Princesas. 2ª parte

Se sacó la verga de la vagina y salió brillante de los jugos de mi esposa. Mi hija tomó el lugar de su madre, se notaba la diferencia de envergadura de una hembra a otra. Puso sus piernas a cada lado de mis costados y, tomando la verga se la colocó entre sus finos labios acuosos.

En el umbral de la penumbra, mi esposa y yo dábamos fin a una deliciosa sesión de lujuria. Tenía el estomago húmedo por el sudor del sexo y el calor que hacía, así que le dije a Simona que me iba a dar una refrescante ducha, para regresar continuar follándomela. Esa tarde la veía bien sabrosa

– ¿Vienes conmigo a ducharnos juntos?

– Sí te acompaño, porque me llenaste de leche como a una vaca… estoy toda pegajosa sin contar que tengo el coño relleno de ti.

Me levanté con la verga aun tiesa… mi esposa me siguió, cuando nos disponíamos a entrar al baño, apareció de improviso nuestra hija en el cuarto de baño encontrándonos desnudos y en pelotas, naturalmente a mí con la verga empalmada.

– ¿Estáis despiertos aun? Voy al baño primero que me estoy orinando. Ya plantada delante del váter nos espetó. – ¿Y por qué vais desnudos?

Su madre se apresuró a aclarar nerviosamente tratando de ser convincente… – Nena mi amor, estamos desnudos porque íbamos a darnos una ducha fresca para quitarnos el calor insoportable que tenemos…, tu papi y yo nos moríamos nos asfixiábamos en la cama.

– ¡¿A bueno entonces me puedo duchar con vosotros…?! Porque yo estoy acaloradísima también… ¡No puedo ni dormir! Sobre todo oyéndoos follar como conejos…

Nos quedamos a cuadros con la naturalidad que no los decía, ciertamente no éramos una padres pudorosos ni recatados en el fragor de la batalla. Berta comenzó a quitarse su camiseta larga de dormir de Barbie quedando desnuda como nosotros. Era la segunda vez que veía a mi hija desnuda esa semana después de meses sin verla. Comparé visualmente su cuerpo con el de su madre, dos generaciones pero ambas hermosas. Un cuerpo de treintañera muy bien llevados pelo medio largo y color negro, un cuerpo de diosa de gimnasio, unas tetas preciosas con unos pezones rosados, una vulva completamente pelona de rasurado semanal y labios rosita muy marcados y carnosos, un trasero firme y duro, uno de sus más grandes atractivos…su anchas caderas.

Mi hija ya cuenta con un bonito cuerpo, ha heredado la belleza de su madre. Mi hija se sentó en el sanitario con las piernas abiertas mostrando su inocente y desflorada vulva con varios y dorados vellos cubriéndola.

– Empezar vosotros, yo termino enseguida y me meto con vosotros. Se aliviaba sonoramente, el chorro golpeaba con fuerza en la loza demostrando el buen chorro que emanaba de su precioso coñito. – Mamá entra tú primero, porque mira como tienes el coño rezumando la crema espesa de papá ¡Le has tenido que dar mucho gusto para sacar tanto!

Efectivamente, mi semen comenzaba a salirse de la vagina de Simona corriendo por su muslo. Mi esposa un poco cortada me dijo al oído…

–  Disimula un poco Pelayo, trata que se te baje la verga. La niña te la mira mucho. Me dijo al oído a sotto voce.

Bayoneta calada en pie de guerra, era el objetivo de la miraba fija de mi hija, que sin ningún disimulo ni recato la contemplaba siguiendo un punto móvil. Simona entró a la ducha tratando de darle a la situación la naturalidad pertinente, Berta no necesitaba explicaciones de lo que ahí ocurría. Abrió la ducha y cuando el agua caía sobre su cara me dispuse a entrar a la ducha, y al pasar junto a mi hija sentada en el sanitario

– ¿Papi el calor también te levanta tu polla? Me soltó sin más.

Siguiendo la corriente contesté… – Que se mantenga empalmada, seguro nena que es por el calor… ¡¡Se me pone muy caliente y dilata estirándose!!

