Primera vez… Parte I (2+2) rev

Este es un pequeño resumen de cómo nuestros dos mejores amigos, mi esposo y yo nos iniciamos en el mundo del intercambio de parejas. Ha sido un verdadero placer recordar como comenzó. Espero que disfruten, y quizás les sirva de inspiración para aquellos que piensan en iniciarse en este mundo.

[Versión corregida. Notas sobre la primera versión en los comentarios]

Primera vez… Parte I (2+2)

Justo después de casarnos, comenzamos a socializar con otra pareja de la misma edad que nosotros, Joann y Víctor. Trabajamos en la misma área y disfrutamos de las mismas cosas. Entonces, se volvió normal salir con ellos, compartir vacaciones, ir a cenar, o turnarnos en visitarnos en nuestras respectivas casas para ver alguna que otra película o serie.

Después de unos 4 o 5 años de conocernos, se habían convertido en nuestros mejores amigos y hablar de cualquier tema era algo natural para nosotros.

Un fin de semana, cuando estaban en nuestra casa y habíamos preparado la cena, surgió el tema del sexo. A medida que pasaba el tiempo, nuestras lenguas se relajaron y empezamos a hablar de matrimonios abiertos, intercambio de parejas y temas similares. Todos parecíamos estar de acuerdo en que el concepto de monogamia es algo forzado. Que lo más natural es tener más variación, al menos en lo que respecta al sexo, pero a los humanos parece que nos gusta imponernos comportamientos que van en contra de la naturaleza. Por supuesto, teníamos claro que todos estábamos de alguna manera “institucionalizados” con la forma estándar en que funcionan las sociedades, y de ninguna manera nuestra conversación se desvió hacia ninguna sugerencia o coqueteo explícito. Tal vez solo alguna ocasional broma subida de tono.

La verdad era que mi esposo, y no fuimos completamente honestos con lo institucionalizados que estábamos. En muchas ocasiones habíamos hablado del tema del sexo en grupos (sobre todo de jugar con la pareja que teníamos delante de nosotros) pero siempre como una fantasía salvaje… nada más.

Después de la cena, Víctor se quedó en la cocina conmigo y se ofreció a ayudar a limpiar, mientras Joann y mi esposo se quedaron en la sala ordenando.

Antes de ese día, Víctor me sonreía felizmente de vez en cuando, sonrisa que yo siempre devolvía. Él tiene una personalidad tímida, que contrasta con su tamaño formidable y casi intimidante, por lo que sus sonrisas sutiles me parecían bastante lindas.

Era un coqueteo muy suave entre él y yo… Bueno, eso no es del todo correcto; coquetear hace que parezca que fue intencional. La verdad es que disfruto de su atención. Él es muy amable y cariñoso conmigo y es divertido estar con él. Pero ni remotamente era un coqueteo abierto, era más bien una sonrisa sumamente inocente que tranquilamente pueden hacerse dos buenos amigos sin pensar nada extraño. Aun así, como muchos hombres, lo pillaba mirándome de vez en cuando. Era bastante discreto, lo que, en vez de molestarme, me frustraba, ya que siempre quería que fuese un poco más allá.

Pero esa noche fue diferente. Continuamos nuestra conversación en la cocina e intercambiamos algunas bromas tiernas, y ligeramente sugerentes. El comenzó a tocarme muy ligeramente, apoyando un brazo en mi hombro, empujando mi antebrazo cuando bromeaba. Honestamente, eran solo cosas cotidianas que hacen cualquier grupo de amigos, y yo posiblemente estaba mal-pensándolo todo. Aun así, cada vez que lo hacía, yo respondía, generalmente volviéndome hacia él y sonriendo. Esa fue la primera vez que sentí una verdadera atracción sexual por mi amigo, y creo que él sintió lo mismo por mí.

En medio de mis pensamientos, Joann entró en la cocina para recoger algo. Por un momento, me asusté, pensando que nos había pillado en medio de un acto indecoroso. Por supuesto, en realidad no habíamos hecho nada, así que no había nada qué temer. Aun así, debe haber sentido que algo no andaba bien porque se detuvo un momento mirándonos con sospecha antes de salir de la cocina.

Luego de eso todos seguimos bromeando y compartiendo con normalidad, pero de vez en cuando encontré a Joann mirándome de forma extraña. Ella no parecía molesta, sino divertida. Aun así, me alegré cuando terminó la velada y se prepararon para irse.

...

Unos días después, ella y yo salimos a comer y nos pusimos a hablar sobre nuestros esposos. Era obvio que Joann estaba nerviosa y no dejaba de decirme cuánto ambos habían disfrutado la otra noche.

Luego, de golpe, me dijo que su esposo pensaba que yo era "alegre" y “linda”. Hubiese sido un comentario relativamente normal de no ser por todo el esfuerzo que la conversación estaba requiriendo para ella. Sin darme mucho tiempo para pensar en su extraña actitud y dejándome bastante estupefacta, me preguntó si estaría bien que ella también coqueteara con mi esposo… Cuando dijo eso estoy segura de que me sonroje demasiado. Inmediatamente trato de explicarme lo que quería, midiendo mucho sus palabras y observando detalladamente mi reacción, como si pensara que en cualquier momento le saltaría encima para atacarla. Yo, lejos de molestarme lo que hacía era enrojecerme cada vez más, mientras me reía nerviosamente. Sintiéndome un poco avergonzada porque me había pillado la otra noche.

