¿Principio de nada, final de algo? – IV

Este relato será una mezcla del presente sin saber lo que sucederá y de un pasado divertido y excitante, con el relato MADURAS PELIGROSAS E INFIELES.

Es día 23 de diciembre y todavía estoy recordando lo que sucedió el día anterior con esa pareja que hasta entonces era completamente desconocida para mí. Si lo analizaba bien y pensaba lo sucedió, seguía extrañado conmigo mismo.

Eran días de la gente preparando la noche de nochebuena, los preparativos de la navidad. Para mi serian algo atípicas este año, que me quedaba sin los días habituales de vacaciones. Así que a seguir trabajando, aunque en el trabajo muchos estuvieran de fiesta estos días.

Para no perder las buenas costumbres, al salir de trabajar me fui a tomar mi café habitual. Al llegar estaba completamente vacío, el camarero y yo. Hablamos un rato y me informo de que al día siguiente estaría abierto hasta las cuatro o las cinco, según la clientela, que incluso si estaba como ahora cerraba hasta antes.

Estaba despistado, con mis pensamientos, cuando llego  Adriana, Dolors y una tercera mujer desconocida para mí. Dolors me sonrió y me guiño un ojo, Adriana se quedó con ganas de saludarme, pero se hizo la fuerte. Después de un café, unas risas y una charla, Dolors y la desconocida se fueron dejando a Adriana sola. Que para no variar se enfrasco con su móvil y a ratos con una tablet.

Miraba de reojo, no sé si esperando algo o simplemente observándome. Tenía puesto los auriculares cuando me entra una llamada de Tiano. Le digo que ahora me viene mal el hablar y él se excusa diciéndome que solo será un minuto… “Lo mismo va Adriana, no lo sé seguro, porque estaba de comida con otras mujeres. Si fuera y la ves, podías pedirle disculpas y ver si se le pasa el enfado. ¿Qué te parece?” me quede callado un momento, hasta el punto que Tiano me pregunto si seguía en línea y le conteste con voz suave y tranquila… “No tengo nada porque pedir disculpas y ya te digo que la tengo delante, en su mesa habitual” me pidió disculpas y que no dijera nada de que me había llamado.

Algunas veces cuando estoy así de relajado, como estaba en ese momento, me suelo poner las gafas de sol y cerrar los ojos, es como si la música se oyera mucho mejor. Además le di un volumen apropiado para el momento, no oiría ni un trueno. Llevaba cuatro o cinco canciones cuando me dan dos toques en un brazo, miro y tengo sentada en mi mesa a Adriana…

- ¿Pasa algo?

  • Es si podía hablar contigo un momento.

- Claro mujer, podemos hablar. ¿De qué quieres hablar?

  • Es que estoy muy desconcertada. Esta situación me desbarata. Nunca antes la había vivido y cuando Tiano fantaseaba con ellas, a mi venían las cosas de otra manera, nunca como ha sucedido, no sé si me entiendes.

- Te entiendo y es normal que puedas estar un poco agobiada.

  • Nunca había hecho nada de eso, ni nada parecido. Pero tengo una duda… ¿No te gusto? O es que ¿No te pongo? ¿Qué problema me has visto?

- Jajaja… Si hubiera algún problema sería mío no tuyo. Si me gustas, si me pones y sinceramente creo que a cualquiera le pasaría lo mismo.

  • Entonces no te entiendo. Porque no somos promiscuos, somos una pareja consolidada, es nuestra primera vez, estamos sanos… por algo es. Tiano y yo hemos coincidido en dos cosas y no te molestes ni te enfades… ¿Vale?

- Jajaja… cuando dicen eso, es que va a molestar y enfadar, pero ya tengo curiosidad, suéltalo.

  • O eres gay o es que te recuerdo a alguien y eso te para.

- Jajaja… muy aguda, pero no me has molestado y no, no soy gay.

  • ¿Entonces…?

- Pues ya te lo dije, no quiero nada serio y si quieres o mejor dicho queréis, tendrás que hacer lo que diga, ya lo sabes.

  • ¿Tanto te recuerdo a alguien? ¿Tienes el corazón roto?

- JAJAJA… tu a lo tuyo… JAJAJA… que no hay nada de eso.

  • Ah vale y si lo hubiera… ¿Me lo habrías dicho?

- Pues no. Jajaja…

  • Y te quedas tan tranquilo. ¿A qué te dedicas? Porque vas siempre muy arreglado, no dejas nada al azar.

- ¿A qué crees que me dedico?

- Por tu horario. Funcionario no, porque no irías tan arreglado. En banca puede, pero diría que no. Cara de abogado no tienes. Por las manos grandes y tan bien cuidadas… cirujano o pianista, pero tampoco. Buena ropa, corbata buena, reloj que parece bueno, zapatos impecables y bonitos. ¿Un puesto de bastante responsabilidad en alguna empresa?

- Un trabajo normalito, casi como un autónomo. Jajaja…

  • Te quedas conmigo, no te creo. ¿En qué trabajo yo?, si aciertas seré más sincera que tú. ( Ella no sabía que el de la cafetería me lo había dicho )

- Pues empezare como tú, por tu horario, tu si puedes ser funcionaria. Por tu manera tan correcta de vestir, informal pero marcando distancia. Como te desenvuelves, debes tener un puesto de trabajo donde tienes que marcar un principio de autoridad. Se ve que estas satisfecha aunque no todo lo que debieras, eso es debido a dos circunstancias o mejor dicho tres. Dos profesionales, que no te remuneran bien tu trabajo o que no te consideran como te tienen que considerar. La tercera es personal… que no “recompensan” bien tu cuerpo quien debe… jajaja…

  • Pero eso puede aplicarse a un montón de trabajos.

- No a muchos. Si ya se cuál es tu trabajo. Trabajas en un lugar que es o por lo menos así debía de ser, la cuna del saber y el aprendizaje, donde no os pagan lo que en verdad merecéis. ( Quedo asombrada )

  • Eso te lo ha contado Tiano.

- De verdad que no, créeme.

  • Pues me has dejado… que no sé qué decir.

- Jajaja… me lo dijeron, pero se dice el pecado y no el pecador. Lo que sí es verdad que Tiano no me lo dijo.

Se disculpo y se fue al aseo. No sé si era una invitación a seguirla, pero me quede en mi sitio. Como decimos en mi tierra, debía de ser la Cibeles, porque llevaba más de quince minutos en el aseo. Traía un gesto raro, se sentó, me miro como tratando de saber lo que pensaba y al final me dijo…

- Es verdad. Acabo de hablar con Tiano y me ha dicho que ya lo sabias. Pero también me ha dicho que por trabajar donde trabajo, te hacia reacio a cualquier contacto.

  • Tampoco es así o por lo menos no lo recuerdo así.

- La pregunta ahora es… ¿Quién hay donde trabajo que te frene?

  • JAJAJA… no volvamos a lo de antes, no te hagas películas que no son.

- Vale, si tú lo dices…

  • ¿Sabes que se me está ocurriendo?

- Pues no.

