Primera y Satisfactoria Experiencia
Primera experiencia en sexo liberal.
PRIMERA Y SATISFACTORIA EXPERIENCIA
Todo había empezado muchos años antes.
Siempre me he considerado una persona muy liberal en todos los sentidos, también en el sexo. Comprendo y acepto todas las tendencias sexuales y todo lo que se desee experimentar dentro de los límites del mutuo acuerdo y el respeto.
En fin, llevaba algún tiempo comentando con mi esposa la posibilidad de abrirnos a nuevas experiencias. Mi fantasía favorita, ver a mi esposa teniendo sexo, siendo poseída por otro hombre, generalmente mas joven que yo.
Después de muchos dimes y diretes y bastante tiempo, ella accedió a que fuéramos a un local swinger para ver el ambiente. Aprovechamos un viaje de fin de semana a otra ciudad donde no cabía la posibilidad de encontrarnos a alguien conocido para tener nuestro primer contacto con ese mundo.
El mismo viernes por la noche fuimos a uno que se encontraba en un lugar bastante céntrico. Nos presentamos, charlamos un rato con los regentes del local y acto seguido pasaron a enseñarnos las instalaciones.
Todo el local estaba casi en penumbra, se respiraba limpieza, orden y ambiente agradable. Había reservados tras cortinas, zonas comunes para el sexo en grupo o a la vista de todos , zonas de jacuzzi, un cuarto oscuro y la zona de vestuarios.
Era temprano y había poca gente, varias parejas charlando y alguna en los reservados delatando su presencia por los gemidos. Poco a poco fue llegando más gente. Parejas y algún hombre solo.
Nosotros ,como es natural, estábamos bastante cortados y atentos a todo lo que ocurría. Nuestra intención era la de curiosear y si se daban las circunstancias dejarnos llevar.
Algunas parejas se iban al cuarto oscuro, otras a los jacuzzi Bien entrada la noche, el sexo embebía el ambiente. Nuestros sentidos estaban saturados. Finalmente nos fuimos sin hacer nada.
Cuando llegamos al hotel comenzamos a besarnos. Mi cerebro todavía procesaba todas las imágenes que había visto. Poco a poco comenzamos a desnudarnos. Me sorprendíó lo excitada y húmeda que se encontraba mi esposa . Le pregunté si estaba así por lo que habíamos visto en aquel local, a lo que respondió que no.
Esa noche hicimos el amor muy apasionadamente y tuvimos unos de nuestros mejores orgasmos.
De vuelta en casa, pasé varias semanas procesando toda aquella leve experiencia y tratando de dilucidar si sería capaz algún día de llevar mi fantasía a cabo , y si llegado el caso lo disfrutaríamos.
Pasaron los meses. Fue al comienzo de las vacaciones, cuando de repente sentí la necesidad de arriesgarme y finalmente cumplir mi fantasía. Aun no sabía como, pero mi imaginación se puso a trabajar.
Un buen día, hojeando el periódico, un anuncio llamó mi atención. " Chico de color, joven, se ofrece a parejas o mujeres solas". Porque no, me dije. Apunté su número de teléfono y me lo guardé.
Anduve varios días tratando de armarme de valor para continuar. Hasta que una tarde, sin pensármelo más, le llamé. Tuvimos una breve charla y quedamos a la tarde siguiente para conocernos. Solos el y yo. Necesitaba tener una imagen de el antes de dar e paso definitivo.
Al día siguiente y a la hora señalada, nos encontrábamos en una cafetería cambiando impresiones en compañía de unos cafés. Era un joven muy educado y limpio, lo cual era ya un punto a favor. Me contó de sus experiencias a pesar de sus recién cumplidos 21 años, y de cómo actualmente era el tercero en una pareja joven como él con el que tenía relaciones una vez al mes desde hacía meses.
