Primer Trío
Una pareja consolidada, una indirecta muy directa, deseos ocultos y mucho morbo.
- Amor, ¿qué te parece si invito a Jesús a comer el sábado?
- Hombre claro, Jesús siempre es bienvenido en esta casa.
- ¿Si?.- le dije en tono molesto.
- Oye que el chico no esta nada mal.
- Ya lo sé, trabajo con él.
- Encantado.
- Al final me pondré celoso.
- ¿Por?
- No sé, parece como que te mole o algo.
- Molarme en plan casarme con él no, ya lo estoy contigo, pero negar lo evidente.
- Cierto.
La conversación quedó así y el sábado lo recibimos con los brazos abiertos y un buen arroz al horno. Comimos y salimos a la terraza a tomar el café y una tarta que nos había traído.
- Buenas parejas como estáis.
- La mar de a gusto la verdad.- le dije.
- Si la verdad, si nos quedáramos así, no estaría mal.- dijo Felipe.
- Poco os veo ya por ahí, antes ibais a todos los saraos.
- Ya, la edad supongo.
- Pero si acabáis de cumplir treinta capullos¡¡¡!
- Ja, ja, ja.
- No sé yo por mi parte, entre el trabajo, la casa de mi madre que voy cada dos días y mi casa, se me pasan los días volando.
- ¿Y tú que?, ¿algún rollo?.- le pregunto Felipe.
- Bueno, nada serio. Últimamente estoy en modo rollos sexuales y poco más. Los tríos no los había probado nunca y os tengo que confesar que es la ostia.
- Nosotros nunca...-le iba a decir.
- Yo... una vez.- dijo Felipe.
- ¿A si?.- le mire con cara de sorpresa.
- Si bueno, fue un día que quede con uno y se unió un colega.
- ¿Te molo?.- le pregunté.
- Sí.
- No sabía nada.
- ¿Vosotros sois una pareja cerrada o abierta?
Nos miramos y sin palabras le miramos y le dijimos.
- Nunca hemos hablado de ello.
- Valeee.
Llevamos cinco años como pareja y ocho desde que nos conocimos. Solteros éramos unos grandes putones, nos daba igual con quien y donde. Al enamorarnos la verdad que nos fuimos volviendo más tranquilos, en el aspecto sexual sobre todo, y aunque follábamos, nada comparado con hace cuatro años.
- He tocado hueso, cambiamos de tema.- nos dijo tras ver nuestras caras.
- No tranquilo, lo único que es algo de lo que no nos hemos sentado hablar y tampoco sabemos...
- ¿Tú la abrirías?.- me pregunto Felipe.
- No lo sé, ¿tú?
- Tampoco.
Nos miramos y nos sonreímos. Jesús se acercó y nos dio un beso en la mejilla a cada uno.
- Creo que tengo bastante confianza contigo Luis, hace mucho que te conozco y aunque a ti Felipe menos, siempre me habéis parecido una pareja muy guay. Y un día tal vez pensé en que si erais pareja abierta, pues podríamos...
Tras tanta sinceridad por parte de mi compañero de curro y amigo, nos miramos y la tensión se podía cortar con una moto sierra.
Jesús no tardó en irse, tras esa conversación noto como que necesitábamos estar solos y así era.
- Bueno el Jesús.- dijo Felipe.
- No me lo esperaba la verdad.
- ¿Qué sea sincero o que quiera hacer un trío con nosotros?.
- Lo último claro.
- ¿Qué piensas?
- Pues que por una parte el morbo está ahí claro, pero que por otra me da miedo que se mezclen sentimientos y lo nuestro...
- Amor, lo nuestro es nuestro. No habrá nadie que pueda romper eso.
- ¿Quieres hacerlo?
- Sí.
- ¿Con él solo o abrir la relación y con cualquiera?.
- Pues... con Jesús y si surgiera algo como lo de Jesús pues hablarlo como ahora.
- Pero seria en plan nosotros y alguien, nunca por libre.
