Primos 1: Sexo oral con Mari.

Experiencia vivida con una de mis primas durante la adolescencia en la que termino practicándole sexo oral.

Por diferentes motivos mis primeras experiencias sexuales han tenido lugar con miembros de mi familia, la mayoría de ellos con mis primas.

Soy el menor de 4 hermanos, el resto de mis tíos también han tenido varios hijos, de forma que somos un montón de primos más o menos de las mismas edades.

Durante mi infancia y adolescencia siempre he estado rodeado de primos y primas, pero siempre he tenido mayor relación con mi prima Mari y su hermano Pedro, ya que vivían en el mismo edificio, y  eran muchas las tardes que pasábamos juntos. Pedro era de mi edad, y Mari tenía 2 años más.

Desde los 8 años, mis primos y yo hemos realizado multitud de juegos más o menos sexuales.

Mari coincidía en edad con otras dos primas, y recuerdo perfectamente que ellas siempre iban por delante  en cuanto a tener información referente a cuestiones sexuales. Y no eran pocas las veces en las que nosotros que éramos más pequeños les servíamos de conejillos de indias para sus primeras experiencias.

Mari, era la más atrevida y morbosa de mis primas, le gustaba hablar con ellas de lo que iba descubriendo en cuestiones de sexo, o intentaba sonsacar al resto de mis primas de que sabían o no, sin importarle que Pedro y yo estuviéramos presentes.

Recuerdo que con unos 7 años, cuando quiso averiguar que se sentía con beso con lengua, no dudó en abalanzarse sobre mí y meterme la lengua en mi boca con fuerza. Ha sido el peor beso de mi vida, solo recuerdo una sensación de asfixia.

Con 8-9 años cuando habían eventos familiares nos ponían a todos los primos juntos en una habitación para que jugáramos  y no molestásemos a los mayores, y jugábamos a quedarnos a oscuras, en ese momento nos buscábamos y a oscuras nos toqueteábamos y metíamos mano, era muy excitante. Cuando jugábamos a eso yo siempre buscaba a Mari, era la que más se dejaba tocar. Era un juego seguro si algún adulto abría la puerta no veía nada, y cuando encendía la luz nos entraba a todos alborotados como de costumbre.

Conforme fuimos creciendo ese tipo de juegos fueron menos frecuentes, y solo seguimos practicándolos un rango más acotado de primos, pero cuando los hacíamos eran más intensos y cada vez llegaban algo más lejos.

Los más fuertes consistían en que cuando estábamos muy muy calientes, lo que hacíamos era que cada uno en un extremo de un sofá o sentado en las diferentes sillas se masturbaba, pero por debajo de los pantalones o de la falda, sin enseñar nuestros sexos, nada más que de forma fugaz, pero no abiertamente.

Tengo multitud de experiencias e historias para contar de esta época de mi vida, pero en esta ocasión os voy a relatar la primera vez que le practiqué sexo oral a una mujer, en este caso a mi prima Mari. Lo más revelador de esa experiencia fue descubrir lo mucho que me gusta dar ese tipo de placer  debido a lo excitada que puedes poner a la pareja a la que se lo practicas.

Tuvo lugar cuando yo tenía unos 13 años y ella (mi prima Mari) 15, como en muchas otras ocasiones durante la hora de la siesta, mientras nuestros padres tomaban café juntos, nosotros aprovechábamos para quedarnos en  la casa en la que podíamos estar solos. En aquella ocasión solo estábamos Mari y yo, Pedro no recuerdo el motivo esa tarde no estaba.

Después de un buen rato de toqueteos y manoseos, acabamos como en otras ocasiones sentados uno en cada extremo del sofá masturbándonos, mirándonos fijamente. Con Mari era con la que más me gustaba jugar a eso, era la que ponía las  caras más viciosas, con la que más me excitaba.

Excitados y metidos en faena, noté que Mari estaba más salida y atrevida que en otras ocasiones, en un momento dado me dijo:

-Quieres ver mi coño?-

me dijo con la voz algo temblorosa por la excitación mientras me mirada a los ojos con la boca entreabierta, tenia los labios muy lubricados, ya que no dejaba de lamérselos  constantemente.

-Si quiero vértelo- le contesté yo con ansiedad.

Mari sacó la mano que tenía introducida dentro de sus bragas jugando con su sexo, se reclinó completamente en el respaldo del sofá, alzó un poco el culo, miró nerviosa hacia la puerta, y acto seguido deslizó el fino pantalón junto con las bragas a lo largo de sus piernas hasta quitarse ambas prendas, luego las depositó en lo alto del sofá.

No era la primera vez que veía su sexo, pero si la primera vez que no era de forma fugaz.

