Pringao

La complicada relación entre dos policias compañeros de patrulla. (Primera parte del relato sin sexo)

-Hasta luego pringao!- me dice y veo como se aleja en su coche hacia el final de la calle. Y ahí me quedo yo, mirando como se va, y sintiéndome como un pringao. Alomejor es lo que soy.

Hace tres años que curramos juntos, tres años en los que el ha sido mi mentor. Es mi superior y se ha ganado mi respeto y admiración. Verle en acción es una pasada. Cuando salimos en el coche a patrullar siento como el respeto que siente la gente hacia el me llega a mi también, así como la envidia de algunos compañeros. Trabajar con el es un honor, aprender del mejor policía de la comunidad.

Por no decir que está muy bueno. El uniforme le está como un guante. Cuando baja del coche patrulla, con sus gafas de sol y se encamina a su lucha diaria contra el crimen, puedes ver como van rompiéndose cuellos a su paso, y no solo de mujeres.

Así que sí, soy un pringao. El policía pringao que está colado por su compañero.

Y para colmo lo han notado ya los demás compañeros, todos saben ques soy gay, jamás he tenido problemas con eso, pero morirse por los huesos de otro poli es otra cosa. Ya han empezado las risitas, las bromitas... El lo lleva muy bien, a el todo eso le resbala. Pero yo... A mi me está matando. Supongo que el cree que es solo atracción sexual, y eso le halaga y punto. Pero ya hace tiempo que es mucho más.

Supongo que empezó siendo admiración, es el mejor policía que he visto, recto, intachable, con un gran olfato. Siempre sabe lo que hay que hacer. Y como compañero inmejorable, siempre me echa un cable si me hace falta, es muy paciente y además es divertido lo que hace las largas jornadas de patrulla mucho más agradables. Y claro, tantas horas juntos... pasó lo que tenia que pasar, y ahora no me lo saco de la cabeza ni con aguarrás.

Hace ya meses que ni tan solo salgo de fiesta, no quedo con nadie, solo puedo pensar en el. Hasta mis pajas se han vuelto monotema. Y no, no esta casado ni nada por el estilo, es un mujeriego de mucho cuidado. ¡Y lo peor es que me cuenta sus ligues! Que si el otro día por la app quedó con una rubia de infarto, que como le comió la polla, que si el otro quedó con una mulata que le dejó que le diese por el culo... Y yo ahí aguantándolo todo como el pringao que soy, su pringao, si, pero pringao al fin y al cabo. Y además intentando que no se me ponga dura, pensando en otras cosas y cuando ya no lo puedo evitar, tratando que no se de cuenta.

Y para colmo, cuando termina de contarme, pretende que entonces le cuente yo! Y ahí ya me muero de la vergüenza.

-Venga, sueltalo, que aunque seas un pringao, he visto como te miran algunos, culito respingón!- me dice con voz socarrona y luego me da con el puño en el brazo riendose a carcajadas.

Y yo me pongo rojo como un tomate y giro mi cabeza para mirar por el cristal del coche.

-Es que mira que eres pringao, con lo fácil que lo tienes, siendo gay y por lo que parece no te comes na... Te voy a tener que espavilar yo a ti...-

Y entonces mi cabeza se vuelve loca y empieza a decirme que me está metiendo fichas. Pero no puede ser, es mi compañero, mi jefe ya que está un escalón mas alto que yo en la jerarquía. Y que es hetero, vamos, por mucho que le guste follarse culitos. Y ya no se qué hacer, si entrarle, pedir cambio de compañero, o qué. De momento iré entrando a casa, que los vecinos se van a pensar que soy tonto tanto raro aquí plantado.


-Hasta luego pringao!- Le digo y acelero con el coche, casi huyendo pero sin que se note.

¿Se ha quedado en la puerta de su casa, mirando como me voy alejando con el coche? No, no puede ser, estaría hablando con algún vecino. Además, no és ningún pringao, por más que yo se lo diga.

En realidad es muy buen tio, el mejor compañero que he tenido desde que soy poli. Trabajando con el he aprendido a disfrutar de cada día, a levantarme con ganas de ir a la comisaría y hasta a patrullar... Me río tanto con el... Por eso, aunque se los rumores que corren por comisaría ni se me ocurre pedir un cambio, aunque el jefe me lo ofreció. Yo sé que es gay y sé (aunque está mal que yo lo diga) que estoy bueno, bastante bueno, pero de ahí a que mi compañero esté enamorado de mi...

Así que le dije que no al jefe y aunque el insistió, le pregunté que si todo eso afectaba a nuestro trabajo, cosa que obviamente negó, somos buenos profesionales y no ibamos a dejar que afectase. Entonces le insinué que podría ser interpretado como homofobia y se olvidó de todo.

El caso es que los últimos meses lo veo como raro, está tenso, yo creo que folla poco. Por eso he ideado un plan maestro para devolverle la sonrisa.

Lo malo es que no se como abordarlo. La idea está clara, llevarmelo de fiesta, a algun garito gay, claro, el que necesita ligar es el. Y una vez allí liarlo con alguien. Lo emborracharé si hace falta.