- No, esa etapa ya la pasé.
- Vale.
Me hice un canuto y me puse a regar las plantas. La verdad que la idea me excitaba más que nada. Jesús había sido una luz en mi trabajo, me hacía los turnos mucho más divertidos y amenos. Además de ser una persona encantadora y amistosa. También tenía miedo, mucho miedo. Pensar en que alguien toque a tu pareja o que la bese, era algo a lo que no sabía si iba a estar preparado.
- Hagámoslo.- le dije.
Como veréis dudo mucho, pero luego me tiro a la piscina sin pensar.
- ¿En serio?
- Sí. Tengo miedo, pero la única manera de saberlo es probándolo.
- Sabes que te quiero más que a nada.
- Lo sé y yo a ti.
Me cogió el canuto, le dio un par de caladas, lo dejo en el cenicero y me abrazo. Me beso el cuello y subió a mi oreja, se metió el lóbulo entre sus labios y con la punta de la lengua me lo chupo. Solo de imaginarnos la situación a la que nos acabábamos de rendir, estábamos muy cachondos.
Le dejé comerme la oreja mientras gemía de gusto y luego le comí la boca. Metí la mano en su pantalón y le agarré su polla que ya estaba bien tiesa y soltando precum.
Se quitó el pantalón y me quito el mío. Nos besamos mientras nuestros rabos se besaban a su manera y agachándose me comió la polla en medio de la terraza. Solo cabía la posibilidad de que nos vieran unos 20 vecinos, pero nos dio igual. Me comió la polla como solo él sabe comérmela y después me agache y se la comí. Estábamos con una calentura importante, tras comerle un buen rato el rabo le agarre de la mano y lo lleve al cuarto. Se quitó la camiseta y los calcetines y tumbándose boca arriba, levanto sus piernas y me miro con cara de vicio.
- Amo este culo.- le dije mientras metía mi cara en él.
Le comí el culo muy poco, enseguida se la estaba clavando. Felipe de normal es más pasivo que yo, aunque también le mola darme, pero menos. Yo nunca me he sentido más una cosa u otra. Hay veces que me apetece una cosa y otras veces otra.
Le estaba follando cada vez más duro y comiéndome sus pies cuando comenzó a soltar lefa sobre mi pecho. Era algo que solía hacerme y sabía que me ponía muy cerda. Le pedí que se aguantara las piernas y me agache a chuparle el culo que chorreaba leche por todas partes. Subí y le comí bien la polla. Me rebañé con los dedos de lefa que me caían por el pecho y me la puse alrededor del rabo. Se la volví a meter y acercándome a él lo bese mientras lo penetraba con un placer increíble. Hasta que note como me corría en su interior y sus labios recorrían cada rincón de los míos.
Varias semanas después:
Jesús por tema de curro no pudo quedar hasta dos semanas después. Cuando llegue al curro el lunes y le dije que si, su cara fue un poema. Me miro y se lanzó a darme un pico y un gran abrazo.
- Ostras no me lo esperaba.- me dijo.
- Bueno tras hablarlo y eso, pues...
- Me fui quedándome con mal cuerpo.
- No tranquilo, a lo mejor nos hacía falta.
- Vaya que fuerte.
- Mucho.
- Esto no va a cambiar nada.
- Lo sé.
- Gracias.
- Ja, ja, ja, de nada tonto. No tienes por qué darlas. A ti por ser sincero. Él no ya los tenías.
- Cierto, ja, ja, ja.
Ese sábado;
Como la anterior vez preparamos una buena comida y él trajo algo de dulce. Comimos con cara de incomodidad pero lo superamos. Salimos a la terraza y tras un buen rato de charla y varios canutos mezclados con mistela.
- Chicos que si esto os implica algo malo u os incomoda, por mí está todo bien.
- No, no.- dijimos los dos.
- Es solo que no sabemos como...
