Primeros juegos con mi amiga Valentina 2: Nalgadas
Valen se volvió a quedar a dormir en casa. No íbamos a poder emborrachar esta vez, porque mis papás iban a estar en casa, así que estábamos un poco más inhibidas. Yo estaba ansiosa por volver a jugar nuestros juegos.
Dos días después de nuestros juegos Valen se volvió a quedar a dormir en casa. No íbamosa poder emborracharnos esta vez, porque mis papás iban a estar en casa, así que estábamos un poco más inhibidas. Yo estaba ansiosa por volver a jugar nuestros juegos. Ella se hacía la boluda y un poco lo esquivaba. Yo me había puesto un vestidito apretado y corto, y una bombachita celeste que se me veía a cada rato, pero no lograba seducirla.
Ella también se había puesto una especie de vestido apretadito, y la bombacha era amarilla. Parecíamos dos putitas, de tanto que se nos veía. Hasta que, ya no pudiendo aguantar más la calentura, le propuse volver a jugar. “Y si mejor nos hacemos una paja?” me dijo. “Dale”, le contesté. Me encantó la idea. Re quería pajearme con Valen. Ya nos habíamos contado de nuestras pajas, pero nunca lo habíamos hecho juntas. O sea, sí, nos habíamos pajeado un toque cuando hicimos lo de jugar a coger con ropa, pero esto era directamente hacernos una paja juntas. Cerramos la puerta de la pieza con llave, apagamos la luz, y pusimos frente a la compu un sillón en el que entrabamos las dos juntas pero un poco apretadas. Pusimos pornhub. “Que miramos?” “No sé, poné cualquiera”.
El primer video que nos aparecía era como un compilado de lechazos. Distintas minas haciendo petes y recibiendo la leche en la boca, en la cara, en las tetas. Nos empezamos a tocar, cada una la suya, por arriba de la bombacha, mientras seguíamos charlando. “Che, es un asco este jaja, ponemos otro?” dijo Valen. A mi en realidad me estaba calentando bastante, me calentaba mucho ver las pijas tirando leche, las minas recibiéndola. Pero me hice la que a mi tampoco me gustaba. “Dale, poné otra cosa. Vos mirabasde lesbianas no?” “Si jaja re lesbi la Valen” me dijo, mientras iba al buscador. Puso un par de palabras y le saltaron un montón de videos de minas. “Cual pongo?.“ No sé, el primero” le dije. Puso el tercero, lo cual me hizo pensar que le había gustado lo que veía, o que ya lo conocía, que no lo eligió porque sí. El video era básicamente de una colorada muy linda que estaba acostada sobre las piernas de otra mina. La colorada estaba en bombacha, y la mina le daba chirlos en la cola.
La colorada la pasaba re bien, gemía de placer todo el tiempo. Nosotras ya estábamos con el vestidito tipo por la cintura, meta darle mano ala conchita. Seguíamos hablando y riéndonos pero ya más agitadas. La situación, los chirlos, la cola de la colorada, nos estaban poniendo a mil. Yo, que todavía nunca había podido acabar haciéndome la paja (solamente había acabado jugando con Valen a coger con ropa) ahora sí me sentía bastante cerca. Veníamos con todo y en eso Valen me dice “Como disfruta esta colorada, debe estar bueno que te hagan eso, no?” “Sí jaja” “¿Quién te gustaría que te lo haga?” me preguntó. “¿Octavio?”. En un momento de sinceridad que no se de donde salió le dije “Benja”. Benja era el hijo de mi papá, en realidad de mi padrastro, que como me crió de chica yole digo papá. Benja tiene un año menos que nosotras, pero parece que fuera más grande, y la verdad está re bueno. “jajajajaaj putita, con tu hermanito, queres que te haga chas chas en la cola tu hermanito! Entonces yo quiero que me lo haga tu papá jajajaja” “Jajajajajaja no es mi hermanito, es mi hermanastro”.
