Primera visita al club de intercambios

Despuès de planearlo con mi espos... me llevarìa a un famoso club de intercambios para compartirme con hombres desconocidos... o mujeres quizas?

Querid@s lector@s: He recibido tantas invitaciones a relatar mis primeras aventuras; que deseando cumplir los deseos de tod@s ustedes, les llevaré conmigo a un viajecito al pasado de poco más de diez años. Cuando estaba casada con mi primer esposo Andrés; que en aquel entonces ya llevábamos casi 3 años de feliz matrimonio

-Amor ¿qué te parecería si saliéramos a conocer uno de "esos lugares" que vienen en las revistas que escondemos bajo la cama?- le preguntó en tono coqueto, mientras se anudaba la corbata de seda blanca, en un lindo traje negro con camisa roja que le encantaba a María.

La joven pareja disfrutaba su matrimonio, que a pesar del tiempo juntos no habían logrado tener hijos.

Marìa llegó a ese matrimonio con una bebé nacida de aquella "primer aventurita" con su único novio. --A los 16 años quedó preñada y jamás pudo consolidar una relación verdadera. Andrés era apuesto, con firmes principios familiares, y la tomó para sí como esposa reconociendo los derechos y responsabilidades de la pequeña.

Durante Los tres años anteriores iban acumulando experiencia y aventuras. Eran una pareja común, se conocían y se respetaban. Sin embargo Andrés tenía muchos secretos bajo el colchón y nada le quitaba más el sueño que poder exhibir a su esposa y disfrutar viendo cómo era poseída por otros hombres. Al menos esa era su fantasía, y poco a poco la iría empujando a conseguirlo

  • Uno de…. ¿"cuáles lugares"?… con cara de no sé de qué me hablas, le regresó la pregunta.

-Sí, chiquita, de esos que vienen en las revistas de intercambios. Ya ves, que anuncian tantos "clubes especiales"… he venido pensando que sería buena idea conociéramos alguno -le dijo apretándose fuertemente el nudo de la corbata y coqueteándole con esa masculinidad que le encantaba en él.

Una breve erección indicaba que esa podría ser la noche planeada. Ya habían visto videos cargados de erotismo, con la consecuencia de asistir el domingo a confesión cargados de culpa por aquellos "pecadillos", pero los recuerdos de aquellas escenas se venían cimentando en sus mentes. Finalmente deberían ser una pareja joven y moderna que se adaptase a otras parejas, donde algunas comentaban abiertamente la importancia de conocerse por debajo de las sábanas. Y entregarse sin medida compartiendo sueños y fantasías.

Andrés tenía mucha experiencia por tantas mujeres que pasaron en su vida anteriormente. Pero encontró en María una mujer pura pero recelosa por encontrarse con su sexualidad. Esto le agradaba, pero había posiciones y solicitudes que ella se negaba, pensando en el pecado o en las bajezas del ser humano.

De cualquier forma María era mujer caliente, y despertaría a sus deseos. Con paciencia la convertiría en una verdadera hembra. Lo que no sería fácil… sería lograr que se acueste con un extraño, mientras era observada por su propio marido. Andrés alentaba a sus amigos a conversar atrevidamente en las reuniones y todo lo que lograba era que se formaran grupos de hombres por un lado y mujeres por otro. Realmente era una labor difícil.

Sin embargo parecía que aquella noche lograría llevarla a un sitio de intercambios y conocer así la verdadera naturaleza de aquella belleza que lo enloquecía al hacer el amor.

Él la veía de reojo y le coqueteaba con toda la masculinidad que le era posible.

  • Pero… me tengo que vestir, tú ya estás listo y a mí me faltan unas horas para "arreglarme". -contestó María. -Vamos no puede ser tan difícil, -pensó para sí. -Creo que si insisto un poco más lo lograré, y le propuso un trato amable.

  • Mira lo que voy a hacer: Como tengo dos opciones… o te llevo, o voy solo, prefiero que me acompañes y vivamos esta aventura juntos, -y porque quiero ser buen esposo, llevaré a la bebé al parque, mientras te pones esto para mí.