Jesús se levantó y fue directo a Felipe, le comió la boca y le sonrió. Después me miro y lanzándose a mis labios también me la comió. Se volvió a sentar enfrente nuestro y se quitó toda la ropa menos
los slip.
- ¿Mejor?
- Uhmmm.- dijimos.
Nos levantamos y mientras Felipe se desnudaba yo le di al botón del toldo para que se cerrara y tener intimidad. Felipe ya estaba sentado con sus slip negros y yo hice lo mismo y me senté.
Conocía un poco como era Jesús, lo había visto actuar en las discotecas. Tenerlo enfrente nuestra en slip blancos era como un sueño. Felipe y yo somos dos hombres de cuerpo bastante normal, somos bastante altos y con vello corporal extenso. Jesús en cambio mediría uno setenta, de complexión fuerte y de gimnasio. No tenía ni un pelo a la vista, menos los de la cabeza y los que le asomaban por el sobaco.
Hay los tres mirándonos, Jesús rompió el hielo agarrándose el rabo por fuera del slip y viendo como se le ponía cada vez más dura. Felipe y yo nos miramos y nos lanzamos.
Yo me agaché entre las piernas de Jesús y le comencé a sobar el rabo por encima del slip. Felipe se puso a su lado y Jesús paso su nariz por su paquete y luego tras esnifar su olor, le dio un lametazo.
Notaba como cada vez la carne que estaba dentro de ese slip buscaba una vía de escape, tire hacia mí de él y un rabo bien cubierto de prepucio y con un color de piel más morena que el resto de su cuerpo se abrió camino. Él levantó un poco el culo y se los quité del todo. Mire hacia arriba y Jesús ya tenía los huevos de Felipe en la boca, el rabo aún no se lo había sacado. Felipe me miro y sonrió.
Yo agarré ese pedazo de rabo y bajándole poco a poco el prepucio vi como aparecía un glande delicioso y que le brotaba precum. Le acaricié los huevos y le lamí el glande. Baje hasta sus huevos y se los olí. Del gusto que me dio me tuve que sacar el rabo, pues ya no aguantaba más la presión dentro de esa cárcel de tela de algodón. Me amarré a su rabo y se lo comí con mesura, no quería desaprovechar eso que tenía en la boca. Sabia deliciosa, hacía más de ocho años que no me metía una polla que no fuera la de Felipe en la boca y en ese momento me di cuenta de que no me importaría comerme alguna más.
Escuchaba a Felipe gemir y Jesús se movía y gemía, sobre todo cuando me la hincaba entera y daba con mis labios en su pubis. Tras varias metidas a fondo me la saque de la boca y con la saliva que la rodeaba mire como iban. Felipe estaba con los ojos en blanco mientras Jesús le comía el rabo de una manera que daba gusto solo de verlo. Me quede mirándolos mientras con su rabo bien ensalivado le masturbaba bien desde arriba y sus espasmos iban aumentando cuanto más apretaba la mano.
Volví a comerle el rabo un rato más y levantándole los huevazos que tenía busque con un dedo su ano, él sintiendo las intenciones, levanto una pierna y se echó para delante. Me chupé el dedo gordo de la mano derecha y jugué con mi dedo alrededor de su ano. Continué comiéndole el rabo y los huevos mientras por fuera disfrutaba de ese ano tan suave. No tarde mucho en agacharme más y lamérselo, lo estaba deseando. De pronto sentí como se acercaba Felipe y se metía la polla de Jesús en la boca. Yo comiéndole el ojete y él la polla. Los gemidos de Jesús iban en aumento y nuestras lenguas cada vez más húmedas.
Me encanta comerme un culo sin pelo. El de Felipe tiene pelos y me daba igual, se los separo un poco y se lo como igual, pero comerte uno tan limpio y sin pelos, para mí es una gloria.
