¿Principio de nada, final de algo? – VII y Último

No creí que fuera posible y menos con lo que estamos pasando. Es el ultimo por lo menos con este título.

Justo el ultimo día que estuve en mi cafetería particular, no es que fuera adivino, pero hablando con el de la cafetería llegamos a la conclusión de que en cualquier momento cerrarían todo, lo que no fuera esencial. Por desgracia no nos equivocamos. Estábamos hablando cuando entro Tiano. Me sorprendió verle, porque no había nadie más que nosotros. Nos saludamos y nos fuimos a hablar a la mesa de siempre.

  • ¿Cómo tu por aquí? Menuda sorpresa.

  • Si, malos tiempos se avecinan.

  • ¿Como esta tu mujer? ¿Se encuentra bien? Porque tienes una cara de difunto que no veas.

  • Que va, está muy bien. Y ya que la has mencionado… siempre he creído que la persona más cabezota, casi hasta el empecinamiento era Adriana, pero tu o eres igual que ella o más.

  • ¿Y…?

  • Ella dice que no le caes mal, a mí me reconoce que lo mismo se pasó, sobre todo en tirarte los papeles en público, que no fueron formas. No va a pedir disculpas pero creo que podemos quedar para tomar un simple café.

  • Jajaja… si sabes que me estás diciendo esto, como mínimo te capa. Con el mal genio que tiene… Jajaja… A mí no me cae mal, me cae bien y me gustan las personas con carácter y más si se ponen como tu mujer. Por mí no hay ningún problema en quedar a tomar un café y ya está, sin más compromisos que tomar un café. ¿Cuándo quieres que quedemos?

  • No lo sé ahora, porque estamos otra vez con el problema del piso, bueno aún más gordo. En el momento que encontremos un hueco.

  • Joder… pues muy mal momento para tener ese tipo de problemas. Si queréis veniros a mi casa de nuevo, solo tienes que decírmelo. Aunque tengo gente, sigue habiendo sitio.

  • No que va. Nos apañamos, que no he venido por eso, he venido por tener un acercamiento y que desaparezcan las tiranteces.

  • No te lo pienses, que en nada las cosas se pondrán peor y lo mismo restringen los movimientos. Mi casa es grande, con una terraza grandísima, de verdad.

  • Ya sé que me lo dices en serio y que te sale de dentro, pero esto es un susto y ya verás como no pasa nada más.

  • Bueno… llámame cuando queráis que tomemos el café.

  • He pensado que te llamo, te digo donde y hacemos como si fuera un encuentro fortuito. ¿Qué te parece?

  • Jajaja… lo que he dicho, como se entere te capa, pero vale… lo haremos a tu manera. Pero eso si… que sea en una terraza, en un sitio muy público.

Cuando se fue el de la cafetería que lo había oído todo, me decía que era un iluso pensando que no iba a pasar nada más. Solo me encogí de hombros y ya aprovecho para tratar de sonsacarme donde trabajaba y de qué. Me reí y él se rio también.

Esos días en mi casa tenía invitados, eran buenos amigos, a los que invite por varios motivos… para presentarles a alguien, para enseñarles algo que había comprado y sería una sorpresa, pero también para que pasaran Las Fallas. Estas personas eran Ray de mi edad. Juntos desde niños. Vidas paralelas en todo y más que un amigo un hermano. Es mulato, también un deportista nato y con un estilo de vida parejo al mío. Hemos estado a la vez con muchas mujeres y parejas. Mide 1,80, atractivo, con mucho éxito con las mujeres y en algún relato hable de él. Se enfado por el nombre que elegí para él y me insistió que otra vez que hablara de él pusiera como nombre Ray.

Ray llevaba saliendo con una mujer nueve meses, un embarazo. Me dijo que iría con el si no había problema. No me quiso dar ningún detalle de ella n todo este tiempo. Eso no evito hacerme una idea de cómo seria, porque Ray era muy particular con sus gustos con las mujeres. Podía estar con cualquiera, pero para llevar nueve meses, tenía que ser… rubia de verdad, nada de delgada, con una medida de pecho importante, ojos claros y que fuera muy fogosa, pero mucho.

Luego seguiré con Ray, los primeros que llegaron fueron Álvaro que era de nuestra edad también, tenía confianza con él, pero ni parecida a la que tenía con Ray. Estaba físicamente bien, aunque se había echado un par de kilos o algunos mas encima. Según el, la vida sedentaria que llevaba por su nuevo trabajo, 1,75. Su mujer era Lidia, la conocí hace dos años cuando se casaron. Castaña, muy buena figura, un poco seria para mi gusto. Agradable y con buena conversación. Un año menos que él y 1,70.

Vuelvo a Ray. Los cuatro vinieron juntos de Alicante. No me equivoque en nada con la pareja de Ray. Daniela rubia, ojos azules, 1,65 unos 30 años. Venía con un jersey fino, apretado y cerrado en el cuello. La medida de pecho superaba con creces lo que yo había pensado. Una bonita cara, una boca sugestiva y cuando paso delante, vi que tenía un buen culo. Ray me guiño el ojo y me sonrió. Lo de su fogosidad lo di por acertado también. Aunque parecía demasiado cohibida.

Aunque estaba claro que pasaría, me cogió de sopetón. En mi trabajo ya estaban tomadas las medidas del teletrabajo, aunque me tocaba ir alguna vez por motivos técnicos. Estábamos todos comentando las noticias y las parejas hablaban entre ellas. Ray decía de quedarse en mi casa, lo decía porque sabía que lo podía decir, Daniela estaba que no sabía. Álvaro que vivía en Madrid y llevaba dos semanas en casa de Ray en Alicante. Álvaro trataba de convencer a su mujer y siempre con la coletilla… “Si a Carlos no le importa” y les dije que se quedaran.

