¿Principio de nada, final de algo? V
Sucedido en un presente muy cercano y el matrimonio de Adriana y Tiano, cada vez más cerca de ella convertirse en una esposa muy caliente y el en el mejor de los cornudos. ¿Será así?
Martes siete de enero. Llego temprano al trabajo, como parte del personal está de vacaciones, la mañana se presenta relajada. Hasta la semana que viene no empezara lo fuerte. Tengo un par de reuniones muy cortas, de puro trámite y me entra una llamada de Victoria, ni de vacaciones descansa. Me ha llamado para recordarme de asuntos pendientes y una vez que finaliza, como no…
- Carlos, de verdad no te entiendo, ¿Por qué algunas veces te comportas como te comportas?
- ¿Explícate?
- Ayer me llamo muy disgustada Natalia, con un berrinche muy grande. Lo que le hiciste no tiene nombre.
- En todo caso será lo que no le hice y ya que sacas el tema, no sé cuántas veces te he dicho, que no hagas de celestina, no quiero que me busques pareja. Que es que no creo que me quede ninguna amiga tuya por conocer. Que no sé porque lo haces.
- Lo hago para que veas la diferencia que hay entre quien tu y yo sabemos y las demás. De todas maneras, podías llamarla para disculparte.
- Empezando porque no tengo su número y acabando porque no he hecho nada por lo que tenga que pedir disculpas, a ella le gustan las cosas de una manera y a mí de otra, punto final.
- El número de lo puedo dar yo…
- Que no, que no quiero. Y ya está, que tengo mucho trabajo… un beso.
- Cabezón, mas que cabezón.
Termine la conversación de forma tajante, porque no tenía ningún sentido. Poco después me llamo Adeleta, para infórmame de un negocio que tenía con su padre y para infórmame de una buena noticia, de lo cual me alegre mucho y antes de cortar la llamada, me dijo que ese fin de semana podíamos tomar algo juntos, comer o cenar, que a su marido le apetecía mucho también. Ni si, ni no, ni blanco ni negro. Era martes y le dije que ya le diría algo. No estaba mucho por la labor, mi cabeza todavía andaba por otros mundos.
Sobre las doce me marche, fui al Corte Ingles al departamento de electrónica y luego a la zona de ocio a ver si compraba algún libro. Después de estar un buen rato, me fui a comer algo, en el camino me encontré a uno que trabajaba en un banco y se empeñó en tomar algo conmigo. Lo que iba a ser rápido, me hizo terminar pasadas las tres de la tarde y con la cabeza como un bombo. Me fui a tomar un par de cafés y de paso echar un vistazo a uno de los libros que me había comprado.
Entre nos volvimos a felicitar el año, porque ya lo habíamos hecho pero no se acordaban. No había ni un alma. Hablamos un poco y después cogí de los libros comprado uno que me daba dudas si me gustaría o no, empecé a leerlo y llevaba varios capítulos, era un tostón de libro, mucha publicidad, pero era lo que me había temido.
Aun así, seguí leyendo para ver si cambiaba y tomaba otra dirección, pero no y encima en ese momento entraban Adriana y Tiano, cargados de bolsas, habían estado también de compras. No se lo pensaron y se vinieron para mi mesa, que si no lo hubiesen hecho, tampoco hubiera llorado. Guarde el libro, quite los dos móviles de encima de la mesa y lo guarde todo en la cartera.
La conversación típica de esos días, poco que aportar y tampoco ninguna gana. El de la cafetería trajo lo que habían pedido y luego, como nos conocía nos dio que si nos hacía falta algo que le diéramos una voz, que estaba en la cocina que la tenían en la planta de arriba, que tenía que meter al horno bollería. Adriana venia con un jersey trenzado de cuello vuelto de color naranja, su habitual melena y unos pantalones negros ceñidos de color negro, que eran de piel o de imitación a piel.