  • Tengo mi coche en el mismo sitio y…

- …Y nada, olvídate.  “nothing de nothing”

Al oír su respuesta le dije que estaba bien, pero que me marchaba. Llame al camarero pague lo de los dos y mientras traían el cambio, Adriana me dijo que como iba en mí misma dirección, que si no me importaba íbamos juntos. Salimos y nos fuimos andando sin ninguna prisa, me preguntó con quién iba a cenar en nochebuena y le dije que habláramos de otras cosas. Ella decía al aire… “Cuantos secretos tiene el señor misterioso”

Paso entonces a hablar del fin de año. Me hizo la pregunta típica donde lo iba a pasar y con quien. Aquí si le respondí… “Pues normalmente organizo alguna fiesta yo. Pero este año con el cambio de residencia, no me ha apetecido mucho. Pero me han invitado a cuatro fiestas en Madrid, a dos en Alicante y a una aquí en Valencia” y me pregunto que a cuál iba a ir. Le respondí la verdad… “Mujer, no es que me apetezca ninguna especialmente, la verdad que no… pero lo que es seguro que a alguna iré”

“Pero de todas… ¿A cuál te gustaría mas ir?” no pude mas que reírme, porque sabía que la respuesta iba abrir otra vez la misma puerta… “Pues me gustaría ir a la que no me han invitado quien me tenía que invitar… por lo menos todavía” . Me miro con intensidad y me dijo que no me preguntaría porque seguro que no obtendría respuesta, pero se quedó esperando que dijera algo y solo sonreí.

Ya se veía la entrada del parking y le dije que estaba a tiempo. Muy seria o por lo menos quería parecerlo me respondió… “Es que no puede ser, además a mi marido le he dicho cuando he hablado por teléfono con él, que no iba a pasar nada. Seria engañarle y… pues no puede ser”, “No podrá ser porque no quieres, porque lo que dices es una tontería” , Adriana se reboto por lo que le acababa de decir y super digna me dijo… “Yo no digo tonterías, enterarte y entérate también que si tenías alguna posibilidad te la has cargado”

Resultaba graciosa cuando se ofuscaba de esa manera. Todavía no se había dado cuenta, de que no me importaba que no pasara nada. Que no me iba la vida en ello y que en mi vida, siempre que pudiera marcaria mis tiempos yo, nada más que yo. Finalice el momento con un hasta otro día y da recuerdos a tu marido. Me di la vuelta y encamine hacia la entrada peatonal del parking, en ese momento en el que iba a iniciar la bajada por las escaleras oigo una voz con tintes de enfado… “¡HALA! Y TE QUEDAS TAN A GUSTO. ¿Así es como te educaron para despedirte?”

Sabía que me provocaba y la deje. Se fue acercando con un movimiento erótico y estoy convencido que le salía sin darse cuenta. Casi susurrándola le dije que tenía razón, que no me había despedido como se merecía. Sabía que no me había oído bien, se acercó mas y fue cuando la plante un señor beso, metiéndole la lengua hasta la garganta. No es solo que se dejara, es que participo con entusiasmo y cuando terminamos, quiso darme una bofetada. Me dijo que estaba muy indignada, porque me había sobrepasado y además en la vía pública.

La mano con la que pare la bofetada, agarro la de ella y sin necesidad de tirar nada, me fui de nuevo a las escaleras y ella bajaba conmigo sin decir nada. Esta vez mi coche lo había aparcado en uno de los extremos, lo que quería decir que pocas personas llegarían hasta allí. En vez de entrar delante hice que se metiera detrás y después lo hice yo. Estaba como un “conejillo” asustado, nerviosa y sin articula palabra.

Sus manos estaban frías o las mías muy calientes. Bese su cuello suavemente. Lo lamia, lo succionaba sin poder dejar marcas. Cuando sentí su cuerpo reaccionar a mis caricias y a mis besos. Fui subiendo mi mano por sus muslos. Notando como abría sus piernas levemente. Sus ojos estaban cerrados y su boca medio abierta. Suspiraba profundo y lentamente.

Al llegar a sus braguitas las note muy húmedas, estaba clarísimo que estaba excitada y de cómo estaba, quería decir que no había sido de pronto, que ya venía así. “¿Por qué juegas conmigo? ¿Por qué eres así? ¿Es que no te vale lo que has conseguido de mí?” es lo que me dijo y lo que le respondí… “No, no me vale. Te queda mucho para que me quede a gusto. Ya sabrás lo que quiero de ti. De momento hoy me comerás la polla…”

Solo respondió con un gemido largo y profundo. Sus braguitas me molestaban y aunque me costaba, se las iba quitando, ella levanto su culo y me lo facilito, luego ella misma sacudió una pierna y braguitas fuera. Abrió las piernas bastante más y ya podía acariciarla libremente. Me besaba y cundo se ponía mas excitada, me mordía contenidamente el labio inferior, resoplando con fuerza.

No hacía nada, solo recibia placer, hasta que le dije… “Vamos putita, ya sabes que te toca hacer y no me gusta repetir las cosas” y me empezó a acariciar por encima del pantalón. Se notaba que se iba animando y trataba de soltarme el cinturón. Era un cinturón complicado y lo sabía, se empezó a poner desesperada, hasta que me soltó… “Ya podías ayudar un poco” me puse en plan “duro” agarre su cara por las mejillas, con mis dedos pulgar e índice para decirla… “Estas muy mal acostumbrada… ya eres mayorcita para hacer las cosas tu sola” me miro con un gesto de recelo.

Sabía perfectamente que podía asustarse e irse, algo que no me sorprendería. Después de ese momento de duda, Adriana utilizo las dos manos y logro desabrochar mi cinturón, luego soltó el botón y finalmente bajo la cremallera. Se quedo mirando con cara de sorpresa, sabía que era porque por la parte de arriba del bóxer, asomaba el glande que parecía una seta y una parte de la polla. Mi pregunta fue… “¿Qué pasa?” y ella sin pensar respondió… “Nunca había visto una pija como esta, que gorda además de grande…”

Esta vez quien dio las facilidades fui yo, que levante un poco el culo y me baje los pantalones y el bóxer. Quedando mi polla completamente libre. Tenía una mano pequeña y blanca, contrastaba con mi polla que estaba muy morena. Subía y bajaba lentamente la mano, observando con detalle. Era una mirada de excitación lo que tenía. Puse una mano en su cabeza, por la parte de atrás y fui con un movimiento suave, empujándosela hacia abajo.

Saco su lengua, dio pequeños y suaves lametazos, con cierta timidez, pero cuando estire mi brazo y toque su culo, su coñito desde ataras, respondió como esperaba. Ahora lamía mi polla con ganas, la mordisqueaba a todo lo largo, lo acompañaba con besos y lamidas profundas. Hasta que se decidió a meterla en su boca. La primera intentona, paro y me dijo… “No sé si voy a poder, que mi boca…” no permití que siguiera, empuje su cabeza con un poco más de fuerza diciéndole… “Ya verás como si podrás y al final hare que te la metas hasta la garganta, serás muy buena putita”

Empezó a poner mucho más empeño y otra vez se paró, para decirme que no estaba muy acostumbrada a comerse pijas, que lo hacía lo mejor posible. Era verdad, porque no lo hacía muy bien, pero me gustaba su empeño, lo demás con el tiempo podría solucionarse. Se altero cuando sonó su móvil y se desconcentro. Era Tiano su marido, le quiete el móvil le dije que siguiera con mi polla y respondí yo, nada mas conectar el móvil…

- ¿Qué… te ha puesto muy cachonda?

  • Creo que bastante.

- Oh… perdona creí que llamaba al móvil de Adriana.

  • Creías bien, este es su móvil.

- ¿Y cómo es que contestas tu?

  • Porque la zorrita de tu mujer me está comiendo la polla y como comprenderás está muy ocupada. Bufffffffff… como la come, le falta practica pero joder… como se la mete dentro.