Les dije que les dejaba y me fui a un sitio a comprar dos colchones, Ray se quiso venir conmigo. Siempre tenía alguno por si surgía algo. En la mudanza no me los traje y me fui a comprar uno doble. Son muy cómodos, porque ya los he probado. Llegue a la tienda y al final me compre dos. También aprovechamos para comprar comida, nada de acaparar. En ese momento me llamaba por móvil Tiano.

  • ¿Has oído las noticias?

  • Si las he oído.

  • Tenias toda la razón…

  • Por desgracia si… y ya estáis perdiendo el tiempo, cogeros lo necesario y veniros para mi casa.

  • No, que ya tienes invitados y…

  • Calla un momento, ¿Tienes a tu mujer junto a ti?

  • Si

  • Pues pon el altavoz… lo digo solo una vez, no seáis TONTOS, recoger lo que os haga falta y veniros para mi casa. Os iba a llamar en un rato, ahora mismo acabo de comprar colchones inflables dobles. Así que no hay excusas que hay que darles uso, que las cosas no se compran por comprar. Os mando ahora por whatsapp la dirección por si no os acordáis.

No deje que me siguieran hablando y corte la llamada, les mande la dirección y seguimos comprando. Una vez que compramos nos fuimos y antes de continuar, le dije a Ray que llamara a Daniela para que supieran que iría una pareja. Luego me eche a reír y Ray me pregunto el motivo de mis risas…

  • Cuando supe que venias, pensé como seria Daniela. No me he equivocado en nada. Salvo en que pensé que tendría buen pecho pero no tanto y claro lo de la fogosidad, lo he dado por supuesto… Jajaja… es que te conozco muy bien.

  • Eso ya lo sé y si era una pregunta… es mas que fogosa.

  • Pues la he visto muy cohibida.

  • Es que es muy tímida, ahora cuando se pone tan solo un poco caliente… es una… fiera, como a nosotros nos gustan.

  • Me alegro por ti.

  • ¿Te gusta físicamente?

  • Sabes mis gustos, me gustan más de otro estilo, para que fuera pareja. Pero para follar está muy bien.

  • Eso es lo que quería oír. Sabes que cuando hemos tenido pareja, nos las hemos follado los dos y quiero que con Daniela también. No quiero que sea ningún otro tío, solo tú, para eso somos hermanos.

  • No se… y además la veo muy tímida.

  • Jajaja… no te engañes, le he contado muchas cosas de las que hemos hecho y creo que está preparada. Solo falta que a ella le hayas gustado… ¿Me entiendes?

  • Me da que tenemos muchos días por delante… ya se ira viendo.

  • Lo malo es que esta Álvaro y su mujer. Porque ellos no se iban a quedar todo el tiempo y esa pareja amiga tuya que lo mismo viene, somos multitud. Bueno pero dos “pervertidos” como nosotros ya se las ingeniaran.

  • Hermano… tienes mucho peligro. Jajaja…

Justo cuando estábamos aparcando en el garaje, me vino algo a la cabeza… “Oye Ray… seria mas fácil, en el caso de que hiciéramos algo… si implicáramos a todos en nuestra fiesta”, Ray me miro serio… “Sabes que otras veces lo hemos hecho así, pero Daniela es alguien especial para mí y no quiero compartirla con nadie, salvo con mi hermano”, le tranquilice y subimos todo. Estaban todos en la cocina menos Adriana y Tiano, que no habían aparecido ni tampoco habían dicho nada más. Habían conectado un arcón congelador que me habían dejado en casa por error, porque era para mí, pero para otro sitio y estaba a la espera de que vinieran por él. Era de 495L. y mientras no estábamos se habían bajado a un supermercado cercano, comprando de todo.

Estábamos en modo “EUFORIA” y había que poner un poco de orden, porque esto pintaba que sería para largo. Llamaron de la calle, eran Tiano y Andriana. A Tiano se le veía bien y a Adriana con cara de circunstancias. Como les abrí yo la puerta, les salude y a Adriana le di dos besos, ojo normales y la anime, para que se olvidara de todo y se pudiera encontrar bien. Su cara por lo menos cambio un poco.

Les presente a todos y fue cuando me di cuenta de que Tiano venia cargado con bolsas, le regañe porque no hacía falta y nos sorprendió diciéndonos que en el coche traía mas, que necesitaba ayuda. Álvaro y Ray se bajaron con él. Se habían pasado todos con las compras. Una vez nos sentamos un momento, le di la bronca a Tiano que había traído mucho congelado, que en un congelador de una casa difícil ubicarlo. Él me dijo que recordara que les comente lo que me había pasado con el arcón.

Daniela se empeñó en cocinar esa primera noche y que nos daría una sorpresa, por lo que no nos podíamos acercar a la cocina. La cena estuvo entretenida y con muchas risas. Me encargue de hacer el café, que para mí era una ceremonia. Ya en el café propuse… “Pinta que vamos a estar un tiempo juntos y hay que organizarse. No podemos dejar llevarnos. Tenemos que cuidar de nosotros mismos, no abandonarnos ni física ni psicológicamente. La ventaja que tenemos todo aquí. Pondremos las máquinas de ejercicio en la terraza, en la parte cubierta, porque en la habitación que están, en el momento que estuviéramos más de uno, sería un desastre. Yo me puedo encargar de la parte física”

Ray se ofreció encargarse de la parte de ocio, Daniela decía que prefería encargarse de la cocina y Ray se echó a reír… “No creo que a Carlos le haga mucha gracia, que le gusta cocinar y doy fe de que lo hace muy bien”, Daniela dijo que lo podíamos compartir y así quedamos. Álvaro y Lidia se ofrecieron a hacer lo que hiciese falta o a ayudar a los demás.

