Primera vez…Parte II (Novedad en las Puertas)

Las dos parejas se conocen mejor… Relato de nuestros primeros pasos intercambiando parejas con nuestros dos mejores amigos ¿tiemblas y se te pone la piel fría al sentir emociones muy intensas?

Primera vez…Parte II (Novedad en las Puertas)

Todos se rieron a carcajadas… especialmente cierto individuo que entendió perfectamente que estaba solicitando sus atenciones.

Hasta ese momento Víctor se encontraba hipnotizado viendo como otro hombre le hacia el amor a su esposa. Rápidamente dejó a los amantes y, con su enorme champiñón erecto bamboleándose de un lado a otro, se acercó a mí mientras continuaba riendo.

Lo espere sentada estilo indio. Cuando nuestros ojos se encontraron, su sonrisa cambio a una cara más seria, dándose cuenta de lo que estábamos a punto de hacer.

Observo mi cuerpo, tomando especial cuidado en las zonas que normalmente habían permanecido oculta para él

Con ojo llenos de deseo, acerco su boca a la mía. Fue el primer beso de esa noche. Ya nos habíamos besado días atrás, pero ahora era diferente… Esta vez estábamos desnudos, o al menos él, ya que yo todavía tenía puestas mis bragas, y esta vez ambos sabíamos que estábamos listos para llegar hasta el final.

Cuando acercó sus labios note como Víctor temblaba un poco…

Creo que, a excepción de su pene, casi no he descrito cómo es nuestro amigo. Víctor es el más tímido de los cuatro, incluso más que yo, que soy bastante tímida. Con un rostro fuerte y varonil. Ojos oscuros. Muy alto, de unos 6'3''(190cm). Su piel es muy oscura, casi negra. Está en muy buena forma, con músculos marcados y espalda ancha. Lleva siempre su pelo muy corto al ras. Es un hombre muy dulce, y tierno. Excepto en su trabajo o haciendo otra de sus pasiones (ejercicio) donde pareciera sufrir de un trastorno de personalidad múltiple revelándose extrovertido y hasta dominante. Su personalidad se lleva muy bien conmigo. Me hace sentir relajada y aún más atrevida saber que no seré la más tímida del grupo. Al contrario de la personalidad extrovertida y muy emotiva de nuestra alocada amiga; y la segura personalidad de mi marido que no tiene complicaciones a la hora de expresar lo que piensa y siente.

Aprovecho para describir a los demás. Joann tiene la piel blanca, con ojos marrón desierto. Su pelo es largo y liso, de color negro azabache. Mide unos de 5'6"(167cm). Curvas perfectamente proporcionadas, vientre plano y largas piernas. Con un culo pequeño, y redondeado; y unos senos perfectos, grandes y suaves. Su alocada personalidad es solo la cara externa de una mujer muy fuerte, curiosa y alegre. Capaz de ser la primera en lanzarse en paracaídas solo para satisfacer su deseo de experimentar todo en carne propia. Su rostro es angelical, con facciones que inspiran mucha dulzura. Uno nunca se esperaría ver a Joann haciendo algunos de los “juegos” que le encanta hacer. Su cara inocente encaja más como la protagonista de una película como encantada, o el cuadro de alguna deidad “casta y pura” (Aunque personalmente creo que si los dioses existen dudo mucho que sean castos, si la experiencia más sublime que podemos hacer es unirnos en cuerpo y alma).

Por su parte mi amor, ahora casi en sus cuarenta, es como una escultura de un dios griego debido a una rutina de entrenamiento fuerte y constante, pero para ese entonces, al inicio de nuestros treinta, era un chico normal. Delgado, pero no demasiado. De unos 5’9’’(175cm), blanco, con cabello castaño. Ojos marrones. Con un paquete más grande que el promedio, pero no exageradamente grande, notablemente grueso, simplemente la herramienta perfecta para mí. Soñador, pero con los pies sobre la tierra. Activo defensor de la continuidad de la vida en la tierra. Es sumamente atento y romántico. Siempre está pendiente de los deseos de lo demás y trata de adelantarse a las necesidades de otros como si pudiese leer sus mentes. Nos conocimos a finales de nuestra adolescencia y hemo estado juntos desde entonces. Nos parecemos muchísimo y compartimos el mismo amor a nuestro trabajo, a la naturaleza, a los deportes y a infinidad de otras pasiones que tenemos en común ;)

