Primera experiencia

Historia de la primera relación de un chico con otro chico.

PRIMERA EXPERIENCIA

Esta es la historia de mi primera relación. Es un hecho verídico. Después de esta vinieron muchas mas.

Éramos compañero del colegio y formábamos un buen grupo. En secundaria nos separamos, unos fueron a un Instituto y otros a otro, pero siempre quedábamos todos los fines de semana para salir. Ese domingo quedamos por la mañana y estuvimos todo el día fuera de casa, paseamos, comimos, nos divertimos… Teníamos 16 años, edad en la que se empieza a tontear con las chicas, algunos ya tenían pareja y otros nos, por eso, a lo largo de la tarde iban abandonándonos para volver a quedar mas tarde, así hasta que quedamos Rodrigo y yo.

Sería sobre las 8 de la tarde cuando Rodrigo me propuso que fuésemos a mi casa, yo me arreglaría y después yo lo acompañaba a su casa para que se arreglase él y así lo hicimos. Llegamos a mi casa y allí se encontraba mi madre y uno de mis hermanos. Rodrigo se quedó en el salón con ellos viendo la tele mientras yo me fui al cuarto de baño. Me duché, fui a mi cuarto para vestirme y salí al salón. No tardé mucho tiempo. Nos despedimos y fuimos a su casa. Al llegar estaban sus padres, su hermana y dos de sus hermanos. Mantenían una conversación sobre el trabajo de ellos, por lo que Rodrigo decide llevarme al cuarto de estudios que se encontraba al fondo de la casa. Yo, aunque ya había estado allí otras veces, esta vez lo encontré diferente.

Había cambiado la iluminación, había puesto también un sofa-cama, había cambiado el mobiliario, yo le dije que había quedado muy bien y además, tenía una ventana al patio que hacía que tuviese luz natural y buena ventilación. Mientras yo me quedé allí repasando uno de sus libros el salió para ir a la ducha, pero en unos minutos vuelve y me dice que si quería una revista para que me entretuviese a lo que yo le dije que ya me entretenía viendo el libro, pero él insistió y sacó de uno de los cajones una revista porno, me la dio y salió nuevamente para el baño. Allí me quedé viendo la revista y como es natural me puse un poco cachondo.

Pasado unos minutos vuelve Rodrigo. Esta vez ya duchado y envuelto en una toalla blanca. Al verlo de esta forma, su torso moreno al aire, sin pelos, los pelos mojados, la verdad era que no me lo esperaba y me impactó un poco. Aparté la vista de su cuerpo y seguí mirando la revista mientras le daba prisa y le dije que si todavía no estaba dispuesto para volver a salir, a lo que me respondió el que todavía era temprano, que no teníamos prisa y se sentó a mi lado para ver la revista.

El traía unas intenciones que yo no imaginaba. Mientras veíamos la revista el me preguntaba que si alguna vez había estado con alguien, a lo que yo respondí que no, que nunca había estado con ninguna chicha, a lo que él insistía ¿y con un chico? No, con nadie, no tenía ninguna experiencia sexual con otra persona, solo me masturbaba sólo. El me propuso masturbarnos ya que con la revista estábamos cachondos y se quitó la toalla que le cubría, quedando completamente desnudo. Su pene erecto era grande, circuncidado, se acentuaba aún más su moreno, resplandeciendo una enorme cabeza rosada. El se masturbaba mientras yo me desvestía, bajando mi pantalón y mi pene, que estaba a punto de estallar salía de los calzoncillos.

Me siento junto a Rodrigo en el sofa y nos masturbamos, cuando de buenas a primeras me coge la mano y me para. Me da un beso en los labios y yo me quedo atónito, sin respuesta. Ante esta nueva situación, me quedo sin reacción, lo que aprovecha él para volver a besarme, pero esta vez su lengua buscaba la mía. Yo sigo sin reaccionar cuando a la vez que me besa empieza a acariciar mi cuerpo hasta que llega a los huevos. Me quita la camisa y quedo yo también totalmente desnudo, sigue besándome ahora el pecho, y va bajando hasta que llega a la polla que se la mete en la boca y empieza a chupar.

Mi sensación era de extrañeza pero a la vez muy placentera, me encontraba con que mi amigo me estaba comiendo la polla y, mientras chupaba me acariciaba las nalgas intentando llegar hasta mi ano. Cuando el notó que yo ya estaba a punto de estallar paró, se dio media vuelta y me dijo: metemelá, a lo cual accedí. Al principio me costó un poco de trabajo, pero después a medida que se dilataba su ano, entraba con suavidad hasta que se la metí toda. El placer era inmenso gozaba tanto él como yo.

Cuando estaba a punto de estallar, sequé la polla y se la metió en su boca hasta que me vine en ella. Seis o siete chorros con una fuerza inusual que le llegaron hasta la garganta, teniendo que tragarse mi néctar. Una vez acabado volvió a besarme mientras yo lo masturbaba, viniéndose enseguida. Nos aseamos, nos vestimos y nos fuimos sin decirnos nada.

A la semana siguiente me invitó nuevamente a su casa.