Primer trabajo extra

mi primer trabajo despues de terminar la carrera. La jefa de la fabrica es una mujer madura pero super atractiva que la deseo desde el primer momento.

Mi primer trabajo extra

Cuando era más joven no viaje en trenes que iban hacia el norte. Pero si me sucedió una gran historia de sexo con una mujer mayor que yo.

Me llamare SANTI. Y en esos momentos era un chaval joven, de veinticinco años, que había terminado la carrera de ingeniería técnica y busque trabajo por las empresas de mi ciudad que me parecían interesantes para mi experiencia.

Al poco tiempo me contrato una empresa que se dedicaba a la fontanería industrial principalmente. Se hacían tomas de aguas y saneamientos en polígonos grandes empresas. Para mi trabajo interesante.

En la empresa no había demasiados trabajadores en plantilla, podía ser entre veinticinco o treinta y enseguida conocías a todos y hablabas con todos y de todos.

El primer día de trabajo me presente en la oficina y una chica que trabajaba de recepcionista me presento a los que trabajaban en la oficina y mi mesa de trabajo para comenzar a realizar mis primeros planos y proyectos.

A las horas de estar allí se presento ella, mi jefa. Se llamaba Raquel

La verdad es que impresionaba el pedazo de mujer que era. Yo creo que los hombres no se volvían para mirarla por miedo a si te decía algo. Intentare describirla lo mejor que pueda.

Era alta, sin ser exagerada, sobre el metro setenta y cinco. El pelo largo de color negro y le hacía unos bucles en las puntas de la melena. De cara era una mujer guapísima y muy bien complementada en lo que se refiere al maquillaje, puesto con mucho gusto. Los ojos oscuros sin ser negros del todo. Los labios carnositos y muy atractivos, que lo primero que pensabas cuando los mirabas era el comértelos y saborearlos. Noventa o noventa y cinco de pecho, osea, que no eran esos pechos exagerados que con el peso se caen ni eran pequeños que no podían marcar escote y canalillo. La cintura se estrechabas y las caderas se anchaban marcando su silueta esplendida.

Y después de todo lo que se veía por delante, se podía mirar por detrás. Los ojos se clavaban en el perfecto culo. Era un culo durito y tiesito no exagerado pero carnoso. Se movía a cada paso de un lado para el otro con un movimiento sexi que la imaginación no podía pasar sin desnudarlo y pensar como podía ser el tocarlo, besarlo y poseerlo.

Raquel, esto lo supe después de pasar los primeros días de trabajo, había cumplido ya los treinta y nueve años y si estaba así de buena con esa edad madura, mi pregunta es qué ¿cómo estaría esta mujer cuando era más joven con veintitrés o veintisiete años?. Mi corta experiencia de entonces con las mujeres me hacia ignorar que a partir de los treinta las mujeres que se cuidad están cuando más atractivas.

Poco a poco en el trabajo nos fuimos conociendo todos y me entere que mi jefa, cuando era más joven había sido una de las bellezas de la cuidad y siempre había destacado en los concursos de la villa siendo Reyna de las fiestas, representante de la región en concursos de miss, etc.

El primer día que se presento en el trabajo no iba vestida de manera sexi, pero es que simplemente con un pantalón vaquero ceñido que llevaba marcándole el culo prieto y tiesito por unos tacones medios que lucia. Una camisa un poco ceñida en el pecho y dejando ver el canalillo de las tetas, ya era más atractiva que casi todas las mujeres que había conocido.

Se presento, y fue voluntaria para mostrarme las instalaciones de la fábrica, almacenes, oficina, etc. Yo al principio no prestaba mucha atención a su cuerpo pues en la oficina había mucha más gente y no podía mirar disimuladamente. Pero cuando salimos de la oficina y recorríamos los pasillos ya solos no podía quitar la mirada de ese culo marcadito y ceñido. Enseguida me imagine que llevaría tanga, pues no se le notaba la goma de la braga en un culo tan marcado, y cuando me sentaba en una silla delante de la mesa de los archivos, por ejemplo, ella se agachaba para mostrarme como tenían organizado los archivos, y le podía ver los encajes del sujetador blancos y el canalillo de entre sus pechos.

Yo estaba ya excitado y mi pene lo notaba incomodo mientras crecía en el pantalón.

Raquel no paraba de explicarme el funcionamiento de la empresa y a mí se me caía la baba tras ella.

Otro momento excitante es cuando subimos al piso de arriba de las oficinas y ella subía delante de mí y yo justo detrás de ella mirando cómo se movía ese pantalón "LOIS", que ese era la marca de los tejanos, a pocos centímetros de mis ojos.

