Primeros cuernos

Alina conoce a un papá que la hace caer en la tentación

-          Disculpa, ¿Eres la mamá de Lucía?- Le preguntó al salir del colegio de camino a la cafetería, de improviso, el tal Fran. Alina se quedó perpleja ante el hombre que le habían comentado sus amigas mamás del colegio. Era grande, fuerte, bien vestido, con aire de galán de los 80, perilla recortada, pelo adecentado corto negro con alguna cana. No aparentaba los 45

-          Sí, ¿Por?- Dudó

-          Ayer metieron esta muñeca en la bolsa de Julia, creo que es de tu hija. La profesora me dice que son muy amigas y se habrá equivocado.- Le entregó una muñeca y Alina la cogió sin mirarla. Solo podía pensar, raro en ella, en verse a cuatro patas follada por ese hombre.- ¿Tu nombre, si no es indiscreción?

Alina se presentó. No dudó en darle su número cuando se lo pidió por si acaso, y ambos se separaron. Alina entró en la cafetería ante la atenta mirada de Laura y Lorena, sus amigas, a las que contó lo sucedido con tono burlesco, sin darle importancia. Laura le dijo que si no le fallaban los ojos, Fran se había girado un par de veces a verle el culo y todas rieron.

Al día siguiente al llevar a la niña ya tenía entendido que habría pocas mamás, un brote de gripe había enfermado a casi todos los pequeños. Tres o cuatro más entraron con su hija, una de ellas Julia con su papá Fran. Al salir se pensó el ir a tomar sola un café pero desistió.

-          ¿Hoy no vas a desayunar?- Le dijo Fran a sus espaldas.

-          No...las mamás no están.- Respondió

-          Vente, te invito.

Ambos se sentaron, pidieron y empezaron a charlar amenamente. Fran era jefe en un estudio de fotografía, y por cortesía se ofreció a hacerle un reportaje fotográfico cuando ella le dijo que tenía pocas luces con la cámara. Recordó que su chico siempre le hacía fotos sexys, y que le pidió una foto calentorra ya que no tenían tema. Miró a Fran y se le pasaron mil tonterías por la cabeza que la hicieron sonrojar. “Acércate un momento al estudio y ves mis trabajos”.

Salieron y doblaron un par de calles hasta llegar a su estudio. La persiana se abrió automáticamente. Ya en la sala de espera tenía cuadros, fotos y retratos muy buenos. La hizo pasar al despacho, y allí le enseñó varios álbum que ella ojeó. El último, fuera a propósito o por error, eran de desnudos, tanto de hombres como mujeres, todos ellos lustrosos y guapas. Fran se ocupó al teléfono y le dijo que si no le importaba otro día quedaban, que estaba muy liado.

Alina volvió a casa extremadamente caliente. Pensó en masturbarse pero no era su costumbre, contando que su novio la follaría por la noche pero Manuel madrugaba. Sin embargo con quien sí se escribió era con Fran concretando que le gustaría hacerse una sesión de fotos en casa.

Al día siguiente en la guardería vio que Julia ya estaba desde hacía una hora. Dejó a su pequeña y se fue para casa, de camino enviándole dirección y si había algún problema. Fran contestó que no, que tenía trabajo previo y por eso la había dejado antes pero que a las 10 estaría allí. Ni un minuto más ni menos se presentó Fran en su casa. Iba vestido de traje y camisa, zapatos, un buen perfume y dos cámaras al cuello, Alina le hizo pasar y le ofreció un café. Se sentaron en la sala de estar y charlaron un rato hasta que Fran le preguntó cómo le gustaría el reportaje. “Tú eres el que sabes....”

Empezó haciéndole fotos de cerca para retrato, colocándola a favor de la luz y en una pared blanca.

-          Sabes...eres muy guapa. Tu marido es muy afortunado.