Sus comentarios evidentemente mostraban que no le había molestado lo que habíamos hecho (Sinceramente no habíamos hecho nada, pero en ese momento ya daba igual) y más bien me hizo entender que ellos estaban pensando cosas similares a nosotros.

Mi actitud debió relajarla porque poco o poco se le hizo más fácil expresar lo que quería hacer. Ella tenía claro que no quería hacer nada que nos hiciera sentir incómodos, celosos o molestos. Ella solo quería que yo continuara con el leve coqueteo que hice con su esposo, y me dijo que le gustaría hacer lo mismo con el mío.

Al final le dije, con las mejillas como tomates, que me encantaba la idea.

...

Así que la próxima vez que estuvimos juntos los 4, ella y su esposo obviamente hablaron, porque ella y yo éramos como dos chicas de secundaria coqueteando con los chicos, y por supuesto ellos nos correspondían, siempre un paso atrás de nosotras, algo nerviosos y sin saber hasta dónde podían llegar.

A pesar de que le había contado mi conversación con Joann a mi esposo, creo que no había quedado claro qué queríamos decir Joann y yo con coquetear. Y, para ser justos, ni siquiera ella y yo teníamos claro lo que queríamos hacer… Joann y yo no perdimos ninguna oportunidad de abrazarlos y besarlos en las mejillas sin ningún motivo. Fuimos extremadamente torpes, pero disfrutamos cada momento. Todos estaban conscientes de lo que estaba sucediendo, pero mantuvimos el acto de que era solo una reunión típica entre amigos. Tratamos de ver la televisión mientras continuábamos con el jugueteo entre besos y abrazos al azar. Todo de forma muy sutil.

Luego de que todos comenzamos a sentirnos más relajados, progresivamente… llegamos un poquitico más lejos.

Hubo un momento importante en el que los besos juguetones pasaron de ser “solo estamos bromeando” a “¡Estamos besando a nuestros amigos!”. Recuerdo claramente cuando miré directamente a los ojos de nuestro amigo y me acerqué a sus labios. Nos observamos directamente a los ojos y sonreímos… luego nuestras bocas se encontraron. Solo rosamos nuestros labios, sin embargo, fue suficiente para que un escalofrió me recorriera todo el cuerpo. Estaba demasiado nerviosa, temblando como si este fuera mi primer beso, también muy …muy emocionada.

Como pelotas que rebotan sobre el suelo hasta que la gravedad las une definitivamente, nuestros labios se unieron una y otra vez. Ambos sin atrevernos a abrir nuestras bocas, pero cada vez permaneciendo más tiempo en los labios del otro. Finalmente, como virgen perdiendo su inocencia con su también inocente novio nuestros labios se abrieron dejando paso a nuestras lenguas q empezaron a juguetear tímidamente entre sí, como si estuviesen conociéndose. Su forma de besar, su sabor, sus movimientos, el hecho de que era mi amigo y no mi esposo, todo agregaba un nivel de sensualidad a la situación como nunca en mi vida había sentido. Tanto así que todo mi cuerpo temblaba por la emoción.

Seguimos jugueteando un rato, abrazándonos y apretando nuestros cuerpos mutuamente, hasta que escuchamos a Joann a nuestro lado. Joann también disfrutaba de la atención de los labios de mi esposo. Estaba tan emocionada que estaba tratando de trepar encima de mi amado como si quisiera montarlo allí mismo con su ropa puesta. Mi esposo, permanecía sentado en el sofá mientras ella lo cabalgaba, él parecía estar sumamente feliz, pero al mismo tiempo un poco cortado.

Víctor y yo nos detuvimos a observarlos.

Joann, al oír que nos detuvimos, se controló y se bajó de mi marido. Estaba roja de vergüenza y se disculpó por perder el control. Nos reímos y afirmamos que no había ningún problema, pero para evitar malos entendidos decidimos continuar cada uno con nuestra propia pareja.

Regrese a los conocidos labios de mi esposo como si tuviésemos siglos sin besarnos. Aun podía sentir el sabor de otra persona en los labios de mi amor, incluso podía oler el olor de mi amiga impregnado en su cuerpo. Todo esto me incitaba a querer poseerlo allí mismo.

Tratamos de terminar de ver lo que estábamos viendo en la tv, pero era imposible concentrarse, o entender la trama. Así que decidimos cortésmente terminar la visita para tener un poco de tiempo para nosotros.

Esa noche mi esposo y yo hicimos el amor unas 5 veces. Suena como un número inflado que se escribe sobre un acto sexual exagerado, pero era precisamente eso. Fue uno de los sexos más apasionados que habíamos tenido, o al menos hasta ese momento de nuestras vidas (nuestros estándares han cambiado desde entonces ;) ).

...

Al día siguiente, Joann y yo acordamos tener otro almuerzo juntas. Cuando nos encontramos, ella parecía estar muy estresada.

Cuando me vio, lo primero que hizo fue disculparse por haber ido demasiado lejos. Me explicó que habían estado muy preocupados cuando decidimos terminar la noche. Ella y Víctor habían hablado, y las cosas parecen haber sido completamente diferentes para ellos que para nosotros.

Me repetía una y otra vez que entendía que nos hubiésemos molestado, pero que era cuestión del momento, que había sido un error encaramarse sobre mi esposo. Todo en un torrente de palabras sin darme la oportunidad de responder.

