Primo y prima casada e infiel (6)

Estoy tan caliente que no me controló ni en público.

Como algunos de ustedes ya saben estoy teniendo un affaire sexual con mi primo de 24 años, a espaldas de mi marido.

Además del deseo de que mi embarazo, que ya entraba en el quinto mes, transcurriera lo mejor posible, lo que más quería era buscar todas las formas, que las circunstancias me permitieran, de estar el mayor tiempo cerca de mi primo. Por otro lado estaba, y aun lo estoy, muy clara en el sentido de que cualquier separación o divorcio era y es, por ahora, prácticamente hasta impensable, lo que, además de las características especiales de mi infidelidad, me fue empujando a que también las relaciones con mi marido, incluso las sexuales, vayan evolucionando muy rápidamente.

Como les contaba, por un lado deseo siempre junto a mi primo porque me divierto mucho con su morbo y su verga bien dura y por otro también quiero que, sin problemas, ni discusiones y poco a poco, por el momento inconscientemente, mi marido, al no estar dadas las condiciones ni las ganas de abandonarlo, vaya él mismo también ayudando a que se cumplan mis calenturientos deseos. El solo pensar esta posibilidad, comenzó a excitarme tanto que en una relación, como la que había venido teniendo hasta ahora con mi marido, en la que no ponía nada de mí, muchas veces excusada en el embarazo, ahora, más que nada porque mi primo me tiene siempre re caliente, se me hace más difícil rechazarlo totalmente a mi marido. Por otro lado, también, está el tema de los celos que mi marido pudiera llegar sentir al ver que mi primo me este siempre rondando y yo a él. Pero, teniendo en cuenta la insatisfacción y fatalismo que reinaba, hasta ese momento, en el matrimonio, estaba segura que su reacción de mi marido, en tanto percibiera que esa amistad familiar le traía algunos beneficios, sería la de no reclamar mucho además estaba decidida de poner todo de mi para hacer que la continua presencia de mi amante fuese muy beneficiosa, Ya, por el momento, gracias a él, y en lo que a mi respecta, el clima anímico había tenido ya un vuelco significativo.

Todo esto lo conversaría con mi primo y por supuesto el solo pensarlo me dejó más excitada. Pues, como ustedes ya saben o se imaginan, nuestras conversaciones siempre son más pajas al fuego

Lo que estoy tratando de contarles es que estaba decidida que mi primo fuera quien se encargara, con mi "ayuda" por supuesto, de los arreglos de la modesta casa para poder ser alquilada a los posibles veraneantes.

Así que el mismo domingo del fin de semana en que se concretó mi infidelidad, luego de almorzar en casa de mis padres, mi marido salió a hacer algunas diligencias; y no había terminado de salir cuando, prácticamente, me escape rumbo a la playa, a pesar de ser un día muy soleado, contraviniendo las recomendaciones de que lo mejor es tomar sol antes de las once de la mañana o después de las cuatro de la tarde.

La razón era que no podía contener la ansiedad por ver a mi primo, a pesar de que solo habían pasado unas pocas horas desde que lujuriosamente nos habíamos separados. Tenía tantas cosas que conversar con él, contarle lo sentido en esos últimos dos días y de cómo habían cambiado totalmente mi perspectiva para enfrentar las cosas. Además, por supuesto, compartir con él y poner en marcha mis planes.

Llegué a la arena, con una silla playera y un bolso cargado de mil cosas con algunas frutas, agua mineral, una revista de actualidad de esas que ya comenzaban a mostrar las jóvenes y hermosas modelos en micro bikini anunciando lo que se venía para la entrante temporada estival, etc.

A lo lejos, vi a mi primo jugando al volley en dupla con otros chicos.

Solo tenía que tener paciencia y esperar que se aproximara ya que era imposible, a pesar de la distancia, que no notara mi presencia porque la playa aún estaba bastante desierta.

En un momento, me sentí contrariada porque aparecieron unas antiguas amigas de todos los veranos que inmediatamente se aproximaron a saludarme y se instalaron, naturalmente, a mi lado.

La conversación como era de esperar, primero, giró en torno a mi matrimonio y embarazo. No tenían mala intención pero en un principio se mostraron, como hacía un buen tiempo que no me veían, preocupadas de como la estaría pasando física y anímicamente, ya que era evidente, porque me conocían bastante bien, que lo del embarazo había sido un accidente.

