Primera vez con un hombre: maduro que me empotró

Queriendo satisfacer mi fantasía de estar con un hombre, contacté con Arturo, un maduro que hizo conmigo lo que quiso.

Todo empezó con un anuncio en una web de contactos. Desde hacía tiempo quería estar con un hombre y sentir la sensación de ser sometido, que me hiciese suyo, y lo que quisiera conmigo. Decir que tengo 40 años, mido 1,82, soy moreno, ojos marrones, 80 kg., y tengo un culo redondito que suele gustar mucho.

Recibí varias respuestas de interesados, de diversas edades, pero cuando leí el mensaje de Arturo, supe que él  iba a ser el elegido.  Se trataba de un hombre de 59 años (me daba más morbo elegir a uno bastante madurito), alto, de 1,85, divorciado, corpulento, pesaría cerca de los 100 kg., algo velludo, pero sin pasarse, y bueno, lo que yo consideraba que encajaba en el perfil de un hombre que pudiera dominarme y someterme a su antojo.

En el mensaje me decía que le habían llamado la atención mis fotos, le gustaba mi culo, y que para él era imprescindible que yo fuese pasivo, pues él era totalmente activo y dominante. Buscaba alguien sumiso, y que se dejase llevar. Él disponía de sitio tranquilo, y vivía relativamente cerca de mi ciudad, así que le contesté. Cuando le contesté por primera vez no había visto ninguna fotografía suya, así que le pedí si podía enviarme alguna para hacerme una idea de cómo era, y así lo hizo, me envió dos fotografías que hicieron que mi entrepierna reaccionara al instante. En la primera, pude ver ese cuerpo de hombre maduro, pero grandote, fuerte, de manos grandes,  totalmente desnudo. En la segunda, una polla colgando muy, muy grande, y muy gruesa, en primer plano.

No quise esperar y contesté de inmediato, poniéndome a su disposición para quedar cuando pudiera. Concretamos por whatsapp, y quedamos el sábado siguiente, yo tenía que dirigirme a una dirección que él me había dado, allí nos veríamos primero antes de ir a su lugar de encuentro.

Llegado el día, y completamente depilado, tal como me había pedido, me dirigí al lugar concretado, y cuando llegué, aparqué el coche y esperé a que llegara él, cosa que sucedió a los dos o tres minutos de llegar yo. Reconocí su cara porque la había visto en su perfil de whatsapp y me acerqué, ojos marrones, calvo por la parte de arriba, y rapado totalmente por los lados.

Tras saludarnos, me invitó a tomar algo en una cafetería cercana.

-Me alegro que hayamos quedado, y más aún que hayas venido, a veces pasa que la gente se echa atrás en el último momento- me dijo Arturo.

-Bueno, yo estaba muy seguro de esto, y tenía claro que quería hacerlo.

-Entonces, ¿de verdad es la primera vez? con un hombre, me refiero.

-Sí, es mi primera vez con un hombre, y la verdad espero estar a la altura contigo, porque me dijiste que tienes bastante experiencia, ¿verdad?

-A ver,  se podría decir que sí, pero bueno, cada vez, y cada persona es diferente.

-¿Y siempre con chicos?

-No, que va, también quedo con mujeres solas, o con parejas.

-Vaya, pues si que tienes experiencia entonces, si, jajaja.

-Tranquilo, ya te digo, si lo que me dijiste es lo que buscas, te aseguro que lo pasaremos bien.

Así estuvimos unos tres cuartos de hora, hablando tranquilamente, hasta que Arturo propuso ir a su casa, a lo que yo no tarde en acceder.

Al llegar, abrió la puerta, entró, y me invitó  a pasar.

-Adelante, pasa.

-Muchas gracias.

Recorrimos un pasillo hasta llegar al salón donde habían dos sofás, en los que me invitó a sentarme, me ofreció tomar algo, pero como veníamos de ello, no me apetecía, y además, estaba impaciente por empezar.

-Bueno, pues entonces si te parece podemos empezar, a ver, a mí me gusta dirigir, ya lo sabes, así que iré diciéndote y tu obedeces, ¿de acuerdo?

-De acuerdo- dije un poco nervioso.

-Venga, pues mira, yo me voy a quedar aquí sentado, y tú te vas a levantar, te pones delante de mí, y te vas quitando la ropa.