A menudo nos ahogamos en un vaso de agua que solo existe para nosotros mismos y nos creamos una historia completamente fuera de la realidad.

Cuando finalmente se calmó, le expliqué que lo que dijimos el día anterior era la única verdad, que mi esposo y yo la habíamos pasado muy bien. Detuvimos la visita porque de lo contrario hubiésemos tenido sexo delante de ellos.

Joann casi lloró de alivio al escuchar eso. Las dos comenzamos a reír juntas, más aún cuando mencioné lo de las 5 veces. Me atreví a preguntarle cómo les había ido, y ella me miró con fingida molestia. Me dijo que ambos habían estado muy preocupados por el malentendido y no hicieron nada interesante esa noche. Con una risa nerviosa, también me confeso que sus bragas nunca habían estado tan mojadas solo por besar a un hombre.

Me conto como Víctor estaba preocupado pero excitado. Él le había dicho lo mucho que lamentaba cómo había salido todo y también lo sexy que pensaba que era yo. El pobre hombre había intentado hacer algo con ella, pero ella lo había rechazado de lleno por todas las preocupaciones que pasaban por su cabeza. Ella me dijo que esa noche lo compensaría con creces…

Hasta entonces, nunca habíamos hablado de este tipo de cosas de forma tan directa. Me sentí bien poder hablar de eso con mi amiga. Fue un momento de unión entre ambas. Hablamos con mucha honestidad sobre nuestros sentimientos, lo que habíamos hecho, lo que nos gusta y lo que nos gustaría hacer en el futuro. También, sobre lo atractivos que nos parecían nuestros esposos y por supuesto que teníamos que repetir todo pronto. Esta vez hablaríamos claramente con los chicos para que supieran hasta dónde llegar.

Estuvimos de acuerdo en que estaríamos bien con absolutamente todo excepto penetración.

Era evidente que repetiríamos la situación para mi esposo y para mí, así que cuando le conté sobre nuestra conversación. La sorpresa de descubrir que lo repetiríamos no fue tan increíble para él. Pero para Víctor, la sorpresa fue fantástica. Incluso tuvo que llamarnos para contarnos lo feliz que estaba y lo aliviado que se sentía por no haber arruinado nuestra amistad. Al final de la llamada, me comentó, con voz algo tímida, lo emocionado que estaba por nuestro próximo encuentro. Inmediatamente me sonrojé ante la sutil sugerencia de mi amigo…

Unas horas más tarde, Joann nos envió un mensaje con el número “4” y un emoji de dos personas besándose. Mi esposo y yo casi nos morimos de la risa ante el mensaje.

Durante el resto de la semana, nuestros mensajes de texto cambiaron de su forma habitual. Ahora nos enviábamos mensajes con emojis con caras dando besos, una berenjena y un melocotón (o grupos de 2 de cada uno), unas gotitas de “agua”, unos corazones, etc. Fue emocionante ver la transformación que estaba tomando nuestra amistad.

...

Finalmente, el día de nuestra siguiente reunión, mi esposo y yo estábamos extremadamente nerviosos. A diferencia de nuestro torpe primer encuentro, todo se sentía de forma mucho más intensas cuando teníamos claro lo que íbamos a hacer. Pasamos horas limpiando nuestra casa ya limpia, afeitándonos en lugares extraños, preparando alimentos y eligiendo películas románticas “espontáneas” para ver con nuestros amigos.

Cuando finalmente llegaron, fue un poco incómodo desde el primer "hola". No sabíamos si debíamos saludar con besos en los labios o en las mejillas o dar un abrazo o simplemente un apretón de manos. Terminamos con una extraña mezcla de apretones de manos con abrazos, y mi beso terminó en la nariz de Víctor.

Después del embarazoso saludo, intentamos mantener una conversación regular, pero fue un poco difícil.

Afortunadamente, pasado un tiempo, nos acostumbramos a la situación. Pronto, nos “olvidamos” del gran elefante en la habitación. Comimos y bromeamos como amigos ordinarios, y nadie mencionó nada extraño.

Cuando pasamos a la televisión, casi habíamos vuelto a ser como siempre. La única diferencia que me hizo recordar lo que todos tenían en mente fue que las chicas nos detuvimos un momento antes de sentarnos. Luego, muy conscientemente, ambas nos sentamos en medio de nuestro gran sofá, y no precisamente al lado de nuestros respectivos esposos.

Empezamos a ver una película romántica que tenía muchos momentos eróticos. Joann que comenzaba a sentirse más cómoda con la situación, bromeo sobre nuestra buena selección de porno.

Ella fue la primera en atreverse a poner casualmente una de sus piernas descubiertas encima de las piernas de mi esposo, y el muy descarado ;) comenzó a masajearla lentamente desde la rodilla hasta el final de su falda. Por otro lado, Víctor movió su brazo sobre mi cabeza como un adolescente en su primera película con su novia. Para facilitar su progreso, yo me apretuje contra él, pegando mi espalda contra su pecho.

Las luces estaban apagadas y la única luz provenía del televisor, lo que nos dio un ambiente muy íntimo. El contacto de mi espalda con el duro pecho de Víctor fue encantador, pero lo que más me emocionó fue el contacto de la mano de mi esposo sobre la piel blanca de Joann.

