Primera vez - Capítulo 1
Historia de tres. Mi esposa, su amiga inseparable y yo, y cómo nos fuimos enredando... Esta historia resultó muy larga, por lo que la dividí en seis capítulos
LA PRIMERA VEZ
Capítulo 1 - Alex
Alicia me había llamado para reunirnos y almorzar juntos. Pero además me pidió que no le dijera nada a Mary. A ver, mi esposa se llama Mary y Alicia es su mejor amiga. Como Mary cumplía 32 años en pocas semanas, me imaginé que la reunión tendría que ver con una fiesta sorpresa o algo así.
Mientras me tomaba un whisky esperándola, pensé en ambas amigas. Se habían conocido en la Universidad, apenas comenzando arquitectura e inmediatamente se volvieron inseparables. A pesar de ser muy distintas, Mary es de pelo negro y de buen cuerpo. Alicia es más bien catira, de pelo claro, tendiendo a delgada. Mary tiene unos pechos hermosos, llenos. Alicia es más bien de estructura deportiva, de pechos pequeños, aunque nunca la he visto desnuda, sí que la he visto en bikini. Igual podríamos decir de las caderas, Mary las tiene más pronunciadas y si bien Alicia no está falta de curvas, es menos “curveada”. Finalmente, en las piernas no podría decidirme, ambas tienen bellas piernas. Y si hacemos un resumen, tendría que dar un empate, aunque sí mi esposa me oye, ¡me mataría!
Como dije, a lo largo de la carrera se hicieron inseparables y luego de graduarse, aunque consiguieron trabajos distintos, siguieron siendo amigas del alma. Yo llegué poco después de graduadas y me enamoré de Mary, aunque a decir verdad, me hubiese podido enamorar de cualquiera de las dos. Eso implicó que del par, se formó un trío e innumerables cuartetos, porque mientras Alicia y yo nos convertimos en una pareja estable, Alicia tuvo una serie interminable de amigos, medias parejas, levantes, etc., pero que ninguno lograba encajar con ella. Algunos nos parecieron a Mary y a mi, encantadores, otros insoportables, pero para Alicia, ninguno funcionó. Un par de años después Mary y yo nos casamos y Alicia seguía buscando un compañero aceptable.
-Discúlpame, por favor, había un tráfico horrible- dijo Alicia llegando agitada.
-No te preocupes. Estoy acostumbrado-
-¡Pero si yo siempre soy muy puntal!-
Recordé la "puntualidad" de Mary y me reí. Para ella, llegar dentro de una hora del momento acordado era ser "puntual". Pero no quería ponerme a discutir ese punto sobre el que ya habíamos pasado tantas horas hablando.
-¿Qué quieres tomar?-
-Mmmm, un whisky, como tú-
Eso me extrañó. Usualmente ella pedía vino o bebidas sin alcohol. Pedir un whisky al mediodía... mmm... raro. Pero por supuesto que no le dije nada y le pedí la bebida.
-A ver, querida ¿Qué es eso tan misterioso que querías hablar conmigo?-
-Luego te digo. Vamos a comer primero, que estoy muerta de hambre-
-Muy bien- respondí, pero eso había despertado otra alarma. ¿Teníamos que reunirnos "urgentemente", pero ahora no había prisa por decirme sobre qué iba la reunión?. Pero en fin, igual yo disfrutaba mucho de la compañía de Alicia y con gusto almuerzo con ella todas las veces que quiera. Seguramente al final sería una pendejada lo que quería decirme.
La comida fue muy larga y muy rica. De entrada yo pedí unos espaguetis al filetto y ella un carpaccio de mero, todo acompañado con una botella de Pinot Grigio muy fría. De segundo plato ella se fue por un salmón a la plancha con vegetales y yo con un lomito con salsa de hongos y arroz. Acompañado por un Merlot. No comimos postres, pero con dos botellas de vino entre pecho y espalda, nos divertíamos de lo lindo, riendo y burlándonos de todo.
Finalmente la comida llegó a su fin y a pesar de haber hablado de todo, no habíamos tocado ningún tema que pudiese justificar la reunión secreta. Alicia veía como el tiempo iba pasando, ya eran las 3 de la tarde. Yo no quería presionarla, simplemente esperaba que ella tomara la iniciativa.
-Bueno, creo que llegó el momento de decirte la razón por la cual te llamé a esta reunión- me dijo al fin, mirando su copa.
