Primera infidelidad y mi esposo me descubre.

Tengo 23 años de matrimonio con mi esposo, ya tengo 45 años y mi esposo 53. El sexo es bueno, y gracias a que nuestros hijos ya están haciendo sus vidas, podemos hacerlo hasta el cansancio y sin interrupciones ya que siempre estamos solos en casa.

Hola, muy buenos días, mis íntimos lectores, quiero agradecerles una vez más por tomar un momento de su tiempo para leer mis anécdotas y las de los otros lectores que se han animado a enviarme sus vivencias para que las publique.   Con referente a eso; quiero aclararles, que hay varios relatos, como lo he especificado en cada uno de ellos, que no son de mi autoría y mucho menos soy su protagonista.

Les convido a que lean mis historias desde el principio para que no caigamos en esos errores. Algo muy importante y que no puedo pasar por alto. Es darle las gracias, un abrazo fuerte y un gran beso, a todos aquellos lectores que me enviaron las fotos de sus vergas tan ricas ¡GRACIAS MIS AMORES!

Antes de comenzar, les informo que este relato no es de mi autoría, mi única colaboración, ha sido: arreglarlo un poco y publicarlo en mi página. Los relatos anteriores, Un marido complaciente 1 y 2. Tampoco son míos. Los protagonistas de tan morboso relato, son Memo y su esposa (El correo esta en el relato para que tengan contacto con ellos directamente). Y finalmente, les informo antes de empezar con esta nueva historia. Dos cosa, este relato no llevara fotos porque así lo quiso la autora, y la otra, es que todos los contactos que tendrán conmigo serán por este medio. He explicado en algunos relatos que no tengo tiempo para interactuar con ustedes de otra forma.

Hola amigos, mi nombre es Silene, antes de comenzar con mi relato, paso a describirme. No soy nada exuberante como la mayoría de las mujeres que describen acá, nada de culito respingón, senos exuberantes, melenas amarrillas ni cara angelical. Soy lo que se puede decir una chica normal. Pelo castaño oscuro a media espalda, nalgas pequeñas pero definidas, mi rostro no es feo, pero no rayo en la belleza suprema, mis ojos son algo caído a los costados, soy delgada pero no mucho, mis senos son pequeños y a pesar de haber amantado a dos hijos, siguen en su lugar. Claro, son pequeños. Pero mi gran atributo, es mi cuca, siempre que uso pantalones algo ajustado, se me marca lo que muchos dirían coloquialmente una pata de camello.

Tengo 23 años de matrimonio con mi esposo, ya tengo 45 años y mi esposo 53. El sexo es bueno, y gracias a que nuestros hijos ya están haciendo sus vidas, podemos hacerlo hasta el cansancio y sin interrupciones ya que siempre estamos solos en casa.

La historia en cuestión comenzó un día en que asistí a la fiesta de aniversario de la empresa. Me gusta beber mucho aunque no soy muy buena en ello,  igual me la gozo y siempre termino borracha como una cuba.

El asunto fue que entre los trago, la bailadera y todo el alboroto, se me pasaron las copas y andaba bastante achispada y relajada, bailaba con todos y disfrutaba del momento.

Había un compañero de trabajo, que siempre me echaba los perros, y por supuesto que no desperdició la oportunidad de acercarse un par de veces a bailar conmigo y cortejarme de paso.

Luego de varios intentos e insinuaciones, ya me tenía como se diría montada en la olla, se ofreció a llevarme a casa una vez término la reunión y yo acepte. Le dije que me iría con él, tomaríamos algo por el camino y veríamos que pasaba.

Así que nada más salir a la calle, pasamos por una licorería y continuamos camino a casa.

Él me decía lo mucho que le gustaba y todo ese tipo de cosas, yo por supuesto, le decía que estaba casada y amaba mucho a mi esposo y un sinfín de excusas, pero él no paraba en sus intentos de conquistarme.

Tomo la ruta más larga para llevarme a casa y aunque me di cuenta de su treta, no le comente nada.

En un rato ya el alcohol se me había subido a la cabeza y estaba bastante prendida, el seguía habla que habla y yo bebe que bebe.

No sé en qué momento empezó, pero cuando me percate, tenía rato sobando mi pierna ligeramente, y fue cuando escuche…

-¡Vamos Silene anímate! ¡Te prometo que lo vas a disfrutar amor! Y seguía sobando mi pierna.