Mi esposo movía suave y rítmicamente su mano en esa pierna con un movimiento hipnótico. Él también estaba adoptando el enfoque adolescente de ir muy lentamente. Mi amor solo tocaba la parte interna de las piernas de Joann cuando se encontraba más cerca de su rodilla, cuando acariciaba un poco más arriba era mucho más cuidadoso… pero poco a poco se fue volviendo más atrevido. Mi amiga, obviamente una mujer experimentada, le estaba facilitando las cosas abriendo sus piernas sin muchos tapujos. Fue muy emocionante verlos hacer eso.

Quería imitar a mi esposo, así que comencé a tocar suavemente la pierna de Víctor. Víctor lo vio como una invitación y comenzó a abrazarme con ambos brazos y a jugar con las yemas de los dedos en mi estómago.

...

El tiempo paso y los toques suaves se volvieron no tan suaves. Víctor ya no estaba siendo tan tímido. Tenía una de sus manos en mi costado casi en mi trasero, llegando a la entrada de mis pantalones. Su otra mano se movía lentamente desde mi cuello hasta el comienzo de mi escotada blusa. Yo por mi parte tenía demasiadas ganas de abrirme los pantalones y quitarme la blusa para que pudiera tocar mi piel, pero soporte la tentación a duras pena…

Mientras tanto, yo seguía tocando su pierna con mi mano, con mi codo muy cerca de su entrepierna el cual movía “sin querer” un poco hacia arriba de vez en cuando rosando algo bastante duro.

No estaba prestando demasiada atención a mi esposo y a Joann, así que fue sorprendente cuando vi a Joann repentinamente levantarse, subirse la falda hasta la cintura y luego treparse encima de mi esposo, con ambas piernas abiertas y mi esposo en el medio… Luego unieron sus bocas en un beso apasionado. Era la misma posición que había hecho hace unos días, con la diferencia que ahora era sus pantis y no su pantalón lo que arrecostada contra el instrumento de mi esposo. Esta vez ambos se sentían cómodos haciendo eso.

Eso me choco bastante. Hasta ahora, mis avances con Víctor habían sido algo suaves. Ni siquiera nos estábamos mirando mientras nos tocábamos, como si en el fondo estuviéramos fingiendo que estábamos haciendo un juego "normal". Sin embargo, Joann y mi esposo estaban mucho más cómodos. Mi esposo incluso estaba tocando el pecho de mi amiga encima de su ropa. Y ella... ella definitivamente estaba explotando la regla de todo menos penetración.

Joann tenía su falda tan alta que se podía ver parte de sus pantis blancas de encaje. Ella arqueaba la espalda, mientras movía la pelvis adelante y atrás contra mi esposo.

La sensación de verlos fue extraña, pero en el buen sentido. No sentí celos en absoluto. En cambio, me sentí aún más excitada y sorprendida de ver a dos personas que conoces tan bien haciendo algo tan íntimo.

Mientras seguía fascinada por el porno en vivo, me di cuenta de que mis pantalones se abrieron… Víctor no quería quedarse atrás, o tal vez estaba realmente emocionado al ver lo que hacia su esposa, así que abrió el botón de mis pantalones sin preguntar. Luego introdujo una de sus manos para tocarme encima de mis bragas.

Me encantó su audacia, totalmente opuesta a su naturaleza tímida.

Sus dedos tocaron mis labios externos por encima de la fina tela, navegando desde mi monte de venus hasta casi la entrada de mi vagina.

Como constantes confirmaciones del placer que Víctor me producía, suaves gemidos comenzaron a escapar de mi boca.

Moviendo su otra mano dentro de mi camisa, comenzó a masajear mi pecho sobre el sostén permitiendo que las puntas de sus dedos trazaran lentos círculos alrededor de cada uno de mis pezones cubiertos.

Me estaba volviendo loca.

Sentir a mi amigo haciéndome algo tan íntimo era aún más excitante (y extraño) que ver a mi esposo con Joann.

Segundo a segundo, mis avances y los de Víctor se volvían más audaces. Con mi codo ahora en completo contacto con la dureza en su entrepierna y él tocando mis labios externos con las yemas de los dedos, justo en el borde de mis pantis.

Pero aun así Joann y mi esposo se movían a una velocidad diferente…

Volteé a verlos. La camisa de Joann se había convertido en un gran collar alrededor de su cuello y su sostén era un cinturón suelto en su cintura. Mi esposo tenía sus manos directamente sobre la piel de sus senos. Los apretaba con delicadeza y firmeza a la vez mientras su boca la besaba.

Víctor y yo no podíamos creer lo rápido que nuestras parejas actuaban. Fue realmente excitante verlos, pero sus actos también funcionaron como incentivo para ir más allá y tratar de alcanzarlos.

Víctor abrió mi sostén con maestría y por primera vez acarició directamente la piel de mi pecho. Cuando su mano llegó a mi piel, mis ya erectos y rojos pezones se endurecieron como rocas. La sensación era nueva, deliciosa, emocionante…. pero no lo suficiente para satisfacerme...

Lo quería más cerca, quería más… así que metí una de mis manos dentro de mis pantalones para tocar su mano. Luego lo guie debajo de mis bragas.

Sentí como una descarga eléctrica cuando tocó la piel húmeda de mi vagina…

Primero, tocó mis labios, luego se acercó lentamente en círculos alrededor de mi clítoris apenas rozándolo. Estaba siendo muy cuidadoso. No necesitaba eso, no era necesario preparar mi coño. El porno en vivo de mi esposo y mi amiga, junto a los toques de mi amigo, ya habían hecho el trabajo. Pero Víctor parecía estar disfrutando la tortura de darme lo que deseaba como un cuentagotas... Se quedaba en mi clítoris una eternidad, casi sin tocarlo, con un movimiento circular prácticamente imperceptible y torturador.