Saque la lengua de su ano y me levante para ponerme a su lado, soltó las manos que tenía detrás de la cabeza y me agarro el rabo, me lo meneo mirándolo bien como bajaba y subía la piel. Subió la mirada y saco su mejor sonrisa mientras sé lamia los labios. Me acerqué aún más a él y metiéndole todo mi rabo en la boca lo acepto sin reparo. Mire como mi rabo desaparecía en su boca y sentí como el calor de su boca abrazaba todo mi falo.
Felipe continuaba comiéndole el rabo y con varios dedos trabajándole el culo. Cerré por un momento los ojos y disfrute de esa increíble mamada y de sus manos acariciándome los testículos.
Hubiera estado así todo lo que quedaba de tarde y de noche, pero todos queríamos más. Jesús bajo su pierna y sacándose mi rabo de la boca tras darle una buena lamida desde los huevos hasta mi frenillo se levantó. Felipe y yo nos acercamos a él y nos comimos la boca entre los tres. Nuestros rabos tiesos como un buen mástil, se rozaban entre ellos deseosos de más.
- Vamos dentro.- les dije.
Me siguieron al cuarto y me tiré sobre la cama. Felipe se puso a un lado y Jesús al otro. Felipe me comió la boca mientras Jesús me lamía un sobaco. Sus manos bajaron a la vez y cogiendo mi rabo me lo pajearon.
Felipe dejó que Jesús continuara entre mi sobaco y mi pezón, y bajando sobre mi cuerpo me levanto las piernas y agarrándome el rabo se lo metió de golpe. Con la mano libre busco mi ano y tras chuparse un par de dedos, jugo con él un rato breve y me los metió. Gemí de gusto mientras le besaba en la cabeza a Jesús. Levanto la cabeza y comiéndome la boca busco de nuevo mi rabo y me lo pajeo lentamente.
Felipe salió de mi culo y acercándose a la mesilla saco condones y lubricante y tras abrir uno se acercó a Jesús y se lo coloco con la boca. Me agarro las piernas y Jesús poniéndose delante de mí, golpeo con su rabo en mi culo varias veces antes de poner la punta en el agujero. Alargue la mano y cogiendo un condón se lo puse a Felipe. Jesús iba entrando en mí muy poco a poco. Sostenía mis pies entre sus manos cálidas y me miraba resoplando. Tenía uno de esos penes un poco torcidos, que daba gusto sentir cuando entraban en ti. Felipe se masturbaba con el condón puesto mientras me chupaba los pezones y alternaba con mis labios. Los gemidos me salían del alma cada vez más y más frecuentes.
Sentí como todo su rabo estaba dentro de mí y echándose sobre mi busco mi boca y me la comió. Felipe se colocó tras él y con varios dedos le trabajo el culo. Jesús me penetraba con calma, mientras sentía mi esfínter alrededor de su rabo y a la vez sentía los dedos de mi novio trabajándole el suyo. Felipe no tardó en sacar sus dedos y poniéndose detrás le abrió el culo y se la metió. Jesús tenía su rabo entero dentro de mí, mientras sentía como el rabo de Felipe, que era de todo menos pequeño, iba entrando en él. Su cara era deliciosa y atractiva. Sus pómulos se volvieron rosados y le daban un aire juvenil que me estaba poniendo peor de lo que ya estaba.
Cuando Jesús sintió que todo el rabo de Felipe estaba dentro de él, pego un grito de gusto que nos hizo aullar a los tres. Felipe le penetro varias veces, hasta que Jesús cogiendo ritmo me comenzó a penetrar de nuevo. En un momento Jesús era el único que se movía, sintiendo su rabo y el de Felipe a la vez. Yo solo de ver sus caras y de la follada que me estaban dando no cabía en mí de gusto.
Ninguno queríamos corrernos aun, yo ni me tocaba el rabo, porque si no iba a comenzar a soltar lefa como una manguera en el jardín en pleno verano.
Felipe salió de Jesús y se sentó en mi abdomen, me miro y cogiendo el lubricante me puso en el rabo y se fue sentando sobre él. Jesús ahora con más libertad de movimiento continuaba con ese ritmo tan cálido y excitante a la vez.