- ¿En serio?

  • Y tan enserio y ya verás cuando le llene su boca con mi corrida, le va a quedar un buen sabor que lo notaras cuando la beses. (Adriana paro para decirme que en su boca no acabaría y él lo oyó)

- Es que es lo que te iba a decir, que Adri lo ha hecho pocas veces pero lo de correrse en su boca ves olvidándolo.

  • Tu bésala y ya verás quien tiene razón. Que ahora apago que tengo que estar a lo que tengo que estar.

- No seas cabrón Carlos que….

Corte la llamada y lo deje a medias. Que pensara lo que podía estar ocurriendo, seguro que cuando llegara su mujer a su casa, se la follaría antes de llegar a la cama. Hice que parara y empecé a morrearla, porque no hay nada mejor que comerle la boca a una mujer super excitada. Tan excitada estaba, que se colocó a horcajadas sobre mis piernas.

Cogió mi polla y mientras nos morreábamos, trato de colocársela en su coñito y no la deje. Le di un buen azote en su desnudo culo… “No vayas de lista, te follare cuando yo quiera, cuando lo pidas en condiciones… ya veremos” , su cara era de enfado acompañada de una mirada de puro vicio. Levanto su ropa, se desabrocho el sujetador y me metió una teta en la boca. El pezón estaba durísimo, lo apretaba fuertemente con mis labios y lo acariciaba con mi lengua. Sabía que sentiría un ligero dolor, acompañado también del placer que le daba mi lengua.

Como no me hacían falta mis manos para comerle las tetas, porque era ella la que cambiaba de una a otra. Deje que apoyara la rajita de su coño sobre mi polla y se movía haciéndose ella sola una paja increíble. Me moje bien los dedos y luego me puse a “jugar” con su culito. Protesto, tarto de quitarme la mano y… “ZAS, ZAS, ZAS… con tu culo hare lo que quiera… ZAS, ZAS, ZAS…” los seis azotes retumbaron dentro del coche.

Dejo de protestar y siguio restregando su clítoris contra mi polla. “Por favor, vamos a hacerlo. Me mata, me quema, es algo increíble… OOOOHHHHH… vamos de verdad, no me aguanto. Si seguimos así voy a acabar ya… AAAHHHHHHH… necesito esta pija dentro, que ardiendo como arde tiene que ser… AAAAAHHHHHHH… YA… YA… ¡¡¡YAAAAAAA!!!... esto sin metérmela… como será… UUUUFFFFF… madre mía…” luego se quedó abrazada a mi cuello, con la respiración muy agitada y tratando de recupera su respiración normal.

Cuando ya está casi recuperada y sin perder su excitación le dije… “Ahora zorrita, me vas a dar el mismo placer que te he dado yo a ti. Me correré en tu boca y ya te aviso, nada de quitarme cuando me corra en tu boca. No quiero mancharme ni que se manche el coche” no puso buen cara, dudo en decime algo y lleve su cabeza hacia mi polla. Estuvo dubitativa cuando se metía la polla en la boca y notaba como me aceleraba. Si la mamara en condiciones ya me hubiera corrido. Pero algunas veces me hacía daño.

Por fin ya estaba a punto de correrme. Por mis caricias ella se debió de dar cuenta, además de por mi respiración, ya que no soy silencioso ni el prolegómeno ni cuando me estoy corriendo, siempre me dejo llevar. Si avisar… “AAAHHHHHHH… SIGUE ASÍ ZORRA, TRÁGATELO TODO, AAAAAHHHHHHH…” grite todo lo que había que gritar y ella tuvo un amago de arcada, pero hasta que no me dejo la polla impecable no paro de mamar, lamer y chupar.

Creí que se limpiaría o haría algo, pero no, se puso bien y con la misma mirada de vicio se me quedo mirando con cierta mirada de orgullo. Y luego con una pequeña sonrisa…

- Al final no lo he hecho tan mal… ¿Verdad?

  • Jajaja… no, nada mal. ¿Como lo has pasado en lo último?

- Que malo que eres, eso no se pregunta. Pero bastante mejor de lo que pensaba, aunque me ha sorprendido…

  • ¿El que?

- Me ha llamado la atención lo caliente que la tienes y luego la cantidad que echas, pareces un geiser… madre mía, no creía que eso fuera posible.

  • Jajaja…

- Deja de reírte, ¿Por qué no quieres acabar, por que me dejas así? No soy ninguna niñata que puedas manejar.

  • Tu marido me conto, que en algunos momentos, cuando estás muy cachonda, “pierdes” los papeles. Pues eso es lo que quiero y entonces… veremos y no creo que seas una niñata, porque de creerlo no estaríamos aquí.

- Se que no me contestaras si te lo pregunto, pero hare la pregunta o la reflexión, ahí va… ¿Por qué tengo la sensación de que cuando estabas conmigo tu cabeza pensaba en otra? ¿Estoy equivocada?

  • Jajaja… olvídate de tu profesión por un momento y no me psicoanalices. Jajaja…

- Es una cosa que me llama mucho la atención de ti, siempre te andas sonriendo, aunque algunas veces en esa sonrisa creo que es un escudo para tapar otras cosas.

  • Jajaja…

- Nada… no te pregunto más. Lo que si te digo que no me gusta este juego. No sé si te has puesto de acuerdo con mi marido para hacerlo así pero no em gusta.

  • Te lo puedo asegurar, tu marido no me dirige en nada y tampoco se lo permitiría.

- Pues no me gusta así. Me quedo al final peor. No sé qué hacemos en verdad, me vuelvo un poco tarumba. Mi marido pidiéndome que haga… yo que no, luego apareces tu… me enrollas, hacemos… y al final no entiendo nada… ¿Me lo explicas?”

Me encogí de hombros. Me abroche el pantalón, espere que ella se hubiera arreglado también y cuando fue a recoger sus braguitas, las atrape yo y no se las di. Le dije que se las daría a su marido. Cambiamos de asientos y la lleve hasta donde me dijo. Otra vez que se bajó con un seco “¡ADIÓS!” y dio un buen portazo al cerrar la puerta del coche.

Esa noche me fui a correr como suelo hacer con asiduidad y estando cerca ya de mi casa, el móvil me vibro, me había llegado algún tipo de mensaje. Como no insistieron ni lo mire hasta llegar a casa. Era un wasap de Tiano… “¿Estas despierto? ¿Te pillo en mal momento? ¿Puedes hablar?” . Me extraño tanta pregunta en un simple mensaje. Me duche y el conteste que podía. Pero en vez de escribir me llamo directamente. Con voz muy baja, como para que no le oyeran…

- Ya sé que es tarde, perdona pero es que si no, mañana se me habrá olvidado la mitad de las cosas que quiero contarte.

- No pasa nada, aunque ya son mas de las doce de la noche, pero había salido a correr.

  • ¿A correr a estas horas con la rasca que cae?

- Pue si, se cansa uno, despeja la mente y en teoría se duerme mejor… Jajaja… pero solo en teoría. Pero dime… ¿Qué es tan urgente?

  • Tienes impactada a Adriana.

- ¿Solo impactada?

  • Jajaja… mas que impactada excitada, pero de la misma forma que la tienes cabreada. La desubicas.

- Pero a ti seguro que te viene bien y le sacaras provecho.

  • Jajaja… como lo sabes. Ha sido llegar y no me ha dado tregua, hemos hecho el amor de una forma tremenda.