Me era muy difícil controlarme y no gritarle que me penetrara cuanto antes con su dedo...

Después de lo que sentí fueron siglos, finalmente, comenzó a mover su dedo hacia mi intimidad. Pero el movimiento no fue directo a mi entrada sino ridículamente lento. Se movió unos milímetros hacia abajo, luego subió de nuevo a mi clítoris antes de comenzar a bajar un poco más para repetir la “tortura”.

No me atrevía a pedirle a mi torturador explícitamente lo que necesitaba con ansias, pero mis casi imperceptibles gemidos y mi respiración entrecortada le estaban expresando claramente lo que quería.

Finalmente se compadeció de mi y llegó a la entrada de mi cuerpo. Obviamente, estaba más que preparada cuando intentó entrar. Su dedo era como un cuchillo caliente cortando mantequilla... Mi cuerpo no ofreció la menor resistencia.

Era tan diferente el tener esta nueva mano tocándome, la forma en que mueve sus dedos, la forma de sus dedos, la presión que usa para tocar; todo era diferente a mi esposo, excepto el placer. El placer era el mismo... bueno, aunque era difícil de admitir al momento, el placer sexual era mucho más que el sexo normal. La novedad de la situación agregaba un nuevo nivel de placer que no se comparaba a otras situaciones. Se sintió casi como perder mi virginidad por segunda vez.

Con mi codo, traté de tocarlo, pero honestamente, no estaba haciendo un buen trabajo. No podía concentrarme. Su toque era demasiado delicioso y requería toda mi atención.

Abrí mis piernas aún más, para dejarle hacer lo que quisiera conmigo. Me tocó tan profundo como su dedo alcanzaba. En algún momento, tocó mi punto G pero simplemente lo acarició con delicadeza, sin presionarlo mucho. Prefirió torturarme sin compasión introduciendo otro dedo y moviendo ambos como un pene dentro de mí. Podía escucharme a mí misma haciendo lo que solo puedo llamar sonido de lubricación. Turnaba sus toques entre el interior de mi cuerpo y esporádicas carisias a mi clítoris que me hacían sentir una experiencia sublime…

Sin embargo, no era ni remotamente suficiente para calmar la explosión de deseos que me invadían… necesitaba más. Todos sus toques solo funcionaban como una gran provocación. Así que lo detuve y me levanté para quitarme los pantalones. Los baje lentamente de espaldas a él hasta quedarme en pantis. Giré mi cabeza para ver si había causado el efecto que quería y efectivamente Víctor tenía su mirada clavada en mi culo…

Como mencione antes, de vez en cuando casaba a Víctor mirándome, eso ocurría desde mucho antes de abrirnos a nuestras "nuevas costumbres" y en vez de molestarme me gustaba que lo hiciera. Más bien quería que me viera a sus anchas sin cortarse. No es que yo sea una coqueta, tampoco que quería seducir al esposo de mi amiga (o por lo menos no quería deducirlo antes de que ella me hubiese dado su permiso). Yo simplemente disfrutaba (y disfruto) el deseo que mi cuerpo produce en Víctor y especialmente me encanta cuando supera su naturaleza tímida y se atreve a hacer lo que desea superando las cadenas de timidez que lo amarran. Ahora que me conozco mejor y soy completamente honesta con mis propios sentimientos, puedo decir que me gustaba darle esos pequeños empujones en parte porque yo también me veía limitada por mi propia timidez, y cada vez que Víctor superaba la suya lo sentía falsamente como una victoria personal. Y es que es increíble lo mucho que nos limitábamos por la falta de honestidad en nuestros deseos, y por seguir las costumbres sociales tradicionales. Si no fuese porque nuestra amiga se deja guiar por sus instintos, los escucha y actúa para satisfacerlos, ni siquiera hubiésemos conversado sobre la posibilidad de abrirnos a nuevas costumbres…

Bueno, regresando a nuestros recuerdos Víctor tenía los ojos clavados en mi culo y de su timidez solo quedaba el recuerdo moribundo. Su sincera mirada de lujuria y deseo me llenó de satisfacción. Me di la vuelta completamente para que pudiéramos vernos cara a cara. Víctor, sentado en la cama, me miraba de arriba abajo tomándose su tiempo en la tela que cubría mi sexo, luego subió la vista por mi monte de venus, mi vientre plano, luego mis senos sin sujetador que se marcaban bajo mi blusa y finalmente mis ojos. Nuestras miradas se encontraros, y ambos sonreímos, felices por lo que estaba a punto de suceder.

Quiero decir lo que hice, pero esto no es suficiente para expresarlo. Estaba frente a mi amigo, en pantis, cachonda, y estábamos a punto de tocarnos de una manera que solo nuestros amantes habían hecho antes. El momento era extraordinario.

Después de contemplarnos unos segundos… imitando a Joann y a mi esposo, me subí sobre él, montándolo como una amazona.

Le desabroché los pantalones y puse mi mano debajo de ellos. Su pene estaba por romper su ropa interior. Víctor a la vez comenzó a bajarse los pantalones rápidamente mientras yo me afincaba sobre mis rodillas para facilitar su movimiento. Cuando terminó de quitárselos, pude sentir toda su virilidad empujando contra mi ropa interior, justo en la entrada de mi vagina.