Adriana dijo… “Está claro yo me encargare de que nuestras cabezas y el ánimo estén en su sitio. Lo más básico y esencial, la higiene es fundamental. Marcarnos una rutina, no estar tirados todo el día y de llevar pijama todo el día NOOOO. Los espacios en los que coincidamos todos respetarlos. Sería bueno establecer unos horarios, que no tiene por qué ser estrictos, pero tiene que haberlos. Respetar los espacios privados, lo que son las habitaciones. Escribir, leer, comunicarnos con personas del exterior, resumiendo aprovechar el tiempo. Nos dijo que luego se podría extender mas y si teníamos alguna duda”

Me parecía que todo lo que propuso estaba bien y con cierta lógica, pero tenía una duda… “Yo si tengo una duda. A mí en casa me gusta estar cómodo. Cuando llego me suelo poner una camiseta cualquiera y un pantalón corto”, todos se quedaron pendientes de lo que contestaria Adriana… “Si es tu rutina está bien, lo que digo que no se puede estar todo el día como te levantas, porque se manda un mensaje erróneo a nuestro cerebro”, Ray se echó a reír, con una buena carcajada… “JAJAJA… perdona, no me rio de ti. Es que Carlos no usa pijama duerme en pelota picada y no va a ir así… JAJAJA…” todos se contagiaron de la risa.

Adriana respiro con profundidad y dijo muy seria… “Vamos a ver si me queréis entender. Podemos ir todo el día cómodos, pero para romper mentalmente sería bueno, por ejemplo… a la hora de cenar vestirnos como si fuéramos a salir a cenar con amigos a un restaurante. ¿Lo habéis entendido?”, aunque no estaba muy de acuerdo, entendí que si ella lo decía, que era la entendida, había que dar un voto de confianza. Me despedí de todos por esa noche y me fui a mi lugar particular. Donde mirando un cuadro me llegan las mejores inspiraciones. Porque mi mente estaba en dos sitios, uno en Madrid con mi familia y que había algunos que se habían contagiado y el otro sitio estaba en ver como poder traerme a una persona, que no se si quería venirse. No sé cómo me quede dormido allí.

Me cambie de ropa y me fui a la terraza, hacia un mal día. Estaba nublado y un poco de fresco. Estaba haciendo ejercicios de estiramiento y luego ya empecé a hacer mis ejercicios. Estaba corriendo sobre la cinta, cuando apareció Daniela, que por su expresión no esperaba verme ni a mí ni a nadie. Llevaba un pijama de pantalón lago y chaqueta de manga larga. Color rojo y lunares azules. Le venía ancho y llevaba zapatillas de un conejo, lo que se dice nada erótico. Se preparo un cola cao y salió a la terraza. Entablo una conversación, pero la verdad que haciendo ejercicio no soy muy hablador.

La conversación la llevo ella, prácticamente era sobre la actualidad y pocas contestaciones que di. Aunque si la escuchaba y se le veía preocupada, supongo que como todos, lo único que ella lo exteriorizaba. Me pregunto que cuando haríamos el ejercicio y le conteste que iba a la trabajo, que cuando volviera estuvieran todos preparados.

Al regresar del trabajo, que no lo hice tarde, estaban preparados para ejercitarse. Me fui a cambiar y los hombres pasaron de hacerlo, las mujeres se habían puesto con un equipo muy adecuado para hacerlo. Después de veinte minutos de un leve calentamiento. Una se colocó en la bicicleta estática, otra en la elíptica y otra en la cinta. Las deje un rato allí y me fui a revisar cosas pendientes del trabajo. Me senté en un sillón y por la cristalera las veía a ellas de espaldas. No lo niego, tienen buenos culos.

Así estuvimos varios días, salvo que Ray y yo hacíamos un entrenamiento distinto cuando todas habían acabado. Nos machábamos bastante más. Estando uno de esos días Ray y yo a solas machacándonos, en un parón que hicimos y vigilando la llegada de alguien me dijo…

  • Hermano, ya tengo casi convencida a Daniela. Aunque le da corte por haber tanta gente.

  • No te pregunto a qué te refieres porque me lo imagino. ¿Estás seguro?

  • Pareces tonto, pues claro, ya te lo dije. Todo estaba en que a ella le gustases y ella a ti.

  • Ya sabes que te dije que estaba muy bien.

  • Ella dice lo mismo de ti, aunque dice que eres muy reservado. Jajaja… lo que te dicen todas las mujeres…

  • Déjame pensarlo y antes de que digas nada, no es por vosotros es por mí. Ya veremos más adelante.

  • Carlos lo que tu digas.

Pasaron varios días, sin nada digno de mencionar. Conversaciones sobre la actualidad y menos sobre nosotros mismos. El miércoles estaba trabajando, respondiendo mails, chats, whatsapp… de familia, amigos, personas queridas y me llego uno que me decía textualmente… “Carlos, ¡quédate en casa!”, frio como el hielo e impersonal. Eran las 13:11 cuando lo recibí. Seguí trabajando y después de comer fui a terminar unas cosas, a las cinco de la tarde mas o menos deje todo y me dije… “Vamos a pasarlo bien, a olvidar todo lo que sucede”

Ray estaba con los auriculares oyendo música, aunque estaba con los ojos cerrados, no dormía, porque se veía el movimiento rítmico de sus piernas. Daniela estaba sentada cerca de él leyendo un libro titulado Helena de Esparta. Álvaro estaba con un portátil, totalmente enfrascado. Lidia veía la televisión y daba cabezadas. Tiano leía un libro de ingeniería con un título muy largo. La que no estaba era Adriana. Seguro que su tarea sería dejar bien la cocina. Me fui para allá y en el pasillo me llego el olor a limpio. Pero entre en la cocina y no estaba.

Me iba a ir cuando oí ruido en el cuarto donde estaba la plancha, la lavadora y el arcón congelador. Me acerque y la vi colocando cosas en este último, estaba organizando. Como era un arcón grande, ella estaba muy echada para adelante y la falda se le había subido mucho, dejaba ver parte de su culito, no mucho.

