Primera noche completa
Mi respuesta afirmativa le excitó más y sus caricias se hicieron más evidentes y prolongadas, su respiración me decía que estaba ahora más excitado que unos minutos antes
Tengo 53 años aunque mantengo un físico para nada acorde con mi edad, estoy casado y no se puede decir que mi mujer sepa con seguridad nada de mis actividades extramatrimoniales aunque sé que tiene fundadas sospechas para conocer bastante de ellas, más de una vez ha descubierto algunas fotos comprometedoras aunque aparentemente no se entera de nada.
Uno de los personajes de este relato, experiencia personal real, pertenece a un grupo social determinado, no pretendo hacer crítica alguna de ese grupo, es lo que es y personalmente estoy muy satisfecho tanto de la relación como de lo que el personaje en sí me aporta, y estoy hablando de una relación que dura ya ocho meses.
En la ciudad que habito hay un parque frecuentado por gays salidos del armario y en mayor medida por hombres socialmente heteras que ocasionalmente, como yo, visitan el parque en busca de algo diferente o simplemente una paja o mamada sin importar mucho el sexo de la otra persona. Mi mujer estaba de viaje y una noche en la que estaba especialmente caliente me decidí a dar una vuelta por el lugar, realmente lo visito muy de tarde en tarde; por mi constitución física y la falta de vello corporal podría decirse que tengo un cuerpo de aspecto femenino y forma parte de mi excitación usar lencería femenina en mis placeres solitarios, aquella noche estaba especialmente excitado y decidí poner bajo mi ropa masculina un conjunto de lencería y unas medias.
Era viernes noche y estaba algo concurrido el parque, apoyado en un árbol observaba a unos metros a dos hombres masturbarse mutuamente cuando sentí que alguien se acercaba a mi espalda y apoyaba una mano en mis nalgas, tras una furtiva mirada para comprobar que no era un posible delincuente (también abundan en este parque) le dejé hacer y a los pocos minutos eché una mano hacia atrás palpando un abultado paquete. El me abrazaba por la espalda frotando su paquete contra mis nalgas y besando mi cuello, aquello me encendía de una manera casi incontrolable y dejé meter su mano entre mis ropas, cuando debajo de mi camisa tocó el sujetador se paró unos instantes y me preguntó
- ¿llevas ropa de mujer debajo?
Mi respuesta afirmativa le excitó más y sus caricias se hicieron más evidentes y prolongadas, su respiración me decía que estaba ahora más excitado que unos minutos antes; aquello era un continuo pasar de gente y me dijo que nos fuéramos en su coche a un sitio más tranquilo.Nos trasladamos a otra zona a las afueras del parque, literalmente me despojó de la ropa dejándome solamente con la tanta, las medias y el sujetador… pasaba la lengua por mis piernas enfundadas en las medias, evidentemente era fetichista de esa ropa y le excitaba. Si yo me sobresalté no digamos él cuando a lo lejos dividamos unas luces azules de un coche de la policía local, me vestía rápidamente y salimos de allí sin rumbo fijo aunque él no podía disimular su excitación. Me ofreció ir a su casa, vivía en un pueblo cercano a 30 minutos de coche. Yo no necesitaba justificarme ante nadie y acepté. Llegamos a un pueblo ya conocido por mi por su proximidad a la ciudad, entre la oscuridad y la premura por entrar sin que pudieran vernos no me fijé bien del tipo de casa; ya en el interior observé que era un hombre muy atractivo, más joven que yo, luego supe que tenía 46 años; habíamos llegado a las dos de la madrugada, para las cinco de la madrugada yo me había corrido una vez y estaba tratando de recuperarme, Luis, mi nuevo amigo/amante se había corrido tres veces follándome en todas las posiciones imaginables y llevándome continuamente al "cielo", nunca había sentido algo tan intenso, ni en las mejores etapas de sexo con mi mujer o cualquier otra persona. Para Luis no era habitual recuperarse tan pronto, pero me dijo que le excitaba sobremanera el sexo con un hombre vestido de mujer.
No teniendo a mi mujer en casa acepté su oferta de quedarme a dormir con él aunque me advirtió de que tenía que madrugar; me despertó a las siete de la mañana el olor del café, Luis estaba en la cocina desnudo, desnudo y empalmado… acarició mis nalgas mientras me besaba rodeando su cuello con mis brazos y me preguntó
¿Lo pasaste bien anoche?…. ¿podemos vernos otro día?
Todas las veces que quieras, me puedes hacer tu puta si quieres.
Por toda respuesta Luis me hizo dar la vuelta, me colocó de forma que con mis manos apoyadas en el fregadero le ofrecí mi grupa y tras decirme que podía confiar en él, que estaba sano, metió su polla sin protección. Supongo que tras la noche anterior todavía me mantenía dilatado, su polla me entró a la primera sin dificultad alguna y tras mantenerse quieto unos instantes y acomodarse empezó a bombear; ya quisiera para mi esa virilidad pensé, en cinco horas era el cuarto polvo que me iba a echar, me advirtió que tenía cosas que hacer y teníamos que corrernos pronto, "dame fuerte y pellízcame los pezones a la vez" - le dije, haciéndome caso aceleró su movimiento y se dejó ir en mi en cuanto notó que yo me vaciaba.
A las diez de la mañana me devolvió con su coche a mi casa, para entices, yo ya era consciente que me había estado follando el párroco de un pequeño pueblo y quedamos en que regresaría por la noche con ropa femenina que ponerme. La verdad es que nadie me ha dado nunca tanto como él sexualmente, prácticamente nos vemos una media de cuatro o cinco días a la semana desde hace ocho meses, cuando lo visito en su casa me tomo mi tiempo para vestirme y maquilarme exageradamente, cuanto más aspecto de puta me pongo más se excita y yo cada vez me meto más en mi papel, me encanta el rol que he tomado.
Olga