Prisionero total
Recién salido de una cárdel mixta, le estaba esperando su abasudora ex-compañera de celda.
Esta es una historia futurista, donde como ahora hay colegios de chicos y chicas juntos, también había cárceles de delincuentes de ambos sexos, juntos y sin separar por celdas.
Yo cometí un desfalco en mi empresa, por lo que fui juzgado y condenado un año de cárcel y cuando fui a prisión cual no sería mi sorpresa al ver que me habían destinado a la celda de una chica.
Lo que yo cría que era una suerte pronto se convirtió en mi mayor calvario, esa chica era la mas popular, fuerte y sádica de la prisión, enseguida me dejó claro que la que mandaba allí era ella y que si yo quería seguir viviendo tendría que someterme a sus caprichos, luego me pegó una fuerte paliza y me obligó a pasearla, ella montada sobre mi por todo el patio de la prisión.
A los otros presos no les suponía ninguna sorpresa, el último compañero de esta chica fue su esclavo total, los vigilantes no se daban cuenta de nada, la chica maltrataba tanto a su esclavo hasta que este murió de una salvaje paliza propinada por ella en un momento de calentura sexual.
Ella me tenía como su sirviente en la celda, tenía que lavar su ropa, darle parte de mi comida, limpiar la celda yo solo, hacerle la cama, limpiarle sus zapatos y a veces cuando no quedaba papel higiénico el en baño tenía que hacer yo de su papel higiénico lo cual me suponía un tremendo asco pero por las palizas que me daba tenía que soportarlo.
Lo bueno de esta situación era que a los seis meses de este calvario a ella la dejaron libre, yo terminé olvidándome de ella, mi nuevo compañero de celda era magnifico y cuando pasó mi año al fin me vi libre.
Lo que yo no me esperaba era que cuando salía de la prisión me encontré con ella que me estaba esperando en el coche y me dijo, no creerías que me iba a olvidar de ti, sabes que eres mi esclavo y me perteneces, así que prepárate para venir a vivir conmigo, necesito tenerte porque vivo con una amiga que es mi novia pero a ella le gusta los dos sexos y le gustaría tener un esclavo y quisiera regalarte a ella, aunque eso no quiera decir que seguirás siendo mío cuando yo quiera.
No me lo podía creer, ahora que era libre resultaba que tenía que ser esclavo de dos lesbianas, por supuesto me negué y recibí dos fuertes bofetadas que casi me hicieron perder el conocimiento, recuerda que eres mío, me dijo, yo como pude le contesté que ninguna persona era de nadie y ella se lanzó una fuerte carcajada y me contesto, es verdad, nadie es de nadie pero tu eres mío, si no lo aceptas te mato a bofetadas o a latigazos, que por cierto he comprado una especial pensando soco en ti, todos lo días lo voy a usar contigo y espero tenerte muy sumiso siempre, piensa que soy tu dueña y la compañera de la que será dentro de poco tu propietaria.
Yo estaba acojonado, sabía como las gastaba ella, ya no me acordaba de que había sido mi dueña, incluso que me cambiaba con otras reclusas por cigarrillos, que fui su esclavo total, pero ahora al verla lo recordé todo al instante, era suyo, no podía evitarlo, ella me seguía creyendo de su propiedad y yo no tenía quien me defendiera.
Continuara