Y alargando una caja sobre la cama, le mostró otro de sus frecuentes regalos.

Mucho había pensado en la compra de aquel vestido, paseando por El Palacio, la tienda favorita de María, discretamente había puesto atención en su mirar y finalmente encontró el vestido que ella adoraría y en secreto regresó a la tienda a comprárselo para "esta ocasión especial"

Dentro de aquella caja blanca, había un ligerísimo vestido de algodón a hombros descubiertos con generoso escote. Acercándose por atrás, repegó un poco su erección en el trasero de María y suavemente colocó la prenda sobre su cuerpo viendo con satisfacción que le quedaría "justo".

-Andas de caliente, ¿verdad amor?- María le agradeció el regalo y juntó las nalgas como intentando aprisionarle entre ellas. Con ello, su esposa se le insinuó directamente, dándole un suave apretón en la entrepierna que Andrés contestó con una pulsación de aprobación.

-Mari, lo que más deseo es cogerte desprevenida para hacerte un bebé, me lo tienes prometido por casi tres años… y mis amigos ya piensan que no se me para.

Volvía aquel tema difícil de tratar. Como buena esposa, a María sólo le preocupaba satisfacer a su marido, pero secretamente "se protegía" para alargar la relación matrimonial y "asegurarse" que de ese hombre le vendrían los hijos que ambos deseaban. Sin embargo, el recuerdo de su primer embarazo y las condiciones con que se dio, le resultaba complicado de superar.

Podríamos decir que eran una pareja normal, un poco chapada a la vieja escuela, con influencia de unos padres, católicos por tradición y temerosos del castigo divino. Pero una de las cualidades de Andrés era precisamente su audacia para invitarla a conocerse mejor como mujer y ella se lo agradecía. Después del primer encuentro y antes de saberse embarazada, María disfrutó conocer su cuerpo y entregarse a quien en aquel tiempo consideró El Hombre de su Vida; viejos y tristes recuerdos, pero de grandes satisfacciones como mujer. El producto de aquella relación era su nena, la misma que brillaba como espléndida estudiante y que con sus agudos e ingeniosos comentarios, le atrajeron a aquel hombre que ahora le invitaba a una aventurita pecaminosa.

María estaba en aquellos pensamientos de tiempos pasados, al momento que su marido la atrajo más a sí y le mostró su virilidad pulsándole el miembro por atrás

-¿Que no se te para?... ¿y cuando les bailé aquél sábado en la noche?

-¿Y al llegar a casa, cuando les encontré a ti y Julián escuchando música, tomándose unas cervezas?, - le recordaba María a su esposo. -Si de recuerdos se trataba, en un breve reflejo le vinieron aquellos intentos de Andrés por enseñarla en nuevas artes amatorias.

Su marido quería despertar lo caliente de su pareja. Sabía que debajo de aquella suave piel y bellísimo cuerpo, se encontraría una mujer ardiente y la más caliente que ninguna otra jamás conocida. La consabida "mosquita muerta" que se oculta en el temor por la religión y las enseñanzas paternales. ¡Debía ser despertada!.

-Claro que lo recuerdo, estábamos terminando de ver el fut y hablamos de muchos temas.

María se apretaba el vestido contra el busto mirándose de cuerpo entero en el espejo de pared a pared, que Andrés tiempo atrás había colocado en la habitación, intentando reducir el pudor de su esposa, algo que realmente funcionó.

-Fue cuando vi que en la mesa había unas fotos mías, eran unas fotos muy íntimas, estaba casi desnuda y había otras en ropa interior. Continuaba María atrayendo sus recuerdos, luciéndose para su marido provocativamente en el espejo. -dijiste que no recordabas cómo habían llegado a la mesa, aunque estaba segura que se las habías mostrado a Julián, y yo me sentí avergonzada de que las hubieran mirado.

-Fue entonces cuando Julián empezó a preguntarte cosas íntimas y calientes ¿lo recuerdas?,-dijo Andrés.

