Primer intercambio
Lo habiamos conversado con mi esposo y estábamos de acuerdo en hacerlo, solo que la oportunidad se nos presentó sin haberla buscado.
Llevo 9 años de casada, durante todo este tiempo mi vida ha sido bastante tranquila, diría yo que mi matrimonio está dentro de los parámetros normales de convivencia, inconvenientes como en cualquier matrimonio, mi vida sexual es bastante satisfactoria, tenemos relaciones dos o tres veces por semana, nunca le he sido infiel a mi marido y se que él tampoco lo ha sido, y si lo ha sido nunca me he enterado, por mi parte he tenido oportunidades pero nunca lo he hecho.
Tengo 35 años, mido 1.66 mts., pelo castaño hasta los hombros, cuerpo normal diría yo con pechos medianos y nalgas bastante firmes, gracias a que hago ejercicios día por medio, soy propietaria de un salón de masajes el cual gracias a mucho esfuerzo y dedicación lo he logrado convertir en un lugar prestigioso en mi ciudad. Mi esposo tiene 38 años, 1.70 mts de estatura, trabaja en una multinacional y ocupa un cargo relativamente importante dentro de la empresa, es considerado en el staff de la alta gerencia dentro de la misma.
Como decía anteriormente mi vida íntima ha sido bastante normal, mi esposo no es un portento en la cama pero le alcanza para hacerme disfrutar. Hace un tiempo atrás sentimos que nuestra vida íntima sufrió un bajón, sentíamos que hacer el amor ya no era como antes, nos estaba faltando la chispa que nos caracterizaba para tener una relación placentera, la verdad yo no tenia muchas ganas y él tampoco. En una oportunidad me regalo un juguete sexual, un vibrador para ser más explicita, yo no había utilizado nunca un objeto como ese porque lo hallaba innecesario, al principio me sentí reacia a utilizarlo, primero porque le decía que era él quien tenia que satisfacerme y no un objeto y segundo porque lo veía muy grande, media como 19 cm. A los días volvió con otro aparato de los mismos diciendo que si el uno era muy grande con este otro estaría más cómoda, la verdad era más pequeño, como de 15 cm, mas o menos del mismo tamaño del pene de mi marido. Acepté a utilizarlo una noche que nos habíamos tomado unas copas y estaba muy excitada, la verdad que lo sentí muy bien, el cosquilleo que sentí con la vibración rápidamente me arrancó un orgasmo y me gustó mucho, desde esa vez lo utilizamos frecuentemente y ha mejorado en algo nuestra vida sexual.
Aun así y con el paso del tiempo nuevamente caímos en la monotonía. A mi marido le gusta mucho leer los relatos de esta página y me propuso que leyéramos algunos, acepté y la verdad que hay algunos muy reales como también otros que no hay que ser genio para darse cuenta que es producto de la fantasía del autor, pero ese no es el punto en esta página verdad, la idea es proporcionarle al lector las herramientas para que su lívido se encienda y por medio de la fantasía sexual puedan obtener más placer en sus relaciones. Entre las muchas categorías de relatos que llevamos leyendo a él siempre le interesaba que leyera los de intercambios, a mi me gustaban no por el hecho de que las parejas tenían relaciones con personas que no eran sus parejas, sino por el contenido sexual de los mismos. Hasta que un día que nos masturbábamos mutuamente leyendo un relato me pregunto si seria capaz de hacer un intercambio o estar en un trío, le contesté que tendríamos que estar muy seguros de hacerlo y con quien lo haríamos, en nuestra sociedad hay todavía muchos tabúes, él insistió en que le diera una respuesta de si o no, le dije que si, si el estaba de acuerdo y estuviera presente, inmediatamente su pene se puso duro como una piedra, sentí que al haber accedido lo había excitado de sobremanera, hicimos el amor como hacia tiempo que no lo hacíamos.