En la sala de los archivadores se agacho para sacar unas cajas de documentos y yo desde atrás le pude ver perfectamente el triangulo del tanga que como lo había supuesto llevaba tanguita a juego con el sujetador.

Yo ya estaba muy excitado más que nada porque ya la veía desnuda simplemente con la ropa interior y mi pene era ya un resorte duro y empalmado que en cuanto termino de enseñarme las instalaciones me desmarque al servicio para aliviarlo con la primera paja pensando en ella, de las muchas y muchas que le siguieron pues aunque tendría royos o noviazgos, esa mujer me tenia hechizado.

El trabajo me gusto, y mas, el ser compañero de mi jefa que la veía permanentemente en la oficina. Me aprendí perfectamente toda la ropa que poseía y llevaba para trabajar pues con todas estaba perfecta y sexi.

Unos de los modelos de ropa que mas me acuerdo que me excitaba era, entre otras, un vestido de lana de punto que se le ceñía al cuerpo y le terminaba en minifalda. Esa mujer sentada mostrando las piernas bien contorneadas y con el movimiento descuidado del día se acababa subiendo demasiado la falda y si llevaba medias le podía ver la silicona elástica de las medias. O abriendo las piernas en exceso y terminaba mostrando su ropa interior en algún descuido.

Me acuerdo en especial un día que entro en la oficina vestida de la ropa que llevaba en el gimnasio; unas mayas súper apretadas azules clarito que le enfundaba el cuerpo desde la cintura asta abajo, marcando perfectamente la gomita del pequeño tanga por detrás y por delante. Se acerco a mí a preguntarme algo y mientras le contestaba me quede mirando cómo se marcaba el coño en esas mayas. Y al volverse se quedo dándome la espalda durante un minuto mientras leía un documento y yo me grababa en mi mente ese perfecto culo que se marcaba como dos frutas apetitosas que cuando comenzó a andar se contoneaba de un lado hacia otro. INOLBIDABLE.

También me acuerdo como día excitable, el día que se marchaban de boda los jefes y se presentaron vestidos para el evento los dos.

Halla estaba ella con unos taconazos de infarto que le hacían unas piernas esterilizadas y un culito respingón. Después se había vestido con un vestido verde de escote de "palabra de honor" que se apretaba perfectamente los pechos y se ceñía al cuerpo marcando cinturita y el trasero respingón. La falda terminaba poco más alta que las rodillas pero llevaba dos gateras en ambos lados de las piernas que le llegaban a más de medio muslo. Cuando andaba mostraba las piernas enfundadas en medias color carne que se veía y se ocultaba con cada paso y no dejaba ver demasiado las piernas, pero si para atraer la mirada a ellas. Yo atento que estaba, enseguida le pude ver un poco más de lo que enseñaba y le vi la terminación de las medias que se apretaban en el muslo con las puntillas de la silicona.

Como os podéis imaginar cada día deseaba más a esa mujer y me excitaba más. Pero para mí era inalcanzable.

Hasta que un día tuvimos que trabajar duro en unos presupuestos y teníamos que comer con unos ejecutivos de otra empresa para que lo aceptarían.

Esto es lo que nos sucedió.

Yo me había vestido con un traje desenfadado y juvenil que había estrenado en una boda de amigos, que por eso no me libraba de llevar corbata. Estaba esperando en la oficina a que se acercara Raquel para irnos a la comida de trabajo con el empresario de las nuevas obras que debíamos contratar.

Con un poco de atraso se presento ella. Cuando entro me costó trabajo hasta respirar.

El pelo lo llevaba suelto con los bucles para adelante. Se había maquillado como siempre de forma espectacular con las sobras y los colores adecuados para el traje que llevaba. Se había vestido con un traje de falda corta y ceñidita y torera de color crudo. Debajo del la torera había puesto un ceñido jersey blanco y fino que dejaba transparentar el sujetador blanco de encaje. La falda era corta sin llegar a ser mini pero dejando ver bastante pierna por encima de la rodilla. También era muy ceñida por lo que se marcaba perfectamente el culo tan atractivo que poseía, y esa cinturita que le daba la forma de mujer, y según la postura que posaba con la falda era tan ceñida que hasta la goma del tanga se le marcaba en la falda.

Las piernas la tenia enfundada en unas medias de color crudo como el traje, y sin saber si era pantis o medias, mi imaginación me hacía verla con unas medias terminadas en una silicona de encaje que le subiera hasta arriba de las piernas. En los pies se había puesto unas sandalias de tiras con diez centímetros de tacón que le estilizaba toda la pierna y le endurecía el estupendo trasero.

De la oficina recogimos barios documentos y un portátil y nos dirigimos al restaurante en donde habíamos concertado la reunión.