Los esposos, muchas veces habían iniciado charlas de infidelidad, de cómo lindas esposas eran engañadas por sus maridos a pesar de dietas y horas de gimnasia. -María tenía la fortuna de mantener un atractivo natural, y claro estaba que a pesar de ello temía perder a su marido en brazos de alguna "lagartona" que lo hechizara. Más, por este temor que ningún otro; ella iba accediendo de a poco a los caprichos de su marido. Y ahora se presentaban aquellos recuerdos en un "acuerdo pre-establecido"

-Sip, -recordaba en voz alta Marìa: -Julián me preguntaba cosas que no estaba preparada a escuchar; -¿cómo que si yo me masturbaba?, -¿que si tenía fantasías y qué clase de fantasías tenía?… -Ella revivía en aquel primer encuentro, que mientras le contestaba una por una sus preguntas, sentía como se mojaba conforme estas se hacían cada vez más íntimas. Ahora le estaba pasando igual. Intentaba evitar que creciera aquella vieja excitación paseándose frente al espejo revisándose el nuevo regalito, pero la realidad era que; aquellos bellos recuerdos le estaban llevando a humedecerse más y más. -Buscando la aprobación de su marido siguió en voz alta,

-Creo que no te conté?

Compartiendo con Andrés los recuerdos y deseos que en aquel encuentro sentía. -siguió, -pues ya tenía en mi mente a ustedes dos mirándome con deseo y esperando cuándo iba a ser el momento, -¿quién de los dos iba a tomar la iniciativa para iniciar nuestro primer trío?.

-¡¡pinche María!!! se te notaba lo caliente que estabas, por la fuerza con que se te erectaban los pezones bajo la camiseta, -dijo mi marido.

  • ja, ja; -¿qué? -¿Acaso no era eso lo que pretendían? – Yo, por mi parte me volvía más sensual al hablar y los provocaba. -¿Les gustó cuando me paraba frente a la nevera para agarrar otra cerveza y me agachaba descaradamente justo en sus caras disimulando que algo se me caía y les mostraba un poco el trasero?. -¡Sabía desde aquel entonces!, -que volabas de lo caliente que estabas de ver semejante espectáculo, sintiendo como tu amigo estaba allí deseándome, -que de alguna manera ambos habían ideado ese plan y Julián, víctima inocente; pagaría el precio de estas escenas pajeándose hasta el cansancio. –terminó María coqueteándole con el vestido nuevo por encima de su lindo cuerpo.

La pareja recordaba detalle a detalle los planes y ahora compartían aquel recuerdo. Andrés sintió justo en estos momentos la crecida entre sus piernas mientras su esposa, ya estaba frotándose las piernas. Ambos cruzaban sus miradas entendiéndose perfectamente, se coqueteaban con descaro casi olvidándose de la visita al club de esa noche.

Andrés prosiguió, -Sí, lo recuerdo. ¡-Qué pinche calentada le diste al pobre Julián! -Fue cuando le preguntaste cuál era su fantasía y nos dijo que él quería que una mujer casada le hiciera un "striptease" frente a su marido, y luego me preguntó que si tú podías bailar para él. Ja, ja,- la cara que puso cuando amenacé írmele a golpes, pero después del susto que le metí…-finalmente accedí

-…Y yo divertida y excitada, entré a mi cuarto y me cambié de ropa, me puse aquel vestido ceñido en color negro muy sexy que tanto te gusta para cachondear, unos zapatos altos que me hacían resaltar la figura, -me solté el pelo y abrí la puerta sigilosa.

-Detrás de la puerta estaban ustedes espiándome, pensando que yo no iba a ser capaz de salir, pero cuando me vieron vestida así, me di cuenta de lo arrabalera que lucía y lo cachondos que estaban ambos

  • Puse música sensual y en Julián se veía que le estaba pasando algo imposible de creer...