Así cada vez que tenía oportunidad volvía con el mismo tema, incluso se contactó con personas de la red que practican el intercambio de parejas, yo le decía que no era mi tipo, que ella no me gusta y cosas así, la verdad que le daba muchas vueltas pero el no desistía, seguía insistiendo, en una oportunidad hasta me hizo conversar con un hombre con el cual había entrado en contacto, yo me comporté muy ambigua en mi conversación, le hice saber que aún no estaba muy decidida, muy caballerosamente me dijo que cuando me haya animado que lo busquemos, tenia una esposa muy bonita y complaciente.
En esos días tenia que llegar un personal del extranjero de la misma empresa donde trabaja mi esposo para participar de una feria exposición, venían del Brasil y mi esposo era el anfitrión pues eran del mismo departamento, hubo uno de ellos que llegó con mucha anticipación a nuestra ciudad, venía con su esposa, pues ese era el motivo de su presencia con tantos días anticipadamente, querían disfrutar de unos días de vacaciones y aprovecharon el viaje. El primer día tuvieron una cena con el personal ejecutivo de la empresa y de ahí en adelante mi esposo tenia que encargarse de atender a los visitantes de la mejor manera posible. Al día siguiente los invitó a cenar a nuestra casa. El se llama Adilson, es de aproximadamente unos 45 años, lo que más me impresionó de él era su porte, de unos 1.90 mts, cuerpo muy bien conservado, con unas canas nacientes en las sienes que lo hacían muy atractivo, ojos azules como el cielo, su esposa no se quedaba atrás en belleza, se llama Sofía, alta como su marido, aunque no tanto, 1.78 mts. más o menos, de unos 40 años y un cuerpo de envidia, agradables de trato, educados y muy espontáneos, desde un comienzo se deshicieron en halagos con nosotros, hasta nos trajeron unos regalos que nos hicieron sentir mucha pena porque nosotros no habíamos preparado nada para ellos, nos pidieron que no los abramos hasta después que se hayan marchado, la excusa era que si no nos gustaban no querían enterarse, muy buena excusa. La cena fue muy divertida, como se aproximaba el fin de semana quedamos en organizar una salida juntos para que conozcan la vida nocturna de nuestra ciudad, al final como a media noche se marcharon, nos quedamos mi esposo y yo y rápidamente nos pusimos a abrir nuestros regalos como dos niños entusiasmados, el de mi marido se notaba claramente que era un bebida, lo abrió y era un botella de whisky bastante caro, al abrir el mío quedé con la boca abierta, era un juego de ropa interior negra bastante sexy, el sostén era de encaje transparente y la tanga era un hilo dental de esas que no cubre prácticamente nada con solo un triangulito en la parte delantera, me sorprendió por sobre todo que no es un regalo muy común entre dos personas que acaban de conocerse y que haya acertado con mi talla.
A la noche siguiente pasamos por su hotel para recogerlos, yo me había puesto la ropa interior que me había regalado Sofía, un vestido amarillo bastante ceñido a mi cuerpo que hacia resaltar mis pechos y mi cola que me llegaba a una cuarta arriba de mis rodillas, no quería quedar menos que la brasilera, sandalias abiertas de taco alto color plata y carterita del mismo color, cuando mi marido me vio, abrió los ojos como platos y dio un silbo, guau dijo, - a quien querés matar esta noche?- , me reí complacida de que le haya gustado. Cuando salieron Adilson vestía de un pantalón informal de verano y una camisa de la misma época. Sofía vestía una mini negra de infarto, blusa pegada al cuerpo color rosa encendido y zapatos taco aguja altísimos y con lo alta que es ella parecía que llegaba al cielo. Fuimos a un restaurant a comer comida típica de nuestra región, mientras charlábamos nos tomamos dos botellas de vino blanco que nos hizo entrar en onda y desinhibirnos aún más. Decidimos ir a un bar a seguir conversando y tomarnos unos tragos más y poder bailar, optamos por cambiar de lugares, Adilson pasó al asiento de adelante junto a mi esposo y yo me fui al asiento de atrás junto a Sofía, habiendo tanto espacio en el asiento ella se sentó muy junto de mí, mientras charlábamos me preguntó:
S- Te gustó el regalo?
Yo- Si, me gustó mucho. Como hiciste para dar con mi talla?
