Primera vez (parte 2)

Gary y Mark echan su primer polvo (continuación de la parte 1)

Gary permaneció abrazando a Mark mientras sus 17 centímetros de pene se corrían en lo más profundo de su ano. Poco a poco el peso de Gary sobre Mark fue como un peso muerto. Con la última corrida de semen estaba extenuado. Aún así no rompió el beso ni el abrazo de pasión a Mark  y esperó con su pene dentro de Mark a que este perdiera potencia y laso saliera.

En la academia les habían enseñado que el pene debe quedar, una vez ha eyaculado, todo lo que pueda dentro del ano donde se corrió, para que el semen no saliera al exterior y fuera absorbido por el ano. En La Isla el semen daba fuerza y es por ello por lo que los varones ansiaban ser follados, como lo había sido Mark. Y es cierto también que la vida en la isla se basaba en el intercambio de fluidos: follar y ser follado, aunque había algunos que sólo pensaban en follar, y otros preferían ser follados.

El pene de Gary se salió del ano de Mark, pero ambos chicos seguían fundidos en un beso y abrazados. Mark, que yacía debajo, dejó reposar sus piernas de los hombros del cansado Gary, a ambos lados de la cama. Gary aún seguía encima de él y aprovechó para abrazarlo por detrás e inmovilizarlo. Gary, que seguía en el profundo beso, apenas le dio tiempo a reaccionar cuando los dos fuertes brazos de Mark le atraparon. Mark se giró sobre sí mismo con Gary abrazado, quedando encima de él. Mark le puso ojos tiernos de niño travieso, y de pasión encantado porque acababa de ser follado, y le puso una mirada tan linda e inocente a Gary que Gary no se temió lo que estaba a punto de pasar.

La polla de Mark había lanzado presemen durante los instantes previos de pasión, lo que aprovechó Mark, con sus dedos, para lubricar sin que se diera cuenta de qué estaba pasando, el culo de Gary, que yacía laso, sin fuerzas, ahora debajo de Mark. Mark tenía sus 18 centímetros de pene anchos erectos brotándole un hilillo de semen.

Mark abrazó a Gary y le dio otro beso distrayéndole de lo que estaba pasando: el moreno pene de Mark estaba vertiendo el hilillo de semen en el ano de Gary.

Parecían dos tiernos chichos retozando en la cama. Tras el polvazo que le había echado Gary a Mark Gary había perdido sus fuerzas y yacía como un trapo a la voluntad de Gary, que le dijo:

-Te amo! Qué bueno estás!

El peso de Mark sobre Gary dominaba a Gary en lo bajo de la cama. Mark le dio otro profundo beso de lengua y cuando creyó que el ano de Gary ya estaría lo suficiente lubricado levantó sus piernas a sus brazos –como Gary antes se las hubo levantado– y presionó su pene contra el ojete del joven rubio. El glande de Mark, de su pene enhiesto, empalmado, no encontró resistencia en el ano de Gary que abrió los ojos como platos al darse cuenta de lo que estaba pasando.

–Chissss. No pasa nada, le dijo Mark a Gary que yacía sin fuerzas debajo de él. Tranquilo, ya está, ya tengo el glande dentro.

Los ojos de Gary se abrían más y más a medida que cada centímetro del pene de Mark entraba el su ano.

Mark le abrazó para que no se pudiese escapar, y le besó, de nuevo con pasión.

–Tranquiloooo. relajate…

Gary echó la cabeza hacia atrás y abrió la boca haciendo una mueca de dolor. (El pene de Mark era más gordo y largo que el de él)

–Tranquilo, no pasa nada, ya está, ya está mi niño –le dijo Mark a Gary. Le mintió, aún le quedaban cinco centímetros.

–Ay, me partes dijo Gary

–Relájate, ya casi está, voy lento, un poco más un poco más. (3 centímetros)

–Oooooh, para, para…

–Tranquilo, tranquilo (ya sólo le quedaban 2 centímetros)

–Dios, diosssss, diosss, sallll… me escuece…

Plof

Mark había llegado dentro.

Era su primera vez para Gary, y su cuerpo flacucho los 18 centímetros del musculado deportista Mark se le hicieron inmensos. Pero cuando Mark llegó a su fin sintió una oleada de placer tremendo, tanto que su pene lacio se recuperó, y volvió a la vida enhiesto.

Mark no había terminado pero había disfrutado mucho de ver las caritas de Gary según lo iba penetrando. Una vez tuvo todo su pene dentro le bajó las piernas de sus brazos y sin sacárselo, giró a Gary dejándole a lo perrito sobre la cama. Con su polla dentro empezó vigorosos arreones para follárselo. El pene de Gary manaba un hilillo de semen por toda la cama mientras el pene de Mark le iba follando. Pasaron así 10 ó 12 minutos hasta que Mark gritó ‘que me corro… que me corrroooo’’’ y aprisionó a Gary para en un último arreón profundo, dejarle todo su semen dentro de su cuerpecito blanco.

Tras la última carga eyaculada Mark perdió fuerzas y dejó su peso muerto sobre Gary. Ambos yacían ahora tumbados en la cama, boca abajo, uno encima del otro. Mark aún con su pene en el fondo del ano de Gary y le abrazó, y le besó la nuca mientras su semen fluía dentro de él.