Entre tanto morbo, sudor, etc. Hubo mucho cariño, muchas miradas cómplices y besos, muchos besos.
Sentir el culo de mi novio y como entraba la de Jesús en mi era para quedarse congelado así durante décadas. Felipe sin sacársela se puso de rodillas sobre mí e inclinándose me beso la cara. Sentí como Jesús la sacaba de mi interior y golpeaba con su rabo la entrada de Felipe.
- ¿Alguna vez te han metido dos rabos Felipe?
- No, pero esta puede ser la primera, ¿no?
Mire a los ojos de Felipe y su cara era de “donde me he metido”. Le besé con fuerza y cariño, mientras sentía en la presión que ejercía sobre mis labios, que Jesús iba metiéndosela.
- Si te duele paro.
- Si, por ahora sigue.
Felipe se agarró a la almohada con las manos y echando la cabeza para atrás cerro los ojos y se mordía los labios continuamente. Busque su pezón y se lo lamí. Yo también sentía como el rabo de Jesús iba apretando el mío para hacerse camino. Felipe no era de los que tenían un culo bien abierto, aun follándolo durante horas.
- Paro.- pregunto Jesús.
- Sí.- dijo Felipe con voz de pena.
Sentí salir la presión y como Jesús se acercaba a nosotros. Se quitó el condón y besando a Felipe me ofreció su rabo, que recibí con alegría y entusiasmo.
- Siento si te echo daño.
- Tranquilo estoy bien, ha sido más bien la impresión.
- También tu novio va sin rabo por la vida.
Le miré con su polla en la boca y le di un mordisco en el glande. Se rieron y continuaron besándose. Yo aproveché y fui penetrando a Felipe mientras me comía esa delicia de polla.
Soltó los labios de Felipe y bajando hacia mí me beso.
- ¿Quieres follarme?
Le miré y le comí la boca. Jesús se colocó a cuatro patas. Felipe se levantó y se colocó de pie al borde de la cama y le planto sus huevos en toda la cara. Yo me levante y me lance a comerme ese culazo. Jugué con la punta de la lengua en su ano y masajeé sus apretados glúteos. Subí con la lengua hacia su espalda y continué hasta su cuello, que mordí con pequeños besos intercalados.
Apunte mi rabo hacia ese agujero tan limpio de pelos y se la fui metiendo, ya lo tenía bastante dilatado de la follada de Felipe. Se la metí casi de golpe. Le agarré de las caderas y teniendo la libertad que esa posición me daba, le fui penetrando con un ritmo suave hasta que necesitaba más. Acelere las empotraciones y sus jadeos con la polla de Felipe en su boca iban en aumento.
Aunque nunca lo había pensado, pero en secreto, en algún lugar de mi cabeza deseaba tanto follármelo que estaba como en un sueño cumplido.
Le agarre de los hombros y fuertemente le penetre hasta que sentí como me corría dentro de él. Continué follándomelo mientras ríos de sudor recorrían mi cara y su espalda. Sin sacarla me acerqué a besar su espalda. Le acaricié toda la superficie. Felipe me miraba con cara de envidia y a la vez disfrutando de la mamada que estaba recibiendo. La saque cuando me di cuenta de que no me había puesto el condón.
- Joder.
- ¿Qué?.- me dijo Felipe.
- El condón.
- ¿Se quedó dentro?.- pregunto Jesús.
- No, que no me lo puse.
- Tranquilo, como sabía que venía, hace una semana me hice las pruebas, todo negativo.
- ¡Joder que susto!
- Iba a decíroslo, pero no me ha dado tiempo entre tanta...
- Ja, ja, ja
Felipe me miro con cara de vicio y yo aproveché para volver a metérsela. Agarrándole de nuevo de las caderas le di varias empotradas que sentí como los mis huevos chocaban con los suyos. La saque y Felipe se cambió por mí. Le metí mi rabo en la boca a Jesús y él la recibió encantado.
