Primitos queridos

Mis primitos los adoro

Hola mi nombre es Paulina y les contaré como me cogieron mis primos. Esta es mi primera experiencia contada aquí. Después de leerla me gustaría que me comentaran si quieren que continúe de esta manera o cronológicamente.

Bueno, en estos momentos cuento con 18 años de edad, mido 1:60, tengo para mí, y por lo que me han dicho, un buen cuerpo; tengo buenas tetas y buen culo. Mis medidas son 98-73-117 estoy bastante culoncita. Ahora que ya me he presentado les contaré.

Esto pasó hace tres meses. Era el cumpleaños de mi abuelo, el cual lo festejamos en su pueblo, que está lejos de la ciudad. Por esto de la pandemia sería solamente la familia y algunos amigos de esta misma, y esto haría que la mayor parte de la familia nos quedáramos ahí todo el fin de semana, y por eso tuve que llevar ropa para dormir.

Ya en la fiesta me puse a bailar con un primo que tiene algo más joven que yo, el cuál al estar bailando me tocó el culo y le pedí que subiera esa mano. Él me contestó, sí, perdón primita, y le dije que no se preocupara, pero la verdad es que me gustó cuando me tocó las nalgas; solo le dije que no lo hiciera ya que habia mucha gente y nos podrían regañar.

Ya al final de la fiesta nuestros padres nos comentaron que por la falta de habitaciones la mayoría de primos nos queríamos juntos en un cuarto. Todos aceptamos. Algunos de mis primos si se fueron a sus casas, pero nos quedamos doce en la casa de mi abuelo. Nos metimos al cuarto; éramos cinco mujeres y siete hombres. Yo era la más grande; varones eran dos más chiquitos, uno mediano y tres casi como yo, y uno, más pequeño, de trece. Las mujeres una de diez otra de doce una de catorce, la cual es mi hermana, y una de quince. Yo en ese entonces estaba a algunas semanas de cumplir mis 18 años recién cumplidos. Todas las chicas se durmieron enseguida, ya que era tarde, yo me fui al baño a ponerme mi ropa de dormir, la cual constaba de un shortcito y una blusa de tiritas.

Por lógica duermo sin sostén, y en esta ocasión no fue la excepción; me quedé con mi tanguita de hilo, color blanco, como normalmente suele ser mi ropa interior, encima mi short que tapa tres cuartas partes de mis nalgas. Cuando entré a la habitación guardé mi ropa y me senté junto a mis primos que estaban platicando en voz baja para no despertar a las chicas. Les pregunté sobre qué estaban platicando y rápidamente guardaron silencio y se quedaron viendo entre ellos. Les pedí que me contaran de qué estaban hablando porque se notaba que estaba divertida la plática. Se les veía a todos muy contentos; mi primo Javi el menor, me dijo que estaban diciendo que se me veía muy rica con esa ropa, Pau. Cuando me dijo eso me sonrojé y reí un poco, ya que siempre he sido muy morbosa y me dio curiosidad saber qué más pensaban de mí.

Solo les pude decir ¡ay! niños todavía no saben de lo que están hablando, les apuesto lo que quieran a que todos son vírgenes. Carlos uno de los más grandes me dijo, tal vez, pero tu tambien lo eres ¿qué te haces?

Yo lo único que pude hacer fue reír y me hizo una pregunta muy directa.

  • ¿Acaso ya no lo eres?

  • No tengo que hablar sobre eso con ustedes. Pero, claro que ya no, ¡menso!

Todos me hicieron la pregunta de a qué edad la había perdido. Les respondí la verdad: que la había perdido a los catorce.

  • No te creo, -insistió Carlos.

  • Te lo juro, -respondí.

Kike, otro primo me preguntó.

  • ¿Te han dado ya por el culo?

  • Solo dos veces. Y se siente muy rico.

  • Wow eres una puta, prima.

  • Tal vez lo sea, pero solo un poco.

Pude notar que mi respuesta los calentó, ya que a la mayoría se les notaba un bulto bajo sus shorts.

Por bromista les dije: tan vírgenes son todos que ya hasta se les paró de tan solo saber que ya me dieron por mi culito, -hasta al más chico se le había parado-. Y les pedí que me dijeran la verdad.

  • ¿Todos ustedes son vírgenes?

  • Yo no, -respondió Carlos-. De hecho tu hermana y yo la perdimos juntos.

  • Qué hijo de puta eres, -fue lo único que le pude decir.