Yo no le conteste, y el tomo mi actitud como un sí, y enfilo su mano a mi entrepierna. La verdad que cuando hiso presión sobre mi coño con su mano, se me erizaron todo los vellos del cuerpo. Termine por claudicar  y lo deje que siguiera explorando mi coño por sobre la ropa, y yo a disfrutar esa agradable sensación.

El condujo el carro a un callejón oscuro, y allí, en el asiento trasero termino por cogerme. No fue que colabore con entusiasmo en su cometido, pero… Tampoco puse resistencia. Después de un par de cogidas con corridas dentro de mi coño incluidas, todo acabo, no les voy a mentir, yo también tuve mis orgasmos y lo disfrute mucho.

Una vez que terminamos, nos arreglamos y me llevo a casa, cuando entre al cuarto, mi esposo me esperaba despierto mirando la televisión. Lo salude de lejos y me quede pasmada, no esperaba que el estuviera levantado aun, y yo me sentía como que tenía olor a sexo sobre todo mi cuerpo o un cartel en mi frente que decía infiel.

Él me hablaba de lo más normal, preguntándome sobre la fiesta y como me había ido, y yo le seguía la conversación tratando de quitarme el nerviosismo que se apodero de mi cuerpo, hasta que le dije.

─ ¡Cariño déjame bañarme y ya seguimos hablando que estoy súper sudada y cansada!

Pase a su lado y me metí al baño, luego de ducharme, me acosté a su lado en la cama y no sé en qué momento me quede dormida.

Al día siguiente, me sentía de la patada, sucia, y lo peor de todo es que los remordimientos con mi esposo me estaban enloqueciendo.

Cuando llegue al trabajo, mi compañero me trato como si no hubiese ocurrido nada entre nosotros, y lo agradecí, porque no tenía ánimos de lidiar con ese tema en ese momento.

Ya habían pasado tres meses de lo ocurrido, y todo estaba tomando su camino natural, mi esposo no se dio cuenta de mi infidelidad, y lo mejor, es que mi amigo ya no me cortejaba, esto había hecho que las autoflagelaciones mentales de mi parte, fuesen cediendo, y no me sintiera tan mal conmigo misma por mi desliz.

Mi esposo es jefe de almacén en la empresa donde trabaja. Tiene cuatro empleados a su cargo en su departamento y varios empleados más en otras dependencias, los viernes, trabajan medio día, pero mi esposo siempre se queda hasta más tarde, con los cuatro empleados de su despacho, arreglando la mercancía del almacén, y seleccionando los pedidos que serán despachados a la semana siguiente.

Por esa razón, fue que me sentí sorprendida cuando llego a casa, el último viernes de ese mes, y lo consigo preparando la cena, cantando y bebiendo ginebra con jugo de naranja.

─ Hola cariño ¿Cómo estás? ¿No quieres un trago? ─ Me saluda.

Me acerco a él, le doy un beso y le digo ─ ¿Y eso que estás tan temprano en casa?

─ ¡Nada amor! tenía ganas de beber algo y me vine temprano, ya que estaba aquí me puse a preparar la comida ─ Estira la mano y me da un trago que ya me había preparado.

─ ¡Gracias amor!─ Le digo y le doy otro beso, ─ ¡Déjame darme un baño rapidito!

Me bañe, me coloque una bata sin nada debajo, y salí a ayudar a mi esposo. Toda la velada transcurrió espectacular: cocinamos, comimos, bebimos, charlamos y nos reímos mucho.

Después de lavar los platos, nos servimos otro trago y nos fuimos al cuarto para seguir hablando. Nos desnudamos y nos metimos a la cama. (Les comento que nosotros dormimos desnudos, yo solo me coloco algo los días que tengo el periodo)

Enciendo la tele pero seguimos hablando, hasta que llegó el momento que algo atrajo mi atención en el televisor y yo solo contestaba monosílabos a las palabras de mi esposo mientras lo veía. Hasta que escuche la frase, sonó como un eco en mis oídos, como un susurro lejano.

─ ¿QUÉ DIJISTE? ─ Mientras me volteo a mirarlo, y él, lo repitió… vaya que lo hiso

─ ¡¡TU ME PEGASTE LOS CUERNOS!! ─ Mientras me miraba con una sonrisa socarrona en sus labios.