Pero claro, una cosa es la idea y otra muy distinta llevarla a cabo... He de ir con mucho tacto para que no se asuste, si sabe que esto es para que el folle no habrá tu tia... Y que de alguna manera quede claro que no es que yo tenga un interés especial en ir a un sitio de ambiente, no vaya a ser que los rumores sean ciertos y se crea que podemos tener algo y luego se lleve un chasco...

O alomejor si me conviene que crea que tengo interés por ir...

-Buenos dias pringao! - le digo cuando sube al coche. El me sonrie, pero ahí lo veo otra vez, hay algo que no es como era. -Que cuantas pajas cayeron anoche?- Míralo es que se pone rojo, ¡el gay más puritano que conozco!

-A mí anoche de nuevo me tocó darle a la zambomba...-

-Tío, me estas preocupando,-por fin se decide a hablar el muy maricón. -Ya van tres dias seguidos, que te está pasando?-Me dice con sarcasmo.

-Habré perdido mi toque... que se yo.-le respondo riendo. -Pero he tenido una idea, y necesito tu ayuda...-

Ay que lo he asustado. ¡May day, may day, lo perdemos!

-Quiero que me lleves a un local de ambiente. - le suelto a bocajarro y me mira fijamente.

-¿Cómo?- consigue decir, menosmal, creia que se habia atragantado.

-A ver, espera, no te hagas ideas raras. Quiero ir, así me enseñas los sitios que te gustan, el barrio gay, y de paso a ver si me ligo a alguna tia hetero o alguna guiri que haya por allí perdida, porque seguro que hay tias hetero, no?-

-Bueno, supongo...-me dice, ya mas tranquilo y menos rojo. Mira que es gracioso mi pringao.

-Pues ya sabes, este domingo tenemos libre, el sabado a la una te quiero bien arreglao a la puerta de tu casa, entendido pringaete?


-Hasta luego pringao!- Le digo y acelero con el coche, casi huyendo pero sin que se note.

¿Se ha quedado en la puerta de su casa, mirando como me voy alejando con el coche? No, no puede ser, estaría hablando con algún vecino. Además, no és ningún pringao, por más que yo se lo diga.

En realidad es muy buen tio, el mejor compañero que he tenido desde que soy poli. Trabajando con el he aprendido a disfrutar de cada día, a levantarme con ganas de ir a la comisaría y hasta a patrullar... Me río tanto con el... Por eso, aunque se los rumores que corren por comisaría ni se me ocurre pedir un cambio, aunque el jefe me lo ofreció. Yo sé que es gay y sé (aunque está mal que yo lo diga) que estoy bueno, bastante bueno, pero de ahí a que mi compañero esté enamorado de mi...

Así que le dije que no al jefe y aunque el insistió, le pregunté que si todo eso afectaba a nuestro trabajo, cosa que obviamente negó, somos buenos profesionales y no ibamos a dejar que afectase. Entonces le insinué que podría ser interpretado como homofobia y se olvidó de todo.

El caso es que los últimos meses lo veo como raro, está tenso, yo creo que folla poco. Por eso he ideado un plan maestro para devolverle la sonrisa.

Lo malo es que no se como abordarlo. La idea está clara, llevarmelo de fiesta, a algun garito gay, claro, el que necesita ligar es el. Y una vez allí liarlo con alguien. Lo emborracharé si hace falta.

Pero claro, una cosa es la idea y otra muy distinta llevarla a cabo... He de ir con mucho tacto para que no se asuste, si sabe que esto es para que el folle no habrá tu tia... Y que de alguna manera quede claro que no es que yo tenga un interés especial en ir a un sitio de ambiente, no vaya a ser que los rumores sean ciertos y se crea que podemos tener algo y luego se lleve un chasco...

O alomejor si me conviene que crea que tengo interés por ir...

-Buenos dias pringao! - le digo cuando sube al coche. El me sonrie, pero ahí lo veo otra vez, hay algo que no es como era. -Que cuantas pajas cayeron anoche?- Míralo es que se pone rojo, ¡el gay más puritano que conozco!

-A mí anoche de nuevo me tocó darle a la zambomba...-

-Tío, me estas preocupando,-por fin se decide a hablar el muy maricón. -Ya van tres dias seguidos, que te está pasando?-Me dice con sarcasmo.

-Habré perdido mi toque... que se yo.-le respondo riendo. -Pero he tenido una idea, y necesito tu ayuda...-

Ay que lo he asustado. ¡May day, may day, lo perdemos!

-Quiero que me lleves a un local de ambiente. - le suelto a bocajarro y me mira fijamente.

-¿Cómo?- consigue decir, menosmal, creia que se habia atragantado.

-A ver, espera, no te hagas ideas raras. Quiero ir, así me enseñas los sitios que te gustan, el barrio gay, y de paso a ver si me ligo a alguna tia hetero o alguna guiri que haya por allí perdida, porque seguro que hay tias hetero, no?-

-Bueno, supongo...-me dice, ya mas tranquilo y menos rojo. Mira que es gracioso mi pringao.

-Pues ya sabes, este domingo tenemos libre, el sabado a la una te quiero bien arreglao a la puerta de tu casa, entendido pringaete?