  • Lo disfrutamos mucho, aunque tu culo está más hermoso.

Solo me sonrojé y escupí una frase algo fuerte.

  • También tengo mejores tetas, bebé. Solo que a mí no me has podido coger todavía.

  • Pero eso se arregla el día que tú quieras, primita.

Yo solo pensaba que quería calentarlos a todos aún más, así que le respondí.

  • Pero primero me tienes que mostrar lo que me quieres dar.

Sin perder el tiempo se bajó el pans y salió una verga de unos dieciséis centímetros, más o menos.

Lo que vi me gustó, porque era bastante cabezona.

  • Está bien. Me dejaría coger por ti, pero no debes ser egoísta. Los demás también merecen tener la misma oportunidad.

  • ¿Quien más quiere jugar? Pregunté al resto de mis primos.

  • ¡Yo! Contestaron todos los demás sin siquiera pensarlo dos veces.

  • Está bien. Vamos a coger todos.

Por suerte siempre cargo condones en mi bolsa, por seguridad (nunca sabes cuándo habrá fiesta), así que les pedí que no hicieran ruido ya que no queríamos despertar ni a la chicas ni a nuestros padres.

Kike tuvo una gran idea que hasta la fecha le agradezco; nos comentó que hacia la parte de atrás de la casa había un cuarto donde solía dormir el velador de los sembradíos, que había una cama y hasta un sofá, y que ahí podríamos hacerlo sin ningún problema y sin que nadie se diera cuenta y podíamos coger sin hacer ruido. Así que todos salimos haciendo el menor ruido posible.

Kevin otro de los chicos quiso regresar a Javi, el más chico, diciéndole que aún no tenía edad para eso, a lo que yo le respondí, que lo dejara que todos eran parejos. Que no se valía eso o que sino ya no haríamos nada.

  • Solo puedo decir que realmente eres una puta, -respondió Kevin.

  • Sí, soy una gran puta, pero por hoy lo seré para todos ustedes, amores.

  • Javi ni lechita te podrá dar, -me recordó Kevin.

  • No me importa. Pero también Javi se merece disfrutar.

Llegando al cuarto encendieron la luz y yo solamente me me hinqué, les baje el short y boxer a cada uno y se las empecé a chupar. Estaba rodeada de siete penes, algunos grandes, otros normalitos, pero ahí estaban. La verga más grande era la de Sergio, casi de mi edad, y era una verga de 19 cm, más o menos y delgada; Carlos, de la misma edad, la tenía de 16 cm, cabezona; Kike con una de unos diecisiete cm, normalita; el pene de Kevin era de unos trece cm, normalita; Román con una de unos trece cm también pero más gruesa; Lalo también unos quince cm, cabezona y delgada; Javi tenía una pija bastante pasable para su edad, de unos catorce cm pero muy gorda. Esas eran las siete vergas de mis siete primos.

Mientras se las chupaba a todos Carlos tomo la iniciativa y me levantó, me inclinó un poco para empezar a lamer mi culo. Lo hacía de una manera fantástica, yo no podía gemir como quería porque las vergas que tenía en la boca no me lo permitían. Carlos de repente paró, se levantó del suelo y se sentó en el sofá que estaba ahí, y me pidio cogerme ya.

Yo también quería ya sentir una verga dentro de mí. Me levanté, tomé uno de los preservativos, se lo coloqué, (fue al único, los demás se lo colocaron solos), me monté sobre él me metí su verga en mi vagina y me sentí en la gloria. Realmente necesitaba coger ya.

Entre mis gemidos le pedí a Román que me la metiera por mi culo, ya que desde que estábamos bailando le había gustado tanto que me lo estaba tocando. Se colocó el condón y le dije:

-Vamos ya, métela.

Lo hizo con algo de trabajo. Yo gemía como loca, porque ya tenía dos vergas metidas. Mientras, se acercaron Javi y Sergio, uno por cada lado, para que se las mamara, mientras Lalo y Kike me chupaban las tetas. Era muy delicioso.

Carlos, después de unos diez minutos se corrió, se salió y el que tomó su lugar fue Kike y me la introdujo tan lento que solté un gran gemido de placer. Estaban en el mete y saca hasta que Román no aguantó más y se vino en mi culo, se quitó el condón y sacó algo de semen, el cual me dio un poco en la boca. Ahí llegué yo al éxtasis. Me corrí como no lo imaginan, sabia rico su semen.