Así lo hice, mientras vi como Arturo se ponía bien cómodo en el sofá, yo me planté delante de él, y empecé a desvestirme, primero la camiseta, dejando mi pecho al descubierto, después me quité las zapatillas y los calcetines. Luego desabroché mi cinturón y a continuación el pantalón, el cual fui bajando despacio mientras lo miraba a él.

Cuando únicamente me quedaban los bóxer, me dijo que me diese la vuelta:

-Gírate, bájatelos de espaldas, quiero ver ese culo tuyo.

Obedeciendo, así  lo hice, y los bajé lentamente, hasta que quedé totalmente desnudo y de espaldas hacia él.

-Muy bien, inclínate hacia delante- y así lo hice mientras escuché una cremallera que bajaba, se trataba de la de sus pantalones, lo cual pude ver pues giré un poco la cabeza y comprobé como se desabrochaba los pantalones.

Con mi culo apuntando hacia Arturo, noté de repente que su mano se posaba en una de mis nalgas, la cual apretó fuertemente, y a la que a continuación dio una palmadita.

-Joder, tienes buen culo, sí, la foto no le hacía justicia.

-¿Te gusta?

-Sí que me gusta, sí.- y entonces volví a girar la vista para ver como se sacaba su polla de sus pantalones desabrochados, ya bastante erecta, y la cual empezó a masturbar.

-Quédate así un poco más- escuché que decía, cuando de repente sentí otra palmada, esta vez mas fuerte, casi como un azote, en mi culo.

Con una mano se pajeaba mientras con la otra me agarraba, apretaba y azotaba el culo.

Entonces, se levantó del sofá y se desvistió también, primero la camisa, y después se bajó los pantalones y la ropa interior, dejando a la vista esa enorme polla que gastaba, la cual apuntaba hacia arriba desde hacía ya un rato.

Mientras se volvía a sentar me dijo que me diera la vuelta ya.

-Anda gírate, y arrodíllate- me indicó mientras comenzaba de nuevo a pajearse.

Complaciente de nuevo, obedecí y me arrodillé ante él.

-Acércate más, quiero que me la chupes.

Sentí un cosquilleo en el estómago, por fin iba a disfrutar de aquello con lo que había fantaseado durante tanto tiempo, así que me acerqué, él separó sus piernas, retiró sus manos, apoyó su espalda en el respaldo del sofá, y ante mi quedó lo que ahora debía meterme en la boca.

Acerqué mi boca, saqué la lengua y le ofrecí un primer lametón, justo en la punta. A continuación, y abriendo más la boca, me dispuse a meterla en ella.

Poco a poco primero, humedeciéndola con mi lengua y con mi saliva, fui saboreando aquella polla que desvirgaba mi boca, y hacía que la mía se endureciese al máximo.

Fui acelerando el ritmo poco a poco, mientras pude escuchar un pequeño gemido:

-Mmhh, lo haces muy bien, sigue así.

Al escucharlo aceleré mi movimiento, y me atreví a acercar mi mano con la cual me ayudé. Pajeaba y mamaba al mismo tiempo, y de vez en cuando lo miraba  los ojos, viendo su cara de placer. Ahora la saqué de mi boca y me dediqué a lamerla de arriba a abajo, desde sus huevos hasta el extremo superior, arriba, abajo, una vez, otra vez...

-Ahora cómeme también los huevos.

La verdad es que tenía en mente hacerlo, así que inmediatamente me dirigí hacia esos huevazos, y me metí primero uno en mi boca, lo lamí, jugué con él en mi boca, sin dejar de pajearlo por supuesto, así sin prisas, hasta que le tocó el turno al otro. Cuando hube disfrutado de ellos un buen rato, volví a la polla, gruesa, la cual estaba deseando volver a introducir en mi boca.

-Uff, menda zorrita estás hecha, mira como me estás poniendo, sigue, sigue así ...

Esos comentarios no hacían más que ponerme más y más cachondo, así que empecé a pajearlo rápidamente, sin sacar su glande de mi boca, saboreándolo, jugando con mi lengua,  mientras escuchaba cómo sus gemidos iban en aumento.

-Joder, yo creo que no es la primera vez que lo haces, menuda mamada me estás dando, cabrón.

-Me alegro que te guste- dije sacándola por un momento de mi boca.

-A ver qué mas sabes hacer-  me dijo, y entonces se dejó caer el cuerpo hacia delante, abriendo sus piernas y levantándolas.

-Ahora vas a comerme el culo, a ver si me lo comes así de bien.