S- Vi una foto tuya en la oficina de tu esposo. Te lo has puesto ahora?
Yo- Si, me lo puse ahora, me quedó como anillo al dedo.
A cada pregunta que me hacia se acercaba cada vez más a mi mientras mi esposo y Adilson conversaban de no se que cosa.
S- Me lo puedes enseñar?
Quedé como piedra, estábamos en el carro y ella quería que me desnude para mostrarle mi ropa interior, en mis adentro me decía, será que le ha afectado tanto las dos botellas de vino?.
Yo- Pero nos pueden ver, hay muchos conductores que pueden verme.
S- Nadie sabrá que pasa, por favor, quiero ver como te queda.
Lo decía con una voz melosa, tierna como cuando un niño pide algo.
Estaba nerviosa, no sabia que hacer, miraba a mi marido por el espejo para ver si me estaba viendo, nada, estaba concentrado en la plática con Adilson y aún faltaba mucho para llegar al boliche.
S- Ok. Voy a subir mi vestido
Comencé a subir mi vestido que se dificultaba mucho puesto que era muy pegado a mi cuerpo, al final logré subirlo y quedo mi tanga a la vista de Sofía, claro que solo se podía ver el triangulito negro y las dos tiritas que se perdían por mis caderas hacia atrás de mi anatomía, sonrió pícaramente cuando lo vio.
S- Sabia que te quedaría de maravilla, tu cuerpo es muy hermoso.
Yo- Gracias.
Estaba por bajar el vestido cuando ella puso su mano sobre mi tanga, la cual apenas cubría mis pelitos, no sabía que hacer, agarré su mano en señal de defensa, pero no la retiraba, tampoco iba a hacer una escena, al fin y al cabo yo había accedido a que vea mi tanga.
S- Eres muy hermosa
Empujo un poco mi pierna hacia un costado haciendo que me abra un poco de tal forma que puso toda la palma de su mano sobre mi vagina, que la verdad estaba empezando a sentir los efectos de lo que sucedía y me estaba empezando a mojar. Para que no lo note retire su mano y le dije que ya estábamos por llegar, se acercó a mi oído y me dijo.
S-No conocen un bar de intercambios de parejas? Un bar swinger.
Quedé nuevamente de piedra, mientras acomodaba mi vestido le dije que no, que nunca habíamos ido a un lugar como esos.
S- Que pena- me dijo – mi marido me ha comentado que le gustas mucho y que quisiera estar contigo.
Debí haberme molestado por el comentario, pero no lo hice, mas bien me sentí nerviosa y confusa, no se, al saber que Adilson se había fijado en mi y me deseaba.
Tontamente pregunté.
Yo- Y mi marido?
S- Yo me encargo de él.
Después me di cuenta que con mi pregunta tonta estaba tácitamente aceptando su propuesta, rápidamente quise arreglar mi posición y le repliqué.
Yo- Desde que me casé nunca he estado con otro hombre que no sea mi marido y no estamos acostumbrados a lo que me propones.
S- Pero porqué? Ambos son unas personas fantásticas, son muy lindos y debería probar otras variantes.
Yo- Es que nunca nos lo hemos propuesto – mentía – nuestras relaciones son muy placenteras, además no creo que mi esposo quiera.
S- Porque no lo consultas con tu esposo y luego me dices que opina.