Le dije la verdad que le sentaba muy bien y que estaba guapa, dude en decir algo mas pero me calle, al final se lo dije… “La pena no verte por detrás, que solo te he visto de frente, te podías levantar y dejar que te vea” , no sé si por estar su marido, cogió la taza me miro y me dijo… “Y ahora se supone, que yo tendría que levantarme veloz y hacer lo que dices… ¿Es así? Pues va a ser que no” , eche una corta sonrisa y Tiano le dijo… “Mujer no seas así, que vea lo bien que te sientan los pantalones”
Miro a su marido con no muy buena cara y siguio tomando el café. Me puse a mirarla fijamente y cuando ella se dio cuenta, se puso a hacer conmigo lo mismo, miraba desafiante, pero al final se ruborizo y aparto la mirada. Tiano se fue al aseo y entonces ella me dijo… “¿De verdad quieres que me levante?” y mi respuesta fue… “No, Ahora no quiero” , se quedó contrariada y supongo que cabreada. Empezaba a llegar el olor a bollería. Tiano se sentó y Adriana se levantó a coger un servilletero de otra mesa, que en la nuestra no había. El pantalón le quedaba perfecto y le hacia una buena forma al culo, lo marcaba bien.
Aproveche para acariciar su culito. Se quedo quieta de pie, mirando a su marido. Recorrí bien sus nalgas, me entretuve hasta que oímos que bajaba el de la cafetería. Se sentó, me miraba analizándome y le dije que no tratara de analizarme, que era muy complicado y su marido riéndose dijo… “Carlos, eso es imposible, es deformación profesional… siempre anda tratando ver más allá”
Fue ella la que inicio una nueva conversación apartada de lo sucedido y Tiano la interrumpió para decirnos… “¿Por qué tanto jueguecito? Si se ve que os gustáis, que os poneis los dos, que hay mucha atracción sexual y algo muy importante… que a mí me apetece veros, que os lo montéis… ¿A que esperamos?” , Adriana le miro con furia, le dio un fuerte golpe en el brazo y no le dijo nada, con la mirada estaba todo dicho. Yo si le conteste… “Tranquilo, no hay que ser como el resto de las personas, tenemos que ser diferentes y no tenemos prisa, cuando Adriana esté preparada… ese será el momento y nada más que ese”
Con resignación y disgusto Tiano pregunto… “¿Y cuándo será ese momento?” , la contestación fue evidente… “Cuando ella sea y se comporte como quiero. No me preguntes como, porque ella lo sabe de sobra y si no lo sabe, lo sabrá” . Tiano seguía a lo suyo y me pregunto si me apetecía quedar con ellos el fin de semana para ir a tomar algo. Como la expresión de ella era de “este tío es tonto”, le dije que no podía comprometer ahora mismo, pero que lo fundamental era que ella lo hubiera propuesto. Adriana se quedó callada y ni le llevo la contraria a su marido, ni tampoco dijo que era buena idea.
Ese día no hubo nada mas que fuera interesante. Al día siguiente que era miércoles, Adriana no apareció por la cafetería, tampoco me extraño, porque podría ser que esos días no trabajase o que por lo del día anterior no quiso pasar. Sin embargo el jueves si estaba y vestía muy sugestivamente. Me acerque la salude con dos besos, bastante descarados, pero lo suficiente para que solo ella y yo nos diésemos cuenta. Luego me fui a mi mesa habitual.
Se había sentado de forma estratégica, para no mirarme directamente, pero si poder ver lo que hacía con el reflejo del ventanal. Como me di cuenta, con toda tranquilidad me moví a otra mesa y le chafe toda su estrategia, de hecho miro como extrañada y nuestras miradas se cruzaron, viendo ella en mí, una sonrisa “maliciosa”, saque mi portátil y me puse a contestas mails pendientes. No estaba pendiente de ella ni de nadie, a excepción de cuando oía abrirse la puerta, que no sé porque, pero miraba siempre a ver quién entraba.