  • Conduce tu - me dijo.- Que hoy quiero llevar chofer joven como las divas.-

Al sentarse en el coche, con todo el disimulo que pude, me la comí con los ojos. Ese pedazo de pierna interminable y bien torneada que se metía en el coche y después la falda corta que se le levanto un poco más de la cuenta y le pude ver hasta la terminación de las medias. Creo que ya estaba excitado.

Llegamos al restaurante y pasamos a la mesa después de presentarnos con nuestros comensales. Se quito la torera para sentarse a la mesa y se quedo con el jersey súper ceñido y marcando sujetador y hasta los pezones un poco tiesos.

Yo ya estaba acostumbrado a ver a Raquel, pues ya llevaba mucho tiempo trabajando con ella, pero aun así me era difícil disimular mientras me quedaba mirando su sugerente escote, o sus marcados pezones, y casi nada cuando se marcho al lavabo antes de comer y se paseo con esa falda ceñida y corta contoneándose entre las mesas del restaurante que en todas se iba haciendo el silencio cuando pasaba, y las miradas cómplices de los hombres que estaban comiendo.

Ese trasero como si fuese un "agujero negro" absorbió todas las miradas del restaurante y se estaban preparando para no perderse el paseo que le quedaba de hacer de vuelta a su mesa.

Cuando ya nos sentamos para comer yo podía disimular mis miradas pero nuestros acompañantes se quedaban embobados mirando a Raquel y me parece que estaban mucho más atentos a las tetas de ella que a los comentarios de los contratos que se trataban.

La comida se fue alargando y los de la empresa de contratas se estaban poniendo duros con las exigencias de los términos del trabajo, por lo que tuvimos que reunirnos barias veces solo yo y ella para limar las cuentas.

En una de esa reunión me comento lo importante que era el trabajo para la empresa y que había que hacer todo lo posible para conseguirlo.

Seguíamos con la reunión y con las horas se iba poniendo de acuerdo poco a poco pero no se terminaba de cerrar el contrato, por lo que Raquel se fue en un momento al servicio y me quede yo solo con los dos representantes de la otra empresa. No tardaron en alabar el pedazo de hembra que era Raquel y lo buena que estaba.

Al poco tiempo apareció ella otra vez y se sentó de nuevo en su sitio. Yo cuando la mire me sonroje. Raquel se había quitado el sujetador en el servicio y estaba sentada delante de nosotros con el jersey súper ceñido y sin el sujetador, se le marcaban todo el pecho y los pezones le sobresalían de forma clara.

Yo, a duras penas podía quitar la mirada, pero cada vez que la miraba la vista iba a parar a los pechos y a los pezones de Raquel. Ya no dijo nada de los dos acompañantes masculinos que no estaban acostumbrados a ver a una mujer así de atractiva y provocativa. Ya no podían concentrarse en los tratados ni subvenciones ni nada de lo se estaba hablando.

Solo faltaba que les limpiaran la baba. Y ella lo sabía muy bien y sacaba partido de ello haciendo movimientos y agachándose para que se les vieran bien el canalillo y los movimientos de las tetas.

Enseguida se llego a un acuerdo y sellamos en documento con la firma de las empresas. Después de terminada la comida me pidió que nos llegásemos a la oficina para comenzar con el borrador del proyecto. Yo acepte.

Me senté en mi ordenador para comenzar los proyectos y Raquel se sentó en su mesa para comenzar su trabajo.

Pero no sé, la notaba inquieta y no paraba de menearse en su silla.

Al poco tiempo se acerco a mi sitio y se inclino a mi lado para mirar mi ordenador para ver lo que estaba haciendo. Y dijo:

  • Que duros eran estos tipos, he. Pensaba que no podríamos llegar a un acuerdo y se nos escapaba el trabajo.
  • Si que ha sido duro. Pero te has empleado muy bien y lo has conseguido con unos buenos dividendos para nosotros. – le dije yo.
  • Mi trabajo me ha costado, no. Te ha gustado la última parte del negocio.- me pregunto ella.
  • No solo has dejado alucinados a ellos sino que a mí me has sorprendido el verte así tan lanzada.

Entonces me cogió la mano que tenía yo agarrado el ratón y me hizo soltarlo, la paso por entre sus piernas y me la puso de nuevo en el ratón.

Allá estaba yo con el ratón cogido en la mano y el brazo por entre sus dos piernas sintiendo el roce de las medias suaves y el interior de los muslos.

-Muéstrame lo que nos cuesta la tubería x-. Me dice mientras apretaba sus muslos contra mi brazo.

Yo no estaba en ese momento excitado sino sorprendido y, por qué no reconocerlo, asustado.