-Cómo tú quieras, soy todo oídos-
-Alex....- dijo dándole vueltas a la copa de vino, visiblemente nerviosa ahora.
-Alex... me voy un año a vivir a Nueva York.
-Pero qué bueno, Alicia. ¿Cuándo lo decidiste?
-Ah, lo he estado pensando desde hace tiempo.
-Y qué raro que Mary no me dijo nada.
-Es que yo le pedí que no le dijera nadie. Ni siquiera a ti. Por lo menos mientras lo decidía y hacía los contactos. Ahora ya todo está cuadrado y me voy en un mes, más o menos.
-¿Y qué vas a hacer allá?
-Voy a hacer un postgrado en la Universidad de New York. Un postgrado en diseño, claro.
-¿Y tu apartamento?
-Lo voy a dejar cerrado. Confío en Uds. para que de vez en cuando le den una vuelta.
-Claro, no faltaba más.
-Pero hay algo más que quiero pedirte.
-Claro, claro. Dime
Primero tomó un largo trago de tu copa de vino. Obviamente que le costaba decir lo que fuese a decirme.
-Alex... Hay una cosa que ni tú, ni nadie sabe...
Esperé pacientemente que hablase.
-Alex... yo soy virgen.
La confesión me pareció completamente extraña. A lo largo de los años había conocido docenas de amigos y parejas de Alicia. Claro, ninguna duraba mucho, pero inclusive habíamos salido de viaje fines de semana completos, cada uno con su pareja durmiendo en su cuarto.
-Pero Alicia...- dije sorprendido
-Si, ya se que parece extraño. Tengo 35 años y nunca he estado con un hombre. Bueno, nunca hasta el final-
-Pero... ¡Hemos estado fines de semana completos de viaje! Hace no más de dos meses fuimos con... ¿cómo era que se llamaba?... y pasamos en fin de semana largo en Aruba. Cada pareja en su habitación...-
-Si, cada pareja en su habitación, pero en la mía... no pasaba nada...-
-¿No pasaba nada?-
-Nunca conseguí un hombre suficientemente bueno para mi. Nos besábamos, dormíamos uno al lado del otro, pero nunca les dejé hacer nada más. Varias veces dormí en el sofá. Siempre les pedía más tiempo... hasta que se hartaban de mi-
-Bueno... entiendo que eso pase a los 18 años, pero...-
-Si, tienes razón- respondió -pero con el tiempo me fui poniendo más y más exigente y cada vez me pareció más difícil encontrar alguien que me gustase lo suficiente para dar el siguiente paso-
-Bueno, nunca es tarde. Quizás en New York consigas al hombre ideal-
-Si, quizás- dijo con la voz un poco ronca. Parecía que la cantidad de vino estaba afectándola.
-El problema es... -continuó midiendo las palabras -el problema es que no quiero que suceda allá-
-¿Que suceda qué?- pregunté -¿Que encuentres el hombre ideal?-
-No, eso sería maravilloso. Lo que no quiero que suceda allá es... es acostarme por primera vez con un hombre.
La miré a los ojos y vi que parecía realmente atemorizada.
-No quiero que suceda allá, estando sola... ¡y ahí está mi problema!-
-Pero no tienes que preocuparte, no va a sucederte nada malo-
-Yo sé que no va a pasarme nada malo, pero igual ya lo decidí. Quiero hacerlo aquí. Quiero que mi primera vez sea aquí, con mis amigas cerca-
-¿Quieres hacerlo rodeada de tus amigas?-
-Jajaja. No seas tonto, no quiero hacerlo en público- dijo sonriéndome -digo que quiero hacerlo sabiendo que en caso de que quiera, pueda hablar con una amiga y las tenga aquí cerca. Con alguien a quién acudir para que me abrace si no me gusta o me abrace para compartir mi felicidad-
Me alegré de haberle devuelto la sonrisa a la cara.