Me levante para ir al aseo, le hice una seña al camarero para que echase un vistazo a mis cosas y con la cabeza me hizo una señal de que no me preocupase. Estando lavándome las manos, pensaba que me hubiera gustado que Adriana fuera osada y se hubiera atrevido a abordarme en el aso, pero eso era mucho. Salí del aseo y vi que se había sentado en mi mesa, el camarero me miro y se encogió de hombros, como diciéndome no sé porque se ha sentado ahí.
- Siéntate donde quieras, no me molesta.
- Hombre a estas alturas, creo que tenemos algo más que una simple confianza… ¿O no?
- Todo es según se mire… pero imagino que no te has sentado en mi mesa para que hablemos del tiempo.
- ¿Siempre eres tan inelegante, tan… displicente?
- No me considero nada de eso y me han dicho muchas cosas, pero eso de inelegante… jamás y para ser sincero, la primera vez que lo oigo. Lo que he dicho, ha sido por no enrollarnos para hablar de cosas insustanciales y estar esperando que sueltes el verdadero motivo. No hay nada mejor que ser directa.
- Que lo he pensado mejor, ¿Te animas a quedar este fin de semana?
- Jajaja… no te mosquees, la respuesta es si… pero te imaginas que hubiera dicho que no, menudo follón el montarías a tu marido… jajaja…
- Jajaja… pues es verdad, porque me ha insistido mucho y le he dicho… “Como me salga con una bordaría te vas a enterar”
- Pero tengo dos peticiones.
- Me da miedo preguntar… venga suéltalo, pero no me comprometo a hacerlas.
- Como no quiero que te escandalices y pongas mala cara. Que vistas de una forma “especial” para mí, pero entiende lo de “especial” y que no lleves ropa interior.
- No sé a qué te refieres con eso de especial y lo de no llevar nada, sobre todo abajo, me hace sentirme que voy desnuda, no creo que pueda cumplir esa parte y o de vestir, pues no se si acertare, porque no sé qué quieres decir.
- Seguro que sabrás lo que quiero decir con lo de especial y ya verás cómo te resulta agradable ir sin nada.
Sabía que me había entendido de sobra y si no, seguro que su marido se lo explicaría, pero no creo que hiciera falta y quedamos para el día siguiente por la noche que era viernes, no teniéndose que preocupar por madrugar al día siguiente. El viernes por la tarde no acudió a tomar su café, hice lo mismo que siempre y salí muy relajado. Como no quise que fuera cena también, me prepare una buena ensalada tamaño XXL y luego ducha, vestirse y para la calle. Me puse un pantalón vaquero, una camisa blanca y botas camperas porque pensaba llevar la moto.
Llevaba tiempo sin coger la moto, mas que frio, notaba la humedad, a pesar de llevar una buena cazadora para ir en moto. Aparque en la misma puerta de donde habíamos quedado. No sabía si ya habrían llegado o no, pero tuve que hacer una llamada telefónica y me quede sentado en la moto hablando. Por el rabillo de mi ojo derecho, vi que pasaba una pareja, me fije bien y eran ellos, deje de hablar un momento y les avise de que estaba allí.
Vinieron hacia mí y ya deje de hablar por el móvil. Mientras termine de hablar Tiano echo un vistazo a la moto y yo a su mujer. Adriana me defraudo, esperaba que llevara falda y no, esperaba que llevara un buen escote y tampoco, lo que quería decir que el resto tampoco. Llevaba un pantalón de color verde, eso sí buenos tacones y una parka bien cerrada de color negro. Nos saludamos Tiano se puso a hablar de la moto y tuvimos cinco minutos de charla sobre moto, porque ya nos metimos dentro.
No había ni un sitio donde sentarse, estaba hasta la bandera. Varios camareros les saludaron, lo que quería decir que eran habituales. El sitio no tenía mala pinta, se veía un buen sitio. Nos fuimos a la barra y después de un buen rato, por fin conseguimos donde sentarnos. Yo ya me había quitado la cazadora, más que nada para no asfixiarme del calor, pero Adriana no se había desabrochado ni un poco la parka.