Se había quitado todo, no solo los pantalones. Mi vagina estaba totalmente excitada por los dedos de Víctor. Así que, si no fuese por el finísimo trozo de tela que me cubría, toda su virilidad habría entrado en mi interior.

Me quite la blusa, luego mi sujetador previamente abierto. Víctor se detuvo unos segundos para admirar mis senos. Mientras, yo comencé a desabotonar su camisa. Estaba mirando mi cuerpo con gran felicidad y deseo profundo… Luego, sentí una descarga eléctrica recorrerme cuando puso sus labios sobre mis hinchados pezones tragándoselos con lujuria.

Cuantas ganas tenia de tenerlo dentro.

Empuje mi humedad contra su cuerpo, arriba y abajo, imitando el sexo. Su cabeza en mi pecho no me permitía ver su virilidad, pero eso no me impidió seguir cabalgándolo como poseída.

La sensación era exquisita……… pero increíblemente frustrante. Quería follar con él. Pensé que Joann y yo habíamos tenido claro lo que haríamos, pero es en ese momento que me di cuenta de lo confusa y estúpidas que habíamos sido. Estaba pensando, "¿qué diablos significa todo menos penetración?". La respuesta era más que clara, pero solo buscaba excusas para quejarme.

Sabía que mi esposo habría estado totalmente de acuerdo si me follaba a nuestro amigo allí mismo, habíamos hablado de eso cientos de veces, pero no estaba segura de sí Joann y Víctor estarían de acuerdo con eso. Entonces, me mordí el labio y seguí montándolo, esperando y tratando con todas mis fuerzas que mis bragas se rompieran en cualquier momento “por accidente”.

...

Pensé que después de todo esto, nos habríamos puesto al día con mi esposo y Joann, así que volteé para chequear como estaban. Bueno, nop, todavía estábamos muy ... muy por detrás de ellos... Ambos estaban desnudos, absolutamente desnudos.

Joann tenía la espalda tendida en el sofá, con sus piernas completamente abiertas…  Mi marido estaba justo delante de su coño, con su rostro mirando su intimidad como un niño en una tienda de golosinas. Solo pude agradecer a todos los dioses que volteé justo para ver como mi amor acercaba su boca al nuevo juguete que tenía frente a él.

Ver a mi esposo teniendo sexo oral por primera vez con otra mujer fue un nivel diferente de excitación para mí. Y que mi mejor amiga fuese esa mujer, lo hizo aún más inolvidable.

Joann abrazó a mi esposo con sus piernas, empujándolo más hacia ella, mientras la experta lengua de mi amado le producía contagiosos gemidos de placer.

Pude ver los senos de mi amiga claramente. Fue la primera vez que los vi. Eran (y siguen siendo) impresionantes, firmes, grandes (sin llegar a ser enormes), con pezones completamente erectos y halos rosados aún más grandes que los míos.

Y como si mi esposo me hubiera leído la mente, él en ese momento estiro su mano para tocarlos. Obviamente estaban en el cielo disfrutando el uno del otro.

En algún momento, mi esposo levanto la vista y me mira a los ojos sin separar los labios de la importante tarea que estaban haciendo. Nos vimos con mucha alegría.

La fantasía que tuvimos durante muchos años finalmente se estaba convirtiendo en realidad.

...

Pasaron unos minutos maravillosos hasta que recordé el pene que estaba debajo de mí. Parecía que los gemidos de Joann habían aumentado aún más su excitación, ya que estaba incluso más duro que antes.

Desafortunadamente mis bragas probaron ser irrompibles. Pensé que, si no podía tener a Víctor en mi humedad, lo tendría dentro de mi boca. Así que me bajé de él, me senté en el suelo entre sus piernas y, finalmente, pude mirar el pene que casi me había estado follando.

Negro, aún más oscuro que su dueño y aún más negro en sus testículos. Completamente recto, contraria al de mi esposo que está un poco curvado hacia arriba, con grandes venas que lo hacían parecer el brazo de un fisicoculturista y como media pulgada más largo que mi esposo. También, mucho más delgado en el tronco que el de mi amor excepto por la mucho… mucho más grande cabeza en forma de hongo, de un color morado oscuro.

Evidentemente, se había preparado para nuestro encuentro porque no tenía nada de pelo que lo cubriera. Me preguntaba a mí misma una y otra vez cómo se sentiría este nuevo pene adentro ...

Estaba todo cubierto de fluidos preseminal y palpitaba notoriamente. Cuando me acerqué a él con mi lengua, liberó aún más líquido.

Me sorprendió la diferencia en la cantidad de líquido preseminal en comparación con mi esposo. Mi esposo no suelta nada o casi nada antes de su orgasmo, pero Víctor es diferente. Con solo tocarlo, liberó una gran cantidad de líquido preseminal. Casi pensé que había llegado, pero gracias a los dioses, ese no fue el caso… como comprobaría más tarde…

El sabor de sus líquidos era dulce y salado al mismo tiempo, similar al de mi esposo, pero al mismo tiempo diferente. Moví mi lengua en su gran cabeza de hongo desde la punta hasta la unión con el tronco de su pene. Esa zona era súper sensible para él y gimió con cada lamida. Luego me trague todo su miembro, o al menos lo que me entro en la boca. El gemido que hizo fue profundo e incontrolable.