Bajé un poco más la cabeza, y allí estaba su agujerito, al cual acerqué tímidamente mi lengua, con la cual pude hacer un par de lametones sobre él.  En ese momento empecé a sentirme más sometido, le había mamado la polla y los huevos a un "desconocido", y ahora le estaba comiendo el culo. Esa sensación de excitación se apoderó más todavía de mí, y de mi polla, la cual estaba totalmente empalmada.

-Mmhh, vamos sigue, cómeme el culo, vamos...

En cada comentario, subía mi nivel de excitación, y por tanto, mi ritmo, el cual aceleraba, haciendo que sus gemidos y su excitación también subieran. La punta de mi lengua parecía que había hecho eso durante toda su vida.

En un instante noté como puso su mano sobre mi cabeza, y la empujó, aplastando mi boca sobre su culo, mientras yo intentaba no dejar de lamerlo como podía.

Cuando me tuvo a su merced durante unos segundos, se levantó, y se llevó la mano a su polla la cual empezó de nuevo a pajear.

-Me has puesto mucho, y suelo esperar a correrme un poco más, o hasta que  follo a la otra parte, pero hoy es una de esas ocasiones en las que no puedo esperar más-  dijo Arturo medio jadeando, así que me indicó que me acercara de nuevo la boca a su polla.

-Anda, abre la boca, y acércala, que te voy  a dar tu premio por haberlo hecho tan bien.

Y entonces empezó a pajearse rápidamente, mientras yo mantenía la boca abierta, y la lengua un poco sacada justo delante de su polla. Pocos segundos pasaron hasta que sus gemidos y su respiración aumentaron, entonces con una mano me agarró la cabeza, sujetándola fuertemente, y con la otra la apuntó hacia mi boca.

-Ohh, oohhhh...-  eso es lo que escuché justo antes de recibir en mi cara un primer chorro de su corrida. Entre la nariz y la boca la noté, espesa y abundante, pues al primer chorro, le siguió un segundo, y un tercero, acompañados de más gemidos sin dejar de pajearse en ningún momento. Cuando parecía que terminaba, me metí  esa punta en mi boca, como buscando exprimir hasta la última gota.

-Oohh, ooh...-  repetía Arturo todavía sumido en el orgasmo que acababa de tener, y del cual yo había sido el receptor de su corrida.

Con la boca completamente llena, y la cara parcialmente cubierta, aproveché para mamar un poco más esa polla todavía palpitante, que ahora se mezclaba entre mi boca y su corrida.

-¿La has tragado?-me preguntó con la respiración acelerada.

Y aún con algo de semen en mi boca, y como llevado por la lujuria, saqué la lengua, le enseñé lo que me quedaba y le mostré como me la tragaba.

-Uff... eres toda una zorra, cabrón, que acierto el haber quedado contigo.

-Me alegro que disfrutes, yo también lo estoy haciendo.

Entonces se sentó de nuevo en el sofá y me invitó a hacerlo yo también. Al ver mi polla tan dura, me dijo que aguantara, que prefería que no me corriese antes de follarme bien el culo.

Al oír esas palabras, un nuevo escalofrío recorrió mi cuerpo, pensando en lo que se avecinaba.

-Voy a fumarme un cigarro, ¿fumas?

-No, yo no, gracias.

Mientras él fumaba, descansábamos desnudos en su sofá, y  le pregunté por algunas de sus experiencias. Me contó que la última vez que quedó fue con una pareja en la que el marido tenía la fantasía de ver a su mujer follada por otro hombre, y mientras él se la follaba, ella le hacía los cuernos con la mano a su marido que se pajeaba mirando.

En otra ocasión, recordaba como un hombre se vistió por completo de mujer, con medias, tacones, lencería, peluca, maquillaje, para un encuentro; o la vez en la que quedó con una pareja en la que tanto el hombre como la mujer deseaban ser follados por una polla como la de Arturo, y los dos se le pusieron a cuatro patas mientras él iba alternando de culo en culo.

En fin, anécdotas que fue contando y que hicieron que poco a poco su entrepierna, y también la mía, volviesen a reaccionar.

Ambos nos miramos, y nos reímos, pero yo rápidamente bajé mi mirada hacia su miembro, y alargando mi mano, comencé a pajearlo de nuevo. Arturo se acomodó de nuevo en el sofá para facilitarme la tarea, la cual continué con esmero y dedicación hasta volver a ponerla tan dura como antes.