­─ ¿Qué te pasa a ti? ¿Estás loco? ¿Qué crees tú que soy yo chico, una puta? ─ Y por ahí me fui, lo descargue con toda clase de improperios mientras él me veía sin disminuir su sonrisa.

─ ¿Ósea que lo vas a negar? ─ Me interrumpió  mi perorata

─ ¿Qué lo voy a negar? ¿Qué carajos te pasa ti hoy? Le digo de nuevo

─ ¿Tú te acuerdas lo que hiciste el día que llegaste borracha de la fiesta?

─ ¡Claro que sí!... ¡No me voy a acordad!... ¡Y yo no estaba ningún borracha! ─ le increpo

─ ¡Ok! ¡Dime exactamente qué hiciste pues! ─ Me reto.

─ Bueno… yo llegue… Hablamos un rato, luego yo me fui a bañar, me acosté contigo y hablamos un rato hasta que me dormí ─ Lo veía con una mirada furibunda pero en realidad estaba súper asustada.

─ ¡Exacto!… ¿Y las pantaletas? ─ Me preguntó de súbito

─ ¡Las lave! ─ Pero mi  respuesta, más que una aseveración, sonó como una pregunta, y para colmos, el escalofrió que subió por mi columna, me erizo todos los vellos del cuerpo dejándome la piel de gallina.

─ ¡Pues no! ¡Las dejaste sobre el tanque del W.C. y después que te dormiste entre al baño y allí las conseguí!... ¿Y sabes que tenían? ─ Me seguía mirando con su risa cínica.

─ ¿Orine?... ¿Flujos? ─ Le conteste, aunque ya sabía de antemano cual era la respuesta.

─ ¡Tú sabes que no era eso, pero igual te lo voy a decir! ¡SEMEN… ESO ERA LO QUE TENIA! Y era bastante, lo que quiere decir… ¡Que el tipo te cogió varias veces o cogiste con varios ese día!

─ ¡Por favor negro… Perdóname! ─ Fue todo lo que pude decir antes de ahogarme en llantos. Inspire hondo y tome fuerzas para seguir hablando ─. ¡Te lo juro que solo fue una vez! ¡No sé qué me paso… fueron los tragos! ¡No sé! ¡Además tú!… ¡Tú siempre me tratas mal, con esas peleaderas y me tienes descuidada! ¡Ya no me tratas como antes! ─ Tratando de salir del problema, o por lo menos apaciguarlo, intente echarle la culpa a él, de lo sucedido.

─ ¡Ya va! ¡Ya va!... ¡Espérate un momento! ─ Me atajo en mis disculpas ─, ¿Ahora me vas a decir que tú eres una puta por culpa mía? ¿Si estamos tan mal como dices? ¿Por qué no buscaste la forma de hablar conmigo? ¡Si elegiste acostarte con alguien para solucionar el problema, fue tu decisión! ¡No pensaste en mí, ni ahora ni el momento en que te revolcaste con otro!

─ ¡Negro por Dios te lo juro! ¡Yo te amo!  ¡Esa fue solo una estupidez que cometí sin pensar! Sollozaba incontroladamente mientras lo miraba al rostro… ¡Y esa sonrisa! ¡Por Dios, que rabia me daba! A todas luces, ya se veía que esta conversación la había tenido en su mente incontables veces.

─ ¡Si me amas como dices! ¿Por qué no confesaste al llegar? ¡Te quedaste calladita, y para colmo, ahora tienes el tupe de echarme la culpa a mí!

Me tenía atrapada, y no tenía ningún argumento para refutar sus acusaciones. Baje la cabeza y me deje llevar por el llanto, solo esperaba el veredicto del juicio que me hacia mi esposo.

Note que me acariciaba la pierna suavemente pero no decía nada, yo seguía con mi llanto sin atreverme a mirarlo. Fue subiendo la mano lentamente hasta que llego a mi entrepierna, me acaricio los labios vaginales y yo instintivamente separe un poco las piernas, estaba seca, del susto, él se puso un poco de saliva en sus dedos, me humedeció el coño y ahora sí, sus dedos se deslizaban mejor a lo largo de mi gruta.

Yo no lo veía, seguía con el mentón clavado en mi pecho, y el acariciándome, introduce dos dedos en mi vagina y yo termine de separar las piernas mientras pensaba «¡Esto lo tenía todo preparado, la cena, la bebida y ahora me imagino que me hará el amor por última vez, antes de decirme que recoja mis cosas y me marche o se marche el!» decidí que le haría el mejor sexo que pudiera ofrecerle, si era la última vez, o le hiciera cambiar de opinión.

