Primera de muchas (2)
Hola de nuevo, sigo contando como se desarrolla mi nueva relación
Primera de muchas II
Como les había contado anteriormente hace poco empecé una aventura con el mejor amante que he tenido en mi vida, el que me ha dado las cogidas mas increíbles de mi vida.
Es totalmente fuera de serie, el riesgo que corremos lo hace aún más excitante!
Estoy entregada por completo a él, a sus caprichos a su más mínimo deseo.
Hace unos días descubrí mi faceta masoquista y me encantó.
Pero no los entretengo más con preámbulos, lo que les voy a contar pasó hace un par de días.
Me invitó a pasar esa tarde con él en su apartamento, con la promesa de vivir una experiencia que recordaría por el resto de mi vida.
Decidí vestirme sensual, por lo que me puse una blusa blanca pegada al cuerpo y bastante escotada, bajo la cual se marcaban mis pezones duros por el frío y la excitación, una enagua plisada que llegaba un poco mas arriba de la rodilla, medias con su inseparable liguero de encaje blanco y tacones. Me recogí el cabello en un moño atado en la nuca. El maquillaje resaltando los labios con un rojo sangre bastante llamativo.
Como aún no conocía su apartamento me recogió a un par de cuadras de mi casa, era sábado y mi esposo estaba aún de viaje así que no había ningún problema, solo tuve que decirle que iba a hacer un trabajo de la universidad y que no iba a estar conectada a Internet, por lo que hablaríamos hasta la noche.
En el momento de subirme al coche, Fernando no me quitaba los ojos de encima, cerrar la puerta y comernos a besos fue todo uno. Separó su mano del volante y empezó a acariciar mis piernas, fue subiendo poco a poco y al tocar el liguero su erección era completamente evidente, dejo de besarme y puso el coche en marcha a una velocidad suicida.
Al llegar al lugar note que estaba un poco apartado, casi llegando a la montaña, era sumamente privado y con un balcón que me hizo estremecer al pensar cuanto disfrutaría hacerlo ahí mismo.
Entramos me ofreció algo de beber y charlamos un rato, pero no podía concentrarme en lo que decía, no dejaba de pensar en cuanto quería que me tomara ya, en el piso, que desgarrara mi ropa y me tomara como nunca, Fernando debió percibirlo en mi mirada porque se sentó a mi lado, tomo la copa de mis manos y la puso a un lado, me tomo del cabello y empezó a besarme apasionadamente, mordiendo mis labios, chupando mi lengua.
Mientras tanto su mano empezaba a recorrer mis muslos, llegando a mi cueva, haciendo a un lado la pequeña tira de la tanga que usaba para poder penetrarme despacio, empapándome con mis propios jugos.
Aaaah!!! Dame más, dale duro! Era lo único que lograba decir, mientras mi mano se apoderaba de su paquete y lo acariciaba sobre el pantalón.
De pronto se detuvo, me tomó de la mano y me llevo a la habitación, estaba completamente oscuro y no podía ver nada lo que me calentó aún más.
Lentamente me quitó la blusa y el sostén, sus manos y su boca se apoderaron de mis pechos nuevamente, chupándolos, mordiéndolos hasta casi hacerlos sangrar.
Me quitó la falda y comenzó a estimular mi clítoris mientras con su otra mano acariciaba mi cola, sin dejar de chupar mis pechos ni por un momento.
Terminó de desnudarme y me dirigió a lo que supuse era la cama, me hizo acostarme en el centro, tomó una de mis manos y sentí algo frío en la muñeca, luego hizo lo mismo con la otra.
Su lengua empezó a recorrer mi cuerpo, empezando por el cuello, ungiendo mis pezones con su lengua, besó mi vientre, estaba a punto de correrme, pero no se detuvo en mi cueva, siguió por la parte interna de los muslos hasta bajar a mis pies, los cuales también ató a los lados de la cama. Cubrió mis ojos con una venda.
Estaba indefensa y a su total disposición, nunca en mi vida me sentí tan caliente.
Tomó mi clítoris en su boca y lo empezó a chupar, mientras introducía algo en mi cueva que no pude identificar, hasta que empezó a vibrar!!!! No lo podía creer, me estaba cogiendo con un dildo . Y era lo máximo.
Fue aumentando la velocidad de la mamada al tiempo que introducía el dildo rápidamente en mi cueva, no aguanté mucho y me corrí en su boca, mientras gemía de placer, Fernando saboreó mis jugos le encantó el sabor de hembra en celo.