Entonces se incorporó y me dijo que fuera con él:

-Anda, ven conmigo-  me dijo mientras se levantaba del sofá, y si dirigió hacia la puerta del comedor, para volver al pasillo, e introducirse en otra habitación. Yo iba detrás de él hasta que llegamos a la puerta de esa habitación, que era la suya, donde me hizo el gesto de que pasara yo primero. Al hacerlo, y él quedarse detrás, me dio un buen azote en el culo.

-Aquí estaremos más cómodos-  me dijo con una sonrisa, señalando la cama, y haciendo intención para que me tumbara en ella:

-Ahora te vas a tumbar y vas a dejar caer la cabeza por este lado, así, boca arriba-  me indicaba, ayudándome a colocarme. Rápidamente estuve colocado tumbado transversalmente a la cama,  dejando caer levemente la cabeza por uno de los lados. Entonces Arturo agarró su polla, se abrió de piernas, se agachó un poco y la dirigió a mi boca.

-Abre esa boquita que me la voy a follar.

Dicho y hecho, abrí la boca y recibí rápidamente aquella polla totalmente dura de nuevo, y repuesta en su grosor. Con un ágil movimiento de caderas empujaba de forma que me follaba la boca magistralmente sin parar, cada vez más rápido. En cada empujón la notaba en el fondo de mi garganta hasta producirme alguna que otra arcada, sin embargo,  Arturo, sin ningún tipo de piedad, aceleraba el ritmo cada vez más y más.

De repente la sacó de mi boca, y se levanto un poco, colocando sus huevos sobre mi boca, los cuales empezó a restregar por mi boca y mi cara durante un buen rato, mientras yo me masturbaba enérgicamente.

De repente paró y me dijo que me tumbara con la cabeza apoyada en el colchón, a la cual obedecí de nuevo rápidamente, casi a la misma velocidad a la que Arturo subió a la cama y se colocó en cuclillas, colocando estratégicamente su culo sobre mi boca:

-Vamos, ya sabes lo que toca ahora.

Así que sacando la lengua de nuevo comencé a jugar con su agujerito, lamiéndolo sin parar, mientras él se agachaba presionándolo contra mi cabeza, de nuevo estábamos sumergidos en el juego de lujuria y placer de hacía un rato. Con mis manos ahora abría bien su culo para comérselo bien, mientras escuchaba palabras como:

-Vamos, así, cómetelo todo, cabrón...

Al igual que antes, esos comentarios no hacían sino aumentar mi excitación, mi ritmo, y los gemidos.

Cuando Arturo se consideró satisfecho se incorporó, y se bajó de la cama:

-Tanto antes como ahora me has puesto muy cachondo, así que ahora vamos a pasar a la parte en la que tu también vas a disfrutar, anda ven.

Yo ya sabía lo que tocaba, pero él me lo recordó:

-Vamos, ahora te vas a poner a cuatro patas aquí, ¿sabes para qué...?

-¿Esa polla  va a follarse a mi culito...?

-Muy bien, premio- y entonces me dio un azote en el culo mientras me colocaba en posición.

-Mmm... menudo culo gastas cabrón, desde que te lo vi, me he imaginado follándotelo, así que ahora ha llegado el momento.

Entonces se acercó a un cajón y sacó un envase de lubricante, lo destapó, y lo echó sobre mi culito, que ya estaba preparado.

-Ábrete más de piernas,  que quiero follarte bien.

-Ten cuidado, que ya sabes que es la primera vez...

-Tranquilo, a lo primero igual notas molestias, pero luego te garantizo que te gustará- me decía mientras aplicaba el lubricante con sus manos sobre mi culo y su polla.

Una vez terminó, tiró el tubo sobre la cama, y pasó su mano y sus dedos por mi agujerito, intentando jugar alrededor de él, y sintiendo una excitación extrema cuando parecía que casi lo introducía.

Tras unos segundos, agarró su polla, la cual apuntó hacia mi culito. Con una mano intentaba abrírmelo, mientras con la otra apuntaba, y cuando lo consiguió empujó un poquito.

-Dios, ¿ya la has metido?, joder...

-Calla, solo he metido la punta.

  • Ufff... madre mia... espera, para... ah!

Pero Arturo no hizo caso y siguió empujando.

-Shh! calla, y siente como entra...

Efectivamente, sentía no solo como entraba, sino como si me abrieran literalmente el culo. Sentir esa polla entrar en él, y sentirme como estaba siendo sometido por Arturo me excitaba completamente.