Llegamos a la disco y entramos, había bastante gente, fuimos hasta la barra y nos quedamos ahí un rato bebiendo y conversando, Sofia bailaba sola al compás de la música, es muy sabido que a los brasileros les gusta mucho bailar, yo me movía junto a ella hasta que nos consiguieron una mesa y fuimos a sentarnos. Una vez sentados, rápidamente me ubiqué junto a mi marido, al otro lado mío estaba Adilson, aproveché la ocasión y le comenté a mi esposo lo ocurrido con Sofía y lo que pretendían con nosotros, como era de esperarse le gustó mucho la idea. Pero no conocemos un lugar de esos – me dijo, yo solo me encogí de hombros como diciéndole “ Si querés que se te haga realidad tu fantasía, pensá en como solucionar esto”, queríamos seguir conversando pero Adilson me jaló suavemente del brazo y me llevó a bailar, a pesar de su tamaño se movía muy bien, los ritmos tropicales son mi fuerte así que no me quedaba atrás, me hacia dar vueltas al derecho y al revés, en una de esas me giró y quedé de espaldas a él, me tenia agarrada con las manos cruzadas, en un movimiento rápido acomodó su pelvis en mi trasero, yo instintivamente levanté la cola sin dejar de moverme y pude sentir su miembro dentro de su pantalón, aunque se lo sentía flácido se podía percibir que era de gran tamaño. Sin soltarme me susurraba al oído que bailaba muy bien, que me movía muy bien, pero lo que más me gustó fue que diga que tenía un trasero precioso. Seguimos bailando, yo cada vez me movía más sensualmente para Adilson, se acerca al oído y me dice:
A-Has pensado en lo que te propuso Sofía?
Yo- No, nada, pero como sabes
A-Ya lo habíamos conversado en el hotel antes de reunirnos con ustedes.
Yo- O sea que estaba planificado.
A-Si, tu eres muy linda y me gustas mucho, aunque tu marido no es del tipo de Sofia, ella está dispuesta a estar con él para que todos disfrutemos. Qué opinas?
Yo- No se, aun no lo hemos decidido con mi esposo.
A-Yo creo que por él no habrá problemas, Sofia lo conquistará, ya verás.
Yo- Mira, por que no hacemos lo siguiente, vámonos para mi casa, allá tomamos unas copas más y vemos que es lo que pasa, ok?
A-Perfecto, no te sientas obligada a nada, ya veras que todo fluirá naturalmente.
Yo-Eso espero.
La conversación con Adilson me había dejado nerviosa y excitada aún más de lo que estaba cuando entramos a la disco, nos fuimos para la mesa y encontramos a Sofía muy acaramelada con mi marido, aunque no estaban haciendo nada, pero se notaba que algo había pasado. Salimos del bar y nos dirigimos a nuestro carro, yo me subí al asiento delantero al lado de mi esposo, no se hizo ningún comentario al respecto, no sabía como actuar por lo tanto pensé que sería prudente ir al lado de mi esposo. En el trayecto a mi casa se podía respirar un ambiente distinto, yo estaba nerviosa, mi marido me miraba y me decía - Tranquila, todo está bien – yo sabía que estaba bien, pero aún así, me sentía ansiosa de llegar a casa y ver como se desencadenaban las cosas.
Al llegar a casa nos fuimos a la sala, nos sentamos Sofía y yo en el mismo sofá, Adilson y mi esposo cada uno en uno individual, tomamos unos tragos más y como nadie daba el primer paso Sofía propuso un juego, consistía en jugar con cartas, se escogía una carta y el que saque el numero menor se quitaba un prenda, así le quitábamos tensión al ambiente, cartas que iban y tragos que venían nos fuimos relajando cada vez más. El primero en quedarse totalmente desnudo fue mi marido, aun con el nerviosismo que se le notaba ya estaba con el pene duro, luego fue el turno de Sofía, tenía su pubis totalmente depilado y un par de tetas que quitaban el aliento, luego fue mi turno, ya con lo ebria que estaba no sentía vergüenza, así que me quité mi última prenda con un poco de baile erótico para excitar un poco más a nuestros amigos. Adilson, al ver que no quedaba más nadie con ropa decidió quitarse sus últimas dos prendas que eran su pantalón y su calzoncillo, se quitó primero el pantalón y quedó en bóxers blancos, mi mirada se centraba en su miembro que se le notaba aprisionado dentro de la tela, cuando se bajó el bóxer saltó ante nosotros un pene enorme, él me miraba fijamente a los ojos, como diciéndome mira lo que te vas a comer, era muy grande y aún no estaba completamente erecto, me imagino que en el estado que estaba mediría unos 20 cm.