Al ir a sentarnos Adriana se quitó la parka y puede verla mejor. Llevaba un pantalón culotte con cuatro botones delante. Por detrás se apreciaba bien la forma de su culito. Llevaba una blusa verde de manga larga con estampados en blanco, le conjuntaba bien con el pantalón y eso si, en un par de movimientos pude darme cuenta que no llevaba sujetador. Se podía bailar en ese sitio y Adriana le dijo a su marido de salir a bailar. No fue que se entusiasmara mucho, pero salió a bailar.
Les veía bailar y no es que no hubiera entusiasmo, era que Tiano precia que tenía una estaca metida en el culo y totalmente arrítmico, pero interés le ponía. En cambio a ella se le veía un buen movimiento, muy sensual y armoniosa. Se vinieron a sentar y después de un momento de conversación, me levante le di mi mano a Adriana y le dije de ir a bailar. Se quedo mirando a su marido y entonces le dije… “No tienes nada que mirar, o quieres o no quieres, pero decídelo tú” , Adriana como justificándose… “No lo digo por eso, es que aquí somos habituales y nos conocen de venir”, “¿Y…?” le respondí yo. En un tono más bajo me decía que bailaríamos pero que no me pasara.
No era muy buena compañera de baile, al principio pensé que era por estar en tensión, se fue relajando y no era la tensión, le costaba dejarse llevar. Todo cambio cuando cambiaron el estilo de música, pasaron a poner música lenta de los años 80 o de fechas aproximadas. Hizo amago de irse pero no la deje y nos abrazamos para bailar, ella distante y apartada, nada de acercarse, sus brazos en tensión y me confeso que se sentía incomoda. Le dije que yo estaba muy cómodo y que podría estarlo mejor.
Poco a poco, se fue relajando y ya nuestra distancia era más corta. Hasta que nuestros cuerpos ya se tocaban y entramos en un momento sensual. Nuestros roces empezaban a ser más intensos. Mis caricias en su cintura más acentuadas y a ella se le escapan los dedos y me acariciaba la nuca. Me musita que mejor que nos fuéramos y me acerco a su oreja y le digo que si se quiere ir, nada mas tiene que hacerlo y le doy un beso, acompañado de un mordisquito en su lóbulo de la oreja. Siento un cierto temblor.
Mi erección es inevitable y ella sé que puede notar como va creciendo, hasta llegar a su máximo. En ningún momento se corta, todo lo contrario, puedo notar como se pega mas a mí y se aprieta para notarlo más, sabiendo que eso me va a poner más cachondo. Al principio del baile observe que en la planta de arriba había como unos palcos o algo similar, le pregunto y me dice que son reservados. Le digo porque no subir a uno de esos y me explica cómo funciona, le digo que como en otros sitios. Dejamos de bailar y regresamos con su marido.
Me disculpo diciendo que voy al aseo y busco como poder usar uno de esos reservados y si queda alguno libre. Me dicen que si y les señalo el que quiero de los que me dicen que están libres. Vuelvo con Adriana y Tiano y les digo que no se lo tomen a mal, ni que es por hacerles un feo, pero que nos vamos a un reservado y nos les dejo que reaccionen, nos vamos para el reservado. Cuando llegamos el reservado fácilmente era como para una docena de personas. Había tres mesas bajas y en una de ellas, había una champanera doble de metacrilato, con dos botellas de champan y tres copas.
Le digo a Tiano que a mí se me da mal abrir las botella, que haga los honores, parece que se le ha pasado el posible enfado y abre una de las botellas, llena las copas, nos da una a cada uno y brindamos sin más. Él se sienta y nosotros nos ponemos a bailar de nuevo, en una parte, que nada mas nos puede ver el, porque estamos apartados de la barandilla. El baile ahora es todo menos baile. Hasta que nos besamos con lengua, aunque al principio se cortó un poco, luego se desmando completamente. La acaricie por todas las partes y cuando mas encendida la vi, pare y me fui a sentar.
