Primera vez

Mi primera vez fue todo lo que esperaba pero lo que me llevo a ello fue algo que nunca espere.

Hola, esta vez les contare sobre mis dos mejores amigos, Clarisa y Esteban, ellos dos han sido mis vecinos desde mi niñez y los quiero como a nadie en el mundo, a ellos les confiara más que mi vida y juntos los tres crecimos y aprendimos muchas cosas pero esta vez contare solo sobre los encuentros sexuales entre nosotros.

Esteban se robo mi primer beso, fue durante una vez que estábamos jugando a ‘encantados’ un juego donde una persona persigue a los demás, como muchas otras veces nos escondimos juntos y una plática llevo a otra y nos besamos, desde entonces usábamos cualquier escusa para estar solos y descubrir esta nueva y agradable sensación.

No mucho después le contamos a Clarisa quien se nos unió en nuestro juego de descubrimiento siendo Esteban también su primer beso, los besos se volvieron caricias mientras crecíamos y luego nuestra curiosidad dio a que no solo fuéramos chicas con un chico sino que ya había juego entre Clarisa y yo.

Pero el tiempo pasó y Esteban se mudo de casa, el tiempo que nos pudimos ver disminuyo y esto hizo que nos distanciáramos, mucho más tiempo paso cuando lo volví a ver, logre invitarlo a mi fiesta de cumpleaños.

Cuando lo vi de nuevo vi como el niño que había conocido cambio, su aspecto era más juvenil y atlético, durante el tiempo que tuvimos para conversar entre bailes y la comida me conto lo que había sido de su vida, Clarisa también estaba en la fiesta pero ella parecía más interesada en bailar con los amigos y amigas que en hablar con él, por otro lado yo quería saber que había sido de mi mejor amigo.

Me conto que estaba en el equipo de fut bol de su escuela y que le encantaba el deporte, me conto que sus padres se habían divorciado y que pasaba por un momento algo sentimental, pero cuando me quede sin habla fue cuando me dijo que tenía una novia que lo apoyaba y que él la amaba. Yo también había salido con varios chicos pero el saber eso me dolió un poco, para mi aun seguía siendo alguien con quien compartía un gran secreto pero de pronto me sentí inquieta.

La noche siguió hasta un punto donde ya no estaba tan concurrida y tuve un poco mas de libertad, en ese momento el me llevo a un lugar apartado diciendo que tenía un ‘regalo’ para mi, en ese momento que estuvimos en un lugar donde nadie nos pudiera ver me tomo tiernamente de la cara y me beso, yo ya sabía que iba a hacer eso y le seguí.

Nuestras bocas se fundieron en un beso mientras mi lengua y su lengua jugueteaban, durante unos minutos solo nos besamos como recapitulando todo lo que habíamos aprendido en nuestra mutua ausencia, Luego nos separamos y sentí como me sonrojaba mientras el sonreía.

-Sarah te quiero tanto- me dijo en un susurro mientras me empezaba a besar el cuello, yo lo tome de sus cabello corto y lo pegaba a mi cuerpo mientras me entregaba a él con la espalda recargada en la pared. Recuerdo que llevaba un vestido azul claro de tirantes que se pegaba a mi cuerpo, no me acuerdo mucho de los detalles pero era bastante cómodo.

Me deslizo los tirantes por los hombros y dejo caer el vestido al suelo dejándome totalmente desnuda ya que no llevaba ropa interior, estoy enterada de que si alguien nos hubiera encontrad en ese momento habría sido un caos total pero por suerte no paso pero en ese momento no me interesaba, como había dicho antes no soy muy dotada en lo que a pechos se refiere y en ese entonces aun menos, era apenas una tabla pero eso no importaba.

En lo único que podía pensar era en sus manos recorriendo mi piel de arriba abajo, mi cadera fría con el aire al contacto de su piel caliente, el ligero sudor que me corría por el cuello mientras él me llenaba de besos, entonces empezó a lamer la aureola de mis pezones que estaban duros de excitación, yo jadeaba cada vez más rápido mientras él conocía cada rincón de mi.

Con sus manos recorría mi piel desde la espalda hasta mis firmes nalgas y luego pasaba a mis pechos que masajeaba con ternura, mientras sus labios recorrían mi cuello y mi boca haciendo que mi lengua se volviera loca, en ese momento mi calentura estaba a más no poder, sentía como un poco de liquido resbalaba por entre mis piernas desnudas y una sensación nueva para mí me inundo el cuerpo.

