido y parecía que se había mojado la frente, me acerque a ella y le ofrecí ayuda, acerque una silla y le pedí se recostara, ella tomo asiento y de inmediato note que el pezón de su seno derecho seguía emanando leche que acrecentaba la mancha en su blusa, tome el teléfono para marcar el número de emergencias, cuando ella me pidió que no lo hiciera, que ya estaba pasando, ante su seguridad colgué, me dirigí al baño y tome la toalla, se la ofrecí y ella la tomo y comenzó a limpiar el sudor de su frente, enseguida comenzó a excusarse que todo se debía a un fuerte dolor que había sentido, le dije que no importaba que se recostara y se repusiera, apenas le dije eso, en su rostro se dibujó una mueca de dolor, de inmediato ella se llevó las manos al pecho, imagine que había vuelto el dolor, solo que no sabía que lo provocaba, por mi mente paso la idea de un infarto, de un aborto espontáneo, así que le pedí me dijera en que podía ayudarle, ella me dijo que ya le pasaría, que solo necesitaba tiempo, di un paso hacia atrás y me limite a observarle,

Era evidente que tenía un fuerte dolor en su seno, era un tanto confuso el que hacer frente a ella, por un lado quería mantenerme al tanto de su situación, pero por otro era evidente que ella deseaba aliviar su dolor y quizá ello requeriría un poco de privacidad, lo cual resultaba difícil dada la situación que prevalecía, fue entonces cuando ella hizo una mueca de dolor y se sujetó con ambas manos sus senos mientras daba un quejido largo que a todas luces trataba de ahogar buscando un disimulo, sentí que era demasiado y le dije que llamaría una ambulancia para que la llevara a un hospital, pero ella nuevamente me pidió no lo hiciera, me dijo que ya pasaría, que solo era cuestión de minutos, así que nuevamente le hice caso y espere de pie a su lado, ella entonces comenzó a decirme que ya estaba pasando, lo que no creía del todo pues su frente mostraba gotas de sudor que muy seguramente eran a causa del dolor, pero con un tono más calmado me comenzó a explicar que esos dolores eran cada vez más intensos porque ya estaba punto de dar a luz y había comenzado a producir demasiada leche aun antes de que su bebe naciera, y que cada vez eran más frecuentes los accidentes en su ropa y los dolores por la acumulación de leche, ante esa explicación, no pude retirar la vista de sus senos y observarlos a detalle; estando de pie a su lado derecho, la vista que tenia de ellos era perfecta, pude apreciar lo rebosantes que se veían, era un crecimiento descomunal, ante ello mi erección regreso que minutos atrás había desaparecido por los quejidos de dolor de ella.