Yo soy una mezcla de mi padre de origen escandinavo y mi madre una hermosa morena latina, en una mezcla mucho más fuerte hacia mi lado materno. Muchos que me ven por primera vez posiblemente piensen que soy una mujer muy seria, los que me conocen saben que más bien soy algo tímida, excepto cuando estoy con personas de confianza y puedo relajarme a mis anchas. Mido 5'5"(165cm). Mi pelo es ondulado, castaño oscuro, casi negro. Con un cuerpo que, sin falsas modestias, considero bastante atlético. Mi trasero es grande y firme, con pechos pequeños y redondeados; con pezones diminutos que se hinchan mucho cuando se excitan. Mi vagina... La describiría como una vagina normal, y ya, pero sé que mi marido (y nuestros amigos) preferirían que la describiera desde su punto de vista, así que intentaré ser lo más explícita posible. Según mi marido, es un coño precioso, con unos labios externos pequeños que ocultan completamente mis simétricos labios internos, mucho más finos y con más pliegues que los de Joann. El color de mi intimidad es marrón claro, un poco más oscura que mi piel, excepto cuando está abierta, y es completamente rosa. Un rosa más oscuro que la de Joann que es de un rosa muy claro. Mi clítoris es diminuto y está oculto por una capucha de piel que cambia sutilmente de rosa oscuro a casi rojo una vez excitado. Como probablemente cualquier otra vagina, se moja cuando se excita, no hay nada extraordinario en eso, pero algo interesante que no supe hasta más tarde, es que el fluido femenino es diferente de una mujer a otra. Por supuesto, depende de la situación y de diferentes factores. Pero, normalmente, el líquido de Joann es más espeso, ligeramente blanco y viscoso; mi liquido es más transparente, casi como agua, y mucho más abundante.

Bueno, volviendo a Víctor. Víctor finalmente puso sus labios sobre los míos y nos besamos. Su lengua jugó con la mía en este delicioso y nuevo beso.

Toqué sus firmes brazos. Su piel estaba fría y temblorosa. Esto fue realmente interesante para mí porque entendí por qué le estaba pasando esto. Cuando yo estoy demasiado nerviosa o llena de emociones intensas, mi piel también tiene un sudor frío y tiembla un poco. A mi amor no le pasa eso, en caso de estar particularmente nervioso o emocionado él simplemente se pone rojo, y como una no anda por allí preguntándole a la gente si su piel se enfría al estar en frente de un nuevo amante, pensé que era alguna rareza de mi cuerpo. Justo antes de esa reunión, tenía la piel como un hielo. Afortunadamente todas las locuras que hizo mi amiga me habían tranquilizado un poco. Pero Víctor estaba incluso más frío que yo en mis momentos más nerviosos. Me agrado saber que compartía esa característica con nuestro amigo, pero también sabia lo incomodo que puede llegar a sentirse.

Quería ayudarlo a relajarse. Entonces, estire mis piernas y tome sus manos para llevarlas a mis caderas. Luego apoyando mis propias manos en la cama levante el trasero para facilitarle el trabajo indicándole que tenía todo mi consentimiento de hacer lo que quisiera. Me entendió de inmediato y jalo la única tela que me cubría. Una línea de liquido quedo unida de mi cuerpo a mis pantis mientras me las sacaba, las deslizo por mis piernas hasta quitármelas por los pies dejándome completamente desnuda.

Víctor se quedó contemplado mi depilada humedad como si fuera un objeto de adoración… Poniendo mis pies sobre la cama, abrí las piernas con las rodillas en alto, para que pudiese observarme mejor. Dejándole absolutamente nada a su imaginación…

Si su rostro antes parecía estar observando un objeto de adoración, ahora era como si la diosa de su religión estuviese frente a él.