Traté de mostrarme positiva y les conté que si bien al comienzo había sido un balde de agua fría, ahora lo iba asumiendo cada vez mejor y que si bien a mi marido no lo había imaginado como el hombre de mi vida, tampoco ahora dejaba de resultarme atractivo, porque era muy cariñoso, amable, pulcro, trabajador, etc etc..

Como mi primo no se aproximaba, traté de relajarme y disfrutar entregándome a los vaivenes de la conversación cada vez más propia de mujeres jóvenes.

Ellas eran de la opinión que lo mejor de casarse joven es poder follar en cualquier momento, forma y lugar. La confianza que surge del día a día, además de que usando otros medios anticonceptivos poder prescindir de los condones, jugaría a favor del enriquecimiento y diversión en las relaciones sexuales. Pero, por cierto, que también podía, si la relación no daba cierto y con el correr del tiempo, ser motivo de rutina y un creciente desinterés, y hasta odio, del uno por el otro.

Por supuesto que también hablamos de sus hombres. Me contaban algunas de sus cositas a lo que yo, en mi papel de casada y preñada, es decir fuera de circulación, hacia preguntas capciosas, que mi mente, ahora, muy calenturienta, no podía dejar de hacer pero disimuladas por una exagerada falsa ingenuidad. Oír confesiones siempre me calentó y cuanto más lo hacían más pie les daba para que de sus bocas surgieran cosas cada vez más atrevidas. Era, literalmente, un circulo vicioso.

A pesar de mi situación, en el fondo, frente a ellas, tenía ese día, como un sentimiento de superioridad en el tema sexo. Porque, por ejemplo, el día anterior había hecho eyacular, aunque en distintos momentos, a mi marido y varias veces a mi primo No sabía si alguna de ellas ya lo había hecho con dos hombres, pero lo que era seguro, de cualquier manera, nunca tan recientemente en el tiempo como yo.

Fue recobrar y experimentar casi la misma sensación de superioridad que sentía cuando en los primeros años de la adolescencia; entre las niñas, hablábamos, de sexo: Esas conversaciones estaban plagadas de desinformación, algunos conocimientos teóricos, muchas, y cosas mal entendidas aunque las más osadas se confesaban con alguna experiencia o presentaban un material que aceleraba el deseado aprendizaje. Para decir la verdad yo disfrutaba hasta de oír las mas aberrantes ingenuidades pero también lo hacía al guardar mi secreto, aunque más de una vez, frente la confesión de alguna de ellas o las tremendas ignorancias de otras, me sentí tentada alardear de mi propia experiencia. Que estaba segura que de confesárselas dejaría de boca abierta a mas de una. Porque la verdad era que mismo siendo, en ese momento, aún virgen, había entrado en la adolescencia ya con el "culo roto", por usar una grosera expresión que luego había sentido usar a los varones.

El hecho era que, años antes a muy temprana edad, después de casi una semana de estar jugando, a escondidas, a los doctores, mi primo casi sin dificultad me había penetrado por el ano con su delgada pijita. Había sido algo tan natural y divertido como que había sido la culminación lógica del tan excitante juego médico que habíamos estado practicando todos esos días y como todo había resultado bien y no hubo "contraindicaciones", solo el no ser descubiertos, quedó, al dejar de vernos, como algo muy nuestro, pero con el correr de los años, ese hecho convertido en marcante recuerdo fue adquiriendo cada vez más su real dimensión e importancia.

Ahora también estaba consciente que mi mayor experiencia, en realidad, más allá, de lo del importante y placentero pasado remoto, se apoyaba, solo en lo vivido en los últimos dos días aunque todo hacía suponer que rápidamente se ampliaría aunque desconociendo hasta donde.

Esta sensación se confirmó, cuando la charla derivó en comentarios sobre los muchachos que estaban jugando volley. Me moría de ganas que hicieran alguno sobre mi primo. No quería que fuera yo la que lo nombrara primero, Pero no tardó mucho para que una de ellas comentara:

"- ¿ No es aquel tu primo Adrián? ¿No fue que se accidentó una pierna Entonces, está ya mejorado? Casi no se le nota y hasta deportes hace.-"

"- Está bárbaro ese flaco, siempre con ese color de piel y esos pelos.-" comentó la otra.

A lo que por decir algo agregué: "- Pero nunca tiene un centavo. Está como siempre sin trabajo.-"

"-¿Y eso qué? ¿Para algunas cosas no se necesita dinero, menos ahora en verano -" replicó la más gordita sugestivamente

"- Los condones los puedo pagar yo.-" aseguró la primera, que era flaca y tetona, en broma y riendo, trayendo de nuevo el tema al nivel del que hacía rato veníamos teniendo.