- Que rabo tienes tío, ya sabia yo que ibas a follarme así de bien.- me dijo dándome lametazos en la punta del glande.
- Tienes un culo Jesús, que madre mía...
- Ufffff, tu polla tela, pero la de tu novio es... Ahhhh
Me agache y poniéndome de rodillas le bese con cariño, recibió mis besos con dulzura, aunque sentía como Felipe le estaba follando con bastante impacto. Le continué besando por toda la cara, mientras con mis manos le acariciaba el pelo.
Me levanté y vi como Felipe parecía poseído, mirando como salía su rabo del culo de Jesús. Yo había experimentado lo mismo. No todos los días te follas un culazo así. Me miro y saliendo de su trance me lanzo un beso. Hice como que lo cogía con una mano y me lo llevaba al corazón. Nos reímos.
Felipe cuando hace de activo lo que tiene es que aguanta un montón sin correrse, en cambio le follas tú a él y se corre enseguida. Yo soy totalmente al contrario. Es meterla y como lo piense mucho soy capaz de correrme en nada.
Volví a buscar la cara bella de Jesús y con cara de que estaba reventado le bese las mejillas.
- Mi novio como activo es... duradero, ja, ja, ja.
- Ya lo siento… joder…
Mire a Felipe y le pedí que parara. La saco y Jesús se dio la vuelta.
- Gracias, creía que me iba a cagar y que me ibas a partir en dos.- dijo entre gemidos.
Felipe se lanzó sobre él y besándolo le bajo las pulsaciones.
Felipe se colocó entre las piernas de Jesús y agarrando ambos rabos comenzó a pajearlos.
- Quique siéntate en mi cara.
- ¿Así?
Me puse de cuclillas como si fuera a cagar en el campo sobre su cara y él metiendo su cara en él me comió todo el ojete.
Mire como esos rabos unidos eran increíbles juntos, la saliva y el lubricante les daba un aspecto brillante y relucientes. Felipe les masturbaba a consciencia. Aceleraba y luego se relajaba disfrutando del frote de ambos rabos. A veces los cogía con una mano por abajo y con la otra juntando sus glandes los follaba con la mano cerrada. Era como meterla en un culo, aunque no fuera lo mismo.
Jesús me sorprendía más cada segundo, me estaba haciendo una comida de culo, que sintiéndolo mucho Felipe ni nadie me lo había comido así. Me encantaba cuando hacían como ventosa con los labios y con la lengua jugaba en mi interior.
Pasaron varios minutos cuando sentí gemidos detrás de mí y por delante. Comenzó a salir lefa por todas partes de esas dos pollas tan enormes. Felipe no paraba de convulsionar del orgasmo y Jesús igual, se movía como una culebra y sin sacar su boca de mi culo. Yo de ver tal espectáculo me volví a empalmar de una manera bien dura. Me agaché y me metí como pude ambas pollas en la boca, sentí como Jesús que ya no alcanzaba mi ano con la boca, busco mi rabo, y echándomelo hacia atrás, lo comenzó a pajear. Estaba de rodillas y me levanté un poco para que pudiera continuar, mientras me comía esa maravilla con sabor a sus dos lefadas. Me masturbaba con fuerza y sentí como de nuevo me corría sobre su pecho. Me metí sus pollas en la boca mientras sentía tal orgasmo que creía que me iba a dar un ictus.
Caímos rendidos. No sé cuanto tiempo paso desde ese primer beso en la terraza hasta ahora, pero el cuerpo parecía que había ido hasta Ibiza nadando.
Felipe se tiró sobre la cama y yo me puse a un lado, dejamos que Jesús se pusiera en medio. Se tiró entre nosotros y riéndonos y besándonos, nos hicimos un nudo entre brazos y piernas, y nos quedamos dormidos en el pecho de Jesús entre suspiros.