Comencé a mover la flecha del ratón por el ordenador y mi brazo se movía entre sus piernas delicadas. Por supuesto que lo que menos estaba era concentrado en lo que me había pedido y que apareciera en la pantalla y menos cuando Raquel comenzó un movimiento para adelante y para atrás de sus piernas. Ese culo moviéndose metido en la falda ceñida a pocos centímetros de mis ojos y se le notaba hasta la goma del tanga que llevaba.

Poco a poco con su movimiento abría las piernas y bajaba el culo hasta que mi brazo paso la frontera de la silicona de las medias y ella seguí bajando el cuerpo y ya notaba en mi brazo el suavísimo roce de la piel del interior de los muslos de Raquel.

Por supuesto que la flecha del ratón ya no buscaba nada en la pantalla y se movía en un movimiento de arriba y abajo producido por el roce de sus piernas contra mi brazo.

No paró ahí su descenso, y en poco tiempo mi brazo le tocada ya el tanga, y su coñito comenzó a reflotarse contra mi brazo.

¡Por dios que sensación tan buena notar su coñito moviéndose en mi brazo ¡Yo quería que esa sensación no terminara y los cinco sentido los tenia atentos para conseguir disfrutar de esos veinte centímetros de mi brazo que recibía el contacto de su piel.

Ella me cogió la mano del brazo que tenía entre sus piernas, y me izo soltar el ratón, para poder levantarme la mano y así conseguir que mi brazo le daría más gusto en su coñito. A la vez que se hacía más presión los movimientos se aceleraron, y yo comenzaba a notar en mi brazo los primeros jugos de su excitación.

La sorpresa y el miedo del principio se habían transformado en excitación y deseo que se dejaba sentir dentro de mi pantalón en una erección que casi era dolorosa. Y con la mano que me quedaba libre le cogí la faldita y se la levanté para verle el precioso culo que se movía delante de mí.

Parecía increíble que yo tuviese ese perfecto trasero, que yo había deseado durante tanto tiempo y me parecía inalcanzable salvo en mis sueños o en las fantasías calientes de mis pajas, delante de mí y a mi disposición.

Lo comencé a tocar por un lado, era suave de piel y duro cuando lo apretabas. En el movimiento que ella hacía de delante a atrás se tensaba y se relajaba por lo que hacía un movimiento de subí-baja en los glúteos que era excitante. Le veía la gomita pequeña del tanga que hacía de frontera entre un glúteo y el otro y se perdía debajo.los tocaba y los sobaba los dos y ya fuera de control comencé a pellizcarlo y a darle pequeños azotes que ella respondió con un suspiro de placer y un reguero de jugos en mi brazo que parecía que se lo iba a meter en el coño por la presión que ejercía.

Notando que le gustaban mis caricias con la mano me puse a besarle el culo con toda mi pasión. Que sensación tan maravillosa el recorrer con mi lengua la goma del tanga mientras el culo golpeaba mi cara en cada envestida.

Yo estaba que me moría de gusto y Raquel ya se le escapaba alguna que otro jadeo de placer por lo que mis caricias y mis chupeteos estaban surgiendo el efecto deseado.

Paro un poco en sus movimientos me empujo un poco con el trasero para atrás y me desplace barios centímetros para así poder tumbarse un poco mas y recibir mis caricias en el clítoris.

Siguió el movimiento, pero yo ahora aparte de ver el esplendido culo mas tieso, le veía el coño que estaba excitado y al hincharse los labios se les había metido el tanga por ellos y abrazaban y hacía desaparecer el tanga.

Los movimientos se hicieron más violentos y con más rozamiento que antes. Yo con la mano que me quedaba libre le tocaba el culo, se lo anchaba y le golpeaba de vez en cuando. Con mi boca le chupaba la raja del culo siguiendo la goma del tanga y me esforzaba en llegar con mi lengua a los labios del coño que los veía moverse por mi brazo. Ella había compaginado su movimiento con su respiración que se parecía a suspiros de placer cada vez mayores.

Así estuvimos durante barios minutos en los que los suspiros de ella se convirtieron en jadeos incontrolados de gusto y excitación. Yo por mi parte estaba disfrutando todo lo que podía, con mi boca chupando los glúteos y mi mano unas veces acariciaba y tocaba suavemente el culo y otras veces le pegaba cachetes que sonaban fuertes.

Raquel ceso los movimientos y se incorporo. Me saco el brazo que tenía entre sus piernas y se dio la vuelta por lo que pude verle la cara de satisfacción que tenía y los ojos de deseo.