Entonces las amenacé "- Ahora, cuando pueda le voy a contar lo que ustedes andan diciendo.-"

"- Bueno, bueno, no tan directo y no me armes líos, que si se entera mi novio, me mata.-" replicó "la gordi" haciéndose la preocupada.

Ese era el tenor de toda nuestra conversación pero nos causaba gracia y nos reíamos de buena gana.

El sol picaba fuerte, demasiado, pero al volver a sentirme joven, casi una adolescente, conversando cosas aparentemente intrascendentes con antiguas compañeras me hacia sentirme relajada, sin culpas ni ansiedades. Pero en realidad mi tranquilidad se debía a que, a pesar de la distancia, tenía al alcance de mi vista mi incestuoso amante.

Luego de un rato decidimos entrar al agua, ya que el sol y el calor, después de tanto rato, se había vuelto insoportable Yo, de tanto estar recostada de frente a él, ya experimentaba ardor en mi cara, cuello y pecho.

La barriga y los muslos los había mantenido cubiertos con la tela del pareo. No quería exponer mi pancita a tanto sol y porque la parte inferior de mi bikini me quedaba realmente chica, demasiado pequeña para principio de verano, y no solo por mi embarazo sino también por la palidez de mi piel. Antes de salir me había dado una mirada en el espejo y mi aspecto me pareció demasiado lascivo: en la parte superior mis cada vez más hinchadas tetas, que a cada movimiento, se empecinaban por querer escaparse; pero eso no era lo más chocante, al contrario hasta me favorecía, lo que lucía más bizarro, además de lo del triangulito negro debajo de la ya gordita y pálida barriga, era la forma en que la tanga negra se incrustaba entre mis blancas nalgas, porque, ahora, a la exagerada curva de mi cola se le agregaba el crecimiento de mi cintura y un leve pero perceptible, dado el pequeño talle de mi cuerpo, crecimiento de mis caderas, mismo aún que mi peso no había aumentado demasiado. Quizás en otra playa menos pueblerina o más solitaria y con el cuerpo tostado esa tanga, todavía, podría todavía usarla, algunas veces, en este verano.

De cualquier manera nos dirigimos al agua. Lo hice de forma de no llamar mucho la atención por lo del pequeño bikini y también porque aún tenía la marca que mi primo me había hecho en una nalga de un chicotazo con su camiseta.

El mar estaba frío y salado. La sensación era energizante. Los senos se me endurecieron.

Los chicos acabaron, "casualmente" su juego, entrando también algunos al agua y ya más próximos a nosotras, intercambiamos saludos. La mayoría, éramos muy conocidos, incluso, entre ello se encontraba el tío, pero parecía el primo por la proximidad entre sus edades, de una mulatita vecina de casa de mis padres, que a pesar de ser bastante menor que yo nos llevábamos muy bien. Nos habíamos inscripto juntas y aún somos compañeras en el curso gratuito de computación del centro comunal

Enseguida de nosotras salir del agua, ellos también lo hicieron y aún con los cuerpos mojados, mi primo y el fornido mulato, que trabajaba en un gimnasio, se aproximaron, con sus cosas en la mano, hasta donde nosotras estabamos instaladas.

Hubo muchos saludos con besos, sonrisas y bromas galantes.

"- ¿Que dicen nuestras chicas" tapa de revista".?-" preguntó simpáticamente el chico para luego de saludar ojear la revista que yo había estado leyendo que en la tapa tenía tres modelos, recién salidas de la adolescencia, de espaldas, abrazadas por la cintura, mostrando sus perfectos culitos "decorados" por coloridos micro bikini que desaparecían entre sus nalgas y que con sus televisivos y angelicales rostros, enmarcados por luminosos cabellos rubios, miraban por encima del hombro a los lectores sonriendo provocativamente como diciendo: miren y deseen mucho nuestros culos . Y si no fuera que era una revista de actualidad "seria" para la familia, la foto es de un erotismo casi pornográfico.

"- Yo, si es que estoy para tapa de revista, será para "Madres e hijos" o " Maternidad hoy".-" me apresuré a terciar.

"- Bueno, te diré que por lo que vi desde lejos de atrás no pareces estar en cinta para nada.- " me replicó, provocándome para que destapara mi barriga y mis muslos

"- Vas a tener que comparte lentes.-" le corté, sin hacerle caso, con falsa modestia.