La impresión que obtuve de el fue buena, por lo que finalmente quedé en que fuera a nuestro apartamento el siguiente sábado por la noche. Ahora solo faltaba decidir como habría de desarrollarse la escena y la incertidumbre de cual sería la reacción de ella.
No se lo advertiría por adelantado. Le diría que el joven, al que llamaremos David, era un becario extranjero de nuestra empresa y que me lo había encontrado invitándolo a cenar.
Por fin llegó el ansiado sábado. Eran las nueve de la noche, faltaba media hora para que David se presentara. Como siempre, mi esposa que sabe como a mi me gusta que se arregle para mi, se había puesto una minifalda, una blusita ceñida a su cuerpo un unos zapatos con un tacón de infarto.
Eva, mi esposa, tiene un cuerpo envidiable a sus 40 años, y lo mejor, lo que a mi mas me gusta, sus esculturales piernas.
Para que no fuera demasiada sorpresa, le comenté lo de nuestro invitado a cenar, su primera intención fue ir a cambiarse de ropa. Le supliqué que no lo hiciera. Eva se sentía avergonzada con aquella minifalda habiendo extraños en casa.
La convencí de que se encontraba bella y que no se cambiara. A regañadientes aceptó.
Sonó el timbre de la puerta, debía de ser David. Efectivamente, le invité a pasar e hice las presentaciones de rigor. Serví unas copas y tomamos un aperitivo sentados en el sillón mientras se terminaba de hacer la cena.
La conversación fue muy amena y Eva poco a poco se sentía más cómoda. Algún piropo hacia ella por parte de David contribuyón a ello. Pasamos a la mesa. Una larga cena, mucha conversación y una gran incertidumbre por mi parte.
Aprovechando una corta ausencia de Eva en la mesa, le propuse el plan definitivo que había ido maquinando mientras cenábamos. Se despediría de nosotros, yo dejaría la puerta abierta, y el aparecería sigilosamente al cabo de media hora.
Asi lo hicimos. David se despidió. Me acerqué a Eva por detrás rodeándola con mis brazos. Mientras besaba su cuello, le pregunté que le había parecido David. Un joven muy agradable, se limitó a contestar. Continué indagando, le pregunté si le parecía atractivo. ¡ si apenas tiene veinte años! Espetó. Podríamos haberle invitado a nuestra fiesta privada, le dije.
Eva se limitó a darse la vuelta y besarme. Poco a poco la fui llevando a la cama. Lentamente la desvestí del todo, saqué unas cuerdas de la mesilla de noche, la tumbé en la cama y até sus manos a la cabecera. Cogí un antifaz de esos que se usan para evitar la claridad y dormir, y se lo puse.
Comencé a besarla lentamente empezando por sus labios, su cuello y recorriendo su cuerpo hasta llegar a su sexo. Hundí mi cabeza entre sus piernas y comencé estimularla recorriéndolo con mi lengua. Dirigí mi mirada hacia la puerta de la habitación y allí estaba David, de pié mirando la escena mientras se tocaba su sexo sobre el pantalón.
Le hice una seña para que se desnudara. Al segundo se encontraba totalmente desnudo blandiendo una buena erección. Sin duda, estaba muy bien dotado. No era larga pero casi tan gruesa como el brazo de Eva.
Eva estaba ya muy húmeda y me pedía que la penetrara. Fue entonces cuando le indiqué a David que lo hiciera el. Eva no se había percatado de su presencia. David se acercó con sumo cuidado sin delatarse, le separó las piernas y comenzó a frotar su glande contra ella. Eva movía sus caderas buscando que la penetrara, seguramente, sin sospechar que iba a serlo por otro hombre.
Ayudándose de su mano, David la colocó justo en la entrada, y lentamente, al principio con un poco de resistencia, la penetró hasta que sus cuerpos se tocaron. Eva se arqueó, un leve gritito se le escapó desde lo màs profundo. Hizo por desprenderse del antifaz. La ayudé a hacerlo.
