PRINCESA DE TRES CABALLEROS (parte 2 de 3)

Por la pandemia fue necesaria una reunión fuera de Canadá a la que me invitó mi marido, en ella nos encontramos viejos amigos con los que disfruté mi reunión.

PRINCESA DE TRES CABALLEROS (Parte 2 de 3)

Segunda parte, tuve que dividir el relato en tres partes, por su tamaño.

Por la tarde fuimos a recoger a Gloria que desde antes estábamos desesperados por verla. Ella llegó directamente a abrazar y besar a Horacio. Se veía muy bonita, llegó vestida con una falda-pantalón, o short, hasta medio muslo, pero con unas pantimedias negras transparentes, con lunarcitos, que creía yo que iban a ser la moda, ella ya la vestía. La analicé de pies a cabeza y vino a Jak y a mí, también muy efusiva y cariñosa. Caminábamos hacia el auto Gloria abrazada del brazo de Horacio. Jak me miró de reojo y yo le asentí, entendiendo su indirecta.

¡Que hermosos se ven, y qué clara su relación! Yo busqué sentir alguna molestia, pero me sentía feliz al verlos y yo del brazo, acompañada por mi hombre, aunque solo fuera del momento. Llegamos al hotel, a la habitación que originalmente era la de Horacio y mía, pero le tomé sus pertenecías y se las acomodamos entre Jak y yo, en esa habitación. Gloria, seguida por Horacio, soltaron la carcajada y ya Jak y yo solamente terminamos besándonos y manoseándonos alegremente.

“¡Hace frio, cámbiate algo caliente!” le dije.

“¿Pero que esperas de una que viene del desierto caliente, que traiga ropa caliente al polo?” dijo riendo.

“¡Ponte esta ropa, mañana te compramos algo caliente!” y le dí prendas mías, que consideré calientes. Jak y Horacio solo observaban.

“¡Que bien se ve Gloria, tienes muy buenos gustos!”, me dijo Jak.

“¡No, yo ya sabía que iba a llegar casi desnuda y le preparé la ropa que le compré!” les dije. Aprovechando el momento, le desabroché la falda-pantalón, quedó en brasier y pantimedias con sus pantaletas. Jak se las bajó, y después de que ella fue al baño, Horacio la vistió, quedando bien bonita, y le quitó los botines color gris, como del color de su faldita, con los que llegó.

Bajamos al lobby, buscamos algún lugar para sentarnos a comer y platicar y nos dirigimos a un lugar que nos recomendaron, un pequeño bar cerca, en donde tenían música latina.

A pesar de la inclinación de Gloria por Horacio, Jak, muy diplomático, platicaba de todo e insinuó que entendía la relación de Horacio con ella, pero que no debería de ser yo egoísta, que él necesitaba reconocerla y recordar de la vez pasada. Gloria quedó sorprendida de las palabras de Jak y, después de balbucear se le quedó viendo y le contestó

“¿Crees que iba a dejar perder una oportunidad de estar contigo? Solamente Silvia como Horacio deberán estar de acuerdo ¡Y DARME OPORTUNIDAD DE RECORDAR LO QUE SABES HACERME! ¿TODAVÍA TE ACUERDAS?” Le contestó manteniendo una sonrisa y uy efusiva.

“Nosotros dos queremos que disfrutes tu visita y nos goces a los tres, cada uno como le corresponde. A Horacio le corresponde que inicies con él, ya nosotros te esperaremos. Tal vez mañana, ¡si todavía amaneces con energía!” le dije.

“¿Qué crees que ya soy una viejita? No creas, ahora estoy en mi mejor época, ya verán ahora que me den oportunidad. Llevo mucho tiempo e abstinencia forzada.”

Gloria se veía muy bonita, la habíamos vestido hermosa, ella decía que no se sentía acostumbrada a tanta ropa bonita, ella vestía a diario solo su short de tenis y una blusa, eso ya durante bastantes años.

“De short y esas blusas bien coquetas te ves muy bien, así es como pescas a todos tus candidatos, pero dime una cosa ¿usas pantis o juegas sin ellos?” y todos rieron.

“No creas, unas pocas veces uso solo tanga, inmediatamente se dan cuenta, así que he hecho pruebas, no me pongo nada y todos creen que llevo tanga.”

“¿Ahora no vistes ni tanga ni pantis? Le preguntó Horacio.

“¡No, ni tanga ni pantis, pero sí las pantimedias que te van a costar más trabajo quitármelas!” le contestó. Llegamos al restorán, buscamos una mesa en un rincón y ahí nos sentimos más íntimos y cómodos.

“El plan para mañana es de que yo me tengo que reunir con mis colegas a eso de las 10, así que Jak y yo tendremos que haber terminado con nuestros trabajos privados, a tiempo. Aproximadamente a las 13 horas tendremos un almuerzo, los asistentes que tienen pareja estarán invitados, así que ustedes dos tendrán que ir, Gloria con Jak y tú mi esposa.” No había terminado de hablar cuando Gloria y yo, casi al unísono, protestamos. “¡Jak es mío, si Gloria quiere puede escogerte!” Inmediatamente las dos volteamos a besar a nuestros nuevos esposos como dándoles confirmación de aceptación. En realidad, ya varios de los asistentes nos conocían y sabían que una de nosotras sí era su esposa, ¿cuál? No importaba, la otra iba con Jak.

El convivio estuvo muy ameno, nos divertimos, formábamos un grupo bastante grande, unos 16, casi todos con pareja, esposa o amiga. Por la tarde tuvieron otra reunión para avanzar, al día siguiente Jak saldría hacia Ámsterdam temprano en la tarde, solo alcanzaría el tiempo para una sesión de trabajo muy corta. Gloria y yo salimos y buscamos alguna boutique de ropa para ella. También le urgía ir a un salón a depilarse, así que eso hicimos primero. Ya frescas las dos, yo también pedí me dieran una repasadita, salimos y compramos varios vestidos para que Gloria tuviera para aguantar el frío esos pocos días en que iba a estar en Atlanta.