-Bueno, supongo que no tendrás problemas en conseguir la persona con... con quien quieras resolver tu “problema”...-
-Bueno... más o menos-
-¿Más o menos?-
-Si, ya tengo el candidato, sólo que éste no lo sabe-
-Jajaja. Eso está bueno. Jajaja. Seguro que no se negará. Eres un bocado que cualquier hombre desearía llevarse a la boca-
-¿Te parece?-
-Claro, no tengo dudas-
-Jejeje. Me alegro saberlo. Yo sé que hay muchos que desearían acostarse conmigo, pero el candidato que yo seleccioné... no sé-
-¿No sabes si querría tener algo contigo? ¡Pues será pendejo! ¡o gay!-
-No es lo uno ni lo otro... pero sí que tiene un impedimento-
-¿A ver?-
-Es casado-
-Upsss-
-Si. En realidad, para mi ésa es una ventaja. A ver, siendo casado, me aseguro que no querrá tener después algo conmigo. Es decir, no se enamorará ni nada por el estilo y yo podré irme sin problemas. Sin dejar nada atrás. ¿Me explico?-
-Suena sensato, pero... ¿el sujeto está dispuesto?-
-Bueno, como te dije, no se lo he preguntado todavía-
-¿Y para cuando piensas dejarlo? Entiendo que no falta mucho para el viaje-
-Bueno... tan pronto como... ahora-
-¿Ahora? ¿Vas a decirle ahora?-
-Si-
-¿Lo vas a llamar? ¿Cómo vas a hacer?-
-No, no lo voy a llamar. Se lo estoy diciendo ahora-
Tardé unos segundos en entender ¡y me quedé paralizado!. Todo este tiempo había estado jugando conmigo y yo no me había dado cuenta. Agarré mi copa y tomé un gran trago.
-¿Yo?-
-¡Claro!-
-Pero yo... yo...-
-A ver, ¿quién mejor que tú? Mi mejor amigo. El esposo de mi mejor amiga. El hombre comprensivo y tierno que conozco desde hace años-
-Pero... yo nunca pensé...-
-Claro que nunca pensaste. Sólo tienes ojos para Mary y esto te da más puntos. No te vas a enamorar de mi, ni vas a hacer escenas difíciles-
Yo seguía en estado de shock y no sabía que decir.
-Vamos, deja de mirarme con esa cara de bobo y dime que lo vas a hacer por mi-
-Bueno...-
-Anda. No me vayas a fallar ahora. No tengo tiempo de buscar otro candidato-
-Bueno... ok. Voy a hacerlo, pero es que yo no quiero hacerle daño a Mary... Yo nunca le he sido infiel-
-No lo veas así. No vas a serle infiel a tu esposa. Vas a hacerle un favor a su mejor amiga. Un favor. Como si la estuvieras ayudando a mudarse o llevándola a hacer una diligencia. Además, Mary no tiene porqué saberlo. Es una cosa entre tu y yo. Y en cuatro semanas yo habré salido de tu vida y será como si nunca hubiese sucedido.
No lo podía creer. Una preciosa mujer me estaba pidiendo que le hiciese el amor y además, me daba los argumentos para hacerlo.
-También tienes la seguridad de que yo tampoco me enamoraré de ti ni voy a pedirte que dejes a tu esposa ni nada. Es sólo una transacción. Un entrenamiento. Tu me vas a ayudar a volverme mujer-
Me quedé pensando un rato, dándole vueltas a la copa.
-Bueno, bueno. Está bien. Ya veo que los has pensado todo. Acepto ser tu “entrenador” en esa... tarea-
-Gracias, gracias- dijo arrimándose y dándome un beso en la mejilla, para luego apurar su copa de vino con cara de alivio.
-No sabes lo mucho que me ha costado esto- dijo.
-Me lo puedo imaginar. ¡Por lo menos dos horas de almuerzo! Jajaja-
-Uy. Si. Ya tengo de regresar a la oficina-
-Pero espera, espera- le dije -Supongo que ya los has pensado todo ¿Cuáles son los próximos pasos?-
-Upa. Si tú no sabes cuáles son los próximos pasos, estamos en problemas, jajaja-
-Jajaja- me reí también una vez superada la sorpresa.
-Lo tengo todo bien planeado. Hoy es miércoles y creo que el próximo viernes sería ideal. Yo estoy tomando pastillas anticonceptivas desde hace varios meses, por lo que podemos estar seguros de que no habrá consecuencias. También me hice todos mis exámenes físicos y estoy limpia.
-Vaya, nunca pensé en eso, pero me parece muy bien. Yo también estoy sano-
-No tengo dudas. ¿Qué te parece si vienes el viernes a mi casa a almorzar?-
-¿A almorzar?- contesté con una sonrisa
-Bueno... jejeje... a almorzar y después a comerte un postre...-