- Me alegro, pero imagino que no me has llamado para contarme eso. ¿Qué es lo que pasa?

  • No das pie a dar forma a lo que se quiere decir. He pensado y a Adriana no le ha parecido mal que podías pasar la Nochebuena con nosotros. ¿Qué te parece? Nuestras familias son muy agradables.

- Muchas gracias y no dudo de que vuestras familias no sean agradables. Pero la navidad es para pasarlas en familia. Por lo que no, pero repito muchas gracias, ha sido un detallazo viniendo de personas que apenas conozco. Que ya me hubiera gustado oír esa invitación de alguna otra persona.

  • Pues tenemos un plan B por si nos decías que no. Que te parece el fin de año. Podemos celebrar un fin de año a nuestro “gusto”

- Jajaja… No es una excusa, normalmente organizo una fiesta los fines de año, este con el cambio me ha pillado muy mal. Pero me han invitado a varias fiestas tanto en Madrid, como en Alicante y aquí. ¿A cual voy a ir? Casi seguro que a una de aquí. Porque el día 31 mandare una felicitación a alguien por si quiere celebrar el nuevo año, pero como será un cara y cruz, porque la invitación será por Hangouts… pues no sé.

  • ¿Por Hangouts?

- Si… es como echar una moneda al aire y ver que sale. CARA o CRUZ. ¿Qué saldrá? Hay que darle emoción a la vida y al año que entra.

  • No te entiendo. Pero por lo menos prométeme que lo pensaras. Además nos puedes avisar a ultimo momento, porque no hemos quedado con nadie. Estamos abiertos a T O D O….

  • Eso si te lo puedo prometer y nunca se sabe.

El ultimo día del año veríamos lo que depararía. Ocho días para saberlo, porque hasta ultima hora… TODO ERA POSIBLE.

Y a continuación vuelvo a publicar un relato, donde recuerdo lo buena que son las mujeres decididas y con ganas de disfrutar. Es la primera parte de… Maduras “PELIGROSAS” e infieles.

Maduras “PELIGROSAS” e infieles (I).

Ya estaba en casa de Ray, subí a buscarle y me abrió la puerta su padre (Raimundo, unos 55 años, como máximo) luego apareció su madre (Rosa de no más de50 años) apareciendo el ultimo Ray, que caminaba lentamente con dos muletas y con cara de haber dormido poco, sus ojeras lo decían todo. El padre me dijo que ya había metido el equipaje de Ray en su coche, que no me preocupara que ahora les siguiera cuando salieran del garaje. Nos bajamos a los coches, Ray se sentó en los asientos traseros, porque decía que iría más cómodo. Yo esperaba ver salir el coche de los padres, que ya lo conocía pero salió un Toyota todoterreno muy grande y Ray me avisó que era ese. Además, llevaba un pequeño trasportín, donde por lo que se ve llevaba dos perros.

Ray me dijo que eran dos perros de caza un setter inglés y un braco alemán, que eran para su padre dos tesoros. Eran sus perros de caza y por lo que decía Ray muy buenos, bien preparado, que su padre les quería casi más que a ellos, nos reímos los dos. Me avisó que no se me ocurriera darles nada de comer, porque su padre no lo permitía. Durante el viaje, Ray me contó cosas de las personas que estarían allí. Eran todos cazadores. Una cosa que me llamó siempre la atención del padre de Ray, es que era como muy rustico, siempre decía que se había hecho a sí mismo. Tenía una empresa y él era un currante, nadie podía decir lo contrario. Yo como lo veía era que él trabajaba todas las horas del mundo, para que su familia, viviesen como reyes. Su única diversión era la caza. Que a Ray por ejemplo no le gustaba nada y el padre se empeñaba en que cazara, me decía que este viaje se libraría. La madre era una mujer normalita, por lo que podía ver. Ya que con ella no había coincidido nunca. Iba en chándal y era holgado, no sabría decir cómo era físicamente de cuerpo.

Fuimos los primeros en llegar, una vez abrió la casa, se sentía mucha humedad, el padre de Ray me dijo que tenía que ayudarle, porque los dormitorios estaban todos en la planta de arriba y había que bajar una cama para Ray y en un cuarto de los que había abajo, prepararle una habitación. Cuando saltó Ray y dijo que, de eso nada, que él estaría en su habitación. Después de una breve discusión entre padres e hijo, Ray se salió con la suya. Nos costó ayudarle a subir pero al final el muy cabezón se quedó en su habitación. Para quitar la humedad, el padre se fue y encendió la caldera para que se calentase la casa. Yo desde que llegamos ni hablé. Estaba en la habitación de Ray, que estaba como disgustado, me dijo, bueno me rogó, que yo tenía que entretener a la gente, cuando estuviera con la amiga de su madre, que quería aprovechar para intentar algo más con ella, quedamos en eso y que ya me diría quien era. Como yo le veía muy verde le dije…

- Ray, sobre todo ten cuidado, no vayas a meter la pata. Que los tíos muchas veces nos equivocamos en las señales que vemos, ya me entiendes.

  • Estoy convencido de que no me equivoco. Además, que son todas muy “golfas” que les va mucho la jodienda.

- Cuidado, que te veo muy lanzado. No vaya a ser que te fastidien la otra pierna. Jajaja.

  • Jajaja, la del medio, aunque me equivoque, esa no diría nada. Que yo les he oído de todo cuando están juntas.

- Uy, qué te vas a confundir. Que cuando hay un grupo de mujeres u hombres, se dicen muchas tonterías, para hacer y luego no quiere decir nada de nada.

  • Que lo he comprobado. La primera mi madre, hablan de lo desatendidas que están, delos artilugios que se compran para solucionarlo… y mucho más. Rebusqué en la habitación de mi madre y no veas las cosas que tiene, pues ellas igual.

- Pero hombre eso tampoco es nada malo.

  • Bueno tú déjame a mí, si me equivoco será mi problema. Lo único que tienes que hacer es ayudarme a que nadie moleste, me entiendes ¿Verdad?

- OK, no te preocupes. Tuvimos que terminar la conversación, porque llegó la madre, para saber cómo se encontraba su hijo y para decirme cual sería mi habitación. La acompañé y me llevó a la habitación, que acababa de ponerle sábanas y mantas. Me enseñó donde estaba el baño y otras dependencias de la casa. Era una casa bastante antigua, una reforma no le vendría nada mal.

Una vez subí mi maleta y coloqué mi ropa, me fui de nuevo con Ray que estaba con su portátil jugando. Hablábamos también de cosas que no tienen importancia, cuando oímos varios cláxones. Ray me miró y dijo que por lo que se ve ya llegan los demás. Desde la ventana de la habitación se veían llegar los vehículos pero luego no se podía ver quienes venían, porque no se veía desde allí la entrada. Al rato se oía como una multitud, por las voces que iban dando. Para mi gusto hablaban demasiado alto. También porque no teníamos la puerta cerrada del todo. Entraron en la habitación como una avalancha.