-Aaah...!

-Un poco más...!-  y de repente dio un empujón con el cual vi las estrellas a la vez que sentí como sus huevos tocaban mi culo, con lo cual la tenía toda dentro de mi culo.

Entonces se quedó quieto unos segundos, para empezar poco a poco a moverse.

-Oh, cabrón, que culazo tienes, como me pone... te lo voy a follar pero bien.

-Uff.. a ver, a ver cómo me follas.

Y entonces noté como empezó a mover sus caderas lentamente, adelante, atrás, adelante, atrás, suave al principio.

La excitación que yo estaba sintiendo no la había sentido antes en mi vida, y a la vez de sentirme  sometido, lo cual era parte de mi fantasía,  estaba disfrutando de una de las mejores experiencias sexuales que había tenido nunca.

Poco a poco, Arturo aceleraba, y cada vez mi culo se adaptaba más a su polla, la cual la notaba en todo su grosor entrando y saliendo de mí.

-Oohh... que gustazo el follar un culo como el tuyo... uff! es trmendo.

-Ahh! me alegro.. mmhh!

-¿Si?, ¿te gusta?, pues toma... - y en ese momento aceleró considerablemente el ritmo, y sus embestidas eran ya más que evidentes, mientras que la habitación se llenaba con nuestros gemidos.

-Aahh! sigue, sigue así, Dios, me encanta!

-Que puta que eres, te voy a dejar bien servido ese culo. ¡Toma!

El sonido de sus huevos golpeando mi culo en cada embestida me ponía malísimo, igual que los azotes que me daba de vez en cuando en mi culo, así que no pude aguantar más y a la vez que me desahogaba en jadeos y gemidos, de mi polla surgió una corrida más que abundante y placentera, que fue a parar a la cama de Arturo, el cual seguía empotrándome como un animal.

Siguió follándome durante unos minutos que me supieron a gloria, hasta que sus gemidos delataron lo que iba a ocurrir.

Efectivamente, sentí un chorro caliente dentro de mi culo, y enseguida, un segundo chorro, lo cual delataba que se había corrido.

-Aaahhhhh!!! jodeeer..., que gozada !!!-  escuché que decía entre jadeos.

Después de darme un par de empujones más para exprimir su polla en mí, la sacó y me dijo que me acercara, a lo cual accedí encantado, y sin dejarle decir nada, me adelanté, agachándome y metiéndomela en la boca, para extraer cualquier gota que quedase de semen, pues lo quería en mi boca.

-Uff, has aprendido rápido, cabrón. Vamos, límpiala bien.- me decía mientras me miraba atentamente como realizaba mi tarea.

Una vez hube terminado, me incorporé y ambos nos sentamos al borde de la cama, y Arturo me preguntó por la experiencia:

-Bueno, ¿has cumplido tus expectativas?

-Joder, me ha pasado súper rápido el tiempo, me he quedado con ganas de más.

-¿Sabes que aún no hemos acabado?- me dijo con una sonrisa pícara.

-¿Cómo...?- pregunté yo un tanto sorprendido.

-Falta la guinda del pastel, yo también tengo mis fantasías, y esta la quiero realizar contigo. Anda, ven.-  y a continuación se levantó aún con la polla medio erecta, invitándome a acompañarle.

Me llevó al cuarto de baño, donde me ordenó que me metiese en la bañera, lo cual hice de nuevo obedeciendo.

-Ahora agáchate, vamos.- me ordenó tajantemente mientras volvía a excitarme imaginando lo que iba a suceder.

Entonces Arturo sujetó su polla y la apuntó hacia mi cuerpo, se acercó lo máximo posible y antes de que me diera cuenta, estaba orinando sobre mí. Esa acción inesperada, me produjo una sensación de excitación que nunca hubiese sospechado.

Notaba ese chorro de orina caliente sobre mi pecho al principio, pero luego movió su polla hacia arriba, haciendo que también cayeses sobre mi cara, regándome por completo mientras  Arturo soltaba un suspiro de placer.

Por fin había conseguido llegar a ser sometido y humillado de la forma que yo quería, en una experiencia que me llenó de placer tanto a mí como a Arturo, el cual una vez hubo terminado, me dijo que había sido uno de sus mejores encuentros, tanto que me propuso repetir otro día, a lo cual no pude decir que no, aunque eso ya será otra historia.