Primera experiencia cuarto oscuro
No podíamos imaginar donde nos llevaría a sentir aquella experiencia
Mi primera experiencia en cuarto oscuro
No podría explicar racionalmente porque una de mis fantasías más recurrentes está relacionada con tocamientos.
Mi nombre es Ana y tengo un físico muy atractivo. Con mi pareja compartía morbosas fantasías y desde hacía tiempo veníamos hablando sobre la posibilidad de convertir en realidad alguna de ellas pero hasta el momento no habíamos tenido la oportunidad de llevarlas a cabo.
Por fin empezamos a hablar de la posibilidad de acudir a un club swinger para experimentar nuevas sensaciones pero dado que desconocíamos como funcionaban exactamente estos lugares y menos como nos íbamos a sentir, acordamos que en principio sería con límites.
Seleccionamos el club y llegado el día señalado nos dirigimos a él, los dos estábamos muy nerviosos y cuando llegamos a la puerta tuvimos un momento de duda pero al final entramos.
La verdad el personal del centro fue muy amable y la relaciones públicas nos acompañó para mostrarnos las instalaciones y nos explicó tanto el funcionamiento como las estrictas reglas que lo regían.
Según nos contó cada uno era libre de decir hasta donde quería llegar y que no era no.
Inicialmente fuimos hacia una de las salas que disponía de una barra de bar y una zona de baile donde varias personas, estaban hablando relajadamente y pedimos unas copas para relajarnos un poco.
La verdad nos sentíamos bastante fuera de lugar puesto que la gente que había ahí parecía muy familiarizada con el lugar y la práctica.
Después de varios vodkas con agua Perrier, empecé a sentirme más desinhibida y tranquila y decidimos explorar un poco por nuestra cuenta.
Aparte de la zona de bar y pista de baile, había diferentes áreas, una zona con piscina y jacuzzi, otra con sofás y un cuarto muy oscuro, otra zona más privada donde varias parejas mantenían sexo y otra donde había diferentes instrumentos dedicados a la dominación.
Volvimos al bar, un poco abrumados por todo lo que habíamos visto pero por otra parte más animados y excitados.
Mientras tomábamos otra copa, se nos acercó una pareja que después de saludarnos muy educadamente, nos dijo , “supongo que es vuestra primera vez” y después de explicarles que si y nuestras dudas y límites nos aconsejaron que empezáramos con la zona de sofás para calentarnos un poco y que cuando ya estuviéramos más relajados podríamos pasar al cuarto oscuro y ver que pasaba.
Aceptamos sus consejos y nos fuimos a la zona de sofás que estaba bastante concurrido, nos sentamos y empezamos a besarnos y tocarnos apasionadamente.
Cuando mi mano se deslizó hasta el miembro de mi pareja, por el encima del pantalón, noté que éste estaba notablemente duro fruto de la excitación.
Yo por mi parte notaba una humedad notable en mi entrepierna y un cosquilleo en mi clítoris, consecuencia de los juegos previos con mi pareja.
Y en un momento dado, nos armamos de valor y decidimos cambiar nuestras ropas de calle por algo más liviano y que daba acceso a todos nuestros puntos críticos.
La desinhibición que nos habían proporcionado las copas y el puntito de excitación que sentíamos, nos empujaron a entrar a aquella habitación que era un misterio para nosotros, un misterio desconocido y oscuro.
Entramos a tientas, cogidos de la mano, se oían algunos gemidos y nos situamos pegados a una pared, a la espera de acontecimientos.
El corazón nos iba a mil por la emoción del momento y sentía una mezcla de excitación y miedo.
De repente noté como una mano se deslizaba a través de la ancha manga de mi albornoz hasta alcanzar mis pechos, yo no podía ver nada solo sentía como esa mano estrujaba mis tetas y apretaba fuertemente mis pezones.
Apreté la mano de mi pareja cuando éste empezó a acariciar mi clítoris, mi excitación iba en aumento como consecuencia de los tocamientos, notaba que mi vagina empezaba a contraerse.
De pronto note como otra mano me tocaba los glúteos, masajeándolos y pasando un dedo por encima de mi culito que empezó a reaccionar con los tocamientos y comenzó a dilatarse.
No pude evitar emitir un gemido de placer cuando un dedo se deslizó dentro de mi húmeda y caliente vagina hasta mi punto G y ya en este estadio me dejé llevar por el placer.
Por otra parte el dedo que acariciaba mi culito empezó a mojar mi agujerito, lo que fue el preámbulo de lo que iba a venir.
Noté una lengua que lamía mi clítoris y se introducía en mi vagina y por otra parte otra lengua se deslizaba por mi ano.
En aquel momento yo ya me había ido a Venus y no era muy consciente de lo que me ocurría solo me concentraba en la ola de sensaciones que sentía mi cuerpo.
Sentí como una mano agarraba mi mano y la llevaba a una verga enorme y dura que instintivamente empecé a pajear hasta que noté como derramaba su semen.
Por su parte mi pareja también llevó mi otra mano hasta su pene que estaba más duro que nunca y empecé a acariciarlo rítmicamente.
Aquella situación me tenía totalmente abducida y estaba más caliente que nunca.
No sé cuántas manos me manosearon , ni cuantas lenguas lamieron mi vagina, mi culito, mis tetas y mis pezones, ni cuantas pollas pajee, también perdí la cuenta del número de orgasmos que llegué a sentir pero debieron ser muchos.
Decidimos salir de aquel cuarto del placer, ducharnos y cambiarnos , más excitados y calientes que nunca.
Cuando llegamos a casa, nos arrancamos literalmente la ropa uno al otro y mantuvimos sexo durante horas, rememorando la experiencia vivida, todo lo que hicimos, sentimos e imaginamos todo lo que pudo ser y no fue pero esto ya es otra historia