Primero entraron los hombres cinco sin contar al padre de Ray, todos le saludaron e hicieron bromas sobre su pierna. Se les veía campechanos, buena gente. Salieron y entraron las mujeres, todas eran maduritas entre los 40 y los 55 calculaba yo, las vi detenidamente y entraban dentro de mis parámetros de gusto. Me fijé también en los saludos con Ray pero no pude descubrir cuál de ellas era la que le gustaba a Ray y eso que soy bastante buen observador. Luego me las presentaron y las fui saludando una a una. Marian (unos 40 años, bajita, muy tetona y culito respingón), Loreto (que no sabía de qué nombre venía, unos 45 años, estatura normal y más bien delgada, lo más destacable unos ojos azules tremendos), Irene (46-48 años, estatura normal, entrada en kilitos, buen culo, muy buenas tetas y una boca de pecado), Flor (48-50 años, la más espectacular de todas, un tipazo pero pocas tetas) y por ultimo Mari (unos 55 años, la que menos me gustó, las más fea, por lo menos de cara, difícil de definir). Ellas también hicieron bromas, tal vez un poco más atrevidas que sus maridos, comentarios subiditos de tono. Se las veía simpáticas. Una vez que se fueron, como las oíamos por fuera, Ray y yo hablábamos de varias cosas pero sabía que estaba tan impaciente como yo por hablar de ellas, eso si los dos por diferentes motivos. Una vez que se notó silencio, cerré bien la puerta y le pregunté…

- Bueno Ray, ¿Quién es la afortunada?

  • No, no, no… jajaja… contéstame tú, ¿Cuál es la que más te ha gustado?

- Ahora mismo no sabría qué contestarte, espera que por lo menos pase esta noche y cuando las trate te diré. Bueno, dime sus edades.

  • Marian tiene 44, Mari tiene 51, Irene 49 como mi madre, Loreto 48, Flor también 48.

- Y como son, tú que las conoces.

  • Las conozco bien, desde niños y todas son muy putas. Bueno pero cuando digo putas, lo digo en el buen sentido.

- Jajaja… pues no sé lo que quieres decir, que no sé si te refieres también a tu madre.

  • Pues que están más “salidas” que el pico de una plancha. Ya lo podrás comprobar cuando estén solas. Empiezan a hablar de cualquier cosa y al rato están hablando de folleteo.No tardan ni cinco minutos.

- Como te pasa, ya será menos, que exagerado que eres. (Esto se lo dije para picarle )**

  • ¿Exagerado? Se lo poco que follan, lo que aguantan todos los maridos, su tamaño. Las dos que les han puesto los cuernos a sus maridos. Que, aunque todas menos a una les han dado por culo, con el resto de las amigas lo niegan y le que dice que no, tengo mis dudas y para que veas que soy buen colega, te hice propaganda.

- No jodas, que has contado…

  • Tranquilo que no les he dicho nada de tu tamaño, sólo que das muy buenos masajes, que trabajas en eso.

- Que morro que tienes.

  • Lo mismo luego me lo tienes que agradecer.

- Me extrañaría y menos teniendo a los maridos rodando.

  • Por eso no te preocupes, que esos se van temprano de caza y vuelven prácticamente de noche. No perdonan ni un día, ni el domingo.

Subió el padre de Ray y me dijo de ayudarle a bajar a su hijo, él fue con sus muletas hasta la escalera pero no sabíamos cómo bajarlo, hasta que a mí se me ocurrió, que Ray se cogiera a mi cuello, como si lo llevara a caballito y bajarlo así. Una vez que se me agarró al cuello, nada más pude cogerle una pierna y así lo bajé, despacio pero sin problemas. Cuando el resto lo vio, hicieron todo tipo de comentarios. Una vez Ray cogió las muletas oí como preguntaban a Rosa, la madre de Ray por mí, ella les dijo que era compañero de universidad y que en el verano nos iríamos juntos a trabajar. Oí a mis espaldas, sin saber quién fue, que le preguntaron si éramos de la misma edad. Oí como Rosa decía que sí y la misma mujer decía, que me habían alimentado muy bien, oyendo reírse a todas, porque el comentario fue con segundas, lo que no pude ver fue sus caras. La temperatura del lugar iba subiendo, la calefacción debía estar a tope. Estaban preparando una comida fría, a base de embutidos y diversas latas de conservas. Era normal no había dado tiempo de preparar una comida en condiciones. Yo escuchaba como fanfarroneaban los mayores, sobre lo bien que cazaban, era divertido oírlos.

Las mujeres se metían con ellos por sus proezas en sus batidas de caza. Yo miraba por un ventanal, se veían un terreno muy bueno para correr. Que es lo que haría para ejercitarme un poco, ya que no tendría mis días de gym. Ray me preguntó que miraba con tanta atención y cuando se lo conté, me comentó que me tenía una sorpresa. Llamó a su madre y Rosa vino muy rápido. Le dijo que me llevara a ver el sótano. La madre no perdió tiempo y me llevó. Cuando bajamos se veía un poco de luz, era de unos ventanucos que había. Cuando llegamos abajo, había cuatro puertas, ella me dijo que era una despensa, el cuarto de la lavadora, plancha, un baño y… abrió la puerta. Era un gimnasio perfectamente montado. Ella me dijo que era el capricho de sus hijos, aunque luego no lo usaban mucho. Subí más contento de lo que había bajado. Su padre nada más subir, me dijo, que le diera el uso que hasta entonces nadie le había dado, riéndose todos. Porque dijo también, que era bajar, verlo y se fatigaba al momento. Pasó el resto del día de una manera normal, sin nada relevante.

Llegó la cena y eso fue distinto. Habían preparado una buena cena, un poco exagerada por la cantidad pero todo muy bien. El padre de Ray trajo en un capazo varias botellas de vino, llenas de polvo. Las abrió para que se orearan un poco y las pusieron en la mesa. Empezamos a cenar y tuve que beber vino, de lo pesado que se puso el padre pero reconozco que estaba buenísimo el vino. En la cena fui fijándome más detalladamente en las personas, pero sobre todo y como no podía ser de otra manera, en aquellas mujeres. Mari aun siendo la más fea y la mayor de todas, tenía una mirada que penetraba, una mirada provocadora, insinuante. Me dio la sensación de que era una “fiera”, no me quitaba el ojo de encima y me sonreía de una manera especial. La otra que me atraía más que ninguna, era Marian. Sus tetas eran exageradas y según fue bebiendo el vino, se le iban marcando unos pezones que no eran normales. Además, le dio por la risa tonta. Era muy graciosa y en un momento dado, tal como la miraba Ray, deduje que sería la “amiga” de él. Luego nos tocó a Ray y a mí. Preguntas incisivas por todos los lados pero según respondíamos, se volvieron un poco más personales. Saliendo también el trabajo del verano. Ray fue el que llevó la voz cantante en esas respuestas. Los dos íbamos como monitores de ocio y tiempo libre pero él dijo que yo iba de masajista.

Hubo mucho cachondeo por parte de todo el mundo. Los hombres que me tendrían que vigilar los maridos y las mujeres que se darían masajes todos los días. Risas y bromas. Yo las encajé bien, por lo que la noche fue divertida. Ray ya estaba bastante fastidiado de llevar tanto tiempo ahí, que lo subí de la misma manera que lo bajé. Una vez en la habitación.

- Ahora que estamos solos, ¿Cuál es la que te gusta más?

  • No, primero te toca a ti decir quién es la afortunada (No quería responder yo primero, por si metía la pata, además que no quería decirle que su madre estaba potente también)

- Tú dime.

  • La que más me gusta Marian y la que más me intriga Mari.

- Como que te intriga.

  • Sí, que será fea pero tiene una mirada… que me seduce, me pone cachondo.

- Jajaja… pues a mí la que me gusta es Flor.

  • Menuda tía, esta buenísima.

- Ni la mires. Jajaja… y vete que ya estoy totalmente agotado.