-          Novio, no nos hemos casado

-          Entiendo. Los matrimonios hoy en día no suelen durar. Yo estuve casado diez años y ahora más solo que la una. – Alina se abstuvo de comentar lo que se le pasaba por la cabeza.- sólo amiguitas y poco más. Gírate un poco por favor.

-          Un soltero empedernido- Le dijo.

-          Bueno, sin complicaciones. Sólo hay lo que...apetece.- Le guiñó un ojo sonrojándola.- Ale, ya hemos acabado, las montaré y te pasaré una copia. Si no te importa haré un par que han quedado chulas para álbum de exposición. Si quieres alguna otra temática tu misma.

-          Pues.-Dudó en contarle.- Quería hacer alguna sexy para mi novio.- Ambos cruzaron una mirada sensual

-          Me parece perfecto. ¿Tienes algún vestuario acorde?- Alina le llevó al dormitorio con el corazón acelerado y la calentura en aumento.- Si me permites, con el color de la habitación....¿Puedo elegir yo?- Alina asintió dejándole que abriera cajones y armarios

En el primero no vio nada interesante, el segundo sacó un par de prendas pero al ojearlas no le parecieron apropiadas. Iba a abrir el tercero cuando le detuvo diciéndole que aquel era de ropa más íntima. “Si quieres sexy, ¿tendrás que vestir sexy no?” Le comentó sonriendo para calmarla. Metió la mano en el cajón y sacó una cajita que llevaba un conjunto de braga negra y camisa ancha de malla casi translúcida. “A ver, con esto deberías verte muy bien y sexy...” Dijo ya riéndose. Ella aceptó abriendo de nuevo el primer cajón y agarrando un sujetador. Fran le detuvo la mano con suavidad y al contacto se estremecieron. “Mejor sin él, si no te importa”

Fran salió de la habitación para que ella pudiera cambiarse con soltura. “Qué estoy haciendo...”pensaba Alina, pero no por ello dejaba de cambiarse la ropa. Cuando estuvo lista le dijo que podía pasar. Él la miró de arriba abajo. Le dijo que se sentara en la cama y fue corrigiendo su postura con señas mientras la enfocaba. El vestido dejaba ver casi en su totalidad las tetas. Primera foto, después la hizo tumbarse boca abajo para que los pechos le colgasen. Segunda, de nuevo sentada con los brazos atrás. Alina tenía el coño empapado y se lo pensó cuando le dijo que se sentara con las piernas abiertas. Fran pudo ver una mancha en la braga.

-          De veras tu novio es muy afortunado. Eres preciosa, y tienes unas tetas impresionantes. Con estas fotos se pondrá a mil. Si de mí dependiera te hacía una sesión completa pero no quiero que tengas vergüenza

-          ¿Cómo sería completa?

-          Pues...más atrevidas

-          Si quieres, ya que estamos....

Fran entendió todo con la mirada cachonda de Alina, se quitó la chaqueta y desabrochó un par de botones de la camisa y volvió a coger la cámara.

-          Mete la mano por dentro y cógete la  teta derecha.- Dijo.- que se vea el pezón, pellízcalo, así, muy bien. Ahora levántala, sácala fuera, espera- Se subió a la cama y la ayudó rozándole la teta. -Vale, así aguanta un segundo. La otra mano, a las bragas...-Ella la bajó sensualmente.- Mejor por dentro y levanta los nudillos. Así, muy bien, joder que polvo tienes.- Alina se metió dos dedos sin problemas, gimiendo y curvándose, y los volvió a sacar.

Estaba súper excitada, ya no pensaba, sólo quería ser follada no con amor ni con cariño; que la follasen duramente. “Gírate y ponte de rodillas” Ella obedeció mostrándole el trasero. Seguía sobándose por dentro de la braga y Fran, intuyendo lo que estaba haciendo le dijo casi susurrando que se la apartase a un lado. Apoyó la cabeza en la almohada y le miró, estaba frotándose por encima del pantalón la polla cuando ella descubrió su coño con el vello recortadito y empapado en flujo. Notó cómo se subía a la cama y se colocaba detrás

-          Espera, te ayudaré a colocarte para unas fotos chulas- La incorporó un poco y le subió la malla hasta que las tetas quedaron libres y colgando- ¿Ves? Así mejor, unas tetas tan suavecitas deben mostrarse bien.- Se las agarró con delicadeza y empezó a masajearlas.