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Minutos más tarde, sentí la mano de mi esposo llamándome. Estaba demasiado concentrada en mi nuevo juguete como para ver qué pasaba a mi lado. Por lo tanto, solo escuché cuando mi esposo y mi amiga cambiaron de posición. Había asumido que era el turno de mi amiga de complacer a mi esposo con su boca. Tenía curiosidad por ellos, pero no tanta como para soltar la gran chupeta que estaba en mi boca.

Cuando por fin me giré, pude ver lo que estaba haciendo mi amiga. No supe si ella le dio sexo oral o no, pero lo que estaba haciendo en ese momento definitivamente no era sexo oral.

Mi amiga estaba montando a mi esposo, sin bragas ni nada que impidiera el contacto piel con piel. Al menos ella NO tenía su pene adentro. Como pude comprobar cuando vi cómo el muy lubricado pene de mi esposo descansaba contra su propio abdomen, mientras mi amiga frotaba y aplastaba su herramienta con los labios de su coño moviéndose hacia adelante y hacia atrás. A la vez que miraba al cielo como poseída mientras se tocaba sus propios pezones.

Mi esposo me miró con alegría y miedo. Me miró a los ojos y luego miró su unión con nuestra amiga tratando de explicarme algo sin palabras. Obviamente, estaba tratando de decirme que no la había penetrado y que todo era culpa de la loca poseída que estaba corrompiendo a mi muy "inocente" esposo. El "inocente" se lavaba las manos como Pilato, tratando de pasar la culpa al público en lugar de a sí mismo. Fingí no entender y lo vi con una ceja levantada con fingida molestia como preguntando si lo estaba haciendo con Joann o no… Presa del pánico, me dijo que no con la cabeza apuntando con las manos a la cabeza de tortuga que salía de los labios de mi amiga. Me encogí de hombros y lo dejé sufrir de pánico durante unos segundos ...

Por supuesto, estaba bromeando con él. Me había encantado la forma en que me llamaba con la mano, haciéndome saber lo presente que estaba en su mente, incluso frente a la loca y hermosa mujer que estaba sobre él.

Después de verlo sudar frío por un rato, le guiñé un ojo… luego asentí con una mirada picara, incitándolo a penetrarla.

Joann, con los ojos cerrados y la cabeza apuntando al cielo, no había presenciado nuestra conversación telepática, pero Víctor aparentemente no había quitado un ojo a las acciones de su esposa. Su mirada de felicidad me dijo que estaba extremadamente feliz por lo que estaban haciendo. Él había sido testigo de la comunicación silenciosa entre mi esposo y yo; así que sabía exactamente de qué estábamos hablando mentalmente. Indicó con el pulgar hacia arriba que todo estaba bien, dándole a mi esposo su aprobación para que hiciera lo que quisiera con su esposa. Mi esposo puso los ojos en blanco, cansado de nuestras burlas. Él es todo un caballero, así que sabía que no haría nada sin el consentimiento de Joann.

Pero fue ella la que no le pidió permiso a nadie…

Joann comenzó a gemir cada vez más fuerte mientras su movimiento de vaivén se hacía cada vez más intensos. Luego, de golpe, movió sus manos, que hasta ese momento frotaban sus propios senos, y las apoyó en el pecho de mi esposo. Se empujó levemente hacia arriba para que el pene de mi esposo se levantara un poco, y luego su vagina sumamente lubricada hizo el resto del trabajo, succionándolo y llevándolo profundamente dentro de su canal casi que de un solo golpe...

Comenzó a gritar con lujuria mientras se empujaba contra él una y otra vez ... durante unos interminables 10 o 15 segundos. Ninguno, a excepción de ella, nos atrevimos a movernos. Yo estaba demasiado sorprendida. Mi esposo, el hombre que amo, estaba haciendo uno de los actos más íntimos que los humanos pueden hacer con mi mejor amiga ... y cada segundo me encantaba como si fuese yo la que estuviese sobre él.

Entonces Joann se detuvo de repente y miró lo que había hecho y dónde estaba el pene de mi marido.

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Presa del pánico, lo desmontó, y tuvo un desafortunado y molesto momento de locura que casi arruinó todo. Ella pensó que había cruzado la línea. Todos le aseguramos que estaba bien y no había ningún problema. Mi esposo incluso bromeo diciendo que lo peor que pudo haber hecho fue desmontarlo justo después de tenerlo dentro de ella. Muerto de risa, se quejaba y exigía que ella terminara lo que había comenzado.

Después de un buen rato, Joann se relajó y se echó a reír, agradeciéndonos a todo por nuestra reacción. Ella todavía estaba un poco nerviosa y seguía preguntándonos si realmente estábamos de acuerdo con todo. Le dije que no entendía por qué pusimos esa estúpida regla para empezar. Deberíamos haber acordado hacerlo todo desde un principio.

En realidad, pensé que poner esa regla e ir lentamente nos había permitido entendernos mucho mejor y saber lo que queríamos. Entonces, incluso con la extrema frustración que esa regla me había causado, todo había validó la pena, pero no le dije eso.