Pero aún faltaba más.
Se levantó un momento de la cama, mientras yo estaba extasiada, disfrutando aún de las ultimas sacudidas del orgasmo recién vivido. Y sintiendo como el dildo seguía vibrando en mi interior.
Aaaaaaaay!!!! Grité cuando sentí algo que quemaba mi pezón, pero inmediatamente su lengua aplacó el dolor, luego la misma sensación en el otro pezón, en el vientre, su mano retiró la venda y pude ver como vaciaba esperma de una vela encendida, sobre mi piel para luego aplicar su lengua sobre la zona.
El placer me estaba llevando al borde del abismo, estuvo a punto de correrme de nuevo, con solo ver su mirada maliciosa mientras dejaba caer el liquido caliente sobre mí.
Cógeme ya!!!! No me hagas esperar más, deseo sentirte dentro de mí, deseo sentir como me inundas con tu leche le pedí-, pero él seguía riendo.
En ese momento dejó la vela sobre la mesa y se colocó sobre mi, poniendo su miembro en mi boca y tomando mi cueva con la suya.
Entendí lo que quería y empecé por besar su punta, fui metiendo su miembro de a poco en mi boca, hasta tenerlo por completo adentro. Lo fui metiendo y sacando, primero despacio, luego más rápido, a medida que lo metía y sacaba lo acariciaba con mi lengua, con un movimiento de serpiente.
Hmmmmm! Aaaaah! Se escuchaban sus gemidos mezclados con los míos. Hasta ese momento Fernando sacó el dildo de mi cueva, dejando salir una gran cantidad de jugos que tomó por completo y empezó a perforarme con su lengua, perdí la cuenta de la cantidad de orgasmos que tuve y de las veces que me corrí.
Me dijo que ya iba a terminar por lo que aceleré aún más el ritmo de la mamada que le estaba dando, quería que termináramos al mismo tiempo, y asíi fue .
Aaaaah!!!!! Hmmmm!!! Síiii! Era lo único que se escuchaba en la habitación, ambos terminamos al mismo tiempo, y ninguno dejó escapar ni una gota del néctar del otro.
Pasado un momento para recuperarnos, Fernando desató misma manos y pies, se recostó a mi lado y comenzó a acariciarme, yo a mi vez lo acariciaba, mientras nos fundíamos en un beso salvaje y apasionado, hasta que sentí como su cuerpo reaccionaba de nuevo, al igual que el mío, nos miramos a los ojos y sin mediar palabra buscamos la posición que más nos excitaba a ambos, me puse en cuatro, los dos sabíamos que así, en cualquier momento podría cambiar mi cueva por algo más.
Me tomó de las caderas, y empezó a perforarme con fuerza, despacio, se salía por completo y volvía a penetrarme con furia, otras veces solo se salía un par de centímetros, me estaba haciendo gozar increíblemente.
Cada vez que su pene me penetraba aflojaba los músculos de mi vagina y cuando iba de salía los tensaba, dándole un masaje que sabía lo volvía loco!!
Sus manos empezaron a separar mis nalgas, mojó sus dedos con nuestros jugos y lo metió en mi agujerito, mientras me seguía penetrando salvajemente, empezó a dilatar mi ano, de pronto sentí dos dedos que daban vueltas por mi agujero, abriéndolo cada vez más.
Cógeme!!! Hazlo ya!!!! Inunda mi agujero con tu leche, dámela ya la quiero sentir, le gritaba mientras empezaba a sentir las contracciones de mi orgasmo, en ese momento sacó su pene de mi vagina y me penetró por atrás, estábamos desbocados, sus manos movían mis caderas de adelante hacia atrás y en el preciso momento que tenía un orgasmo más, sentí como se disparaban los chorros de leche que inundaron mi cola.
Estaba fuera de mí. Ya no podía más. Fernando se quedó dentro de mi hasta que su miembro disminuyó de tamaño y se salio por si solo, en ese momento su leche caliente empezó a bajar por mis muslos confundiéndose con los jugos que salían de mi cueva.
Me sequé un poco con la sábana y me acosté a su lado, sintiendo palpitar su corazón aceleradamente y su respiración agitada, así abrazados, piel con piel, nos sumimos en un sueño profundo.
Al despertar, empezamos a planear lo que haríamos la próxima vez, pero ya eso es otra historia