Gateando como un oso enorme, acercó su fornido cuerpo justo entre mis piernas, mientras sus labios iban al encuentro de mi boca. Esta vez nos besamos con mucha más pasión. Nuestras lenguas ahora jugaban como vieja amigas recorriendo cada rincón de la boca del contrario. Con nuestras lenguas acariciamos los dientes del otro, lamimos el interior de los labios, recorrimos debajo de la lengua, y de vez en cuando tomamos turnos chupando y lamiendo los labios y la lengua de nuestras nuevas parejas.

Durante todos estos besos sentía constantemente su virilidad casi en contacto con la piel de mi sexo, produciéndome choques eléctricos en cada “accidental” mínimo contacto (creo que Víctor se estaba vengando con creces de cuando lo tenté con mi codo en su entrepierna).

Comenzó a acariciar mis piernas mientras bajaba lentamente desde mi boca hasta mi cuello. Se tomó su tiempo antes de llegar a mis pechos y una pequeña eternidad en ellos…

Posteriormente besó mis pezones. Estaban tan duros que podrían cortar vidrio y más aún cuando su ancha lengua pasó por ellos…

Siguió bajando hasta mi estómago… mi ombligo… mi monte de venus y, finalmente, llegó a mi intimidad.

Me sentí llegar al cielo.

Movió su gruesa lengua desde mi orificio vaginal hasta mi clítoris en una larga y pausada lamida… El placer exquisito que me invadió me hubiese tumbado al piso de no haber estado acostada sobre la cama.

Sin darme tregua para recuperarme se concentró en mis labios externos…… luego paso a mis labios internos y a mi clítoris… Normalmente me molesta cuando en alguna película erótica la chica sometida a placeres intensos grita de forma exagerada y fingida con agudos chillidos incontrolables. Pues lo sutiles sonidos agudos que escapaban de mi garganta no tenían nada de fingidos, y sí todo de incontrolables.

A pesar de que Víctor estaba un poco nervioso, pude sentir cuanto disfrutaba produciéndome placer. Realmente sabe cómo lamer una vagina.

Poco después, comenzó de nuevo a subir su cuerpo para besarme. Pensé que estaría más caliente, pero cuando toque sus hombros su piel estaba incluso más fría que antes. A pesar de todos los placeres que me estaba produciendo, todo el proceso estaba requiriendo un gran esfuerzo para él…

Cuando sus labios llegaron a mi boca, la punta de su glande posó justo en la entrada de mis excitados labios vaginales, prácticamente en la puerta de mi canal... Fue delicioso. Fue un momento realmente íntimo y obviamente estaba más que a punto de penetrarme…

Mi nuevo amante hubiese podido entrar en mi cuerpo sin el más mínimo esfuerzo, y mi cuerpo estaba ansioso por recibirlo… pero quería ayudarlo a sentirse totalmente cómodo antes de que pasáramos al plato principal, así que, reuniendo toda mi fuerza de voluntad (y más), lo abracé. Luego lo giré y empujé contra la cama. Me levanté para sentarme casi a sus pies y de golpe lo metí en mi boca sin contemplaciones.

Pude comprobar como estaba duro, pero no completamente duro. Afortunadamente mi lengua se encargó de resolver eso. Después de unos minutos, su pene era como una roca… una roca húmeda con mucho sabor a líquido preseminal.

Con mis manos, acaricié su pecho, sus piernas, sus propias manos, su abdomen marcado. Mientras mi boca estaba ocupada con su herramienta, bebiendo su sabor y tocándolo con si mi lengua fuese una ciega conociendo un nuevo rostro.

Lenta pero segura, su temperatura estaba comenzando a subir…

Cuando sentí que estaba listo, lo miré a los ojos. Solté su pene de mi boca y me aúpe hasta su cintura, sin romper el contacto visual.