Adriana se quedó de pie, bailando sola, muy sensualmente, provocando a su marido y a mí. Se vino a sentar con nosotros y de pronto se puso de rodillas sobre el asiento corrido, para apoyarse en la barandilla y mirar abajo. Desde cualquier lugar que la vieran, nada mas podían verla de cintura para arriba. Aproveche esa circunstancia, para meter una de mis manos entre la barandilla y ella, desabrochar los botones de su pantalón. Su marido que esta al otro costado de ella, podía ver lo que estaba haciendo y como ella no ponía ningún impedimento.
Use ahora también la otra mano, para bajar muy poco los pantalones, apenas nada, lo justo para poder meter mi mano dentro de sus pantalones. A su coñito llegue rápido, me costó apartar el tanga, pero lo conseguí. Estaba muy mojada, antes de tocar su clítoris, metí dos dedos dentro de su coñito sin el mayor problema, entraron perfectamente. Adriana soltó una bocanada de aire y un gran gemido, que fueron amortiguados por el fuerte sonido de la música.
De vez en cuando agachaba la cabeza, se mordía el labio constantemente y resoplaba, la paja que ele estaba haciendo, la estaba disfrutando. Seguro que le ponía muy cachonda, estando rodeada de gente, gozando con los dedos de alguien que no era su marido, con su marido viéndolo y nadie sabiendo lo que pasaba. Saco los dedos ante el disgusto de ella, que me mira de malas maneras, le digo a Tiano… “Mira como tengo los dedos… esta puta está que arde” y para sorpresa mía, podría pensar que el me tocara los dedos para comprobar cómo están de mojados, aunque sería innecesario porque se veía el brillo, se acercó y se los metió en la boca.
Adriana se dio cuenta de mi alucine y solo dijo… “Que guarro que eres Tiano, anda que si hubiera sido otra cosa… uffff, como me poneis los dos, uno por cabrón y el otro por cornudo” , ya empezaba a estar como me gustaba a mí que estuviera una mujer, cachonda perdida. Tiano se quedó con cara de estar super avergonzado, lo había hecho sin pensar. Adriana se fue hacia él, le dio un buen morreo y le dijo… “No te avergüences por disfrutar, para eso es para lo que estamos” , eso le relajo.
Seguí haciéndole la paja y se corrió casi se corre. Quite mi mano, le di un buen azote y le dije… “Te vas a correr cuando yo diga, no cuando tú quieras…” me miro con mala cara, pero una cara llena de excitación. Con la mano libre, fui tirando de su pantalón para bajárselo y ya tenía su culito al aire. Lo acariciaba y acariciaba con mucha suavidad su ano. No protestaba, pero no le hacía mucha gracia. Después de empezar a meter un dedo y al intensificar mis caricias en su clítoris, respiraba mas fuerte y admitía mejor mi dedo profanador.
Tiano se tocaba por encima del pantalón. Le hice una seña para que me pasara un hielo de la cubitera. Me lo paso y quite mi mano de su culito. La acaricie con más intensidad y cuando observe, que contenía la respiración y su boca quedaba medio abierta, me pare de nuevo. Dio como un ronquido de protesta y se mordió con intensidad el labio inferior, moviendo la cabeza de un lado para otro.
Vi que su respiración se regulaba y su expresión volvía a la normalidad. Empecé otra vez y esta vez llego al borde del orgasmo con más rapidez, aminore el ritmo y le salió un “ruego”… “Por favor, déjame… déjame… no me aguanto mas… lo quiero ya…” , me gustaba verla así, solo faltaba que se soltase un poco mas, le dije que no la entendía y que seguro que su marido tampoco, volvió a “protestar” por lo que le decía y en cuanto me pare otra vez, se decidió… “Claro que mi marido sabe lo que quiero… que él no se atrevería a hacerme lo que me estás haciendo tú, no me putees mas, quiero que me hagas correrme y lo quiero ¡¡YAAAAAAA!!”
Me ponía muy cachondo verla de esa manera y por lo que veía a Tiano también, que se apretaba con más fuerza la polla y estaba casi hiperventilando. La acariciaba con intensidad y aflojaba, ella apretaba sus piernas contra mi mano, la daba un azote y se recomponía. Así estuve un poco de tiempo y cuando vi que ya no se aguantaría mas, puse el hielo casi derretido en su clítoris y la toque, su corrida fue inmediata y lo único que la falto fue aullar, se descontrolo totalmente.