Caminamos hasta el bar en donde nos dijeron que tocaban música latina. Efectivamente si llegaban unos chicos latinos a tocar música conocida, latinoamericana. Disfrutábamos de la plática y uno que otro trago, la música inició y nos puso más a tono, la disfrutábamos y en eso Jak fue con los músicos y les solicitó varias piezas. Desde la primera que tocaban, Jak se puso a cantar con micrófono en mano. Lo hacía muy bien nos dio una sorpresa más. En el micrófono dijo que nos cantaba a las dos, en realidad solo habíamos cuatro mujeres, los demás eran hombres, y se refería a nosotras dos, con la intención de quitarnos la tristeza. Yo si notaba que yo no estaba en mis mejores momentos alegres, Gloria, como siempre, muy alegre.

“¿Te sientes bien?” me preguntó Horacio. Ya le confirmé que si estaba bien, la tristeza era porque se marcharía y estaríamos todavía separados, pero en el fondo yo estaba molesta porque no me entendía por qué estaba sintiendo algo de celos de que Gloria estuviera dándole y recibiendo de Jak esa atención. Horacio lo noto y me hizo la observación de que Jak a mí me daba más atención sincera, a Gloria era por cumplido.

“¿Sientes algo de amor por Jak?” me preguntó sorpresivamente, no supe qué contestarle inmediatamente y se me ocurrió decirle

“Lo mismo que tú sientes por Gloria. Es raro, yo te amo a ti, pero lo que le hagas, o te haga ella a ti, no me molesta, sin embargo, lo de entre ellos sí me molesta.”

“Pero si él es libre y ella tu amiga, dales oportunidad de que se disfruten como quieran.”

“No sé bien, lo que me haga él a mí, o lo que tú le hagas a ella en los pechos, me complace verlos, pero que él no se los apapache tanto.” Le dije, creo que sintiendo esos pocos celos.

“¡Tontita, si yo me doy cuenta de la masajeada y chupeteada que él te da a ti en esos pechitos hermosos tuyos, es como para que yo me prenda y lo trompee! ¡Los veo y me excito muchísimo en vez de que me moleste! ¡Que se la esté comiendo a ella sí me agrada verlos, pero no me calienta como cuando te veo a ti siendo mamada! Inclusive cuando tú lo montas.” Sus palabras me hicieron cambiar de humor y ya gocé verlos cómo se calentaban frente a todos nosotros, los envidiaba, pero Horacio se encargaba de tenerme a mí a tono. Jak partiría al día siguiente y Gloria deseaba coger con él, no lo había hecho esta vez, desde que llegó se concentró en Horacio.

Bailamos, Jak cantó varias melodías, algunas de ellas acompañadas por nosotras. Se hacia tarde, Gloria y Jak iban a tener poco tiempo, así que fuimos de regreso al hotel. Gloria se acomodó en la habitación de Jak, que llegó después. Horacio y yo nos quedamos en nuestra habitación original y la pasamos acurrucados uno contra el otro, nos decíamos cosas hermosas y quedamos dormidos. Al día siguiente Horacio tendría que reunirse con algunos del grupo, Jak no estaba convocado, partiría para Ámsterdam esa tarde.

Gloria y Jak despertaron también temprano, así que desayunamos juntos los tres, Horacio ya había salido.

“Gloria de mi corazón, Jak me expresó su curiosidad por conocer con exactitud cómo son nuestras conchitas, las de mujeres blancas, en comparación con las que él ya conoce. ¡Hasta me ofrecí para que me tomara una foto de ahí! Le dije.

“A ver, ¡Silvia vamos a darle gusto y darle una muestrecita rica a éste! A ver Jak, ¿cómo se te antoja disfrutar de estas dos conchitas que no vas a olvidar porque te dieron mucha ricura? ¿Cómo las quieres despedir?” Nos recostamos en la cama, yo ya tenía pantis puestos, así que me los quité y me recosté en la cama dándole la vista de nuestras conchitas. Jak, que aún andaba en calzoncillos, mostró inmediatamente esa monstruosidad hermosa. Se los bajé y le pedí me diera un besito con su pene en mi conchita. Lo mismo le pidió Gloria a lo que respondió dejando que las dos se lo chupáramos y lo lubricáramos para que nos entrara fácil.

Ya no había mucho tiempo, dejé que me metiera esa hermosura dentro de mi conchita. Lo hizo con mucha suavidad y cariño, desde el primer segundo en que sentí el roce de esa cabecita entre mis piernas, mi espíritu de depravada me despertó, creo nunca antes lo había sentido tan hermoso. Solo unas metidas y sacadas y se dirigió a Gloria. Le levantó las piernas y, después de provocarle más excitación al rozarle repetidas veces su vagina, sus labios, Gloria se relajó y se dejó que le metiera Jak ese miembro tan rico que tiene. Ésta no lo dejaba, lo trabajaba provocando que Jak se aproximara al estallido de su eyaculación. Más tarde, ella me dijo que lo había llevado hasta su límite para que tuviera que explotar dentro de mí, que sí fue lo que logró. Jak me dejó, bien adentro, ese recuerdo, ese paquetito de amor que yo hubiera deseado conservar sin perderlo.

Jak terminó de alistarse y lo acompañamos al aeropuerto hasta despedirlo.

“¡Gracias a las dos por haberme dado ese regalo, las llevo en mi corazón!” Y se fue.