  • Quieres que mañana venga a alguna hora para ayudarte a lavarte o a lo que necesites.

- Gracias pero no hace falta, mañana viene temprano una persona para todo eso.

Me fui a mi habitación a dormir pero antes bajé a dar las buenas noches. No es que estuviera cansado pero abajo yo solo con todos ellos, me encontraba fuera de sitio, sin estar Ray, en los siguientes días, imagino que la cosa sería distinta o eso esperaba. Una vez que me metí en la cama increíblemente me quedé dormido al instante. Unas voces y bastante ruido me despertaron de golpe, todo por no haber cerrado la puerta del todo, no me di cuenta. Me levanté y escuché, algo pasaba abajo. Me vestí y bajé, por si había pasado algo. Cuando bajé, me encontré a todos los hombres vestidos de cazadores, no eran ni las seis de la mañana. Estaban desayunando, bueno, más bien parecía una comida, por la cantidad de comida que había. Rosa, que me vio llegar y por mi cara, me dijo… “Seguro que estos chillones te han despertado, es que mira que les digo que no hagan ruido. Esto es la caza, madrugón y se van”

Con Rosa estaban también Marian y Loreto, preparándoles de todo. Es algo que me llamó bastante la atención. Me dijeron que me volviera a acostar. Yo dije y era verdad, que ya se me había pasado el sueño, que desayunaría y aprovecharía para hacer un poco de ejercicio. Los hombres cogieron mochilas preparadas por las tres mujeres, las escopetas y se marcharon, se oyó ladrar a los perros y motores de dos vehículos. Me puse a desayunar y las tres mujeres hicieron lo mismo. Me estuvieron explicando los pormenores del mundo de la caza, a mí me daba igual, lo único que hacía era mover la cabeza, como si las estuviese escuchando pero lo que hacía era mirarlas detenidamente. No estaban vestidas, iban con batas. Si Marian antes la veía buena, ahora la veía espectacular.

A Loreto la seguía viendo igual. La que me descolocó fue Rosa, la madre de Ray. Menudos 49 años, la bata la tenía medio abierta y se veía su escote, donde se podía apreciar un señor canalillo, buenas tetas tenía, como engañaba con el chándal. Yo dije que me iba a cambiar para bajar a hacer ejercicio, ya que había pasado más de una hora desde que bajé. Marian me preguntó… “¿Podría hacer ejercicio contigo y me dices como utilizar todos los aparatos adecuadamente?” , yo le contesté que sin ningún problema. Loreto dijo que ella se apuntaba también y Rosa dijo que ella no iba a ser menos. Me cambié rápido y bajé hasta el gimnasio.

Calenté un poco y cuando me iba a poner a hacer ejercicios, las oí bajar. Mi corazón no infartó de milagro. Venían en mallas, cada una de un color pero colores chillones. Lo de Marian no era normal, lo digo por su culo y sus tetas y las otras dos igual. Les dije que antes de hacer nada, tenían que calentar para no tener ningún problema. Les expliqué unos ejercicios y mientras me puse en la elíptica. Enseguida me di cuenta, de que estaban de cachondeo. No sé si lo habían planeado pero trataban de provocarme, excitarme… yo al principio hacía como si no me diese cuenta pero las posiciones que cogían, no eran muy normales. Trataba de distraer mi mente, para que no se me notara nada. Para que dejaran de hacer esas “tonterías” les dije que ya habían calentado suficiente.

Marian quiso hacer elíptica, Rosa bicicleta y Loreto se empeñó en hacer remo. Les expliqué cómo empezar y que fueran poco a poco. Mientras yo hacía pesas. El movimiento del culo de Marian en la elíptica me traía a mal traer, Rosa tampoco se quedaba atrás. Loreto, se veía que era una mujer acostumbrada a hacer deporte, no había que enseñarle nada, se notaba que dominaba el remo y pude observar con detenimiento, que estaba fuerte. Trataba de no mirar, para donde miraba tenía la visión de alguna pero miraba más a Marian y a Rosa. Me estaba costando no empalmarme. Lograba distraer mi mente. Hasta que Marian dio un chillido y se paró. Se agarró uno de sus muslos y se quejaba, con cara de dolor. En un principio parecía un tirón.

Nos paramos todos y con su permiso le toqué el muslo, le costaba mover hasta la rodilla. Le dije que se tumbara y traté de ayudarla. Le dije de subir, para que se pusiese más cómoda y darle un masaje en la pierna afectada. Le ayudé a subir las escaleras, como era tan bajita, al cogerla con mi brazo para ayudarle, le toqué sin querer una teta pero seguí, no por querer abusar y sobrepasarme, es que era la única manera de ayudarla. Una vez que se tumbó en uno de los sillones grandes, dije que iba a por unos productos que llevo en mi equipaje y que mientras tratase de ponerse un pantalón corto o algo, porque con las mallas no podría hacer nada en el muslo, cuando subía a mi habitación iba pensando por la cara de las otras dos, que todo era un montaje para provocarme pero estaba dispuesto a seguir el juego.

Hice un poco de tiempo para que ella pudiese ponerse un pantaloncito. Cuando bajé, ella estaba con una falda, ya que pantalones cortos no tenía. Yo llevaba todo lo que suelo tener siempre para hacer deportes. Distintos tipos de linimento y otras cosas. Yo ya estaba dispuesto para “jugar” pero cuando llegué y vi el muslo, se notaba que no era broma, su cara no era de estar de broma. Al tocarle el muslo casi me da un tortazo, del dolor que tenía. Me fui al arcón del congelador y enrollé un par de bolsas de guisantes congelados. Luego con una toalla grande se lo puse alrededor del muslo. Fue un sustituto al hielo o gel congelado. Todas se me quedaron mirando. Así estuvo 20 minutos. Luego con linimento de romero y clavo, que me lo preparaban en un herbolario, procedí a darle un masaje en el muslo.

Ya estaba más tranquila. Era menos de lo que yo pensaba. También le fui moviendo la pierna, le hice doblar la rodilla varias veces y parecía que todo iba mejor. Mientras hacíamos esto una vez más, no lo pude evitar. Al levantar su pierna, se le veía toda la braguita. Me había empalmado, ya veríamos como me las apañaba para levantarme sin que se notara. Estuve más tiempo del necesario dándole el masaje y pensaba si esta sería una de las que Ray me dijo que habían puesto los cuernos a su marido. Le dije que se levantara y tratara de andar un poco, así lo hizo y dijo que se encontraba mucho mejor. Le avise que luego tendría que darle otro masaje para verificar que todo estaba bien. Yo creía que no era necesario pero quería aprovechar. Dije que me marcharía a correr un poco por el campo.

Me levanté rápido y a pesar del fresco que hacía me puse a correr. Estuve además de corriendo, paseando y viendo todo lo que había por allí. Estuve bastante rato. Cuando llegué ya se había levantado todo el mundo y Ray estaba en la planta baja también. Al entrar todo el mundo ya sabía lo que había pasado y empezaron otra vez con el cachondeito de que les diera un masaje. Yo les seguí el rollo. Me subí a ducharme y cuando acabé bajé. Traté de hablar con Ray para preguntarle si Marian era una de las infieles pero no hubo manera, siempre había alguien por medio y no pude. Después de comer Marian me preguntó si le podía dar otro masaje que le empezaba a molestar. Algo que me extrañó mucho, porque la vi andar y no observé nada. Le dije que sí. Nos fuimos hacia un sillón grande, mientras el resto, tomaban el café. En la posición que estábamos, nada más me podían ver a mí, ya que el respaldo tapaba la visión de ella tumbada pero seguía hablando con el resto de la gente.