Pasaron tres o cuatro minutos sin que dijéramos nada, yo solo me limitaba a verle y ella se limitaba a cubrir con la palma de sus manos sus senos a la altura del pezón, pues era evidente que de ambos ya estaba emanando leche, de momento se volvió a mí y se disculpó, justo en ese momento estaba viendo sus senos y sentí me había atrapado viendo sus hermosos senos, un tanto avergonzado, solo le dije mostrando una falsa normalidad, que era algo natural y que no se preocupara que esperáramos a que se sintiera mejor, ella solo asintió; yo por continuar la plática le comente que era mejor se atendiera con su médico a fin de que no surgiera un problema a futuro, sin embargo ella me dijo que no era muy problemático, que esa situación la resolvía ella en casa con un tiraleche, pero que ese día había salido desde temprano de casa y lo había olvidado llevarlo con ella, y que a pesar de que en ese momento llevaba puesto un protector en cada seno, no era suficiente para retener la cantidad de leche que tenía, y fue entonces cuando ese comentario me hizo entender que la cantidad de leche que ella tenía en sus senos debía ser intensa al grado de que los protectores no le protegieran. Le dije entonces que si quería iría a la farmacia que se encontraba pasando la calle del edificio, para comprarle unos protectores, pero ella con una mueca de dolor me dijo que el problema no eran los protectores sino la cantidad de leche, que mejor le comprara un tiraleche, así que rápidamente fui, pero apenas me disponía a salir del edificio, note que dicha farmacia estaba cerrada, así que regrese a mi oficina y al abrir la puerta para ingresar a mi despacho, la encontré jadeante en el sillón de la sala de espera, se había recostado en un intento por mitigar el dolor, su rostro denotaba desesperación, me acerque y le explique que estaba cerrada la farmacia, que mejor la llevara a un médico, y entonces su rostro dibujo una mueca aún más intensa de dolor y comenzó a llorar, primero tratando de ahogar el llanto, pero después su llanto y quejido subieron de intensidad, yo no sabía que hacer más que repetirle una y otra vez ¡¡tranquilícese, tranquilícese!!, después de 3 minutos de llanto desbordado comenzó a disminuir su llanto, aproveche entonces para decirle que algo teníamos que hacer que no podía aguantarse más, que tenía que ir a un médico, ella sin mirarme me dijo que la ayudara a ir al baño que intentaría liberar un poco de presión, así lo hice, le ayude a ponerse en pie, sin embargo, apenas intentaba moverse, el dolor se hacía más evidente y no le permitía gran movimiento, así que al ver que no lograríamos que llegara al baño, ella nuevamente sentada sobre el sillón, casi recostada, con una mirada de auténtica rendición me dijo que tendría que hacerlo ahí mismo, yo sin atinar a que se refería le dije que no había problema, aun cuando no entendía que era lo que implicaba, entonces ella me miró fijamente y hubo un silencio, no sabía qué hacer, así que sin más, ella bajo su mirada y comenzó a subir su blusa de su vientre hacia su cuello, yo no sabía que haría, pero me quede estático, admirando lo que poco a poco descubría, primero su vientre redondo, para luego dejar ver una especie de bra o top deportivo de tela delgada de licra color beige, que apenas si podía contener aquellas tetas que en verdad le sobrepasaban, yo seguía de pie, ella no me miraba, una vez que subió su blusa, la sujeto con su barbilla y su mano izquierda la metió entre sus dos tetas levantando su teta derecha y al mismo tiempo con su mano derecha jaló hacia abajo el top facilitando descubrir esa teta; fue espectacular, aquella teta rebosante, mostraba un pezón erecto que para mí era de un tamaño ideal, la aureola de su pezón no era tan grande y eso hacía ver a su pezón más altivo, más deseable, justo en ese momento, sentí el disparo de adrenalina en mi cuerpo y nuevamente mi pene se erectó.

Sin mas, ella sujeto su teta con ambas manos y trató de amasarla, pero de inmediato la soltó y se quejo con un pequeño quejido, fue entonces cuando me arrodille y acerque a ella, y sin decir palabra alguna ella me miro solicitando ayuda y sostuvimos la mirada mutuamente, yo tenía en mente la idea de ayudarla pero al mismo tiempo el deseo me inundaba, así que sin más, me acerque lentamente a ella y tome su teta entre mis manos, acerqué mi rostro a su teta, y entreabrí mis labios, sentí la tibieza de su pezón y cerré mis labios al mismo tiempo que cerraba los ojos y comencé a succionar lenta pero firmemente, fue maravilloso, sentí el golpe de su leche salir y de inmediato inundo mi boca, apenas si podía tragar, pues con cada succión un mar de leche tibia y dulzona me llenaba la boca, aquello era verdaderamente sublime, succione dos veces más y trague esa leche, fue entonces que abrí los ojos y pude ver su rostro, su mirada demostraba alivio y agradecimiento, no dijo nada, solo con su mano derecha me toco mi mejilla izquierda y levemente me empujo, retirándome de su teta, pensé por un momento que aquello había terminado, pero sentí un alivio cuando termino de retirar el top que cubría su otra teta y la sujeto lanzándome una mirada de invitación a realizar lo mismo, así lo hice, volví a repetir lo que con su otra teta había hecho y aquello me elevo a un nivel de deseo que nunca antes había sentido, fue entonces que caí en cuenta que mi verga estaba recargada en su pierna izquierda y sin duda alguna ella sentía mi erección, la vi a los ojos sin dejar de succionar su teta y aquel rostro no mostraba ya más dolor, solo dejaba ver satisfacción, así que sin más solté su teta y me hice un poco hacia atrás, solo para permitirle se recostara completamente, yo seguía arrodillado y ella estaba totalmente recostada, así que me prepare a seguir chupando el néctar de aquellas bellas y sensuales tetas, y sin más le sujete con mis dos manos su teta derecha, la amase y dirigí mi rostro hacia ella, pero por la forma en que la amasé, un chisguete de su leche salió disparado hacia mi rostro que choco contra mi nariz y ojo, lo que me hizo retirarme un poco y limpiarme, entonces ella comenzó a reír, yo le seguí y ahí estábamos, riendo en complicidad, no dejamos de mirarnos y comencé a desnudarle, ella solo se dejó hacer, le quite todo la ropa y ella coloco su manos como intentando vanamente cubrir su abultado vientre, le retire sus manos de su vientre dejándole ver que ello no me inquietaba, por el contrario, me excitaba, deje que se recostara nuevamente en el sillón; me puse de pie, y comencé a desnudarme.

