Principios Libertinos

Principios que nos guiarán por las sendas prohibidas de la vida.

PRINCIPIOS LIBERTINOS

  1. Como libertino o libertina te fundamentarás en los principios de

  2. Libertad y autonomía moral

  3. Deseo, sensualidad y placer

  4. Creatividad y búsqueda de lo sublime

  5. Participación y respeto

  6. Percibe, siente y desea el mundo físico y social que te rodea. Aspira a una fusión con el objeto, con su obra ideológica, artística y social. El arte se experimenta, se vivencia; la propia vida es arte. A través de la creación sublime llegarás al éxtasis.

  7. En la necesidad de experimentación de nuestra vida creerás en la libertad de acción y de pasión. Como ser libre de preceptivas morales y sociales, haz de romper con las formas convencionales y con las actitudes sumisas.

  8. Oponte a la separación entre lo real y lo imaginario. Vivimos siempre en un continuo realidad-fantasía. No buscamos ni evasión ni consuelo, sino la manifestación de un amor libre, negando toda ley moral enajenante.

  9. El erotismo es una base para la liberación social. No sólo es una experiencia placentera, sino que va más allá en su rebeldía: es la recreación de un mundo fundado en las interacciones entre individuos, con una actitud moral al margen de las convenciones sociales.

  10. Respeta y pide respeto hacia todos los individuos en el desarrollo de sus sentimientos y emociones. En todo caso, admite las incoherencias y contradicciones de nuestras acciones; en el encuentro de los opuestos se haya el sentido de la vida.

  11. El erotismo es belleza y exquisitez, por lo cual debe alejarse del sexo natural y apático. La práctica de nuestro arte exige ante todo de buen gusto.

  12. El erotismo es una fiesta sensorial en la que intervienen la vista, el olfato, el gusto, el oído y el tacto. Debe desenvolverse en un entorno sugerente y propicio, rodeado de objetos hermosos, de perfumes, manjares y bebidas exquisitos y estimulantes, de música agradable, de temperaturas acogedoras y materiales nobles de tacto sensual.

  13. El cuerpo, como vehículo del placer erótico, es el protagonista de esta gran fiesta sensorial. Conócelo, siéntelo y gózalo por completo, aprendiendo a disfrutar de él y del de los demás.

  14. Amor y deseo no es lo mismo, pero cuando coinciden el placer es sublime. Es inevitable que surjan sentimientos de afecto hacia las personas con quienes se comparten emociones tan íntimas e intensas como son las del erotismo y es también deseable, porque el cariño multiplica el placer.

  15. En este juego no es admisible el constructo "celos". La libertad de amar y gozar no admite restricciones. Somos seres libres en el amor. En la pareja, la diversidad de amantes por ambas partes aporta emoción de aventura y calidad erótica. La libertad amorosa y sexual no pone en peligro las relaciones sólidas y sí descubre dónde fallan las débiles.

  16. Entrégate a cada amante a fondo, disfruta al máximo cada momento y entrégate sin reservas. Cuídate, exprimiendo al máximo tus posibilidades, pero sobre todo evita la monotonía. Tu calidad atraerá a mejores amantes.

  17. Tres mejor que dos y dos mejor que uno. Aunque el número y la variedad no produce de por sí calidad, sí aumenta la probabilidad de encontrarla. Desecha lo malo y goza de lo bueno. Busca y prueba. Relaciónate y experimenta. La variedad y el número aumentan el placer y acaban con la rutina; cuanto más amantes más goce.

  18. La homosexualidad y la heterosexualidad prescinden de una mitad del género humano. Todo el mundo es bisexual, pero para muchos y muchas es difícil aceptarlo. No es imprescindible ser bísex, pero es un signo de liberación, facilita compartir aventuras con tu pareja, duplica las oportunidades de gozar, enriquece el placer y aumenta la variedad.

  19. Toda aventura es incierta. Se sabe cómo empieza, pero no a dónde conduce ni cómo acaba. Si no aceptas ese riesgo puedes perderte algo bueno. También es verdad que es maravilloso que algo bueno dure y desastroso que algo malo dure. No prolongues las relaciones rutinarias, las relaciones sin magia.