Menuda estupidez se me ocurrió, ni que fuese una de las vigas de acero que tengo que calcular en mis edificios, joder que es mi polla.

– ¿Te la puedo tocar para ver cuán caliente está?

Miré a mi esposa que seguía la conversación y asintió con la cabeza para seguir con la apariencia de naturalidad y normalidad.

– Claro nena agárrala con confianza, es el verga de tu papi, ya la conoces. ¡Con ella te hizo a ti y a tu hermana!

La nena sonrió tomando mi verga viéndola de cerca…la palpó comprobando su dureza, peló la cabeza del todo retrayendo el prepucio y sobándolo de arriba abajo, mirando a su madre como me pajeaba con toda la solvencia que pueda tener una puta.

– Pobrecito, mi papi parase que tuviera fiebre en su polla. Las venas las tienes muy hinchadas y está muy duro, mamá tócasela para que veas cómo se le ha puesto ahora.

Le tocó a mi esposa agarrar mi verga para comprobar lo evidente, que por lo morboso del momento estaba que se derramaba. Simona lo tomó y comenzó también a sobar.

– Cierto nena, tu papi está muy caliente. Entra a la ducha para ver si se te enfría.

Me coloqué debajo de la regadera y Simona en su afán de seguir aparentando la naturalidad del momento, comenzó a enjabonarme la espalda y luego las nalgas. Mi hija se levantó y se agregó al grupo, mientras yo tomé el jabón y comencé a tallar a su madre, lavé sus tetas, tenía los pezones duros o sea que a pesar de toda la situación y el morbo estaba excitada, me agaché y pasé la mano por sus muslos, mi hija solo observaba, cuando lavé la vulva de su madre, la voltee y enjaboné sus nalgas, dentro de la raja y un poco su culito. Mi esposa no sabía si pedir que parara o siguiera. Más en mi web refereciada en mi perfil o en https://sesionesorgasmicas.blogspot.com/

– Papi ahora enjabóname a mí, por favor.

Volví a mirar a Simona, a quien también le tocó aprobar la petición. Comencé por su cuello y bajé a sus tetas, unos montículos puntiagudos que de lo erectos de sus pezones, eran dos pitones de Miura… sus pezones se endurecieron. Levanté sus brazos, pase a su estomago y sin pensarlo seguí por el pubis y monte de Venus hasta su coñito, metí la mano agarrando sus pequeños y finos labios…, con el jabón froté su vulva, estaba mojada por el agua, pasé el dedo dentro de los labios internos. Sentí el líquido viscoso del fluido lubricante natural de su chochete excitado.

– Mami me gusta que me bañe mi papi, enjabona muy bien... sobre todo mi culito ¿Quieres probar? Lo mejor es cuando lo hace en el chochito... lo tenía irritado de tocarme oyéndoos.

Simona comprobó que su hija mayor había entrado en el juego, participando con todas las fichas, la madre consciente aceptó, y yo comencé a sobar su vulva. Simona estaba excitada igual que durante la tarde con la sesión de desvirgue de Nora, lo veía en sus ojos y lo sentía en su clítoris, lo sentía duro, alcanzó a gemir cuando metí dos dedos, los metía y lo sacaba del acuoso chumino regado de mi esperma.

– ¿Papi parece que estás lavando a mamá por dentro de su coño? ¡Si quieres mientras tanto yo te jabono a ti¡

Para evitar correrse delante de su hija, Simona espetó… – Pelayo creo que deberías insistir en limpiar mejor por dentro…lo tengo repleto de bichitos blancos correteando.

Mi hija tomó el jabón y comenzó a lavarme la espalda y luego las nalgas, metió sus manos entre ellas y, desde atrás agarró y lavó mis huevos…lo manipuló con esmero dedicándole el tiempo necesario por lo grandes y colgados que los tengo. Ya estaba demasiado caliente, me giré sin más recato que la necesidad imperativa del instinto animal y, crudamente me dirigía a la niña.

– Hija lávale la verga a papá… frótala a lo largo y no te olvides de tratar bien el cabezón.