Me estuvo hurgando la vagina un rato, luego se levantó, puso ambos pies a los lados de mi cuerpo y me levantó la cara halándome por el pelo. No fue nada brusco, tiro de mi cabello suavemente y yo levante el rostro.

Quedo ante mí con su verga bien dura, comenzó a pasarla por mis labios, y yo abrí la boca dispuesta a darle la mejor mamada de su vida. La ensalive completa y luego la metí en mi boca hasta la garganta, sentía sus bolas golpeando mis labios. Era algo que no había hecho antes y me produjo varias arcadas, pero logre controlarme y pude retenerlo un buen rato mientras golpeaba mi campanilla con el glande.

Luego le chupe las bolas, aunque tampoco lo había hecho antes, tenía que seducirlo de nuevo, jugar mi carta ganadora.

─ ¡Oye! ¡Te entrenaron muy bien! ¡Y eso que fue solo una vez! ─ No me esperaba eso, no sospeche que él, confundiría mi esfuerzo con nuevas artes aprendidas con mi amante.

─ ¡No he mamado más verga que la tuya! ─ Le conteste sin dejar de chuparle la verga.

Luego comencé a chuparle la cabeza mientras lo masturbaba, quería sacarle la leche con mi boca. Esta era su fantasía por años y yo no lo había permitido, pero hoy sería el día que dejaría todo su semen espeso y caliente en la lengua de su esposa.

Me esforcé por mantenerlo en mi boca, pero mi esposo se retiró y me hizo acomodarme en la cama para meterme la verga. Cuando ya me tenía clavada, mientras me cogía, se me acerca al oído y me dice…

─ ¿Quieres que te cuente una cosa?

─ ¡Sí! ¡Dime! ─ Le contesto entre jadeos.

─ ¡Ese día llegaste tan ebria! ¡Que te quedaste dormida enseguida! ¡Y yo aproveche de meterte mano, y visto que no te movías por la pea! ¡Decidí cogerte así, fue cuando descubrí que tenías el coño full de leche! ¡Aunque pensaste que te habías lavado muy bien, la rasca no te dejo fijarte que solo te lavaste por fuera pero dentro tenías todo el premio que te ganaste zorra!

─ ¿QUEEE? ─ Fue mi respuesta automática, las lágrimas regresaron y no sabía que decir ─ ¡Por favor negro! ¡Ya¡ ¡De verdad me siento muy mal por eso, no creas que no he dejado de recriminármelo desde que paso!

El solo seguía cogiéndome como si lo que hablábamos no tenía nada que ver con nosotros.

─ ¡Pero tan mal no estarías porque no dijiste nada! ¿Y ahora me vas a decir que no lo disfrutaste putica?

─ ¿Tenemos que hablar de eso ahora? ¡Y por favor no me llames así! ─ El llanto no cedía, pero tampoco quería dejar de complacer a mi esposo.

─ ¿Lo disfrutaste? ¿Sí o no?

─ ¡Cariño por favor! ¡Como tú lo dijiste ahorita, estaba tan borrada con el alcohol que no lo recuerdo!

Seguía dándome despacito con su verga por el coño, mientras me miraba directo a los ojos, le huía a su mirada, me daba vergüenza encararlo.

─ ¿Ósea que vas a seguir mintiéndome? ─ No sé cuál era su juego pero decidí que si quería salir del problema con algo de dignidad, sería mejor seguirle el paso y confesar finalmente lo que había escondido estos tres últimos meses.

─ ¿Quieres saber si lo disfrute? ¿Eso arreglara en algo la situación entre nosotros? ─ le conteste finalmente.

─ ¡Me sigues mintiendo! ¿Eso arreglara algo?

─ ¡Esta bien! ¡Tienes razón! ¡Debo afrontar mi error! Pero… ¡Solo te pido que no te enojes! ¿Qué quieres saber?

─ ¡Lo que te pregunte!