Una vez estando todos desnudos comenzamos a jugar ahora imponiendo penitencias, la primer en perder fue Sofía y el que le imponía la penitencia era mi marido, pensé que pediría que le haga algo a él, pero me equivoqué, le dijo que le chupe el pene a su marido durante 30 segundos – Nada mas???? Dijo Sofía y todos largamos una carcajada, se aproximó a su marido y se arrodilló entre sus piernas, comenzó a chupar el miembro de Adilson que poco a poco aumentaba de tamaño y ya no cabía en la boca de su mujer, ahora si estaba en su máximo esplendor, era gigantesco, Sofía solo podía metérselo hasta la mitad, mi marido era el que controlaba el tiempo así que una vez cumplido el tiempo le pidió que deje su caramelo para más tarde, a regañadientes ella aceptó, nuevamente le tocó perder a Sofía, esta vez le pidió que le chupe el pene a él por otros 30 segundos, nuevamente en la misma posición solo que esta vez el pene de mi marido le entraba completamente en la boca, ella disfrutaba chupando, mi marido quiso tocarle las tetas, pero Adilson y yo intervenimos diciendo que no debería tocarla, solo dejarse chupar. Luego perdió Adilson y la que mandaba era yo, no sabía que ordenarle así que le dije que le haga sexo oral a su mujer, Sofía abrió las piernas lo más que pudo mostrándonos sus labios carnosos y sin un solo pelo púbico, se vagina brillaba y una gota de sus jugos escurrió hasta su ano, Adilson le pegó un lengüetazo que abarcó desde su ano hasta su clítoris haciendo que Sofía se retorciera y pegara un gemido profundo, le estuvo chupando su vagina durante los 30 segundos que duraba su penitencia y casi logra arrancarle un orgasmo a su mujer. Luego perdió Sofía, Adilson le pidió que me besara durante 15 segundos, se acercó a mi y se sentó a horcajadas en mis muslos, se aproximó a mi boca y agarrándome de la nuca suavemente se aproximó a mi y nos enredamos en un beso fascinante, nuestras lenguas se volvieron una sola, nunca había besado a una mujer y me pareció excelente. Luego perdí yo y me hicieron devolver gentilezas con Sofía, me coloqué en la misma posición que lo había hecho ella conmigo, mi trasero quedaba expuesto a la vista de Adilson y mi marido, Sofía se reclinó un poco más en el sofá de tal forma que yo tuve que ir hasta su boca, al hacer ese movimiento mi trasero quedó más levantado, estábamos en un beso súper excitante cuando siento que alguien toca mis nalgas y una lengua que hurgaba por entrar en mi vagina, volteé para ver quien era y descubrí que era Adilson que me estaba chupando mi vagina, mi marido se colocó al lado de Sofía y esta agarró su pene y se lo metió a su boca mientras yo sentí que me venía mi primer orgasmo, se los hice saber emitiendo mis primeros gemidos de satisfacción.
Adilson me tomó de la cintura y me separó de Sofía llevándome al otro sillón, se sentó para que yo lo montara, me arrodille entre sus piernas para chupar su miembro que apuntaba al techo, era inmenso, ni con mis dos manos juntas podía abarcar semejante pedazo de carne, la de mi marido le llegaría a un poco más de la mitad, hice un esfuerzo abriendo mi boca para poder meterla aún así no podía cubrir mucho así que se la chupaba y lamia desde los testículos hasta el glande, cuando sentí que la tenía bien dura, me puse de pie, abrí mis piernas y coloqué la punta de su pene en la entrada de mi vagina, sabia que costaría así que me fui sentando poco a poco, su miembro se fue abriendo espacio en mi conchita estrecha, sentía que me partía en dos, pero seguí bajando, había llegado a la mitad mas o menos y empecé el movimiento de subir y bajar lentamente mientras escuchabas los gemidos sonoros de Sofía, volteé mi cabeza para ver que hacían y vi que mi marido se había arrodillado entre sus piernas dándole una cogida espectacular, eso me calentó aun más y dejé caer el peso de mi cuerpo para meterme más el miembro de Adilson, pegué un grito de satisfacción y un poco de dolor al mismo tiempo, mis movimiento cada vez eran más rápidos hasta que sentí que me venía otro orgasmo esta vez más fuerte, grité y me retorcí como una culebra, nunca había sentido algo tan fuerte, cuando me viene un orgasmo solo gimo muy fuerte, esta vez pegué un grito que se debe haber escuchado en todo el vecindario, quedé rendida sobre el pecho de Adilson, nos levantamos y cambiamos de posición, esta vez me arrodille sobre el espaldar del sillón y me la metió por detrás, sus embestidas eran cada vez más fuertes provocando un sonido al chocar su pelvis contra mis nalgas, perdí la noción de los orgasmos que me arrancó, sentí que me lo hacia con más fuerza cuando avisó que se correría, no hice nada por detenerlo, quería que lo haga dentro de mi, me llenó con su semen que expulsó con tanta fuerza que lo sentí dentro de mi hasta que se escurrió entre mis labios y su pene.