Simona se sorprendió de lo crudo de mi expresión, adivinando mi calentura no dijo nada. Mi hija se arrodilló y comenzó a frotármela, miré su cara de niña inocente o no tanto ya, sus ojos decían querer metérsela en la boca, me contuve. La pequeña mano seguía frotando en forma de una clásica paja, y la otra agarrando los testículos frotándolos con el jabón. La situación me desbordaba, en poco tiempo comencé a notar como la leche empezó a subir desde mis huevos y Simona entendió que mi eyaculación era un hecho, solo alcanzó a decir unos milisegundos antes…

– ¡¡Sobre la nena no por favor!!

Demasiado tarde, mi líquido blanco dio en la cara de mi hija. Con la mano bajé el cañón de carne, para apuntar el siguiente disparo en sus pequeñas tetas. Desde la nariz bajaba el semen a sus labios chorreando. La puta sacó la lengua con la boca bien abierta como esperando la entrada del tren por el túnel y el tercer chorretón fue a parar a su lengua y paladar… lo probó. Seguidos los más débiles, también se los comió cerrando sus labios herméticamente alrededor del glande. Mi esposa quedó impávida por la soltura de su hija comiéndole la polla a su esposo en un acto tan duro y sensual. Todo había pasado tan rápido que no había tenido forma de organizar sus pensamientos. Mi hija no soltaba mi verga que daba muestras de relajación al cumplir su descarga.

– ¿Qué pasó papi…? ¡Menuda descarga de crema me has hecho! Aún te quedaba bastante después follarte a mamá. ¿Todos los hombres eyaculáis tanto…?

Se bajó la lefa de los labios con el dedo y chupó el semen espeso. La recogió metiéndosela en la boca, cuando la acumuló toda en su lengua…, nos la enseñó y se la tragó desafiando.

– No hija, tú tienes en casa a tu padre que es un macho excepcional ¡Un semental como él es difícil de encontrar! ¡Anda vamos a terminar de bañarnos porque la nena necesita que le expliquemos ciertas cosas!

– ¡¿Tú crees que va a ser necesario después de lo que has visto?!

– Ven mi vida que tu mami te limpie la crema que te aplicó este semental de tu padre.

Con el chorro de agua quitó el semen de su cara y tetas. Tomamos toallas y salimos de la ducha, mi esposa y mi hija desnudas eran realmente hermosas, y la sensación al verles completamente depiladas de pies a cabeza, era indescriptible. Había llegado al punto en que mi verga mantenía la erección media, pero se sostenía de buen tamaño después de tres eyaculaciones. Desnudo me acosté boca arriba, me sentía el rey del mundo, fresco y muy satisfecho. Simona trató de explicarle a nuestra hija.

– Mira Berta, creo que no necesito explicarte que la polla de un hombre se agranda por varias razones, sobre todo si tiene mujeres desnudas como nosotras delante de él. En ocasiones masturbándola se le baja después de eyacular su lefa, esa rica crema que él te ha echado encima de las tetas y la cara.

– Y en la boca, por cierto me tomé un buen montón de tu leche papi, estaba rica.

– Gracias hija, mis testículos no paran de producir leche para vosotras.

– Oye mamá y no crees que la otra forma es mejor que frotándosela. Yo creo que se le baría más rápido la fiebre al cipote de papi.

– Bueno también ejemmm…, Si él mete su polla en nuestra boca o en el chochete, funciona mejor para los dos... ¡Sobre todo está pensado para insertarlo por nuestro coño!

Mirando mí rabo que seguía caliente y erecto… – Mami, me parece que mi papi sigue con fiebre en su polla… ¿Qué hacemos para ayudarlo?

Simona dudo cual sería la mejor jugada, pero su mente no era tan rápida y audaz como la de una salida adolescente.

–  Ya sé me lo voy a meter a la boca a ver si así se le quita.

Se agachó la tomó con una mano y comenzó a lamerla y a chupar la punta, sin que su madre lo impidiera. Miraba resignada a su niña, a que a su corta edad, ya tuviera una verga en la boca

– Déjala para que aprenda, pero indícale como se hace. Anda cariño, deja a tu madre que te ayude un momento.