Quede completamente desnudo frente a ella, solo nos mirábamos y sonreíamos, parecía una complicidad de años, me acerque a ella y me incline para tocar su cuerpo, pero ella me detuvo, sin decir palabra, ella se sentó nuevamente en el sillón y me atrajo a ella, estando de pie frente a ella, mi verga pulsante y erecta a tope estaba justo frente a su rostro, sonriéndome, con sus manos tibias y frágiles, la sujeto firmemente, colocando una mano en el tronco y su otra mano enseguida, sujetándola, como midiéndola y con un poco de sorpresa en sus ojos, me dijo:

-          Ahora me toca que tú me la des

Entonces llevo a su boca mi miembro, primero beso mi glande, lento, eran más bien pequeños besos que succionaba al final, la verdad es que sus labios se sentían muy frescos en contraste con la temperatura febril de mi miembro excitado, así que cada caricia con su boca era un choque térmico de placer, comenzó entonces a lamer la punta de mi pene, y solo metía el glande a su boca, para después volver a besarlo, succionarlo suavemente y lamer con su lengua, lo cual en verdad estaba disfrutando, pensé por su mirada y la forma en que lo hacía, que no tenía experiencia en el sexo oral, sin embargo, cuando más estaba disfrutando del ciclo que ella realizaba en mi verga, sin decirme nada comenzó a meter mi miembro cada vez más adentro de su boca, lo hacía con sorprendente habilidad, pues inclinaba un poco su rostro, solo para que mi verga se deslizara por el interior de su mejilla una y otra vez hasta el fondo, cambiando incluso de mejilla, era una sensación que si bien ya había experimentado, la forma en que lo hacía, el cuidado con el que trataba mi miembro y sobre todo la temperatura de su boca, me tenía extasiado.

Me abandone al placer que ella con su boca tiernamente me estaba regalando, sin embargo, la posición en la que ella se encontraba y su vientre, le impidieron continuar, ella sacando mi verga de su boca se disculpó, pidiéndome que hiciéramos una pausa, entendí y le pedí se recostara, así lo hizo y entonces nuevamente me deleite con su cuerpo desnudo en reposo, su rostro mostraba no solo una belleza distinta, sino que era increíble la mezcla de sensualidad, inocencia y deseo que mostraba y que me erotizaba, sinceramente no entendí en ese momento que fue lo que de ella me excitó tanto…

Estaba recostada en ese sillón y me hinque ante ella, toque su rostro, su mirada era tan tierna, tan agradecida, que no pude evitarlo y la bese, ella me correspondió y nos fundimos en un beso tan bello e intenso que al recordarlo siento un ligero tremor, mientras nos besábamos, mis manos tocaban su cabello, sus hombros y cuello, después del beso se mostraba jadeante, era evidente que estaba excitada a tope, comencé entonces a tocar sus senos, los recorrí lentamente con las yemas de mis dedos, era placentero tocarla lentamente, sus tetas altivas aún estaban llenas de leche y en cuanto las amase ligeramente de sus pezones brotaba abundante leche, así que lleve mi boca a su pezón derecho  y comencé a amasar esa teta, quería terminar de succionar toda la leche y al mismo tiempo darle placer con mi lengua jugando con su pezón, ella solo gozaba, y con mi mano libre comencé a tocar su vientre y su exigua cintura, hasta su otro seno, amasándolo.

