Primera vez infidelidad

La primera vez que me acosté con alguien que era mi mujer.

Siempre había querido saber que se siente al hacer el amor con otra mujer. Yo hasta ahora solamente me había acostado con mi mujer, pero siempre tuve muchas fantasías que hasta ese momento no había cumplido.

Me llamo Alberto y trabajo en una oficina en las afueras de Madrid, no es que sea demasiado aparente, yo me definiría como corrientillo 1,80 cm moreno y no excesivamente delgado, pero eso sí con muchas ganas de vivir. Como ya os he dicho estoy casado y aunque quiero mucho a mi mujer no dejaba de pensar en otras mujeres. Además aunque suena a tópico últimamente en lo que se refiere al sexo no es que tuviéramos buenas relaciones, no se yo creo que cuando llevas tanto tiempo con una mujer la parte física pasa a otro plano.

Esta historia comienza el día que llego Marian a la oficina, una mujer de más o menos mi edad 30, y que aunque no era una mujer bandera tenía un buen cuerpo con una buena trasera que junto con sus 2 ojos negros y su sonrisa podían poner nervioso a cualquiera.

El caso es que desde un principio ella me calló muy bien, y entablamos rápidamente amistad, solíamos quedarnos a trabajar juntos hasta tarde y sin darnos cuentas alargábamos inconscientemente cada vez más las tardes.

Una de estas tardes, en la que solo quedábamos los 2 en la oficina, estábamos trabajando con una hoja de calculo. Ella estaba sentada en el ordenador y yo detrás de ella mirando lo que hacía, hacía rato que había perdido ya la noción de lo que decía y no paraba de mirarla. Ese día estaba especialmente sexy, llevaba un traje chaqueta con una minifalda con medias, que nos hacen sufrir a los hombres por no poder ver lo que imaginamos.

Estaba con la chaqueta quitada y llevaba una blusa de la cual se había desabrochado el primer botón dejando entre ver desde mi posición el inicio de su sujetador. Como podéis imaginar yo no estaba en el trabajo, aunque mi cuerpo no, yo estaba dentro de esa blusa Tanto que sin darme cuenta ella había dejado de hablar, cuando noté el silencio la miré a la cara y ella estaba allí más maravillosa que nunca mirándome.

Cuando la miré sus ojos negros me quedé paralizado, mostraban más ansiedad que yo, me quedé atrapado en ellos, no podía dejar de mirarlos y notaba como todas las barrera iban cayendo por su propio peso. Se hizo tal silencio que se podía oír nuestra respiración que se aceleraba por momentos al mismo compás. Cuando sentí su mano encima de la mía sentí como me estremecía, era el permiso que llevaba meses esperando meses sin darme cuenta y sentí como mi cuerpo se liberalizaba de todas sus ataduras. Tanto que sin pensarlo más acerqué mi boca a la suya, despacio, sin perder de vista su mirada que me daba fuerzas para seguir, hasta que nuestros labios se encontraron en un profundo y primer beso.

Este fue el pistoletazo de salida, fue como si hubiésemos encontrado el oasis después de varias semanas caminando por el desierto, el primer sorbo lo único que hace es caer en la conciencia de la sed que tienes y tienes que calmarla al precio que sea. Y este primer beso se torno en un remolino de angustiosa necesidad por calmar esta sed el uno en el otro. Después de comernos con avidez mutuamente, la levanté y la puse encima de la mesa quitando el ordenador y todos los papeles, me separé un momento y la admiré desde la distancia, quería disfrutar ese momento a cada instante.

Estaba maravillosa sentada encima de la mesa con la minifalda algo recogida, dejando entrever el final de las medias, y la blusa que parecía que iba a estallar con su ajetreada respiración y su mirada... cada vez que la veía hacía que mi polla intentara salirse del pantalón.

Este fue el momento crítico, dude, me acordé de mi mujer y ella se dio cuenta.

Así que entre abrió un poco las piernas dejándome intuir su ropa interior y mirándome directamente a los ojos empezó a desabrocharse la blusa, eso era más de lo que podía resistir, acto seguido me acerqué y empecé a ayudarle a quitarse la blusa mientras ella me rodeaba con las piernas. No podía creer lo que estaba pasando, lo había deseado tantas veces.... Le quité la blusa y dejo al descubierto un precioso sujetador negro que mostraba más que ocultaba. Le acaricié los pechos y tenía sus pezones apuntándome y luchando al igual que mi polla por salir de su carcel.

Mientras yo ayudaba a sus pezones, quitándole el sujetador y dándoles un masaje, ella hacía lo mismo, me había desabrochado y bajado los pantalones dejando libre a mi enhiesta polla que la apuntaba acusadoramente a la culpable de su situación. Ella sonrió y la tomo entre sus manos suavemente haciendo que todo mi cuerpo reaccionara a su antojo, en ese momento me di cuenta que estaba en sus manos, no contento con la situación deslicé mi mano por debajo de su falda hasta que encontré la llave de mi poder y vi como se estremecía mientras yo jugaba en las humedades de entre sus piernas. Su respiración se aceleró rapidamente y me empujó con sus piernas hacia ella y solamente me dijo al oido – metemela hasta al fondo- que fue como si recibiera una orden porque acto seguido la introduje de golpe y sentí un espasmo de placer que me hizo hacer mucho esfuerzo para no correrme.

Me encantaba la sensación de humedad de su caverna mientras entraba y salia despacio al principio y fui acelerando hasta que ella me abrazó con sus piernas con ansiedad y empezó a moverse sin control, no para de repetir –vamos vamos - desesperadamente, notaba que se estaba corriendo y yo estaba a punto pero no quería correrme tan pronto así que me salí aunque mi cuerpo me pedía seguir.

La hice que se diera la vuelta y se apoyara contra la mesa, dejándome una vista impresionante, con la falda recogida las medias negras puestas y el culo mirándome y pidiéndome guerra así que acerqué mi cara a su culo y pase la lengua por su ojete viendo como reaccionaba y suspiraba, y eso me animo a jugar con la lengua en este otro lugar a la vez con la mano volvía a jugar con su humedo coñito.

Me encantaba reaccionaba a cada una de mis caricias, yo nunca lo había echo por detrás y no me atreví no fuera a ser que la hiciera daño, pero le penetré el coño en esa posición pillándola por sorpresa y me encantó escucharla decir –siiii....- y empecé de nuevo a meterla y sacarla mientras con una mano le acariciaba el clítoris y con la otra empecé a jugar con su ojete.

Empecé a notar como ella acercaba su culo cuando mi dedo pasaba por encima de su agujero trasero así que a la vez que seguía penetrándola metí mi dedo hasta el fondo en su culo, fue increíble ver como se ponía y gritaba sin parar, tanto que no pude más y solte toda mi leche sin importarme que no tuviera protección ni nada, había perdido el control de mi cuerpo y ella seguí moviéndose espasmodicamente secándome. Estuvimos todavía así unos 5 minutos, nunca me había durado tanto después de eyacular, pero fue impresionante, no había sentido nunca nada parecido.

Nos quedamos bastante tiempo tendidos hablando de lo que había ocurrido y me dí cuenta que me tenía atrapado en sus manos y que por esa mujer haría por esa mujer lo que me pidiera, como así ha sido pero esto ya os lo contaré en otro momento.

Esta es mi primera historia me gustaría que me mandases vuestra opinión, al correo a_t_71@hotmail.com