Nada más tumbarse me recordó a mi tía y quien no era mi tía. Estaba indeciso, no sabía que podría pasar pero estaba dispuesto a intentarlo. Era verla tumbada boca abajo y tener claro que iba a por todas. Esta vez el masaje se lo daba con un aceite mineral, entre las bromas de las demás por el masaje, yo no decía nada pero ellas se reían. Luego pasaron a hablar de sus maridos, si cazarían algo o se irían a comprar a una carnicería. Eran todo risas y bromas. Como según daba el masaje, me di cuenta que ella había abierto un poco más sus piernas, no era descarado. También intervenía menos en la conversación. Me dio la impresión de algún movimiento involuntario. Como no podía estar toda la tarde así, decidí arriesgarme. Subí más mis manos, la punta de mis dedos, prácticamente rozaron sus braguitas. Como ella no dijo nada, ni hizo ningún ademan de quitarse o protestar, seguí y mis dedos tocaban sus braguitas ya.

Muy decidido le dije con voz normal, que, si colocaba mejor la pierna, podría darle el masaje mejor. Según le dije esto, con las manos indicaba que abriera más las piernas. Ella se incorporó un poco sobre sus brazos, giró la cabeza me miró desafiante, medio un escalofrió, porque pensé que había metido la pata pero se volvió a tumbar y abrió más sus piernas. Ya no me anduve con tonterías. Aparté sus braguitas y empecé a tocar sus labios vaginales, que estaban húmedos. Ella agarró un cojín y puso su cabeza sobre él. Me unté un dedo de aceite y lo llevé hasta su clítoris, haciéndole una paja estupenda y con la ayuda de ella, que de vez en cuando levantaba levemente su gran culo. Aproveché para acariciar la entrada de su culito, se resistía pero de aquella manera, un NO pero que era un SI. Se hacía la dura. Mis dedos entraban en su coño sin ningún tipo de problemas. Cuando es-taba mejor la cosa, Rosa y Flor, preguntaron algo y Marian no contestó, entonces se acerca-ron y yo me puse a dar el masaje normal. Cuando miraron, se rieron y dijeron… “Si se ha quedado dormida… jajaja, todos se rieron y ya era hora de acabar con el masaje, que si no cantaría mucho”

Cuando ella se dio cuenta de que había acabado, se giró y vi sus pezones que rompían la tela, para decirme que no la podía dejar así. Me lo dijo muy bajito. Yo hice que se me cayó la bolsa y me agaché, diciéndole al oído todo decidido y sin ningún tipo de tacto…

- Si quieres luego acabamos pero te aviso que también te follaré ese culo, sólo tendrás que pedirme el masaje nuevamente, su cara era de estar cachonda como también lo estaba yo. El resto de la tarde fue bastante aburrido. En más de un momento me dio el sueño. Se me iban a hacer muy largos los días allí. Salí a despejarme y detrás apareció Marian.

  • Es que es imposible que aquí, con toda esta gente, podamos hacer algo. ( Me miró intrigada )

- Querer es poder. Tú ya eres habitual aquí, sabes mejor las costumbres y conoces mejor el sitio.

  • Pero es que lo llevo pensando toda la tarde y no veo la manera.

- Es muy fácil, pásate a mi habitación por la noche.

  • Tú estás majara. ¿Qué hago con mi marido?

- Ves, ese es tu problema pero vamos que también puede ser por el día.

  • Pero… ¿Dónde?

- Tú conoces mejor la casa y la propiedad. Yo, salvo mi habitación o el gimnasio… También hay otra solución. Habla con la anfitriona y que te ayude. (Se quedó muda pero tampoco le sorprendió )**

  • En otras circunstancias lo mismo pero aquí… Esto último, más que a mí se lo dijo a ella misma mientras volvía al interior de la casa. Si lo contado por Ray era verdad, que no lo dudaba, Rosa lo mismo si le ayudaba. Todo era cuestión de preguntar. Tendría que esperar acontecimientos. Quedaban muchos días por delante.

Estando fuera y ya habiendo anochecido, llegaban los maridos. Bajaron todos fanfarroneando, habían cazado un par de jabalíes. Una vez dentro no paraban de contar todo lo que tuvieron que andar para poder pillarlos. Rosa dijo que en la cocina no metieran los animales. Que los dejaran fuera y que mañana los bajaran al pueblo, para que los preparasen. Su marido le dijo que mañana por la mañana vendría alguien el pueblo por ellos, que ya estaban avisados. La cena esa noche fue mucho más rápida, ellos se acostaron rápido para salir temprano al día siguiente. Lo que me extrañó fue la mirada de Marian. Todos nos íbamos a ir a dormir, cuando Rosa le dijo a Marian que si le ayudaba a recoger. Marian dijo que si y Mari se ofreció también pero Rosa dijo que no hacía falta y se fue. Marian me dijo antes de subirme que me esperaba en el gimnasio. Cuando bajaba iba pensando como entrarle, como encaminar la situación, estaba Rosa y con una mirada extraña me dijo… “Estáis locos pero baja y no pierdas el tiempo, que el putón ese te está esperando” , me dejo  descolocado el comentario.

Cuando llegué al gimnasio, recibí la primera sorpresa, Marian desnuda a cuatro patas y enseñando ese culo soberbio, eso no me había sucedido nunca y tampoco lo llegué a pensar, porque creí que se cortaría un poco, por lo menos al principio. No se cortaba, era del tipo de mujeres que me gustaban o muy tímidas o muy “putas”. Me quedé desnudo de cintura para arriba y me descalcé quitándome los calcetines también. Me agaché y sin que ella se lo esperase, comencé a comerle su coñito y su culo. Ella sólo gemía, me decía que buena lengua tenía y que bien lo hacía. Me pedía que se la metiera ya, que no aguantaba más. Que llevaba ya muchas horas esperando el momento pero yo no le hacía caso, quería que se corriera en mi boca. Al final lo conseguí y como apretó su culo contra mi boca cuando se corría, que salvaje la “pequeñita” Marian. Se giró y me hizo tumbar, se puso a horcajadas sobre mis muslos, cuando la vi de frente me quedé anonadado, menudas tetas tenía, algo caídas pero más que por la edad, yo diría que, por su volumen y unos pezones de color oscuro, como el café, muy oscuros y grandes.

Ella se afanaba en desabrocharme el cinturón, que como tenía unos enganches distintos a lo normal, no sabía muy bien, así que con una mano lo solté. Ella se la veía nerviosa, desabrochó el botón del pantalón y abrió la cremallera… No puede ser dijo, alver sobre el bóxer la erección que tenía, los bajó un poco y salió mi polla, mirando hacia arriba. Me dijo… “Lo de mi culito… ya veremos, que esto… no sé, no sé…” pero no acababa de terminar de decir las palabras, cuando la tenía dentro de su boca. Que con lo pequeñita que era, parecía mentira que le pudiera entrar tanto en esa boquita. La hice parar un momento y me terminé de desnudar, hice que se colocara encima y mientras ella me la comía, como una auténtica maestra, yo le comía nuevamente su coñito y “jugaba” con mis dedos en su culito.

