Primera sesión con un invitado
Considerándome aún una primeriza en la sumisión, llevo a un invitado autorizado.
Empecé un viernes con entusiasmo, no hace mucho había iniciado con mi primer Amo y para ese día iba un amigo D de la universidad a nuestra sesión. A la mañana clases y de ahí con D íbamos a encontrarnos con mi Amo. Tenía la orden de colocarme un plug antes de emprender la hora de viaje que debía hacer, al salir de clases me estaba por dirigir al baño cuando me entró la duda “¿Guarde el plug en la mochila?” me fijo y... no, no estaba, hasta ese momento no había hecho algo que amerite un gran castigo por lo que no sabia que me esperaba esa tarde. Le informo a D lo olvidadiza que fui y que probablemente iba a presenciar un castigo lo cual lo entusiasmo ya que tenía afinidad por lo sado.
Partimos y al bajar del tren mi Amo nos esperaba en su auto, D atrás y yo adelante. Me senté y solo miré hacia abajo, supongo que mi expresión me delató. Me pasa la mano por la mejilla con esa firmeza mezclada con ternura que me vuelve loca “¿Y esa cara?” de un segundo a otro de la caricia paso a agarrarme el pelo tironeando mi cabeza hacia atrás bruscamente “¿Qué hiciste?”. Solo atiné a decir “necesito ser disciplinada”, apenas termine de decirlo que en voz alta me interrumpe
“Eso ya lo sé, pregunté ¿Qué hiciste?”
“Olvide traer el plug señor”
“¿lo olvidaste, así de simple? Hoy planeo hacerte la cola y te di esa orden para que se te vaya dilatando el culo porque se que te cuesta aguantar el anal. Fui muy amable y vos solo te olvidaste ¿Cómo imaginas que me tomo esto?”
“Perdó...”
“Cállate, no quiero tus disculpas ahora. Ya que fue tu culpa, voy a continuar con lo que tengo planeado y mientras voy a ir pensando en un castigo ejemplar porque veo que no me tomas en serio.”
Me suelta, cambiando a su voz serena de siempre se presentan con D quien disfrutaba la escena desde atrás. El Amo se percata que tiene el pene duro por lo que me ordena cambiarme al asiento trasero para complacer con mi boca al invitado durante el viaje. Siempre tuve problemas para introducir un miembro por completo o buena parte a mi boca y no tuve a alguien que sepa bien enseñarme o para practicar. Era algo que Amo estaba entrenándome y había mejorado un poco, pero solo algo. Tuve problemas para seguir el ritmo profundo que pretendía D con su mano en mi cabeza y este, con una sonrisa, no tuvo problemas en quejarse.
“Ya estamos llegando, en cuanto entremos entre los dos la castigamos” contestó Amo. Solo pude imaginar en los juguetes de castigos que me esperaban. Intuía que hoy iba a descubrir un nuevo límite de resistencia y ya quería que llegué ese momento, aún no encuentro las palabras para describir todo lo que siento cuando me azota. Es un dolor que no quiero sentir a no ser que sea en las sesiones con él, lo vuelve tan placentero y se que cuando los realiza, me los merezco ya sea como castigo o premio.
Al entrar, comienzo con el protocolo, el ritual que me provoca escalofríos de la excitación que me invade mientras lo realizo. Consiste en que cuando se cierra la puerta detrás mío, comienzo quitándome la ropa hasta quedar con la tanga, me arrodillo, libero el miembro de mi amo y debo decir
beso en el pene Estoy en la casa de mi Amo beso Vengo para ser usada beso Y voy a ser obediente. En ese momento me coloca el collar.
Lo que pasa después varía dependiendo de lo que tenga ganas de hacer Él, me coge la boca, me escupe o solo me fulmina con la mirada que es lo que hizo ese día. El sentir que lo había decepcionado hizo que me invadiera una fea sensación que provocó un aumento en los latidos de mi corazón y mi respiración. Supe que eso era su intención. Aún así, sentía mi sexo desbordado de fluidos por todo lo que había pasado y por no saber qué era lo siguiente.
Me quedé en el suelo esperando su orden para moverme, los vi a los dos acomodando los instrumentos, algunos de castigo, que había sobre la mesa y a D contemplándolos. Unos instantes después, Amo me indica con un dedo que me acerque y empiezo a gatear en la dirección de ellos. Siempre que camino así recuerdo la primera vez que lo hice en nuestra iniciación, los primeros segundos mi cuerpo no se movía, mis inseguridades me habían invadido imaginando lo ridícula que me vería haciendo eso hasta que escuche las palabras de mi Amo “Si no sos capaz de hacer esto, no debiste venir”, el sentir que perdía algo que había deseado y fantaseado hace tanto antes de que empezara hizo que me desbloqueara de mis pensamientos empezando a moverme, desde ese día lo hago con más soltura sintiéndome cada vez más perra, una perra con dueño y me gusta.
Cuando estoy ante ellos, se me ordena subir al sillón y estar en pose para recibir el castigo, subo y prosigo a apoyar mi cara usando mis manos como almohada en contra del sillón, la cola bien en alto y las piernas abiertas. Mientras Amo analiza que este posicionada correctamente y comprueba mi humedad, veo lo que elige D lo que me provoca una risa, porque lo conocía tanto, agarró el floggers como predije en mi mente. D cambió de una sonrisa maliciosa a una cara seria “vi una burla de tu parte y mientras se me endurecía el pene no te vi como a vos, sino como a una sumisa prestada que estaba siendo irrespetuosa y pensé, con esta hay que tener mano dura” es lo que me dijo D cuando volvíamos. Entonces, Amo que se había armado con una fusta “voy a darte 6, espero que en cada uno pienses en lo que hiciste y en procurar no volver a cometer una falta como la de hoy”.
Mientras pensaba qué raro 6 ya que el máximo hasta ese momento fueron 8 agrega “y tu amigo va a darte otros 6, vamos a ir intercalados así que prepárate porque quiero que recibas este castigo en silencio, entendido putita”
¿12 de una, en serio? colgué pensando en ese número
“¿Vas a hacerme repetir las preguntas el día de hoy? ¿Entendido puta?”
“Si Amo, entendido” empecé a respirar hondo diciéndome a mi misma que él nunca me hizo hacer algo que no pudiera aguantar, soy sumisa, me encanta ser su sumisa, si él dice 12 son 12.