Lo abrase y lo atraje hacia mí, no quería verlo al rostro mientras le contestaba, le dije al oído…

─ ¡Sí papi! ¡Lo disfrute! ¿Eso querías saber? ¡Pero recuerda que estaba tomada y una es un ser humano y siente al igual que ustedes! además… ─ ¡Sin escusas! ─ Me interrumpió, pero ya lo había dicho. Sentí un gran alivio en mí y mientras lo confesaba, algo extraño, o mágico recorrió mi cuerpo dándome palpitaciones en mi cuca, y erizándome todos los vellos del cuerpo, estoy muy segura que él se dio cuenta porque lo escuche sonreír mientras me ocurrió.

─ ¿Es para burlarte de mí que me preguntas verdad? ─ Le dije indignada, pero él me sorprendió con su respuesta.

─ ¡No amor! ¡Lo que pasa es que yo te conozco más de lo que tú te imaginas!

Luego se levantó y me miro al rostro, no se veía molesto, al contrario, tenía una mirada amorosa, extraña. Luego lanzo su segunda pregunta.

─ ¿Cuántos fueron?

─ ¡Ven por favor! ¡Ponte así! ─ Lo halo de nuevo sobre mi ─ ¡Te voy a contestar todo lo que quieras pero no puedo verte al rostro amor!

─ ¡Esta bien cariño! ─ amor, era lo que exhalaba por sus poros, estaba confusa porque no entendía su actitud, o cual sería su juego.

─ ¡Solo fue uno! ─ Otra vez, el escalofrió por el cuerpo, y ese placer tan extraño que sentía con cada respuesta. ¿Sería que en realidad era una puta como me decía él? También me di cuenta que mi esposo me abrazaba más duro y me penetraba con más fuerza cuando le contestaba.

─ ¿Y por qué tanta leche? ¡Tú cuca estaba full y cuando vi tus pantaletas! ¡Era como si un caballo hubiese acabado sobre ellas! ─ Su cometario hizo que vinieran imágenes a mi mente del momento en que se vino dentro de mí y… ¡ahí estaba otra vez!… ¡los escalofríos y esa sensación de placer que me recorría todo el cuerpo dejando mi coño cada vez más húmedo y deseoso de verga.

─ ¡Lo que paso fue que me cogió dos veces y yo estaba tan excitada que lo deje correrse dentro de mi sin pensar en las consecuencias! ─ Me solté y empecé a darle respuestas más concretas y precisas.

Por un lado, era el placer que me estaba produciendo esta situación, y lo otro que me parecía más increíble, era que mi esposo también parecía disfrutar mi confesión.

─ ¡Ok mi vida! ¡Vamos a hacer algo! ¡Quiero que me lo cuentes todo desde el principio mientras yo te cojo!

Otro escalofrió por todo el cuerpo. Pensé que me haría algunas preguntas, pero ahora tendría que contarle todo de pe a pa, y eso si me dio un poco de nervios.

─ ¡Vamos Zorrita anímate! ¡Ya me dijiste que te cogieron! ¡Así que no creo que te cueste mucho decirme todo lo demás!

─ ¡Esta bien amor! ¿Pero no te vas a enojar? ¿Me perdonaras si te lo cuento todo?

─ ¡Ya veremos! ¡De momento cuéntame cómo te partieron ese coño!

─ ¡Ok amor! ¡Aquí voy! ¡Él es un compañero de trabajo que siempre me ataca cuando puede! Yo… yo nunca te lo conté porque no quería que te disgustaras ni crear un problema. El asunto fue que el día de la fiesta,  el insistía mucho con sus ataques y pues yo ese día estaba algo confundida, me sentía fea para ti porque tenías tiempo sin decirme algo lindo. Solo cogíamos y listo, pero él me decía: «mira lo bella que estas, que linda que eres »  y ese tipo de cosas que me hacían sentir tan bien y bueno…

─ ¡Perfecto! ¡Pero cuéntame cuando empezaron a coger!­ ─ Me volvió a interrumpir.

─ ¡Bueno!... ¡El día de la fiesta, él se ofreció a traerme a la casa… Y bebíamos por el camino! ¡No sé en qué momento se detuvo y comenzó a tocarme!... luego nos pasamos al asiento trasero y me ayudo a quitarme los pantalones. Con la puerta abierta, acomodo mis piernas sobre los espaldares de los asientos  y comenzó a mamarme la cuca ─ ¡HAY DIOS!.. ¡Los escalofríos al recordar la escena, me hicieron llagar casi al orgasmo! Y lo que era peor aún. Por la forma en que me sujetaba mi esposo y como me cogía, ya no tenía dudas. Estaba disfrutando de mi historia.