Como iba descalzo ella no me oyó y me acerque con mucho sigilo. La cogí tapándola la boca para que no chillara, se llevó un buen susto, me vio se relajó y cuando la solté, me dio un pequeño puñetazo en el pecho… “Ya te vale, casi me matas del susto… no lo hagas mas o no respondo”, mi contestación fue darle un beso, al principio suave y me trato de quitar, insistí, abrió muy poco la boca y mi lengua lo aprovecho al rato nos besamos con muchas ganas. Duro bastante el beso, me tenía agarrado por el cuello. Me miro con brillo en sus ojos…

  • La has liado y ahora… ¿Qué?

  • Pues a vivir que es lo importante.

  • Eso no es una contestación.

  • Pues algo muy sencillo y tu decidirás, no es una pregunta para contestar lo que te voy a responder.

  • ¿Pero el que? (Algo alterada)

  • Tranquila que ya te lo digo. Si quieres que tengamos algo, ya sabes que será como yo diga y tu obedeciendo plenamente. A nada me dirás que no.

  • ¡YA! Pero hay pequeñitos problemas… estamos muchos compartiendo la casa, Tiano también tendrá algo que decir u opinar, digo yo… y luego esta lo más importante, no sé si yo quiero…

  • El resto de la casa me da igual, no porque estén en mi casa, que ahora es la casa de todos y no lo digo por decir. Es que en casa de otro diría lo mismo, lo que opinen los de mi alrededor sobre mi moral… ME DA IGUAL. Tiano dirá y hará lo que quiere, que es verte a ti en mis brazos, follándote y haciendo algo que él no ha podido hacer… DOMÁNDOTE. Y con respecto a tu indecisión…

Le di la vuelta la apoye sobre el arcón, puse una mano sobre su cuerpo para que no se moviera y a continuación, azote su culo, empecé suavemente pero con ímpetu, no chillo, solo se trataba de zafar, entonces aumente la frecuencia y la intensidad de los azotes, se quedó callada, ligeras bocanadas de aire soltaba y extendió los brazos sobre el arcón. El culito al levantar la falda estaba bien colorado, pare y le dije… “Espero que te haya ayudado en tu decisión…” la deje y me fui.

No me preocupaba en absoluto que dijera si o no y no era porque fuera sobrado, por que fuera pedante, simplemente porque si tenía que pasar pasaría. Me fui a sentarme con los demás. No quise hacerlo con Tiano, porque suponía que Adriana saldría con “incertidumbre” deseando hablarlo con alguien. No me equivoque salió como al cuarto de hora, se la notaba nerviosa aunque sabiendo controlar su situación. Se dirigió a su marido tratando de mostrar normalidad. Le dijo si podía ayudarla a bajar su maleta que tenía que coger algo que se había dejado. Tiano refunfuñando se levantó y la acompaño a su habitación.

Cuando regreso Tiano que lo hizo solo, no podía disimularlo, su alegría era total. Me miro pero no me dijo nada. Al poco rato apareció Adriana, traía una mirada distinta, si fuera por su mirada no sabría, pero la de su marido em decía que él le había dicho que adelante, estaba seguro. Lo que le resultaría difícil a Adriana seria acercarse y decirme que sí. Se lo iba a facilitar, en cuanto vi que se iba a la terraza de arriba, no perdí el tiempo y subí detrás. Ella se dio cuenta y se paró antes de entrar en la terraza. Me miro y al oído le dije… “Vas a ser obediente en todo… ¿Verdad? (Afirmo con la cabeza) y vas a querer que te emputezca… ¿Verdad? (Tardo un poco mas pero también afirmo con la cabeza)”

Me baje la cremallera de la bragueta. Su mirada era de estar atónita y más cuando le ordene que me hiciera una mamada. Miro hacia las escaleras y después de dudar unos segundos, se agacho e inicio unas caricias sobre mi polla, que estaba en un total estado de reposo. Poco a poco, entre as caricias y su lengua, mi polla se fue poniendo dura, se la metió en la boca y logro que la erección fuera completa, Adriana que trataba de que no se la oyera, se le escapaba un pequeño gemido.

Estaba sumida en su mamada e hice que parara, la ayude a incorporarse y me miraba sin entender porque había hecho que parara. No le di ninguna explicación y lo que hice fue que se apoyara en la barandilla. Me sitúe detrás de ella, baje sus braguitas hasta quitárselas. Se puso mas nerviosa de lo normal y lo más excitante que se oía alguna conversación de las de abajo.

Empecé a acariciarla, a meterle mano por todos los sitios. No había ya ninguna queja, levante su falda, tenía un buen culito y en esa posición estaba para hacerle muchas cosas. Pero me olvide de varias y me agache, empecé a lamer su culito y su coñito desde atrás. Ya estaba muy mojada, pero no había llegado al límite, porque cada vez se mojaba más. Apretaba sus labios y se oía como un zumbido salir de su boca.

Me levante con la boca mojada por su coñito, giro la cabeza un poco y nos besamos con intensidad, mientras me follaba su coñito con mis dedos y tocaba su clítoris a la vez. En el beso me llenaba de su aire, estaba muy cachonda. Hice que me chupara los dedos de la otra mano y una vez los lubrico bien con su saliva, me puse a follar su culito, ahí si se quejó un poco, pero rápido se le paso. Movía mis dos manos a toda velocidad, con bastante ímpetu y ella daba suspiros entrecortados, hasta que no pudo aguantar más y se corrió. Fue la más intensa hasta el momento.

Se quedo apoyada en la barandilla, se había quedado extenuada. Me agache y bese su cuello, su nuca y acerque mi boca a su oído… “Esta noche, quiero que seas la más espectacular. Quiero que seas la más deseable, que seas la más puta y sobre todo… no lleves nada debajo salvo medias, nada de pantys” y se le ocurrió decirme… “Lo intentare”, lo que provocó que le diera dos azotes bien fuertes y que resonaron por toda la casa. La deje y me baje.