Una mano se deslizó por la espalda hasta la braga y la fue bajado. “También mejor sin esto” Dijo, y cuando la tenía en las rodillas al volver a subir sus dedos se quedaron en la entrepierna de Alina, primero jugueteando con los labios, después metió un dedo, luego otro. Se apartó para fotografiarla y entre los disparos oyó cómo se bajaba la bragueta.

-          Si te parece, voy a grabar un video también- Colocó una cámara en el trípode mientras con la otra seguía haciendo fotos.- A ver, con la derecha, ábretelo. Pon la cara en la almohada, no mires atrás...así muy bien...podrías... ¿podrías lamerte los dedos para que esté más lubricado?-Le dijo, y ella pensó ¿Más? ¡Si está chorreando! De todos modos obedeció pero aquello no le satisfizo para la toma.- Más mojado chica....- Volvió a notar balancearse la cama, y de súbito una sensación cálida, húmeda y agradable la hizo estremecer.

Le daba largos lengüetazos tomando sus jugos y ensalivándole el coño, cada vez que le tocaba el clítoris daba un respingo. Apartó la cara solo para ocupar el hueco con dos dedos, luego tres, que entraban y salían del coño con facilidad. La cama se agitaba; a la vez que le metía los dedos se estaba haciendo una paja. Dejaba de meterle los dedos sólo para dar algún lengüetazo. Pudo oír levemente “No aguanto más” y notó como algo más grande que los dedos rozaban sus labios arriba y abajo.

Alina estaba ardiendo, sólo quería follar, estaba en ese punto en el que te dejas llevar cuando por un segundo se le pasó por la cabeza lo que estaba haciendo, y que una cosa era jugar y otra hacer seriamente los cuernos. No le dio tiempo ni a intentar detenerlo cuando de una fuerte embestida se la empezó a clavar. Aún después de haber parido y de estar lubricada en extremo aquella entrada le daba mucha sensación, apretaba su interior y la llenaba por completo. Ni cuando su novio le metía cuatro dedos se notaba tan llena. “Joder, ¡¿Qué me está metiendo?!” Después notó el vacío al tardar unos segundos en sacarla dándole una idea de las dimensiones de su polla, para volver a meterla rápidamente haciéndola gemir de placer.

-          Mmmmm ¡fóllame!- Se le escapó

-          Si se te ve en esa cara de zorra que tienes que necesitabas polla- Dijo dejando la cámara a un lado de la cama, se desabrochó la camisa y la tiró al suelo y se quitó el cinturón para poder bajarse bien los pantalones. Volvió a metérsela y con la mano le agarró el pelo para incrustarle la cara contra la almohada. – Yo sé lo que os gusta a las mamás putitas como tú, que os follen bien folladas no como vuestros mariditos.

La sensación de estar ahogándose y el dolor en el pelo de lo fuerte que la agarraba le daban cierto placer que, añadido al entrar y salir de su polla la estaban llevando a la gloria. Le agarraba la teta con la otra mano fuertemente, le pellizcaba el pezón a cada entrada. Él susurraba guarradas como “Me encanta tu coño”, “Qué tetas tienes” y “te voy a partir” entre insultos.

