Primo y prima casada e infiel (2)

Lo que sucedió a la mañana siguiente, como se la chupé en casa de mis padres.

Hola soy Anna, casada y embarazada, continuando mi relato anterior quiero contarles lo que sucedió al otro día. de la mutua y desenfrenada masturbación con mi primo en casa de mis padres.

Luego que ambos nos corrimos mi primo quería desaparecer antes que volvieran mi familia o mi marido. Aun así me ayudó a ordenar el cuarto. Traté de retenerlo más un rato, me apretaba fuertemente a su pecho y le rogaba que no se fuera mientras le apretaba el pene a través de la tela de la bermuda- Él me tranquilizaba, melosamente, diciéndome que, por ahora, lo mejor era un poco de cabeza fría.

Pero yo le recriminaba"- Para ti es fácil, no tenes que darle cuenta a nadie, no se ni como voy mirar a la cara a mi marido y menos si se pone pesado queriendo sexo-"

Y esta vez me habló muy seriamente "- Escucha, está todo bien, esto es entre nosotros dos. Yo tengo que confiar en ti y tu en mí. No tenemos otra mejor. Y si, ahora, hay algo que me encantaría es seguir contigo, continuar en lo que estabamos o simplemente no haciendo nada pero creo que estamos demasiado alterados y no podría estar cerca tuyo sin querer meterte mano. Lo mejor es vernos mañana. te prometo que lo haremos aunque estes rodeada por todo el mundo. Ahora quiero que te des un baño, descanses y te relajes hasta que vuelvan tus padres y Julio te venga a buscar -"

Le creí y trate de entender pero no me sentía bien, ni física ni, ahora, anímicamente. Tomé un prolongado baño, al enjabonarme sentía que mi cuerpo aún no se tranquilizaba. Luego, al verme sola, me invadió la desazón. Abrí la cama y me acurruque ente las sábanas, otra vez volví a ser la niña solitaria que buscando placer podía estar equivocándome seriamente además de no poder ni tener a quien pedir un consejo o consuelo. Después del tremendo y fugaz entusiasmo erótico volver a mi rutina. Me preguntaba como encarar a mi marido No quería saber de nada. Para peor al otro día era sábado y él no iría a trabajar, andaría todo el día rondándome en nuestra casa. ¿Como haría para encontrarme con Adrían, tal cual lo había prometido? . Imaginaba excusas y situaciones, había sido tan fuerte lo vivido por mí esa tarde que quería saber que era lo que él pensaba. que Conseguí dormirme, pero al despertar con la llegada de mi marido, me sentía peor. Mis padres habían notado eso y me habían dejado dormir tranquila. Estaba transpirada y afiebrada, al dormirme con la cabeza mojada mi pelo era un enredo, mi aspecto era lamentable. No quería hablar con nadie, para que no me molestaran exageré un poco, fui al baño y no precise simular algunas arcadas. Volví a la cama. El clima acompañaba mi estado mucho calor pesado y húmedo anunciando que se venía una tormenta con truenos y lluvia abundante

Mi propio marido aportó la solución sugiriendo la posibilidad de dormir ahí, en casa de mis padres. Y para eso argumento la posibilidad cierta de que nos agarrase la lluvia por el camino y que nuestra casa así estaría super ordenada, como yo la había dejado, cuando la fuera a visitar la gente de la inmobiliaria, ya que pretendíamos alquilarla por lo menos una quincena a veraneantes, realmente nos venía de maravillas ese dinerillo. Yo estaba vuelta hacia el otro lado en que él se encontraba y no pudo ver el cambio en mi cara. Permanecí en silencio por unos momentos para luego aprobar la idea en tono indiferente Cuando salió me volvió la ansiedad, me parecía era increíble, durmiendo ahí por un lado no estaría a solas con mi marido, ya que dormiríamos en camas separadas y sería mucho más fácil encontrarnos al otro día con mi primo. Estuve inquieta toda la noche, me faltaba el aire, me levanté varias veces al baño. Yo Sentía que había dado un salto importante pero si para mi primo no era más que una calentura de siesta veraniega, y podía estar en esos precisos momentos manoseando alguna burguesita, con "look de jipilla "que ya comenzaban llegar los fines de semana y que probablemente no tuviera ninguno de los inconvenientes que significaba una relación conmigo. Me estaba quemando la cabeza Me daban ganas de escaparme, pero eso con mi padre, siempre está atento a los ruidos de la noche por los robos , es imposible. El tema era como avisarle, o más temprano posible, a mi primo que estaba ahíí. Encontré una arriesgada e infantil solución: como el síntoma perceptible era mi aspecto afiebrado tendría que tomarme la temperatura, así que hice desaparecer termómetro en del mueble del baño. Por fin llegó la mañana y comenzó el movimiento en la casa, observé que Julio se levantaba tenía que ir hasta nuestra casa y luego hacer algunas diligencias, yo quería continuar sola y fingí no estar muy repuesta luego de tan "terrible noche". Manifesté deseos de saber si tenía fiebre, buscó el termómetro en el baño y por supuesto no lo encontró. Mientras tanto yo ya había calentado un pañuelo con la lampara de noche para luego apoyarlo en mi frente que tomó rápidamente un toque de temperatura,recurso este que había aprendido de una fatal compañerita de los tiempos del colegio para poder faltar a clase en las terribles madrugadas de invierno. Él mismo pudo comprobar. y como nadie sabía donde estaba el oportuno termómetro él pobre Julio hasta me preguntó si quería llamar a un médico. A lo que yo sugerí:

"-No, no solo quiero saber que temperatura tengo, debe ser de tanta cama, si está todo bien me doy un baño y para la tarde estoy repuesta. Lo mejor es que de pasada por lo de mi tía pidas uno prestado"

Era increible ya no me sentía mal, solo demasiada ansiedad.Pero también me parecía que mi comportamiento era bastante demente. Tenía la certeza de que mi primo, ni siquiera se habría levantado, pero se despertaría con el inconfundible ruido de nuestra moto y que seguro llamaría la atención. Me quedé en cama, ni quise desayunar. Por fin apareció, escuché su voz preocupada preguntando que era lo pasaba conmigo.. Sentí que mi madre le respondía algo así:

"- Nadie sabe, con esa muchacha. Se pasó toda la noche yendo y viniendo al baño, no dejó dormir a nadie. Está más loca que nunca y ahora sigue acostada "

Cuando entró en el cuarto, nos miramos serios por unos instantes, traté de hacerme la dolorida hasta que en mi rostro se dibujo la más pícara y traviesa sonrisa. Me moría de contenta, lo había logrado. Cerró los ojos y bajando sus hombros suspiró aliviado, pero enseguida una mirada rabiosa me hizo entender que ahora comprendía todo. Y me lanzó una serie de improperios con los dientes apretados para que no se oyera desde la cocina donde se encontraba solo mi madre; recuerdo cosas como estas:

"- Yo te voy a matar. Vos estás loca, el susto que me hiciste dar. Te voy a dar tantos chicotazos en el culo que no podrás ni sentarte y vas estar obligada a usar un calzón grande como los de tu abuela para que no se te vean las marcas que te voy a dejar. Enferma casi me da un infarto.-" Lo único que me salvaba de sus amenazas era el lugar en donde me encontraba. Tampoco tomaba en serio todo el castigo ni sus palabras pero seguro me merecida por lo menos un par de palmadas.

Cuanto más me decía cosas como estas más yo lo provocaba con la mirada y la sonrisa. Por fin se acercó y sentándose en el borde de la cama nos unimos en un chupón desesperado y violento; Sin aviso, sus manos introdujeron entre las sábanas y toquetearon groseramente todo mi cuerpo. Pero no podíamos demorarnos la cocina no estaba muy lejos. Le conté someramente, mientras le acariciaba la polla metiendo mi mano por debajo de su bermuda, de como me había sentido luego de que él se fuera y de como se había dado todo, para poder quedarme a dormir ahí, como inventé el pretexto de la fiebre y el extravío del termómetro con el fin de que se enterara de que no me había ido para mi casa.

Él estaba atento a la puerta y a los ruidos de la cocina y a pesar de lo nervioso que se le vía se incorporó y remangando la pierna de la bermuda puso, bien cerca de mi cara, la punta de su verga que sobre salía por debajo. Yo esperaba que este segundo encuentro fuera más cariñoso pero él estaba bastante agresivo y explicito en lo que pretendía. sin dudarlo la besé, pasé mi lengua por aquella hermosa y suave cabeza y sin demora me la introduje en la boca, sentí el gusto suavemente ácido de los líquidos pre seminales que ya lubricaban su punta.

Pero escuchamos ruidos y nos compusimos. Se ató el suéter deportivo en la cintura para con el nudo de las mangas disimular su erección. Salió a investigar en que estaba mi madre, con el pretexto de que yo después de tomarme la fiebre estaba dispuesta a desayunar algo.