Ella además de no quejarse, me dejaba hacerle lo que quería, se notaba que disfrutaba y que no era su primera vez. Yo no quería que fuese tan de prisa, quería que se lo tomara con más tranquilidad. Cuando de pronto, dejó de comerme la polla y se colocó encima de mi polla, metiéndosela poco a poco pero con mucha decisión. Me daba la espalda y podía ver perfectamente como desaparecía mi polla dentro de su coño. Una vez que la tuvo dentro, giró su cabeza y mirándome me dijo con voz temblona… “Menuda joya que tienes, espero que folles, como comes el coño” y se inclinó un poco, apoyándose sobre mis piernas. Era una delicia y muy excitante ver como se movía, cada vez con más decisión. Mientras yo seguía haciéndome el dueño de su culito, que ya entraban tres dedos y ella lo único que hacía cuando los notaba entrar era resoplar. Notaba que estaba muy cerquita de “explotar” se dio la vuelta despacio, sin sacarse la polla, su cara era de vicio total, sus pezones estaban totalmente hinchados. Me incorporé un poco y se los comí, mientras ella se movía prácticamente sin sacársela y haciéndose una paja. De pronto chillan-do me decía… “POR FAVOR… NO PARES, NO PARES… APRIÉTALO CON TUS LABIOS… MAS FUERRRRRTTTEEEEE…” y se corrió salvajemente.

Se quedó recostada sobre mi pecho. Notaba su respiración y como se iba relajando. Ya cuando estaba casi relajada del todo. Yo inicié un leve movimiento de mis caderas, para que notara el roce de mi polla dentro de su coño. Poco a poco fui aumentando el movimiento y noté como ella, ronroneaba y volvía coger ritmo. Algunas veces bajaba la intensidad de mis movimientos y notaba como ella se movía más, para sentirla. Se volvió a levantar y a cabalgar de una manera frenética, estaba otra vez en forma, con ganas de correrse pero esta vez no iba a ser como ella quería, la aquieté y me levanté, ella me miró desconcertada pero le tendí una mano y la levanté. La llevé a donde estaban las tres espalderas, le di la vuelta y ella se agarró a una de ellas, ya sabía lo que le esperaba, aunque con falsa “ignorancia” me preguntó… “¿Para qué quieres que me ponga así?” y yo le contesté… “Agáchate un poco más y saca ese culo tan precioso que tienes, que te voy a dar por culo”, no me equivoqué cuando utilicé esos términos ya que lo único que hizo fue decir… “Uuuuuhhhhhhmmmm” y puso su culo en pompa. Para luego decirme… “Carlos, si te digo que pares, te lo aviso… paras” . Mientras me lo decía yo metía desde atrás mis dedos en su coño, que estaba totalmente mojado y luego los metí en su culito, que con la follada de mis dedos ya estaba preparado. Me puse detrás de ella y me fijé bien en su culo, era perfecto, blanquito por falta de sol. Yo sabía o por lo menos intuía que no sería su primera vez.

No dije nada más, acerqué mi polla a su culo y aunque noté su nerviosismo, también noté su calentura. Le dije que nadie te ha follado el culo, como te lo voy a afollar. Ella no dijo nada, sólo estaba expectante. Cuando notó mi capullo, en la entrada de su culo, se quedó totalmente parada, en tensión. Me costó más de lo que yo esperaba en meter la cabeza de mi polla, ella dio un respingo y un quejido. Vi sus manos agarradas a la espaldera, le debía de hacer daño, porque apretó tus manos, de tal manera que sus nudillos estaban blancos. Cuando metí un poco más, la cosa cambió, dio un gritito y dijo… “Coño como duele, me quema, para, sácala” , no le hice caso, la tenía bien acogida por sus caderas. Me había quedado quieto, para que se adaptara, ya no decía nada pero su respiración era muy agitada. Cuando inicié nuevamente el movimiento, embestí un poco más de la cuenta, prácticamente la tenía toda dentro pero ella que no lo sabía gritando dijo… “Para, para, para… ¡¡PAAAAARA!!” Le terminé de meter lo poco que quedaba y le dije… “Ya está toda dentro” , otra vez me quedé quieto, ella estaba con la cabeza gacha pero ya no decía nada. Si seguía doliéndole, no me quedaría más remedio que sacarla.

Poco a poco fui moviéndome, un movimiento imperceptible. Muy suave. Aprovechaba y le acariciaba las tetas, pellizcaba esos enormes pezones. Noté que ella también de una manera suave, empezó a acompañar mis movimientos. Cuando llevábamos unos minutos ya a ese ritmo, me pareció que se quejaba, que decía algo. Me paré y ella me dijo, que ahora no era momento depararse. Aumenté el ritmo y ella sólo gemía, me decía que bruto que era, que tenía buena polla, que no parase, cada vez me decía más cosas, estaba totalmente fuera de sí. Yo le decía que nunca me había encontrado a una mujer tan zorra y ella sólo me contestó que no lo sabía yo bien. Yo ya estaba a punto de correrme y se lo dije, ella me dijo que esperase muy poquito, estuve aguantando hasta que ella me dijo…. “ME COOOORROOOO” , lo que fue como una orden a mi polla, que se empezó a correr dentro de ella.

Gritamos, gemimos, nos dijimos de todo, fue una corrida muy salvaje, muy primitiva. Ella me dijo que había notado bien mi corrida, no como con su marido. Fui a sacarla y ella me dijo, que esperase un momento. Hasta que me dijo que ya. La fui sacando lentamente y ella sólo decía… “ Oooohhhhhhhh, Uuuhhhmmmmmm ”. Que placer. Manchamos el suelo nada más sacarla. Una vez que ya estaba fuera, ella sigue en la misma posición, algo que me extrañó.

- Marian, ¿Te encuentras bien?

  • ¿Qué si me encuentro bien?

- Si (Dije preocupado )**

  • Estoy en la gloria pero cabreada, porque me gustaría seguir toda la noche. ( Ya se incorporó )

- Que susto.

  • Pero que sepas que me ha sabido a poco. Esto lo tenemos que mejorar.

- Jajaja… cuando tú digas.

  • Pero por favor, espero que no seas un “fantasma” y lo vayas contando por ahí. Tampoco ninguna insinuación, ni tan siquiera a Ray.

- En eso estate tranquila pero y… ¿Rosa?

  • Rosa es mi problema pero ya te digo que será muda.

- Perfecto.

  • Ahora ven y dame un beso. Nos volvimos a besar muy efusivamente y ella fue quien lo cortó, porque dijo que no se quería poner otra vez en canción. También me dijo que me fuese yo primero, que ella limpiaría y recogería todo. Nos despedimos hasta el día siguiente y yo me fui. Cuando llegué a la planta de arriba, estaba Rosa. Que me miraba con cara de pocos amigos. Le di las buenas noches y murmuró algo pero que no supe si era unas buenas noches o que. Cuando llegué a mi habitación, encendí el teléfono, que lo había apa-gado por si Ray me llamaba. Efectivamente me había llamado varias veces. Me acerqué a su habitación, que cuando subí había visto luz por debajo de la puerta. Le puse la excusa de que me había quedado sin batería y que ahora que se había cargado un poco, había visto sus llamadas. Estaba un poco triste porque no lograba ningún avance con Flor. Yo para animarle le dije que llevábamos poco tiempo, que algunas cosas, no es llegar y besar el santo, que había que dar tiempo al tiempo. Yo no le conté nada de lo sucedido y estuvimos hablando hasta altas horas de la madrugada. Hasta que ya no podía aguantar más y le dije que me iba a dormir y así hice.