Me vino la idea de hacerle disfrutar del momento tanto como lo hice yo en esa ocasión y comencé a contarle todo de una forma más íntima y cómplice…

─ ¡Si papi! ¡Me tenía las piernas levantadas y me lamia el coño bien rico amor! ¡Me mamo un par de veces y me hizo acabar en su boca cielo! ¡El muy cabrán se estaba bebiendo todos los juguitos de mi cuca! ¡AAHHHHH! ¡HAYYY ASI PAPI! ¡Me chupo rico bebe, y se tragó todo el flujo que tu esposita boto por el coño! ¡SII, SIII, ASII! ¡El muy perro me mamo amor, me mamo bien rico! ¡AAAAHHHH! ¿Y tú esposita? ¿Cómo me llamas tú? ¡Si, así como una putica, estaba disfrutando como me comía el coño! ¡AAAA! ¡AAAAA! ¡Papi dame duro! ¡Dame duro por favor que me voy a venir! ¡AAHHHHH! ¡AAHHH! ¡ASI AMOR DALE QUE ME VOY! ¡DAME MAS DURO AMOR QUE ME VOY! ¡AAHHHHHHHHH! ─ ¡Me vine riquísimo! Un orgasmo intenso y prolongado como nunca antes lo había tenido en toda mi vida y aún no había acabado con la confesión,

Mi esposo, apenas acabe, detuvo sus envestidas y se salió de mí. Creo que estaba aguantando su orgasmo hasta el final.

Se acomodó a mi lado y comenzó a masturbarme suavemente, mientras me convido a seguir con el relato.

─ ¡Vamos amor! Sigue contando, te está faltando la mejor parte… es mejor que aceptes que eres una puta, fíjate que no has terminado de contarme y ya te viniste como una zorra recordando cómo te mamaron la cuca.

─ ¡Te lo juro amor! ¡No sé qué me paso!... ¡Te amo muchísimo pero… Contándote lo sucedido me excite de una manera que jamás me había pasado ─ Me acomode mejor en la cama para que mi esposo siguiera masturbándome y reanude mi relato ─. ¡Bueno amor!... Después que el me hizo acabar con la mamada, se quito los pantalones, yo seguía en la posición inicial de piernas abiertas, así que el solo se acomodó entre mis piernas y me clavo su güevo hasta las bolas.

Los escalofríos por todo el cuerpo reanudaron sus espasmos y yo me derretía con sus sensaciones.

─ ¡AAHHHHH! ¡AAHHHHH! ¡Hay papi discúlpame por excitarme tan rápido pero es que no puedo evitarlo! ¡AAAAAA! AAAAHHHHH! ¡Me la clavo de un solo golpe y comenzó a meterla y sacarla bien rico! Yo me sujetaba las piernas para ayudarlo con la cogida y me daba duro por el coño bien rico cielo ¡AAHHHHH! ¡HHHAAYYYY AMOR! ¡Me daba duro con su verga! ¡AAAHHHH! ¡Me cogía rico! ¡Le estaban dando duro por la cuca a tu esposa otra verga cariño! ¡AAAAAAA! ¡OOOHHHHHHH! ¡SI PAPI! ¡Es increíble pero me voy a venir otra vez amor!

No quería venirme tan pronto y en verdad que me estaba sintiendo como una zorra, estaba acabando en minutos y no quería que mi esposo se hiciera una idea errónea de la situación.

─ ¡Papi ya va! ¡Párate un momento! ─ Le digo mientras le sujeto la mano.

Le doy unos ricos besos de lengua mientras me bajaba la calentura y más calmada, prosigo.

─ ¡Él me estaba cogiendo rico cuando de pronto!… ¡Se vino!... ¡Yo estaba por llegar a mi segundo orgasmo y cuando sentí su verga escupiendo su semen dentro de mí!... ¡No sé porque amor, pero esa sensación hizo que se me disparara el orgasmo enseguida y acabe junto con el! ¡Cielo, le apretaba la verga con mis espasmos vaginales producidos por el orgasmo mientras el vaciaba su leche en mi matriz… ¡Tu esposita recibiendo la leche de otro hombre en su cuca! ¿Te lo imaginas amor? ─ Para ese momento, mi esposo ya había reanudado las caricias en mi clítoris y me tenía al borde.