Mientras la pareja recordaba; Andrés jugaba con los senos y la conchita de su esposa. Parecería que ya no habría salida, ¡esta pareja golosa no tenía remedio!. Ambos poco a poco habían aprendido a abrir la mente y sus deseos carnales. Recordando a su víctima se iban acariciando y besando. Ella lo jaló un poco a la cama en clara invitación al acto por un recuerdo vivido, pero Andrés pensando en la fiesterita de esa noche, se sajó rápidamente alejándose de ella y con una abierta carcajada siguió llevando a su esposa al pasado.

  • ja, ja, solo de recordarlo, ya se me puso dura - dijo apretándose el bulto entre las piernas gloriándose por aquella aventura.

María se había acostado en la cama y recargada de lado se abrió suavemente la bata para dejar escapar un seno, su cabellera corría sobre sus hombros ocultándoselo, provocativamente, ella abrió las piernas en escuadra lo que permitió que la bata de seda se corriera por las caderas hasta mostrar la rajita húmeda de su sexo bajo la sutil tela de la tanga. Luego apoyó un pie sobre sus rodillas e inclinando su cara sobre el pecho levantó este hasta casi tocarse los labios, lamiéndose el pezón en clara invitación con el atrevimiento sexual que se comparte una pareja que se conoce realmente.

Andrés tragó saliva con fuerza, su garganta se cerraba seca por la visión de su esposa coqueteándole sin pudor, pero en su boca fluía la salivación previa a una buena mamada de clítoris. Estuvo a punto de arrojarse a las piernas abiertas de María, cuando el recuerdo del club de intercambios le refrescó el compromiso que habían establecido.

María insistía con su lengua apenas rozándose el erecto pezón y ocultando su rostro y tetas bajo el negro cabello y continuó el relato de aquella primera vez con Julián.

-Ambos empezaron a decirme lo buena y caliente que me veía. -Julián admiraba mi trasero y estas tetas, al tiempo que me decía lo grandes y buenas que estaban. -Empecé a moverme al ritmo de la música con soltura y sensualidad; era una de mis primeras fantasías: Imaginando que habría mas de dos hombres mirándome bailar. Cerré los ojos y seguí la música con ardiente cadencia. Luego empecé a acercarme a ustedes hasta que te sobé en la entrepierna mientras Julián sufría.

  • Lo recuerdo como si fuera ayer. Llevé una mano a tu culo, mientras le decía a Julián qué bueno estaba tu trasero, durito y rico, recuerdo que te acerqué a Julián un poquito; subiéndote el vestido, para que viera que estabas muy buena...

Aquel fiel amigo estaba que se moría del placer, por el deseo y la vergüenza, se revolcaba nerviosamente en el sillón tratando de acomodar la fuerza de su erección de alguna manera discreta. Julián se imaginaba el cuerpo desnudo de María haciendo el amor a su mejor amigo, como tantas veces soñó ser él mismo quién hubiera tenido la fortuna de casarse con aquella delicia de hembra y poder follarla noche tras noche interminablemente.

-Yo noté que Julián no encontraba como acomodarse en el sillón. Su erección ya había marcado con una mancha su entrepierna y el pobrecito te veía con ojos de súplica. –dijo Andrés.

  • fue cuando te paraste al closet buscando algo y me dijiste que me pusiera el otro vestido, aquel blanco mucho más sensual y atrevido ¿lo recuerdas?, -preguntó María, quién seguía sobre la cama, pero ahora ya había metido media mano bajo la tanguita y se frotaba el sexo en clara invitación a cambiar el tema y dedicarse a follar por los "viejos tiempos".

  • Sí, aquella era nuestra fantasía…Contesto Andrés que ya se echaba agua en la cara tratando de apaciguar la calentura que le trasmitían los recuerdos y las atrevidas invitaciones de su mujer… Quería metérsela por la boca para que le diera unas buenas mamadas y se callara de una vez, quería tirársele entre las piernas para gozar de esa fuente interminable de jugos que le eran un placer completo, quería ponerla a cuatro patas para de un par de buenos empellones terminara en ella y seguir el viaje al club nocturno… Andrés ya sufría como en aquél entonces Julián debió haberlo sentido. Estaba mirándose al espejo con las frías gotas de agua corriéndole por el rostro pero sin lograr contener las crecientes ganas que tenía de cojerse a su mujer en ese preciso momento.