La tarde continuo con normalidad, hasta que Lidia nos recordó la hora y que había que cambiarse para cenar. Se fueron todos a cambiar y esa noche haría de cocinero yo. Ray se ofreció a hacerme de pinche, porque no sabía hacer ni un huevo frito. Para Ray hacer de piche, era ponerse una buena copa de vino tinto y una buena ración de jamón. Mientras cocinaba, él se cogió una banqueta y se sentó en la isla de la cocina para hablar conmigo.

  • O espabilas o se nos va a hacer muy largo este aislamiento.

  • Jajaja… ¿Qué quieres decir con eso?

  • Que tenemos que pasarlo lo mejor posible.

  • Aclárame una cosa… ¿Qué tipo de relación tienes con Daniela y vas en serio con ella?

  • Dani sabe de mis “aficiones”, no le importa si no la miento, por lo menos no le importa hasta ahora, no sé pasado mañana. La respuesta a si voy en serio con ella… te diré que ya llevamos viviendo juntos mas de un mes, que hasta ahora vivíamos a ratos en su casa o en la mía. Al final se ha venido a la mía.

  • Pues sí que vas en serio. Porque ya no recuerdo cuando fue la última vez que viviste con alguien… jajaja… pues te diré que no veo a Daniela haciendo un trio ni nada similar.

  • Si no hubiera más gente, seguro que si lo hacía. Con tanta gente me empiezan a entrar las dudas, pero sobre todo porque no te veo a ti por la labor. Que si te lo curraras un poco… TRIUNFARÍAMOS como siempre.

Dejamos la conversación en ese punto porque llego Álvaro, que se quejó cuando nos callamos. Ray para que no se quejara le dijo… “Es que estábamos hablando de las mujeres de la casa y del folleteo… jajaja…”, Álvaro le miro con resignación… “Los dos crápulas juntos, mucho peligro y que hablabais de la mía por ejemplo”. A Ray le salió mal, porque a Álvaro siempre que se sacaba el tema del sexo lo eludía y esta vez además de no eludirlo pregunto. El cabroncete de Ray para salir del paso se le ocurrió decir… “Eso Carlos, que sabe explicarse mejor”

Álvaro entonces me miro y se quedó esperando una respuesta y como seguía haciendo la cena, me decía que no se iba a enfadar e insistía en querer saber lo que opinaba. Pues va… “Lo bueno que tiene su conversación, es bastante agradable en el trato, lo único que la veo es muy seria, demasiado seria… tanto que no le gastaría ninguna broma, lo único que te deseo que follando no sea así”, el con un poco de “indignación” decía que su mujer no era seria ni sosa ni nada por el estilo.

La cena ya estaba casi lista y aproveche para ir a cambiarme, algo que también hizo Ray. Salí el ultimo y ya tenían la mesa preparada. Adriana era la más llamativa y cuando la vi le dije la verdad, que le quedaba muy bien lo que se había puesto y que estaba muy hermosa. Nada mas decírselo, vi las miradas de Daniela y Lidia, que llevaban un poco de pelusa.

En esa cena no sé porque, corrió un poco más de vino que otras noches. Tampoco nada preocupante. Hubo bastantes bromas y fueron bien admitidas por todos. El mayor momento de jolgorio vino porque le día del padre era el día siguiente y las Álvaro decía que lo mismo era una señal para ser padres, que con tanto tiempo aburridos lo podrían “aprovechar”, Daniela se reía y decía que por ella… Álvaro y Lidia, comentaban que sería cuestión de plateárselo, que no se les pasara el arroz. Ray más serio y sé el motivo, cambio de conversación…

“Lo que vosotros digáis, pero para eso primero se requiere mucho entrenamiento… jajaja…” y así fue como lo zanjo. Prepare café para todos y no se quien preparo las bebidas. Pocos tomaron café por no desvelarse decían. Ya había instalado un buen juego de luces y una potente luz negra. Una vez estábamos todos sentados, apague todas las luces y encendí lo que había preparado, nadie se lo espero y aplaudieron.

Pregunte que tipo de música querían, Álvaro y Ray se pusieron a buscar en una aplicación, poniendo música melódica. Se habían tomado a pecho lo de empezar a entrenar para ser padres. Se pusieron a bailar muy acaramelados con sus respectivas parejas. Tiano tardo pero se puso a bailar con su mujer y yo mientras los miraba con detenimiento. Álvaro y Lidia fueron los primeros en dejar de bailar. Me fije que Álvaro tenía un buen bulto en el pantalón. Me aguante la risa y vi que estaban muy cariñosos entre ellos.

Ray me dijo que bailara con Daniela que él iba al aseo. Ni aseo ni nada, que lo conozco. Desde el primer momento me abrazo en el cuello de forma natural, eso sí, no se pegó a mi como una lapa. Era inevitable notar su voluminoso pecho. Bailando me di cuenta que ningún día se había puesto ni escote, ni nada parecido. raro porque y no generalizo, pero la mayoría de las mujeres con un pecho así, les gusta presumir de él. Tanteé el terreno y baje un poco mas mis manos, hasta ponerlo en esa “frontera” de la cintura y el culito. Cuando avance un poco mas, me pidió que nos sentáramos.

Se quedaron bailando solo Adriana y su marido. Al llegar Ray, Daniela se puso de pie, le dio la mano a él y nos dio las buenas noches. Álvaro y Lidia ni se enteraron, estaban enfrascados en un muerdo tremendo. Me puse a bailar con Adriana. Aquí si me pegaba mas y ella estaba cortada por la presencia de la pareja que quedaba. No quise comprometerla mucho en ese momento. Pero cuando daba yo la espalda a ellos, metí mis manos por debajo del vestido, quería saber si había obedecido, si lo había hecho, no llevaba nada. Su coñito estaba bastante húmedo.