Y así seguimos, cada vez más calientes. Hasta que Valen me dijo “Che y si probamos hacer esto, te animás?”. Se me paró el corazón. “¿Hacer que?”. “Los chirlos, boluda. Parece que está re bueno, mirá como está la colorada. Se necesitan dos minas nomás, y acá somos dos jaja”. “Dale”, le dije. “Vos a mi o yo a vos?”. “No sé, vos a mi primero” me dijo. Que alegría, no podía creer mi suerte. Iba a tener el culito de Valen a mi disposición para nalguearlo. Me acomodé en el sillón y ella se acostó sobre mis piernas, entre risas, sacando culito. Le levanté el vestido verde con florcitas blancas hasta la mitad de las nalgas. La bombachita amarilla se le metía casi toda en la cola. Me quedé mirándola embobada hasta que me dijo “dale boluda jaja”. Me reí. Le di los primeros chirlos, despacito, con un poco de miedo. Mientras sentía en las piernas como ella se masturbaba, y veía sus dedos moverse un poco debajo dela bombacha, desde mi vista privilegiada.
“Che, pará, seguí pajeandote vos también, boluda” me dijo. Volví a meter mi mano en la bombacha. Estaba mojadísima. Y mi pierna se sentía mojada también, debía ser la conchita de Valen que estaba inundada. “Pegame más fuerte, dale, no tengas miedo, dale”. Empecé a darle más fuerte. Sentía sus nalgas rebotar y ponerse coloradas y calientes ante cada chirlo. “Ay, más fuerte, dale” me dijo entre gemidos. Seguí dándole. Mientras, seguía puesto el video, que lo habíamos puesto desde el principio otra vez. En el video la colorada se bajaba la bombacha y seguía recibiendo sus chirlos a culito pelado. Cuando pasó eso Valen directamente se bajó la bombacha hasta debajo de las nalgas. Yo seguí dándole cada vez más fuerte. Ahora sentía su conchita mojada sobre mi pierna. Empezó a gemir más. “Dale boluda, pegame, dale, fuerte”. Yo ya le estaba dando con todo. Empezó a acabar. Yo estaba apunto, pero no quise, quería mis nalgadas, así que dejé quieta la mano que tenía en la conchita y me concentré en darle chirlos mientras ella acababa con todo. Finalmente se quedó quietita sobre mis piernas.
“Ay boluda, terrible, dejame descansar un toque y ahora te lo hago yo a vos” me dijo. Me quedé inmóvil, respirando agitada. Ella se había dejado la bombacha baja. Yo le miraba el culito mientras ella descansaba. Le alcanzaba a ver el nacimiento de la conchita también, brillando de lo mojada que estaba. Finalmente se paró, se subió la bombachita, reinició el video, se sentó en el sillón, y me dijo “ponete”. Yo le hice caso. Me acomodé. La conchita me quedaba apoyada sobre su pierna, en el medio quedaban apretados mis dedos pajeros, o sea que ella podía sentir exactamente como me hacía la paja.
Me levantó el vestido hasta la cintura, me pellizcó un cachete de la cola mientras riéndose me decía “me morfo esta colita nena” y me empezó a pegar. Fuerte. Chirlos fuertes, que sonaban y picaban. Me dolían pero también me daban mucho placer. Mis manos seguían trabajando con todo. Valen dándome chirlos en la cola, no lo podía creer. Me sentía la más putita del mundo haciendo eso con mi amiga, y encima mirando un video de lesbianas. Las nalgadas seguían y seguían, más rápido, más fuerte. Me ardía el culito. En eso se movió el picaporte de la puerta, alguien quería entrar. “Quién es?” pregunté como pude. “Nosotros” dijo mi padrastro, que estaba con mi mamá. “Nos estamos cambiando” dije. “Ah, perdón, estamos por salir, quieren algo del super?” En ese momento la hija de puta de Valentina me bajó la bombacha de un tirón y medio un chirlo re fuerte, en ese instante empecé a acabar. Como pude, con mucho esfuerzo, en medio de un orgasmo tremendo, dije, de una manera que habrá sonado muy rara, “NO, NO, NADA”. “Bueno, nos vemos, pórtense bien” y se fueron. Mi orgasmo seguía, no podía parar de acabar. Valentina se cagaba de risa.