Se volvió a apoyar completamente en el sofá, me miró a los ojos de forma pícara, se volvió a humedecer los labios sacando levemente la lengua y al tiempo que sonrío, llevo una de sus manos a su sexo, lo acarició como para alisar su monte de Venus, su bello era abundante y largo.

Yo estaba completamente hipnotizado por aquel fabuloso espectáculo, y ni que decir tiene que totalmente empalmado, tenía la respiración agitada de la excitación de aquella visión .

-Te gusta?- Me dijo mientras pasaba sus dedos entre los pelos de su pubis de forma muy lenta y suave.

-Si, mucho, dije sin poder apartar la mirada de su sexo.

-Quítate tú también los pantalones, quiero verte.- Yo estaba más excitado que en otras ocasiones, estábamos llegando más lejos que en otras ocasiones.

Mi polla quedó completamente al aire, pero tapada parcialmente por la camiseta.

-Levántate la camiseta, bueno, no quítatela. – me dijo, mientras clavaba su mirada en mis partes, sin dejar de acariciarse lentamente su sexo. Yo me la quité, dejando completamente visible toda mi polla en total erección.

-Apenas tienes pelos, y son muy rubios- me dijo mientras me miró a los ojos fijamente, me sonrió, y se mordió los labios inferiores de su boca, sacando  a continuación la lengua y humedeciendo sus labios superiores.

-Quiero verla toda, estírate la piel, quiero ver el capullo.- yo llevé mi mano a mi polla, por primera vez en muchos minutos aparté mi mirada de su sexo, para mirar el mío, tiré de la piel, me dolió un poco descubrir mi capullo de lo hinchado que lo tenía.

-Es muy gordo, parece una bola, esta muy rojo. Quiero ver cómo te tocas, quiero que te hagas una paja para mí.

Yo era como un robot, obedecía inmediatamente a cualquier cosa que ella me decía, no quería por nada del mundo que aquello se terminara. Llevé mi mano a mi polla, y comencé a masturbarme, pero era tal mi excitación que directamente comencé bastante rápido, al mismo nivel de mi excitación.

-Espera, espera, no tan rápido, no quiero que acabes enseguida, quiero verte bien, hazlo así lentamente, verás que así te da más gusto. – Me dijo mientras dirigió la mirada a la mano que movía a lo largo de su sexo- Ves, así, lentamente, disfruta cada caricia, haz que se te ponga bien dura, tienes que excitarte mucho, así luego te dará más gusto.

Yo, baje rápidamente la velocidad, cosa que me costó bastante ya que mi estado de excitación era máximo.

-Ponte mirando hacia mí, quiero verte mejor, así – y Mari se ladeo, apoyando su espalda sobré el reposabrazos del sofá, subió las piernas sobre el asiento, las flexionó  y acto seguido las abrió, dejándome ver todo su sexo completamente cubierto de vello a escasos centímetros, de mí. Luego, volvió a depositar una de sus manos en su sexo, y comenzó de nuevo a deslizar su dedo corazón a lo largo del mismo  de forma suave, de arriba abajo. De vez en cuando  su dedo describía un pequeño círculo con el dedo, lo que provocaba que  su sexo se abriera y yo viera el interior sonrojado  de su coño que destacaba entre su madeja de pelos rizados.

Yo hice lo propio, me puse exactamente en la misma posición que ella, quedando los dos frente a frente, yo movía mi mano por mi miembro a la misma velocidad que Mari movía su dedo por su sexo.

-Te gusta verme, te gusta mirarme mientras me masturbo?

-Si, ya lo creo me encanta.- contesté sin dejar de mirar fijamente su entrepierna.

Mari, se incorporó un poco hacia mí, separó la mano con la que se estaba masturbando de su sexo, y la acercó a mi cara.

-Mira! Huele. –No hizo falta que me aproximara, su mano estaba a escasos milímetros de mi nariz, tenía sus dedos plantados ante mi cara, y uno de ellos brillaba, estaba ligeramente mojado, y desprendía un olor intenso, casi desconocido para mí hasta aquel entonces.

-Te gusta como huele?- Yo no articulé palabra, simplemente asentí con la cabeza, sentía que me iba a explotar el corazón de la excitación, la polla me palpitaba sola, sin necesidad de que yo me la apretara.

-Chúpalo- me dijo, mientras posaba su dedo corazón mojado sobre mis labios. Yo saqué la lengua y lo lamí, la lengua arrastró gran parte de sus fluidos al interior de mi boca.

-Chúpame los dedos, lámemelos y llénamelos de saliva.-Yo no entendía que era lo que exactamente quería y para que, pero lo hice, saque mi lengua y comencé a lamer los dedos como lo haría un perro.

Ella sonrió y se aproximó un poco más hacia a mí.