Una vez que se corrió, quedo inmóvil sobre la barandilla y luego se dio la vuelta, quedando sentada y cuando vio como la miraba su marido, se quedó sin saber que decir como preocupada. Tiano le pregunto… “¿Qué tal? ¿Lo has disfrutado?” , Adriana respiro más tranquila, le paso la mano por la cara, entre carantoña y provocación… “Que imbécil eres, que susto me habías dado con esa cara. Pues que crees… pues claro que ha estado muy requetebién… nunca tuve un orgasmo así y no te enfades, que hemos quedado en ser sinceros”
Tiano la sonrió diciéndole… “Si te entiendo, que jamás me he pillado un calentón como hoy… jajaja… y sigo con el… jajaja…” , Adriana que seguía cachonda, me acaricio por encima del pantalón y le dijo a su marido… “BUF… pues como está aquí el señorito… MADRE MIA” y me acariciaba la polla sin dejar de mirar a su marido. Hice que se pusiera como antes y no hubo ningún problema, se colocó rápida. De nuevo empecé con mi “tortura” y ella desde el principio se puso a gemir, su calentura no había bajado nada en el pequeño parón que tuvimos, es mas estaba mucho mas cachonda.
Me miraba con provocación, con descaro, me estaba pidiendo algo mas sin pedir, sabía lo que era, la mire con intensidad y le dije… “Lo que quieres lo tienes que pedir como quiero yo y si lo haces, te follare tal como estas” , ella me decía que no con la cabeza y al no cambiar yo de actitud me respondió… “Aquí imposible, que nos pueden ver cualquiera, no, no se puede y además no creo que le hiciera gracia a Tiano…” y en ese preciso instante Tiano apoyaba a su mujer… “Carlos hay muchos sitios mejores que este. Tu casa, la nuestra… y todos más tranquilos”.
Al decirles que no y menos en mi casa, sonriéndose Adriana me decía que no se iban a asustar por el desorden de un soltero. Le devolví la misma sonrisa diciéndole que mi casa estaba inmaculada, que no había nada fuera de su sitio y era verdad. Lo único que de momento no quería a nadie en mi casa. Le había bajado los pantalones hasta las rodillas, aparté su tanga, me agache detrás de ella y le comía su coñito por detrás, mientras acariciaba su clítoris.
Sus gemidos volvían a estar en todo lo alto. Esta vez había agarrado la mano de su marido y la apretaba con fuerza, vi que se corría y casi lo hace, me quite justo a tiempo. Se “enfado” y lo expresaba con sonidos ininteligibles. La hice eso como cinco veces y en la última, antes de dejarla, azote bien azotado su culo, algo que me gusta y que lo hago muy bien, se lo azote tanto, que le había quedado muy sensible. Por eso cuando pase mi lengua por sus nalgas y acaricie de forma más frenética su clítoris, se corrió perdidamente, como se mojó.
Me desabroche el pantalón, saque mi polla y ella se puso a lamérmela, por todos los sitios y de arriba abajo. Como quedo dándole la espalda a su marido, ella sin que nadie le dijera nada, cambio de posición para que su marido viera la buena mamada que me hacía. Nos miraba una vez a uno y otra vez a otro. Se estaba poniendo cada vez mas cachonda, lo notaba al estirar mi brazo y seguir acariciándolo. Le metí primero un dedo y luego otro más en su culito, aunque medio protestaba.