Tomé su pene con ambas manos y me acerqué a él hasta que estuvo casi en contacto con la entrada de mi vagina. Miré este pene desconocido. Luego, por un segundo, a mi esposo y a Joann. Mi esposo tenía sus ojos en mi vagina anticipando lo que haría a continuación, mientras Joann estaba en trance por las deliciosas estocadas que mi esposo le estaba dando… Regresé mis ojos a los de Víctor que me miraban con lujuria expectante. A continuación, observé nuestros sexos de nuevo y ahí me dejé caer sobre su polla.

Sentir su pene tocar mi vagina, ese primer pequeño segundo, me hizo temblar… no por nervios, sino por la excitación tan grande que estaba sintiendo. Mis jugos me tenían tan lubricada que pude sentir como salían para recibirlo, como si una diminuta cascada brotase para bautizar su miembro.

Una parte de mí pensaba que tal vez mi cuerpo no reaccionaría de la misma manera que cuando lo hago con mi marido, como si él fuera el único con la llave de mi interior. Sin embargo, allí estaba mi vagina como con su propia conciencia, abriendo y lubricando mi canal para recibir ese nuevo miembro; Y yo, como autómata siguiendo los designios de esa nueva conciencia, continue engullendo lentamente ese gran pene negro; hasta que tras unos segundos infinitos e inolvidables desapareció por completo en mis entrañas…

El sentimiento era demasiado intenso… Respiraba tan rápido que uno pensaría que estaba sufriendo un ataque de asma. Estaba abrumada por la emoción, y todo este concepto de swinging se sentía como una pérdida de "virginidad" completamente nueva.

Ni por un segundo pensé que estaba mal. Más bien, estaba enojada con la estúpida sociedad que no nos enseña que tales relaciones son posibles.

Podía sentir claramente la intimidad de mi nuevo amante con su forma completamente diferente al único otro pene que conocía en ese entonces. Más delgado en el tronco, pero con un enorme glande mucho más grande que el de mi esposo.

Si la virilidad de mi marido satisface la totalidad de mi vagina, este nuevo pene está especializado para satisfacer la parte más profunda. Cuando mi esposo está completamente adentro, puedo sentir cómo me llena toda y su cabeza presiona suavemente la entrada de mi útero, como si él y yo estuviésemos diseñados exactamente para acoplarnos. La media pulgada más larga de Víctor y su gran cabeza marcan una diferencia en ese aspecto. Su pene choca de forma mucho más violenta contra la entrada de mi útero. Puede llegar a sentirse un tanto incomodo si los movimientos son muy intensos, pero si la penetración es lenta y delicada, su miembro se siente delicioso.

Tras unos segundos de shock que le tomo a mi cerebro acostumbrarme a la nueva situación, me relajé. Y, movida por instinto, me levanté un poco, para luego empujarme nuevamente contra él… Repetí el movimiento tratando de introducirlo aún más adentro, aprendiendo rápidamente que tenía que ser cuidadosa con ese gigante champiñón.

Como masoquista, repetí la embestida más y más fuerte unas cuatro o cinco veces más, y, lo que pasó después, fue una de las cosas más eróticas de esa noche ………… se vino.

Rugiendo como un león, me agarró por la cintura y empujó sus caderas hacia arriba, liberando toda su semilla en las profundidades más internas de mi canal. Su orgasmo fue largo e intenso. Con repetidos espasmos que empujaban su pene una y otra vez hacia arriba. Como un pistón, su glande comprimió y hundió sus líquidos, empujándolos a través de mi cuello uterino, depositando su semen directamente en la intimidad de mi útero.

La experiencia fue fuera de este mundo y sentí una inmensa satisfacción al saber que podía producir tal nivel de placer a mi amigo.

Había sido rápido, pero extremadamente delicioso.

Víctor comenzó a disculparse por su rápido orgasmo. Inmediatamente le dije que no tenía ninguna importancia, y que me había encantado.

Me reí. No era una burla, sino una risa de felicidad, y Víctor lo sabía.