-No, así no, métetelos en la boca, ábrela la boca.-Yo volví a obedecer, ella introdujo sus dedos índice y pulgar en mi boca, y los movió lentamente dentro de ella, mi boca segregó saliva, que ella recogió con los dedos, y luego mirándome fijamente, los retiró del interior de mi boca, se volvió a reclinar sobre el reposabrazos, abrió todo lo que pudo las piernas, y mientras me miraba fijamente con una sonrisa,  llevó sus dedos a su sexo, y depositó en el la saliva y comenzó de nuevo a masturbarse, pero esta vez con dos dedos, y presionando más su sexo.

Yo veía como en esta ocasión las yemas de sus dedos presionaban más su sexo, llegando en ocasionas a perderse levemente en el interior del mismo. Mari comenzó a suspirar intensamente y de vez en cuando arqueaba la espalda alzando el culo y tirando la cabeza hacia atrás.

Yo que no había dejado de masturbarme  saboreaba el intenso sabor a sexo que tenía en la boca, no dejaba de segregar saliva y de tragarla, toda mi boca y mi aparato respiratorio se habían impregnado de aquel sabor.

-Mira, quieres ver lo mojada y excitada que estoy? –Y antes de esperar una respuesta por mi parte, Mari separó los labios de su coño con sus manos, dejando al aire todo su sexo, que estaba totalmente lubricado.

-Quieres verlo mejor, quieres verlo de cerca? – No podía articular palabra, solo asentí.

-Acuéstate- y poniendo sus manos sobre mis hombros, me inclino hacia atrás, quedando tumbado sobre el sofá, quedando mi cabeza apoyada en el reposabrazos.

Mari , se acercó hacia a mí de rodillas, poco a poco, hasta que su entrepierna quedó a escasos centímetros sobre mi cara.

-Te gusta?

-Si, - la visión era maravillosa, y el olor era el mismo que tenía en mi boca.

-Lo ves bien?-

-Si – conteste mientras suspiraba de la excitación, y mientras incrementaba el ritmo de mi paja.

-Espera te lo voy a acercar más. – Y así fue, puso su sexo, rozando mis ojos.

-Me gusta mucho, y me gusta como huele.-Mari sonrió, y comenzó a mover su cadera, de forma que su coño se paseaba por toda mi cara, describía círculos siendo el centro de la circunferencia que describía mi nariz.

-Si? Te gusta mi olor? Entonces te gustará esto.- Y de repente me encontré como su sexo se aproximó a mi nariz, llegando a tocarla, comenzó aproximarlo y alejarlo, dándome en cada ocasión un suave toque en la nariz.  Con cada impacto yo inspiraba profundamente para sentir mejor su olor, y con cada impacto también notaba como mi nariz iba quedando cada vez más humedecida.

De vez en cuando apartaba mi mirada de su coño y miraba hacia arriba, Mari me miraba fijamente desde arriba, me miraba a los ojos, y luego miraba su sexo, que cada vez permanecía más tiempo pegado a mi nariz  y lo hacía con más presión.

-Javi,  saca la lengua. –Me ordenó, yo lo hice, y deje asomar ligeramente mi lengua.

-Sácala más.- la obedecí y la saque todo lo que pude.

Mari no dejaba de mirar hacia abajo, pero no me miraba a los ojos, miraba su sexo, sexo que descendió unos centímetros hasta aproximarse a mi lengua. Entonces descendió hasta contactar con mi lengua. Yo sentí como el bello de su sexo me hacia cosquillas en la nariz, y como mi lengua volvía a degustar el sabor intenso del sexo de mi prima.

Ella, movía su culo de forma que mi lengua rozaba levemente todo su sexo desde un extremo a otro. Cada vez el coño  de mi prima hacia más presión sobre mi lengua, y cada vez mi boca estaba más llena de fluidos, que eran una mezcla de la saliva que estaba segregando y de lo que aquel coño al que estaba amorrado desprendía.

-Humedécetela, llénate la lengua de saliva para que se deslice mejor, lléname el coño de saliva.

Cada vez que me hablaba yo la  miraba, la veía suspirar intensamente, con la boca entreabierta, y ladeando su cabeza, alterando su mirada por toda la habitación, miraba al techo, y luego miraba hacia abajo, cuando veía que yo la miraba me sonreía.

-Lo estás haciendo muy bien, me estás dando mucho placer. Cógeme las tetas – me dijo al tiempo que tiró de su camiseta hasta quitársela y dejó sus tetas al aire, que desde la posición en la que estaba me parecieron mucho más grandes de lo que recordaba.