  • ¡Dios estoy a tope! – me dijo mientras me miraba.
  • Esto es mi sueño. Las veces que te he deseado. Que buenaza estas. – le dije yo desde mi silla.
  • Si. Me deseas ¡he! Te gusta lo que ves. – me decía mientras se levantaba ella un poco la falda y dejaba que le mirase el tanga que por delante era blanco y se transparentaba los pelos del monte de venus muy bien definidos.
  • Deseas lo que ves ahora ¡he! – me decía con una voz susurrante.
  • Si lo deseo y me excitas muchísimo, estoy que no aguanto. – le dije yo.

Ella me cogió la mano con la palma para arriba y se la acerco al coño. El pequeño tanga estaba metido entre los labios del coño y todo mojado por el manantial de jugos de su excitación. La empecé a acariciar despacio sintiendo su clítoris que se marcaba dentro del la suave telita del tanga. Después los labios exteriores del coño se comían literalmente al tanga y lo hacía desaparecer dentro de su chochete.

Despacio comencé a pretar mi mano contra ese coño húmedo y a jugar con el clítoris. Yo me excitaba por momentos, pero ella estaba mojando de nuevo el tanga y mi mano por su excitación.

  • Quítame el tanga. Rómpemelo. Haz lo que quieras pero quiero sentir tu mano. – me dijo esto cerca de la cara.

Le agarre el tanga por la goma de arriba y despacio tire de ella para abajo. El tanga comenzó a descender y dejarme ver su sexo completo. Primero el triangulo de pelos muy bien cortados y definidos de su monte de venus. Después el clítoris hinchado y rojizo de la excitación. Yo tiraba mas para abajo pero la telilla del tanga estaba bien introducida entre los labios del coño y la goma comenzaba a estirarse y no soltaba. Ya había descendido las manos más que las rodillas y la goma seguía estirándose y no soltando, hasta que y haciendo un ruido parecido a una botella de vino al descorcharse, "plot", soltó por fin el coño a la goma del tanga, que se enredo en mis manos y la saque por debajo de las sandalias.

Yo había tenido dos o tres parejas o líos en mi vida, pero ese era el coñito más sexi y arreglado que había visto. Los pelillos estaban rapaditos y marcando un triangulo bien definido. Después desde la zona del clítoris hasta el ano estaba todo perfectamente depilado.

  • Te gusta lo que ves, he. - Me pregunto cuando se dio cuenta que me había quedado embobado con su sexo.
  • Eres la mujer más atractiva que he tenido delante en mi vida. Te he deseado durante tanto tiempo que no quiero que pase este momento y quisiera saborearte despacio para que me durases mas.
  • Yo también te he deseado. Me pareciste muy atractivo y casi eres un capricho para una mujer madura como yo. – me dijo mientras me cogía la mano y la acercaba a su coño.
  • Pon la mano como si estuviese haciendo dedo en la carretera. – me dijo. Y yo obedecí cerrando el puño y poniendo el dedo pulgar levantado.

Se acerco el dedo pulgar a su clítoris y se lo comenzó a acariciar despacio, dando vueltas en el, subiendo y bajando. Mientas las caderas comenzaba a moverlas delante para atrás. El ritmo se fue acelerando y los ojos los cerraba deleitándose con la excitación que le producía mis caricias.

Dejo de acariciarse el clítoris y se lo metió más adentro en la zona de la vagina, que decir de cómo estaba la zona de húmeda y excitada. Despacio se fue introduciendo mi dedo dentro y yo percibiendo cada centímetro que mi dedo se introducía en aquella maravillosa "cueva".

El dedo se lo metió completo y aun pretaba el cuño contra su coño. Después de tenerlo prieto durante unos segundos se lo saco y se lo volvió a introducir en un movimiento de mete saca. Los ojos los tenían cerrados la boca abierta y conforme aceleraba el movimiento comenzó a gemir despacio primero y más fuerte cuando la excitación se apoderaba del control.

Me estiro el brazo y sin sacarse el dedo del coño me lo puso el puño cerrado encima de la mesa y me dijo que lo mantendría colocado hay y que comenzara a mover el dedo que tenia dentro.

Joder qué gozada el sentir todo el dedo dentro de la vagina y al menearlo sentía las paredes que lo oprimían y no sé si era el famoso punto g o el j pero yo estaba a punto de correrme sin que nadie me tocase y a Raquel con el movimiento de mi dedo estaba perdiendo el control y comenzó a mover el cuerpo de delante hacia atrás y se metía y sacaba mi dedo.

Las tetas de Raquel aun estaban debajo del jersey prieto, y con el movimiento botaban también de arriba abajo. Los pezones no se marcaban sino que de tan hinchados parecían preparados para romper la tela en cualquier momento. Yo por estar echado un poco para adelante me pasaban las tetas a escasos centímetros de la cara y aprovechando la oportunidad le di dos chupadas con la boca. A ella le gusto y cogió y se quito el jersey y me dijo. – así mucho mejor, chúpamelas.-.