Adriana no quería reconocerlo, pero le estaba gustando que la follara el culito y lo sabía, porque no paraba de moverse y cuando sacaba un poco los dedos, ella echaba el culo para atrás, para metérselos de nuevo. Si esperárnoslos ninguno, por la expresión de sorpresa de su marido, estaba claro de que no sabía nada, Adriana dijo agarrándome la polla como si de un trofeo se tratara… “Venga amor, me echas una mano… no me mires así, sé que te mueres por darle un lengüetazo, venga ven, ayúdame no te corte… no seas tonto”
Por la cara de Tiano no sabría decir si era como decía su mujer o no, porque estaba anonadado. El caso que aunque seguía tocándose el solo, no hizo el amago ni de acercarse ni de contestar a su mujer. Me sonrió, me miro con mirada de puta y dijo… “El niño me ha salido tímido y eso que se volvería loco… él se lo pierde” y fue cuando mirando a su marido, empezó a meterse mi polla en la boca.
Me tenía bastante cerca de la corrida, pero tuvo que parar cuando se empezó a correr, esta vez no me di cuenta, estaba más pendiente de su mamada. Puso cara de satisfacción y aumento el ritmo de la mamada, aunque le costaba se metía mi polla al máximo, hubo algún conato de arcada pero lo supero. Le decía a su marido… “Joder Tiano, menuda come pollas, es única, que vicio tiene y como me encanta. Es para que todos los días hiciera una mamada como mínimo” , a Tiano le ponía cachondo pero a ella se le notaba que también.
Estaba follando su culo con más fuerza y ya tenía metido tres dedos y mis dedos no son nada pequeños. Adriana se notaba que los estaba admitiendo con gusto. Me fije que Tiano se había sacado su polla y se estaba haciendo una paja a nuestra costa. Avise a Adriana de que me corría y llene su boca, bien llenada y me quede súper a gusto. El que llevaba la boca llena y se le notaba demasiado, quiso besar a su marido pero este se apartó y por eso al correrse se manchó.
Como enfadado dijo que se iba a los aseos a limpiarse y nos dejó solos, seguía tocándola y ella abría bien sus piernas para hacérmelo mas fácil, si no hubiera llevado pantalones hubiera sido mejor.
- Esto te pasa por haberte puesto pantalones, ahora lo mismo, estarías sentada sobre mi polla.
- No me digas eso… pero tienes razón, me he puesto pantalones por llevarte la contraria, he sido tonta.
- Ves cómo te queda para ser una buena puta.
- No me gusta que me digas eso.
- Tampoco te gusta que te diga, que sabes que te voy a “reventar” ese culito tan estrecho.
- Al que no le gustaría oírte es a Tiano. Que dice que antes tendría que hacerlo el, bien hecho y no como hasta ahora.
- Pues seré el primero y tu marido ya te digo que te abrirá las nalgas ofreciéndomelo, pero lo mejor es que hare que me coja la polla y la coloque él.
- UF… como me pone lo que estás diciendo, que guarro que eres.
- Jajaja… eso sí que es bueno. Antes le invitas a comerme la polla y ahora el guarro soy yo.
- Jajaja… no es lo mismo, porque le conozco y sé que a él le encantaría, que no se lo digas, pero esa escena la hemos metido en alguna que otra fantasía.
- O sea que te gustaría.
- Pues claro, no os pone a los tíos ver a dos mujeres, pues me pondría ver a mi marido en esa situación, solo de pensarlo… AAAHHHHH… ME CORRO, ME COOOORRO… NO PARES…
- Vas siendo muy puta y me gusta.
Se había corrido con unas simples caricias. Tiano llego justo en el momento y jocosamente dijo… “¿OOOOOTRO?” , me hizo gracia y Adriana se limitó a quedarse como derrumbada y con los ojos cerrados. Con la respiración agitada y soltando algún resoplido. Nos recompusimos todos y Tiano trataba de convencerme para ir a mi casa y le decía una y otra vez que no. Entonces me dijo que fuéramos a su casa y también le dije que no. Ante sus caras de sorpresa les dije… “Cuando os vea mejor… sobre todo a Adriana, en ese momento será SI”
La cara de Adriana una vez mas era de enfado, estaba muy disgustada, por no decir rabiosa. La de Tiano era de no entender mi postura y cuando Adriana se fue al aseo, creo que para dejarnos solos, Tiano lo intento de nuevo, pero fui más tajante y la conversación sobre ese tema, se acabó.