Alce mis manos hasta ponerlas sobre sus tetas, ella puso sus manos sobre las mías y las presionó, de forma que las palmas de mis manos apretaban con fuerza sus tetas. Yo apenas podía abarcar con mis manos aquellos pechos desnudos. Mari se mordía los labios inferiores hasta que estos cambiaban de color. A pesar de haber dejado de pajearme mi polla seguía palpitando.

Entonces noté como su coño apretaba con más fuerza mi lengua, lengua que estaba ya cansada, pero ella la buscaba, buscaba un contacto fuerte de mi lengua contra su coño, de forma queda vez presionaba más su entrepierna contra mi cabeza. Tenía toda mi nariz, boca y barbilla llena de una mezcla de saliva y de flujos de su coño.

Llegó un momento en el que fruto del cansancio y de la presión de su coño, mi lengua volvió  a introducirse de nuevo en mi boca, para mi descanso. Yo quería seguir sacándola para darle placer, pero no podía aguantar más tiempo con la lengua fuera.

Pero eso no fue impedimento para que mi prima siguiera obteniendo placer, ya que no dejó en ningún momento de frotarse contra mi boca encharcada de fluidos, los labios de mi boca frotaban los labios de su coño, y Mari cada vez se dejaba caer más sobre mi cabeza, llegando en ocasiones a cortarme momentáneamente la respiración cuando su coño se apretaba contra mi nariz.

Mari cogió mis manos y las llevó a sus nalgas, yo le apreté el culo con fuerza, hasta hincarle las uñas, la miré por su sonrisa supe que le gustó. Mis manos cogían fuertemente su culo , y lo presionaban hacia mi, con lo que era mayor la fricción de su coño contra mi cara, y más era el placer que mi prima obtenía.

Cuanto más excitada veía a mi prima, más me excitaba yo.

Llegó un momento que a Mari no le era suficiente el frotamiento con mi boca, y descendió un poco sus movimientos, de forma que su coño comenzó a frotarse con mi barbilla, eso me permitió res Cpirar mejor, por lo que hice mi cabeza hacia atrás de forma que ella podía depositar se sexo en vertical sobre la misma.

Sentí como su coño se hundía en mi barbilla, se deslizaba sobre ella, y que Mari cada vez ejercía más presión sobre mí, había momentos en los que sentía que dejaba caer todo su cuerpo sobre mi, de forma que todo su peso se depositaba en mi barbilla, y acto seguido movía las caderas de forma compulsiva para frotarse intensamente.

-Joder, que bueno, mueve la cabeza tu también, muévelo rápido. –Me pedía con una respiración entrecortada.

Yo intentaba complacerla, pero el peso depositado sobre mi barbilla me impedía apenas moverla, lo que si se movía era mi cuello al ritmo que ella marcaba con sus caderas.

Llegó un momento en el que llegué a preocuparme por la situación, sentía mucha presión pero de repente Mari comenzó a respirar como un perro fatigado, y me cogió de la cabeza tirando de ella hacia arriba para apretar más mi barbilla contra su coño, entonces disminuyó la presión, deslizo su coño hacia arriba, y lo paseo por mi cara, desde mi barbilla hasta mi nariz, presionándome contra ella sin contemplaciones, cuando mi nariz presionaba el interior de su coño, volvía a bajarlo hacia mi boca.

Comprendí que estaba en el punto máximo de su excitación así que abrí la boca y volví a sacar la lengua. Ella en seguida se percató y llevo el coño hacia la misma, yo sacaba la lengua todo lo que podía hasta que se introducía en su coño, era un sensación intensa, estaba muy suave y empapado.

Yo movía mi lengua que estaba metida en su sexo, y ella movía su cadera de forma compulsiva, hasta que de repente, Mari cambió los suspiros por pequeños gritos contenidos y dejó de mover sus caderas, pero lo apretaba su sexo con más fuerza sobre mi boca. Se quedó así unos segundos y acto seguido, se separó de mi cara, se recostó agotada y sudorosa sobre el reposabrazos opuesto al que yo estaba tumbado, respirando de forma muy intensa.

Yo tenía toda la cara dolorida y empapada. No dejaba de mirarle las tetas que se movían al compás de su respiración.

Mari, me miro, apenas me mantuvo la mirada un par de segundos , ya que de repente cogió de forma precipitada su ropa y salió corriendo por el pasillo hacia el cuarto de baño. Tardé unos segundos en reaccionar, hasta que alcancé a oír unas llaves al otro lado de la puerta, eran mis padres que llegaban, cogí mi ropa y salí corriendo hacia mi habitación.

Siempre me ha gustado la sensación de peligro por ser descubierto, pero eso es otra historia que quizás en el futuro os relate.

Espero que os haya gustado y excitado mi experiencia. Cualquier sugerencia o comentario será bienvenido.

HASTA EL PRÓXIMO RELATO.