Unas horas después:
Abrí un ojo y la suave luz del atardecer entraba por la ventana muy sinuosa. Sentí el calor del cuerpo de Jesús pegado al mío y la mano y los pies de Felipe rozando los míos. La cara de Felipe era para comérsela de lo guapo que estaba. Levante la cabeza y mire la cara de Jesús.
- Hola.- me dijo con la voz muy bajita.
- Hola, bello.
- ¿Bien?
- Mucho.- le dije mientras le besaba en el pecho.
Con su mano me acaricio la espalda y la cabeza.
- ¿Llevas mucho despierto?
- Un rato, pero estoy súper a gusto, bien rodeado, ja, ja, ja.
- Te hemos amarrado pero bien, ja, ja, ja.
- La verdad que sí.
Su mirada fue directa a mi retina, un brillo que nunca le había visto me deslumbro y me lanzo a comerle la boca.
- Eres tan especial Jesús.- le dije acariciándole la cara y besándolo.
- Tú para mí también, y ahora Felipe también lo es.- lo dijo mientras lo miraba como roncaba sobre él.
- Estoy aún en estado de shock.- le dije.
- Y yo.
Me volví acurrucar en su brazo y en ese pecho, mientras él me besaba y acariciaba.
Felipe no tardó en despertarse, sobre todo porque ya me ocupe yo de que se despertara. Por él podía estar durmiendo hasta el día siguiente y sobre todo después de una sesión de sexo como esa.
Nos dimos muchos besos y nos levantamos. Jesús estaba entumecido. Nos metimos los tres en la ducha y nos frotamos muy bien cada poro. Sobre todo a Jesús, entre Felipe y yo le enjabonamos y le duchamos desde los pies hasta la cabeza. Él no paraba de darnos besos y de reírse de nosotros. Nos secamos y nos pusimos unos pantalones de estar por casa y salimos a la terraza. Quite el toldo y tras poner una jara de agua, pusimos cosas para picar. Los tres estábamos donde hacía varias horas. Pero esta vez más relajados y con la mirada más limpia.
Encendí la luz pues la noche apareció.
- Chicos si eso me voy.
- ¿Tienes prisa?
- No.
- ¿Has quedado?
- No.
- ¿Entonces?
- No sé si tienen sus planes o les apetece estar a solas.
Como si lo hubiéramos ensañado, pero os juro que no fue así. Nos levantamos hacia él y poniéndonos de rodillas delante de él le dijimos.
- Nuestro plan eres tú y solo nos apetece estar contigo.
Felipe y yo nos miramos y nos reímos. Miramos a Jesús y sus ojos se llenaron de lágrimas.
- Pensé que... esto...
Lo besamos y acariciamos hasta que se calmó un poco.
- Lo siento.- nos dijo.
- Que va...
- Que no...
- Estado tan a gusto y me decís eso.
- Hablo por los dos.- me dijo mirándome Felipe.
Mire a Jesús y asentí.
- Nunca imaginamos esto, sentir esto por alguien más. Pero aquí estamos. Los tres.
- Los tres.- dijo entre sollozos.
- Si los tres.- le dije dándole miles de besos por esa cara tan bonita.
Los tres emprendimos un viaje que ninguno alcanzo a pensar. Lo que comenzó como una simple quedada para echar un polvo entre tres personas, se convirtió en algo tan serio como una relación a tres. Jesús esa noche nos confesó que llevaba tiempo enamorado de mí, pero enamorarse también de Felipe como le había pasado le había descolocado mucho.
Lo hicimos muy lentamente. Jesús continuo con su piso y nosotros con el nuestro. No dictamos normas concretas, pero sí que íbamos a ser una pareja poli amorosa cerrada, por ahora. Podíamos follar entre nosotros como quisiéramos y donde quisiéramos.
Nuestro lema era ser honestos y transparentes entre nosotros. Nunca faltaron los beso, los abrazos y las caricias. Nos amamos más de lo que pensamos que nos amarían.
¿Y vivieron felices los tres?