Sus deseos eran ordenes, y me enganche con la boca a un pezón grande y rosado que succione y chupaba con la lengua mientras mi cara se apretaba con aquel "cántaro de miel" que era su pecho.

El contacto con su pecho fue maravilloso, era blandito pero a la vez firme y los pezones eran duritos y grandes. Al apretarlos se pegaban a mi cara y con los botes me resbalaba por mi cara todo el pecho mientras con la boca lo llenaba de saliva. Cambiaba de un pecho a otro y de un pezón a otro como queriendo disfrutar de cada rincón de sus tetas y no dejar nada sin saborear.

El ritmo de Raquel en su mete y saca se acelero y se acentuó presionando cada vez mas fuerte su coñito con mi dedo que ya se introducía hasta adentro y el puño pegaba con su clítoris y casi entraba en aquella vagina excitadísima, abierta y húmeda. Me cogió la cabeza con sus manos y la pego a sus tetas y a la vez que botaba para disfrutar de mi dedo las tetas resbalaba por mi cara.

La excitación en ella ya era imparable y los suspiros habían dado paso a los gemidos y en estos momentos los gemidos en grititos de pasión.

  • Sigue, sigue, no pares. Estoy a tope.
  • Me voy a correr, me voy a correr. – me dijo mientras aceleraba su movimiento.
  • Me corro, haaaaayyyyy, me corro. Haaaaayyy, haaaaaay.

Yo tenía mi cabeza entre sus pechos, y todo lleno de mi propia saliva. Raquel paro de moverse y presiono su cuerpo contra mi mano. Moví el dedo dentro y a ella se le puso todo el cuerpo con carne de gallina y se corrió con unos grititos ahogados por la fuerza de la excitación.

  • Para, que ya estoy. Me estoy corriendo.- Me dijo mientras me abrazaba.

Se quedo durante unos minuto parada y abrazada a mi cabeza, mientras de serenaba y disfrutaba de su corrida. Saco el dedo de su coñito y se sentó encima de mi casi desnuda como estaba.

La abrace y le puse las manos en su culo. ¡¡Qué buena estaba ¡Aun no me creía lo que estábamos haciendo y la suerte de disfrutar de esa mujer.

Poco a poco comencé a acariciarle el trasero e introduje la mano hasta el ano que estaba todo mojado de sus jugos.

  • Para, para.- me dijo-. Ahora te toca a ti disfrutar.- Levántate
  • ¿Que quieres hacerme. ? - Le pregunte.
  • Quiero disfrutar de ti y hacerte gozar. Quiero que no olvides este día. – Me dijo mientras se levantaba y me levantaba de la silla que estaba sentado.

Yo con cara de sorpresa me levante y deje que ella hiciera no que quisiera.

Me cogió el cinturón y me lo quito. Me soltó el botón de los pantalones y continúo con la cremallera. Bajo hacia mis zapatos y me los quito seguidos de los calcetines y me bajo los pantalones y me los quito. Me sentó en el sillón que estaba antes, y me dijo que abriría las piernas. Ella se arrodilló entre mis piernas y comenzó a tocarme el pene por encima del calzoncillo y a sobarme los genitales mientras me susurraba. "que dura y que grande la tienes. Me muero de ganas de saborearla, y sentirla en mi cuerpo."

Como no la voy a tener dura. Mi pene estaba tan hinchado que podía reventar en cualquier momento. Raquel se acerco a mi paquete y chupaba con su lengua mi miembro y le daba pequeños bocaditos sin quitarme el calzoncillo. Bajo recorriendo mi pene y siguió haciendo lo mismo con mis testículos. Los chupaba, los mordía suavemente, me masajeaba con las manos lo mismo el pene que los huevos.

Casi me corro. De hecho la punta de mi pene ya se le salía las primeras gotas de semen.

  • Para, para, que si sigues así me voy a correr – le dije yo.
  • Eso es lo que quiero, que te corras. Quiero verte manchar el slip de tu lechecita.- me dijo mientras me miraba desde abajo y seguía chupándome los huevos.

Las caricias de Raquel era lo mejor que me había realizado sexualmente en mi vida. Pero el mirarla y ver su cara entre mis piernas chupándome y sobándome mis genitales y a la vez sus ojos mirándome a los míos, ya no era humano el aguantar el orgasmo y con unos quejidos apocados me corrí en los calzoncillos, mientras ella no paraba de chuparme la polla dura.

Cuando termine mi orgasmo ella seguí chupando suavemente mi polla y en mis slip una gran mancha de semen de toda la salvaje corrida.

