Primera vez en el club de intercambio
Para la ocasión se enfundo una camisa bordada en tonos marrones, que al no llevar sujetadores dejaban entrever los pechos y en ocasiones marcaba los pezones, todo y que no tiene marca del sol ya que practicamos el naturismo, para la parte inferior llevaba una falda larga i ligera de bastante vuelo,
Primera vez en un club de intercambio
Tras mucho pensarlo mi mujer aceptó ir a un local liberal, con la intención de ver el funcionamiento pero sin intenciones de llegar a nada que no le apeteciera y sin saber su reacción ya que en este tema es un poco clásica, por decirlo de alguna manera.
Tras pasar la entrada y la explicación de la RRPP nos dirigimos al bar para pedir una copa e ir rompiendo el corte del principio.
Ella de 1,70 metros y 50 Kg., todo i haber dado a luz dos veces y con los 40 años encima tiene un cuerpo que para si quisieran muchas jovencitas, piernas largas culito redondo y prieto, melena larga y pechos pequeños pero suficientes.
Para la ocasión se enfundo una camisa bordada en tonos marrones, que al no llevar sujetadores dejaban entrever los pechos y en ocasiones marcaba los pezones, todo y que no tiene marca del sol ya que practicamos el naturismo, para la parte inferior llevaba una falda larga i ligera de bastante vuelo, tipo hippie, que permitía ver toda la silueta al trasluz, marcando un tanga negro de hilo pequeño.
Tras finalizar la primera copa, el local estaba bastante ambientado, o eso creo ya que no puedo comparar, nosotros seguíamos a lo nuestro con risas algún apretón que otro. Ella por el alcohol o por el ambiente empezó a ponerse contenta, buscándome para jugar un poco como hace en casa cuando quiere sexo pero aun no es el momento.
Bailamos un poco en la pista, música lenta, como no, para favorecer los apretones y el entrar en situación, en uno de los bailes no pude evitar bajar mis manos a su culo, notándoselo por completo, debido a lo fino de la falda y al tanga, mientras ella me regalo un beso de esos tan profundos y húmedos que no puede uno mas que desear que no termine.
Con el baile, toqueteo y roce no pude evitar que mi miembro se pusiera duro como una viga, ella, como no, lo noto y no pudo más que reír picaronamente i refregarme una mano por encima del pantalón.
Decidimos ir a por la segunda copa, que entre juegos y charla con una pareja bastante agradable cayo en un momento, quizás por la rapidez de esta pareció hacer mas efecto que la anterior, quizás fue la suma.
Me propuso ir a la zona de aguas del club, que consta de una piscina climatizada, sauna seca y húmeda, jacuzzi y tumbonas. A lo que accedí sin dudarlo, la pareja que habíamos conocido ya se tenían que ir, lastima por que parecían majos y pareció que podía haber buen feeling, nos emplazamos a otro día.
Fuimos al piso inferior, donde esta la zona de aguas, nos cambiamos en el vestuario cogiendo los dos pareos, que al quitarnos del todo la ropa no pude evitar fijarme en su sexo, casi depilado por completo dejando solo una pequeña tira de vello, lucia los pezones tiesos, y seguro que no era por el frío ya que la calefacción era potente en todo el local, yo también tenia el miembro bastante duro, a lo que influía que en el vestuario habían dos parejas mas cambiándose, con el morbo y juego de miradas que eso genera, mas cuando una de ellas llevaban un calentón de narices, ya que el sentado en el banco del vestuario, con el miembro a punto de estallar, ella se le sentó a horcajadas encima y cayo directamente en el sitio adecuado, ya que fue penetrada del tirón y hasta el fondo, dejando ir un gemido de aquellos que dan miedo y empezando a convulsionar encima de su pareja, que no pudo resistir mas de cuatro meneos antes de correrse como un poseso; a eso que la otra pareja del vestuario y nosotros salimos solo con los pareos y toallas a la zona de aguas, por cierto que los cuatro íbamos bien contentos, casi se podían aguantar los pareos sin usar mas que los pezones de ellas o nuestros miembros.