Con su pene todavía rígido dentro de mí, me incline para besarlo. Mientras me movía, noté cómo su semen ahora se filtraba a través de las paredes de mi coño…

El rugido de Víctor había hecho que los amantes que estaban a nuestro lado se detuvieran por un momento. Sin escucharlos moverse, me volví para observarlos, y fue entonces cuando vi cómo mi esposo tenía los ojos fijos en lo que probablemente se vería como una cascada de fluidos que salían de mí para terminar cubriendo los testículos y piernas de nuestro amigo, incluso la cama comenzaba a llenarse de nuestros líquidos.

Al ver su rostro, me asusté al pensar que tenía un semen extraño llenando un lugar que solo había pertenecido a mi amor. Mi esposo y yo normalmente tratábamos de liberar todo afuera por temor a que fallara la píldora. No era una regla que siguiéramos al pie de la letra, sobre todo en nuestros momentos más apasionados rompíamos esa regla sin miramientos (por ejemplo, las 5 veces de unos días antes de esa reunión). Pero de repente, un hombre nuevo, en nuestro primer encuentro, había soltado su semilla en mí.

Nerviosa, pensé que mi esposo estaba pensando lo mismo que yo. Busqué sus ojos para leer su mente, pero estaban muy serios y concentrados, mirándome desde atrás.

Me había encantado sentir a nuestro amigo correrse, pero si al amor de mi vida no le gustaba esto, tenía que terminar con todo en ese instante.

Comencé a separar mi pecho de Víctor para ir hacia mi esposo, pero antes de que pudiera, rápidamente mi amado puso una de sus manos en mi espalda para detenerme……. Finalmente, me miró a los ojos y comprendí que lo que sentía no eran celos, ni ningún sentimiento negativo... Al contrario… Le había encantado.

Mi amor me miró, y su rostro de lujuria y deseo era tal que me ruborizó inmediatamente.

Acto seguido, desvió su mirada de mis ojos a mi unión con mi nuevo amante, y no pudo evitar morderse el labio inferior en una sonrisa lujuriosa y llena de deseo.

Feliz, quería darle un buen espectáculo, así que levanté levemente mis caderas, lo suficiente para que el contorno del miembro de nuestro amigo se asomase un poco y que aún más flujos se filtraran del interior de mi cuerpo. Mi esposo estaba extasiado.

Era sorprendente la cantidad de semen que había liberado Víctor. Hasta entonces, mi única comparación era con mi esposo. Para mí fue claro que la cantidad de semen que libera cada hombre es diferente y la cantidad que libera Víctor es especialmente considerable.

Comencé a bombear a Víctor, montándolo con mi pecho pegado al suyo para que mi esposo no perdiera el más mínimo detalle.

Mi esposo también siguió moviéndose, contra la humedad de nuestra amiga. Y Joann no nos quitaba un ojo de encima, masajeando con una de sus manos su propio clítoris y con la otra uno de sus perfectos senos.

Víctor todavía estaba firme, pero mi despiadada cabalgata estaba haciendo mella en su ahora muy sensible polla. Después de un buen tiempo, su pene no pudo seguir mi dulce tortura, hasta que se escapó de mi interior, dejando salir el resto de mis flujos y gran parte de su semilla.

Ya le había ofrecido un buen espectáculo a mi amado, así que finalmente me levanté sobre mis rodillas y acerqué mi boca al amor de mi vida. Mi esposo y yo nos besamos, mientras su cintura seguía haciéndole el amor a nuestra amiga, nos acariciamos las caras felices, nos reímos y nos conectamos nuevamente.

Víctor y Joann estaban haciendo lo mismo que nosotros, besándose mientras sus entrepiernas estaban en contacto con amantes diferentes.

Todos disfrutamos del hermoso momento…

...

Tiempo después note que una gran parte de la atención de mi esposo se estaba desviando hacia la mujer conectada a él. Supongo que mis labios no podían competir con la sensación de ese hermoso cuerpo nuevo. No me importó, lo entendí totalmente. Así que, dejé sus labios, guiñándole un ojo dándole libertad para que se concentrara en su nuevo juguete.

Joann no pudo evitar empezar a gemir cuando mi amado la embistió con más fuerza. Víctor, al sentir la intensidad de los movimientos a la que se veía sometida su esposa, dejó sus labios para mirarla.