Mientras mi marido ya se había corrido y Sofía ahora le chupaba el pene dejándoselo limpio, hice lo mismo con Adilson y lo único que ocasioné fue que se le pusiera dura de nuevo. Hicimos cambio de parejas a solicitud de Sofía, me imagino que mi marido no la satisfizo como ella haya querido, me senté en el sillón para que mi marido me penetre, me la metió y sentí que algo me faltaba, el pene de Adilson me había abierto de tal manera que el de mi marido me quedaba chico, movía mis caderas para sentir algo más, estuvimos moviéndonos durante unos quince minutos hasta que mi marido terminó nuevamente y yo no me había corrido. Sofía gritaba como una posesa por las embestidas que le daba su marido, nosotros nos quedamos viéndolos pero yo quería tener nuevamente el pene de Adilson dentro de mi, me levanté de mi posición para unirme a ellos, mi marido intentó detenerme pero pudo más mis ansias de más sexo, de más pene, dejé a mi marido en el sofá y me acerqué a Sofía mientras su marido la cogía, le chupé las tetas hasta que le vino un orgasmo fortísimo y su marido todavía no tenía ni miras de terminar, se salió de ella, se colocó detrás mío, me agachó hacia adelante y por detrás me metió nuevamente su pene, eso no era un pene, era una verga que me llenaba toda, me hacía delirar y yo lo demostraba, le decía que me la meta más al fondo, que se mueva más fuerte quería sentirlo todo adentro, el comenzó a meterme dos dedos en el culo de una solo vez, sabía sus intenciones y no lo detenía, me dolía pero lo dejaba, con mi marido tenemos sexo anal de vez en cuando, pero la diferencia entre el pene de Adilson y el de mi marido eran muy considerables, me sacó su miembro de mi vagina y apunto hacia mi culito, empujó y entró su cabezota, grité de dolor y nos quedamos quietos unos segundos, hasta ese entonces Sofía ya se había unido nuevamente con mi marido y lo estaba cabalgando, empujó un poco y su miembro entró más y más, cada centímetro que entraba era un martirio de dolor, pero aguantaba estoicamente, pensé que si me la metía de una vez el dolor sería menos así que lo agarré de las caderas y empujé hacia atrás, sentí que me desgarró toda, su miembro llenaba mis intestinos, una lagrima rodó por mi mejilla pero ya la tenía toda adentro, empezó a moverse lentamente hasta alcanzar una velocidad que me levantaba del suelo, sus testículos golpeaban contra mi vagina y un orgasmo venia en camino y tras ese vino otro y otro hasta que no pude más y le pedí que terminara de una vez, el mete y saca era atroz me estaba destrozando hasta que se corrió dentro de mi llenándome con sus semen, se quedó quieto con su pene dentro de mi sosteniéndome porque mis piernas ya no aguantaban mi peso, cuando la sacó estaba manchada de semen, sangre y un poco de excremento, se dirigió al baño a asearse mientras mi marido terminaba en el culo de Sofía.
Luego nos sentamos a terminar nuestros tragos, yo me sentaba medio de lado porque me dolía mucho mi colita, el día estaba por llegar y les pedimos que se queden a dormir en el cuarto de huéspedes.
Lo del otro día es otra historia.