Cuando volvió, me contó su parte, a la vez que una de sus manos volvió debajo de las sábanas para palparme suavemente mi conchita y dedearme el culito. Según él, por un lado, también había sentido al irse esa ansiedad e impotencia, de no poder estar más tiempo juntos, que a la noche no había tenido energía para salir, que por la inquietud, el calor y luego por la sonora tormenta no había conseguido dormirse hasta muy tarde y que había terminado masturbándose recordando lo sucedido a pesar de lo arriesgada de la situación sobretodo lo deseable de mis tetas y la audacia y el morbo que yo había demostrado en la tarde, pero por otro lado, a la mañana, cuando se despertó con el ruido de la moto y la voz de mi marido le saltó el corazón y se le hizo un nudo en el estomago por el susto:

"-Imaginate. Me duermo, incluso luego de acabar, haciéndome una paja recordando tu orgasmo mientras me decías que te morías de ganas de contarle a tu marido que era yo el responsable del machucón en tu cola. Y lo primero que siento es el tipo entrando y llamándome a los gritos, solo atiné a permanecer en silencio, pero frente a su insistencia articulé un somnoliento y temeroso " ¿Qué?" Ahí me explicó , tu marido, a través de la pared, el motivo, Le contesté que no sabía donde estaba en lo de madre, como él parecía apurado, que luego de levantarme lo buscaría y te lo alcanzaría. Le pareció bien y rápidamente se marcho. Tuve que sentarme por un rato el water -"

Realmente soy terrible, aun me causa gracia recordar este relato e imaginar la situación y cara de mi primo. Al escuchar esto último, me reí divertida pero él vengativo introdujo sorpresivamente y con ganas un poco de su dedo en mi culo, haciéndome saltar y gemir. Luego posando su dedo en mi clitoris me dijo perversamente serio.

."- Así que quereres que yo vuelva a ser tu doctor. Siempre te gusto jugar a los doctores. Y ahora lo mandas buscar por tu marido. ¿Sabes lo que vamos a hacer en premio y castigo? Te tomaremos la temperatura en el culo -"

Todo lo prohibido de mis inicios sexuales y en posteriores fantasías volvían con sus palabras y caricias en mi clítoris La complicidad que, en estos casos está implícita en la palabra nosotros siempre ha estado en mis fantasías y deseos. Siempre supe que además del natural y social anhelo de tener un novio, marido o compañero también deseaba algo más o que reuniera otras características más parecido a la relación que tenía con alguna amiga intima, pero sexo masculino algo así como un cómplice y naturalmente, mi primo siempre estuvo, en mis pensamientos como un candidato puesto a ocupar ese preciado y arriesgado rol. Seguramente el hecho de ser familiares generaba una confianza especial nuestros encuentros de infantiles, y si es verdad que las experiencias infantiles te marcan profundamente las mías con él fueron buenas y sin aparentes dramas; ahora, siendo casi adultos, sin duda podía comprobar que al hacerme tan demente propuesta a él lo habían marcado tanto como a mi,;: por otro lado daban poco lugar a sentir vergüenza ya que fueron cosas de niños; y también algunas características parecidas o complementarias en nuestros caracteres como cierta tendencia exhibicionista, por mi hasta ahora bastante incómodamente reprimida, de exponer, compartir y realizar las fantasías más "perversas" y eróticas que junto con él , no había dudas de podían manifestarse en "un vale todo seguro".

Así que oír vamos y tomaremos junto y su mano en mi coño me enloquecieron. No podía pensarme como una mujer de 20 y embarazada, sino como la traviesa niña de menos de 10. con mamá ahí cerca en la cocina e imaginé que así él también me estaba viendo. Volvía a sentir lo mismo del día anterior: quería todo y más.