Allegar a la zona de aguas mi mujer y yo nos metimos directamente en el jacuzzi, la otra pareja se tumbo en las hamacas que teníamos justo enfrente, donde había otra pareja también tumbada.
Hablamos de lo visto en el vestuario y me pareció adivinar que mientras lo hacíamos ella se tocaba el sexo en diversas ocasiones. De golpe vimos como el hombre de la pareja que vino del vestuario con nosotros, y tras mantener una conversación con la pareja de al lado y con la suya se levantaba poniéndose de rodillas sobre la chica y empezando a darle un masaje, mientras su marido miraba atentamente y sonreía complacido al ver como masajeabas a su mujer, mirándonos a nosotros y a la pareja del masajeador de vez en cuando luciendo una sonrisa picara y de satisfacción.
Ante eso nosotros íbamos mirando, al principio con mas disimulo por parte de mi mujer, aunque luego en vista de que el hombre disfrutaba viendo a su mujer tocada por otro por que nos íbamos a cortar.
El masajeador empezó a bajar por la espalda de la chica, empezando a masajearle el culo, poniéndose el de rodillas el la hamaca para masajearle la parte baja de la espalda, culo y muslos, y también ofreciéndonos una visión de sus genitales, todavía medio empalmado, por el masaje o por la visión del vestuario, y un plano perfecto del culo y vagina de la masajeada.
A todo esto que el marido de la masajeada iba viendo como a medida que el masaje tomaba un carácter sexual su miembro empezaba a respirar, mientras el se tocaba ligeramente sin llegar a ser descarado.
La mujer del masajeador estaba completamente tumbada, boca arriba, mirando la sesión, todo y que mas de una vez la pille mirándonos, diría que mas a mi mujer que a mi, y muy abierta de piernas.
Que a mi la visión de la mujer del masajeador, abierta de piernas, mirando a mi mujer, me puso a mil, y no pude mas que comentarlo con ella, que me parece que por efecto del alcohol, también estaba bastante desinhibida, pues miraba descaradamente el miembro del masajeador, bastante grande por cierto, y como este sobaba el culo y vagina de la masajeada, que ahora ya había abierto las piernas para facilitar la labor de su masajista, que dando un paso atrás hundió su cara entre los muslos de ella comenzando a lamerle desde el clítoris hasta el final del culo y volviendo a incorporarse para continuar sobandola con las manos.
Que ante esto mi mujer por mejorar el punto de vista, y por el comentario de que la chica de la hamaca la miraba mas a ella que a nada, se puso de pie en el jacuzzi, mostrándole todo su cuerpo a la chica, pero esta vez sobre mi, pero al hacerlo así quedaba con las tetas fuera del agua facilitándole la visión a la chica, que miraba con insistencia, a la vez que abría y cerraba las pierna lentamente.
Con los meneos del masajeador sobando y lamiendo a su pareja, mi mujer en varias veces que sacaba una o las dos manos del agua y se acariciaba las tetas mientras miraba indistintamente a la pareja del masaje y a la chica, que nos regalaba una visión total de su vagina abierta con alguna que otra auto caricia. Con todo esto mi miembro, duro como una piedra efectuaba aquellos movimientos típicos de subida i bajada, en los que notaba los labios de mi mujer, y gracias a esto en algún caso note como ella se tocaba ligeramente la vagina, poniéndome aun mas caliente.
A todo esto que la chica de la hamaca se levanto y se dirigió hacia el jacuzzi sentándose a nuestro lado, tras un pequeño corte de rollo, entablamos un poco de conversación donde comentamos lo del vestuario y nos explico que su marido masajeaba a la otra chica porque el marido de esta se lo había pedido pues le encantaba mirar como le hacían cosas a su mujer, y que a ella no le importaba pues para ellos aquí todo valía y ahora el disfrutaría pero a ella también le tocaría.
Cuando se rompió el corte de la entrada, note como mi mujer volvía a fijarse en el masajeador, animándose de nuevo, pues sus pezones así lo indicaban, en estos momentos el masaje ya era una masturbación del masajista a la masajeada en toda regla, si bien ahora la postura era de la chica de cara arriba y el masajista a su derecha para dejar ver bien al marido de la masajeada, y a nosotros de paso, ya que mientras el masajista jugaba con el clítoris de la masajeada, esta le correspondía acariciándole el pene.