Mientras los nuevos amantes disfrutaban de sus nuevas parejas, Víctor y yo nos acostamos junto a ellos en cucharilla. Con Víctor detrás de mi apoyando su cabeza sobre su codo.

Era como ver la película más erótica del mundo (con mi esposo y mi mejor amiga como protagonistas). Más aún cuando el no precisamente “relajado” pene de Víctor decidió descansar en la raja de mi trasero y una de sus manos acariciaba mi cuerpo, rozando mi vientre, mis pechos y estimulando mis pezones. Solo habían pasado unos minutos desde que soltó su semilla en mí y ya podía sentirlo recuperándose.

Pero, estábamos demasiado concentrados mirando a nuestros compañeros como para pensar en volver a jugar en ese momento.

Mi marido embistió a Joann con rítmicas estocadas cada vez más poderosas, que hacían botar la cabeza de la chica como si quisiera sacársela del cuerpo.

Pocos segundos después la respiración de nuestra amiga revelaba claramente que ya no le faltaba mucho. Mientras gotitas de sudor perlaban el cuerpo de mi esposo y todo el cuerpo de Joann, concentrándose especialmente en el canalillo de sus senos y su abdomen plano.

Pronto, los gemidos de Joann se intensificaron, indicando que estaba comenzando a sentir un orgasmo intenso. Mi esposo también parecía estar a punto de correrse. El inminente orgasmo de Joann lo había llevado al límite, pero justo antes de soltar su semilla, el caballero de mi esposo le preguntó: "¿Puedo llegar adentro?"…

Si Víctor se había corrido dentro de mí, creo que nadie pensó que el trato sería diferente para mi esposo. Joann y Víctor dieron su permiso al mismo tiempo con un rotundo "¡Sí!". Bueno, el "¡Sí!" de Joann. fue más bien un grupo de exclamaciones repetidas que decían “¡Sí!”.

En ese momento, mi amor y Joann repitieron como un espejo lo que Víctor y yo habíamos hecho solo unos instantes atrás. Gemidos de placer se les escaparon al unisonó cuando mi esposo vació sus testículos en esa nueva vagina. Pude observar como el vientre de nuestra amiga se contraía con leves espasmos involuntarios, como si su cuerpo estuviese tratando de absorber aún más adentro la semilla que mi esposo le depositaba en su interior. El orgasmo de ambos se prolongó una eternidad, dejando a ambos amantes en éxtasis.

Finalmente, mi esposo, extremadamente satisfecho, rodó sobre la cama para acostarse junto a Joann quien yacía inmóvil como un perro repleto después de comer. Me sentí realmente feliz por ellos y también muy orgullosa de los 4 por atrevernos a compartir nuestros cuerpos.

Antes de ese día, no sabíamos realmente cómo nos sentiríamos al ver y escuchar a nuestras respectivas parejas teniendo sexo con otra persona. Una vez ocurrido, solo sentíamos una gran alegría y satisfacción por los placeres nuevos que nuestros cuerpos estaban descubriendo.

Hacer el amor con una persona que se ama es una experiencia sublime y maravillosa, pero cuatro personas que se aman haciendo el amor al mismo tiempo está en una escala completamente diferente.

Era como si nuestros sentidos hubiesen pasado toda su vida encerrados en una caja fuerte en el fondo del mar, amarrados con miles de cadena; percibiéndolo todo a través de un orificio en la pared. Y de pronto sentir como esas cadenas y restricciones se rompían, dándonos acceso a un océano infinito de posibilidades, de placeres incomparables, desconocido, e intensos…

Es increíble como, aun después de tanto tiempo, sigamos encontrándonos con alguna que otra cadena escondida, que al romperse nos permite acceder a reinos incluso más elevados. Pero para ese momento de la noche todos estábamos seguros de haber llegado al cielo.

¡Ja! Cuan equivocados estábamos… Resulta que solo habíamos visto las puertas del Valhala desde lo lejos… muy lejos. Aun no lo sabíamos, pero afortunadamente esa misma noche cruzaríamos esas puertas…

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