Dudé que lo dijera en serio, pero si habíamos hecho caso parecidas de chicos, incluso en el mismo lugar, porque no hacerlo ahora Y mientras decía cosas como "- ¿Lo decis en serio? No puedo creer que nos animemos. Estas dementes ya estamos grandes. Estamos locos, si nos llegan a encontrar...." pero de a poco me daba vuelta en la cama poniéndome de lado de cara hacia la puerta y dándole a mi primo la espada ofreciéndole el culo. Él preparó el termómetro con rápidos movimientos para que marcara por encima de 37º. luego , levantó la sábana, solo para descubrir parcialmente las redondeces de mis nalgas. Yo bajándome un poco la bombacha, suplicaba morbosamente que lo hiciera despacito porque mi ojetito no estaba acostumbrado a ser penetrado. Beso ligeramente, aquella marca que me había dejado y separó mis nalgas las abrió con una mano, pasó un dedo por el ahujerito. Luego apoyó y presionó el instrumento, pero me sobresalté, mi ano se resistía, estaba muy seco y el ángulo no era el correcto. Le agarré la mano, entonces, llevamos el termómetro a mi boca donde le puse mucha saliva; Y yo misma lo guié y ayudé, con mi mano , a que el fino termómetro entrara lentamente unos cuatro centímetros en mi apretado culito. Adrian, alucinado, no se perdía detalles y yo con la cabeza vuelta hacia atrás lo observaba disfrutando de que fuera mi cuerpo el que provocara tanta excitación de a la vez que mis sentidos estaban en mi trasero. Era volver a nuestros primeros juegos y siempre con un alto riesgo de ser descubiertos. Para completar sentimos el ruido, a lo lejos, de la moto de mi marido. Le rogué sinceramente que por favor no se fuera. Mi primo apretó mis nalgas aprisionando el termómetro y cubriéndome con la sábana y la colcha me dijo rápidamente, antes de salir rumbo a la cocina para que mi marido no lo encontrase conmigo

"-Ninguno de los dos quiere que se nos corte está calentura, yo también solo deseo poder quedarme gozando contigo, permanece así, de costado, que nadie va a sospechar ni imaginar por donde te estas tomando la fiebre , será algo solo entre nosotros"

Por la posición en que estaba, naturalmente una de mis manos se había dirigido, hacía rato, a mi entrepierna acariciando e inclusive introduciendo levemente un dedo en mi vagina, ahora con la otra por atrás confirmaba circundando los plieges de mi ojete que el termómetro se encontraba en su lugar.

Así me encontró, Julio, cuando entró, junto Adrian, preguntando: por mi temperatura. A lo que le contesté con voz afiebrada, gangosa y ronca. "- Estoy en eso "

Adrían, apoyado en el marco de la puerta, me miraba, con los labios entreabiertos, como hablándome y por mi mente, pasó la idea de que difícilmente, encontrase una situación tan perversamente erótica como esa. Estabamos los tres solos. Y era tanta la calentura sentía que hasta imaginé una situación en que mi marido primero asombrado y alucinado para luego, sin alternativa y resignado participara complacientemente como espectador o ayudando a lo que me dejaba hacer por el primo "doctor" para curarme.

En unos instantes que Julio desvió su atención dándome la espalda, cuando buscaba algo en un armario a la vez le contaba algo de mí a mi primo, pero este no quería perderse mi espectáculo, así fue que nuestras miradas se cruzaron rápida e intensamente, y sin poder contenerme, entrecerrando un poco los ojos introduje mi dedo hasta empaparse con mis jugos vaginales; era como un semi orgasmo, super contenido. fue muy rápido, de cortas convulsiones aunque siempre podía esconderlo y disimularlo con una fingida nausea.

Cuando mi marido volvió a prestarme atención yo permanecía aparentemente quieta y con los ojos cerrados.

"-¿Y?-" inquirió amable pero impacientemente.

"-Ya, termino" dije quizás demasiado sugestivamente, quería prolongar al máximo aquella inofensiva perversidad.

Cuidadosamente le saque de mi cola y lo fui subiendo con una mano hasta hacerlo aparecer a la vista como si lo sacara de la otra axila; al aproximarlo a mi cara para hacer la lectura, lo olí, tenía olor a culo pero no a caca.

"-Solo es 37 grados y medio parece que necesito una aspirina y un buen baño "- dije de buen humor ofreciéndoselo a mi marido

Julio levantó el termómetro cerca de su cara confirmando mi lectura Se lo devolvió a Adrían para que esté lo guardara. Mi primo esperó que mi marido se diera vuelta, para mostrarme como se lo metía lascivamente en la boca y lo sacaba brillando de saliva. Y luego dijo que mejor quedara aquí por si a la tarde yo quería volver saber mi temperatura.

Con mi mano que había permanecido oculta debajo de las sábanas, no había dejado, mientras hablamos, de acariciarme lentamente mi cuquita y mis nalgas, mi bobacha continuaba baja, pero ahora frente a esta última visión la dirigí a mi ojetito para juguetear con él introduciendo y sacando la yema de mi dedo mayor. Así permanecí ansiosamente cuando ellos salieron conversando de la posibilidad que había surgido de alquilar nuestra casa por una quincena. Tenía que ser paciente, sabía que mi primo no se iría sin despedirse.