No se que es lo que pasó por su cabeza al verse ensartada por David quien sonreía con ternura. Eva me miró. Disfruta, le dije, casi le ordené. Cerró los ojos.
David comenzó a moverse con suavidad. El sexo de Eva se amoldaba al grosor de aquel miembro sin dejar de aceptarlo goloso a cada incursión.
La respiración y el movimiento de su cuerpo, la delataban, le gustaba lo que estaba recibiendo. David dejó de penetrarla y se tumbó su lado. Comenzó a besarla mientras con sus dedos le pellizcaba los pezones. Eva se retorcía de gusto.
Desesperada y presa de la excitación, pidió a David que la penetrara de nuevo. Así lo hizo. Volvió a separarle las piernas todo lo que pudo y de nuevo la introdujo hasta el fondo. Esta vez no hubo grito, sino un gran gemido de satisfacción. David se inclinó hacia ella volviendo a fundirse en un beso. Dame fuerte, le ordenó Eva.
David comenzó a penetrarla con fuerza mientras ella se derretía de placer entre gemidos cada vez más evidentes. Liberé sus manos, enseguida se abrazó al cuello de David y sus labios buscaron desesperadamente los labios de el.
De repente le pidió que parara. Quiero saborear tu pene, le ordenó.
A David se le iluminaron sus ojos. Se tumbó de espaldas con su miembro duro y desafiando al cielo. Eva lo acogió entre sus manos y comenzó a recorrerlo con la lengua deleitándose en el.
Mas tarde se lo metió en la boca y comenzó a chuparlo mientras le masajeaba los testículos. Ahora era David quien se retorcía de placer. Tuvo que rogarle que parara si no quería que descargara en su boca.
Eva se incorporó poniéndose encima de el, preparándose para introducirse el de nuevo el miembro de David. Ahora ella llevaba las riendas. Se lo introdujo hasta el fondo y comenzó a hacer círculos con sus caderas al tiempo que ella misma jugaba con sus pechos. Luego comenzó a moverse de arriba abajo cada vez con mas frenesí, jadeando sin ningún recato, hasta que entre convulsiones se deplomó sobre el pecho de David.
Luego de al menos un minuto, con el aliento recuperado, se levantó . se dirigió hasta el fondo de la habitación dándonos la espalda. Apoyando sus manos contra la pared, separó sus piernas ofreciéndonos una hermosa vista de su trasero y su sexo. Voteó su cabeza dirigiendo la mirada hacia David.
No hicieron falta palabras, David se fue hacia ella, la sujeto por las caderas, apuntó con su miembro, y la ensartó de nuevo. Comenzó a cabalgarla con furia.
La estaba volviendo loca de placer. Unas pocas embestidas bastaron para que ella arqueara su cuerpo contra el de el y se abandonara a un nuevo orgasmo. Permanecieron unos segundos abrazados. Eva se dio la vuelta y empujó levemente a David separándolo de ella. Se agachó hasta que su boca quedó frente al miembro de David, puso sus manos en las Nalgas de el y comenzó a devorarlo.
David gemía de gusto mientras sus dedos se entrelazaban en la cabellera de Eva.La advirtió de que estaba a punto de correrse, entonces Eva aumentó el ritmo . David se estremeció y descargó en la boca de Eva.
Lejos de hacerle ascos, ella continuó hasta que el le suplicó que parara. Eva se había tragado todo su semen, era la primera vez que hacía algo semejante.
Mas tarde David se fue a la ducha, le despedimos y volví a la habitación donde Eva me esperaba. El aroma a sexo invadía el ambiente.
Sentada al borde de la cama me hizo señas para que me acercara. Liberó mi miembro de su encierro, dirigiéndose a mi me dijo que yo no iba a ser menos, comenzó a comerme el miembro, al igual que David, me corrí en su boca, y por primera vez en nuestra relación, también se tragó todo mi semen.
Nunca después comentamos nada sobre la experiencia, ambos sabíamos que nos había gustado y que sin duda alguna tendríamos más en el futuro.