Luego Joann tuvo otro momento loco cuando recordó que se introdujo el pene de mi esposo sin ningún tipo de protección. Al menos esta vez, ella no estaba tan sorprendida. Aun así, Joann comenzó a disculparse y a tratar de explicarnos cómo habían pasado años sin usar condón, que simplemente se olvidó de eso, que le había encantado hacerlo así, pero si queríamos usar condones estaba bien por ella, que estaba usando pastillas, que estaba sana, que ellos solo habían tenido sexo entre ellos, que era algo del momento, y bla, bla, bla… Finalmente, mi esposo la interrumpió y le dijo que, si íbamos a continuar nuestros “juegos”, teníamos que ser honestos los unos con los otros. Especialmente con nosotros mismos. Ella simplemente quería follárselo, y tomó la decisión de hacerlo tomando en cuenta solo su propia satisfacción, y eso fue genial, porque a él le encantaba como sus instintos la habían guiado.

Claro que es casi imposible meterse un pene sin meditarlo previamente y honestamente mi amiga había sido un tanto egoísta tomando la decisión de forma completamente individual, pero ni remotamente me molesto que lo hiciera, más bien me encanto ver el enorme deseo que mi amiga había demostrado.

Mi esposo le dijo que estaba más que bien hacerlo sin protección con ella. Más bien se sintió aún más que encantado de que ella quisiera hacerlo de esa manera tan íntima y, por supuesto, el también prefería sentirla sin ningún tipo de barreras.

Yo le dije que no tenía por qué pensarlo demasiado. Que éramos nosotros, y confiamos totalmente en ellos. Tener en cuenta lo que todos quieren es importante, pero si ella estaba feliz y relajada, todos también estarían satisfechos. Sería peor si mantuvieran alguna fantasía oculta porque les da vergüenza compartirla con sus mejores amigos.

Joann también se rio cuando le mencioné que fue súper sexy cuando empujó a mi esposo dentro de ella como loca poseída.

No dijo mucho, solo lo pensó un rato. Luego, se sentó en el sofá, se acostó de espaldas sobre el mueble y abrió las piernas, esperando que mi esposo le hiciera lo que quisiese. Su perfecta vagina rosa quedo completamente expuesta para que todos la viéramos. Se notaba como su humedad la cubría toda y escurría levemente de su ser.

Mi esposo no necesitó ninguna otra invitación y se acercó a ella.

Creo que Joann pensó que él le tocaría la vagina con la mano; sin embargo, su mano no la alcanzó, sino que abrió el sofá-cama de la parte inferior del sofá para convertirlo en una cama. Después de eso, la jalo suavemente de sus pies para que pudiera estar más cómoda. Acto seguido, volvió a lamer su intimidad.

Víctor y yo queríamos ver todo el proceso, así que nos sentamos a ambos lados de ellos. Víctor unió sus labios a los de su esposa en un beso apasionado, mientras yo acariciaba la espalda de mi esposo cullos labios continuaban jugando con la vagina de nuestra amiga.

Después de un par de minutos de juego, mi esposo se levantó y se preparó para entrar en ella. Lamí su miembro un poco para coquetear con él y prepararlo para Joann. Al mismo tiempo, Víctor dejó la boca de su esposa y le susurró algo al oído, ella se río y volvió a besarlo. Entonces Víctor metió un par de dedos en ella por un momento para abrirla aún más, y prepararla para recibir ese nuevo pene. Ja! No creo que ella necesitaba ningún tipo de preparación.

Casi no podía creer lo que estábamos haciendo, no solo era sorprendente ver el cuerpo de mi amiga desnuda, sino que además la estaba observando a punto de ser penetrada por ese cuerpo que me había hecho sentir el cielo tantas veces.

Dejando que la situación me envolviera y que mis instintos me guiaran, mi mano, tomó la virilidad de mi amado y lo guio hasta la humedad de mi amiga, dejándolo justo en la entrada de su cuerpo.

Mi esposo frotó la punta de su pene en sus húmedos labios, justo como me encanta que me haga. Joann hizo ruidos de placer mientras su cuerpo trataba de engullir esa gruesa herramienta.

Luego mi esposo empujo la punta de su pene dentro de ella.

Creo que vi todo en cámara lenta….

Experimentamos el acto de penetración cada vez que hacemos el amor, lo vemos en películas erótica; e incluso lo imaginamos en cada masturbación que nos hacemos. Sin embargo, ver a dos personas haciéndolo en vivo, especialmente si son tu esposo y tu mejor amiga, no tiene comparación. Recuerdo exactamente cada detalle de su pene entrando en esa vagina tan similar y al mismo tiempo tan diferente a la mía. La virilidad de mi esposo estaba fundiéndose en ella como metal caliente derritiendo hielo, mientras Joann emitía un delicioso sonido de placer cuando finalmente lo recibió por completo.

Mi amor comenzó a bombear lentamente ... luego un poco más rápido.

Sabía que ese momento me acompañaría por el resto de mi vida. Era impresionante y fascinante, y por la expresión del rostro de Víctor, él también disfrutaba de cómo su amigo le hacía el amor a su esposa.

Sin embargo, mi cuerpo comenzaba a exigir mi atención hacia otro lugar, y cada poderoso empuje de mi esposo solo aumentaba el hambre que sentía dentro de mí.

Creo que recordar la conversación exacta sobre lo que pasó hace años es imposible, pero la frase que dije siempre la recordaré perfectamente porque, por un momento, casi hice que la pareja de nuevos amantes detuviera lo que estaban haciendo ya que no podían controlar la risa.

Dije "Por cierto ... yo también estoy tomando la píldora".

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