Con voz muy suave, solo para que la oyera yo me dijo… “Por favor, piensa que queda gente” y mi respuesta fue levantar el vestido mas y darle un azote. Pego la cabeza contra mi pecho. Volví a tocarla y ya no era humedad lo que tenía, estaba bien mojada. Metía un dedo en su culito y estábamos en un momento especial, hasta que oímos a Lidia… “Me cago en la leche ÁLVARO… de verdad… no puede ser contigo… MIERDA…”

Ese mierda retumbaba mientras Álvaro, medio tapándose se fue al aseo. Si no me equivocaba se había corrido antes de empezar. Lidia al darse cuenta que mirábamos, se excusó diciendo… “Perdonar, pero es que me ha dado en la espinilla y me ha hecho un daño…” todos asentimos, pero por lo menos yo, pensaba lo que pensaba. Se fueron a su habitación sin decir nada, pero se oyeron murmullos fuertes en el pasillo. Nos habíamos quedado solos.

Volvimos a bailar y fui desabrochando la abertura que tenía por detrás en su cuello. Una vez que estuvo suelto, deje que callera el vestido, pero Adriana coloco los brazos para que no fuera al suelo. La mire con dureza y solo me dijo que mejor en la habitación. Seguí mirándola con intensidad y el vestido cayó al suelo. Era un simple juego, tontería cinco minutos y nos iríamos a la habitación. Me quede desnudo también y le pase todas nuestras ropas a Tiano.

Nos miramos con intensidad y con la iluminación especial de la luz negra. No tuve que decirle nada, se agacho sumisamente ante la presencia de su marido y se puso a hacerme una mamada. Nada más se oía la música suave de fondo, de vez en cuando un leve sonido que salía de la boca de Adriana. Presentí que alguien nos miraba, además de Tiano que estaba sentado.

Era Lidia, llevaba un cigarro apagado y un mechero. Ni se había enterado, cuando se dio cuenta se quedó inmóvil, seguro que no se creía lo que veía. Pero no quitaba ojo a lo que hacía Adriana, que no se había dado cuenta. No me corte mire descaradamente a Lidia, mis manos estaban en la cabeza de Adriana, quite la más cercana a la visión de Lidia, para que pudiera ver con más detalle lo que hacía Adriana. Podía haberla lanzado algún beso, haberle indicado algo, pero no, no quise provocar nada más.

Hice que se levantara y Lidia desapareció al ritmo que Adriana se levantaba. Ya había desaparecido. Se quedaría sin fumar esa noche. Adriana se encaminaba a mi habitación y tuve que decirle que íbamos a la de ellos. Se tumbo boca arriba en la cama y le hice darse la vuelta. Le ordene que no me mirara y pego su cara contra la almohada. Acariciaba suavemente sus nalgas, se las apartaba con mis dedos y algún dedo se colaba en su interior, llegando a su coñito. Cuando se lo tocaba su gemido se hacía más sonoro. Cada vez se mojaba mas, al punto de que se veía en la sabana la humedad.

Se iba relajando, movía suavemente su culito, abría tímidamente sus piernas. No sabía lo que iba a pasar, pero seguro que intuía que la iba a follar. Levantaba un poco su cintura, para que su culito quedara más expuesto y fue cuando la cogí por sorpresa… “Tú eres mi puta, no mires a tu marido. (AZOTES) Te voy a dar lo que te mereces, a mí no se me provoca, no se me reta. (AZOTES) Te follare donde y cuando quiera. (AZOTES) Aceptaras lo que yo desee y quiera. (AZOTES) ¿Vas a ser obediente PUTA? (AZOTES)” y seguía azotando furiosamente su culo. Me gustaba como los aceptaba, la cara de “sucia” que ponía y como trataba de disimular que esa faceta que había descubierto le gustaba.

Todavía no estaba en el “momento” que quería, pero no le faltaba mucho. Me quede de pie y ella se puso como una perrita a comerme la polla. Su culo estaba totalmente marcado y alguna parte fuera de la zona del culo también, tenía las marcas de mis manazas, parecía como si le fuera a sangrar. La cara de Tiano era de preocupación y la de ella de felicidad. Empezaba a mamar de distinta manera, lo hacía mejor, era como si ahora estuviera sin complejos. Aunque todavía no hablaba mucho. Estire mis brazos, hasta que mis dedos pudieron tocar sus pezones.

Empecé con una suave caricia y ella ronroneo. Subí de intensidad y apretaba con menos suavidad sus pezones, no ronroneo, pero su boca me lo decía todo. La forma de tragarse mi polla, de mover su lengua. íbamos por buen camino y aumente de nuevo la presión de mis dedos. Tiano se acercó por detrás y quiso tocarla, con voz seria le dije… “¿Qué haces? Ni se te ocurra, hasta que no me la folle no le harás nada y cuando lo haga ya veremos, pero no te preocupes tendrás una recompensa”, no sabía que decirme, no se lo había esperado.

Animaba a Adriana a no parar y le decía que estaba a punto de correrme, diciéndole también que no se tragara todo, que se dejara algo en la boca. Su mirada que estaba ya muy encendida con lo que le hacía en sus pezones, se ilumino mas porque debía de saber lo que iba a pasar. No intente resistirme, me deje llevar y me corrí profusamente en esa dulce boquita. Su marido estaba tumbado detrás de ella, solo le hice un movimiento con mis cejas y se giró, se fue para él, quedando su culo a mi disposición.

Mientras anulo la oposición de su marido, lo morreaba y yo me follaba con mis dedos su culito, su coñito de forma veloz, abrupta y no puedo aguantarse, se corrió mientras se morreaba con su marido. Los deje tal como estaban y me marche, nada más salir y por no cerrar la puerta del todo oí a Tiano que decía que necesitaba correrse, que quería follar y ella con voz solemne le contestaba… “Hazte lo que quieras. TU querías esto, pues ya lo tienes, hasta que él no lo diga… no follaremos”, el intento argumentarle que no se tenía que tomar todo al pie de la letra y ella le dijo… “Si me quiere follar en el salón delante de todos, ya te aviso que lo hará. Además a esta gente no la conozco de nada y me da igual”, Tiano no dijo nada o yo ya no lo oí, porque me fui a dormir.