Me quería entregar por completo a Esteban, mi primera vez sería completamente suya, en ese instante y lugar, así que agarre su mano y la lleve a mi vagina húmeda susurrándole que era suya. Pero esto obtuvo una reacción contraria, el al escuchar esto se hizo un paso para atrás y desvió la mirada, eso me sorprendió y no supe que hacer.

-lo siento Sarah no puedo hacer esto, no puedo hacerle esto a mi novia-

Esas palabras me perforaron el corazón en un instante, lentamente recogí mi vestido del suelo poniéndomelo otra vez y camine lejos de allí, por alguna extraña razón me sentía abatida pero no tenía ganas de llorar. Regresamos a terminar la fiesta y los dos hicimos como que nada hubiera pasado, así pasaron las pocas horas siguientes sin que nos habláramos, al parecer nadie se dio cuenta pero yo cobraría ese momento más adelante.

Ya casi al final de la fiesta a eso de las 4 o 5 de la mañana todos estábamos abatidos, mis padres decidieron irse primero dejándome a cargo de mis tíos, luego ellos se fueron dejándome a cargo de Horacio el hermano mayor de Clarisa. Como les había contado la familia de Clarisa y la mía habían sido vecinas por mucho tiempo y eran casi de la familia así que había mucha confianza entre todos, así que al final los últimos 3 que quedamos fuimos Horacio, Clarisa y yo.

Clarisa no dejaba de contarme sus hazañas en la fiesta, a pesar de que tenemos la misma edad ella siempre fue más promiscua y activa sexualmente que yo, me conto que se tiro a varios amigos esa noche y luego me pregunto que como me había ido con Esteban. Al parecer ella noto que nos fuimos y concluyo que yo había perdido mi virginidad por fin a mis 15 primaveras pero yo le conté que nada había pasado.

No muy convencida acepto esa explicación al ver que no estaba muy de humor para conversar, pronto después nos fuimos en el coche de Horacio y Clarisa cayó dormida en el asiento de atrás, yo estaba muy cansada pero no quería dormir pensando en lo que pasó en la noche.

Creo que les debo la descripción de Horacio así que aquí les va, el es varios años más grande que nosotras algo así como 7 u 8 más grande creo, en esos tiempos él vivía en lo que luego sería el departamento mío y de Clarisa ya que trabajaba por las mañanas y estudiaba por las tardes. El era alto de cabello claro y una figura regular, no estaba totalmente en forma pero no estaba gordo, tenía una típica barriguita de chelero pero se mantenía algo delgado.

Dejamos a Clarisa en su puerta y yo debía de haber ido a la de la casa de al lado, ósea mi casa pero no quería llegar a ella, así que me quede en el carro y cuando Clarisa entro por su puerta me voltee y le dije a Horacio.

-No quiero llegar a mi casa, ¿podríamos ir a otro lado? No importa donde-

-¿Segura? Es algo tarde, ¿no estás cansada?-

-No, prometo que te compensare-

No sé que habrá visto él en mi petición pero acepto sin muchas preguntas, le mando un mensaje a mis padres diciendo que me llevaría de compras como regalo de cumpleaños y mis padres se la creyeron aunque a esa hora no había muchas tiendas abiertas.

Yo no me pude decidir a done ir así que fuimos al depa de Horacio, ahí el se tiro sobre el largo sofá que tenia, parecía muy cansado, y yo me senté en un sillón individual delante de él, me volteo ver y me pidió que le contara porque estaba tan inquieta, sin poderme reprimir más le conté todo lo que paso ese día y me puse a llorar en frente de él. El se sentó junto a mí y me abrazo mientras escuchaba la historia, luego de un tiempo llorando el levanto mi cabeza y me dijo con voz tierna.

-Sarah, yo te conozco desde niñita, te eh visto crecer y veo como poco a poco te vuelves una mujer hermosa, no tienes por qué estar sufriendo por cosas así, además el quiere a alguien más y tu tendrás que seguir adelante, ¿entiendes?-

No sé que me paso ahí pero la actitud y ternura de Horacio me hicieron verlo como nunca antes, sus brazos alrededor de mi frágil cuerpo hicieron que un escalofrió pasara atreves de mi, muy pronto puse sentir su aliento en mi cara a poco centímetros y mis labios se movieron por voluntad propia posándose sobre los suyos.

El beso fue lento y cálido mientras algunas lagrimas aun corrían por mis mejillas, mi lengua busco refugio dentro de su boca aliviando la soledad con su lengua, el sabor de su boca y su aliento me calentaron mientras pegaba mi cuerpo al suyo frotándolo ligeramente en un movimiento inconsciente e impulsivo. El sintió todo esto y trato de separarse.