A pesar de que el baño daba hacia un corredor desde el cuarto pude oír comenzar a correr el agua de la ducha Mi marido había entrado recién en el baño tenía que prepararse para la entrevista con la gente de la inmobiliaria que visitarían esa la tarde nuestra casa. A los pocos volvió mi primo trayendo una bandeja con el desayuno; la dejó en la mesa de noche y permaneció de pie. Nuestras miradas lo decían todo.

Mi mano apretó fuertemente su bulto y él abrió su brageta para mostrarme en todo su esplendor su hermosa pija. Dura, recta, larga y no muy gruesa, perfectamente perpendicular a su abdomen. Me incorporé un poco en la cama y mi boca aprisionó aquella belleza que de tanta calentura ya olía a semen. Y usando mi lengua lamí alrededor de su glande. Chupetee y bese mientras mis sentidos trataban de escuchar, los ruidos de la cocina y los del baño. Él me miraba, con esa forma que me fascina, mezcla de satisfacción, perversión y asombro.

Así tomo mi cabeza con las dos manos y comenzó a moverse primero lentamente, en un mete y saca; me estaba cogiendo la boca. Agarrando el tronco de la polla, para que con sus casi 20 centímetros a los que no estaba acostumbrada, me traspasara la garganta y para con la mano poder acompañar sus movimientos; lo ayudé hacer poniendo los labios en O de forma aun más receptiva mientras la lengua en el interior golpeteaba en cada embestida. La otra mano acariciaba y sopesaba sus grandes y pesado testículos. Sentí que todo dependía de mi, en especial de mi boca, para que lo que estaba sucediendo tuviera el final más satisfactorio. Lo agarre con ambas manos de las nalgas y ayudé a que se moviera cada vez más rápido. Ahora era yo quien tenía el poder, parecíamos estar violando mi cara.

Mi cabeza se movía de atrás para adelante con rapidez, estaba hambrienta de su verga y deseaba fervientemente hacerlo acabar, Él me miraba, respirando agitádamente, me decía muy bajo que le gustaba como lo miraba a los ojos mientras se la mamaba. Hasta que explotó llegando su leche a mi garganta y con un apagado: "- Chupa, por favor, chupa y traga todo..-" fue descargando con mi ayuda un abundante pero suave y gustoso semen que solo algunas gotas escaparon de entre mis labios y corrieron por mi mentón. Tragué todo para luego con la lengua dejarla bien limpia y mientras miraba alevosamente en dirección del baño, donde continuaba el sonido de la ducha, recorría con ella, mis facciones refregárndomela por toda mi cara. .

Mi primo me decía que no podía creer que fuera tan puta pero que le encantaba y que lo iba a hacer correr de nuevo. Entonces para completar, estaba dispuesta a no dejar de asombrarlo, tome el vaso de yogur, introduje la cabeza de la verga en él, y que reapareciendo como un capullo cremoso, chupe con verdadero deleite. No pudo dejar de proponerme, cuando parecía que su polla comenzaba a recuperar su dureza, en el tono que más me excita: la mezcla de orden y suplica "- Quiero verte, aunque sea por un rato, esta tarde .-" A lo que, arriesgando un más, salté de la cama y sin soltar de mi mano la verga, ahora pegajosa por el yogur, lo bese con pasión en la boca compartiendo todos los sabores que recién había experimentado.

Luego, mirándolo a los ojos, tomé el lindo calzoncillos que mi marido había dejado para lavar encima de la otra cama y limpie detenidamente su polla con la parte trasera de la prenda. Luego giré el cuerpo, quedando apoyada de espaldas en él y mientras su boca besaba mi cuello y nuca y sus manos agarraban rápidamente mis tetas levantándome por detrás el camisón dejando parcialmente descubierta mi cola. Yo me pasaba por la raya entreabierta de mi orto su verga semi erecta que mi mano atrapaba con el calzoncillo de mi marido y con voz melosa combinaba con él que si esta prenda aparecía en la cuerda de la ropa esta tarde significaba que estaba sola y que teníamos vía libre.

Nos separamos con pena. Escuche a mi primo, que al salir, le respondía a una pregunta de mi madre diciéndole que mi me encanta el yogur

Todo había ocurrido en menos de una hora, y la esta deliciosa mamada unos 10 minutos menos de lo que mi marido demoró en bañarse y afeitarse. Cuando terminó y volvió al cuarto ahí estaba yo desayunando como si nada hubiese ocurrido y solo me encontró con toda la boca toda embadurnada tratando golosamente de aprovechar hasta la última gota del yogur. Nadie se dio cuenta de nada, mi padre ausente y mi madre la mayor parte del tiempo había estado en el fondo lavando ropa.