Me gusto que no protestara y que entendiera lo que quería. Dormí fatal esa noche. Me desperté ya era día 19 y fiesta, que ironía festivo y sin poder salir. Siempre era el primero en levantarme, hoy no sería así, no era mi mejor día. A las once de la mañana, Álvaro y Ray vinieron a dar el coñazo. No pararon hasta que me vestí. Me fui a la cocina mientras los dos pesados no paraban de hablar, sabía que era por animarme. Me prepare una buena jarra de café y el olor ya me despejo. Me fui a la terraza para ver cómo estaba el día. Las tres mujeres estaban fuera. Nos dimos los buenos días y Lidia me miraba raro, pero no mal y Adriana tenía un brillo bonito en sus ojos.

Después de comer, me fui a dormir la siesta, que no lo hice, me puse unos cascos y música. La tarde llevaba los mismos visos que la mañana y lo que no se les ocurriese a mis amigos no se le ocurría a nadie. Lo que hizo que me despejase del todo. Hicimos alguna tontería para entretener y luego las mujeres dijeron que esa noche era cena fría, que ya estaba preparada y que todos a cambiarse. Me di una reconfortante ducha y fui el primero en salir. Detrás el resto de los hombres. Me fui para mi habitación cogí una cosa y fui para la habitación de Adriana. Al entrar estaba desnuda, poniéndose las medias.

Me vio y sus ojos me miraron con deseo. Le entregue una bala vibradora y como avergonzada no sabía para que era, se lo explique en segundos y me dijo que tendría que ponerse lago para que no se le cayese. La apoye sobre la cama y azote de nuevo su culo. Se lo deje bien marcado y cuando me iba, me sorprendió al oírla decirme… “Amo… así lo hare”ni me gire.

En el salón ya estaban Daniela y Lidia. Las dos esta vez venían que se salían. Las dos con unos vestidos cortos y con buenos escotes, claro está, el más llamativo el de Daniela. Me salí a la terraza un rato y pocos segundos después salía Lidia a fumarse un cigarro.

  • Carlos me alegro pillarte a solas.

  • ¿Pasa algo?

  • Sabes que ayer os vi, sé que es tu casa. Sabía de tus gustos, pero no te sabe mal ahí delante del marido… ¿Ligarte a la esposa?

  • Te podría decir que no te importa, pero… en eso está la gracia, los dos quieren que suceda así, mas morbo. A ellos le gusta a mí me gusta…

  • Pero que es la mujer de tu amigo, aunque tú tienes grados de amistades, que siempre lo dices.

  • Si lo que te preocupa es que te intente ligar como tú dices a ti… no temas que contigo no pasara.

  • Vaya tonito, ni que yo fuera un orco.

  • ¿Quién ha dicho que seas un orco? Ni lo he insinuado.

  • Pues sigo sin entenderlo.

  • El que no entiendes, ¿Lo que hacemos? o que ¿No lo intente contigo?

  • De verdad, me sacas de mis casillas. Pues de lo que hacéis o de lo que tus amigos hacen.

  • No lo critiques. Ellos lo mismo lo hacen, porque lo mismo les ha pasado lo que a vosotros ayer noche y lo mismo quieren buscar soluciones, porque lo mismo así están más satisfechos…

  • Vale, que ya he pillado… “Los mismos”, pero yo no sería capaz.

Me agota la hipocresía, así que la deje sola en la terraza y al salir, viendo que no había monos en la costa, acaricie su culo y se lo agarre diciéndole en el oído… “Todo es probar o necesitar…” pego una calada tremenda al cigarro y no dijo nada y justo antes de entrar en el salón me gire y le dije… “Se me olvidaba… esta noche va a ser mejor y más completo, pero eso si en mi habitación, te dejare un poco abierta la puerta”, ahora si me fui con una sonrisa maliciosa. Que era verdad que con ella no tendría nada, salvo que mi amigo lo quisiese y a Álvaro no le veía por la labor.

Estábamos sentados cenando y yo puse a funcionar la bala vibradora y fue una delicia ver la cara de sorpresa de Adriana. La puse un poco a distintos noveles de intensidad y se puso colorada. Esto lo hice en distintos momentos durante toda la cena. Cuando dejamos la mesa y nos fuimos a las copas, agarre a parte a Tiano y le dije… “Esta noche me follare a tu mujer como queríais, además de otras cosas que la voy a hacer. No sé si estarás preparado para verlo”, él me decía que si, que quería verlo.

Álvaro es noche bebía un poco más de lo habitual, algo que de vez en cuando le sucedía, su mujer siempre era quien lo solía frenar, pero esa noche lo dejaba. Ray se acercó a mí y me propuso que quería que esa noche pasase a su habitación sin que su mujer se diese cuenta… algo que ya habíamos hecho en alguna otra ocasión, pero decline su oferta, por lo menos esa noche. No tuve que darle explicaciones.

Después de decirle esto no tardó mucho en irse a su habitación. Ya quedábamos Álvaro pasado de copas, Tiano nervioso y Lidia, que cruzaba sus piernas porque se lo deje conectado. Se fueron a la habitación y Álvaro iba trastabillando por el pasillo, lo único que le faltaba era cantar. Una vez solos Adriana entro sin nadie decirle nada ni insinuárselo en su papel… “¿Amo me he portado bien?” no la conteste, me limite a decir… “VAMOS” y ella se levantó e iba a su habitación, cuando la dije que no, que a la mía.

Iba caminando si ir deprisa y con las piernas apretadas, como temiendo a que se le cayese. Al llegar a la habitación, se quedó mirando todo y Tiano se quedó a unos pasos de nosotros. Hasta que el dije que desnudase a su mujer. No tardo nada en empezar a hacerlo. Me fui al vestidor y saque parte de esos juguetes nuevos que tenía. Ella estaba con medias, tacones y desnuda. Me acerque la bese y ella correspondió con muchas ganas.