─ ¡Claro que puedo imaginármelo perra! ¿Y tú que pensaste en ese momento? ─ Me interrogo.

─ ¡Nada amor! ¡De verdad que soy una perra como me dijiste porque yo solo pensaba en el placer que me estaba dando mi amigo y ni pensé en ti! ─ El empezó a darme fuertes envestidas en el coño con sus dedos y e insistió con su pregunta…

─ ¿Tu qué hiciste en ese momento cariño?

─ ¡Nada cielo! ¡Después del orgasmo, permanecí con los ojos cerrados disfrutando de su sensación mientras iba desapareciendo de mi cuerpo.

─ ¿Seguro?

─ ¡Esta bien cariño! ¡Pero ponte así! ─ hago que se monte sobre mí, y él me encajó la verga de una vez, luego la traigo hacia mí y le preguntó al oído…

─ ¿De verdad quieres saber que hacia tu esposa?

─ ¡Claro que sí!

─ Bueno cielo. Mientras el me daba con su verga y acababa dentro de mí, yo le gritaba: ¡DAME MÁS VERGA AMOR QUE ESTOY ACABANDO! ¡DAME DOTA TU LECHE EN LA CUCA, DAMELA TODA CABRON! ¡AAAHHHH! ¡AAHHHHH! ¡DAME, DAME! ¡ASI PAPI ASI! ─ y me vine rapidito recordando el episodio con mi amigo acompañado con las envestidas que me daba mi esposo.

La verdad que estas sensaciones nuevas que sentía en mi cuerpo me están sorprendiendo más a cada momento, solo recordar mi aventura, aunado a la sorpresa que se lo estaba contando a mi esposo y él lo estaba aceptando sin más e incluso la estaba disfrutando. Me tenía por las nubes y me hacía acabar enseguida.

─ ¿Que más amor? ¡Sigue contando! ─ Me decía mi esposo mientras me seguía cogiendo, sin importar que acabara de tener un orgasmo.

─ ¡Él se salió de mí, y luego se montó en el carro por la otra puerta, y me dijo que me subiera sobre el! ─ En este momento, gire a mi esposo y quede sobre el­ ─ ¡Así cómo estamos ahorita cielo! ¡Sabes cómo me gusta cabalgar la verga! ¡Mi posición preferida, y creo que la tuya también¡

─ ¡Si lo sé amor! ¡Pero sigue contando! ─ Me interrumpió mi esposo.

─ ¡Ok amor! Como te decía, es nuestra posición preferida, así que cuando estuve sobre él, con su verga clavada en mi coño. ¡Comencé a darme sentones duros en su verga mientras lo besaba en la boca! ¡El me metía su lengua y chupaba la mía! ¡Y así… Abrazaditos… nos vinimos los dos juntos otra vez cielo!  ¡El estaba acabando otra vez dentro de tu esposa y yo lo disfrute tanto que se lo agradecí con un orgasmo amor! ¡AAAHHHH! ¡PAPI ME VOY OTRA VES! ¡DAME DURO AMOR VENTE CONMIGO! ¡AAAAA!

Estas últimas palabras me arrancaron un nuevo orgasmo y mi esposo lo acompaño, regando mi coño con su leche, él estaba acabado junto conmigo.

Me baje de él, y caí fatiga a su lado, estaba exhausta, tres orgasmos seguidos, me habían dejado agotada y sin fuerzas.

Mi esposo fue a la cocina y trajo un nuevo trago para refrescarnos. Después de dar un par de sorbos. Lo miro y le pregunto.

─ ¿Y ahora qué? ¿Esto qué hiciste fue para humillarme antes de decir adiós? ¿O resolvió algo entre nosotros?

─ ¡No vallas tan rápido! ─ Me contesta el ─ ¡Si lo estoy pensando! Pero… si en realidad tú quieres que te perdone, tienes que cumplir un castigo que te impondré, no te vas a librar de esto tan fácil.  ¡Y no puede haber excusas! ¡Es si o si!

Se da su tiempo para decirme cual sería el castigo, bebe tranquilamente, sin prisa, luego me pasa el trago y me dice…

─ ¿Seguro que ese carajo te quiere volver a coger?

─ ¡SII! ¡Él me ha invitado otras veces pero yo le digo que eso fue una locura y no volverá a pasar! ─No sé porque le mentí con eso, pero la realidad era que después que mi compañero me cogió, al siguiente día, me trato como si no hubiese pasado nada entre nosotros, incluso no me ataco más. ─ ¿Pero qué tiene que ver eso con lo nuestro amor?