-No…Sarah – entre cada palabra yo lo callaba con mas besos de los cuales el poco podía resistirse a seguir mi juego –No es correcto… Sarah…-

Pero yo no iba a aceptar otro no como respuesta, me pegue mas a él frotando mi cuerpo entero en él, el sillón en el que estábamos lo aprisionaba contra mí y en un movimiento el dejo un poco abiertas las piernas lo cual use para posicionarme entre ellas con mi sexo directamente contra el suyo. El sentado en el sillón con las piernas abiertas y yo directamente encima de él mientras nuestros labios se perdían en el mas cálido de los besos y sus manos recorrían mi espalda y cabello con suavidad.

El aun se resistía pero en esa posición poco podía hacer, pronto empezó a ceder y sentí como su mano me acariciaba las nalgas suavemente por encima del ligero vestido azul, entonces fue como si estallara, con un movimiento sencillo y violento el se inclino hacia adelante sosteniéndome en su brazos y besando mi cuello violentamente.

-¡¿Esto es lo que quieres?!- me dijo como tratando de lastimarme, sus labios se apretaban contra mi piel fuertemente mientras su brazos me aprisionaban a él, al parecer yo había ganado y el se estaba desquitando conmigo.

Me puso sobre la mesita en medio de la sala y deslizo los tirantes del vestido por mis hombros, esto hizo que cayera alrededor de mi cadera dejando la parte superior de mi cuerpo desnudo, durante unos segundos el me vio así y una cara de sentimientos encontrados me hizo frente, vi como se arrepentía de lo que pasaba pero aun así siguió adelante.

Su mano derecha me tomo de la cintura y la derecha del hombro mientras o le desabotonaba la camisa, le quite la camisa mientras él me miraba con una pregunta en su rostro, yo asentí con mi cabeza mientras el sacaba un condón de la cartera en su pantalón. Iba a hacerlo, iba a perder mi virginidad por fin, el se bajo los pantalones mientras yo sostenía el condón en su empaque, me habían contado mucho y había ya entrenado con un plátano y todo eso, lo suficiente para saber poner un condón.

Cuando se bajo los pantalones vi un bulto sobresaliendo de sus bóxers, un acto tan simple pero me causa mucho temor, mis manos temblaron mientras le bajaba el bóxer y su pene salió de ahí, era la primera vez que tenia uno delante de mi tan cerca y me fascino, su aroma no era el mejor pero mis manos lo rodearon con temor.

Lo demás vino por medio de lo que había visto en pelis porno, masturbe a Horacio con ambas manos mientras el solo soltaba bufidos de placer, entonces me lo metí a la boca yendo de arriba abajo y saboreándolo con mi lengua, su sabor no me desagrado del todo y me fascino, mi lengua se movía continuamente pero entonces él me separo diciendo que ya no aguantaba más.

Saque el condón de su empaque y se lo puse, luego me recostó sobre la mesa y se uso sobre mí, le dije que fuera gentil y él me beso mientras levantaba la falda azul con una mano, sentí mi sexo expuesto a mientras abría mis piernas sintiendo su pelvis moviéndose entre ellas. Su mano se poso en mi cadera mientras sentía un cálido toque en mi entrepierna que luego se volvió en presión sobre mi vagina.

Me tomo un par de segundos darme cuenta que era su pene lo que presionaba a mi vagina, sentí como poco a poco el me empezó a penetrar, al principio solo fue presión pero luego empezó a doler, como si forzara su entrada en mi entrepierna, me queje pero Horacio non se detuvo, me pregunto si estaba bien y le conteste que continuara.

Pronto el dolor me estaba partiendo en dos, me dijo que ya estaba dentro y me relaje un poco, luego poco a poco empezó un gentil mete saca que me dolió bastante pero supere con mucho esfuerzo, mientras tanto el y yo nos besábamos gentilmente mientras su mano firmemente me jalaba hacia a el desde la cadera para seguir cogiendo.

Después de un rato cerró los ojos y pero yo sentía mucho dolor como para darme cuenta cuando se vino dentro de mí, entonces saco su pene de mi y se sentó en el sillón, yo vi como un poco de sangre manchaba la mesilla a la altura de mi pelvis y el dolor continuo, aun así le dije que lo había disfrutado y él me sonrió.

Horacio fue mi primera vez y después de eso tuvimos muchas otras veces, fuimos bastante discretos con eso pero ya que el dolor del acto cedió nuestras sesiones de sexo se volvieron muy continuas y regulares, con el aprendí muchas cosas y gustos pero después de unos meses yo empecé a tener un gusto inusual y más variado por el sexo lo cual me llevo a experimentar con más gente, el lo descubrió de la peor manera y eso llevo a que dejáramos de vernos, pero esa es otra historia.