Fue un placer indescriptible el recorrer su cuerpo totalmente desnudo, me coloque entre sus piernas y la penetre lentamente, mi miembro no entraba totalmente, por lo abultado de su vientre, solo entraba ¾ partes, pero ella gozaba mucho solo cuando entraba el glande de mi pene, deje que ella gozara, lleve a un ritmo lento mi penetración, ella mostraba signos claros de que lo estaba gozando al máximo, pues su respiración, sudoración y movimientos la delataban, por momentos me miraba fijamente y con respiración entrecortada me pedía que siguiera, así nos mantuvimos por unos 5 minutos cuando ella comenzó a acelerar su respiración, comenzó a masajear sus tetas cada vez más fuerte y chorros de leche materna brotaban de sus erectos pezones, esa imagen me excito más y acelere el ritmo de penetración, quería terminar a la par de ella, nuestra respiración acelerada se sincronizaba y juntos hacíamos sonidos intensos que evidenciaban nuestro cercano orgasmo, ella incluso comenzó a tratar de elevar su cintura como pidiendo mayor penetración, así lo hice, pero mi miembro topaba con alguna parte de ella que me impedía penetrarla, aun así, ella me pedía más y más,, entonces ella comenzó a dar pequeños alaridos acelerados, era su orgasmo, fue excitante verla llegar, como ese cuerpo tan frágil al llegar a punto de orgasmo la orillaba a dar pequeños alaridos, entrecerró sus piernas aprisionándome por los espasmos del orgasmo, así que me impedía seguirla penetrando, saque mi miembro de ella y comencé a masturbarme, ella al verme, bajo sus piernas y me pidió que terminara en su rostro, ella seguía jadeando y con respiración agitada, entonces, dirigí mi verga hacia su rostro y comencé a masturbarme, estaba cerca y quería eyacular su hermoso rostro, basto muy poco y enseguida sentí el orgasmo venir, desde mi espalda baja me recorrió esa corriente eléctrica que inunda todo tu cuerpo y entonces descargue mi semen, tres chisguetazos fueron directos a su nariz ojos y frente, instintivamente ella cerro los ojos y estoicamente se dejó bañar, siguieron varios chorros disparados que cayeron en su cabello, mejilla y nuevamente en la cuenca de su ojo izquierdo, ha sido de las pocas veces que mi cuerpo ha eyaculado con tanta abundancia y fuerza cada chisguetazo de mi eyaculación, al final ella estaba semiacostada con todo mi semen en su rostro y lentamente se escurría por su cuello tetas y su abultado vientre, ella no dijo nada, yo solo me senté junto a ella y me relaje a su lado, ambos disfrutamos ese silencio que la debilidad post coito te deja.

Después de dos minutos o tres me levante y fui al sanitario por papel higiénico para ayudarle a limpiarse, ella solo sonreía tímidamente, le pregunte si estaba bien, y ella solo asentía con un dejo de vergüenza, cuando me acerque a limpiarle su rostro, la tuve cerca nuevamente y no pude evitar darle un beso en los labios que ella correspondió y solo puedo a definir ese beso como uno de los más tiernos que en mi vida he recibido, no dijimos nada, ella se levantó y fue al sanitario a arreglarse y vestirse y yo hice lo mismo ahí mismo, al final ella salió y me dijo se tenía que ir, le pregunte cuando la volvería a ver, pero ella solo levanto los hombros y sin decirme más, se dirigió a la puerta y salió de mi oficina, la seguí solo para salir de la recepción y cerrar la puerta del lobby.

Regresé al despacho y termine de acomodar todo, un par de minutos después mi teléfono celular sonó, era “Doña Teresa” preguntándome por su nuera, le dije que acaba de irse y que habíamos hablado sobre el asunto de su hijo, Doña Teresa nuevamente se dispuso a comentar sobre el asunto de su hijo, entonces la interrumpí:

-          No se preocupe más, hable con su nuera y el asunto de su hijo lo llevare pro bono, no tendrá costo para ustedes, solo deme el número de su nuera, para estar en contacto con ella y con usted; cuando se requiera algo, les llamare.

Doña Teresa no dejaba de agradecer, diciéndome lo buena persona que era, solo volví a poner atención cuando dijo:

-          El número celular de Ana es 2, 2, …