Le puse un antifaz. Luego un collar que llevaba unas esposas para atar sus manos por detrás. Se le erizaba la piel, no decía ni preguntaba nada y ahora no vería, solo oiría, olería y sentiría. A Tiano le ordene que le sacara la bala vibradora, así lo hizo y se veía claramente que estaba empapada, le pregunte que como sabia y se encogió de hombros, le mire intensamente y la chupo, para decirme luego que sabía a muy bien.

Su marido se sentó, donde le indique y le señale poniéndome un dedo sobre los labios que silencio. Fui a por más cosas, sobre una bandeja puse tres velones y los encendí. Saque una fusta de las que tenía, exactamente una que hacía más ruido que dolor. No quería ser muy severo nada más empezar. Le di el primer fustazo y como no se podía agarrar a ningún sitio y no se lo esperaba, dio un pequeño chillido. Seguí dándole, mientras le reprochaba lo mal que hacía, que tenía que comportarse de otra manera conmigo.

Ya no chillaba, los recibia y si hacia algo era apretar sus labios fuertemente. Hasta que sus labios quedaban medio abiertos, dándome cuenta de lo que estaba gozando y no lo quería demostrar. Su marido miraba sin quitar los ojos, no era lo que había tenido en sus fantasías. La tumbe en la cama boca abajo. Sus manos seguían atadas a su espalda y fue cuando me di cuenta de que me había equivocado de fusta, estaba totalmente marcada, el dolor que tenía que haber pasado.

No quise decirle que me había equivocado. Cogí una pluma de ave que tenía. Para acariciarla con ella donde había recibido el castigo. Pasaba la pluma y exclamaba, movía su cuerpo. En esas zonas su sensibilidad estaba a flor de piel, es lo que tenían los castigos. Comprobé como estaba su coñito y rezumaba líquidos como si fuera un rio. A pesar de ello la notaba atenazada y no sabía el motivo. Solté sus manos y su cuello. Ahora la ate al cabecero de forja. Elegí un látigo azotador y lo lanzaba sin dar en su cuerpo, lo hacía para que lo oyera y cuando lo yo, se ten so para recibirlo, pero no llego, así durante varias veces, hasta que llego, un quejido de placer.

Seguía haciendo lo mismo, intercambia latigazos al aire, con latigazos sobre ella. Seguía sin decir nada. Por lo que decidí ver si era lo que yo creía, le pregunte… “¿Es porque esta tu marido?” y ella dio un tímido “Si”, me acerque la agarre del pelo, di un tirón y le dije al oído… “Tú eres mi puta y el un cornudo. Tienes que estar pendiente solo de mí, de mi placer, olvídate de el… ¿ME HAS ENTENDIDO? Porque si no os vais a vuestra habitación” y Adriana rápidamente me contesto… “NO, NO… lo hare bien mi señor, tú eres mi amo”

Me quede satisfecho y más cuando me dijo… “Por haberme portado mal merezco un mayor castigo” iba a castigarla mas y me di cuenta de que estaba demasiado marcada, estaba bien para ser su primer día. Hice que se diera la vuelta, quedando boca arriba, me acerque a ella, lamí su cuerpo sus pezones, hasta que los note plenamente duros. Cogí unas pezoneras regulables y las puse al mínimo de presión, se las puse en sus pezones y grito, poco a poco se relajó.

Quería comerme su coñito y me puse entre sus piernas, gimiendo cuando sintió mi lengua. Los labios se me mojaron enseguida estaba demasiado mojada y cuando mas cachonda estaba, hasta que active la electroestimulación de las pinzas. Sus gemidos eran brutales y pegaba su coñito exageradamente en mi boca. Lo puse al máximo, grito, gimió, se quejó y se corrió de una forma infinita, le duro muchísimo y varias veces seguidas se corrió. Parecía que le faltaba el aire.

Desconecte todo, le quite las pezoneras, solté sus manos y estaba como desfallecida, sus brazos quedaron pegados al cabecero de la cama y eso que ya no tenía ningún tipo de sujeción. Lo último el antifaz. Parpadeo varias veces y su mirada era de complacencia, su boca estaba seca, se notaba. Le pregunte…

  • ¿Qué tal?

  • Eres brutal, no sé qué decirte…

  • ¿Solo eso?

  • Que me da igual que este mi marido… que si esto es así… conmigo puedes hacer lo que quieras.

  • Lo hare, lo hare… por lo menos mientras sigamos encerrados. Ahora a tu cama, a que tu marido te siga admirando.

  • NOOOOO… quiero seguir.

  • Tu no mandas. Mañana mas, tenemos muchos días por delante.

  • Es que lo digo porque mañana o pasado, me bajara el periodo…

  • Tenemos muchos días por delante.

Tiano la ayudo a vestirse, mientras lo hacía, se podía ver por los espejos, que iba muy marcada. Adriana se miraba y era como si le diera orgullo ir así. Su marido miraba impresionado y la ayudo a irse a su habitación. Cuando salieron caí en la cuenta de que no me había fijado si la voyeur de Lidia nos había estado observando.

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En los comentarios de mi anterior relato, hay uno enviado por Ser Pïter y que aunque no son mis palabras, las quiero hacer mías.

“Como he dicho antes dedicado a todo el personal sanitario que en estos días su vocación y su sentido del deber está siendo más fuerte que el miedo y el sentido a la supervivencia ¡Va por vosotros compañeros!, también por todos aquellos que están haciendo una labor encomiable como fuerzas de seguridad del estado, que están haciendo un esfuerzo enorme y para todos aquellos trabajadores de supermercados que también se juegan su salud por atendernos y que no quedemos desabastecidos, camioneros incluidos...Gracias a todos, los aplausos de las 20:00h también son por vosotros)”