Me relaje y me eche para atrás en el respaldo del sillón mientras Raquel cogía mis slip de la goma de arriba y tiraba para abajo para quitármelos. Yo la ayude y levantando el trasero y me quito el calzoncillo y pudo ver mi polla morcillona después de la eyaculación.

  • Qué buena tienes la polla – me dijo mientras me la acariciaba suavemente.
  • Me estas poniendo a tope. Qué bien lo haces jefa.- le dije yo-
  • Pues como soy tu jefa me tienes que hacer caso.- me dijo mientras se metía mi picha en la boca y comenzaba a chupármela.

Se metió la punta de la polla en la boca y con la lengua me la lamia despacio, despacio. Poco a poco se la iba metiendo mas para dentro mientras con la lengua seguía haciendo círculos en mi puntita. Cuando se la metió más no pudo menear la lengua y solamente hacia un movimiento de arriba para abajo. Que placer sentía. La picha ya estaba dura como un mango y gorda. Se notaba todas sus venas por donde pasaba la sangre acelerada, hasta a mi me sorprendía el tamaño y la forma de mi pene, nunca la había tenido tan excitada.

Raquel, saboreaba el falo y comenzó a menear la cabeza en un mete y saca con la boca, mientras con una mano me tocaba los huevos y me los movía con suavidad. Se metía la polla muy adentro y la mantenía así durante unos segundos, después la sacaba despacio hasta la punta, y eso lo repetía despacio. Yo pensaba que me corría de nuevo cuando me lo hacía.

Cuando repitió este movimiento durante barias veces se levanto y dijo – quiero tenerla dentro, quiero que me folles. - .

Se levanto bien la falda, y yo que estaba sentado en el sillón me quede quieto mientras ella se sentaba encima de mí. Cogió mi polla durísima e hinchada y se la coloco en la entrada de su vagina. Poco a poco se la fue metiendo en esa jugosa cueva, pues estaba excitadísima, mientras gemía de placer. Centímetro a centímetro disfrutaba yo de esta primera metida. Se la metió hasta dentro, hasta que todo mi pene desapareció en su vagina. Y cuando estaba adentro meneo su cuerpo de adelante hacia atrás.

En cada movimiento la punta de la polla chocaba con el fondo de su rajita y me excitaba sobre manera.

Después de realizar el movimiento de adelante a tras durante barias veces comenzó a botar. Al principio despacio, y suspirando en cada embestida, después fue acelerando el ritmo mientras los suspiros se convertían en jadeos suaves. Yo me incorpore un poco y la abrace. Con mis manos le cogí por los glúteos ayudándole al movimiento de sube y baja disfrutada de ese precioso culo que se movía al ritmo de sus envestidas.

Mis manos fueron recorriendo el culo y disfrutaba de los líquidos que salían en cada metida de mi cola en su coño. Me empapaba en los fluidos y los extendía desde la vagina por el perineo al agujerito del ano. Allá disfrutaba dándole vueltas y acariciando el ano, que poco a poco le fui dando más presión y más jugos hasta meterle un dedo dentro de él.

Raquel se sorprendió al notar el dedo dentro de su culo y paro un poco en sus movimientos. Yo pensaba que me iba a pedir que lo sacara por que no le gustaba. Pero me sorprendió diciéndome.

  • te gusta mi culo, he.-

  • Es lo mejor que he tenido entre las manos. Tan durito, tan suave, tan bueno. – le dije sincerándome.

  • A mi también me gusta mucho tus caricias sigue por favor sigue así.- me dijo mientras comenzaba a moverse de nuevo.

Yo seguí con mi dedo dentro y con forme se dilato un poco más le introduje un dedo mas. Ella se volvía loca.

Cada vez subía el ritmo de su mete saca y los gemidos se convirtieron en pequeños gritos de placer que a mí me ponían como una moto y a ella le hizo correrse entre unos grititos ahogados por las convulsiones de su orgasmo. Se abrazo y disfruto de su momento.

  • Hay, que bueno me ha sabido Santi. – me dijo mientras me abrazaba y sus pechos me los acercaba a la cara.
  • Ahora falta tu corrida – me dijo.

Se levanto despacio de la silla y fue a coger su bolso. Miro y saco un bote de crema. Se acerco con él en la mano y lo abrió. Se hecho un chorretón en la mano y me untó la crema en la polla súper-erecta que tenia.

Qué bueno me sabía los masajes con la crema en la polla. Yo pensaba que me iba a hacer una paja con la crema, pero cuando estaba toda pringada se levanto se dio media vuelta y me enseño el culo cerca de mi cara.

  • Que, ¿te ha gustado meterme los dedos en mi culo? Esto te va a gustar más.