Toda la conversación era en ese estilo; las otras le alababan el color de la piel a mi primo e indagaban sí volvería a Brasil .

"- Como no voy a estar así si hace un mes que estoy todos los días en la playa. Brasil por ahora no. Quizás en el invierno -" Solícitamente él les contestaba

Todo era divertido, inclusive el cargue del escultural moreno y las inquietudes de mis amigas.

Pero proximidad de mi primo despertaba, en mi, la necesidad imperiosa de que nuestras miradas se encontrasen sugestivamente y de divertirnos mucho menos frívolamente

Luego de un rato, se habló de volver al agua por última vez a lo que mi primo que ahora quien

ojeaba las páginas centrales de la revista, dijo algo así como "- Por ahora me quedo un rato en esta isla del Caribe.-" haciendo referencia al lugar en que las "diosas" rubias habían sido fotografiadas. A lo que yo muy atenta a sus movimientos inmediatamente me plegué a su resolución, pero con la excusa de estar sintiendo escalofríos. El resto se alejo hacia el agua

Apenas nos quedamos solos, nuestras miradas se hicieron super intensas. Yo estaba sentada de frente al mar pudiendo observar lo que hacían nuestros amigos que se encontraban a bastante distancia como para no escuchar ni ver bien lo que hacíamos siempre que estuviéramos algo separados y él semi acostado dándoles la espalda.

A los pocos, mientras conversábamos de cosas como: si ellos llegarían a darse cuenta de nuestra relación y que deberíamos tener cuidado, el degenerado fue subiendo la pierna de su bermuda hasta que desde mi posición pude ver aparecer la cabeza de su verga semi erecta Me puse nerviosisima por el hecho de estar ahí en medio de la playa siendo cómplice y destinataria de su exhibicionismo a lo que le supliqué que la guardara, él aseguraba , y tenía toda la razón, que dada la poca gente que había en la playa y a la posición en que se encontraba sumado a la distancia en que se encontraba el resto del grupo, hacía que yo fuera la única espectadora de cómo los rayos del sol hacían brillar la cabeza de su pija.

Sin tomar en cuenta mi súplica, todo por el contrario, ya que cuanto más se erotizaba más le crecía y más verga aparecía por debajo de la bermuda, me contó que cuando estaban jugando al volley y no vieron dirigirnos, a mi y mis amigas, hacia el agua, el mulato, su compañero en la dupla, había comenzado a jugar desconcentradamente y a perder tantos a propósito para acabar la partida rápidamente porque, como luego se lo comentó en al agua solo quería aproximarse a nosotras para poder verme en dos piezas..

Además me repitió, según él textualmente, lo que había tenido que oírle decir cuando caminaban hacia nosotras: "Ya que somos tan camaradas deberías haberme "entrgado" a tu prima, porque me calienta solo de verla... ¡Cómo se le mete la tanga en la cola! No sé como pudo quedar embarazada de ese "paloma",, yo la hubiera cuidado mejor.-"

Como sentí mucha curiosidad por saber cuales habían sido sus respuestas, lo alenté que me contara todo lo hablado. Pero él, siempre tenía una más. Y acabó diciéndome "- Si me la tocas aunque solo un poquito, te cuento.-"

Yo le dije de todo, desde "enfermo" para adelante, pero sin duda era una enfermedad contagiosa y no sabíamos quien de los dos la había contraído primero así que simulando buscar, sacar y poner cosas en mi bolso, que yo misma ubique estratégicamente agarré, sacudí rápidamente y hasta por un instante descubrí totalmente la cabeza de su pija en plena playa, al rayo del sol, mientras controlaba con la vista lo que hacían los otros en el agua.

Satisfecho con mi caricia continuó contándome cual fue su respuesta y el resto del diálogo "- ¿Que decís, anormal? Contigo estaría preñada de mellizos. Si tanto te gusta y si estuviéramos en posición de "entregar", a cambio tendrías que entregarme alguna de tu familia.- " Según mi primo frente a esto el mulato se escandalizó un poco. "- ¿A quién? ¿estas pensando en la negrita? . ¡qué degenerado! Vas a tener que esperar unos años a que crezca. –"

"- Miren quien es el degenerado entre tantas supusiste la más deseable de las chicas. Si es así estoy seguro que menos de los que tendrás que esperar para que mi prima se divorcie o se separé.-"

"- No sé, si tanto, porque ahora las chicas crecen muy rápido y se divorcian más rápido.-"

Frente al relato de este diálogo le reproche lo terrible que eran las conversaciones entre los hombres aunque, contándole lo que, momentos antes, las chicas había dicho de él, reconocí que entre las mujeres era más o menos lo mismo.