Desde la cama María seguía jugando con ella y recordaba en voz alta, -y yo, sólo quería complacerlos, me cambié y me puse aquel vestido blanco súper corto, que si me agachaba un poquito se me veía todo el nalgorio. -Recuerdo cómo seguía el ritmo de la música, moviéndome más sensual que nunca, mojándome de una manera increíble. -Luego, empezaste a tocarme sobre la tela, recorriendo mis tetas y nalgas, mientras Julián seguía gozando del espectáculo. –Recuerdo como si lo quisiera ahora que me tocaras el trasero y metas la mano entre mis nalgas.

La mujer seguía en ella misma el relato actuando mas caliente, para que Andrés entendiera sus deseos. Cuando salió del baño con la toalla sobre el rostro y la quitó de lado, fue solo para comprobar que su esposa metía profundamente la mano entre sus nalgas, igual que él lo hizo en aquellos momentos. Se acercó dispuesto a seguir su lujuria y le acaricio una nalga, ella le tomó la mano llevándosela al sexo para que chapoteara en él.

Andrés se fingió Julián en esos momentos y cerrando los ojos se imaginó la sensación que habrá sentido Julián al tocar esa ricura sexual, -Sí, qué cabrón de mí, hasta le invité: --"tócala, está súper caliente" -–le dije. Y metiéndole en ese momento un dedo a la vagina comenzó a frotarla por dentro buscando saciarse las ganas de sentir aquella húmeda cavidad femenina.

María se tiró de espaldas abriéndose de piernas y alzándole las caderas mientras recordaba para su marido, -Tu amiguito se acercó a nosotros para tocarme las nalgas de una manera muy suave y fue cuando quedé en medio de dos hombres. Entonces él empezó un rico juego de manos.

-Mi cuerpo estaba tan caliente que lo podía sentir en mi vientre, me empecé a besar con tanto gusto y susto, porqué el momento esperado se estaba presentando, pero me entró miedito. –le comentó a Andrés, al tiempo que lo llevaba piernas adentro de su deseosa cuevita.

Andrés jugaba profundamente en su mujer y recordando aquellos momentos le comento:

-Fue un juego de lenguas ardiente y delicioso, mientras Julián se deleitaba tocándote las tetas por detrás y metía sus manos por entre el vestido. -Yo, bajé una mano y te toqué por encima de la tanga, sintiendo como con esta humedad me hacía de una erección que me estaba volviendo aún más caliente

No pudo terminar, María se abrazó de él apretándole con sus brazos sobre el pecho y cerrando fuertemente las piernas atrapándole la mano que ya tenía tres dedos jugándole en su interior.

En ese momento, su marido correspondió metiéndole la lengua con tanta fuerza en la boca que le hacía sentir las ganas que tenía de que esto pasara. -La pareja estaba creando una falsa fantasía, -en la mente de María aparecía el rostro de Julián y en Andrés se incorporaba en el cuerpo de Julián, finalmente ambos estaban en el mismo juego. Fingiéndose otros, y con las palabras recordaban aquel pasado encuentro, mientras sus cuerpos se buscaban en la calentura de los momentos presentes.

María continuó la historia; -me tiraron al sofá de la sala y Julián me subió el vestido metiéndome los dedos a mi chocha; -mayor fue su sorpresa al ver que estaba bien afeitadita.

-¡No lo podía creer!. -me decía: --"eres una chiquilla tan linda y tan rica" --Luego cambiaron sus posiciones y tú me tocabas por dentro, al tiempo que tu amigo me acariciaba con su lengua y lamiendo mis jugos que salían como caliente cascada. -Me sentía completamente empapada hasta las rodillas.