Su lugar lo tomo Lalo que al tener un glande grueso me dolió un poco cuando lo metió en mi culo, tanto que iba a gritar y tal vez eso sí lo iban a oír mis padres, pero Javi al darse cuenta de eso me robó un beso para ahogar mi grito. Después de eso seguí mamando, hasta que Kike y Lalo se vinieron, que casi casi fue al mismo tiempo. Ya solo quedaban en pie Javi y Sergio, (los demás chicos se fueron saliendo así como terminaban para que se dieran un baño y marchar a dormir felices). Sergio me dijo:

  • Ahora serás mía, y le dijo a Javi que lo dejara cogerme solo, que él se sentara en la cama y esperase su turno.

Yo asentí con la cabeza y le dije:

  • Sí, mi amor. Tú al final, le planté un tremendo beso y obedeció.

Sergio me colocó en cuatro y me la empezó a meter. Primero por mi vagina, -se sentía tan deliciosa esa gran verga-, mis nalgas generaban un gran sonido al chocar contra él. Yo solo aguantaba y gemía con sus tremendas embestidas, pero él sí se notaba que ni de chiste era virgen. Seguimos en esa misma tónica unos minutos más hasta que él, inteligentemente, la sacó antes de correrse, esperó un momento y la metió por mi culo. Ahora sí dolió bastante y me tuve que morder los labios para no gritar. Sentía dolor pero un gran placer, el cual tristemente ya no duró mucho. Me dijo que se correría y me pidió que me tomara su semen. Yo acepté, me hinqué nuevamente, él se quitó el preservativo, se masturbó unos segundos y se corrió de tal manera en mi cara que solo pude tragar una cierta cantidad de toda la lechita que le salió. Javi, tiernamente, preguntó.

  • ¿Ahora sí puedo yo?

Me dio tanta ternura que le dije:

  • Claro que sí, amor.

Sergio salió del cuarto y solo dijo.

  • Apúrense.

Cuando regrese a ver a mi bebé tenía cara de tristeza le pregunté

  • ¿Qué pasa?

  • Es que ya no hay condones; ya no podré hacerlo yo.

Al ver sus ojos de tristeza, me enternecí.

  • No te preocupes bebé, cógeme sin condón.

  • En su cara se dibujó una gran sonrisa.

Me recosté sobre la cama, abrí mis piernas, le señalé cómo tenía que hacerlo, y él metió su verga y sentí rico, aunque por su poca experiencia no lo disfruté tanto. Después de unos minutos, me pidió hacerlo por mi culo y yo acepté. Me puse en cuatro y me la metió sin ningún esfuerzo. Después de tremenda cogida con esa gran verga de Sergio mi culo estaba muy dilatado, pero lo hacía con tanto esmero que yo gemía rico, porque no me dolía pero sí disfrutaba, hasta que se le fue la erección ya que si tuvo espasmos indicando que se correría pero no lo hizo; no salió nada.

Salimos juntos de ese cuartito y nos fuimos a bañar juntos. Me lavé la boca porque tenía sabor a semen todavía, y nos besamos un buen rato en el baño. Me vestí, él también, y nos fuimos a la habitación, donde nos esperaban aún despiertos todos los chicos, que al vernos llegar dijeron: por fin. Me reí un poco y nos acomodamos para dormir; yo en la orilla a un lado de Javi, y asi acostados me besó otra vez; fue un beso que duro unos tres minutos.

Nos dormimos y en la mañana Javi me despertó bajando mi short e intentando meter su pene en mi culo; solo volteé lo vi a los ojos y le dije:

-Buenos días, bebé, y susurrando: aquí no, amor.

  • Hola, dice tu mama qué vayas a desayunar.

Fuimos todos, desayunamos, regresamos a limpiar la habitación donde dormimos, y también discretamente el otro cuarto, donde quedamos en que nadie diría nada...

Con Sergio sigue pasando algo pero muy de vez en cuando. Con Javi sigo besándome cuando estamos solos. Hace una semana le pidió a su mamá que si se podía quedar a dormir en mi casa. Lo dejó y se durmió conmigo y mi hermana, pero se quedó en mi habitación y seguimos con nuestros besos, practicamos sexo oral cada vez que se puede y también acordamos ser tipo novios en secreto, solo hasta que él encuentre novia o yo un novio...

Bueno está es mi experiencia espero les guste.

Un beso, amores.