Mi excitación continuaba en aumento sobretodo por el hecho de que en su relato del diálogo con el mulato me confirmara que a pesar del embarazo mi cuerpo resultaba muy deseable, pero también una pizca de curiosidad y celos por sugerir entregarme a cambio de la negrita, que aun no llegaba a los 15 años.

Así que reaccione , luego de abrir la parte inferior del pareo pero sin desatarlo y correr hacia un lado la tanga, y alcanzando una posición, para que solo él fuera quien pudiera apreciar mi entrepierna, agresivamente expuse mi brillante concha que solo lucía en su parte superior una crestita de pendejos negros ya había tenido que afeitármela nuevamente cuando percibí lo pequeño que me quedaba el bikini. Mientras le decía cosas como : "- ¿Así que te gustan las niñas con conchitas casi sin pelos? -""- Ven, toma aquí hay una.-""- Sí quieres entregarla, hazlo, pero a alguien que me guste mucho.-"

Frente a esto, no se contuvo e incorporándose un poco, pero sin dejar que su cuerpo continuara ocultando el mío de las miradas de los que se encontraban en el agua, con una mano me alcanzó la revista, para justificar a la vista de los otros su acercamiento, y con la otra fue directo a mi vagina donde sin mucho preámbulo introdujo un dedo masturbándome frenéticamente.

Yo facilité las cosas poniendo la revista, en mi falda ocultando su mano y mi entrepierna , mientras casi fingía, señalándola, que le mostraba algo de las páginas, en que justo, estaba abierta donde dos de las modelos con sus diminutos bikinis y cuerpos mojados montaban dentro del mar, un único y hermoso caballo.

A la vez que me masturbaba me decía cosas como que le encantaba cuando me enojaba con él porque reaccionaba poniéndome aun más puta.

Luego de sentir un par de contracciones pre orgasmo que me asustaron por su intensidad logré que parara y que volviéramos nuestras antiguas y más relajadas posiciones.

Menos mal que los amigos demoraron aun un poco más en salir del agua dándome tiempo recomponerme y poder introducir en nuestra conversación el tema del arreglo de la casa tratando de que compartiera mis planes. Esto en vez de tranquilizarlo lo excito aun más y temí que luego no pudiera disimular su erección, sobre todo frente a la mirada atenta de mis amigas. Pero no se hizo problema ya que se la calzó hacia arriba, prácticamente apretándola con el elástico de su cintura y corrió hacia la orilla zambulléndose en el mar.

No demoró mucho en que todos salieran del agua, en él el agua había tenido un efecto "tranquilizante"

Como mi piel, por el exceso de sol y de sal, estaba enrojecida y luego del contacto con agua fría estaba toda erizada, comencé a levantar campamento, con la excusa de ya era suficiente sol para ser la inauguración del verano. Inmediatamente mi primo se ofreció para acompañarme ayudándome con la silla y el bolso a la vez de que aseguraba que se iba porque, además de no querer volver a ensuciarse de arena, todavía no había almorzado.

"- Me acompaña y de paso, se come algo en casa de mi madre. -" comenté graciosamente.

"- Eso ni lo duden, para eso es la familia -" fue su rápida respuesta

Mis amigas, comprendieron hasta apoyaron la decisión dado mi estado pero se les notaba cierta desilusión de que él también se fuera.

En el momento de partir" la gordi", me dijo sugestivamente en secreto. "- Por favor; no le digas lo que te dije.-" .

"- No te preocupes que, por supuesto, ya se lo dije" y me despedí sonriendo maliciosamente.

Sentí cierto orgullo de hembra al estar llevándome al codiciado macho. Era de esperar que naturalmente, enseguida, seríamos el tema de su conversación pero igual sentí cierto orgullo de hembra al estar llevándome conmigo al codiciado macho a la vez que también sabía que habíamos exagerado al quedarnos juntos mientras los otros fueron al agua, pero de ahí para adelante fue público que nos unía una amistad más allá de lo familiar.

No bien desaparecimos de la vista de ellos al dejar atrás la primera duna, mi primo se desvía y me conduce, abandonando el sendero principal .....