Se abrió un poco de piernas y bajando el culo se acerco la punta de mi capullo a ese maravilloso agujero del ano. Comenzó a hacer presión poco a poco y como estaba todo la cola impregnada de crema el ano cedió y se introducía dentro poco a poco. A cada centímetro se detenía un poco para que el esfínter se adaptara al grosor de mi pene erecto e hinchado. Y yo saboreaba ese placer que me proporcionaba Raquel pues yo era virgen y era la primera vez que metía el pene en el culo de nadie.

No cerraba los ojos para no perderme nada de cómo mi polla se introducía en el culo. Y como ella suspiraba en cada empujón que daba. En cuanto se metió la punta, que era lo más gordo del pene, lo delas se metió mejor. Y Raquel despacio comenzó a moverse y a suspirar del placer que recibía de mi aparato.

El movimiento se acelero y los suspiros aumentaron y con su mano se acariciaba el clítoris para darse más placer.

Yo estaba grabando todos mis sentimientos y placeres que con su culo me daba. Notaba perfectamente como el anillo del esfínter me rodeaba el pene y me lo excitaba a tope. Mucho más placer que con el coño.

Ya su culo se adataba sin problemas a mi polla y el mete y saca era mas seguido y con más fuerza que al principio. Se oía el; poz, poz, pozzz. De sus glúteos chocando con mis piernas.

Volvió la cabeza y me dijo con una cara de viciosa atractiva:

  • Esto si que es dar por el culo a tu jefa. he, mi pillín.

¡Joder ¡Eso era más de lo que podía aguantar y ya que estaba más excitado que un caballo semental. No aguante mas, así y me levante de mi sillón empujando con mi polla y sin sacarla. Ella se hecho para adelante y se apoyó en la mesa. Comencé a follarla fuerte por el culo y una mano la metí hasta el clítoris y se lo masajeaba mientras mi polla se metía por el culo. Con la otra mano le agarre las tetas que en la posición que estaba le colgaban y se movían en cada envestida que yo le daba con mi miembro.

Raquel dejo de hablar y se aferro a la mesa con las manos y comenzó a gritar de placer. Ya no era suspiros ni gemidos, eran gritos de placer, eran gritos del orgasmo salvaje que estaba disfrutando en ese momento.

  • HAAAAAA, HAAAAAAY, NO PARES NO PARES, METEMELA MAS. Se le podía entender entre gritos y jadeos.
  • Te gusta he jefa, te gusta. Te la voy a meter por el coño y por el culo. Voy a disfrutar de ti.

Le saque la cola del culo y bajándola un poco se la metí por la vagina que estaba toda húmeda y jugosa. La seguir con los movimientos de mete y saca rápidos se escuchaba perfectamente el choz, choz, choz. De la cola al entrar y salir del coño.

  • Toma. Goza con mi rabo. Ahora por el culo.-

La sacaba del coño y se la metía por el culo que no hacía falta lubricar pues salía perfectamente impregnado de jugos de la vagina.

Le daba barias envestidas y sacaba el pene del ano y se lo metía por el coño. Continuaba con mis envestidas y mis caricias por el clítoris y las tetas.

En toda mi excitación le dije.

  • No aguanto más me voy a correr. Quiero llenarte el culo de leche.- Saque el rabo del coñito y lo metí en el culo para correrme dentro.

Con unas pocas envestidas yo ya estaba corriéndome pero Raquel se le puso todo el cuerpo con carne de gallina y se recostó en la mesa en un salvaje orgasmo descontrolado entre gritos y movimientos.

Yo al terminar mi corrida dentro del culo me eche encima de ella abrazado y quieto y sin sacar la cola del culo.

Así estuvimos los dos durante unos minutos, exhaustos. Después del esfuerzo de los orgasmos que habíamos conseguido y disfrutados.

Al poco tiempo me levante saque el pene ya morcillona del agujero del culo y me senté en mi sillón de trabajo.

Parecía mentira pero después de la sesión de sexo que había disfrutado la imagen que más recuerdo de aquella tarde es la imagen de esa mujer recostada encima de la mesa y todo el culo y el coño abierto después de correrse.

Ella se levanto privándome del espectáculo de su culo, y se apoyó en la mesa ya de pie y me dijo que se iba a duchar a las duchas que tenían allí en la oficina. Yo no le quitaba el ojo de ese cuerpo cuando recogía del suelo su tanga, su bolso, su jersey y se metía por la puerta de las duchas.

Yo tarde un poco más, pero me pareció buena idea el ducharme y como no compartimos una ducha que volvió a ser caliente. Parecía que no tenía fin su deseo y sus ganas de sexo.

Pero eso ya no fue mi primer trabajo extra fue el segundo de unos cuantos mas que ya veremos si los cuento.