Primer regalo de navidad (4)

Como estas navidades cambiaron mi vida.

PRIMER REGALO DE NAVIDAD (IV)

En ese momento, apareció por la puerta María, que hasta ese momento, se había mantenido al margen; la verdad es que con todo lo que estaba aconteciendo, no la eché en falta. En sus manos, traía una gran fuente llena de fruta, la cual, la depositó encima de la cómoda de la habitación. Iba completamente desnuda, y a pesar de tener ya a mi disposición a tres auténticos bellezones, no podía dejar de mirar su cuerpo: es demasiado delgada para mi gusto, pero con unos pechos que desafiaban tremendamente la ley de la gravedad.

Y mientras estaba distraído observando a María, no me daba cuenta de lo que estaban haciendo las demás. Sandra, por orden de Berta, se colocó un consolador de esos con correajes a la cintura; ¿la misión de ello? Pronto lo descubrí. Sandra se dirigió hacia Marta y la empezó a besar en los labios, cosa que a esta, pareció gustarle, ya que lejos de rechazarla, le ofreció su boca y un sin fin de caricias.

Mientras, Berta y María, se situaban una a cada uno de mis lados en la cama, echadas junto a mí, acariciándome y besándome. En un momento determinado, Berta, me susurró al oído: - te vamos a dar de desayunar.

En pocos segundos, parte de la fruta que había en la fuente, estaba en la cama, encima de nuestros cuerpos. Las dos chicas, cogieron un plátano cada una y una vez pelados, los empezaron a mojar en sus coñitos, poniéndomelos por turnos en mi boca para que pudiera dar buena cuenta de ellos. Era un sabor exquisito, y desde luego muy excitante; hubieron mas plátanos, uvas, fresones, etc, mientras también disfrutaba del roce de los cuerpos de ambas chicas, y de la visión de lo que estaba sucediendo entre Sandra y mi mujer.

Habían pasado pocos minutos, y lo que al principio habían sido besos y caricias entre mi mujer y Sandra, había pasado a ser un espectáculo de lo mas morboso y excitante: Marta estaba siendo follada por el culo por otra chica. Estaba puesta a cuatro patas en el sofá de la habitación, recibiendo los envites de Sandra, pellizcándose los pezones con fuerza y gimiendo como una loca. Pero claro, no podía estar muy atento a ello, ya que en todo momento Berta y María reclamaban mi atención.

La fruta se había terminado, y tenía muchísimas ganas de algo de acción fuerte. María se colocó a horcajadas mientras yo seguía echado, cogiendo mi polla y empezándosela a pasar por los labios de su coñito. Berta, no perdió el tiempo, y mientras estaba empezando a penetrar a María, puso su coño en mi boca, estando ella de cara a la otra chica. El placer era indescriptible: María estaba follándome literalmente, mientras daba buena cuenta de los jugos del coño de la negrita. En la habitación, había una mezcla de jadeos y pequeños gritos de placer, que junto a la atmósfera que se había creado por el fuerte olor a sexo, hacía que el nivel de excitación de todos nosotros fuera creciendo cada segundo que pasaba.

Marta y Sandra, estaban comiéndose el coño entre ambas, tumbadas en el sofá, y en ese momento, y aprovechando que estaba yo a punto de correrme dentro del coño de María, las aparté a Berta y a ella de encima mío, y poniéndome de rodillas encima de la cama, empecé a lanzar chorros de leche hacia los pechos de ambas, que las tenía recostadas frente a mi, a pocos centímetros.

El orgasmo fue bestial, tanto, que a duras penas pude realizar la segunda parte de ese plan, que en tan poco tiempo había urdido: como pude, me levanté de la cama, cogí a las dos chicas de la mano, y las puse frente a Marta y Sandra, obligándolas a interrumpir su 69 para que les chuparan los restos del semen que había esparcido yo con mi corrida entre sus tetas.

Aún seguimos así durante un par de horas, hasta que fruto del cansancio, terminamos los cinco rendidos. Dormimos un buen rato, y me desperté cuando ellas tres se estaban vistiendo para irse. Nos despedimos con besos, abrazos, y con la firme promesa de que teníamos que repetir una sesión como esa.

Marta y yo, mientras comíamos algo, hablábamos sobre el tema, y ella, me puso al corriente de cómo habíamos llegado a tener una experiencia como esa, y con otras mujeres, cosa que a mi me tenía muy extrañado. La cuestión era que después de lo que sucedió el día que las conocimos, ella supo que ellas estaban pasando por una mala situación económica, ya que de las tres, la única que tenía trabajo era Berta. Entonces se le ocurrió la idea de hacerme ese regalo; lo habló con ellas, y accedieron a cambio de que nos hiciéramos cargo del importe del alquiler de ellas durante 3 meses. También me comentó, que otro de los motivos por el que accedieron a todo ello, fue por que ambos les habíamos gustado mucho a las tres.

El resto del día, no nos movimos de casa. Estuvimos todo el rato acariciándonos, besándonos y jurándonos de que nunca haríamos nada mas con ellas, a no ser que ambos estuviéramos de acuerdo, y por supuesto, los dos presentes. Pero, hoy estamos a 1 de Marzo, y desde hace unas tres semanas, unos acontecimientos han variado ligeramente la situación........................ (Continuará)

José ( sexsuccess@hotmail.com )

P.D.: Disculpad por la tardanza en seguir con lo narrado, pero entre la cantidad de trabajo que tengo y los sucesos que os contaré próximamente, carezco de tiempo para ello; aunque prometo contaros pronto lo sucedido.