─ ¡Mucho cariño! ¡Porque tu castigo tiene que ver con eso!

─ ¡Explícamelo mejor que no te entiendo papi!

─ ¡La idea es que tu vuelvas a coger con tu amigo pero aquí en la casa y yo estaré escondido en el closet para verlos!

─ ¿QUÉ? ¿TU ESTAS ESCUCHANDO LO QUE ME ESTAS PIDIENDO? ¿ESTO ES UNA BROMA O TE ESTAR BURLANDO DE MÍ? ─ Le grite, algo contrariada.

─ ¡Nada de eso amor! ¡Yo estoy hablando muy en serio y como te dije anteriormente! ¡Nada de negativas y excusas! ─ Dio un sorbo al trago y persiguió ─. ¡Si en realidad quieres que te perdone! ¡Esa es la prueba que debes cumplir para demostrarme que en realidad me amas!

─ ¿De verdad? ¿Lo dices en serio amor? ¡Esto me parece una locura! ¿No será una treta tuya y después que estemos cogiendo, sales de tu escondite para cacharnos infraganti follando?

─ ¡No amor! ¡Nada que ver! ¡Te lo juro que saldré de mi escondite solo cuando él se marche!

─ ¡De verdad que esto me tiene impresionada!

Todos los acontecimientos, me tenían el cerebro en ebullición. No sabía que pensar de lo que me proponía mi esposo. ¡Eso era una locura! El, mi adorado esposo me estaba mandando a coger con otro y lo que me tenía más confundida, ¡Era que él lo quería ver! Pero… si esa era la solución para salvar mi matrimonio, lo haría por él: ¡Bueno tampoco les voy a mentir! ¡Mientras sopesaba su propuesta, despertaron un conjunto de sensaciones en mí cuerpo, que me humedecieron mi coño, aunque lo disimule delante de mi esposo!

Ya estaba clara en algo, la puta que estaba dormida en mí, hizo su aparición y me estaba rondando para tomar el control en cualquier descuido de mi parte.

─ ¡Esta bien cariño! ¡Si esa es la prueba que necesitas para saber si te amo! ¡Lo hare por ti! ─ Mientras pensaba « ¡Y por mi también, por supuesto!» ─ ¿Cómo quieres que lo haga? ─ Termine por preguntar.

─ ¡No se! Tú cuadra todo y luego me avisa cual será el día.

─ ¡Ok amor! ¡Yo me encargo, no te defraudare!

Nos terminamos de tomar el trago y nos quedamos dormidos abrazados como teníamos mucho tiempo sin hacer.

La mañana siguiente, fue toda una sorpresa para mí. Mi esposo se había levantado más temprano y ya tenía el desayuno listo y todo arreglado para irnos a nuestros respectivos trabajos.

Me llevo hasta la empresa y se fue a la suya. Yo aun seguía algo trastornada por la conversación de la noche, y no se me ocurrió más nada que hablar con una compañera de trabajo. Claro está que cambie los protagonistas por una vecina ficticia.

Para mi sorpresa, mi amiga me dijo que era algo de lo más normal y que los hombres eran llamados cornudos y las mujeres, esposas calientes o hotwife como me lo recalco. Incluso me recomendó algunas páginas llamadas cuckold y otros nombres referentes a cuernos y esposas infieles, (No detallare los nombres de las páginas porque tampoco es la idea hacerles propaganda) y la guinda de la torta fue: que me confesó que a ella le gustaría tener un marido así ¿Pueden creerlo?

Pase gran parte del día, sumergida en la internet para averiguar sobre esta nueva aberración de mi marido, y en efecto, como había dicho mi amiga, habían más personas de las que yo esperaba, que compartían ese mundo llamado Swinger, y lo de mi esposo no era algo de siquiatra como lo pensaba.

Más tranquila por las aclaraciones que había conseguido con respecto a mis dudas, me dedique a correr varios sitios. Incluso ley un par de relatos que me dejaron bien caliente.

Ahora ya estaba prepara, con toda la información recaba, seria la hotwife que mi esposo quería y lo convertiría en un cornudo feliz para salvar mi matrimonio.

Continuara…

P.D. para leer mis otros relatos publicados, escríbanme a: Bernarda3000@hotmail.com