Yo ardía, encima notaba como la chica de nuestro lado miraba a su marido y a mi mujer y notaba como de vez en cunado abría las piernas notando su contacto con las nuestras; mi mujer cada vez se tocaba más su sexo, y en ocasiones coincidía con el mió en el momento de subida hacia sus labios, dedicándome unas caricias extras, mientras yo a ratos le acariciaba las tetas, así me lo había pedido, para hacerlo visible a nuestra vecina.
De golpe note como mi mujer se estremecía, nuestra vecina le había puesto su mano en la pierna, a la vez que habría sus piernas para contactar con los dos, tras unos momentos de incerteza, a la espera de la reacción de mi mujer, si aceptaría o no el juego, esta acepto, abriendo un poquito mas sus piernas, ahora pasaba la izquierda por encima de la derecha de nuestra vecina, mientras note como mi mujer se tocaba su vagina con un poco mas de intensidad y jugaba con su clítoris por periodos mas largos, a todo esto que la vecina comenzó a acariciar la espalda de mi mujer pasando rápidamente a tocarle los pechos, note como mi mujer aceleraba la respiración a la vez que cambiaba de mano para tocarse ella, supuse que ahora iría a tocar también a la vecina, con mi ano derecha caí sobre el sexo de mi mujer que se tocaba con ganas, y con mi mano izquierda fui a buscar la pierna de la vecina llegando a su sexo, donde encontré la mano de mi mujer, juntos la acariciamos, pronto note como otra mano tocaba el sexo de mi mujer, jugábamos los tres, mi mujer gemía como loca, la vecina comenzó a tocar mi sexo también alternando el de mi mujer y el mío.
Mientras el masajista estaba tumbado boca arriba en la hamaca y la chica, horcajadas de cara a nosotros, metiéndose todo su miembro en la vagina una y otra vez.
La vecina masturbaba con un gran ritmo a mi mujer mientras yo le abría los labios, pasaba de jugar con su clítoris a masturbarme a mi y luego a meterle los dedos a mi mujer, mientras nosotros la masturbábamos a ella, como mi mujer le daba mucha caña a la vagina yo comencé a probar de bajar a su culo, momento en el que ella puso las piernas sobre el asiento del jacuzzi para facilitarnos la labor, notaba como mi mujer cada vez la masturbaba mas rápido y yo al introducir los dedos en su culo vi como se estremecía, mientras note como la vecina me cogia el miembro y me lo encaraba a la vagina de mi mujer, que cada vez parecía que disfrutaba mas y mas.
Ahora con mi mujer empalada sobre mi la vecina se arrodillo delante nuestro para acariciar mientras yo la penetraba el clítoris de mi mujer, se corrió como una posesa, se levanto, levantando a la vecina besándola profundamente y girándose para ponerla delante de mi y ayudándola a sentarse sobre mi, cogiendo mi miembro y encaminándolo al culo de la chica, que una vez lo noto alineado comenzó a bajar y subir profundizando cada vez mas.
Fuera el masajista y la masajeada tras gritar tras correrse, salio para finalizar a su masajista con una paja imponente hasta que este se corrió mirando a su mujer que ahora mismo estaba sobre mi y de cara a su marido.
Que con todo mi miembro dentro de su culo y esta moviéndose adelante y atrás, y mi mujer arrodillada en el jacuzzi, notaba como la masturbaba metiéndole los dedos de un modo bastante rápido, la chica comenzó a gemir por la proximidad de su corrida, ya explote en su culo mientras quedándose abajo del todo para notarla dentro y con mi mujer masturbándola duro poca mas de treinta segundos hasta que se corrió saltándole hasta las lagrimas.
Mi mujer le saco los dedos, mientras ellas dos se levantaban y se besaban, luego se giraron hacia mi besándome primero la chica y luego mi mujer con un beso que no olvidare jamás…