-Julián se quitó la ropa y me puso su verga hinchada en la cara, sentí los jugos brotando de él, su verga estaba definitivamente mojada y deseosa de mí. –decía María. Mientras su esposo seguía al pie de la letra las palabras de su mujer. Ya se había sacado la verga para dársela a mamar y estaban imaginándose como habría sentido Julián en aquellos momentos.

María se le fue hasta los cojones y de momento en momento seguía recordando con Julián. -Recuerdo que me dabas lengua mientras yo le chupaba la verga a tu amigo, sus leches me sabían riquísimas. -tu me repetías que me amabas y que me agradecías por hacer realidad tu fantasía, -mientras yo sentía cómo Julián me bombeaba una gran cantidad de leche en la boca.-terminó al tiempo que se engullía la verga de su marido.

La pareja hacía piruetas en la cama y en sus mentes se confundían los recuerdos, así como los papeles que estaban representándose en la cama.

Finalmente María, sería siempre María y solo ella habría de imaginarse a quién pertenecía el priapo que le jugaba en los labios y en lo profundo de su garganta cortándole los recuerdos que se compartían en ese momento.

Justo en ese instante le llegó su primer orgasmo y ella le mamó esa verga con más intensidad.

-Mi amor, te estás corriendo, verdad?,- preguntó su esposo al sentir el mordisco justo bajo la cabeza del pene.

-siii, y quiero que me bañes de semen.

-y supongo que imaginas que esta verga es la de Julián?... verdad?

-la verdad amor?.. .quería meterme a tu amigo, pero solo me dejaste que se la mamara… ¡Era cierto!. Una cosa es planear en fantasías bajo la cama, y otra muy diferente era aquella realidad de entregar a su amada esposa a mejor amigo.

-asiii, te gusta?. -María se ensartó el pene mas allá de la campanilla, hasta que su garganta se ensanchó por esa turgencia que recibía con gula total.

-Él quería clavarme y te lo dijo, pero no lo dejaste. -A cambio me pediste que le diera una buena mamada a Julián

-Pinche María, ya me tienes todo caliente; ni voy a ir a pasear a la niña, ni vamos a ningún club para que otros disfruten a mi mujer. -Interrumpiendo los recuerdos, Andrés se despertó de aquella vieja aventura.

  • Ni madres, cabroncito -le contestó María -¡¡mira como estoy!! -Llevándose la mano a la entrepierna, se metió un par de dedos en la encharcada cuevita, arreglándose otro rico orgasmo instantáneo.

  • No mames, mi amor -contestó- te estás viniendo y se me están saliendo las gotitas del pito.

¿A ver? -le dijo al tiempo que se empinaba sobre él para darle unas ricas mamaditas, - sí que te salen esas gotitas que tanto me gustan. -Y golosa María Siguió chupándole con delicia esas secreciones seminales que vienen previas al estallido masculino.

  • ¡¡Chingados!!!- dijo Andrés y friccionándose fuertemente el pene se masturbó en su cara. -Sólo unos segundos de violento masajeo y dulces descargas de rica leche le llenaron la cara hasta los cabellos, llegando hasta los senos vaciándose en sus ropas.

  • ¿Ya ves? -se quejó, -ya no me puedo llevar este traje negro lleno de manchones blancos.

-Pero ¿qué tal te quedó el priapo, mi amor?- alcanzó a decirle antes de llevarse de nuevo a la boca aquel desfalleciente miembro para gozarle las últimas goticas de rico semen.

  • ¡¡Ya me voy!!- se alejó violentamente, sacudiéndose la corbata y arrojando el saco sobre la cama en un falso arrebato de furia. -¡¡Métete a bañar!!, mientras me cambio para llevar a la bebé al parque. -¡¡Te doy una hora!! –

y empujándola al baño abrió la regadera metiéndola con ropa y todo, bajo la tibia y relajante agua purificadora.

Ya imaginarán mis queridos lectores, repleta de semen en la boca, pero nada en mi vagina… así pues; terminé saciando mis ganas con la ducha de teléfono, mientras fantaseaba imaginando al "club ese" al que me llevaría por fin.

Besos.

Rommy