Ya llevaba varios minutos de bombeo y Alina, acostumbrada a correrse al poco de estar follando porque su novio le tocaba a la vez el clítoris, se notaba extraña; tanto placer sin alcanzar el clímax durante tanto tiempo ya no le era común como cuando joven. Quería correrse y en vista que Fran sólo se dedicaba a joderle el coño deslizó una mano hasta el clítoris para masajearlo. No le dio ni tres caricias que Fran se detuvo saliéndose de ella, bajándose de la cama y moviendo la cámara que tenía en el trípode, cogiendo la que había dejado en la cama y acabando de desnudarse. Abrió un armario y sacó un albornoz blanco, lanzándoselo a Alina. “Ven, desnúdate y ponte esto”. Al hacerle caso pudo verle totalmente desnudo y contempló su polla, era larga y gruesa como nunca había visto más que en las películas porno. Ella no tardó en quitarse la poca ropa que tenía y quedó unos instantes desnuda en pie frente a Fran, que la miraba como un objeto y la fotografiaba. La hizo ponerse el albornoz sin anudar. Se acercó a ella y le tocó las tetas y después el coño. Esquivaba mirarle a los ojos más por vergüenza que otra cosa; por suerte Fran estaba a otro tema, tratándola como un objeto, levantándole la pierna para ponerla encima de la cama y que se le viera bien el coño. Se apartó de nuevo para fotografiarla sin tapar la cámara que estaba grabando.

-          Apóyate con las manos en el armario mirando hacia la cámara. Baja...baja un poco el brazo que se te vean las tetas, ponte más de lado, así muy bien. –Esperó un par de fotos.

Fran volvió a ponerse tras ella, a levantarle el albornoz y a metérsela desde atrás. En esa postura le entraba menos pero daba más placer y morbo. La estuvo follando un rato hasta que se cansó de estar de pie y se sentó en la cama. Alina se giró y se quedó frente a él, le agarró la polla y se la masajeó. La miraba con deseo, era extraño tener algo tan grande entre sus manos. Se puso de rodillas y le dio unos lametones. Sabía a flujo pero no le importaba; abrió la boca y se metió el capullo dentro, no le entraba más. Chupó la polla por unos minutos hasta que le faltó el aliento. Fran por su lado se levantó y la hizo incorporarse. Alina ocupó su lugar en la cama, subió una pierna y le ofreció el coño para que se lo comiera o la follara, estaba cansada de tanto placer y no correrse.

Fran le sobó las tetas, la cogió de la muñeca y la hizo voltearse a la vez que le quitaba el albornoz, ponerse de rodillas en la cama y la volvió a ensartar desde atrás. Alina estaba acostumbrada a follar de frente, no a lo perrito desde atrás y aunque le estaba causando mucho placer y la ponía cachondísima aquello la extrañó. Fran percatándose de sus inquietudes una de las veces que le clavó la polla hasta los huevos le acercó la boca al oído y le susurró “Yo no soy tu maridito, yo vengo a follarte como una puta que es lo que quieres” y la empezó a joder tan rápido y fuerte que quedó casi echada en la cama. Esta vez sí que pudo llevarse la mano al coño y frotarse el clítoris, Fran suspiraba de cansancio y placer, gemía junto a ella y Alina intuyó cercano el orgasmo; acompasó las friegas con las entradas y salidas y al notar que se quedaba tenso y quieto se frotó el clítoris con rapidez llegando los dos al clímax y quedando ella tumbada y agotada del placer.

Fran la sacó de su interior, se fue al lavabo a mear y a limpiarse la polla, las manos y la cara. Al volver a la habitación Alina trataba de recuperarse del orgasmo, y sintiéndose sucia y avergonzada no pudo mirarle ni cuando él empezó a vestirse y recoger sus trastos. Ella tenía el coño dolorido y le salía semen a borbotones que tuvo que limpiar con un pañuelo.

-          Voy al estudio antes de que salga Julia a editar las fotos. Ya te las pasaré durante la semana que viene. Por lo demás, tienes mi teléfono, por si necesitas alguna cosa más. Sino ya nos veremos por el cole. ¡Hasta luego! – Se despidió saliendo de la habitación

Alina, minutos después y con la excitación ya baja, cayó en la cuenta de lo sucedido y se juró que no volvería a pasar y que su novio nunca jamás se enteraría.