A Simona no le quedó de otra que agacharse delante de su pequeña hija, tomó la verga.

–  Lame la cabeza y luego te la metes suavemente en la boca y le pasas la lengua así.

Me la chupó y lamió un momento y luego le cedió el lugar a mi hija quien procedió a copiar el método con buenos resultados. Luego pasó a mis huevos lamiéndolos, regresó al tronco y se lo tragó con mucha propiedad sacándola y metiéndola de su boca por medio minuto, acompañando la chupada con masaje a las bolas, mi verga no había sentido tal placer.

En un arranque de ingenio mi hija le dice a su madre… – Ahora enséñame como se mete algo tan gordo en el conejo…la otra vez me la metió papá, pero ahora quiero hacerlo yo.

Ante eso Simona dudó un momento, pero llevada por las circunstancias… – Bueno, te voy a enseñar junto con tu papi, pero no debes comentar con nadie lo que estas aprendiendo mi amor, ¿lo prometes?

– Si mami no soy una niña tonta. Ninguna de mis amigas folla con sus padres. No lo entenderían si hablase de quien y como me desvirgaron…o por qué ahora sigo follando con vosotros en casa. Sé que lo que a mí me gusta y necesito no les gusta o necesitan otros.

– Bueno parece que nos han salido dos niñas muy listas y maduras.

– Eso parece cariño. Mira princesa, se hace así, te montas en tu papi y pones el cabezón de su verga en la entrada de tu coñito, así.

Mi esposa decía y hacia, se paró poniendo sus piernas al lado de mis caderas para dejarse caer sobre mi verga tiesa. Ya que yo seguía acostado boca arriba, se fue sentando hasta que se la clavó toda, y comenzó a subir y a bajar sobre el garrote haciendo sentadillas, procurando no sacar demasiado y pegar buenos sentones aplastando mis pelotas contra su culo… no sé por qué, Simona siempre pensaba que mis pelotas era duras como el acero.

– Mamá se comió toda la polla con la boca de su coño.

Con la follada que me daba mi esposa delante de nuestra hija yo estaba excitadísimo.

– Nena tu mami tiene un coño tan delicioso que me tiene súper caliente. ¡Vamos amor muéveme esa cadera! Tienes la vagina sabrosa y jugosa… ¿Sientes mi verga en el fondo?

– Claro sí cabrón… me la tienes bien metida hasta los huevos… ¡Joder Pelayo, la siento que me toca la matriz! Pero no digamos groserías delante de la niña.

– Mamá por mí no te preocupes que yo conozco algunas y más fuertes… Estoy cansada de oíros decir eso y más durante toda mi vida. Ahora yo quiero probar, dame el relevo mamá.

– Bueno pero metete solo el glande. ¡Y tú no te corras dentro de ella! ¡Que te conozco!

Se sacó la verga de la vagina y salió brillante de los jugos de mi esposa. Mi hija tomó el lugar de su madre, se notaba la diferencia de envergadura de una hembra a otra. Puso sus piernas a cada lado de mis costados y, tomando la verga se la colocó entre sus finos labios acuosos. Con cuidado se comió la cabeza entera, era la primera vez que hacia algo como esto…que ella me follara ya que nunca me había imaginado algo así con mi hija. Mantenía el vaivén solo con la parte del glande, yo quería metérsela toda, evidentemente pero no sabía hasta que punto podría llegar sin lastimarla si la clavaba a saco como lo hacía con su madre o con Nora. Sin embargo no podía ser peor que quitarle su virginidad. Ella siguió metiéndose y sacándose nada más que el glande ante la mirada vigilante de mi esposa, que cuidaba la integridad vaginal de nuestra hija, la cual de lo caliente estaba tan mojada que sentía escurrir sus gotas de jugo vaginal por mi verga.

– ¡¡Lo siento muy rico mami!! Oye mami, quiero disfrutar a mi papi como tú.

CONTINÚA....